Viernes 6 de mayo de 20xx
19:28 horas
París, Francia.
La habitación de Marinette.
Semanas antes del descubrimiento del malévolo plan de la gata rompehogares.
—Ah, ¿qué está pasándome? —Marinette murmura con la mirada frustrada hacia la bella flor que tenía en la mano, delicada, preciosa y de una exquisita fragancia.
Ah, sí... Aquel era definitivamente un muy bonito recordatorio de la que probablemente ha sido y siempre será su mayor equivocación, una de la que, por cierto, descaradamente no se arrepentía ni un poco.
—Es que —mira con frustración hacia su ventana, la única fuente de luz de la habitación pues a través de ella ingresaba la tenue luz del alumbrado público—... No lo entiendo.
S'il y a un prix pour manque de jugement
Si premiaran por falta de juicio
Marinette comienza a cantar, apesadumbrada y muy cansada de ella misma, de su corazón insensato y de los constantes reclamos de su cabeza, volviendo su atención a la flor en su mano.
Aquella flor era de una procedencia demasiado problemática.
Demasiado.
Je crois que j'ai le ticket gagnant
Creo que tengo el boleto ganador
Cierra los ojos con una expresión abatida y, al volver a abrirlos, se gira hacia un punto cualquiera en la oscuridad, evitando mirar a la flor de nuevo, como si hacerlo representara, y en verdad lo hacía, su mayor error, un error de consecuencias catastróficas y por el que sería y merece ser condenada al peor de los castigos imaginables en las profundidades del infierno, pero al mismo tiempo su mayor anhelo, uno tan grande como ningún otro.
Nul homme ne vaut de souffrir autant
Por ningún hombre vale sufrir así
Dirige una mirada de pura determinación hacia la ventana para luego darle la espalda con los brazos cruzados.
C'est de l'histoire ancienne
Es vieja historia
Marinette vuelve a mirar hacia la flor, ahora con el ceño fruncido y mucha seguridad, quizás también cierto enojo, para luego lanzarla y mirar en dirección contraria con una expresión de dolor que llegó de golpe quebrando la anterior de determinación que sin éxito se había esforzado en mantener, como si tuviera un profundo dolor matándola por dentro mucho más fuerte que su voluntad, que antes pensaba inquebrantable, de anteponer su responsabilidad y su deber a lo que ya no puede negar que es su mayor deseo.
Je jette, j'enchaine
Lo dejo ir, sigo adelante
Entonces, una vez que cantó esa línea, en ese mismo momento, las luces de la habitación se encendieron dejando ver a cinco de sus amigas posando como estatuas griegas y mirándola con pícaras expresiones desafiantes, a excepción, por supuesto, de Kagami quien, con la mano alzada sosteniendo la flor pues ella se había encargado de atraparla instantes antes, mostraba con la expresión en su rostro hartazgo y aburrimiento mientras con sus intimidantes y severos ojos cafés le penetraba el alma y causaba a Marinette un ligero escalofrío puesto que estos daban la impresión de que Kagami telepáticamente le dijera a través de ellos «no te atrevas a intentar verme la cara de estúpida, ya lo sé todo».
Qui crois-tu donc tromper?
¿A quién crees que engañas?
La voz melodiosa y potente de Alya se hizo escuchar en un canto divertido y sarcástico.
Ton coeur brûle dans les flammes de l'amour
Tu corazón arde en las llamas del amor
Cantó Zoé, apoyando su cabeza en el hombro de Alya, mirando a Marinette con una sonrisa dulce pero también juguetona mientras teatralmente se ponía el dorso de la mano en la frente y aleteaba las pestañas, con una actitud como la de una hermana mayor tratando de hacer entender a una hermana pequeña que sus mentiras son inútiles pues ya sabe de la travesura que cometió y no son necesarias más pretensiones pues está dispuesta a ser su cómplice.
N'essaie pas de cacher
No trates de esconderte
Kagami sorprende a Marinette acercándose a ella, con su clásico caminar decidido y elegante, que ahora, por la túnica, la hacía lucir realmente como una especie de deidad, y posando su mano derecha en el hombro de esta, mirándola con dureza pero también con comprensión, le extendió la flor, causante de todo este caos psicológico, mental y sentimental en Marine-, es decir, "Meg", con la mano izquierda.
La passion se lit dans tes yeux
La pasión se puede leer en tus ojos
Rose se acurrucó de pronto contra Marinette, cantando con una voz suave y soñadora mientras miraba a Marinette con la más pura emoción y entusiasmo, completamente segura de que lo que está pasando en el corazón de ella era algo de lo más maravilloso y no había realmente motivo alguno para que sea visto de otra manera.
Oh, no~!
Marinette exclamó cantando mientras se apartaba de golpe de sus dos amigas, como si su tacto quemara, con los labios ligeramente temblorosos y la mirada aterrada. Entonces se escuchó de pronto el canto tímido pero celestial de Mylene, acercándose a Marinette desde atrás para posteriormente pasarle con delicadeza la flor, que momentos antes Kagami le entregó.
Pourquoi tant le nier?
¿Por qué negarlo tanto?
Marinette recibió la flor con una expresión aterrada, ligeramente hipnotizada por la mirada compasiva y cariñosa de Mylène, mientras, ahora al unísono, todas las "musas" le cantaban.
Il t'a envouté
Él te ha hechizado
Il t'a ensorcelé!
¡Él te enamoró!
Una expresión de pánico invadió el rostro de Marinette al escucharlas, apretó los ojos y les dio la espalda abrazándose a sí misma con la cabeza gacha, preocupando a las chicas tras ella pues su buena actuación empezaba a dar indicios de no serlo realmente, especialmente porque tan solo el día anterior había tenido muchos problemas para su interpretación en este mismo acto, muchos más problemas de los que suele tener para otros.
