Hola! Aquí Saori-nee con una nueva historia temática para el día de Halloween, esta vez protagonizada por las chicas de la nueva generación. Espero la disfruten y sin más que decir de momento ¡Qué pasen un Escalofriante Halloween! :D


La Fiesta de Halloween

Habitación de Rina – Día de Halloween

Es medio día del 31 de octubre, la tarde se acerca y ahora me encuentro en la habitación de mi mejor amiga de toda la vida y ahora novia, Rina, quien está tratando de decidir que disfraz usará para la gran fiesta que dará aquí en su casa esta noche.

– Tal vez este, o ¿Qué te parece este? – dice Rina buscando entre todos los conjuntos de su habitación – Oye, Nagisa, te estoy hablando ¿Me estás escuchando siquiera?

– ¿Uh? Ah, sí, disculpa Rina. Creo que ese te queda bonito.

– Este es uno de los uniformes de mis sirvientas.

Oh, oh. Ahora sí que la he regado.

– Cielos Nagisa ¿Te importaría poner más atención cuando te hablo? Esto de verdad es muy importante.

– Sí, lo lamento, Rina.

– De verdad, ya ni porque este, no solo será el primer Halloween que celebraremos en mi casa, sino que además, es el primer Halloween que celebraremos como pareja. Tenemos que tener unos disfraces perfectos para dejar impresionadas a todas nuestras compañeras. Especialmente a esas dos.

Es cierto, la razón de que todo esto empezara y de que Rina decidiera celebrar por primera vez el Halloween en su casa, es debido a ellas.


Flashback – Salón de Clases

Todo comenzó hace 2 semanas cuando las chicas de nuestro salón, estaban platicando entre ellas sobre sus planes para Halloween y lo que harían.

– ¿Y qué harás este año? ¿Saldrás a pedir dulces?

– ¿Bromeas? Estamos en segundo año de secundaria, ya estamos muy grandes para eso.

– Así es, deberíamos hacer algo más maduro como nuestras senpais de la preparatoria ¿Pero qué?

– ¡Ya sé! ¿Que les parece una fiesta de disfraces?

– ¡Sugoi! ¡Esa suena a una fantástica idea! Pero ¿Dónde podríamos hacerla?

– Lo ideal sería que fuera en la casa de una de nosotras, pero ¿Quién podría poner una casa tan grande para ello?

En ese momento, las chicas voltean a ver a Manami, quien esta felizmente platicando con Hazuki.

Las chicas se acercan y las saludan.

– Buen día, Manami-sama, buen día Hazuki-sama.

– Buen día, chicas.

– Chicas… ya les he dicho que no es necesario que me llamen Hazuki-sama, Hazuki-chan es suficiente – algo avergonzada.

– Ah, lo siento, Hazuki-chan.

– ¿En que las podemos ayudar, chicas? – pregunta Manami de la manera más cortés y amable, ocultando a la perfección lo molesta que esta por haberle interrumpido su tiempo privado con Hazuki.

– Ah, es que las chicas y yo estábamos planeando hacer una fiesta para Halloween y nos preguntábamos si te gustaría hacerla en tu casa.

– Chicas.

Rina y yo escuchamos la conversación en los asientos de al lado y no puedo evitar pensar que las costumbres de las chicas ricas son muy diferentes a las de la gente común como yo.

Esperamos la respuesta de Manami, quien no se ve muy feliz con la propuesta, pero antes de que pueda responder.

– Eso no será necesario – las interrumpe Rina – ¿Para qué organizar una fiesta con la princesa y la plebeya, cuando la pueden celebrar en la mía?

– Rina-chan ¿Harás una fiesta de Halloween?

– ¡Por supuesto! Están todas invitadas.

– ¡Sugoi!

– ¡Eres increíble, Rina-chan!

– Lo sé, chicas, lo sé.

Rina disfruta de la atención y los elogios de las chicas, mientras yo la observo ignorando el problemón en que se ha metido.

A pesar de lo popular que es, ella jamás ha organizado una fiesta, mucho menos para tantas chicas, pero su obstinación por superar a Manami le ha ganado y por ello, las últimas dos semanas la hemos pasado organizando todo para la gran fiesta de esta noche.

