Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.

~Aliciente. ~

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— ¿Pero qué demonios pretendes? —Senku fue consciente de lo que estaba sucediendo, o al menos por suceder.

Los ojos aguamarina de Kohaku se entrecerraron ligeramente y sus labios se inclinaron hacia arriba en una burlesca y prometedora sonrisa.

— ¿Qué te parece que estoy haciendo? "maestro" —ronroneó la chica mientras se inclinaba sobre él, sosteniéndose de la cabecera de la cama en la que lo había "atado"—. Estaba hablando muy en serio con mi propuesta

—Y yo te dije que… —Senku no pudo terminar su reprimenda debido a que un espeso gemido escapó de sus traicioneros labios cuando Kohaku se aplastó contra su erección.

¿Cómo era eso posible? ¿En qué momento siquiera ella logró que su pene se irguiera de esa manera? Aunque Senku intuyó que probablemente esa problemática mujer había aprovechado su cansancio y su lapsus de sueño pesado para hacer de las suyas y lograr provocar en su cuerpo ese tipo de reacciones a pesar de su inconsciencia.

—Ni siquiera estás poniendo resistencia, Senku —Ella sonrió de nuevo cuando él echó la cabeza hacia atrás para gemir, con los ojos cerrados por el placer—. Y aunque lo intentaras, encontré un par de trucos en esos libros tuyos que te mantendrán quieto. —Kohaku estaba prácticamente a horcajadas sobre él sintiendo cómo el duro y firme pene del demonio rozaba su cálida y húmeda entrada cada vez que ella se mecía contra él sin descaro alguno.

Había soñado con esto al menos un par de veces desde que su deseo por Senku comenzó a escalar peldaños y a provocar estragos en su cuerpo. Sí, ella supo durante todo este tiempo que él podría vivir del placer sexual… incluso en menor medida pero igual de aceptable… el afecto, que servía más que nada como un rápido pero fugaz placebo.

¿Por qué no darle ambos a ese testarudo y tonto demonio entonces?

Senku respiró hondo y siseó entre dientes.

—Levántate Kohaku… Y vístete. —advirtió con la expresión ligeramente oscurecida.

Aunque ella no supo leer bien el significado de la misma, si era de lujuria o amenaza. Esperó que fuese la primera opción porque realmente quería llevar esto a las últimas consecuencias, lo necesitaba para detener ese deseo ardiente que quemaba en su alma y su cuerpo, deseo que sólo Senku podía saciar.

Pero ella no acató su orden explícita y su única respuesta fue otro gemido prolongado debido a la insistente fricción entre sus intimidades. Si Senku era terco entonces ella podía serlo aún más.

—No me iré. —le dijo con una sonrisa burlona y una mirada retadora, mientras trazaba figuras inexistentes en el pecho del demonio, estirando la tela de su camisa de dormir.

Él le dio una mirada plana y la sonrisa de Kohaku se ensanchó.

—Deja de jugar y hazme caso maldita sea, no necesito este tipo de energía y nunca la he querido. —su voz entrecortada trató de evitar otro gemido al hablar, se sintió muy patético al permitir que ella lo pusiera de esa manera.

Senku admitió internamente que no todas las sensaciones eran horribles, aunque también estaba ligeramente confundido por la manera en la que su cuerpo parecía responder a Kohaku y su descarado atrevimiento, como si su propia alma fuese a incendiarse en cualquier momento ante la maravillosa vista del cuerpo desnudo de la mujer.

Sus enormes y suaves pechos estaban casi sobre su cara que sería tan fácil inclinarse sólo un poco más y llevarse esos rosados y erguidos pezones a la boca para juguetear con ellos y saborear la exquisita piel. Quería mordisquear el valle de sus pechos y dejar una marca ahí, enterrar sus puntiagudos dientes en la sudorosa carne expuesta y hacerla gemir su nombre.

Maldición ¿Qué mierda estaba pensando? resopló con evidente frustración ante su línea de pensamiento.

Kohaku se inclinó para besar su cuello mientras volvía a frotarse contra él, chupando la piel de su garganta y mordiendo de vez en cuando provocando ligeros gruñidos del demonio. Podía sentir su voz retumbar a través de su pecho cuando (quizá inconscientemente) la llamó por su nombre.

"Koha…ku…"

Fue tan sensual la manera en la que su voz ronca inundada por el deseo le llamó, que sintió rápidamente cómo sus pliegues se humedecían aún más de lo que ya estaban, mojando y dejando una evidente mancha en la tela de los pantalones de Senku, mezclado con sus propios fluidos.

—Sólo cógeme, Senku —finalmente suplicó—. Quiero que te hundas en mí y me hagas tuya toda la noche… —soltó ella sin rodeos y con la voz cargada de un innegable deseo mientras miraba fijamente a esos ojos carmín.

Las gemas carmín se encontraron con los de ella y Kohaku se sorprendió por cómo habían cambiado de un momento a otro, ya no carmín sino un rojo oscuro, aunque con el pasar de los segundos se volvieron incluso más luminiscentes.

