"Verde esmeralda, azul cobalto"


O crónicas de un amor desesperado. No siempre el amor debe ser correspondido, y algunas veces ni siquiera es inofensivo. Muchas veces el amor lastima y condena, a una penitencia eterna. Luka sabe que amar a Félix, es un error. Y que ése error, persistirá en el tiempo.


Advertencias:

* Mayores de 18 años.

* Lemon, BL, yaoi, infidelidad, algo de violencia, romance y por supuesto, angst.

* Este one -shot podría no serlo y tener continuación.

* Dichas las advertencias, debo decirles que si no te gusta todo lo que he comentado, por favor, no leas. Pero si lo has leido, apoyame. Desde la oscuridad de la noche, te lo agradezco.

* PAREJA PRINCIPAL: Feluka. Personajes de Astruc, historia mía.


" 'Cause sometimes I look in her eyes
And that's where I find, a glimpse of us
And I try to fall for her touch
But I'm thinkin' of the way it was
Said I'm fine and said I moved on
I'm only here passin' time in her arms
Hopin' I find a glimpse of us"

- Glimpse of us. Joji -

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VERDE ESMERALDA, AZUL COBALTO.

- O Crónicas de un amor desesperado. -

Por: Lordthunder1000

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La música sonaba alto, y enmascaraba sus gemidos roncos y angustiantes. Luka se sujetaba fuertemente de la encimera del baño, enfrente al espejo. No se había quitado su chaqueta de lentejuelas, ni sus mitones con tachuelas en los nudillos. Tenía los pantalones abajo, y todavía conservaba el peinado lleno de gomina que usaba para cantar en el escenario.

Y principalmente, Luka todavía creía en el amor.

Y más que nada, Luka todavía creía en él.

En un baño maloliente y mal iluminado de una discoteca de moda, Luka Couffaine entregaba algo más que su cuerpo. Detrás suyo, tomándolo de las caderas y embistiéndole inmisericorde, se hallaba el hombre de sus sueños.

Rubio, de ojos verdes, alto como un faro y fuerte como un toro.

Felix Fathom, para Luka Couffaine, significaba el mejor ejemplo de hombre guapo que se hubiese conocido. Tenía las manos ásperas porque tocaba el violín, y una voz pastosa y serena, una mirada cautivadora y una personalidad imponente. Un cabello rubio como la miel, que llevaba siempre bien peinado, con raya al costado. Aún si no hubiese sido tan guapo, Luka Couffaine hubiera caído redondo a sus pies, tan sólo por su forma de ser.

Su encuentro en el lavabo de esa discoteca, terminó segundos después, cuando Félix Fathom le tapó la boca y arremetió por detrás suyo con furia y pasión, acabando dentro de él, como siempre. Pasión siempre violenta, aderezada de caricias sinceras.

Todavía se estremecía a consecuencia de su orgasmo, cuando Luka abrió los ojos y vio hacia delante, hacia el espejo y descubrió, enamorado, que Félix, respiraba agitado, sumamente sonrojado, y que sus ojos verdes, tan penetrantes y serios, lucían turbios y densos.

Verde esmeralda.

A Luka Couffaine, nadie lo había preparado para el amor.

Para su amor.

Tan caótico y fluctuante. Tan intenso y efímero.

En medio de su nube de amor, Luka le sonrió con sinceridad. Sus mejillas hicieron hoyuelos, que a Félix le encantaba besar. Su espeso cabello negro, iluminado por mechas azul electrico se le pegaron a la frente, dándole un aspecto tierno e inocente. Dandole un aire de ensualidad inherente en un cantante de rock duro.

Azul cobalto.

Después del sexo, Luka se separó de él y volteó a verle de frente, le pasó las manos alrededor de su cuello en una lenta caricia, lo cogió de la nuca y lo atrajo hacia sí. Cuando lo besó, Félix se resistió un poco, al inicio. Pero luego de unos segundos, le respondió impetuoso e intenso. Le comió la boca despacio, con los ojos cerrados. Apretó a Luka por la cintura, más y más lo atrajo hacia sí. Ni siquiera el aire atravesaba esos dos cuerpo macizos y calientes.

Cuando el beso terminó, Félix se agachó, cogió el pantalón de Luka desde los tobillos y se lo volvió a subir, cerrando la cremallera y asegurando el botón. Pasó sus manos suavemente, por la chaqueta de rockero que siempre usaba Luka. Félix jugueteó con las lentejuelas. Palpó el detalle de los bordados y de la piel del vestuario que el cantanto usaba.

El espejo les devolvía su imagen.

Un hombre rubio, alto, vestido con traje y corbata arrullaba a otro hombre, de casi similar altura pero con una pinta totalmente distinta: cabellos pintados de azul, anillos en los dedos, unos vaqueros rotos y una chaqueta denim con muchos adornos brillosos.

Dos mundos diferentes, unidos por un mismo sentimiento.

Amor.

O quizá no.

Llevaban un tiempo saliendo a escondidas. Sin que ninguno de sus conocidos lo supiera. Félix terminaba de trabajar, cogía su coche e iba a verlo, a la discoteca donde él y su grupo cantaban todos los fines de semana. Al terminar su actuación, Félix lo arrastraba al baño, para después hacerle el amor, vehemente. Pasado el éxtasis y el orgasmo, Félix lo vestía de nuevo, le daba un beso en la mejilla y se despedían, hasta el siguiente encuentro.