Non, non!
¡No, no!
Marinette alzó la vista y se miró a sí misma a través del espejo con un temor y hasta dolor demasiado sincero como para ser actuado, lo cual alarmó aún más a sus amigas, para luego poner una expresión furiosa y girarse a ellas.
Jamais!
¡Jamás!
Lanza la flor con fuerza para luego girarse y, con ambas manos sujetando su cabeza, seguir cantando, sacudiéndola con brusquedad y apretando los párpados caminando en dirección hacia su tocador con espejo mientas cantaba y a la vez exclamaba su negativa:
Je ne le dirai, non, non!
¡No lo diré, no, no!
Impactadas por la reacción tan intensa de Marinette, las chicas se mantuvieron lo más firmes que pudieron para seguir con la interpretación mientras Alya atrapó la flor lanzada esta vez.
Ton cœur soupire...
Tu corazón suspira...
Pourquoi mentir?
¿Por qué mentir?
Uh, oh~
Cantaron en armonía las cinco musas insistiendo frustradas por obstinación de la protagonista de este acto, poniendo todo de sí, especialmente Alya y Rose ya que, a diferencia de Zoé y Myléne, no son actrices —Kagami tampoco pero no pretende actuar realmente—, en disimular su preocupación y concentrarse en mostrar el hartazgo y el reproche, no lográndolo del todo.
Ante la respuesta cantada de sus amigas, Marinette negó con la cabeza mirándolas a través del espejo con indignación y desagrado, como quien piensa «no tienen idea de lo que dicen», para luego mirarse a sí misma con reproche, apoyándose en la cómoda y apretando el agarre de sus manos en esta con fuerza.
C'est trop banal d'être sentimentale
Es demasiado inútil ponerse sentimental
Las cinco amigas entonando sus coros se miraron algo asustadas y confundidas entre ellas, pues al terminar de cantar aquella línea Marinette bajó la cabeza rendida con los ojos cerrados una vez más, como si un gran dolor la atacara de pronto, luego miraron a Juleka quien estaba filmando todo con su celular, observando la situación con cierta sospecha y sorpresa, quizás también esperanza y maléfica diversión que no ocultó tan bien como parecía tener intención de hacer, y a Alix quien miraba la escena comiendo palomitas, con una extraño brillo de sabiduría en sus ojos y una sonrisa de alguien que por fin ve la escena que le parece más interesante de su película o, más bien, telenovela favorita, la que sueles volver los fines de semana aburridos con tu abuela, o la abuela de Kim en el caso de Alix.
Para este momento la preocupación de las amigas de inmediato aumentó y llegó al último nivel, el pico más alto ya no necesitaban más para darse cuenta de que en definitiva no estaba actuando para nada y confirmaron que algo estaba pasándole.
Pero...
¿Podían hacer algo?
No, no podían hacer más que seguir con la escena.
Lo sabían.
Lo sabían porque si Marinette era terca en el pasado, ahora lo era el doble y, por lo tanto, solo se podría describir como inútil cualquier intento de llevar las cosas por un camino que ella no eligiese primero.
Intentaron meses, en serio, meses, y naturalmente fracasaron.
Por eso mismo, pese a sus fatídicos pensamientos siguieron con el acto por lo cual, tal como estaba en el guión, Alya y Zoé se miraron entre sí con cansancio, Rose hizo un puchero mientras miraba a Marinette con mucha tristeza, tanta que parecía que quería llorar por ella, a la vez que Myléne le consolaba mirando también a Marinette pero en su caso con una preocupación más madura y calmada, mientras que por su lado Kagami lo hacía con hartazgo y claras ganas de sacudirla para que espabile.
J'avais appris la leçon
Yo ya había aprendido la lección
El canto agotado de Marinette mientras se aparta de la cómoda y comienza a caminar por la habitación hace que sus amigas la observen de nuevo con atención.
Mon coeur connait la chanson
Mi corazón conoce la canción
Suspira y sonríe con nostalgia hacia las fotos que ella y Adrien se habían tomado juntos —muy juntos y solos, como canturrearon sus amigas— en una cabina fotográfica tan solo la tarde anterior, cuando, aprovechando que habían salido temprano de sus respectivas actividades, fueron juntos a un arcade acompañados por Luka, Kagami, Zoé, Chloé y Zhao Yi, el primo de Marinette recién llegado de China.
Ese gesto, tan solo ese gesto, fue el peor error que pudo cometer Marinette Dupain-Cheng si es que quería que sus amigas, especialmente Alya, no se acerquen más a la verdad de lo que en muchas ocasiones ya se habían acercado en todo este tiempo.
Esa verdad que la tenía entre el paraíso y el infierno.
Marinette sabía que dejar a sus amigas en un limbo tal vez era injusto, pero... ¿Qué más podía hacer cuando ni ella misma sabía —no quería admitir que sabía, más bien— lo que realmente sentía?
Pasaron meses, bastantes, en los que ellas habían dejado de insistir, pero Marinette sabía que seguían con muchas interrogantes y que jamás dejaron de observar atentamente la situación, simplemente estaban esperando el momento en el que al fin pudieran exteriorizar todos los cuestionamientos que no dejaban de acumularse en sus mentes cada día que pasaba.
Marinette sabía que antes de esa noche, esa fatídica noche en la que en verdad todos los candados cayeron y supo que muy pronto sería imposible evitar una vez más que se abra el cofre o volverlo a cerrar y la verdad le golpeó de nuevo en la cara, las chicas ya habían notado demasiados cambios y ella misma tenía que admitir que parte de los más grandes cambios de aquello que se dieron estaban en ella; así que, con la repentina transformación explosiva que se dio de tal forma en la que era imposible de pasar por alto o justificar, era claro que sus amigas iban a tener —y en cualquier momento le harían desesperadamente— preguntas que no quería responder y aún si quisiera no podría, porque esta empecinada en fingir no saber las respuestas... Menos la respuesta a la pregunta de sus pesadillas y una de las principales.
