[One-shot]

El favor de Gyūtarō

—Gyūtarō S. & T. Koinatsu—

—¿De verdad quieres saberlo? ¿Quieres que te diga todo lo que le hice? —él se fue acercando poco a poco a ella, sin cambiar su expresión seria y hasta sombría—. ¿O puedes solo conformarte con el detalle de que sigue respirando?

Disclaimer:

Kimetsu no Yaiba © Koyoharu Gotōge

El favor de Gyūtarō © Adilay Fanficker

Advertencias: Inspirado en Kimetsu Gakuen. / Uso de sufijos japoneses. / Un poco de OOC. / Violencia explícita. / Temas serios: violencia doméstica; relaciones abusivas; violencia de género; violencia en general.

Aclaración: Este fic participa en el FLUFFTOBER 2022 realizado por la página en Facebook: "Es de fanfics".

Día 28: Tras una relación tóxica.

Notas:

Sinceramente, la idea de shippear a estos dos me fue muy atractiva desde que terminé de ver la segunda temporada del anime.

Una dama tan hermosa como Ume, y un tipo protector que no entra en lo "convencionalmente" atractivo. Algo así como "la bella y la bestia" de Kimetsu xD.

Espero les guste.


NO PLAGIEN, NO RESUBAN Y TAMPOCO TRADUZCAN SI YO NO LO HE AUTORIZADO. —Gracias.



—Honestamente, Tokito-san, no sé qué tengo que hacer para hacerte entender.

Con tan solo 21 años de edad, Koinatsu Tokito apenas pudo parpadear lento y tratar de enfocar su vista cuando oyó a Fujita-san decirle eso.

Esa mañana, ella había salido a pasear en su bicicleta. Se despidió de sus sobrinas y se dirigió en busca de un poco de pan fresco. Saludó a la amable señorita que atendía, pagó por algunas piezas de pan y justo cuando volvía, algo la impactó desde atrás y la sacó del camino.

Su cuerpo cayó violenta y dolorosamente sobre la maleza a un lado del camino, su bicicleta había ido a parar un poco lejos y ella sentía el cuerpo partido en dos.

—¡Maldita sea! ¡Pudimos tenerlo todo! ¡Y más!

Una patada a su espalda la hizo gritar. Otra patada, y otra más.

¿Iba a matarla?

Ikki Fujita había sido su novio del trabajo, y como siempre, al principio todo fue bello; pero no vio las señales. Los celos, la "sobreprotección", o más bien, el afán de querer controlarla de pies a cabeza empezando por su forma de vestir y comportarse; además de las llamadas incesantes a su celular. Las escenas donde le inventaba amantes. Donde la hacía culpable por querer pasar tiempo con sus sobrinas en lugar de enfocarse cien por ciento en él… y varias cosas más. Al final, vinieron los golpes.

Cuando tuvo suficiente y ya las disculpas junto a los regalos manipuladores ya no le funcionaban a Fujita-san, Koinatsu levantó su denuncia a la policía, pero como en muchos casos, los "defensores de la ley" le dijeron que no tenía suficientes pruebas para proceder en su contra; ni siquiera para obtener una orden de alejamiento. Los oficiales simplemente le dijeron terminase su relación con él y ya. Cosa que Koinatsu hizo, a pesar de que él la amenazó con suicidarse; cosa que no hizo.

Ella intentó volver a su vida normal. Decidió recibir la ayuda psicológica que necesitaba, con el apoyo de sus amigas del trabajo y su hermana.

Sin luego, el tener a Fujita-san cerca casi todos los días, la ponía muy tensa y la hacía desconcentrarse demasiado.

Por sus amigas, sabía que él estaba hablando tonterías a sus espaldas por toda la oficina, y algunos le creían cuando Fujita-san decía que Koinatsu Tokito era una mujer de "poco valor".

La buena noticia fue que gracias a su afán de molestarla a ella, terminó cansando a la gerente y esta terminó por despedirlo por agresión verbal y hostigamiento en contra de sus compañeros de trabajo, aunque este se limitase a Koinatsu.

Koinatsu creyó que todo se había terminado ahí.

Eso hasta que salió de casa en su bicicleta, un lunes por la mañana, y ahora se encontraba recibiendo patadas injustificadas de un tipo que ella jamás amó.

¿Iba a morir?

De pronto las patadas dejaron de lastimar más su cuerpo; oyó algo de alboroto, pero no tardó el perder el sentido.

