—Ok ok, ya está todo listo...— decía la tierna y tranquila voz de una hembra spix, de plumaje celeste como el cielo y ojos turquesas, vestida con mallones negros y una blusa blanca, llevando consigo un delantal rosado con unas manchas de harina y crema. —Bien, finalmente... ¡Ya terminé, Blu!— anuncio desde la cocina, enfrente de un pastel recién horneado y decorado, este era color blanco, con bordes azules y morados, con algunas líneas en negro, y con un "Feliz cumpleaños, Mis Niños" escrito arriba.

—Bien, ¿como te fue, Perla?— preguntó otro spix entrando a la cocina desde la sala, un macho de plumas azul oscuro y de ojos color ambar, vestido con una playera negra algo ajustada y pantalones de mezclilla negros, un poco rasgados en las rodillas, además de tener un poco de confeti sobre su cuerpo por estar decorando allá. —Oh ¡wow! ¡Se ve increíble, querida!— exclamó con asombró al ver el pastel que su esposa había horneado recién.

—Gracias, ya tenía años que no horneaba, pero, ¡me quedo muy bien!— decía con felicidad, contenta de que le haya gustado a su marido. Después, solo se quitó el delantal, dejándolo al lado. —y justo a tiempo, una hora antes de que los niños salgan de la escuela—

—Así es, sin duda les darás una gran sorpresa cuando los traiga— dijo el macho, acercándose a la barra para tomar sus llaves, pero enseguida Perla lo detuvo.

—No, creo que está ocasión yo iré por ellos— le quitó las llaves enseguida, sonriéndole con determinación. —Tu puedes quedarte a limpiar—

—¡Oh vamos! sabes que la suciedad me da ansiedad, tu eres más relajada con eso— Blu miro un momento la zona que Perla uso para hornear, todo lleno de crema, harina, trozos de bizcocho cortado y latas de otros ingredientes por ahí.

—Precisamente, tu haces un excelente trabajo en dejar todo reluciente— le aprieta los cachetes. —Anda, será divertido... Además, mi Papá y mi Tía vendrán en unos minutos, seguro te harán compañía—

—Pues... La Tía Mimi es agradable, pero sabes que tu Papá todavía me odia por no ser lo que esperaba de un macho— respondió el.

—Ay, no exageres, no te odia, solo le caes mal, que es diferente— Perla lo rodea del cuello con sus brazos, abrazándose un poco a él. —No te preocupes, que en dos años mínimo te dirá yerno y podrán llevarse mejor—

—Esta bien, confío en ti para eso— dijo tranquilo, mirando a otro lado, pero luego de darle una sonrisa a Perla, le dió un beso apasionado en su lindo pico, cerrando los ojos por puro instinto.

Ella aceptó el beso, disfrutando de este momento dónde podía compartir el cariño que sentía por su amado esposo, sintiéndose relajada de estar con él, alegre de haber formado una familia con aquel macho que eligió por sobre otros, y sobretodo, siendo feliz.

Al final se separó del beso, topando ligeramente sus picos mientras giraban con delicadeza aún abrazados, desbordando miel por doquier.

—Te amo mucho, Mi azulito hermoso~— dijo Perla, mirándole a los ojos con una cara de enamorada.

—Yo también Te amo demasiado, mi preciosa Zafiro~— finalizó Blu, también observándola con aquel sentimiento de calidez invadiendo su ser.

Después de esa demostración de amor mutuo, tuvieron que despedirse, Perla salió de casa y subió al vehículo de la familia: Una camioneta plateada con ciertas partes pintadas en negro, lista para irse con ella para recoger a sus hijos al colegio. Mientras que Blu, ya con un delantal y guantes de limpieza, se dispuso a dejar la cocina impecable, además de guardar el pastel en el refrigerador para que estuviera fresco para cuando sus crías llegaran.

Sin embargo, como Perla había mencionado antes, su padre y tía habían llegado, cosa que no sería mucho problema, de no ser porque el suegro de Blu no se dedicó a otra cosa más que a criticarlo, mientras que su hermana solo se cubría la cara en vergüenza. Aunque bueno, no era la primera vez, y Blu no se iba a dejar intimidar por él, por lo que solo se limito a dar respuestas sarcásticas, sin llegar a ser muy directo o grosero, hoy era un día muy especial y no era momento para generar algún tipo de conflicto innecesario.