Y Luka, aunque le quería, estaba un poco cansado. Cansado de ser usado como un muñeco, al que le podían penetrar sin queja alguna. Se sentía como un objeto, hecho para satisfacer al otro. Si Félix pensaba que sólo era una relación de carne y fluidos sin sentimiento de por medio, estaba muy equivocado.

Luka no tenía miedo a las palabras.

Así que las usaba a menudo:

Te quiero, Félix. – murmuraba en su oído. – No se cuánto, no se cómo…-

Félix, para callarlo, se introducía también por su boca y al menos así, esquivaba con maestría un tema complicado y punzante.

Doloroso y persistente.

Félix tenía novia. Se iba a casar, de manera inminente.

Esa noche, esa fatídica noche, Luka se armó de valor, se quitó el miedo y cogió a Félix de la mano, enfrente de todos, y lo arrastró consigo, hasta la puerta de salida. La abrió con estrépito y el ambiente fresco del exterior les recibió, haciéndoles tiritar.

Luka Couffaine, siempre confiando en su arte para llegar al corazón de los demás, le pidió a Félix sinceridad y consecuencia.

No te cases, le pidió, Dile que me quieres, que tienes a alguien más.

Félix meneó la cabeza, metió las manos en los bolsillos. Le miró a los ojos, y volvió a decirle a Luka lo que siempre le decía, que Zoe, su novia, no entendería el dilema, que no perdonaría la traición. Félix le ofrecía a Luka continuar viéndose, aun después de casarse.

Puedo divorciarme después, insistía Felix, pero necesito tiempo.

Alegaba que no podía suspender la boda, que perdería dinero y reputación.

Luka reía, amargamente, alzaba las cejas, indignado. Pero a pesar de todo, al mirarlo, Luka sólo sentía un calor en su pecho y mariposas en el vientre. Se derretía por él. Se tragaba sus mentiras. Sólo que esa noche, intentó acorralarlo más, obligarle a tomar una decisión.

Una elección.

- ¡Díselo!. - clamó indolente el músico Luka Couffaine. - Por favor.-

- ¡No es el momento, Luka! – masculló Félix, cogiéndole el mentón con violencia, aplastándole las mejillas, francamente agotado de sus exigencias.

Luka torció los labios, angustiado. Félix lo empujó contra la pared, a unos metros de unos contenedores de basura, muy cerca de la puerta por donde habían salido.

- Nunca lo es, Félix. – susurró Luka, y aunque no quiso, las lágrimas brotaron de sus ojos azul cobalto, mientras que sus manos con las que tocaba la guitarra fueron directo a posarse sobre la de Félix. Le dolía. La fuerza con la que lo sometía. Y el amor que le solía dar. Todo. Le dolía todo. – Nunca es un buen momento para decirte que te quiero, pero….Félix, eso…. está bien, así…esto, está bien… sí, lo acepto. Esta bien, en serio…en serio. Sólo que hoy, yo...ya no puedo... –

O tal vez sí, tal vez sí pudiera aguantar más.

Y Luka no pudo decirle más, porque un sollozo se le atravesó en la garganta.

Luka bajó la mirada, cerró los ojos y lloró abiertamente, enfrente de Félix. Ahí, entre aquel hombre de ojos verdes que lo sometía, Luka se partió en dos. En mil. En trocitos milimétricos. En polvo estelar. No pudo parar de llorar. Temblaba. Temblaba de amor. De dolor.

Ahí, en un sucio callejón, muy de madrugada, Luka Couffaine lloró por mucho tiempo, entre las manos de Félix Fathom. Lentamente, con mucho cuidado, Félix soltó el agarre en el mentón de Luka y lo liberó de su prisión, pero no de su penitencia.

Ambos estaban tan cerca uno del otro, que Félix podía sentir lo salado de sus lágrimas y lo intenso de su dolor.

Él también lo quería. Sólo que…sólo que…

Félix abrazó a Luka por reflejo, odiándose un poco más. Tanta inconsecuencia, tanta indecisión.

- Nunca es el momento, ¿no es verdad, Félix? . – repitió Luka, interrumpido por sus pucheros. – Y sin embargo, te quiero. –

Luka le devolvió el abrazo a Félix, sujetándolo con ambos brazos por la cintura, enterró la cara entre la chaqueta de casimir de su amante escurridizo y rompió a llorar, nuevamente.

Félix lo apretó un poco más fuerte, para después frotar con delicadeza su espalda.

La noche tenía una luna menguante, exactamente partida por la mitad. Simétrica y muy blanca. Había estrellas que se podían ver, a pesar de existir un poco de nubes en el cielo. La brisa era ligera, aunque hacía algo de frío porque era Noviembre.

Noviembre.

Casi a puertas del invierno.

- Se te pasará. – susurró Félix, todavía acariciándole la espalda. – Un día, ya no me querrás. –

Un gato maulló de hambre a lo lejos. Un hombre salió a fumar un cigarrillo. Dos amantes intensos se abrazaban en silencio.

Ojalá ese día fuese hoy, pensó Luka, aún llorando entre sus brazos.

Tal vez no fuese nunca.

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Notas de la autora:

Durante un tiempo he deseado escribir este tipo de historias. Aquí teneis una. Propongo unos cuantos caps más. ¿Final feliz? Por favor, ¿acaso alguna vez he escrito algo feliz?

Desde mi zulo, con amor.

Lordthunder1000.

Cancion: glimpse of us, de Joji.