Tanto para Nino como para el resto del grupo de amigos era evidente: Adrien Agreste definitivamente se había decidido al fin a aceptar algo que se había negado a aceptar desde hace mucho tiempo.
—Podríamos ir juntos —le sonríe con las mejillas ligeramente sonrojadas y su mano derecha rascándole ligeramente la nuca, aparentemente en un intento de hacer una pose que le haga lucir como lo que es, un apuesto y fabuloso súper modelo de portada de revista—, solo tú y yo —dijo un poco más bajo y algo inseguro, para luego carraspear y continuar con el valor ligeramente recuperado—, no creo que los demás estén muy interesados que digamos, o al menos no lo estarían tanto como nosotros...
Marinette sonreía calmada, parecía incluso algo distraída en otra cosa... ¡Tenía que ser el fin del mundo!
¿Marinette pensando en otra cosa que no sea Adrien Agreste? ¡¿Qué falta?! ¡¿Que el papá de Adrien le deje tener una vida?! ¡¿Que Chloé se vuelva esclava de Sabrina?! ¡¿Que Nathaniel no duerma en clase?! Pero... Por más sorprendente que esto pareciera, no era la primera vez que esto sucedía, de hecho ya llevaba un tiempo que las cosas habían comenzado a cambiar.
Tanto así que varias de las cosas imposibles sugeridas anteriormente se cumplieron, parcialmente por lo menos en uno que otro caso.
Primero un día, a finales del año pasado, Marinette parecía muy confundida, distraída y frustrada, además de que parecía enfrentar una verdad dolorosa.
Ese día fue el primero en que no titubeó, ni una sola vez, en serio ni una sola vez, frente a Adrien, tampoco cometió ninguna torpeza o se mostró insegura de alguna forma, mucho menos parecía especialmente emocionada al verlo como siempre.
No nerviosismo, no sonrojos, solo una mirada de cierta resignación y una sonrisa nostálgica cuando se despidieron ese día.
Ni siquiera se cayó una sola vez, lo cual ocasionó un sentimiento colectivo de temor por el destino de la humanidad ante un probable apocalipsis próximo.
Los siguientes días Marinette parecía seguir pensativa y algo dolida, casi no prestó atención a nadie ni quiso hablar al respecto de lo que la tenía así.
Adrien, como era de esperarse, era el más preocupado y de cierto modo hasta el más insistente de todos en sus intentos de que Marinette no se aisle en su mundo mental como parecía hacer todo el tiempo pese a los esfuerzos de Alya.
Aun así, la verdad es que el problema no se trataba de que se resistiera a conversar, porque no lo hacía, o al menos no tanto, ni tampoco era como si se negara a divertirse con ellos, porque aceptaba salidas y estaba ahí cuando el grupo se reunía casualmente, como siempre, pero Adrien no estaba satisfecho pues, tal como él preocupado observó, la sonrisa de Marinette era cada vez más misteriosa y su mirada era... Ausente.
Estaba con ellos, sí, y les escuchaba, les sonreía, les negaba con la cabeza y les asentía cuando era necesario; pero a la vez estaba muy lejos de estar ahí.
Presente y a la vez no, así se podría describir a la Marinette de los siguientes meses, meses en los que Adrien se acercaba cada vez más a Marinette y ella se lo permitía pero extrañamente también parecía que ella misma había puesto un extraño muro entre ellos, algo que representaba un enorme retroceso para la cercana amistad que habían ido construyendo desde hace mucho atrás, tan cercana que muchos ya habían pensado, claramente de forma equivocada, que finalmente sólo faltaba que Marinette declare sus sentimientos para que de una vez por todas estén juntos.
Pero, de nuevo, Marinette los sorprendió a todos un día, llegando cambiada por completo y no tanto de forma física, aquello parecía ser sólo la punta del iceberg.