Al final, de alguna manera hemos tenido éxito y ya todo esta listo para esta noche. Solo que por tanta organización, hemos dejado hasta el final lo más importante.

– ¡Nuestros disfraces! – grita Rina preocupada.


De vuelta al presente

Así es como llegamos al día de hoy, buscando de última hora entre los disfraces de años pasados que Rina guarda en su habitación.

– Este disfraz es muy infantil y este otro es demasiado pequeño ¡¿Es que no hay nada que podamos usar?!

– Tranquila Rina, descuida. Siempre podemos usar los disfraces del año pasado – tomo mi celular y le muestro la foto – ¿no te encantan?

En la foto aparecemos Rina y yo el año pasado todavía pidiendo dulces. Rina en un traje de momia y yo en un traje de vampira.

– ¡Ese disfraz no es nada lindo! Estamos en secundaria, Nagisa ¿Tienes idea de lo que las chicas dirían de nosotras si usáramos esos disfraces?

– ¿Acaso están mal?

– Además, esos disfraces ni siquiera combinan.

– Ya veo… pero ¿es necesario que combinen?

– ¡Pero claro que es necesario! Si no lo hacen ¿Cómo sabrán las chicas que somos pareja?

– Bueno, pasamos juntas todos los días, y no es como que intentes ocultarlo cuando estamos en clases.

– No es lo mismo. Así que ayúdame a escoger un disfraz de una vez para conseguirte uno igual antes de que empiece la fiesta.

– ¿Eh? ¿Usar… el mismo?

– ¡Kyaaaaaaaa! ¡Mira este Nagisa, es perfecto!

Rina saca el disfraz de su closet, pero cuando lo veo, me quedo petrificada.

– Rina… ¿Acaso esos son... trajes de cuero?

Además de unas orejas y rabo de conejitas.

– ¡Así es! Solo hay que recortarles las piernas, las mangas, pegarles la cola, y con unos tacones y mallas para las piernas, tendremos unos perfectos disfraces de conejitas playboy. Y gracias a que soy una experta costurera ¡Quedarán fabulosos!

– ¡Pero Rina!

– ¿Qué pasa, Nagisa? ¿No te gustan?

– No es que no me gusten, pero… ¿no te parece que quedarían... muy reveladores?

– Vamos Nagisa, será divertido. Además, seguro que con el cuerpazo atlético que tienes, dejaremos a las chicas con la boca abierta como la pareja definitiva de la fiesta. ¿Entonces que dices? ¿Los usamos?

– Rina – imaginándome en aquel disfraz de conejita, frente a todas las compañeras de nuestro salón – lo lamento, pero no puedo, no puedo hacerlo.

– Nagisa, si no lo hacemos, no podremos demostrar a las chicas lo mucho que hemos crecido y madurado como pareja.

– Y ¿De verdad es necesario eso para demostrarlo? ¿No crees que una pareja madura estaría feliz con lo que su pareja use, sin importar si combina con lo de ella o no?

– Nagisa…

Hace un lindo puchero, pero no pienso ceder.

– Si nuestra relación en verdad ha madurado, entonces no tienes que preocuparte por lo que las demás chicas vayan a decir u opinar sobre nosotras, todo lo que importa es lo que nosotras pensemos, que podamos ser nosotras mismas, y para ello, no es necesario un disfraz.

Rina escucha mis palabras mientras observa los disfraces de conejita en sus manos.

– Entonces ¿no es necesario que vayamos a juego?

Se ve algo decepcionada, triste, así que me acerco y le doy un pequeño beso en la mejilla, al tiempo que la tomo de las manos.

– Sin importar como vistamos, yo siempre seré tu novia, y quien no pueda verlo, ese no es nuestro problema. Entonces ¿Qué dices Rina? ¿Te parece si tú te disfrazas de lo que quieras, y yo lo hago de lo que quiera?

– Hmm… ah, esta bien – a regañadientes – supongo que de esa manera me dará mas tiempo para acabar mi disfraz. Además tienes razón ¿Qué importa lo que esa bola de arpías diga sobre nosotras? Nosotras somos la mejor pareja de la escuela y quien opine lo contrario, que venga a decírmelo y le daré una probada de lo que yo digo de su opinión.

