Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo a los personajes para fines de esta historia.

~II. Sirviente infernal. ~

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Los cuchillos eran armas livianas y silenciosas, a Kohaku le gustaban.

— ¿Qué demonios te pasa? —el hombre que Kohaku sostenía en un apretado agarre contra la pared vociferó—. ¡Suéltame maldita puta! ¡Estás loca!

— ¡Ja! Cállate, escoria. Basuras como tú deben recibir el castigo que merecen. —ella amortiguó su voz en apenas un peligroso susurro, sin pensarlo dos veces estrujó con más fuerza el cuello de la camisa del sujeto cortándole parcialmente la respiración.

Los quejidos se elevaron exponencialmente en el aire y los labios de Senku (quien se encontraba en una esquina oscura de aquel callón) se torcieron inevitablemente en una mueca de fastidio por lo escandaloso que estaba siendo el patético mortal. Las estúpidas preguntas de esas sucias criaturas ante la obviedad de la situación siempre le causaron molestia y desagrado e incluso en algunos casos hasta un atisbo de lástima.

—Deja de jugar Leona y termina de una vez. —advirtió el demonio cuando comenzó a perder la poca paciencia que aún poseía en ese momento.

Estaba irritado y lo único que quería era largarse de ese lugar cuanto antes, el mundo mortal si bien era fascinante para Senku, también tenía el hediondo olor de la estupidez humana.

Ella miró al demonio por encima del hombro, notando el humor de éste y reconoció que en efecto él estaba hablando en serio. Bien, Kohaku no podría discutir sobre su apremiante petición… más bien, orden. Liberó una de sus manos del agarre al cuello del sujeto para tomar su arma favorita de la cinta que colgaba en su cintura, provocando en el proceso una gutural exhalación en el pobre desdichado.

Kohaku acercó peligrosamente el objeto a la garganta del hombre, la hoja metálica emitió un efímero destello en la oscuridad de la noche. Los ojos del hombre se dilataron ante la visión y expectativa de su destino a manos de la chica, forcejeó tratando de liberar su agarre pero fue inútil… ella, esa extraña mujer era inusualmente fuerte y parecía genuinamente decidida.

El filo recorrió su piel provocándole una leve sensación de irritación en la carne.

— ¡Puedo darte lo que quieras! —Él prácticamente gritó en desesperación, tratando de llamar la atención de Senku—. Lo que sea que quieras será tuyo si me la quitas de encima. ¡Por favor! —suplicó.

El Demonio apenas le prestó atención, sin embargo reconoció el temor en el tono de voz y el rostro de la víctima de Kohaku.

—Lo que quiero, estoy a punto de conseguirlo. —una oscura promesa flotó en el aire y una siniestra sonrisa deformó la comisura de los labios de Senku—. Kohaku, date prisa.

— ¡Ya te escuché! Deja de presionar, bien podrías hacerlo tú mismo. —se quejó la chica mirando de soslayo a Senku para enviarle una mala mirada.

—Para eso te tengo a ti, Leona.

Y él tenía razón, ella se había convertido en su fiel sirviente después de todo.

— ¡No me llames Leona, escoria!

Sin dar tiempo a nada más y aún con la ligera irritación debido a la apremiante actitud del demonio, Kohaku incrustó el cuchillo en el pecho del hombre justo a la altura de su corazón.

Bien, su trabajo estaba hecho.

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—Cubrí la estúpida cuota, me tomaré un par de días. —soltó Senku casualmente mientras arrojaba una mullida carpeta sobre la mesa que ocupaba junto a sus otros compañeros.

—Me sorprende que pudieras cubrirla antes de final de mes, para empezar. —Ryusui apartó el folder a un lado sin tomarse la molestia de abrirla, no lo necesitaba a decir verdad ya que él confiaba en la palabra de su amigo.

Senku se limitó a cruzarse de brazos ignorando el molesto comentario del mimado Demonio, su jefe. Ryusui Nanami (como le gustaba autoproclamarse en el mundo humano) tenía una pequeña agencia infernal que brindaba un servicio especial a ciertos mortales, los humanos podrían llamarlos o catalogarlos como una especie de "mercenarios" del mundo sobrenatural cuyo único pago de interés eran las almas humanas de sus objetivos.

Kohaku entendió entonces el significado de las palabras de Senku aquella noche cuando él se refirió a sí mismo como "un demonio que asesina humanos".

—No es de extrañar Ryusui-chan, recordemos que es Kohaku-chan la que se encarga del trabajo sucio de Senku-chan —los labios de Gen se curvaron en una leve sonrisa de picardía dirigida específicamente hacia Senku, quien no hizo más que corresponder dicho gesto y palabras de insinuación con un audible resoplido—. Su linda esclava humana. —siguió—. Aún me sorprende que el demonio que perjuraba despreciar a los humanos hiciera un pacto con uno.