Sus fieles coletas habían desaparecido, al igual que su clásico conjunto compuesto por sus sencillos pantalones rosa, su polo floreado y su chaqueta negra. A partir de entonces, sus cabellos oscuros eran libres de revolotear con la brisa de primavera, apartados de su rostro por una diadema de una suave tonalidad de rosa, o por variados peinados sencillos pero bastante bonitos al punto en el que a regañadientes podías ver a Chloé imitándolos de vez en cuando pese a que siempre continuara negando lo que ya era imposible de negar sin caer en una mentira patéticamenta obvia: Marinette tiene estilo. Por otro lado, sus ojos azules, que parecían ocultar tantos misterios como un profundo y fascinante océano lleno de sorpresas —palabras exactas de Adrien Agreste, por cierto, a quien Kim solo le preguntó qué color le gustaba para el auto de juguete modificado con tecnología de Max que usarían para una carrera de estos en la "tarde de bros" de los viernes—, ahora resaltaban más debido a un sencillo delineado con estilo de gato, acompañado por unas suaves y discretas sombras doradas, que expuso cierto toque felino y coqueto de la mirada de Marinette, algo que no siempre fue muy notorio en ella hasta ese entonces.
De más está decir que aquello causó muchos estragos en Adrien la primera vez que sus ojos se encontraron esa misma mañana... Y ni hablar de cuando miró sus labios, ahora adornados con un labial de un rosa ligeramente más rojizo que el de costumbre y más brillosos por la introducción del gloss a la rutina de maquillaje de Marinette.
Sus conjuntos, a partir de ese día, comenzaron a ser mucho más variados diariamente, y más parecidos a lo que suele diseñar que antes, de acuerdo a lo que explicó ella, porque Kagami y ella abrirían una tienda de ropa por internet, entonces ya era momento de que exponga sus propios diseños aprovechando de que, con la ayuda de la mencionada, Juleka y Zoé —porque, ja, ja, cosa de tener amigas millonarias, ¿no?—, consiguió maquinaria, taller y mano de obra para hacerlos realidad rápidamente, a gran cantidad y sin matarse pasando por noches y noches sin dormir.
Extrañamente, los colores del "nuevo estilo" de Marinette, como fue evidente, era el mismo que el del anterior, tal vez representando que ella no dejó de ser la Marinette que conocían, simplemente entró a una nueva etapa.
O como diría, y como en verdad dijo, Alix: «cerró ciclo».
El por qué era un misterio que aparentemente jamás tendría respuesta.
Un precioso top rosa con escote de corazón y tirantes halter adornado con un voluminoso moño negro al centro que en el medio tenía un adorno de tela rosada con forma de rosa muy realista y bello, un ajustado y corto cárdigan de tela fina, que era de un tono suave de rosa un poco más intenso que el del top, con bordes negros y de hombros descubiertos, mangas largas y acampanadas a partir de la mitad del antebrazo, botones rosados con forma de flor, aparentemente una rosa también, y detalles bordados, una minifalda plisada negra de poliéster y de cintura alta con volantes, todo combinado con pantimedias blancas y unos zapatos rosados, que parecían ser para ballet pero con tacones de plataforma no tan altos, atados con cintas hasta abajo de la rodilla... Así fue como llegó Marinette sin ninguna advertencia para los cardiacos, dígase, el pobre, pobre Adrien.
Los accesorios de este primer conjunto de inauguración de una Marinette reinventada constaban de un bolso, también rosado, con un bordado floral impresionante, en la cerradura había el adorno de lo que de nuevo parecía ser una rosa rosada, un collar de oro rosa con un dije misterioso, pues siempre lo cubría con su ropa y solo era visible la cadena—«seguramente una "A" de Adrien y le daba vergüenza», teorizaba Kim—, y una pulsera con un pequeño dije de un gato, un rosa, una Torre Eiffel, una luna llena, una luna menguante y una luna creciente; todos de oro rosado excepto el del gato pues este era negro.
Sus pendientes negros, de este modo, eran lo único que quedaba de la vieja era de Marinette, la única constante además del ambuleto de la suerte que le regaló Adrien por su décimo cuarto cumpleaños.
Todos comentaron diferentes cosas, asombrados pero para nada en mal sentido, por su cambio de estilo.
Adrien, por su parte, no comentó mucho, solo sonreía como estúpido en su dirección de vez en cuando, y actualmente sigue sin comentar mucho, tal vez porque sabe, al igual que supo en ese entonces, que podría decir más de lo que le conviene.