– Rina – me avergüenzo al escucharla, pero al mismo tiempo sonrío.

– Muy bien, en ese caso será mejor que me ayudes a tomar mis medidas para empezar con este disfraz lo antes posible.

Rina procede a quitarse la ropa dentro de su closet, quedando únicamente en sus panties y voltea a verme con una cinta métrica en la mano.

– Nagisa ¿te importaría empezar por la altura? De ahí podemos medir el pecho, la cintura y… ¿Nagisa?

Pero al voltear a verme, me ve completamente roja, mirándole las tetas desnudas y temblando mientras lo hago.

– ¿Qué pasa? – cuando lo nota – Ah, ya veo, supongo que quieres empezar por medirme el pecho ¿no es así?

– Rina – poniéndome más roja.

Rina se acerca, usando la cinta métrica para rodearme y me tumba con ella hacia la cama.

– Bueno, supongo que tenemos algo de tiempo antes de que las chicas lleguen. Hasta ese entonces, serás toda mía, Nagisa.

– ¡Aaaahh, Rina!


Casa de Rina – Noche de Halloween

Finalmente tras haberlo hecho un rato en su cama y darnos un largo baño, la noche ha llegado y estamos listas en nuestros disfraces de Halloween para recibir a nuestras invitadas.

A eso de las 7 de la noche las primeras chicas empiezan a llegar, cada una más hermosa que la otra, en sus distintos y variados disfraces de Halloween.

Hay todo tipo de disfraces, desde los más clásicos disfraces de monstruos, brujas y fantasmas, hasta los más exóticos como enfermeras, diablillas e incluso una que otra sexy súcubo.

En nuestro caso, me encuentro en mi clásico disfraz del año pasado de vampira, mientras que Rina, se encuentra en su súper sexy disfraz de conejita playboy. Con tacones altos, mallas negras, bien peinada y gran parte de su escote revelado, parece mucho más madura y adulta de lo que en realidad es.

– ¡Pasen todas! ¡Sean bienvenidas a mi fiesta y pasen un increíble rato con nosotras!

– ¡Rina-chan! ¡Te ves tan hermosa!

– Y tan sexy, eres una auténtica belleza.

– Muchas gracias chicas, también ustedes se ven divinas esta noche – dice Rina alabando a sus amigas, también con disfraces sexys.

– Por cierto ¿Dónde esta Nagisa-chan?

– Aquí estoy, chicas.

Llego a su lado y cuando nuestras amigas me ven.

– Ah, Nagisa, ahí estás. Disculpa que no te reconociera, tu disfraz esta increíble.

– Así es, con ese maquillaje, no hay manera en que te reconociéramos.

– Además, pensamos que estarías disfrazada a juego con Rina, ya que ustedes son…

– ¡Ehem!

Rina las regaña con la mirada y las chicas se disculpan.

– ¡Kyaa! Una disculpa Rina-sama. Las dos se ven… muy bien juntas, hehe.

Silencio incómodo.

– Bueno, iremos a saludar a unas amigas ¡Nos vemos al rato Rina-chan, Nagisa-chan!

Cuando se van, Rina suspira frustrada.

– Tranquila Rina, recuerda, lo único que importa es lo que nosotras pensemos de nosotras.

– Ya lo sé, pero…

– ¡Kyaaaaaaaa! ¡Ahí vienen Hazuki-sama y Manami-sama! – grita una de las chicas de la fiesta.

– ¿Uh?

Y tal como dice, en ese momento, Hazuki y Manami cruzan la entrada de la casa de Rina, vistiendo un perfecto disfraz a juego de angelita y diablilla sexy respectivamente.

Las chicas gritan de emoción al verlas, llenándolas de elogios y cumplidos.

Yo también las saludo alegre, sin notar la vena que se forma en la frente de Rina.

Cuando Hazuki nos ve.

– ¡Nagisa-chan! ¡Rina-chan! Ven, Manami, vamos a saludarlas.

Toma a Manami y la lleva con nosotras de la mano.

Al llegar, nos saludamos alegres y abrazamos.

