Especial Monocromo terror.
- Exorcista. -
Pecado.
Aquel lugar era enorme, su techo decorado con mil imágenes de ángeles lucía lúgubre, oscuro, perverso.
Los enormes ventanales que antes dejaban cruzar el sol ahora parecían enormes y monstruosos ojos que se abrían hacia la eterna negrura mientras miraban el interior de lo que antes fuera un sagrado recinto.
Enormes candelabros pendían del techo por sus ennegrecidas cadenas con cientos de cuentas rotas como esqueletos cuyos huesos hubieran sido roídos
Abajo, en medio de aquel pasillo, con ojos fijos tres figuras en cuyas manos sostenían aditamentos poco convencionales esperaban.
Cuando el eco del lugar resonó con pasos firmes y fuertes, pero los pies de quien emitía aquello no rozaban el suelo.
Sobre el techo cabeza abajo un hombre caminaba, profanando las imágenes sacras grabadas en este. Sus pies, enfundados en negras botas, andaban como si la gravedad fuera omisa para él, caminado por el techo se acercó a aquellos que esperaban.
Un hombre de piel pálida, cabello negro y ojos grises los miró, esbozando una sonrisa cargada de malicia que mostraba sus colmillos en su perfecta alineación dental, su apariencia la completaba el par de cuernos que sobresalían de su negra cabellera.
—Zoe, Berner... Y padre Smith. Veo que decidieron llegar hasta aquí. ¿Ahora darán un santo sermón para purificar este lugar? — Preguntó el hombre parado en el techo mientras deslizaba uno de sus pies sobre la imagen que pisaba, dejando aquella pintura completamente calcinada, como si sus pies pisaran con fuego mismo.
—Levi... Basta de juegos, hemos venido a aquí para regresarte al infierno de donde saliste. — Gritó Erwin mientras sostenía un libro abierto en una mano y un pequeño cetro en la otra del cual los extremos eran una cruz y una afilada punta.
Levi chasqueó la lengua con fastidio, pero sus ojos se fijaron en Hanji.
— ¿Entonces el padre me debilitará y tú me mandarás al infierno, exorcista Zoe?... O tal vez prefieres que solo te llame Hanji... mi cálida y hermosa Hanji.
La castaña parecía molesta, más bien malhumorada como si todo aquello fuera algo que percibiera como innecesario.
—Tú sabes que esto debe ser así. Afuera hay cien monjes rezando con cien objetos sacros cada uno de ellos, jamás podrás salir de este lugar.— Afirmó ella.
Levi frunció el ceño y saltó al suelo dando una vuelta en el aire, cayendo perfectamente sobre sus pies, como si los cinco metros que le separaban de este no fuera más que dar un simple paso.
—¿Y la mocosa?— Preguntó, pasando su vista entre los tres hasta posarse en Moblit quien en una mano sostenía un rosario de madera y en la otra una botella con un líquido emanante de luz propia.
El rubio apretó un poco la botella y después habló.
—Tu pariente ya fue enviada de regreso a donde pertenece, Eren se sacrificó para lograrlo.
Levi levantó las cejas modificando un poco su expresión.
—Ya veo... así que perdiste a tu aprendiz.— Afirmó, nuevamente mirando a Hanji.
—¡Basta Levi! Demasiadas preguntas es hora de terminar con esto.— Intervino Erwin comenzando a pronunciar un rezo en un idioma ya no usado en la actualidad.
Moblit abrió la botella arrancando el corcho con la boca para derramar el líquido sobre el suelo, enseguida acompañó el rezo de Erwin.
Hanji descubrió sus brazos retrocediendo las mangas de su ropa mostrando su trigueña piel y como esta se encontraban cubiertas por una serie de tatuajes, símbolos, y textos en latín, arameo y lenguas muertas.
Hanji Zoe era la mejor exorcista que la luz del día hubiera visto, no había habido demonio, jin, ente, ni yokai que ella no hubiera podido apaciguar o enviar al lugar donde debía estar.
Sin embargo, el ser llamado Levi, que frente a ellos estaba, era un caso completamente diferente, un demonio uno cuya relación con Hanji había comenzado mucho tiempo atrás, tan atrás que cuando se vieron por primera vez ella era solo una niña mientras Levi es un ser con siglos rondando por la tierra.
Pero finalmente había llegado el día en que Hanji debía hacerlo volver al infierno.
Erwin fue el primero en atacar, usando aquella arma de punta afilada, Levi era demasiado ágil y rápido, aun así el rubio logró realizarle un corte en la mejilla.