No se equivocó y por eso mismo no se sorprendió cuando las preguntas comenzaron a llegar más seguido y con mayor insistencia que la anterior, lo cual hacía cada vez más difícil para Marinette escapar del interrogatorio.
Hasta que se decidió a acabar con esa inquietante rutina que ademas para ella era más dura con cada ocasión.
Entonces llegó la última vez, cuando las amigas se rindieron de los incesantes interrogatorios sin resultado alguno, de encerrarse con ella cada vez que tenían oportunidad para no conseguir nada, entre otras cosas, Marinette simplemente estalló.
Viernes, 4 de febrero de 20xx
15:26 horas
Paris, Francia.
Club de teatro del colegio Francois Dupont
Meses antes del descubrimiento del malévolo plan de la gata rompehogares.
—¡¿Quieren saber qué pasó?! —exclamó con una risa amarga y secándose las lágrimas—. Yo, miré aquí —muestra su espejo de mano, uno muy delicado y bonito con forma de flor, ganándose una mirada confusa de todas las presentes, a excepción de Alix, quien tenía la vista hacia la ventana, pensativa—. No me gustó lo que vi... Nada, absolutamente nada —soltó casi en un susurro pero todas la escucharon.
De repente, cuando estaba por forzarse a decir más, Marinette se encontró entre los brazos de Kagami, quien para sorpresa de todas, estaba abrazándola de una forma bastante tierna con una expresión que rebosaba de entendimiento y melancolía.
Pronto y de a pocos, pues todavía no se podía decir que Kagami había terminado de ser aceptada en el grupo de amigas, las demás presentes se fueron uniendo a ese abrazo.
—Quiero... Quiero ver algo ahí, quiero ver a alguien, quiero... No, necesito, renacer —soltó en un hilo de voz, con la voz algo quebrada por el llanto que soltó dentro del abrazo de sus amigas—. Quiero encontrarme, chicas, quiero saber qué es lo que quiero realmente, cuándo, dónde, por qué y cómo... Pero principalmente, tener la fuerza para ir a por ello.
Las chicas se apartaron para mirarla con atención, esperaban que ella continúe y así fue.
—Yo... Ah, no lo sé, creo que necesito tiempo para pensar, para calmarme... No estoy bien, pero no podré estar peor —les sonrió para acto seguido hacer un anuncio, el anuncio—. Con respecto a Adrien, no sucedió nada realmente con él, nada que no sepan, nada externo... Es solo que —se estrujó el pecho con una sonrisa amarga y continuó—. Estoy cansada, y no, no de él, no de su indiferencia, él tiene todo el derecho de no verme como más que a una amiga... Yo solo... Solo... Estoy cansada de mí —declaró al fin encogiéndose de hombros, sonriendo una vez más de esa forma tan dolorosa que las presentes sentían sus pechos oprimirse, secándose las lágrimas para posteriormente dar una ligeramente larga pausa en la que se dedicó a mirar el atardecer a través de la ventana del vacío teatro del club de arte dramático en el que sus amigas la habían capturado para hacerle ese último interrogatorio.
Kagami fue sostenida entre todas para evitar que corra a donde sea que estuviera el "pobre" modelo para hacerle quién sabe qué por la expresión aterradora que tenía.
Era algo frecuente en Kagami después de... Aquella noche.
—Chloé, me hizo ver muchas cosas esa noche —soltó de pronto, llamando la atención de Kagami mediante una caricia en el hombro para calmarla y evitar que decida hacerle, esta vez a la rubia, quién sabe qué pero peor que lo que le haría a Adrien.
Zoé se asustó ante la mención de su hermana pero Marinette le dedicó una sonrisa apacible, dándole a entender que Chloé no hizo nada "Chloé" esa vez.
—Deseo ser la reina de mi propia historia y dejar de luchar por algo que si debe de ser simplemente se dará de un modo u otro —admitió ante la mirada atónita de todas—. Así que, si Adrien y yo estamos hechos el uno para el otro, como tanto dicen, entonces de algún modo el amor encontrará su camino, pero en lo que respecta a mí, yo solo seguiré el mío, el destino decidirá si él estará ahí o no.
Las únicas que se lo tomaron con algo de calma fueron Alix, quien tenía una sonrisa muy misteriosa y a la vez claramente satisfecha y orgullosa, Alya, quien observaba a Marinette con nervios por no decir pánico, y Kagami, quien, inexpresiva, de pronto se quedó perdida en sus pensamientos, curiosamente no estaba realmente sorprendida, era como si lo hubiera estado esperando pero necesitara analizar las cosas todavía. Las demás, en cambio, en verdad parecían temer que se aproxime el fin del mundo, pues era difícil concebir, para ellas, una realidad en la que Marinette Dupain-Cheng no estuviera perdidamente enamorada de Adrien Agreste, era demasiado extraño para ellas.
La determinación de Marinette solo creció ante esas reacciones.
¿En verdad había llegado al punto en el que "andar tras Adrien" era parte de su identidad?
Ese pensamiento, el cual tuvo ni bien vio las expresiones de Juleka, Mylenne, Rose y Zoé, le irritaba hasta la actualidad, pero mucho más le irritaba el hecho de que solo podía darles la razón.
Bueno, al menos podía decir que tenía buen gusto, que eligió bien al chico por el cual perder por completo la cabeza y tal vez un poco de su dignidad, pero eso no era de mucho consuelo.
Para nada.