– Hazuki-chan, te ves tan linda en tu disfraz de angelita.

– Gracias, también me encanta tu disfraz de vampira, es aterrador.

– Ehem – Rina interrumpiéndonos.

– Ah, por supuesto. También te ves muy linda en tu disfraz de conejita, Rina-chan.

– Me parece que 'sexy' es la palabra que buscabas, pero aceptaré tu cumplido, querida plebeya.

– Así es, queda perfecto para representar la pureza de Rina-chan – dice Manami con la clásica sonrisa cortés que la caracteriza.

Este comentario casi hace que Rina se moleste, pero con una sonrisa igual de falsa, le responde.

– ¡Manami-chan! Que gusto me da que también hayas podido venir a Mi fiesta, y también me encanta tu disfraz, de diablilla ¿verdad? Te queda como anillo al dedo.

– Rina – le susurro regañándola.

– Así es, quería venir a juego con mi querida Hazuki y ¿Qué mejor manera de hacerlo que con dos polos opuesto? Cielo e Infierno, alto y bajo, cielo y fuego, lo mejor de dos mundos unidas por una noche, entregadas a su deseo carnal.

– Manami… – Hazuki susurra avergonzada – aunque en realidad, mi idea al principio era que yo fuera la diablilla y Manami mi angelita, pero al final insistió en que yo debía ser la angelita, así que… ¡Auh! Manami.

Manami le aprieta la mano.

Hazuki intenta arreglar las cosas y continua hablando.

– Por cierto, muchas gracias por invitarnos a su fiesta, Rina-chan, Nagisa-chan. Se ve que todas la están pasando muy alegres.

– Gracias, Hazuki-chan – le digo sinceramente – espero que tú y Manami, pasen un muy buen rato y…

– Así es – interrumpe Rina – muchas gracias por elogiar nuestra fiesta ¿Tú que opinas de ella, Manami-san? ¿Verdad que es una gran fiesta?

– Ciertamente lo es, es una fiesta muy buena la que organizaste, Rina-san. Casi tan buena como sus disfraces a juego.

– Manami.

– Grrr…

Esto molesta a Rina. Hazuki y yo nos miramos y decidimos mejor separarnos y volvernos a ver nuevamente más tarde, ya que estás dos se hayan calmado.

– Pues bueno, nos dio mucho gusto verlas. Por cierto ¿Han visto a Aya-chan y Ai-san por aquí? Me gustaría saludarlas.

– ¿Aya-chan? ¡Ah! Hablas de la plebeya número 2 y su gemela. Hace un momento estaban… por allí.

Rina apunta a la zona de postres donde se encuentran Aya y Ai disfrazadas como zombies iguales, una copia exacta de la otra.

Aya intenta conversar con sus amigas, mientras que Ai esta pegada a su brazo llorando y pidiendo que le ponga atención.

– ¡Aya, te estoy hablando, hazme caso!

Aya intenta ignorarla, pero es obvio que le esta colmando la paciencia. Y cuando nos ve a lo lejos.

– ¡Hazuki-chan!

Aya se suelta del brazo de Ai y viene corriendo hacia nosotras, perdiéndose en la multitud y dejando a Ai en el camino.

Cuando finalmente llega con nosotras.

– ¡Aya-chan! Que gusto me da…

– ¡Ocúltame, Hazuki!

– ¡¿Qué?!

– Rápido, intercambiemos disfraces antes de que Ai llegue y...

– ¡AYA!

– ¡Iiiiiiiiiihhhhhh!

Aya se detiene y voltea con su hermana gemela.

– ¿Ai?

– ¡Me dejaste! Querías intercambiar tu disfraz con Hazuki para huir a otro país y abandonarme ¿no es cierto?

– ¡Claro que no! Nosotras solo…

– ¡Aya, Baka! ¡Pensabas abandonarme! – llorando más fuerte.

– ¡Ya te dije que no es así! Y en todo caso, si me aleje de ti por un segundo ¡Es por ser tan apegada y dependiente!

– ¡Tú eres quien tiene problemas para comprometerte y luego…!

Aya y Ai arman su rutina de discusión diaria frente a nosotras.