Cuando lo recuperó, se encontró con el techo de su habitación. Todo, desde sus pies hasta su cuello estaba entumido y podía oler la medicina sin dificultad.

—¡Ya despertó! ¡Ya despertó!

Exclamó una de sus sobrinas, quien salió rápido del cuarto.

—¡Voy por mi mamá! ¡Te toca cuidarla!

—Claro.

Koinatsu frunció el ceño ante esa voz. Un chico, alguien más joven que ella.

Gyūtarō Shabana.

De la Academia de Kimetsu. Gyūtarō Shabana iba en secundaria y ella en preparatoria cuando lo vio por primera vez.

Él golpeaba a unos tipos que supuestamente habían querido propasarse con Ume Shabana, la hermana menor de Gyūtarō. Y en su momento, Koinatsu se dijo que ese chico no tardaría nada en ir a la cárcel.

Cuando lo vio entrar a su alcoba, luciendo el uniforme de la preparatoria, ella no supo qué decirle.

Estaba asombrada por verlo.

A diferencia de lo que muchos pensarían, Koinatsu no asistió a la universidad; de hecho, su trabajo se lo había ganado más bien por tener buenos amigos que la recomendaron por sus conocimientos medios en informática. En medio de sus turnos para trabajar, Koinatsu hizo varios cursos nocturnos y de ese modo, había logrado mantenerse trabajando desde que se graduó de la preparatoria.

A veces veía a ese chico… Gyūtarō, y siempre iba acompañado de su linda hermana menor.

Ahora estaba solo.

Y estaba con ella.

¿Qué había pasado?

—¿Cómo te sientes? —preguntó él.

Su voz, usualmente ronca y desentonada, la cual Shabana-kun usaba para decir groserías, pareció haber cambiado un poco a una más gruesa. Su cabello, negro y las puntas verdes, se hallaba amarrado en una coleta alta, dejando escapar algunos mechones enfrente de su rostro. Su uniforme, siempre desalineado, ahora parecía estar en orden, y su rostro, aún cubierto por algunas marcas negras de nacimiento, se mostraba con orgullo cuando antes, era evidente el fastidio que le causaba su propia apariencia. Lo que quería decir que quizás ya estaba haciendo algo con ese complejo que le producía tener a una hermana considerada "de las más hermosas" cuando él desentonaba mucho a su lado.

A Koinatsu nunca se le hizo incómoda la apariencia de Shabana-kun, de hecho, era tan poco usual ver a alguien como él, que ella sentía más bien curiosidad… y cierta fascinación, sobre todo por sus ojos; los cuales eran de un tono turquesa bastante llamativo.

—Oye, ¿puedes oírme?

—Eh, sí. Gracias… tú, yo… ¿qué pasó?

Lo último que recordaba era a Fujita-san golpeándola después de haberla sacado del camino.

—Tuviste un accidente; un auto golpeó tu bicicleta y se dio a la fuga.

¿Qué?

—No… no, yo recuerdo que Fujita-san…

—¿Ikki Fujita? —musitó él, viéndola a los ojos. Ella asintió con la cabeza—. Él al parecer desapareció.

—¿Cómo que desapareció si…?

Sin que nadie le diese permiso, Gyūtarō se sentó sobre su cama, mirándola fijamente.

—Desapareció. Eso es lo único que importa.

Koinatsu no supo qué pensar.

Cuando su sobrina llegó con su hermana, esta le dijo que Gyūtarō la había encontrado en su camino y la había transportado directamente a su casa, donde ella pudo llamar al doctor más cercano y este confirmó que por suerte, no necesitaría ser hospitalizada, sino más bien, descansar y recibir medicación.

Para cuando le dieron pastillas para el dolor y Koinatsu las tomó, su hermana le dijo que llamarían a la policía a más tardar esa noche para levantar una denuncia.

—No pienso permitir que esto quede impune —declaró firme, pidiéndole de nuevo a Gyūtarō que le hiciese compañía, mientras ella preparaba algo para comer.

Koinatsu miró al joven, que la veía de vuelta.

—¿Realmente ibas pasando por ahí?

Él parpadeó una vez antes de responderle; acto que no parecía hacer con la misma frecuencia que el resto de seres humanos.

—Sí. Vi qué te pateaba, y no me pareció justo; no te podías defender, así que sólo te suplí por algunos minutos.

—¿Qué le hiciste?

Gyūtarō desvió la mirada por primera vez en esa tarde.

—Shabana-kun, ¿qué hiciste?

