Los personajes son creación original de J.K. Rowling, los pido prestados sin fines de lucro.


Regalo

Por Tlacuilo1


La pareja se internó en el bosque prohibido. Draco giró su vista hacia Harry y apretó más el agarre sobre la mano de este.

La pareja avanzó lentamente adentrándose hasta donde los grandes arboles cubrían la luz. Draco se detuvo y Harry lo imitó.

El rubio miró a los ojos verdes y susurró…

–No me parece justo lo que te pasó y todo por mi…

–Fue mi decisión.

–Eras muy joven, aún lo eres.

–Los dos lo somos, y ninguno de nosotros pudo salir… vivo de este lio de los adultos. Yo soy el que lamenta lo que hice…

Harry inclinó la cabeza en gesto de lamentación, sin embargo Draco lo agarró del mentón levantándola.

–Me diste lo que Severus y tú pudieron.

–Fue por todos mis prejuicios y negación, que actué sin pensar. Pude decirte… decirte…

–Vamos Harry, ¿Acaso crees que a estas alturas no lo sé? Diste la mitad de tu vida para regresarme y nunca me has dejado solo. Por sobre todo me has cuidado y no dudaste en venir conmigo… A merlín sabe donde nos lleve esta medio muerte.

–Sí. Soy muy obvio… te quiero rubio.

–Y… probablemente yo a ti.

Harry rio divertido al escuchar eso, solo el Malfoy para aceptar algo sin que su orgullo se viera lastimado, no obstante si él tenía que ser la parte sin vergüenza de esa relación, estaba conforme.

El moreno atrajo al otro en un abrazo y dejó que esa tristeza de dejar a todos atrás se calmara, sintiendo a Draco en sus brazos.

Los ojos grises buscaron a los verdes y con voz queda, el dueño de estos cuestionó:

–¿Podemos…? ¿Podemos… besarnos?

No hubo respuesta hablada, pues los labios del moreno se posaron en los de él.

Tal vez para los que Harry y Draco dejaron atrás ese fue un final, sin embargo para ellos era el inicio de su muerte juntos, con todo ese amor joven e ilusionado que los hizo valientes y leales al otro, ese que los hizo cruzar el umbral de la muerte.

Su lugar para descanso eran esas montañas donde su potestad se notaba en todo su esplendor; criaturas de todas las formas la rodeaban y ella sonreía con ello. La luz se opacó un poco y buscó el motivo, pero al descubrirlo sonrió de nuevo…

–Esta vez me buscaste tú, eso me alegra.

–A ti todo te alegra.

–En este caso eres motivo de ello, bueno… siempre lo eres.

–…Eso no lo sé… Ven conmigo.

La aludida no dijo nada, pero deseo que su otra parte, –su amor eterno– no la llamara para algo triste. La pareja ancestral avanzó a su ritmo y por sobre la inmensidad.

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Para ese par el tiempo era relativo, no les gustaba pensar en que sus cuerpos terminarían por desaparecer a pedazos, pero por un par de años que habían pasado, seguían viéndose como sus yos vivos solo un poco más pálidos. En Draco su piel se notaba más blanca y bromeaba con Harry diciéndole que terminaría viéndose muy Malfoy.

Ser pareja era obvio para ellos, así mismo compartir su vida como un matrimonio.

Hubo algunos intentos de sus allegados de buscarlos, incluso con ternura pudieron constatar de lejos que los odios o separaciones fueron dejados de lado para eso. Los amigos de Harry y los padres del rubio hacían esas pesquisas, pero a pesar del anhelo de ambos no muertos de estar con sus seres queridos, sabían que no era sano para estos.

En esa cabaña en las laderas de un bosque muy antigua en Escocia, que nadie visitaba por las leyendas que se contaban de él. Draco buscó el brazo de su pareja para que lo rodeara. Harry al sentirlo sonrió y lo apretó, si bien no dormían mucho si les gustaba compartir su lecho para amarse o simplemente abrazarse y pasar tiempo juntos.

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Los viajeros arribaron al lugar y el primero habló…

–Es ahí, asómate.

Su compañera obedeció y por unos segundos se regodeó ante la imagen amorosa de la pareja que se abrazaba, más luego de unos minutos, se volteó y camino…

–Ellos…

–Su llegada a mi no me pareció justa y al verlos todo este tiempo juntos, lo decidí… Son mi regalo para ti.

Ella sonrió y unió su mano a la de su pareja eterna…

–Uno cada poco siglos… una muestra de tu gran amor, claro que los recibo con ese mismo amor…

La vida abrazó a su amada Muerte, recibiendo ese obsequio, esa hermosa pareja enamorada.

Vida entró a la modesta cabaña y besó a los dos jóvenes con ternura, quienes entre ese abrazo sintieron como poco a poco sus sentidos y cuerpos regresaban a ser parte de los vivos.

Muerte separó a su compañera de ellos y le susurró…

–Ya son tuyos…

–Y por ser la muestra de tu amor, tienen que ser memorables.

Vida se alejó aferrada de la mano de Muerte y dejaron que esos dos magos descubrieran que harían con esa nueva oportunidad.

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Meses más tarde Vida le mostró a Muerte su nuevo regalito…

Antares Severus Potter Malfoy, un bebé nacido gracias a dos grandes amores, el de sus padres y el de esas entidades sin edad.

FIN

Te amo con este amor zombi,

Un pálido arrullo te quiero decir,

Yo si puedo amarte por siempre,

Por toda mi muerte te puedo seguir…

Fragmento de la canción Amor zombi de Carlos Azcuaga.


Debía esta parte y se las entrego como celebración por mis difuntos visitándome. Feliz Día de Muertos.