—Ok... ¡Termine!— exclamó el macho con alivio, ya guardando sus utensilios de limpieza, sentándose por fin para descansar.

—¡Ja! Mi hija lo hubiera hecho más rápido, y seguro mejor— dijo el Guacamayo más mayor, en sus 60's aproximadamente, portando un peinado estilo militar y con ojos verdes, llevando puesta una camisa blanca arremangada y pantalones de vestir negros.

—Ay señor, como le gusta molestar— la felicidad de Blu se acabó rápido, solo rodando los ojos mientras recargaba la cabeza en la silla donde estaba.

—Vamos Eduardo, no seas tan duro, ¡se ve que lo hizo muy bien!— dijo la hermana de este, con una complexión obesa, de plumas rizadas y ojos azules, vestida con una blusa rosada que cubría gran parte de sus brazos y mallones rojo vino. —Además, sabes que Perla nunca limpio bien—

—Por eso mismo me pidió a mi que lo hiciera— respondió Blu con cierto aire de victoria, cerrando los ojos mientras sonreía ligeramente. Eduardo solo miro con desaprobación a su hermana mientras que está solo acompaño a Blu en el sentimiento, cosa que no duraría mucho, pues enseguida los 3 escucharon la bocina de la camioneta afuera de la casa. —¡Ya llegaron!—

Blu se puso de pie, caminando hasta la sala, lugar que estaba ya decorado con todo lo ideal para una fiesta, pues globos flotaban el en techo mientras serpentinas y confeti yacía esparcido por el lugar. Él y los otros dos se quedaron enfrente de la puerta, esperando a que está se abriera, y cuando lo hizo, dijeron al unisono: —¡Sorpresa!—

Justo en la puerta se encontraba Perla, la hembra spix de hace un rato, acompañada de 3 polluelos aún portando sus uniformes escolares, dos machos de plumaje azul oscuro y ojos ámbar, y una hembra algo gordita de plumas claras y ojos verdes, los cuales enseguida abrieron sus ojos tanto como pudieron al ser recibidos con esta bienvenida.

—¡Ooohhh! ¡Que bien!— exclamaron los 3, entrando enseguida para abrazar a su Padre, el cual correspondió sin problemas, apretando con fuerza a sus pequeños.

—Ohh Carla, Tiago, Biel... Feliz cumpleaños, Mis niños— dijo aún en aquel abrazo, aunque al poco tiempo tuvo que soltarlos para que pudieran saludar también a su abuelo y tía abuela.

—¡Gracias, Papá!— exclamó uno de ellos, Tiago, yendo enseguida con su abuelo, el cual la tuvo fácil para cargarlo.

—Si, ¡este lugar se ve increíble!— dijo otra, Carla, yendo con su tía, aunque al estar algo gordita, realmente no pudo cargarla, así que la mayor solo se agachó para abrazarla.

—Es maravilloso sin duda— finalizó el otro, Biel, el cual solo se quedó ahí parado con las manos tras la espalda mientras sonreía.

—Pues que bien que les haya gustado, y eso que aún no ven lo demás— dijo Perla con emoción, caminando al comedor junto con el resto, al llegar, vieron sobre la mesa 3 cajas de pizza, una gran botella de refresco tamaño familiar, platos, vasos y tres gorros de cumpleaños.

Todo esto sin duda dejo maravillados al trío de polluelos, quienes enseguida fueron a sentarse, colocándose sus gorros para poder iniciar esta fiesta.

En cuestión de minutos, la familia ya se había terminado una de las pizzas, empezando ya con la segunda, eran más que nada de queso o champiñones. El ambiente sin duda era agradable, los tres cumpleañeros disfrutando del momento, Blu y Perla felices de poder hacer esto realidad para sus crías, y Eduardo junto con Mimi también conmovidos de formar parte de este momento en familia.

—y díganme niños, ¿como les fue en la escuela?— pregunto Blu, bebiendo tranquilo de su vaso con diseño de fiesta.

—¡Bien! Todos nos felicitaron por ser nuestro cumpleaños— respondió Carla, mirando a sus hermanos.

—Si, fue divertido, aunque realmente no lo fue mucho...— dijo Biel, bajando un poco la mirada.

—Uy, ¿ocurrió algo, hijo?— preguntó Blu al verlo así.