—¿De verdad quieres saberlo? ¿Quieres que te diga todo lo que le hice? —él se fue acercando poco a poco a ella, sin cambiar su expresión seria y hasta sombría—. ¿O puedes solo conformarte con el detalle de que sigue respirando?

Desviando su mirada, Koinatsu suspiró con desánimo.

—Así que vive.

—¿Mmm?

—Olvídalo —musitó algo decepcionada.

En lo más oscuro de su alma, ella en verdad había deseado por medio segundo que su agresor estuviese muerto para tener la completa seguridad de que no iba a volver a molestarla. Pero, por otro lado, el que Shabana-kun no se haya manchado las manos con la sangre de un hombre tan cobarde, le daba mucha calma.

—No tenías por qué involucrarte, y aun así lo hiciste, Shabana-kun. Te lo agradezco. —Lo vio otra vez, y casi se rio porque él mostraba una expresión de desconcierto—. Por ayudarme, y traerme a casa. Gracias.

Gyūtarō Shabana se alejó algo incómodo, como si no estuviese acostumbrado a recibir ese tipo de palabras.

—No es algo que no haría por mi hermana… o por cualquier otra persona… —entre dientes, él decía, casi nervioso, pero aferrado a mostrarse como un tipo duro—: además, aparte de mi hermana, eres la persona que más me agrada. Si él vuelve a acercarse a ti, no dudes en decírmelo. Quizás la policía no quiera hacer nada para cuidarte, pero yo quisiera hacerlo.

—Confío en que después de esto, haya captado la indirecta —Koinatsu se rio un poco, a pesar del dolor que aún sentía, no quería que esto le amargase la vida por siempre.

—No será capaz de conducir un auto en mucho tiempo, y eso da igual porque… su auto ya no funciona. Así que, también le costará adquirir otro.

Cada vez más curiosa con lo que sea que Shabana-kun le haya hecho a Fujita, Koinatsu sonrió bajando la cabeza.

—Shabana-kun.

—¿Mmm?

—Eres un buen chico, pero recuerda que la violencia no debe regir tu vida.

—Eso trato —respondió.

Koinatsu no supo si él había sido sincero o no. Esperaba que sí.

De cualquier forma, ella dejó que él se fuese a su propia casa y comenzase el dolor de cabeza con respecto a los trámites policiacos, además de notificar en su trabajo sobre su ataque, pidiendo un permiso por incapacidad hasta que pudiese ponerse de pie otra vez.

Serían días difíciles, pero al menos algo bueno salió de todo esto.

Las visitas de Gyūtarō Shabana eran cada vez más agradables. En uno de ellos incluso su hermana Ume lo acompañó.

Lo que supo de Fujita-san más tarde, fue que Gyūtarō le rompió ambas piernas hasta un punto en el que nunca podría volver a caminar con normalidad; luego. La policía dijo que, tal vez, mientras trataba de escapar de alguien, perdió el control de su auto y sufrió un choque contra un árbol, lo que empeoró sus heridas. Gracias a todos esos golpes, sufría una pérdida parcial de la memoria, por lo que no era capaz de recordar lo que le pasó horas antes de su "ataque", ni tampoco podía describir a dicha persona. "Curiosamente" eso pasó a unos cuantos metros de donde se le encontró a ella.

Koinatsu declaró que no sabía qué había pasado con él, pero su ataque debió haberlo provocado alguien más, a quien ella prefirió decir que tampoco lo recordaba.

La policía pensaba que quien la atacó a ella también debió haber atacado a Fujita-san, pero no podían estar seguros ya que ninguna de las víctimas podía dar una declaración clara.

En cuanto a Gyūtarō, cuando se le cuestionó, él dijo que sólo iba pasando por ahí cuando vio a Koinatsu Tokito tirada en el camino, por lo que decidió llevarla a su casa debido a que la "conocía" y fue su "primera reacción" ante lo sucedido.

Quizás alguna vez Koinatsu le pediría más detalles a Gyūtarō sobre aquello, pero por el momento, ella prefirió pasar su recuperación en paz, disfrutando de sus visitas.

FIN—


Una ship que no sabía que podía ser cierta, pero al parecer, ya algunos en AO3 los shippean también. WIIII, eso me gusta mucho.

¡Espero que les haya gustado y gracias por leer!


Reviews?


Si quieres saber más de este y/u otros fics, eres cordialmente invitado(a) a seguirme en mi página oficial de Facebook: "Adilay Ackatery" (link en mi perfil). Información sobre las próximas actualizaciones, memes, vídeos usando mi voz y mi poca carisma y muchas otras cosas más. ;)