Hazuki ya conoce este acto de memoria. Si no las detiene, eventualmente dirán algo de lo que se arrepientan y entonces, Ai huirá llorando, dejando a Aya sola hasta que la encuentre y arreglen las cosas.

Prefiere interrumpirles la rutina e interviene con ellas.

– Ya, ya, tranquilas chicas, no tienen por que pelear, recuerden que son hermanas y se aman mucho. Ahora ¿Por qué no se dan un abrazo y dicen lo que les gusta de la otra?

Pero la jugada se le voltea cuando Ai voltea a verla molesta y con el dedo le dice.

– Y tú ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que dejes de intentar robarme a mi hermana?!

– ¡¿Eh?! Yo no…

– Siempre andas tras ella, buscándola e intentando separarla de mí. Quieres que ella sea solo tuya ¿no es cierto?

– No, claro que no, yo ya…

– Óyeme bien, pequeña niña llorona – interviene Manami – para tu información, Hazuki ya tiene una novia y esa soy yo, y no necesita que ninguna niña malcriada llorona venga a decirle que…

– ¡Oye! ¡¿Quién te crees para hablarle de esa manera a mi hermana?! – intercede Aya – ¡La única que puede hablarle de esa manera soy yo!

– ¡¿Y a ti quien te habló, roba-Hazukis?! Todavía que te estoy defendiendo y…

Empieza una pelea entre las tres chicas, mientras Hazuki intenta desesperada separarlas y que por favor dejen de pelear.

Rina y yo las vemos avergonzadas, sin estar seguras de decir. O al menos es lo que pienso de mi parte, ya que en ese momento Rina me susurra.

– ¿Y se supone que estás son las otras mejores parejas? Míralas, todas separadas y peleándose. Viéndolas así, no me cabe duda que nosotras somos la pareja superior, Nagisa.

– Rina…

Pero al parecer, no lo dice tan bajo, ya que las otras chicas la escuchan y en ese momento se separan.

Manami toma la palabra y "recobrando la compostura" de una manera muy cortés y falsa nos dice.

– Rina-chan tiene razón chicas ¿Qué estamos haciendo? No deberíamos pelear de esta manera. Después de todo, todas amamos mucho a nuestra pareja ¿no es cierto? Deberíamos aprender más de Nagisa-chan y Rina-chan, quienes jamás de los jamases han tenido una pelea ¿o sí?

– Manami – Hazuki intenta detenerla, pero es muy tarde.

– ¿O acaso me equivoco? No habrán tenido una discusión precisamente el día de hoy ¿O sí? ¿Es por eso que ni siquiera pudieron coordinarse para sus disfraces de Halloween?

Rina se molesta mucho al escuchar esto.

Decido interceder en su favor, pero antes de que pueda hacerlo.

– Te equivocas – le digo – lo que pasa es que nosotras no creemos en eso de que los disfraces deban ir a juego, en cambio, nosotras…

– ¡Pero claro que estamos a juego! – grita Rina.

– Rina…

– ¿Es que no lo has visto? Ella es una vampira, y yo... soy la conejita a la cual le va a chupar su sangre. Vamos Nagisa, muérdeme ¡Muérdeme para demostrarles que estamos a juego!

– Rina…

La veo dolida, casi al borde de las lágrimas mostrándome su cuello para que la muerda, pero al final, sus lagrimas son demasiadas y se va de la casa llorando.

– ¡Rina!

Se que si me apresuro, la podría alcanzar a donde vaya y platicar con ella, pero aún si la alcanzará, no tendría de que decirle. En su lugar, me quedo petrificada donde estoy, recordando la mirada de Rina llorando suplicándome que la muerda.

Todas se quedan en completo silencio avergonzadas.

Hazuki voltea a ver muy molesta a Manami, quien de inmediato entra a la defensiva.

– ¡¿Qué?! Tú la viste, ella fue quien empezó – dice con algo de culpa.

– Quién empezó o no, eso no importa ahora. Lo que importa es que Rina esta sola allá afuera, y como su novia, tengo que hacer algo para ayudarla.

"Pero ¿Qué puedo hacer?"