Sucede que, aunque para Marinette la opinión del resto no es importante y menos cuando muchos no la conocen realmente y por ende sus opiniones son inválidas, aquellas reacciones de sus amigas cercanas, quienes la conocen muy bien, parecieran darle la razón a aquellos comentarios con sorna y malicia en los que básicamente la reducen justamente a eso, a la chica que está loca por Adrien a la que él solo ve como amiga.
Entonces, envalentonada por la irritación de ese momento, el cual, por cierto, se dio justo días antes de su "transformación" —entre comillas porque solamente empezó a usar la ropa que ella misma diseñó y se comenzó a maquillar como siempre quiso pero nunca se atrevió a hacer, ¿eso realmente era cambiar?—, Marinette Dupain-Cheng anunció finalmente a sus amigas su retiro definitivo y por tiempo indefinido del "juego mortal del amor" —así de dramático lo dijo, recordándole a sus amigas accidentalmente que seguían hablando con Marinette Dupain-Cheng.
—Por lo tanto, chicas, yo... Marinette Dupain-Cheng... Me retiro definitivamente y por tiempo indefinido del... "Juego Mortal del Amor".
—... ¡¿Qué?!
Así es, oficialmente dio un paso al costado y renunció al romance hasta nuevo aviso, así lo dijo ella, con esa mirada fiera con la que Ladybug defiende lo correcto, asegurando que se centraría en sí misma, en comenzar a adorarse como su propia diosa en lugar de adorar a alguien más y ponerlo por encima de sí misma, pues así jamás sería posible que estén juntos.
—Amo a Adrien, chicas, pero quiero enamorarme de mí, quiero ser la persona que yo más ame —les dijo por último la diseñadora cuando cerró el tema ante la expresión frustrada de sus amigas— y me tomaré todo el tiempo que necesite lejos de esas cosas del amor, fin.
Marinette sabía que había abordado el tema de una forma bastante superficial y vaga considerando que literalmente sus amigas la habían visto tener un colapso mental devastador, actuar por semanas como si le hubieran arrebatado la vitalidad, tener por semanas una mirada que hacía parecer que la vida ya no tenía sentido para ella, y tener un cambio de conducta y hasta de apariencia bastante "extremo" y aparentemente repentino... Pero no pudo hacerlo de otro modo. También sabía que sus amigas, en esos momentos y hasta ahora, estaban insatisfechas, con mucho derecho de estarlo. Literalmente, esa fue la primera vez que oficialmente se tocó ese asunto y de inmediato también les aclaró que sería el último. No se sorprendió por los reclamos, pero, de nuevo, Marinette no tuvo de otra, porque ella, para ese momento, en el fondo ya se había dado cuenta de que había perdido la batalla contra sí misma y la presión de sus amigas solo adelantaría lo inevitable y apresuraría un sinceramiento consigo misma para el que ni en ese entonces ni ahora estaba lista.
Pero, henos aquí.
Fue duro saber que perdía la batalla y ahora estaba ante la cruda realidad de que estaba por perder la guerra.
O tal vez ya la perdió.
«No, puedes resistir, Marinette, tú puedes», se repetía a sí misma, cada vez menos convencida, porque ya había perdido, en el fondo lo sabía, perdió desde el primer momento.
Nada de lo que le dijo a sus amigas esa vez era algo que no haya rondado por la mente de Marinette con frecuencia, porque ella en verdad lo había pensando mucho, desde bastante antes de esa noche en el que la verdad se estrelló en su cara por primera vez, durante esos tiempos en los que no paraba de verse arrastrada por "ciertas personas" en planes para conseguir la atención de Adrien y declarar sus sentimientos.
Así que no, no les mintió, pues Marinette en verdad quería verse al espejo y realmente sentirse orgullosa y suficiente. Sinceramente ella quería encontrarse y, por lo tanto, había pasado bastante tiempo buscándose... Pero no les dijo toda la verdad, y todas lo intuyeron de algún modo.
Y sin embargo no había más que hacer, ¿cierto?
Su amiga, Marinette, la última de las románticas, decidió quitarse la flecha del pecho y ponerse una armadura para que no la vuelvan a flechar.
—Punto final —dijo ella.
Y así Marinette Duain-Cheng le cerró las puertas a Cupido.
—Y de paso a Luka, cuando parecía que podrían volver, a Nathaniel, que por fin estaba siendo más seguro frente a ella y se notaba decidido, y al mismísimo Adrien que parecía que poco más y le pedía matrimonio esa noche de su cumpleaños —comentó Zoé con ironía y asombro una vez Marinette ya no estuvo ahí.
Todas estuvieron de acuerdo.
Las semanas siguientes Marinette notó que sus amigas estaban escépticas sobre su declaración, especialmente por la forma en la que se fue acercando a Adrien. En su defensa, Adrien fue el que se acercó a ella, de hecho, hasta el punto en el que casi fue asfixiante; pero lo aceptaba porque —¡Duh!— es Adrien... Además necesitaba un escape de todo y él era más que perfecto, la persona perfecta para escapar, porque pasar tiempo con él era de las mejores cosas de su día.
Marinette era consciente que justo eso fue lo que calmó un poco más a las chicas y a su curiosidad sobre qué era exactamente lo que había pasado con ella. Pues justamente por las interpretaciones a las que ese acercamiento con Adrien conllevaban es que hasta el momento todas pensaran hasta cierto punto que, aunque tal vez muchas cosas cambiaron, sus sentimientos por Adrien seguían siendo los mismos. Después de todo, no negó ni afirmó nada cuando le iban preguntando o haciendo casuales comentarios "picantes" sobre las, muchas veces excesivas, atenciones de Adrien.
Nunca lo hizo, no, Marinette simplemente asesinó el tema y nadie se atrevió a intentar parcticarle RCP.