—Lo de siempre, un chico mayor que yo empezó a molestarme— respondió dando un suspiro, ya perdiendo el ánimo.

—Otra vez empezaron a decirle niña, y pues, no le gusto— continuo Carla, poniendo una expresión de tristeza al ver así a su hermano.

—Si, ¡la parte buena es que yo estuve ahí y lo defendí!— exclamó Tiaguito, rodeando el cuello de su hermano con el brazo.

—Al menos...— Biel sonríe un poco, algo reconfortado al ver el optimismo de su hermanito.

—Pues mira, tu no te preocupes, sabes que no eres una niña, son ellos quienes se equivocan— decía Perla tomando la mano de su hijo. —Eres mi pequeño, y siempre lo serás—

Enseguida el se alegro más, luego de haber recibido esas palabras de aliento, aunque, aún se le veía con cierto desánimo, le gustaba saber que su familia siempre estaba para él.

—Si, es más, los bravucones suelen ser así, por sus propias inseguridades— dijo Eduardo, aún comiendo despreocupado. —Quizá... ese chico realmente...—

—Ay Eddy, no digas eso, vas a confundirlos— enseguida Mimi le dió un pequeño golpe en el hombro.

—Solo decía— respondió con una sonrisa burlona, aunque esto extrañó un poco al pequeño Biel.

—Bueno, por ahora no hay que pensar en eso, mejor sigamos comiendo, que su madre tiene una sorpresa para los 3— finalizó Blu, mirando a su esposa, la cual rodó los ojos mientras hacía una señal de "Shh" para que no dijera más.

La familia continuo con la fiesta, la segunda pizza ya se había terminado y ahora estaban con la tercera, pero en esta ocasión los pequeños decidieron no comer más, ya haciéndose una idea de lo que estaba por venir.

—Ok, ahora sí que si, ¿¿están preparados??— preguntó Perla ya parándose de la mesa, cosa que sus pequeños respondieron afirmativamente. Ella miro a Blu, asintiendo decidida, para luego ir rápido al refrigerador, trayendo el pastel que horneo ella misma. —¡Aquí está!—

La spix coloco la torta sobre la mesa, dejando que sus pequeños pudieran apreciarla, leyendo también lo que tenía escrito arriba.

—Su madre lo horneo solo para ustedes— dijo Blu con una sonrisa, mirando a sus pequeños con felicidad.

—Uyuyuyuy, ¡sin duda se ve delicioso!— dijo Carla aplaudiendo un poco con sus manitas.

—Yo esperaba helado, ¡pero esto también se ve rico!— dijo Tiago también con alegría, acercando el dedo para tratar de tomar un poco de la crema que lo cubría, pero Carla se lo impidió.

—¿Que dicen? ¡Por supuesto que será exquisito! Lo preparo nuestra Madre querida— Biel solo miro a Perla con una gran sonrisa.

—Gracias... La verdad es que si me esmeré mucho para darles algo especial con mi propio esfuerzo— Perla coloca una mano en su pico, queriendo lagrimear por las palabras tan bellas que sus crías le decían.

—Pues se nota que así fue, Hijita, sin duda ese curso de repostería que tomaste sirvió— dijo Eduardo mirando el postre, aunque Mimi nuevamente le dió un pequeño golpecito. —Vamos, ¡eso fue un cumplido!—

—Jejeje gracias de todas formas... Ahora, ya saben lo que toca— dijo la madre spix. Enseguida, ella y Blu apagaron las luces y cerraron las cortinas, para posteriormente colocar sobre el pastel 8 velitas de cumpleaños.

Ya ahí, Perla, Blu, Eduardo y Mimi le cantaron la versión brasileña del feliz cumpleaños, cosa que a los tres polluelos lleno de vergüenza, agradeciendo no tener invitados para esta fiesta, pero aún así sonriendo para que sus familiares no se sintieran mal.

Una vez termino la canción, Blu saco de su bolsillo una cámara, apuntandole con ella a sus pequeños. —Digan, ¡Queso y Chispas!—

—¡Queso y Chispas!— respondieron los 3 al mismo tiempo, abrazándose para la foto, y ya cuando la tomo, cada uno se dispuso a apagar las velas, apagando las 8 en conjunto.