El de cabello negro se detuvo un instante al notar una gota de sangre escurrir en aquel corte que no había cerrado de inmediato y parecía que no lo haría, era claro que el arma de Erwin estaba hecha para dañar demonios. Y este gruñó ante aquello, tensó los dedos de sus manos mostrando afiladas garras, pero, en cuanto dio un paso al frente, bajo sus pies se iluminó un amplio símbolo. Los ojos grises bajaron la vista al suelo para ver que había pisado aquel líquido brillante que Moblit derramó antes.
Aquella acción le confirió al rubio más bajo la posibilidad de crear aquel símbolo contenedor. Aún con ello el demonio de negros cabellos sonrió y caminó al borde del símbolo para golpear el espacio vacío frente a él. Sin embargo, el golpe chocó contra una pared invisible que dejó ver un brillo, como el de dos metales chirriando al chocar sus superficies.
Levi realizó un chasquido con la lengua.
—Bien Berner, veo que has mejorado mucho tu técnica de encierro... Supongo que esto es solo para darle tiempo a Zoe de estar lista... — Pronunció para mirarlos con cierto desdén.
Moblit pronunciaba un rezo en latín mientras mantenía ambas manos extendidas al frente. Hanji por su parte estaba de pie completamente inmóvil con las palmas de las manos juntas mientras sus labios se movían en una oración muda.
Levi pudo ver como los tatuajes en los brazos de la castaña comenzaron a brillar, esperó unos segundos más y después con el puño cerrado golpeó la pared invisible frente a él haciendo que grietas brillantes se dibujaran suspendidas en el aire.
Moblit mostró claro dolor ante el golpe, como si él lo hubiera recibido. Erwin se puso a su lado y sostuvo los brazos del más bajo para que estos no bajarán.
Levi volvió a empuñar, esta vez el golpe fue tan fuerte que aquella cúpula invisible sobre él se partió en mil pedazos.
Moblit cayó al suelo ahora bañado en sudor y respirando con dificultad. Erwin lo sostuvo para evitar que se golpeara contra la dura superficie.
Levi se lanzó al frente con sus garras como dagas clamantes de sangre. En aquel instante los ojos de Hanji se abrieron con un brillo de luz almendrada y entonces el aire frente al demonio se rasgó, mostrando un portal que casi se tragó al demonio pero este logró esquivar aquello.
Al caer al suelo gruñó con una mezcla de molestia y furia, esta vez se lanzó contra Hanji, más rápido que la reacción de sus compañeros, Levi la sostuvo con fuerza y ella le miró con temple y decisión aún con aquel resplandor en su mirada.
Hanji, sujeta por Levi, cayó de espaldas llevando sus manos al frente para abrazarlo, sosteniéndolo en su caída y a espaldas de ella un nuevo portal se abrió con una luz intensa, roja y brillante.
Los ojos de Levi se abrieron de par en par ante aquello, no tenía ningún punto de apoyo para moverse esta vez aunado a que Hanji lo abrazaba y ha generado peso, solo un segundo tomó para que ambos fueran tragados por aquel portal que pareció arder en llamas tras engullirlos y finalmente cerrarse dejando el suelo vacío en donde hace nada habían estado ambos.
Erwin y Moblit se levantaron, aún con el presente dolor de su breve lucha con el demonio.
—Hanji...— Pronunció Moblit. Un momento después las puertas del lugar se abrieron y, con paso cauto, ingresaron uno a uno los cien monjes que en verdad rezaban afuera, cada uno sosteniendo un objeto sagrado, una reliquia sacra y su enorme fe en cánticos que habían evitado que Levi pudiera salir de aquel lugar antes.
Uno de los monjes se acercó a ellos con mudas pero claras preguntas.
Moblit mostró un rostro serio, Erwin fue el que habló.
—Se ha ido... para siempre. El demonio Levi ha sido enviado al infierno... y Hanji... Hanji se sacrificó para arrastrarlo a este... Así como Eren lo hizo para enviar a la otra demonio...
Cada uno de los monjes bajó la cabeza, el silencio fue sepulcral y sólo algunas lágrimas se mostraron correr por el rostro de quienes la habían conocido. Hanji Zoe la mejor exorcista que había existido acababa de condenarse así misma al eterno horror del infierno para salvar la vida de muchos otros...
Los rezos se reiniciaron, pero esta vez clamando al cielo para que, en su inmenso poder, rescatara el alma de Hanji del averno.
Varias horas más tarde.
—¿Crees que fue lo correcto? — Preguntó Moblit ahora a solas con Erwin mientras por fin podían tomar un descanso en una de las salas privadas del recinto religioso.