Ellas solo no pudieron por más que quisieron porque, aunque jamás supieron qué le pasó a Marinette ni qué la afectó tanto al punto de llevarla a ese colapso mental varios meses atrás, terminaron por entender que no conseguirían nada presionándola a hablar excepto, tal vez, herirla. La mirada de Marinette cuando trataban de hacerla hablar les oprimía el pecho, así que ellas mismas terminaban cambiando rápidamente de tema hasta que ya no se atrevieron a decir nada más una vez que vieron que la diseñadora había recuperado ese brillo mágico en su mirada cuando sonreía de auténtica felicidad.
Es así que, también un poco bajo amenazas de Kagami y Alix, pues la curiosidad les mataba a veces, mejor se centraron en recibir a la "nueva" —entre comillas porque en realidad seguía siendo la misma pero con nuevas prioridades— Marinette con los brazos abiertos y antes que cualquier otra cosa prefirieron apoyarla con su renacimiento; el cual se notaba le daba mucha ilusión y sentido a su vida. Por lo tanto, aun cuando pensaban que se estaba repitiendo la historia del viaje a Nueva York, solo que tal vez un poco más en serio, y creían saber que seguía amando a Adrien como siempre, decidieron dejar las cosas como estaban y apoyar a Marinette en el rumbo nuevo que tomaba, intentando dejar sus sentimientos en último plano, y Marinette estaba bien con que sigan creyendo eso mientras mantengan el tema en el "olvido".
A ella le hubiera gustado, en el fondo, poder seguir creyendo eso también, que seguía loca e irremediablemente enamorada de Adrien Agreste.
Las cosas, extrañamente, eran más sencillas así.
No obstante, ahora la neblina cómoda que Marinette usaba para esconderse de sí misma, de la verdad, de su verdad, estaba desapareciendo.
Viernes 6 de mayo de 20xx
19:28 horas
París, Francia.
La habitación de Marinette.
Semanas antes del descubrimiento del malévolo plan de la gata rompehogares.
La verdad, tan aterradora como devastadora, se estaba revelando, era inminente y difícil de ocultar, ya no solo para sí misma.
Marinette cometió un gran error pues, con aquel pequeño gesto que hizo, ahora sus amigas también podrían verla y no tendría más opción que aceptar en voz alta lo que ya sabía desde hace mucho más tiempo atrás del que estaba preparada aceptar.
No.
No le quedaría más que dejar de fingir que no veía lo que era evidente en el reflejo de sus orbes azules, sin excusas ni eufemismos, porque si ahora, que por fin estaba logrando hacer bien la escena, usaba el recuerdo de Adrien Agreste y sus sentimientos por él para poder representar mejor en su mirada la nostalgia de un amor pasado cuando era más que obvio que en este mismo momento estaba sufriendo por un amor actual, entonces, con mucha razón las chicas se harían una peligrosa pregunta.
Y vaya que lo hicieron, exactamente eso hicieron.
«Si no es Adrien, ¿quién es el chico?», se preguntaron todas, no de la misma forma y no con el mismo tono, pero básicamente eso mismo.
Obviamente, Alya, con lo sagaz que es, ya se debía estar haciendo esa pregunta, suponía Marinette.
Oh, y claro que no se equivocaba.
Es más, Alya estaba ya casi segura de la respuesta, sabía y había sido testigo de demasiadas cosas como para no dar de inmediato en el blanco, de todos modos, Alya ni bien tuviera la oportunidad le preguntaría justamente esa y la otra pregunta que a Marinette le aterraba terriblemente, mucho más incluso que la anterior.
Marinette estaba segura de ello y no le gustaba para nada la idea.
De hecho, estaba aterrorizada, pues no quería hacerse esa pregunta —¡Era la pregunta, Dios mío!— ni a sí misma, principalmente porque tenía pánico de terminar respondiéndose sin querer y por ende terminar admitiendo eso. Y, si bien ya anteriormente lo hizo de todos modos por accidente —el hacerse la pregunta—, antes de tener la oportunidad de responderse, también por accidente, decidió cerrarse en que no sabía la respuesta, repitiendo frenéticamente en su mente «no, estás confundida, solo eso».
Así había hecho siempre, al menos hasta hace unas horas atrás, antes de ser abrupta y cruelmente arrebatada de las vendas que tanto trabajo le costó ponerse a sí misma.
«Gracias, Luka», dijo para sus adentros, nótese el sarcasmo.
No obstante, Marinette estaba preparada, cuando Alya le haga la pregunta, por supuesto que diría la respuesta predeterminada y que todo este tiempo estuvo ensayando, poniéndola en práctica para consigo misma desde que las cosas se comenzaron a salir de control: que no sabe y que no quiere saber así que mejor era hablar y pensar en cualquier cosa, no importaba si era del clima o de los fanfics "RenaRougexLadybug", "LadybugxRyuko", "CarapacexViperion" o todos los héroes entre todos, cualquier cosa, en serio, cualquier cosa, menos eso.
Con lo que no contaba Marinette, "lamentablemente", era que una vez más estaba pecando de ingenua, porque no era necesario que responda a la pregunta, Alya ya estaba entendiendo muchas cosas con sólo verla en ese momento.
Por su parte, Kagami comenzaba a hacer ciertas suposiciones no muy alejadas de la verdad, peligrosamente cercanas a la verdad, hay que precisar, pues era ella la mayor cómplice en la causa no tan secreta de cierto héroe que tenía todo que ver en este asunto y además una de las más grandes testigos de situaciones que nadie sabe que presenció y que a ella le hubiera gustado no presenciar.
Marinette, o, mejor dicho, "Megara", siendo finalmente consciente de que la magnitud del error que acababa de cometer era mayor a la esperada debido a la sensación de la intensa mirada de Alya y Kagami sobre ella, se tomó la cabeza con desesperación y cerró los ojos con fuerza.