—¡Bravo!— dijo Perla con entusiasmo, aplaudiendo mientras daba un pequeño salto. —Feliz Cumpleaños, Niños—

—¡Feliz cumpleaños!— dijo Eduardo con los brazos cruzados, viendo a sus nietos con una ligera sonrisa.

—Jeje si, Felicidades, Pequeños— Mimi junto sus manos, mirando a los 3 con cariño, dejando salir una lágrima.

—Feliz cumpleaños— finalizó Blu ya guardando su cámara luego de esa foto tan perfecta.

Los trillizos sin duda se sentían genial con esta fiesta, aunque no sea grande con muchos invitados y juegos inflables, les gustaba saber que por lo menos podían pasarla bien en compañía de sus seres queridos, al menos hasta este punto, era el mejor cumpleaños que pudieron tener en sus vidas.

Las horas pasaron, la fiesta había finalizado, Eduardo y Mimi ya se habían ido a casa, y mientras que Blu y Perla se quedaron en la sala y comedor para recoger y limpiar todo, los pequeños ya estaban arriba en su cuarto, jugando con las cosas que les habían regalado, aunque más que nada están disfrutando del momento juntos.

—Ay ¡Tiago! Deja de arrojarme eso— decía Carla sentada en su cama, cubriendo su cara con una libreta, siendo bombardeada con pizzas miniatura de plástico.

—¡Debiste pensarlo dos veces antes de decirle a Papá que quería un Mikey que dispara pizzas!— decía el Guacamayo desde su cama también, con una figura de una tortuga ninja en las manos, sin dejar de atacar a su hermana con esos proyectiles.

—Si cierto Carla, tú tienes la culpa— Biel solo se mofa de su hermana, revisando las instrucciones del juego de química que le habían regalado, sentado junto a Tiago en la cama que ambos compartían. —Rayos, en ningún lado dice como hacer mi propia invasión Zombie—

—¿y tu para que quieres hacer eso?— decía Carla aún siendo víctima de Tiaguito, pero enseguida se quedó sin munición y ella pudo estar a salvo. —y tu ya basta, que quiero escuchar esto en paz— dijo ya poniéndose unos audífonos, los cuales estaban conectados a un reproductor de música portátil, el cual ya tenía un disco adentro girando. —Uuhh ¡¡Se escucha genial!!—

—Jeje bueno, como sea, por ahora...— Biel dejo su regalo a un lado y se acercó a Tiago para abrazarlo. —Gracias por lo de hace rato, hermanito—

—Ay vamos... no fue pará tanto— este enseguida intento apartar la mirada, sintiéndose algo incómodo por esto, más cuando Carla solo se burlo de ambos en silencio.

—Lo digo enserio, agradezco que me defiendas— lo apretó más.

—Aahhh... ok, si bueno, no fue nada, sabes que nadie insulta a mis hermanos y se sale con la suya— solo se resigno, permitiendo que lo abrazara, aunque con una cara algo sonrojada.

—Jejejeje, pero ¡oye! ¿Estás diciendo que decirle niña fue insulto? ¿Que tienes en contra de las niñas?— decía Carla cruzada de brazos, aunque no lo decía enserio.

—Ay ¡no me refiero a eso!— exclamó él spix alzando un poco la voz. —Digo, que nadie le va a decir a mi familia lo que no es—

—Ta bueno— Carla solo sonríe mientras los mira.

—Je... Bueno, gracias igualmente, y ya sabes, cualquier cosa que necesites, nosotros también estamos para lo que gustes— Biel le deja de abrazar, apartando un poco la mirada tras aquella muestra de afecto.

—Si, sea lo que sea que necesiten, su buena hermana mayor los sacará de apuros— dijo la hembra erguida con las manos en la cintura.

—Mmhh... ¡Sobre ella!— enseguida Tiago y Biel saltaron sobre Carla para atacarla con cosquillas, cosa que ella no vio venir y solo pudo mover las piernas mientras sus hermanos la hacían reír más y más, hasta que finalmente la dejaron en paz.

—Ajjajajajajjaja... jajajaja... los quiero mucho hermanitos— dijo suspirando mucho, relajándose al poco tiempo.

—Y nosotros también te queremos a tí— dijeron los dos sonriéndole, ya quedando los 3 acostados en esa cama, aunque al ser de Carla, rápidamente los corrió a la suya.