—Cierra la boca murciélago —Senku levantó el dedo medio hacia el demonio de cabellera bicolor—. No olvido que fue tu culpa que esto sucediera. —sus ojos se llenaron de irritación no disimulada.

—No puedes culparme de nada Senku-chan… fuiste tú el que tomó la decisión de hacer el pacto con ella a final de cuentas. —Gen apretó su mano a la altura de su corazón con un exagerado dramatismo tan digno de él.

Un siseo fue la única respuesta que obtuvo de Senku, por el momento dejaría las cosas como estaban pero se prometió a sí mismo que haría escarmentar a ese charlatán por su deliberada y sucia treta.

Kohaku quien hasta entonces permanecía al margen de la conversación le envió una mala mirada al murciélago Asagiri (como ella le había designado) dándole a Senku la razón. No fue difícil para ella reconocer a este hábil y charlatán demonio cuando llegó al infierno, supo entonces que todo fue vilmente confabulado porque fue Gen quien le entregó aquel libro en el mundo humano y quien sin mucho esfuerzo la convenció de invocar a Senku para salvar a Ruri. Kohaku no podía entender del todo los motivos ocultos tras sus acciones.

—Aunque no creo realmente que estés arrepentido de tener contigo a Kohaku-chan. —poniendo su mejor sonrisa, Gen extendió su mano hacia la chica.

Kohaku casi se estremeció cuando sintió la mano de Asagiri contra su mejilla e iba a protestar por tan atrevida acción, sin embargo antes de que pudiera emitir queja alguna, un ligero gruñido resonó por la habitación y la mano de Gen fue retirada bruscamente del rostro de Kohaku.

La ociosa conversación quedó a un lado y las miradas se enfocaron en Senku, quien sin explicación alguna había apartado la intrusiva mano de su compañero. Asagiri por su parte, lejos de enojarse o extrañarse, encontró aquel gesto gracioso y totalmente esperado.

—Nos tomaremos unos días, puedes enviarnos la lista de objetivos en el transcurso de esta semana Ryusui —Senku se levantó con el ceño fruncido y una mirada ligeramente desdeñosa hacia Gen—. Vamos Leona.

Y con eso Senku emprendió camino hacia a la salida del bar, uno de los negocios que Ryusui tenía en el mundo humano. Hablaba en serio cuando dijo que necesitaba tomarse unos días libres de ese trabajo.

Kohaku lo siguió segundos después sin poder entender lo que había pasado.

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Kohaku deslizó una de las nuevas adquisiciones de Senku en el espacio sobrante del estante, una gruesa enciclopedia que nada tenía que ver con las artes demoniacas ni mucho menos con literatura cabalística, de todas maneras este estante no correspondía a dicha sección del interés literario de su "maestro".

La chica casi se burló de Senku por albergar semejante colección, él, quien decía tener cierto grado de aversión por los humanos parecía guardar interés por el conocimiento de éstos hacia el mundo que les rodeaba, sí, Senku era un completo Nerd demoniaco.

Y con toda honestidad esto le sorprendió. Ahora Kohaku tenía genuina curiosidad por saber si los rumores sobre la convivencia de Senku con grandes mentes científicas de la historia humana eran reales, pero conociéndolo como ya lo hacía en esos cuatro años desde la realización del pacto, ella podría garantizar que eran ciertos cada uno de ellos. Incluso él tenía sus pequeñas excepciones con respecto a su aversión por los humanos, era la estupidez y ciertos aspectos de esa naturaleza la que encontraba desagradable en sí.

Cuatro años de estar a su completo servicio… sin poder ver a su familia… a Ruri. La única cosa que realmente la consolaba era la certeza de que su hermana seguía con vida.

La mano de Kohaku falló al colocar el siguiente ejemplar en su sitio y el libro cayó con un sonido estruendoso al suelo, maldición, lo último que quería era perturbar el descanso de Senku. Se suponía que él debería estar durmiendo.

Lo que también debería estar haciendo ella después de una larga jornada de "trabajo". Cruzar la línea del límite entre la frontera del mundo humano y el infierno requería una gran cantidad de poder cabalístico y Senku a pesar de ser un demonio con cierto grado de poder, aún podía resentir ese desgaste tras cada manifestación al mundo mortal, más con Kohaku acompañándolo.

Las almas eran un poderoso aliciente para mantener el poder y vitalidad en un demonio, pero ahora parecía que ni siquiera eso funcionaba con Senku. Él se veía terriblemente cansado e incluso irritado, sin embargo, a pesar de existir otro método para aplacar ese desgaste de poder, Senku se negó rotundamente a recurrir a éste.

Y ella sabía por qué.

—Y yo que pensé que los libros no eran de tu interés, Leona.

Kohaku se dio la vuelta para ver a Senku de pie en la entrada de su biblioteca privada con una aburrida camiseta blanca y pantalones grises holgados, algo que distaba diametralmente de su atuendo formal. También se dio cuenta de que no estaba con su apariencia infernal de antaño y el único vestigio de su verdadera naturaleza era esa cola demoniaca que sobresalía de su pantalón y se balanceaba perezosamente al andar.