Por su lado, las chicas comentaron demasiadas cosas, demasiadas, especialmente del tipo que haría dudar a cualquiera de su heterosexualidad; excluyendo a Rose y a Juleka, por supuesto, ya que... A ninguna le gustaría despertar ni de chiste los celos de la otra.
En fin, aunque estaban confundidos por esta repentina caída y recuperación de Marinette que hasta el momento nadie encontraba razón de ser o explicación, parecía que a partir de ahora todo iba a estar bien y quizás hasta las cosas volverían a ser muy similares a como estaban acostumbrados... Pero —sí, de nuevo otro pero— aquel día trajo muchas más sorpresas trascendentales que el renacimiento de Marinette.
Sea cual sea la relación que tenía con Adrien, esta también tuvo una transformación impactante, un nuevo despertar.
El muro que Marinette construyó para Adrien fue demolido sorpresivamente y de golpe, de la misma manera en la que se alzó, a decir verdad.
Sin previo aviso simplemente ya no estaba cuando azul y verde hicieron contacto y se saludaron, desencadenando así una situación cada vez más misteriosa.
Estar con ellos definitivamente daba diabetes y en la actualidad mucho más, pues desde ese día progresivamente fueron volviéndose muy, muy, muy cariñosos entre ellos, especialmente por parte de Adrien.
Todos apostaban a que, en una de esas ocaciones en las que estaban en privado, como cuando Adrien metió a Marinette a su camerino a escondidas después de una pasarela o cuando la invitaba insistentemente a sus sesiones de fotos, ya habían pasado el límite de lo cariñosos que dos amigos heterosexuales del sexo opuesto podían ser entre sí y que definitivamente los abrazos que le daba Adrien a Marinette todos los días al saludarse y despedirse en la escuela eran de todo menos fraternales, por su lado al menos.
«Se le nota lo puerco», susurraba Alix a Kagami, quien asentía seriamente y ligeramente perturbada, cada vez que les veía en esas circunstancias en las que los abrazos duraban más de la cuenta y Adrien parecía drogarse con el perfume de su distraída amiga.
Una muy querida amiga, claro.
¿Cómo no?
Pero ella, bueno... Ay, ella quería ser más que su amiga, era obvio, aunque sus objetivos eran muy distintos a los que todos esperaban.
«Eres mi mejor amigo, Adrien, no te preocupes por mí, ahora debes ponerlos a salvo hasta que nuestros héroes salven el día y sabes que lo harán. Yo estaré bien.», le dijo ella, con cariño y firmeza, luego de que se puso en medio y fue mordida en su lugar por un zombie... Oh, sí, al parecer al akuma de ese día, un chico tímido de otra clase, le gustaban los zombies, no, mas bien tenía una severa fascinación por ellos y por los videojuegos sangrientos y violentos. Como sea, de ese modo, luego de sacudirlo para detener su ataque de pánico, Marinette le encargó a Adrien que cuide de los niños del orfanato que estaban con ellos pues ese día habían ido a visitarlos por una actividad escolar y de pronto, justo cuando todo parecía estar tranquilo, Chloé ocasionó otra akumatización, la del mencionado chico que decidió hacer su apocalipsis zombie; algo realmente lamentable pues, vaya, tan divertido que estaba el asunto después de que Nino sorprendió a Adrien mirando embelesado a Marinette mientras ella jugaba con los niños y los amigos se reunieron alrededor de Adrien para tomarle el pelo.
Cuando todo se resolvió, gracias a Rena Rouge, Chat Noir y Ladybug, Adrien lloró —bueno, llorar sería exagerar pero sí estaba muy chillón al respecto— abrazando a Marinette todo el camino de regreso al colegio en el bus.
Tanto fue el susto de Adrien que Marinette fue monopolizada por él y casi forzada a aceptar que este le contrate un guardaespaldas personal.
Completamente irracional pues ella es sólo una chica normal con una vida normal, no tiene sentido que tenga guardaespaldas, alguien que calme a Adrien, por favor.
Desde entonces se volvieron inseparables, mucho más de lo bastante que empezaron a ser desde ese día extraño en el que Marinette cambió con Adrien; aunque primero tuvieron que superar la pequeña pelea que se desató porque Marinette no quería un guardaespaldas.
