Comando#8: Expandiendo el mapa
- ¿Quieres ir al pueblo? – Pregunto Aoi despegando su vista de la olla hirviendo a punto de rebosar.
El peli naranja miro con los ojos en blanco el desayuno.
Podía ver desde su lugar, como las llamas de la candela iban creciendo cada vez más cuando el agua rebosaba la tapa de la olla y caía entre el fuego.
Mientras la comida no supiera mal o incendiara la cocina, Akane no hizo nada para detener su pobre intento de cocina.
No cuando una Nene muy concentrada se encontraba mirando su herida de la frente.
Sus manos fueron amables al momento de retirar la gasa ensangrentada, limpió con delicadeza la sangre seca de su herida, inspeccionando cuidadosamente el corte en busca de cualquier signo de infección y se mostró abiertamente complacida cuando no había ninguno.
- Seria bueno bajar la colina para conseguir más suministros – Responde Nene la pregunta en su lugar, presionando su dedo cubierto de algún bálsamo en el corte de su frente.
- Tienes razón, nos estamos quedando sin jabón –
Le da la razón la peli índigo al mismo tiempo que apagaba el fuego de la estufa, con cuidado de no quemarse, Aoi busco un trapo para destapar la olla, aun rebosante de espuma para después agarrar un cucharon de madera y lo sumérgelo en la masa blanca que parecía que era su desayuno.
- Neh, Nene-chan. ¿Es normal que quede tan pegajoso esto? – Pregunto Aoi después de notar que la comida no tenía un buen aspecto.
- ¿Pegajoso? – Pregunto Nene confundida.
La albina limpio sus manos con la parte inferior de su vestido mientras caminaba a pasos apresurados a la estufa.
Una vez cerca, la peli blanca saco el cucharon de la cacerola, dejando que ver que la parte curva de la cuchara estaba pegada a una masa blanca.
Le recordaba a la masa de los mochis.
- No es normal que la avena quede pegajosa – No pudo evitar preguntar Akane después de un rato de observarlas hablar en voz baja.
Ante su pregunta, Aoi se dio la vuelta con una mirada deprimente.
- No es avena –
- ¿No lo es? –
- Es el arroz para el almuerzo –
Akane se quedó sin habla por un momento.
- Ao-chan ¿Cuántas tazas de agua le pusiste al arroz? – Pregunto Nene con una expresión solemne, no había dejado de revolver el arroz de la olla.
Estaba evaluando si podía salvar el almuerzo, pero al ver que todo estaba convertido en un tipo de masa blanca, la mejor opción era renunciar.
- Puse la cantidad que me dijiste Nene-chan – Respondió la peli índigo abatida mientras se inclinaba para recostar su frente en el hombreo izquierdo de su amiga. – Una taza de arroz por cada dos tazas de agua –
- …tal vez se puso mucho tiempo a reposar los granos en el agua –
- Ahora que vamos a hacer –
- Puedo hacer ensalada de huevo, Amane-kun me dice a menudo que mi ensalada es de los mejores –
Las dos chicas platicaron entre ellas al mismo tiempo sacaban todo lo que necesitaban para preparar rápido la ensalada, con el tiempo perdido esperando que el arroz se cociera lo mejor era la opción rápida.
El peli naranja no dejo de mirarlas desde su lugar en el banquillo. Podía escuchar su conversación sobre la vida de casada de Nene y breves destellos de información sobre la vida de Aoi.
No podía pensar que todo esto era una ilusión.
Ellas… debían de ser reales.
Mientras la ilusión tenga sentido, su mente no notaria que algo anda mal.
Se levantó de su asiento y camino hacia la olla de arroz, tomo un trapo para agarrar el recipiente caliente para después salir de la cocina.
Volvería mas tarde para recoger algunas cosas que necesitara para el postre, algo de almidón para endurecer la masa, leche y algo de fruta picada, debería de ser suficiente para hacer un mochi decente. Sería bueno sorprender a todos con algo dulce para comer en el camino al pueblo.
Akane se fue con una sonrisa para preparar su sorpresa.
Sin ser consciente que era vigilado.
Estaban en el cuarto día de la semana, solo faltaba un poco menos de la mitad para llegar al séptimo día, ese sería su límite para esquivar el final.
Aunque él había pensado solo ir con algunos huéspedes a comprar las cosas que necesitan para la próxima semana, no se esperó que todos quisieran acompañarlo al pueblo cuando lo menciono en el almuerzo de ayer.
Miro a la pequeña multitud dispersa en la entrada de la posada, conversando con sus compañeros o revisando que tuvieran todo en sus bolsas.
Apretó con fuerza su bolsa mariconera, donde estaba los mochis que hizo anoche y el dinero que le dio su abuela para la despensa.
Un escalofrío le recorrió por toda la espalda cuando recordó la sonrisa cínica de esa mujer.
- Esta es la primera salida de Aoi-san, ¿verdad? – Pregunto Kou mirando hacia atrás para asegurarse de que el mencionado no se quedara atrás.
Ante la pregunta del menor, Akane se detuvo unos instantes antes de abrir la boca para responderle de una manera dudosa.