—Los dejaste sobre uno de los sofás y estaban molestándome —se justificó—. Oh, y no quería despertarte… el libro se me resbaló de las manos y se calló. Regresa a dormir, me encargaré de ordenar este desastre.

Él resopló ante la excusa de la chica y la vio agitar la mano con desdén para instarlo a marcharse.

—No estaba dormido.

Kohaku se encontró con sus fascinantes ojos carmín por un momento y en efecto, él estaba diciéndole la verdad, lo supo no sólo por el leve destello de sinceridad en éstos sino por las evidentes ojeras que comenzaban a formarse bajo sus ojos. Sí, se veía fatal.

—Te ves horrible. —ella no escatimó en delicadeza o asertividad, Kohaku prefería siempre ir directamente al punto.

—No molestes, los estúpidos trabajos de Ryusui tienen la culpa. —gruñó con una pizca de irritación. En parte así era, pero Senku sabía que no se trataba únicamente de eso.

Si bien Kohaku era una excelente herramienta para el trabajo sucio, también resultaba un coste extra en manifestaciones al mundo mortal ya que después de todo, su alma estaba ligada al infierno tal como la existencia misma de Senku en el inframundo.

Kohaku no podría regresar al mundo mortal a menos que fuese con ayuda de Senku, aún si el pacto fuese anulado ella permanecería en el infierno.

—Las almas ya no son suficientes ¿Cierto? —Ella preguntó de repente y Senku la miró con relativa sorpresa al haber adivinado sus pensamientos—. Si es el caso ¿Por qué te niegas a usar el otro método?

Se lo había dejado muy en claro desde el primer momento, sin embargo esto parecía un caso en el que bien podría mandar esa tonta negativa a un lado.

El rostro de Senku se arrugó un poco al considerar la idea de Kohaku.

—Me remito a las almas, te lo dejé muy en claro aquella ocasión, Leona.

—Dijiste algo sobre no coger con "sucios humanos" pero no mencionaste nada sobre hacerlo con otros demonios —el rostro de Kohaku fue cuidadosamente neutral al momento de exponer los hechos—. ¿Acaso no funciona? Entre demonios, quiero decir.

Las cejas de Senku se fruncieron ante su inesperada cuestión al considerar que no era un tema de su incumbencia o al menos algo que no venía al caso.

—Demonios o humanos, da igual cuando se trata del poder revitalizante de la lujuria. —quizá no era un tema de conversación que quisiera tener con ella pero no podía tolerar el dejarla vivir en la ignorancia.

— ¿Cuál es el problema entonces? Si lo necesitas para subsistir ¿Por qué te niegas a eso? No creo que tengas problemas para conseguir sexo, de alguna manera eres atractivo así que no creo que ningún humano o demonio se niegue.

¿Pero qué demonios estaba divagando esta chica? Senku no pudo creer lo que ella estaba diciendo.

— ¿Ni siquiera tú? Eres mi sirviente después de todo. —Senku esbozó una amplia sonrisa de socarronería, estaba metiéndose con ella después de todo y no es como que estuviera hablando en serio—. Y aún recuerdo el ofrecimiento de aquella vez.

Al menos fue lo que él quiso pensar.

—No tengo problemas con eso, te lo dije la noche que hicimos el pacto. —se encogió de hombros como si no fuese la gran cosa.

Y era la verdad, esa idea estuvo resonado en la mente de Kohaku desde que comenzó a notar el estado de cansancio en Senku, pero lo conocía y sabía que él no aceptaría de buenas a primeras tal ofrecimiento.

Senku se sobresaltó por un breve instante ante tal declaración, ella no podía estar hablando en serio ¿Cierto? Aunque la determinación en el semblante de Kohaku y ese extraño pero llamativo brillo en su mirada decían todo lo contrario.

—Deja de decir tonterías Kohaku —Senku chasqueó antes de darle la espalda con la firme intención de huir de ahí—. Sólo necesito descansar.

—Al menos podrías considerarlo. —insistió nuevamente.

Pero él no dignificó una respuesta ante tal propuesta, en lugar de eso Senku simplemente se retiró a su habitación.

Kohaku no pudo negar que sintió una leve punzada de decepción ante su implícita negativa. No sabía exactamente qué estaba sucediendo con ella, pero no pudo negar el repentino interés que estaba sintiendo por él. Con vergüenza reconoció que en más de una ocasión había tenido sueños húmedos con su "maestro".

No era tan pura e inocente después de todo y ella lo deseaba.

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N/A:

Una parte más y listo XD Kohaku tiene la firme intención de ayudar a su testarudo demonio y lo va a hacer 7u7

Y nada, gracias a quienes se tomaron la molestia de leer esto :3 los y las amo!

Hasta la próxima! n.n