"Huellas en la Nieve".
Una única luz tenue se esparcía por la sala. El televisor seguía encendido, y yo apenas podía mantenerme despierto. Los parpados me pesaban tanto que ni siquiera traté de resistirme. Las voces que el televisor emitía poco a poco pasaron a oírse como murmullos y ruido blanco en mi cabeza... Mis extremidades dejaron de responder y recosté la cabeza contra la cabecera del sillón. En ese momento, sentí que en cualquier momento caería rendido en un sueño profundo, pero un golpe que provino de afuera de la casa me hizo saltar del asiento. Y por mera curiosidad, me levanté algo somnoliento del sillón desde el cual veía las noticias para investigar a qué se debía el ruido.
Para sorpresa de nadie, noté que el viento de la ventisca se hacía cada vez más intenso y las ramas de los árboles se movían más y más. Mi esposa seguía durmiendo en el dormitorio del segundo piso y por culpa del clima tuvimos que quedarnos en casa ese día. Prácticamente era el único que seguía despierto en la casa. Seguí mi camino hacía la cocina, cuando de repente escuché que en las noticias estaban dando el perfil de un asesino que andaba suelto en la ciudad. Un ciervo de mediana edad, cuyo rasgo más distintivo era una gran quemadura en su lado izquierdo de la cara. Como supongo que hizo la mayoría, envié mensajes a todos los vecinos, por si no habían visto la noticia. Repasé la casa para comprobar que la puerta principal y las ventanas estuvieran cerradas. Hasta que, estando otra vez en la cocina, fue cuando lo vi.
Allí, de pie. En mitad de la nieve —mirándome fijamente sin mover un músculo—.
Sí que era muy distintiva la quemadura en su rostro, pero esta estaba en su lado derecho, no en el izquierdo como ya habían dicho en el noticiero. ¿Qué más da?
Agarré mi teléfono del bolsillo y lo perdí de vista unos segundos para marcar el número de emergencias, para cuando volví a mirarlo no había desaparecido. De hecho, se había acercado.
Y fue ahí cuando entendí que ya era demasiado tarde, porque no habían huellas en la nieve.
Fin.
¡Feliz Halloween! Yo no me he sentido muy festivo que digamos este año, pero no podía dejar pasar la oportunidad para celebrar a última hora mi festividad favorita. Si no lo celebran, solo ignoren esto.
Como los que me siguen sabrán, el tiempo que le puedo dedicar a esto no es mucho y aún tengo que resolver la falta de motivación con la que he tenido que lidiar estos últimos años. Pero poco a poco iré recuperándome. También sigo de reposo por un problema de salud que no se ha solventado del todo; no es nada grave, pero es otra cosa que me ha amargado bastante el año.
Sin mucho más que decir, solo me queda agradecerles por leer esto (y si alguien nota la gran referencia que es este Fic, debo admitir que le sabe).
Nos leemos luego y, ¡hasta la próxima!
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