- H-he ido antes para comprar algunas cosas que necesitaba la abuela – Mintió el peli naranja, sintiendo algunas gotas de sudor en la frente.
No estaba seguro si el Akane original hacia la tarea de abastecer el almacén de comida del hotel, en el juego nunca hubo una misión de comprar suministros en el pueblo.
Todo giraba la historia giraba al hotel.
Si hubiera una misión sobre ir a un lugar lleno de personas, entonces el jugador notaria que algo andaba mal con el personaje.
Entonces el final no sería impactante para la persona que lo jugaba.
Bajo la mirada con nerviosismo sobre aquel pensamiento, en este punto no quería pensar en el videojuego, porque si su mente divagaba en eso, solo le recordaba el final del juego y como él acabaría si no se apresuraba en conseguir ayuda.
No, incluso si conseguía ayuda, eso no evitaría que las personas tengan algún prejuicio en él por su estado mental.
En su anterior vida si alguien mencionaba que una persona padecía de alguna enfermedad mental, lo primero que te vendría a la mente era personas encerradas en paredes acolchonadas de blanco.
Sería afortunado si no lo encerraran en un hospital psiquiátrico de inmediato.
- No seas idiota, Akane debió de bajar seguido al pueblo antes de que nosotros llegáramos al hotel – Hablo Tsukasa con los brazos cruzados detrás de su cabeza, con uno de sus ojos cerrados y con el ojo abierto miraba con diversión al rubio menor.
- ¡Oye, no soy un idiota! – Exclamo Kou con las mejillas teñidas de un rojo carmesí.
- Entonces eres un tonto con preguntas tontas – Dijo el pelinegro mirando al rubio con una sonrisa de forma engreída.
- Solo un tonto reconocería a otro tonto –
- Al menos a Mitsuba le gusta pasar tiempo con este tonto –
Ambos se miraron de manera desafiante, con una vena en la sien de cada uno. Parecía que ninguno quería dar su brazo a torcer.
¿Estaría bien dejarlos seguir discutiendo?
El peli naranja prefirió dejarlos para que resuelvan sus asuntos por sí mismos, no eran niños para estar cuidándolos, se dio la vuelta para ir a preguntarle a Yashiro-san si quería acompañarlo con el doctor del pueblo, cuando de repente un fuerte estruendo se escuchó a sus espaldas.
Al voltear su mirada hacia atrás, vio a Tsukasa y Kou forcejeando en el suelo como niños.
Akane los miró con los ojos abiertos como platos sin dar crédito a lo que pasaba.
¡¿Acaso Kou no sabía que sus orejas corrían peligro si enojaba a ese enano?!
Un destello blanco con verde paso demasiado rápido a un lado suyo que lo hizo perder el equilibrio, estaba por caer cuando sintió como unos brazos lo tomaban de la cintura y lo abrazaba por detrás.
*Pum*
- …¿Eh? –
No pudo evitar exclamar por lo sucedido.
A pesar de que su espalda chocaba con el pecho de otra persona, su vista estaba centrada en como la usual tranquila Yashiro-san a una velocidad descomunal le daba una patada en la barbilla a su cuñado, causando que su cuerpo se elevara unos centímetros antes de caer desmayado al suelo.
- ¿Te encuentras bien Aoi-san? – Pregunto Teru con una sonrisa sin soltarlo aun de su agarre. Pero a pesar de parecer calmado, su mente era todo lo apuesto.
Estaba preocupado.
Aoi siempre fue alguien extraño desde que se conocieron en el primer día que se hospedaron en esta posada, pero nunca le tomo importancia, él había pensado que se debía a su falta de interacción con personas de su misma edad.
Su raro comportamiento y la forma en como miraba a sus alrededores en busca de algo que solo el peli naranja podía ver, no levanto señales de alarmas para un policía experimentado como él. Si no fuera porque Aoi se encargaba de cobrar la estadía y reparar alguna que otra cosa de la posada, Teru dudaba que hubiera alguna interacción entre el peli naranja con los demás huéspedes.
Era una simple relación de trabajador y cliente.
Pero desde ese primer día del mes, donde vio al chico ser agredido gravemente hasta la inconsciencia, cayo en cuenta de que su comportamiento no era por su ausencia al contacto social.
Todos se sintieron culpables por no darse cuenta de lo que pasaba hasta que paso algo grave y estuvieron de acuerdo en vigilar mas de cerca al chico para evitar que un asunto de este tipo se volviera a repetirse.
Con el presentimiento de que, si apartabas la vista de encima, Akane se desaparecería.
….
Curiosidad que juego#8
En un principio la interacción entre Aoi y Akane, pensé en poner a un Akane tipo fanático por ver a su personaje favorito hablando con él, pero no me gustaba como salían las interacciones de ambos, por lo que renuncié a la idea.
También estuve viendo clips en youtube de escenas de delirios en programas televisivos médicos como para darme una idea de cómo quería que fueran las próximas escenas, de ahí vi que el delirio se mantiene mientras la ilusión tenga sentido para la persona, no notara que algo anda mal a su alrededor. Pero por supuesto, todo es ficción.