Tengo que empezar por analizar el problema ¿Por qué se fue llorando de esa manera? No creo que haya sido solamente por el disfraz a juego, debe haber algo más para que se haya molestado de esa manera, pero ¿qué?

Se que hay algo que sin duda alegraría a Rina, pero ¿puedo hacerlo?

En ese momento se me ocurre una idea, pero necesitaré la ayuda de las demás para hacerlo.

– Hazuki-chan, Aya-chan ¿Creen que podrían traer a Rina-chan de vuelta a casa por mí?

– ¡¿Eh?! – Aya sorprendida – ¿Por qué tenemos que ir nosotras? ¿No se supone que tú como su novia, deberías…?

Pero Hazuki la detiene, al notar en mi mirada que tengo un plan formado para volver a hacer feliz a Rina.

– Cuenta con ello, Nagisa-chan, déjanosla a nosotras.

– Hazuki – conmovida.

Aya también accede y se van juntas fuera de la casa, dejándome a solas con sus novias.

– Y ahora, Manami-san, Ai-san, necesito que me ayuden con algo.


Afuera de la Fiesta

Mientras tanto afuera de la fiesta, Rina se encuentra llorando en una banca, ubicada a un par de cuadras de su casa.

– Tonta Nagisa, baka ¿Por qué no pudiste seguirme el juego?

Se continúa lamentando hasta que ve a lo lejos que Hazuki y Aya llegan corriendo con ella.

– ¿Ah? Pero si son las plebeyas ¿Qué están haciendo aquí?

– Esta rubia...

Aya parece como que esta a punto de golpearla, pero Hazuki la detiene y toma la palabra.

– Vinimos a buscarte, Rina-chan. Por la manera en que saliste, estábamos muy preocupadas.

– ¿Ustedes? – sorprendida, conmovida, pero de inmediato regresa a su actitud tsundere – No-no tienen nada que ver conmigo. Así que si no quieren nada, lárguense de una vez.

– Créeme que lo haríamos, pero le prometimos a Nagisa-chan que no volveríamos sin ti.

– ¡Aya!

– ¡¿Qué?!

Regaña Hazuki a su amiga por el comentario tan insensible.

Dejan su riña de lado al ver que Rina continúa herida y en su lugar, se sientan con ella a ambos lados de la banca.

– ¿Qué están haciendo?

– Corrimos una larga distancia para encontrarte, lo mínimo que puedes hacer es dejarnos recuperar el aliento – le responde Aya.

– Bien, como sea.

Así, las tres se quedan en silencio por un momento, hasta que Hazuki es la primera en hablar.

– Rina-chan, quisiera disculparme en nombre de Manami. Estoy segura de que ella no quiso decir que…

– Tiene razón.

– ¿Uh?

– Por más que intenté que Nagisa y yo pudiéramos coordinar nuestros disfraces… nuestra conversación no llevo a nada y al final terminamos usando disfraces completamente distintos.

De nuevo silencio, hasta que Aya opina.

– ¿Y eso que importa? No creo que un disfraz a juego defina toda una relación. Quizás si…

– ¡Es que no se trata solo del disfraz!

Se levanta

– Se trata de todo lo diferente que somos. Cada disfraz que me gustaba y mostraba, lo rechazaba de inmediato, no le daba siquiera la oportunidad. Y a decir verdad… eso pasa mucho en nuestra relación.

Aya y Hazuki la escuchan con atención.

– No es que no ame a Nagisa, al contrario, me encanta que ame tantas cosas que yo no… pero por una vez, me gustaría que tuviéramos algo en común que hiciera que las demás parejas dijeran… quisiera ser como esas dos. Pensé que esta fiesta sería la oportunidad perfecta para ello, pero al final… ni siquiera pudimos usar un disfraz a juego.

Rina se vuelve a sentar con nosotras.

– Entiendo si quizás eso no suena como algo importante, pero de verdad... era importante para mí. Y me lastima que Nagisa no pueda verlo.

Al terminar de hablar, volvemos a estar en completo silencio, y esta vez Aya es quien toma la palabra.

– Quizás solo estoy hablando por mi misma, pero… a veces estar con Ai me desespera mucho.