Erwin, quien estaba sentado en un pequeño escritorio del lugar, apuntó un par más de líneas en la hoja frente a él.
—Sí, creo que fue lo mejor. Si no se hubiera hecho de esta forma entonces nunca hubiéramos tenido paz. Ahora debemos terminar estos informes, aún debemos regresar para más estudios, los superiores quieren confirmar que estamos bien tanto de forma física como mental.
Moblit asintió con un movimiento de cabeza.
—El funeral será mañana, habrá mucha gente, no sé si pueda verlos a la cara.
Erwin observó a Moblit un poco, sabía que era un hombre que se regía por la honestidad, pero sabía que su aprecio por Hanji era aún mayor.
—No te preocupes, yo me ocuparé de las palabras a los presentes y hablaré con los padres de Eren, aun así, es probable que su hermano Zeke tenga sus dudas sobre lo ocurrido. Y no lo culpo, es muy minucioso en su observación.
Lejos de ahí.
Los párpados se abrieron lentamente, una luz clara le hizo despertar para sentir una brisa sobre su rostro.
Hanji se había despertado, miró a su alrededor intentando levantarse. Al fin ubicó dónde se encontraba, un hermosa habitación blanca con decoración de suaves tonos durazno, incluso ella vestía un ligero camisón blanco.
Su cuerpo dolía, pero un ligero sonido sobre una mesa le instó a voltear hacia la amplia ventana del lugar que daba hacia un balcón.
Ahí pudo ver una pequeña mesita y junto a esta un hombre sentado tomando té.
—Al fin despertaste... — Pronunció Levi ahora con una apariencia completamente humana vistiendo un traje negro cuyo saco reposaba sobre el respaldo de la silla que usaba.
—¿Todo terminó? — Preguntó ella intentando levantarse, a lo que Levi correspondió caminando hacia ella para evitar que se saliera de la cama.
—Sí, pero tú estás agotada. Eres idiota e inconsciente. Así que tu plan era usar un jodido portal... No entiendes que los portales no están hechos para que los humanos los crucen. Pudiste morir. — Regañó Levi pero la respuesta de Hanji fue una sonrisa.
—Si lo hubieras sabido entonces no hubieras aceptado. Eren también lo sabía, era claro que no podíamos decirles, además confío en mis habilidades, aunque claro no lo haré de nuevo.
Levi frunció el ceño aún molesto.
—Tú y el mocoso idiota, ambos son unos... — Se quejó nuevamente, pero cortó sus palabras, ya no tenía caso reclamar por aquello. Solo movió la cabeza y pasó a una mejor acción inclinándose y posando sus labios sobre los de Hanji.
—Ahora sólo queda que Moblit y Erwin den una actuación creíble en el funeral.
—La darán, ahora podemos irnos lejos y empezar de cero. No más rezos antiguos, no más demonios ...— Afirmó él dando una suave caricia al rostro de la castaña.
—Sí, sí, sí... "Qué bello y romántico." Por todos los infiernos me van a hacer vomitar.— Se escuchó la voz áspera de un hombre tras ellos.
En la puerta se encontraba un hombre alto, vestido con un elegante traje negro y un sombrero que daba sombra a su afilada mirada gris con un destello rojo.
—Largo Kenny. Manchas nuestro momento con tu peste a azufre. — Se quejó Levi. Mientras Hanji solo le miró con un gesto de saludo.
Kenny levantó las cejas como si estuviera ofendido, levantó su sombrero y después sonrió mostrando los colmillos en su dentadura.
—¿Azufre?... Si bueno eso debe ser porque soy el diablo en persona y tu madre también es un demonio y claro te recuerdo que tú también sobrino. Además, están en una de mis casas y solo venía a dejarles los papeles que usarán, enano malagradecido. Por cierto, también llévense a los mocosos de la otra habitación son tan empalagosos que harán que me enferme. — Se quejó para dejar en la mesa un sobre y salir del lugar.
—Kenny es demasiado amable para ser el demonio que es. — Afirmó Hanji.
Levi solo rodó los ojos.
—Kenny es de la forma que le conviene en cada momento. Pero eso no importa ahora.— Afirmó el demonio azabache para regresar al beso que habían pausado.
Y era que en realidad que todo aquello visto en la iglesia no era más que una actuación, la actuación que ejecutaron para conseguir ser libres de la persecución que se había desatado sobre Levi cuando su condición real se reveló.
Años atrás.
