Comando#2: Inicio del juego

Se había dado cuenta que algo andaba mal a la mañana siguiente cuando la alarma de su teléfono no sonó para despertarlo. Al principio él pensó que aún era temprano para que sonara, por lo que se permitió seguir durmiendo un poco más.

Pero no importa cuánto espero, su alarma parecía no tener la intención de despertarlo y con los rayos del sol cayendo a un lado de su cuerpo, se hizo la idea de que tal vez ya eran más de las ocho de la mañana.

Así que con irritación se sentó en la cama para ver cuál era el problema, él dudaba que la alarma ya hubiese sonado, puede que no haya podido dormir bien en estos últimos días por estar yendo a un lugar a otro en los tribunales, pero él nunca fue el tipo de tener el sueño pesado.

El vago pensamiento de que su celular ya no tuviese batería era una opción válida para esta situación, se fue a dormir en la madrugada y no recordaba haber puesto a cargar su celular la noche anterior, sin embargo, cuando vio en donde había despertado se dio cuenta que la alarma era el menor de sus problemas.

No estaba en su departamento, era demasiado rustica para su gusto.

Miro alrededor de la habitación en busca de pista de donde estaba, pero estaba tan vacía a excepción del escritorio y un armario, que dudaba que alguien ocupara este lugar.

De la nada, la puerta se abrió de par en par, sacándolo de sus pensamientos.

Rápidamente giró su cuerpo para ver quien era la persona que entraba furioso a la habitación.

Tal vez podía tratarse de su secuestrador o su salvador

Sus ojos se abrieron espontáneamente y su boca se abrió.

Una mujer de avanzada edad de estatura pequeña miraba directamente en su dirección con una expresión de molestia. Pero los ojos castaños ardían con emociones que él desconocía por completo.

- ¡Akane! Como puedes holgazanear tan temprano sin hacer tus deberes – Exclamo la abuela al mismo tiempo que caminaba a paso acelerado a su dirección.

- ¿A-akane? –

¿Porque ese nombre le sonaba familiar?

Una pregunta perpleja fluyó de su boca al escuchar a la anciana llamarlo por otro nombre.

Pero antes que pudiera preguntar algo al respecto.

La maldita vieja ya estaba a un lado de él con un bastón alzado al aire, a punto de golpearle con el palo.

Mas tarde de ese día se dio cuenta exactamente en donde había despertado.


Con pesadez golpeo los clavos para sujetar los tejados del techo de la casa mientras él pensaba que hacer con su situación.

¿Era tan malo que le gusten los juegos de terror?

Si iba a morir durmiendo o lo que sea que le paso antes de venir aquí. ¿No pudo a algún dios enviarlo a un lugar mejor con una situación mejor que esta?

El mundo donde despertó es [Sweet hotel] fue un juego popular en la época donde aún iba a la preparatoria. Estaba centrada en la historia del simpático personaje que maneja una vieja posada en nombre de su abuela y se la pasaba haciendo breves misiones para arreglar la estructura de la mansión con el objetivo de poder tener más huéspedes al terminar las remodelaciones.

Pero en realidad todo estaba en la cabeza del personaje, los huéspedes nunca existieron y cuando su abuela le revela ese hecho, él enloquece y termina asesinando a su único familiar vivo en un desesperado intento de negar la realidad.

Y ahora él es el protagonista del juego de terror.

Y lo peor de todo es que…

- Solo tengo una semana para que termine el juego – Dijo al mismo tiempo que tragaba saliva con dificultad.

El juego empezaba en el día uno del sexto mes del calendario y terminaba en el séptimo día. Lamentablemente se despertó ayer en la mañana, que era el último día del quinto mes, por lo que ahora no tenía el tiempo suficiente para preparar un plan de contingencia.

Ni siquiera sabía si debía sentirse aliviado de haber jugado el juego la noche anterior.

Claro, sin eso no sabría con precisión algunos detalles de la historia, ya que la última vez que toco una consola fue antes de que entrara a la universidad y conociera lo difícil que era dormir más de tres horas en un horario lleno de huecos.

Al igual forma no todo fue malo, en esos cinco años conoció a sus mejores amigos y visito algunos lugares que estaban fuera de su zona de confort. Incluso en su último año de carrera tuvo una novia con quien tuvo un hijo…

Un hijo que no era suyo y lo peor era que sus padres lo sabían, pero nunca le dijeron nada por temor que él dejara de darles dinero.

Su vista bajo hacia el tejado todo golpeado, no había avanzado en nada desde que se perdió en sus pensamientos y recuerdos del pasado.