No obstante, por más romántica que se veía la situación entre ellos, por más que todo se veía encaminado para el nacimiento de la que podría ser la relación más popular y adorada de la escuela —pues hasta los profesores apostaban fechas para que ellos anuncien que estaban juntos, dígase Mendeleiev—, había algo aterradoramente raro en todo este asunto: Marinette no parecía tener una intención romántica con Adrien en absoluto. De hecho, parecía que ella lo estaba "friendzoneando" por más cariño que le demostrara o miradas de "bésame, maldita sea" —como denominaba Nino—, que le dedicara en ciertos momentos muy específicos los cuales, además, eran muy pequeños y pocos, debía decir.
Y entonces, un día, Adrien parecía haber decidido algo.
—Hola, gatita —le saludó de pronto, apareciendo de la nada cuando ella cerró su casillero y ocasionando que ella dé un brinco—... Te vi de buen humor al llegar, será que... ¿Soñaste conmigo anoche?
Alya a la distancia trataba de advertirle que se detenga, al igual que Nino, pero no lo hizo y afortunadamente el resultado no fue tan malo... ¿O sí?
—No, soñé con Lady Gaga lanzándome un pedazo de su vestido de carne —bufó con las cejas ligeramente arqueadas y una media sonrisa—, sin embargo lo que realmente me da curiosidad saber es qué pasa contigo... ¿Gatita? ¿De dónde sale eso? —rió con una ceja alzada.
—Tus ojos —tartamudeó un segundo pero luego recuperó la confianza, carraspeó y continuó con una de sus sonrisas dignas de portada de Vogue—... Tu delineado hace que tus ojos se vean como los de una gatita como —saca su celular y le muestra la imagen con una sonrisa apenada pero cándida—... Como esta, ni bien la vi pensé en ti.
La imagen era la de una gata blanca con unos hermosos y enormes ojos azules, del mismo tono que los de Marinette, mirando a la cámara de forma hipnótica, y si hay algo que destacar es que la gata de la imagen tenía naturalmente el mejor delineado de la historia, pues el contorno de sus ojos era negro.
Marinette se enterneció y soltó risitas sospechosas.
—Gracias —le sonrió y cambió de tema con rapidez, dedicándole unas miradas tan nerviosas como curiosas de vez en cuando.
Desde entonces Adrien ya no solo era un amigo, o al menos ya no se contenía con mucho éxito las ganas de transgredir los límites de aquel rol, y comenzó a portarse un poco más coqueto, más "chistosito" y más como... ¿Chat Noir? No, no tanto como Chat Noir, porque Chat Noir tenía cierto estilo único e inimitable, por más de que desde que se puso de moda y muchos han querido imitarlo de cierto modo —es muy carismático y magnético así que hasta Nino tiene que admitir que se subió un poco en ese tren—, o de todos los modos posibles, ninguno ha llegado a hacerlo con verdadero éxito y Adrien mucho menos podría porque... Es Adrien.
Aquello es motivo más que suficiente y explica por sí mismo porqué jamás Adrien podría ser como Chat Noir, aunque lo intentara y eso es algo que de por sí Nino no puede creer.
Así que, lo que queda decir es que Adrien adquirió una actitud un poco más fresca, alegre, divertida y relajada que se tornaba un poco más coqueta cuando Marinette estaba con él, no tanto al estilo Chat Noir pero sí bastante similar en un aspecto importante: la traviesa, juguetona y coqueta mirada seductora que nadie se imaginó que Adrien podría ser capaz de hacer.
En cualquier caso, el grupo en general no dejaba de sorprenderse cada vez que esos momentos sucedían, momentos exclusivos para Marinette y centrados en ella absolutamente.
Curiosamente, era solo en esos dichosos momentos en los que Marinette parecía ceder a otras posibilidades con quien denominó su "mejor amigo" y nombraba así una y otra vez. No instante, para pesar de todos y, seguramente, también para el de ambos idiotas enamorados, aquellos momentos no duraban mucho y Adrien no llegaba a aprovecharlos antes de que ella huya con algún pretexto.