– ¡¿Ah?!

– No me mal entiendan, la amo y quiero compartir mi vida con ella, pero a veces me cuesta mucho trabajo soportarla, sobre todo cuando se pone toda melosa e intenta acapararme solo para ella todo el día. Entiendo que a veces se siente solitaria, pero… supongo que me hace falta comprenderla más y ser un poco más asertiva con ella para decirle lo que siento.

– También yo – continua Hazuki – estar con Manami todo el tiempo no siempre es algo fácil. A pesar de todas sus cualidades, ella es pésima para decir lo que en verdad siente y muchas veces tengo que andar interpretando lo que dice o lo que en verdad desea dar a entender con sus palabras. Es algo difícil a veces ser la única persona con la que Manami puede ser ella misma, Rina-chan, pero estoy segura que si las dos fueran un poco más abiertas con la otra, se llevarían muy bien y me quitarías un gran peso de encima.

– Hazuki-san – Rina la escucha.

– También quisiera disculparme en nombre de Ai, Hazuki-chan.

– Aya.

– A diferencia de Manami-san, Ai jamás duda en expresar lo que siente y muchas veces eso nos mete en problemas. Sin embargo, el que Ai sea tan honesta y me exprese lo mucho que me ama… me hace muy feliz.

– Aya – dice Hazuki conmovida – supongo que también, aunque a veces eso me pueda llegar a molestar, el que Manami solamente pueda expresar su verdadero ser cuando esta conmigo, me hace muy feliz.

– Chicas.

En ese momento, Rina se da cuenta que las mismas cosas sobre las cuales sus amigas se estaban quejando hace un momento de sus novias, también son razones por las que las aman y las hace muy feliz a ambas.

– Quizás, también podría ser ese mi caso – menciona Rina – a pesar de que detesto el que Nagisa muchas veces no se de cuenta de lo que hago por ella, y lo mucho que odio que seamos tan diferentes, el que seamos diferentes, nada más nos hace conocer cada vez más el mundo de la otra. Y aunque quizás Nagisa no se da cuenta al principio de lo que hago por ella, eso solo me obliga a hacer mucho más por ella, lo cual… me hace muy feliz.

– Rina.

Rina nota que ambas le estamos sonriendo, y sonrojada regresa a su actitud tsundere.

– Pero aún así, ni crean que la perdonaré tan fácilmente por haberme dejado en ridículo frente a ustedes.

Hazuki y Aya sonríen avergonzadas y se preguntan ahora que hacer.

– Nos alegra que ya te sientas mejor, Rina.

– Y eso a ustedes quien se los pregunto.

– Supongo que… nadie, haha – ríe Hazuki avergonzada, nerviosa.

Hazuki recuerda que aunque ya hicieron sentir mejor a Rina, todavía tienen que regresarla a casa ¿Pero cómo?

– ¡Ya sé! ¿Qué les parece si como mejoramiento de pareja, regresamos a casa y les decimos a nuestras parejas lo mucho que las amamos?

– No quiero.

– ¿Uh?

– Vayan ustedes si quieren, no pienso moverme de aquí hasta que Nagisa venga a disculparse conmigo.

– Esta rubia…

Aya se harta de su actitud y esta a punto de irse, hasta que Hazuki la detiene.

– ¡¿Qué?! – le susurra Aya a Hazuki – ¿No escuchaste ya a la princesa? No piensa moverse hasta que Nagisa-san venga por ella.

– Solo esta siendo dramática, además hace frío, no podemos dejarla aquí.

– Bien, entonces ¿Qué se te ocurre para que mueva su real trasero?

– Veamos…

Hazuki piensa en algún plan para llevarla, y entonces, se le ocurre una idea que seguro la hará ir a casa.

Ambas regresan con Rina y le gritan.

– ¡Rina-chan!

– ¡Ya les dije que no pienso volver hasta que…!

– ¡Es sobre Nagisa-chan! ¡Manami y ella se están agarrando a golpes!

– ¡¿QUÉ?!


Casa de Rina – Noche

Tan rápida como un guepardo, Rina regresa corriendo a casa (incluso en tacones) y cuando llega, entra tan rápido que…

– ¡Nagisa! ¿Dónde esta Nagisa? ¡¿NAGISA?!