Apoyó las manos en el pecho del demonio mientras se movía contra esa firme erección, extrayendo sonidos de placer de ambos. Su ritmo aumentó, buscando saciar el ardor entre sus cuerpos con esa deliciosa fricción. Quería provocarlo e incitarlo a seguir su ritmo, a deshacerse de esas estorbosas prendas y a ansiar estar su interior bombeando frenéticamente hasta que ambos alcanzaran el maravilloso clímax.

—Kohaku… —Senku llamó desesperadamente para atraer su atención.

— ¿Quieres que te quite la estorbosa ropa? —Ella sonrió y dio un lento movimiento de caderas para hacer énfasis en su insinuación.

Pero él no respondió.

Bien, entonces Kohaku tendría que improvisar para hacerlo entrar en razón.

Ella dejó de frotarse sobre él (ganándose un audible gemido de protesta por parte de Senku), se apartó ligeramente del demonio y su mano bajó de su pecho hacia sus pantalones; Kohaku agradeció que los malditos pantalones tuviesen tan sólo una cinta que los mantenían en su lugar, deshizo fácilmente el nudo y sacó la prominente erección de Senku en toda su gloria… palpitante, grueso y húmedo debido al líquido preseminal que chorreaba de él debido al juego previo.

El demonio dejó escapar un pequeño gemido cuando la mano de la chica lo sostuvo con firmeza y comenzó a acariciar la punta, impregnando aún más el líquido de sus fluidos con los pulgares de una manera casi exploratoria.

—¿Qué crees que vas a hacer, Leona? —cuestionó nuevamente Senku, aunque anticipando lo que evidentemente ella pretendía hacer.

Y todo su cuerpo se estremeció cuando la mano de Kohaku comenzó a moverse rápidamente a lo largo de su pene, desde la base hacia la punta. Él gimió nuevamente, apretando la mandíbula cuando la fricción de las manos y movimientos de la mujer comenzaron a mejorar en un ritmo caótico pero placentero. Las manos de Senku forcejearon inútilmente con el sello que ella le había puesto, estaba algo débil para poder romperlo siquiera y se maldijo por conservar esos libros en su biblioteca completamente a su alcance.

Sus miradas conectaron brevemente sosteniéndose en el calor del momento, la gloriosa imagen de la leona en su completa desnudez sosteniendo y masajeando lenta y delicadamente su miembro en sus fuertes manos fue suficiente para dejarlo sin palabras.

Duró apenas una fracción de segundo antes de que ella se inclinara para estar a la altura de su erección, Kohaku le regaló una seductora sonrisa antes de envolver sus labios alrededor de su palpitante y necesitado pene y comenzar a chupar y succionar rápidamente, moviendo la cabeza hacia arriba y hacia abajo mientras su ávida y áspera lengua se encargaba de lamer desde la base y a través del camino hacia la húmeda punta, impregnando su saliva y probando los fluidos y la sensible piel.

La cabeza de Senku se inclinó hacia atrás, gimiendo lánguida y fuertemente cuando los dientes de Kohaku rasparon brevemente la piel sensible de su miembro pero sin llegar a lastimarlo, el sonido de sus lamidas y succiones acompasadas por los ligeros jadeos del demonio inundaron la habitación.

Él reconoció que esto se sentía jodidamente bien y que no quería que se detuviera, fue una especie de tortura placentera. Más aún cuando Kohaku hizo girar la lengua alrededor de la cabeza de su pene aún dentro de su boca en la dirección opuesta a las caricias de sus manos, sus dientes se apretaron nuevamente y esta vez Senku se mordió el labio abriendo un pequeño corte en la piel debido al placer y la sensación de proximidad de su orgasmo.

Ni siquiera supo en qué momento su cola entró en juego y abofeteó levemente una de las mejillas de Kohaku, entonces ella lo soltó, sacando su resbaladizo pene de su boca con un audible y húmedo sonido.

—¿Por qué te mantienes en esta forma? —ella cuestionó, lamiendo sus labios con su lengua para quitar el exceso de saliva y fluidos—. Podrías regresar a tu forma demoniaca y… —Kohaku dejó flotar las palabras y la expectativa al aire. Le sonrió, disfrutando de la agitada respiración de Senku así como su evidente mirada de frustración debido al cese de sus caricias.

Vaya, él estaba disfrutando de esa mamada. Al menos Kohaku se sintió orgullosa de saber que lo había hecho bien, los gemidos y el pene aún erguido de Senku eran la prueba irrefutable de ello.

Sin previo aviso ella tomó la cola del demonio para darle una larga y lenta lamida, después metió la punta de éste entre sus labios de una manera sumamente insinuante que estremeció a Senku de pies a cabeza no sólo por la visión en sí sino por la deliciosa sensación de los labios y la lengua de Kohaku sobre su peculiar miembro.

Se sentía casi… erótico.