En el presente, los chicos miraban con profunda pena cómo Adrien le pedía una cita a Marinette una vez más, intentando que ella no lo "friendzonée" como en la veces anteriores siendo algo más atrevido, pero también teniendo cuidado de no ser tan directo para no arruinar su amistad.
— Oh, ¿qué? —Marinette miró fijamente a Adrien con sorpresa, al parecer de nuevo estaba pensando en otra cosa y no le prestó atención al nervioso muchacho ante ella, quien ahora tenía la seguridad con la que llegó por los suelos—, disculpa, es que... ¿Qué decías? —le sonrió con culpa y Adrien solo suspiró con una sonrisa resignada.
—Me preguntaba si querías ir conmigo a un baile —titubeó ligeramente y sonrió—, es un baile de máscaras en la mansión de Félix, en Londres, es por el cumpleaños de su madre. Mi tía me dijo que podía llevar a todos los amigos que quisiera pero creo que sería mejor que fuéramos solo tú y yo, ya que tú amas la moda y sé que te encanta también el estilo rococó, así que estoy seguro de que... Una fiesta con esa temática la disfrutarás... Y yo disfrutaría de tu compañía —pausó y algo nervioso agregó—, y del concierto del "tío Jagged" al que podríamos huir juntos cuando las cosas se pongan aburridas... Mi padre no tiene autoridad en Londres, no con mi tía a cargo, lo que significa que en realidad no estaré bajo la supervisión de nadie, bueno, prácticamente —ríe nervioso una vez más—, mi tía me dijo que lo único que quiere es que me divierta.
Adrien no pudo evitar soltar otra risita nerviosa mientras, una vez más, se despeinaba el cabello.
Un momento Marinette lo miró en silencio sorprendida.
—Suena bien —sonrió ampliamente luego de parpadear rápidamente al procesar lo que escuchó e hipnotizar a Adrien con el aleteo de sus pestañas sin darse cuenta de ello—, pero no lo sé, necesito saber más para ver si estoy disponible y hablarlo con mis padres —miró a la nada con duda para después sonreír apacible a Adrien—, veremos qué pasa, pero en verdad suena divertido, si puedo ir definitivamente diseñaré nuestros trajes —soltó una risita cantarina muy entusiasmada.
Pues es verdad, cliché o no a Marinette sí le gusta el rococó.
Adrien le devolvió la sonrisa.
—Espero que puedas, no quisiera ir con nadie más.
Marinette le sonrió con cariño, pero no del tipo que a Adrien le gustaría.
De todos modos, el rubio soltó una risita boba en respuesta que extrañó hasta a Marinette, pero no lo suficiente como para que le dé mucha importancia y corresponda con otra risita.
—Estaré esperando que confirmes —suelta Adrien apenas conteniendo su voz de sonar patéticamente embelesada.
Marinette asintió y se acercó a él para darle el abrazo de costumbre al despedirse, esta vez acompañado de un beso en la mejilla; sin embargo, en lugar de caer en la mejilla, como Marinette claramente había tenido planeado, cayó en el labio inferior de Adrien, ya que por un accidente no tan accidental Adrien se había girado en el momento justo para un choque "no deseado" de labios. Ella se sorprendió un momento pero luego rió como si hubiera sucedido un beso accidental con un golden retriever travieso y Adrien no tuvo problemas para seguirle en su risa luego de disculparse con una mirada que demostraba que su arrepentimiento era inexistente, entonces ella, luego de disculparle, terminó de apartarse se despidió de nuevo con una sonrisa afectuosa y se fue, pues Kagami la esperaba afuera en su auto ya que irían de compras, o, más bien, Marinette le mostraría en la tienda de telas lo que necesita para la próxima colección de su pequeña empresa y así Kagami buscaría ofertas al por mayor, armaría un presupuesto y discutiría con Alya la forma en la que la publicitarían en línea.
Adrien se quedó mirando como un idiota por donde Marinette se fue y Nino se acercó a él y lo tomó del hombro.
—Ya dilo.
Adrien pareció reaccionar.
—Marinette es solo... Una amiga...
Adrien le aclaró, con una mirada y un tono tan triste al hablar al punto en el que, a pesar de la sonrisa que llevaba, Nino quiso llorar.
