Comando#9: Daño de ataque

Todos pronto empiezan a caminan colina abajo por el camino de tierra que los guiaría por las puertas del pueblo.

Tardo un poco más de lo esperado, pero ahora ya no debería preocuparse por ser encerrado en un hospital psiquiátrico, iría al pueblo para buscar al doctor que menciono Lemon y podía buscar una solución con su ayuda.

Akane miraba a los alrededores con curiosidad, su pecho aleteaba por momentos por la conmoción de poder estar lejos del hotel.

- Esa anciana debió ser algún hueso duro para atreverse en construir una posada en medio de este bosque – Comento Mitsuba después de unos minutos de silencio.

Sus pulmones se sienten pesados y su cabeza latía con fuerza.

- Yo creo que es una vieja loca – Comento Tsukasa estirando sus brazos por encima de su cabeza al mismo tiempo que bostezaba. Su cuñada que caminaba cerca suyo, le dio un fuerte codazo en sus costillas, que lo dejo sin aire.

Su respiración se volvió pesada y podía sentir sus pies arrastrándose en el suelo rocoso.

- Vamos, chicos. No hablan así de la abuela de Aoi-san – Regaño Teru dando un paso enfrente para mirar a ambos jóvenes.

Su vista se empañó sin que él pudiera hacer algo al respecto.

- Pero, Teru-nii. Tu viste como ella trato a Aoi-san –

Exclamo Kou, girando su cabeza en dirección a su hermano para reclamar su falta de preocupación por su amigo.

Las lágrimas no dejaban de caer de sus mejillas.

- Kou-kun, estoy segura de que tu hermano siente lo mismo que tu – Dijo Nene en voz baja y acercándose al menor para calmarlo. – Sin embargo, este no es el momento de hablar de esto -

Sabía que el chico tenía un gran sentido de justicia, por lo que estaría exaltado por no haber podido hacer nada para ayudar a Akane.

Las lágrimas corrían por mi barbilla y la sensación de incomodidad era demasiado abrumadora que no se dio cuenta que se mordía el labio con tanta fuerza que sangró.

- Pero ¡Nene-senpai! –

Sus pies se detuvieron al instante que se dio cuenta.

- No incomodes a Akane-kun –

Él no podía ir más allá de la oscuridad.

Su expresión se oscureció por completo.

- Aoi-san –

El sonido de su apellido detuvo la breve pelea de la señorita Yashiro y del joven Kou, la voz sonada sorprendida y preocupada cuando dejo salir su nombre.

Todos a excepción de una persona se voltearon a ver a Teru que se había parado su caminar, dejándolo atrás del grupo.

Solo que no era el único alejado de los demás.

Debajo de las sombras de los árboles, se encontraba Akane quieto mirando fijamente el suelo con un leve temblor en los hombros. Nadie se dio cuenta de que se había alejado tanto, hasta que el mayor de los hermanos se dio la vuelta para disculparse por el comportamiento de su hermano menor que lo vio alejado de todos.

No podía verlo desde la distancia en que estaban, pero parecía que algo andaba mal.

Akane levanto poco a poco la mirada para ver los rostros de los huéspedes, todos lo miraban con una expresión difícil de nombrar.

¿Preocupación?

¿Pánico?

¿Miedo?

Él no quería saberlo, ya no quería saber nada de lo que estaba ocurriendo.

- ¡¿Estas bien, Akane-kun?! – Exclamo Nene empezando a caminar hacia él.

Negó con la cabeza inconscientemente.

- E-estoy bien -

Continúo hablando, forzando en calmar su voz temblorosa lo más que pudo.

No entendía porque su cuerpo parecía tan aterrado de la idea de salir al hotel, el miedo era incluso comparable a lo que sentía cuando se encontraba con su abuela, lo que no tenía sentido en esta situación.

Comprendía que el Akane original le tuviese miedo a esa anciana por la forma en como lo trataba con tanto desprecio.

Pero ¿Ir al pueblo era tan aterrador?

El peli naranja intento, realmente lo estaba intentando, que sus piernas le obedecieran para ir colina abajo y así poder reunirse con el doctor del pueblo, tal como se lo prometió a Lemon.

Sin embargo, sus piernas nunca cedieron a sus deseos.

Sus ojos marrones miraron a sus compañeros con el corazón pesado, al contrario de él que se había detenido en la sombra de los árboles, el resto yacía en los cálidos rayos del sol, dando un contraste peculiar.

No evitar pensar que era una buena representación de su situación.

Akane era oscuridad y los huéspedes eran su único rayo de esperanza.

No había que pensar tanto por qué el Akane original enloqueció tanto al averiguar que sus amigos nunca existieron.

Oyó un suave crujir en la hierba.

- ¡Akane-kun! ¿Te encuentras bien? ¿Estas mareado o sientes algún dolor? - Preguntó Yashiro realmente preocupada y sus ojos se movían de un lado a otro en busca de algo que le ocasionara problemas.