Aún sosteniendo su mirada, ella sacó la punta de la cola de su boca para después volver a darle una lamida, pasando su áspera y caliente lengua ampliamente por la superficie triangular y después bajar lentamente hacia la base donde ésta conectaba con la longitud del miembro. Repitió eso una vez más pero regresando hacia la punta y dando ahí un ligero golpecito en el borde con la lengua.

La otra mano de Kohaku regresó al pene de Senku, comenzando un movimiento rápido alrededor de éste mientras su boca chupaba la punta de su cola. Y eso fue todo, bastó un par de movimientos más y la succión de su boca para que Senku sucumbiera al placer absoluto de su orgasmo. Su semen salió disparado al aire manchando el estómago, los pechos y la cara de Kohaku en el proceso.

Un gruñido escapó de la garganta de Senku al tiempo que echaba la cabeza hacia atrás, temblando ligeramente por los remanentes de placer y descargando por completo el resto de su carga.

Respiró jadeante una vez que terminó y entonces lo notó, notó cómo el cansancio que aquejaba últimamente su cuerpo comenzaba a desvanecerse, aunque claro, al menos parcialmente.

Maldición, fue la mejor sensación que había tenido y eso fue como si lo hubiera revitalizado de la nada, incluso de una manera más efectiva que las almas solían hacerlo.

Kohaku suspiró, no con molestia, limpiándose el rostro con una de las prendas abandonadas a un lado de la cama.

— ¿Entonces te sientes mejor Senku? —ella le sonrió con cierto descaro, pero aun así expectante de lo que sea que él fuese a decir.

Y la respuesta de Kohaku llegó cuando él se liberó de los sellos que lo mantenían inmóvil a su merced. Justo antes de que Kohaku intentara nuevamente sentarse a horcajadas sobre él para volver a estimularlo y esta vez hundirlo en su interior.

Senku aprovechó el momento para invertir los papeles aprisionando esta vez a Kohaku en la cama, las manos de la chica quedaron atadas a la cabecera mientras ella pataleaba en protesta. Senku por su parte apareció de pie junto al lecho, observando la pequeña y divertida rabieta de la chica… quien por cierto aún permanecía desnuda y cubierta con sus fluidos.

La sola imagen provocó un estremecimiento en él, el remanente de la sensación de placer que ella le había brindado a su pene y su cola.

—No es que pueda quejarme de tu imprudente atrevimiento, Leona —frunció levemente el ceño queriendo parecer desinteresado hasta cierto punto aunque internamente fuese un mar de confusión e incredulidad—. Pero de alguna manera esto parece funcionar, aunque te advierto que esto sólo fue una medida de emergencia y no puede volver a repetirse.

Aún si ahora ese sentimiento de deseo comenzaba a crecer en él no podía darse el lujo de caer ante una emoción tan ilógica e innecesaria como lo era la lujuria… u otro que él no estaba dispuesto a mencionar.

Si bien la lujuria traía beneficios para los demonios, también era un mal necesario que les ocasionaba o acarreaba problemas. Nublando incluso su propio juicio, él no necesitaba eso.

—Ahora tomaré una ducha, vendré a retirar el sello cuando termine y sea tu turno. —Senku la miró dejándole en claro cómo serían las cosas, sin embargo no pudo evitar que una ladina sonrisa se formara en sus labios debido a la manera en la que ella se queja y forcejea sobre el colchón.

Incluso cuando parecía ligeramente fatigada sus ojos seguían siendo agudos y lo atravesaron como una cuchilla dándole a entender que cualquier rastro de excitación de su parte se había esfumado. Ella parecía sedienta de venganza.

—¡Suéltame bastardo! —chilló enviándole a Senku una reprochadora mirada—. Maldición ya entendí tu punto así que suéltame.

—Es tu castigo por irrumpir mi sueño, Leona. —no, él definitivamente no iba a ser tan indulgente con ella ahora y no quería correr el riesgo de que Kohaku buscara una segunda ronda en el baño.

— ¡Ja! Definitivamente a veces eres una escoria, tonto demonio.

Y sí, quizá a veces en verdad lo era.

Tras una socarrona sonrisa y una burlona mirada, Senku se retiró al baño con el único pensamiento de tomar una ducha fría… realmente la necesitaba con urgencia porque de seguir en esa habitación con ella, quizá habría aceptado consumar su descarada propuesta.

Era ilógico sí y eso era lo realmente preocupante de todo ese asunto con su pequeña sirviente, que tarde o temprano su absoluta determinación podría resquebrajarse…

Kohaku no sólo era peligrosa para sus víctimas sino también lo estaba empezando a ser para él.

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N/A:

Un pequeño limme, aún falta un capítulo más con el Lemmoncito 7u7

El Cebollín demonio y la Leona sólo estaban tanteando el terreno antes de consumar su tensión… ok no XD

En fin el siguiente capítulo será en definitiva el último y donde ya podrán darse como cajón que no cierra uwu

En fin, gracias a esas personitas lindas que leen esto y también a quienes dejan su comentario, se les ama un montón!

Hasta la próxima! n.n