Así como abrazarlo y ahorcarlo en partes iguales.
—Bro —empezó a decir pero Adrien le interrumpió.
—Si preguntas lo que siento, creo que es obvio, pero realmente no tiene importancia cuando ella parece que no me corresponde —suspira y lo mira con seriedad—... No me rendiré fácilmente, Nino, pero no voy a ser ciego ante la realidad, mis esperanzas son mínimas, debo mantener los pies en la tierra, así no dolerá tanto si las cosas no resultan como me gustaría.
Nino soltó un grito de frustración.
—¡Estás completamente ciego, bro! —lo sacudió—. No sé qué ha estado pasando últimamente con Marinette, porque ni Alya tiene la menor idea, pero sé lo que te digo: ¡Ella está loca por ti! ¡Por supuesto que tienes esperanzas!
—¡¿Qu-qué?! —exclamó él con los ojos desorbitados y un creciente sonrojo.
—¡Que le gustas a Marinette, Adrien, presta atención! —exclamó Nathaniel irritado.
—De hecho, no solo le gustas, ella está enamorada de ti, por completo —agregó Iván con una sonrisa ligera.
—Yo diría que la palabra que buscas es «obsesionada», pero supongo que es un asunto de perspectivas —analizó Max.
—Pero... Eso... ¿Qué? ¿Cómo es posible?
Adrien se veía muy confundido y sorprendido.
—¡Vamos, Adrien, ¿jamás lo sospechaste ni un poquito?! ¡Todos los tartamudeos, titubeos, nerviosismo, torpeza extrema y frases incoherentes solo contigo debieron haberte dicho algo!
—Sí, pero —Adrien suelta un suspiro—... Ella me lo negó mucho y muy fervientemente... Además, creí que tal vez no le agradaba mucho o tal vez simplemente yo no sabía cómo hacerla sentir cómoda porque pasé encerrado toda mi vida y no sé realmente cómo socializar adecuadamente con chicas, menos teniendo sentimientos fuertes por ellas. Y... También creí que tal vez simplemente le ponía nerviosa mi atractivo, a muchas chicas les pasa por ser mis admiradoras y eso tampoco quiere decir que estén enamoradas de mí... Una cosa es creer que alguien es guapo y otra cosa es estar enamorado, ¿están seguros de que ella me ama?
El grupo de amigos pasó por infinitas expresiones faciales extremas en un lapso menor a un minuto, pero al final todos estaban con una mirada de asombro y duda, se miraron entre ellos y luego miraron a Adrien con una expresión complicada.
—La verdad, creo que ya no podemos estar seguros de nada —admitió Nino acariciándose la barbilla pensativo.
Antes de que Adrien pueda pedir más explicaciones su chófer llegó por él, se despidió de los chicos apesadumbrado y subió al auto, después de todo, tenía pendiente una sesión de fotos por la que estaba especialmente entusiasmado, dejando a sus amigos a merced de su mejor amigo, quien con su mirada decidida espantó a los demás.
Nino ya había tomado una determinación, iba a ayudar a su mejor amigo a conseguir la felicidad.
Esa tarde se reunió con Alya, iba a hablarle al respecto, pero sus labios y sus caricias lo hicieron olvidarse del asunto, recordándolo solo horas después de que Alya y él volvieran a sus respectivos departamentos.
No quería hablarle de esto a Alya por llamada y tampoco por mensaje pues ella solía estar muy ocupada en su investigación sobre quién podría ser el villano que aterroriza París, entonces él prefería hablarle de estos temas "triviales" en los momentos en los que ella estaba libre y había decidido que serían completamente dedicados a él y a su relación. Nino quería respetar eso así que solo la interrumpía por cosas fundamentales para dicha investigación... Como las sospechas sobre quién podría ser Shadow Moth y por qué estaba seguro de que debía de ser Gabriel Agreste, pero a su novia esa teoría suya, sin fundamentos aparte de su cara de malo y su don de intuición de detective, le hacía rodar los ojos con fastidio.
El mayor problema de eso es que cuando Nino podía tenerla solo para él le era difícil concentrarse en alguien más o en algo más.