Mais tout vacille
Pero todo se tambalea
Accroche-toi ma fille!
¡Agárrate, chica!
Suspira y canta con una sonrisa de amargura mirando al suelo y estrujándose el pecho.
T'as le coeur trop fragile
Tu corazón es frágil
Evite ces idylles
Evita estos idilios
Oh, uh, no, oh!
Kagami comenzó a cantar sola, pues las otras comenzaron a acercarse a Marinette para cerciorarse de que estuviera bien y de que no comenzara a llorar como pareció que iba a hacer mientras cantaba esa última nota alta.
Pourquoi le nier?
¿Por qué negarlo?
C'est dément le tourment de tes sentiments?
¿No es demente el tormento de tus sentimientos?
Kagami cantó con un tono claro de preocupación mientras le dedicaba a Marinette una mirada tan penetrante como protectora, pues era obvio que el imbécil que era el culpable de que los ojos de Marinette estuvieran cristalizados y expresaran tanto dolor, una vez más, lo pagaría muy caro. No importaba quién fuese, estaba muerto; y si se trataba de cierto portador del miraculous de la destrucción, como estaba sospechando, pues lo haría desear aplicarse el cataclismo a sí mismo, de paso también pasaría como Ryuko por la casa de Adrien, solo por si acaso y para no perder la costumbre de darle con su espada en la cabeza por... Ser él mismo, solo eso.
Remballe ton compliment
Empaca tu discursito
Quand tu mens, c'est passionnément
Cuando mientes es apasionadamente
Cantó Alya, poniendo una mano en el hombro de su amiga y mirándola con intriga y, principalmente, clara disposición a detener las cosas para que Marinette tome aire y se desahogue si es necesario. No obstante, por la mirada que Marinette le dedicó supo que esta quería continuar con la escena; lo cual también fue entendido por las demás "musas" y les animó a todas a volver a cantar al unísono, como estaba en el guión.
Ton l'aime
Tú lo amas
C'est normal
Es normal
La passion t'emballe
La pasión te envuelve
Et ça fait très, très, très, très mal~
Y eso hace que duela mucho, mucho más
Marinette negó con la cabeza fervientemente y con una sonrisa de desesperada incredulidad y una mirada de enojo, que asustó a sus amigas.
Non, non!
¡No, no!
Jamais!
¡Jamás!
Je n'avouerais, non, non!
¡No lo confesaré, no, no!
Al terminar de cantar se dio cuenta de que chocó con un maniquí, uno que Alix puso detrás de ella a propósito y que, contrario a los planes, no era el maniquí con la imagen de la cara de Adrien pegada —para mayor realismo ya que él era el que hacía de Hércules—, sino el que tenía la sudadera negra con el estampado de huella de gato verde en el pecho, un gato negro sacando la lengua juguetonamente asomándose del bolsillo y unas orejas gatunas en la capucha: es decir, la mercancía que Marinette diseñó para el gran —y en serio gran— evento de fanáticos de Chat Noir —del que, por cierto, ella era una de las principales responsables— que se daría dentro de dos días para iniciar, junto con el evento en honor a Ladybug, la semana de eventos organizados por los fanáticos para celebrar a sus héroes.
Alix sonrió satisfecha al ver el resultado mientras Alya dejaba caer su quijada de la impresión y Kagami abría los ojos ampliamente ante la "confirmación" de la sospecha que ya tenía en mente.
La expresión de Marinette lo dijo todo y hasta lo recitó como poesía, como la más romántica y trágica de las poesías de amor.
Même si tu nies, tu souris, car tu l'aimes
Incluso si lo niegas, sonríes porque lo amas
Cantan con una sonrisa todas las "musas" menos Kagami y Alya, pues estaban preocupadas, especialmente la segunda, mientras que Zoé tenía una misteriosa sonrisa que expresaba emoción pero también confusión, pues no entendía la reacción de las dos mejores amigas de Marinette ante ella dado que la rubia creía entender lo que estaba pasando, escuchó y vio muchas cosas que le hicieron darse una idea de lo que ocurría en la mente de Marinette, Alya y Kagami —no por nada era la amiga de Chat Noir como Vesperia y no por nada era de sus principales confidentes jumó a Juleka—, pero al mismo tiempo no comprendía por qué, de ser cierta su hipótesis, Marinette lo tomaría como algo tan malo, al igual que Alya, quien parecía saber mucho más sobre el tema.
Laissez tomber!
¡Déjenme ya!
Je ne suis pas amoureuse!
¡No estoy enamorada!
Marinette huyó con los brazos cruzados al lado contrario de la habitación, no sin antes dedicarle una mirada de "odio" al maniquí y a ciertas fotos bastante misteriosas acomodadas en un pequeño collage ubicado en un lugar discreto de la habitación en la que, en la más llamativa, se podía ver a ella, vestida con un atuendo, obviamente inspirado en Sailor Moon, abrazada de una forma muy afectuosa a un chico haciendo un soberbio cosplay de Tuxedo Mask cuya identidad era "desconocida".
Lis sur nos lèvres
Lee nuestros labios
Tu t'enflammes car tu l'aimes
Te enojas porque lo amas
Cantaron, esta vez todas, acorralando a una frustrada Marinette a su escritorio.
Jamais!
¡Jamás!
Jamais!
¡Jamás!
Je ne vous dirai
Nunca se los diré
Respiró profundo y miró hacia el techo con los brazos cruzados, mostrando una expresión orgullosa a pesar de lo titubeante de sus labios y el claro temor en sus ojos.
Elle ne dira jamais
Ella no lo dirá jamás
Corearon las demás, negando con una sonrisa de resignación.
Jamais!
¡Jamás!
Jamais!