Levi era un ser solitario que vagaba por el mundo, no pretendía hacer las mismas actividades de su tío que, si bien lo había educado, no compartían sus formas de existencia. Era un demonio ciertamente pero lejos de lo que los humanos plasmaban de ellos, él era alguien con deseo de una existencia tranquila.
Aunque en algún par de ocasiones había sido descubierta su verdadera naturaleza y, más aún, podía desaparecer a los perseguidores prefería irse del lugar antes que hacerles daño.
Así fue como una tarde "huyendo" de un grupo de mal llamados cazadores de demonios de la iglesia entró a una pequeña casa rural en el establo se sentó en un montón de paja y esperó, cuando una vocecita le llamó.
—¿Te estás escondiendo de los exorcistas? ¿Eres el diablo?
Levi frunció las cejas molesto pero aquella voz infantil no le hizo pensar en ningún peligro. Al girarse se encontró con una niña, una chiquilla de cabello castaño, lentes y ojos caramelo grandes y curiosos, no mayor de unos 9 o 10 años.
—Y si es así, ¿tus padres no te han dicho que no debes acercarte a extraños? — Le respondió Levi.
Hanji lo estudió con la mirada.
—Tú entraste a mi casa, estaba aquí mirando unos insectos y te vi entrar, te observé un poco y noté que no tienes sombra, mi papá dice que los demonios pueden ocultar su sombra para que no los noten cuando pasan. Además, parece que te estás ocultando. Y por aquí solo se habla de los exorcistas, las noticias llegan rápido. Dicen que hay un demonio por el lugar.
Levi torció ligeramente la mueca, la chiquilla era inteligente pero tontamente confiada, aunque a su corta edad no era extraña tanta inocencia.
—Y si sabes eso, entonces deberías irte ¿Acaso crees que no te haré daño?
Hanji sonrió mostrando que le faltaba uno de sus dientes, claramente aún no termina de cambiar sus dientes de leche.
—Creo que si me fueras a hacer daño ya lo hubieras hecho. Mientras te escondes ¿Te gustaría ver mis insectos?— Preguntó de forma alegre mientras sacaba de una pequeña bolsa que colgaba de su hombro un saltamontes bastante grande con colores verdes intensos.
Levi nuevamente frunció el sueño por aquel insecto, no era que fuera un bicho peligroso, pero ciertamente él no era admirador de estos.
—No me acerques esa cosa, está sucia. — Se quejó mientras la castaña solo reía. Cuando un sonido se escuchó en la entrada principal.
Ambos guardaron silencio, Levi se acercó y miró discretamente por el borde de la puerta notando a tres hombres que tocaban la puerta de la casa.
—Me voy— Afirmó Levi al ver que eran los exorcistas.
—Mis papás no están en casa... Esos hombres se tienen que ir. — Respondió Hanji muy segura. Levi, en cambio, retrocedió al fondo del lugar y simplemente se desvaneció en la sombra.
Hanji miró aquello, pero su atención regresó al frente notando que los hombres no se retiran de la casa. Ella frunció el ceño y retrocedió pues no quería nada que ver con ellos, además sus padres le habían dicho que no se acercara ni hablara con los exorcistas o religiosos que no fueran del lugar, pues corrían fuertes rumores que aquellos con el rango de exorcistas parecían abusar de su poder con frecuencia.
Ella caminó al fondo en busca del montón de paja para ocultarse dentro cuando una voz le llamó.
—Hey niña, ¿Dónde están tus padres?
Hanji se giró para ver que los tres hombres estaban en la puerta del establo.
Ella se mostró seria, a diferencia de cuando se acercó a Levi.
— Ellos regresarán pronto.— Afirmó.
Los tres hombres la observaron un poco e intercambiaron miradas por un momento.
—Es un descuido terrible de su parte, dejándote aquí sola, cuando hay un demonio rondando por aquí. Él podría comerte.— Afirmó uno de los hombres.
Mientras otro se acercó a Hanji y puso una mano sobre su hombro.
—Ven con nosotros pequeña, te cuidaremos mientras tus padres regresan.
Hanji se soltó de aquel contacto con clara desconfianza.
—Puedo cuidarme sola. Además, no iría con extraños. — Reclamó ella, retrocediendo hacia el montón de paja.
El tercer hombre caminó hacia ella y sujetó su brazo con fuerza.
—Es una pena que el demonio desaparezca a otra mujercita.
Los ojos de Hanji se abrieron con temor, sabía que aquello era algo malo, si bien no veía todo el horror que había en esas palabras entendía perfectamente que esos hombres le harían daño y culparían al demonio.