«Soy un pésimo amigo», se decía con culpa cada vez que se volvía a olvidar.
Pasada más de una semana, los chicos decidieron, o, mejor dicho, Nino decidió, que lo mejor sería hacer una pequeña investigación sobre la situación actual.
«Tantear el terreno para poner la semilla del amor», anunció Nino a sus no tan entusiasta equipo.
Kim era el único que pareció disfrutar un poco el asunto, aunque le fastidió que Nino le arruinara en muchas ocasiones los planes que tenía con Ondine o con los demás deportistas de la escuela.
—Saben que podríamos simplemente preguntarle a Marinette, ¿cierto? —comentó Iván comiendo una hamburguesa mientras sus amigos observaban el balcón de Marinette con binoculares desde un edificio vacío cercano al hogar de los Dupain.
—Le quitas lo divertido a la vida —murmuró Kim, quien hace rato se preguntaba por qué el balcón de Marinette se veía más lejos con los binoculares en lugar de más cerca.
—Oh, por favor, amigo, ella siempre negó que le gustaba Adrien, lo hizo hasta el final, cuando no tuvo más alternativa porque se dio cuenta de que ya todos lo notamos por lo ridículamente obvia que es, así que si es la Marinette que conocemos no hay de otra, el chico por el que lo cambió, si es que existe, no está en nuestra escuela, por eso actúa "normal" —hace comillas con los dedos—, lo que quiere decir que no podremos saber quién es por nuestra propia cuenta y ella difícilmente nos lo contará —explicó Nino acomodándose el bigote falso—... Y si lo hace pues no será tan divertido —admitió finalmente ante la mirada incrédula de Max, Iván y Nathaniel.
—Pero, ¿no será que simplemente superó sus inseguridades y desarrolló su confianza y autoestima? —consultó Marc luego de alzar la mano tímidamente para tomar la palabra.
—¿Tú qué dices, Max? —preguntó Nino al cerebro del equipo luego de meditarlo un momento.
—Las probabilidades son altas, aproximadamente...
Entonces, antes de que Max pueda dar un porcentaje exacto de la probabilidad de que Marinette simplemente haya desarrollado su confianza sin tener nada que ver un nuevo enamoramiento, vieron a Marinette llegar a su balcón en los brazos de...
—¡¿Chat Noir?!
—¡No puede ser! —exclamó Nino.
—Tranquilo, Nino, no saltes a conclusiones extremas de nuevo —advirtió Kim, recordando la última vez que Nino fue akumatizado porque pensó, por algún motivo demente, que Chat Noir quería robarle a su novia—, probablemente Chat Noir vio a Marinette en problemas con todas esas telas que están cargando y simplemente decidió ayudarla porque... Pues es un héroe — finalizó con un tono de obviedad, a propósito omitiendo dos factores importantes en esta ecuación... Ja, vaya que tener de mejor amigo a un genio puede afectarte.
Nino ríe y Kim guarda para sí mismo el pensamiento que se resume en: super héroe casanova chica linda en apuros = algo que podría poner a Nino insoportable por las puras pues es obvio que la coquetería natural de Chat Noir no va a tener mucho efecto en Marinette como para que suceda algo realmente importante.
—Es cierto, ese tipo está obsesionado con Ladybug, así que...
Y de pronto sucedió, Marinette besó a Chat Noir.
Todos se quedaron pasmados un momento, al igual que el mismo Chat Noir.
No vieron bien sus expresiones, pues Chat Noir estaba de espaldas a ellos y en el momento del beso jaló a Marinette más cerca a él de inmediato y la puso de un modo en el que con su cuerpo la cubría.
—¡¿Qué está pasando?! —exclamó Kim.
Sin tener forma de tener una pista de lo que la dulce e inocente Marinette y el "vil gato callejero en celo aprovechado" —palabras de Nino, por supuesto— hicieron o hablaron después de eso, vieron que Chat Noir se retiró, tan rápido como llegó con Marinette y sus telas en brazos, y que Marinette se quedó mirando por donde el héroe felino se fue, con una extraña sonrisa y acariciando una rosa rosada en su mano.
—Gata rompe-hogares —sentenció Nino en un tono siniestro.