Akane sostuvo el mazo y golpeo con más fuerza los clavos.

En resumen, tenía una semana para buscar una forma de escapar y vivir esta segunda oportunidad como quisiera. Tenía un cuerpo de joven y con los conocimientos de su primera vida, estaba seguro de que él podía encontrar algo que hacer para ganarse la vida.

Era un buen plan.

Asintió para sí mismo con satisfacción.

- ¡Oh, Aoi-san! – Una voz a sus espaldas lo llamo.

La voz sonaba joven y lo suficiente cerca del techo.

…. ¿Espera? Como podía alguien llamarlo si estaba en el techo del segundo piso, no debería de haber alguien en este sitio.

Sus pupilas temblaban al mismo tiempo que el color de su rostro se volvió en tonos azules.

¿Eran estos los delirios de una persona esquizofrénica?

Sin darse cuenta de la situación, un adolescente alto con cabello rubio corto y puntiagudo, ojos azul claro se acercó a éste, dándole una palmada en la espalda, tomando de sorpresa al peli naranja.

- ¡¿Cómo estas, Aoi-san?! – Le pregunto de forma amistosa el rubio.

- Ah, Minamoto-kun – Fue lo único que dijo mientras veía al adolescente agacharse a un lado de él y el montículo de clavos.

No sabía que debía de hacer en estos momentos.

Minamoto Kou no era real, solo el resultado de la enfermedad de este cuerpo.

Hablar con el chico, sería como hablar en el aire en los ojos de alguien normal.

- Puedes llamarme por mi nombre de pila ¿sabes? – Dijo Kou al mismo tiempo que miraba de reojo la teja agrietada. Para fortuna el adolescente no dijo nada sobre su mal trabajo de reparar el tejado y solo siguió hablando. – Mi hermano también se aloja en la posada, así que es un poco raro que nos llamen por nuestro apellido cada vez que estamos en la misma habitación –

- E-está bien -

Acepto su petición con algo de vacilación.

Tras su corta respuesta, el ambiente quedo en un silencio algo incomodo, pero Akane no hizo nada para cambiarlo.

Lamentablemente el chico no opinaba lo mismo.

- Tu… tu frente está bien ¿verdad? – Pregunto el rubio con un toque de preocupación.

El peli naranja frunció el ceño por la pregunta y se giró a ver al chico, solo para quedarse quieto al notar que ya no miraba su torpe trabajo de reparación, sino la venda que rodeaba su frente.

Ayer en la mañana fue golpeado por despertarse tarde por su abuela hasta que las sábanas de su cama se tiñeron de rojo, incluso a pesar de que su nieto estaba sangrando no la detuvo y siguió golpeándolo con su bastón por quien sabe cuánto tiempo.

Por lo que se enteró hoy, es que lo único que lo salvo de morir hecho pulpa fue la intervención de un huésped, quien escucho el escándalo y vino para saber que estaba pasando.

Pero no estaba seguro de que si eso ocurrió.

La mente era tan complicada que incluso si dedicabas toda tu vida a estudiarla, nunca podrías llegar a saberlo todo.

El original Akane era alguien que se sospechaba que padecía problemas mentales desde el inicio de la historia, al punto que empezó a alucinar con personas que no existían en realidad y por el cortometraje del juego, hasta el estado de donde vivía.

Si la historia y sus escasos conocimientos sobre delirios era algo en que contar.

La realidad era que su abuela se cansó de seguir golpeándolo en algún punto y se marchó de la habitación, dejándolo ahí botado mientras que su cabeza creaba una ilusión de ser salvado para afrontar la realidad.

Lo odiaba.

- No te preocupes, estoy bien – Respondió con una falsa voz optimista y una tensa sonrisa.

Pero parecía que Kou no le gusto su respuesta.

Incluso a él no le gustaba su propia contestación.

- ¡P-pero eso no está bien! No estabas consciente, pero estabas muy mal – Exclamo el adolescente casi ofendido, no, asustado. – Si no fuera por la intervención de Nii-san, tal vez hubieras muerto –

- ¿Minamoto-san fue quien intervino? –

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Curiosidad que juego#2

Te imaginas ser consciente de que nada a tu alrededor es real y que todo es producto de tu cabeza, bueno, ahora Akane sabe lo que se siente.

En las historias de reencarnación, cuando la protagonista reencarna en un cuerpo enfermo, este no cambia por el hecho de haber cambiado almas, el cuerpo sigue enfermo y la heroína lo sabe. Este es el caso de Akane, que sabe por el drama del videojuego el tipo de persona que es el original y sus delirios.