Sin embargo, en aquel momento otra mano tomó la del hombre y, de entre la paja, la figura del demonio que buscaban emergió. Sus facciones mostraban aquellos rasgos no humanos pero lo que congeló al hombre fue la expresión de completa ira en los ojos del demonio.
—Los humanos pueden ser aún más repulsivos que los que cazan. — Pronunció y aquel hombre comenzó a gritar al sentir que la mano que lo sujetaba elevaba más y más su temperatura. En tan solo unos segundos vio como su muñeca se calcinaba hasta el hueso.
Hanji retrocedió impactada, Levi solo la tomó con su mano libre girándola hacia él para cubrir su rostro y no viera lo que haría.
La pequeña castaña sólo sintió una ola de calor pasar y un conjunto de gritos sofocados. Para cuando Levi la dejó mirar solo pudo ver tres grandes y ennegrecidas manchas en el suelo del lugar.
Ella le miró y este solo se inclinó para poner un mechón de su chocolate cabello tras la oreja.
— Está bien ahora, ellos ya no te pueden hacer daño, ni se lo harán a nadie más. Me quedaré aquí hasta que lleguen tus padres. — Los ojos chocolate de Hanji se llenaron de lágrimas y sólo se abrazó a Levi. —No tiene por qué llorar, incluso te podría dar algo para que nadie te pueda hacer daño.— Afirmó, separándola y tomando su mano en la de él colocó uno de sus dedos sobre el brazo infantil y dibujó una pequeña figura que se marcó en la piel como un tatuaje. —Esta marca hará que quien quiera dañarte sienta el terror de enfrentarme si te lastima.
Hanji se secó las lágrimas y miró aquello con curiosidad.
Y ese fue el inicio del lazo entre ellos, Hanji aprendiendo del demonio que conoció y Levi mirándola crecer frente a sus ojos mientras un amor se formaba hacia una Hanji adulta, que no sólo aprendió de él, sino que se convirtió en la mejor exorcista, para ser ella quien ayudara a aquellos que no tuvieron la suerte de cruzarse con seres racionales como lo era Levi.
Así ella ganó uno a uno los grabados de sus brazos y su poder fue cultivado bajo el secreto de donde provenía.
Sin embargo, llegó el fatídico día en que la naturaleza demoníaca de Levi fue descubierta, expuesto como un ser que debía morir y todos los ojos se posaron en Hanji para dicho trabajo.
Pero no estuvieron solos y gracias a la ayuda de Erwin y Moblit, quienes conocían bien la verdad de su historia, los ayudaron a planear aquello.
Por otra parte, Eren, el aprendiz de Hanji, un joven enérgico, descuidado y algo problemático, pero con un talento natural para las invocaciones había caído en la misma situación de enamoramiento que Hanji pero con la hermosa prima de Levi, el demonio Mikasa.
Y es que Levi no rondaba solo por el mundo, su familia estaba ahí en la tierra también, pero él prefería recorrer solo, hasta el día que se topó con la pequeña Hanji.
Finalmente, ambos chicos participaron en la misma treta, y ahora Hanji y Eren estaban "muertos" para el mundo, pero libres de vivir su respectivo amor que era considerado un pecado por la tajante ley del ser humano.
Días más tarde.
Hanji leía una carta bajó el remitente de "El comandante de la libertad y el fiel asistente''. "
En aquella Erwin y Moblit le contaban los pormenores después de su "fallecimiento" y les advertían que tuvieran cuidado con sus pasos ya que el hermano de Eren no se había tragado la historia y andaba buscado entre sombras, lo riesgoso de ello era que Zeke tenía un alto rango como exorcista.
Hanji dobló la hoja con cuidado mientras unas manos rodearon su cintura y se posaron en su vientre que aún ocultaba discreto, la razón más importante para ellos de escapar de todos.
—No te preocupes. Ese barbón no nos encontrará y si acaso lo hace, le haré sentir lo que es enfrentar a un demonio de verdad.
Hanji posó sus manos sobre las de Levi y sonrió.
—Lo sé, no me preocupa eso, pero me gustaría que, en el futuro, este pequeño pueda tener una vida normal. — Explicó ella.
Levi frunció un poco el ceño.
—Tendrá una vida plena y feliz pero normal no es la palabra adecuada. Después de todo tiene mi sangre.
Hanji solo sonrió y se giró para besar a su amado demonio.
Mientras por la ventana Kenny los miraba. El mayor rodó solo los ojos ante el hecho de que su sobrino había caído completamente en el peor de los hechizos humanos, el amor.
Y pronto tendría que ver a una versión aún más diminuta de este corriendo por alguna de sus propiedades del mundo humano.
Fin. :3
Gracias por leer.