La peli blanca extendió el brazo hacia él, sin embargo, antes que lo tocara, dio un paso atrás para evitar que lo tocara.

- ¿Akane-kun? –

Abrió los ojos, sorprendida por su rechazo.

El peli naranja dio unos pasos más hacia atrás al mismo tiempo que negaba repetidamente.

- E-estoy bien, solo que recordé que debo hacer algo – Es lo que dijo sin atreverse a hacer contacto visual con ninguno de ellos. – Pueden seguir sin mí, ya me quedare -

Nene no le creía, el sudor le cubría la frente y la palidez en su rostro no era normal, sus mejillas estaban coloreadas en tonos rosados. En su opinión como enfermera, era obvio que algo andaba mal con él, pero también ella sabía que no podía ayudarlo, si Akane-kun negaba que algo andaba mal.

No podía ayudar a alguien que se negaba a admitir que se encontraba mal.

Se escucharon unos pasos que llamaron la atención de la exenfermera y del joven, a unos pasos de distancia estaba Teru y Tsukasa, quienes lo miraban con una mirada de duda.

- ¿Estás seguro que te sientes bien? – Pregunto Tsukasa de manera seria.

Su pregunta lo tomo por sorpresa, después de todo el enano nunca se comportaba serio si no se trataba de su hermano, su personalidad en el juego siempre de un bromista que le gustaba gastar pequeñas bromas al jugador cuando sus puntos de confianza estaban altos.

La amargura se extendió lentamente por su rostro.

Al final, apartó la cabeza.

- Me iré primero, lamento molestarlos –

Fue todo lo que dijo antes de darse la vuelta y volver a la posada a pasos lentos.

Regresar a la mansión significaba perder su única oportunidad de averiguar si este cuerpo estaba loco o todo era algún tipo de conspiración contra su persona.

Sonrió con la cara llena de lágrimas.

¿Debería intentarlo una vez más?

Paro su caminata de regreso para pensar un poco sobre eso, el miedo que sintió ante la idea de dar un paso más hacia el pueblo fue…

Sofocante.

La única forma que él podía comparar el terror que sintió fue en sus pesadillas.

Cuando veía algún monstruo de pesadilla acercarse y no podía moverse.

Era aterrador.

Lo sufrió mucho cuando estaba en la preparatoria, la parálisis dentro de una pesadilla fue de las peores cosas que le podría haber pasado.

Giro la cabeza hacia atrás, mirando el soleado claro del bosque de donde se había despedido de todos los huéspedes, aunque dudaba que su forma de irse tan apresuradamente fuese considerado una despedida.

Akane se enderezó un poco y con vacilación se dio la vuelta para volver a la colina.

Los demás ya deben de haber llegado al pueblo.

Trago saliva y comenzó a caminar una vez más.

Sus pasos que se habían arrastrados en el suelo habían vuelto a su velocidad normal.

Solo haría un intento más.


Sus pupilas temblaban.

Realmente no sabía qué tipo de expresión debería tener en este momento.

Por supuesto, él sabía que tenía que darse la vuelta e irse.

Aun así, no pudo dar un paso hacia delante.

Un paso hacia la invisible barrera que lo separaba de sus amigos, pero sus piernas se negaban a responderle por mucho que su mente les gritara que se movieran.

- … no tengo salvación ¿verdad? -

Su voz era inusualmente tranquila.

Akane apretó los puños, permitiendo que sus uñas clavaran su palma.

Sus ojos rojos se tornaron negros por su desesperación, su estómago se sentía revuelto por todo esto, levanto un puño a la altura de su cabeza y sin titubear un poco, dejó caer su puño sobre los costados de sus muslos y piernas que habían dejado de moverse.

*Golpe* *Golpe*

- P-por favor, muévete –

Suplico con la voz al borde de la quiebra por su desesperación.

Continuó golpeando sus muslos maltratados que no querían seguir caminando.

No pudo ir más allá de las sombras.

Fue en ese momento, en que Akane se dio la vuelta para regresar a la mansión, después de estar toda la tarde tratando de ir más allá de la colina que la persona que lo vigilaba desde que regreso a este lugar, se aparto de donde se encontraba recargado y se dirigió al pueblo como si nada hubiese pasado.

Tenia que preparar todo un poco antes de lo planeado.

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Curiosidad que juego#9

No me gusto este capítulo. Cuando comencé la historia, ya tenía una idea de cómo quería que fuera esta parte, sin embargo, cuando quise escribirla, no me acordaba como comenzaba la idea que tenía mi cabeza.

Mi ilusión era hacerla más shockeante para ustedes, pero no importa como lo describa, no podía dar con la forma que quería mostrarles.

¿Alguien ha sufrido parálisis del sueño dentro de un sueño? ¿No? Pues yo sí, pero lo curioso es que me despierto de esas pesadillas asustada, con el corazón saltando como loco en mi pecho, me volver a dormir a los pocos segundos de despertarme.

Estoy loca. :P