¡Jamás!
Je n'oserai!
¡Nunca me atreveré!
Marinette jaló, con claro agotamiento sentimental y físico, la silla de su escritorio para posteriormente sentarse en ella y sostener su cabeza con ambas manos.
C'est pas la peine d'hésiter car tu l'aimes
La vacilación es inútil porque lo amas
Respondieron todas mientras Rose tomaba la silla, aprovechando que esta tenía ruedas, y empujó a Marinette hacia el maniquí con la cara de Adrien mientras Mylene ponía la flor en la mano del maniquí y hacía que este se lo diera. Y ahí, sucedió, el momento exacto en el que Marinette ya no pudo negar más que el juego había terminado.
Oh, uh, oh, uh, oh, oh, oh, oh!
Oserais-je un jour...
¿Me atreveré algún día...?
Marinette tomó la flor con una sonrisa dolorosa, no pudiendo evitar llenar su mente de alguien que "definitivamente no era" Adrien Agreste, tal como intentó inútilmente no hacer desde un principio pero que ahora, en el intento número cincuenta —o quién sabe cuánto más— desde que esto sucedía sin su permiso, decidió dejar que pase como tenía que pasar.
Se rindió.
T'avouer comme je...
¿A confesarte cómo yo...?
T'aime?
¿Te amo?
Cerró los ojos mientras sostenía la flor cerca a su pecho y soltaba un largo suspiro con una sonrisa que delataba muchas cosas.
Sha, la, la, la, la, la~
Ah~
La canción terminó con "las musas" y "Meg" haciendo la pose final.
—Genial —halagó Juleka algo confusa por obvios motivos, pero sonriendo ligeramente de todos modos, había mucho qué celebrar pero también se notaba que todavía faltaba para determinar si en verdad —. Creo que con esto ya estás lista para mañana, Marinette —terminó de decir y su sonrisa de inmediato se borró al notar que Marinette tenía la mirada perdida y una expresión bastante inquietante, como de quien se dio cuenta de que los bomberos tomaron rumbo hacia su casa y no tiene recuerdo alguno de haber cerrado las llaves del gas—. Ma... ¿Marinette?
—Chicas, bajen un momento a la cocina por los bocadillos —anunció Alya luego de aplaudir con una sonrisa nerviosa que no le llegaba a los ojos para llamar la atención del resto de las chicas—... Les alcanzo con Marinette en unos minutos.
Todas bajaron dudosas excepto Kagami, ella se quedó con los brazos cruzados cerca a la salida, con una mirada que dejaba bastante en claro que nadie la sacaría del cuarto de Marinette por las buenas.
Zoé sonríe con resignación ante este nuevo incidente a causa de lo peleado que el puesto de "mejor amiga de Marinette" era entre Kagami y Alya. Ella se habría quedado "a luchar" también, aunque no tanto así ya que no era su estilo, de no ser porque alguien tenía que mantener a su hermana, quien se había quedado en la cocina con el primo de Marinette —"no entiendo qué dice pero es muy lindo para ser pariente de Dupain-Cheng, ojalá sepa hacer sushi", según Chloé— bajo control y a las demás calmadas, era parte de su rol en el sub-grupo que recientemente se formó, mantener la estabilidad y calma donde fuese necesario.
Zoé mantenía las cosas en orden en el reino mientras Alya y Kagami se iban directo a la batalla, así eran las cosas y estaba bien con eso.
Además tenía motivos, o creía tenerlos, para sentir que no era digna ni siquiera de la amistad de Marinette, así que apreciaba el papel que tenía por más de que a veces se sintiera un poco apartada. Era más de lo que merecía, según ella.
Zoé se sorprendió cuando despertó de su ensimismamiento y se encontró con Alix al terminar de bajar del cuarto de Marinette. Al parecer la patinadora tampoco tenía intenciones de unirse a las demás en la cocina y, de hecho, más bien daba la impresión de esperar su retirada definitiva del lugar para volver a subir al cuarto de Marinette.
Y así fue.
Ni bien Zoé comenzó a caminar hacia la cocina escuchó a Alix subir de nuevo para anunciar que tanto Alya como Kagami debían de irse. Las voces de las mencionadas protestando no se hicieron esperar, sin embargo, la tenue voz de Marinette les pidió que obedecieran a la pelirroja, asegurándoles que hablará con cada una por separado después.
Con expresiones de pocos amigos, Kagami y Alya caminaron a la cocina junto a Zoé, quien pensó que lo mejor era permanecer en silencio.
No se equivocaba.
Kagami y Alya intercambiaban intimidantes miradas, hasta que de pronto sucedió algo que le hizo a Zoé temer por sus dos amigos, pues no tenía que preguntar para saber que ambas rivales —¿en el "amor"?— se habían acabado de aliar.
En la habitación, ya libres de salir de sus escondites, los kwamis no paraban de murmurar preocupados sobre el estado de la guardiana y de que seguro la culpa era del portador de Plagg, como siempre. Decían, ciertamente divertidos, cosas como que los portadores de Plagg jamás tenían compasión por el corazón o el estado mental de las portadoras de Tikki, entre otras cosas que decidieron decir más bajo debido a la mirada furibunda que les dedicó Tikki. De este modo, una vez los kwamis bajaron la voz, y uno que otro se escondió, la kwami de la creación se acercó a Alix y Fluff, quien permanecía en silencio y con una mirada curiosa junto a su portadora, para con la mirada pedirle auxilio a la viajera del tiempo, suplicando que esta haga algo para calmar a Marinette. Alix miró con una sonrisa apaciguadora a Tikki y se acercó a Marinette para sentarse detrás de ella en silencio, esperando que ella esté lista para comenzar la conversación que esta estuvo posponiendo mucho tiempo, desde ese día que las cosas estallaron.