Al final, el trío siguió un rato jugando con sus cosas, hasta que se quedaron dormidos, aunque con el cuarto echo un desastre, mañana podrían limpiar, por ahora solo descansaban luego de este día de cumpleaños tan maravilloso, uno que recordarán por mucho mucho tiempo, pues, al ser trillizos y cumplir al mismo día, sin duda les hacía felices compartir todo esto y más, siendo parte de algo con lo que muchos soñamos... Una Hermandad Inquebrantable.


8 años después...


El tiempo a pasado, los años transcurrieron con normalidad, pero como suele ocurrir, las personas son las que más cambian con el pasar de los años, y esa no era la excepción con la familia Gunderson. Seguían viviendo en el mismo barrio en Río de Janeiro, en la misma casa, con el mismo auto, pero la familia en si, aunque era la misma, había unos ligeros cambios.

El cuarto que en su momento estaba lleno de juguetes regados y las paredes pintadas con marcador, ahora estaba más ordenado y amueblado, con un escritorio, un librero, guarda ropa, y las camas, ahora cada uno dormía en la suya propia. En la esquina de la habitación había una litera; En la cama de arriba dormia una Guacamaya regordeta, aún en su pijama que consistía en unos shorts normales con una playera sin mangas, la cual por alguna razón tenía un estampado de su propia cara. Por otro lado en la cama de abajo, dormía un macho de plumas oscuras, roncando en cama con su "pijama", que era únicamente él en calzones sin nada más puesto.

Por último, justo enmedio de la habitación había una cama individual, dónde yacía una Guacamaya de plumas claras, recostada con una pijama más normal, solo descansando plácidamente, eso hasta que su despertador sonó. Ella enseguida lo apagó, estirándose un poco en cama, abriendo los ojos por fin, sus ojos ámbar que compartía tanto con su padre y hermano.

—Buenos Días, Bia— se dijo a si misma con una pequeña sonrisa, colocando ambas manos bajo su cabeza mientras observaba el techo, ya pensando que hacer el día de hoy, sabiendo que era su cumpleaños número 16 junto con el de Tiago y Carla en la litera de al lado.

[Inserte Música: "Hey Brother" de Avicii]


¡Hola!

Aquí Maro una vez más, escribiendo otra wevada relacionada con Rio, ¿que acaso no tengo otros gustos? pues si, pero por ahora me da weba escribir de esos.

¿Que les traigo hoy?

Pues aquí gente, tengo una nueva propuesta de historia, como ya sabran, anteriormente hice un par de historias de Rio que tomaban lugar en un mundo furro, pero estás... digamos que solo se centraban en cosas algo más picantes, por decirlo de alguna forma, cosa que era divertido, pero me limitaba en lo que quiero plasmar con la historia en si, así que, para este reinició, todas esas cosas, no pasaran.

Es decir, este fanfic nuevo no tendrá contenido Lemon, tampoco tocará temas como el incesto o la infidelidad, apartir de ahora, todo será lo más limpio posible para que cualquier persona pueda leerlo, y poder compartir esto con más gente. Claro, aún voy a escribir y dibujar contenido de esa indole, pero no será para nada canónico en esta versión.

Además, al ser ya mi tercera vez que intento escribir mi versión de un mundo furro con los personajes de Rio, voy a tomar en cuenta varias cosas que no tome en las anteriores ocasiones, como por ejemplo, el hecho de que Bia, en este AU, es una chica Transgénero adolescente, y como estoy seguro que mucha gente me va a mentar la madre, yo solo les diré, que es un AU, osea, un universo alterno, esto quiere decir que solo es Trans en esta versión, con esto no estoy diciendo que ella lo es en la película o que estoy arruinando al personaje, así que por favor absténgase de ser Transfobicos en los comentarios. Gracias.

Ya dicho eso, creo que no tengo nada más que decir... ah no, espera, si tengo algo...

¡La próxima semana es mi cumpleaños! y como lo más probable es que ni fiesta voy a tener, pues me motive a escribir esto en un rato que estuve sin internet, pude escribir Amazon o el capítulo que sigue en el Fic de Halloween, pero como no tenía internet, pues me vi obligado a empezar esto de una vez, que ya tenía tiempo pensándolo jeje.

listo, ahora si que si, me retiro, nos vemos después.

¡¡Maro Fuera!!