DISCLAIMER: Los derechos de la trama de la película "Queen of the damned" (La reina de los condenados) no me pertenecen, son propiedad de la maravillosa Anne Rice, autora de las Crónicas Vampíricas, y de la productora Warner Bros., quien llevó la historia adaptada a la pantalla grande (la cual es de por sí también como un fanfic de la trama original). Yo solo he tomado prestados a los personajes en esencia para traducir un hermoso fic ya publicado hace varios años, que encontré sobre ellos.
PARTE III
Una vez que Jesse se recostó por completo contra Lestat, en reciprocidad a sus atenciones llevó su brazo alrededor de su níveo cuello, deleitándose con la oportunidad de recorrer con sus dedos su media melena.
Lestat percibió el pulso de su muñeca junto a su cara mientras ella acariciaba su cabello. Algo (una intimidad) que no le había permitido nunca a nadie antes y encantado encontró que no se sentía nada mal. Ella no solo le brindó aquel gesto de cariño sino que al mismo tiempo giró un poco su cuello para darle total acceso al mismo.
Jesse por ende le sintió inclinarse y colocar un delicado y sublime beso sobre el lado derecho expuesto hacia él, lo que hizo que detuviera su propia caricia y en lugar de ello lo sostuviera de la nuca, urgiéndole en silencio que por completo la besara.
Lo sintió así sonriendo junto a su piel y deseó enseguida poder contemplar su traviesa sonrisa, más al intentar volverse a mirarlo fue ligeramente restringida por su abrazo.
-Pero no puedo verte- tuvo que manifestar
Lo percibió a él dudar en respuesta por un instante, hasta que aflojó su asimiento solo lo suficiente para que ella pudiese acomodarse mejor entre sus brazos.
Jesse de tal forma, de inmediato buscó sus ojos. Sabía que podía leerla profundamente y conocer con exactitud qué estaba sintiendo. Lo que deseaba… Ese momento le hizo acordar de otro. Uno de una conexión muy parecida. Cuando ambos aterrizaron en la terraza del Observatorio Griffith…
Podía rememorarse contemplándolo, luego de que la impulsara en el aire de vuelta hacia arriba cuando casi cayera al vacío y lo recordaba atrapándola con exactitud y vigorosidad después, aun cuando en el proceso casi chocara contra él. Pero más que nada recordaba la mirada que le concediera. De esas de esos largos lapsos en que los amantes solo se contemplan el uno al otro con tanto por decirse pero sin atreverse, y podía haber jurado que quería besarla… Aunque en lugar de ello había preferido observar solo sus labios… Una, dos veces, y entonces se había retirado rompiendo el contacto visual. Dejándole la triste duda de haberlo imaginado.
Con todo, recapacitándolo en esos momentos, se daba cuenta de que no había sido así. Que sí había estado a punto de hacerlo.
Lestat había ansiado también esa noche, después de que ambos emprendieran sus caminos, volver a ver su cara bonita. Ver de nuevo de cerca el deseo dentro de sus ojos, y ahora podía. Ella ya no le tenía más miedo. Ahora lo deseaba en cuerpo y alma y él mismo no era indiferente a aquel sentimiento. La quería también. Quería sentir su piel contra la suya. Quería sentirla tocándolo, aun cuando por mucho anhelaba hundir también sus dientes en ella. En esa misma sedosa piel que tanto deseaba acariciar.
Y para empezar quería besarla.
Jesse no perdió la oportunidad y estiró su mano hacia su rostro de ángel cincelado, y mirándolo seriamente le dijo
-Lestat, yo… solo porque no quisiera que me muerdas…- más dejó suspendidas sus palabras unos instantes en el aire hasta tomar el valor para completarlas -…no significa que no te quiera- junto a su confesión rozó con el dorso de su mano el borde de su quijada y dibujó después con sus dedos la superficie de su boca y su frente, acariciándola.
Lestat no pudo evitarlo y cerró los ojos disfrutando de la sensación, y para cuando volvió a abrirlos, la tenía a ella a pocas pulgadas de su rostro. Jesse empezaba a juntar su cara a la suya, pero cuando estaban a punto de besarse, cuando ella sobre todo intentó unir sus labios a los suyos, resolvió apartarse en el último segundo.
La chica pelirroja se sintió de pronto confundida, cuando los fuertes brazos dejaron de rodearla y le quedó fácil poder separarse. Sin embargo, no pasó mucho antes de que él de nuevo la agarrara, esta vez sosteniéndola de los antebrazos.
Ella supo aún en medio de la oscuridad que necesitaba que lo mirara, pero lo evitó. Manteniéndose cabizbaja únicamente le preguntó:
-¿Por qué no me deseas?-
Lestat la contempló fijamente antes de contestarle:
-Lo hago. Te deseo tanto que si pudiera ahora mismo te tomaría y permanecería en ti por toda la eternidad-
Y buscando afianzar sus palabras, le tomó el rostro, de manera que ella no pudiera mover la cabeza sin quedarle otra opción que atenderlo, tal como requería.
Entonces a Jesse ya no le quedaron más dudas del efecto que también le ocasionaba. Sí tenía sentimientos por ella (buenos o malos), pero los tenía. Por lo que la miraba en esos momentos con tanta pasión y deseo que hubiera jurado podía morirse allí mismo por su causa… De tan solo poder morir, claro estaba.
Continuará…