Marinette evitaba mirar a Alix, pero con ayuda de su espejo notó que ella estaba muy tranquila y hasta sonreía, aunque esa sonrisa tampoco daba tan buena espina.
—Marinette, Marinette, Marinette —comenzó a decir una vez que notó que Marinette jamás comenzaría con la conversación que era claramente muy necesaria—, sabes que sin importar que no lo sueltes yo sé perfectamente qué es lo que quieres preguntar, ¿no?
Marinette se asustó por el comienzo abrupto de la charla para la que no se había preparado lo suficiente todavía y, por tanto, dio un brinco que hizo que se caiga de su silla.
—¡Auch! —se lamentó en el suelo para luego mirar suplicante a su amiga.
—Sé muchas cosas pero no leo mentes, Marinette... Dilo de una vez —sonríe de lado y la mira expectante.
—¿Todo está perdido? —preguntó Marinette, titubeando, en un hilo de voz.
—¿Mi sensual yo del futuro está aquí? —bufó Alix y luego le miró con comprensión— Ahí tienes tu respuesta...
Marinette suspiró con pesadez.
—Es una locura, Alix, ya hemos tomado muchos riesgos y ahora vengo yo a... ¡Maldición! —se despeina y tal vez se arranca uno que otro cabello.
—No te mentiré, Marinette, haz metido la pata —la portadora del miraculous del conejo se encogió de hombros—, y hasta el fondo —silva mirando a la nada.
—¡Lo sabía! —exclamó Marinette con los brazos alzados, mirando al techo con desesperación.
—Sin embargo, tal vez era el destino que lo hicieras...
Marinette miró a Alix y esta le sonrió de una forma que la primera no supo cómo interpretar, más que nada porque antes de poder hacerlo Alix ya se había levantado y parecía dirigirse al balcón. Marinette la siguió y así terminaron ambas mirando en silencio hacia la Torre Eiffel. Pasaron un rato así, que fue corto pero que Marinette sintió interminable, hasta que finalmente miró temerosa a la amiga que tenía a lado, siempre tan sabia y con nervios de acero, como lo debía de ser alguien digna del miraculous del conejo, y decidió continuar con esa charla.
—¿Alix...?
—Hay cosas que están destinadas a ocurrir y sin importar cuánto se intenten evitar son simplemente inevitables —suspira—, lo que yo hago, hice y haré, Marinette, tan solo es moldear las cosas para que lo destinado suceda pero de la forma correcta... Chat Blanc, no existe, no existió, ni existirá...
Alix se quedó mirando a la nada, con una mirada misteriosa que inquietó a Marinette.
—¿Pero...?
—Eso no quiere decir que no sucedan ciertas cosas bastante similares o que hayan constantes que se cumplirán, sí o sí.
Marinette escuchó de nuevo esa frase, esa frase que resonaba en su cabeza cada vez que su corazón se aceleraba por cierta persona o que sus pensamientos la traicionaban tomando una dirección errada.
«Nuestro amor le hizo esto al mundo, My lady»
La mirada poderosa de Alix la devolvió a la realidad.
—No te tortures más de lo debido, todo se ordenará, simplemente sigue tu instinto, Marinette, confía en ti misma... Siempre encuentras la solución.
Marinette iba a decirle algo, pero Alix le dio unas palmadas en el hombro y con solo su mirada le transmitió claramente el mensaje.
«Lo siento, pero sabes que no puedo decir más.»
Marinette la vio irse y entonces vio que había un ramo de flores nuevo sobre la mesa de su balcón, atado con un lazo verde fosforescente y con una nota pegada en este.
«Oh, demonios, estás perdida, Marinette», se dijo a sí misma cuando tocó su cara y ahí estaba, esa estúpida sonrisa que tanto batallaba por no dejar escapar para que al final simplemente sea imposible no hacerla inconscientemente.
Suspiró, las tomó, las puso en un florero en su cuarto y bajó a reunirse con sus amigas y su confundido primo quien no entendía nada de lo que pasaba y solo esperaba que Adrien —el "novio de Marinette", según tenía entendido— aparezca para ayudarlo otra vez, puesto que tanto Sabine como Tom no estaban y, al ser mayor de edad, él estaba a cargo de la casa ese fin de semana.
Por su lado, un solitario héroe escondido en las sombras de la noche observaba desde su cómodo lugar en un tejado no muy lejos, esperando, preguntándose si será posible que un día ella diese algún indicio de que quizás pueda llegar a corresponder una décima parte aunque sea de lo que él siente por ella.
Adrien, una vez que la vio entrar a su habitación a la distancia y decidió retirarse una vez más repitiéndose de nuevo que tenía que darle espacio tal como su "prima" le recomendó.
El maullido del pequeño gato negro en sus brazos le devolvió a la realidad y evitó que vuelva a un debate interno de si la nota cumplió con lo que las chicas, y Luka, le habían aconsejado.
—¿Tú qué crees, Plagg?
El gato soltó otro maullido y Adrien suspiró con frustración.
—¿Por qué tiene que ser tan difícil? ¡No entiendo! ¿Cómo es que puedes ser atrevido pero no tanto, decidido y firme pero sin meter presión, y coqueto e insinuante mostrando constantemente tu interés pero no tanto y no tan obvio para mantener el misterio?
El gato lo mira con aburrimiento y Adrien suelta otro suspiró rendido y se encamina de vuelta a la mansión pensando en que la nota decía lo necesario, es decir, justo lo que en verdad siente.
«Pasé por aquí y quedé fascinado, lo hiciste asombroso no puedo esperar», decía la nota, una que ahora que lo pensaba, quizás no fue lo suficientemente coqueta o atrevida.
Pero no, está bien, está bien, ya tendrá oportunidad de avanzar más.