– ¡Abrakadabra!

– ¡Kyaaaaa!

Atraviesa una gran capa de papel celofán negro en la entrada de su casa, al tiempo que una explosión de humo y globos la rodea.

– ¿Qué…? ¡¿Qué esta pasando?!

Al ver a su alrededor, observa en el marco de su puerta lo que parece ser un adorno de un sombrero de copa gigante, y alrededor de la sala, todas las demás chicas en sus disfraces aplaudiéndole por su mágica aparición.

– ¡Dejen de aplaudir y explíquenme lo que está pasando! ¡¿Dónde esta Nagisa?! – preocupada.

– ¡Aquí estoy, querida Rina!

Aparezco detrás de ella, saltando del marco en forma de sombrero de copa de la puerta y aparezco en mi nuevo disfraz mejorado de Halloween.

En realidad, sigue siendo el mismo disfraz de vampira, solamente que ahora, me he quitado los dientes postizos, el maquillaje y peluca innecesarios, y en su lugar, me he puesto una mascara negra para mis ojos, así como un sombrero de copa y una varita mágica para interpretar a una poderosa maga.

– Eres… ¡¿Nagisa?! ¡¿Y ese disfraz?!

– No soy solo Nagisa ¡Ahora soy la poderosa Nagisa! Y tú, ya no eres solamente Rina.

– ¿Ah, no?

– Ahora eres mi adorada e increíblemente sexy asistente conejita que salió de mi sombrero.

– ¿Asistente de maga… conejita?

– Así es, y ahora hay un último truco de magia por realizar.

Tomo mi sombrero de la cabeza, lo pongo boca abajo y de él, saco un ramo de flores, poniéndome de rodillas frente a Rina.

– Lamento mucho no haberme dado cuenta antes de tus sentimientos, ni de lo importante que era esto para ti. Espero que de ahora en adelante, podamos disfrazarnos a juego cada año en Halloween. ¿Qué dices Rina? ¿Me perdonas?

– ¡Sí, Nagisa! ¡Claro que sí! ¡Te amo!

Nos besamos en la entrada de la puerta y todas las chicas aplauden a nuestro alrededor.

Al separarnos y darme cuenta que todas nos están viendo, me pongo roja de la vergüenza y oculto mi rostro bajo el sombrero.

Rina retoma la delantera y con seguridad les dice a las chicas.

– ¡Muy bien chicas! El espectáculo terminó, vuelvan a lo suyo y sigan disfrutando la fiesta.

La miro desde debajo del sombrero, quien me dedica una sonrisa orgullosa como diciéndome "De nada". Salvándome como siempre.

Una vez vuelven todas las chicas a sus asuntos, Rina me toma de la mano y coloca el sombrero en mi cabeza.

– Así que una maga y su conejita ¿Eh? Jamás se me habría ocurrido ¿Cómo llegaste a esa idea y armaste todo esto en tan poco tiempo?

– Bueno, tuve mucha ayuda.

En el momento que digo esto, llegan Hazuki y Aya junto con sus respectivas parejas, Manami y Ai.

– ¡Nagisa-chan! ¡Ese fue el mejor truco de magia, y tu disfraz te quedó increíble!

– Gracias chicas, aunque jamás lo habría podido hacer sin ayuda de sus novias.

– ¡¿Eh?!

– Cuando les dije mi idea para impresionar a Rina, Ai-san me ayudó con la costura de mi disfraz, mientras que Manami-san preparó todo el set para mi truco de magia.

– Eso… ¿es en serio?

Ai mira al suelo indiferente, como si no hubiera sido nada para ella, mientras que Manami esta roja de la vergüenza.

– So-solamente lo hicimos porque me daba lastima.

A pesar de lo que dice, Hazuki lee su corazón y sonríe a su novia, tomándola de la mano para que se tranquilice.

– De cualquier forma quiero darles muchas gracias a las dos, les debo una muy grande a ambas – hago reverencia.

– Descuida, danos unos dulces y estamos a mano.

– ¡Ai! – la regaña Aya, pero yo solo sonrío y tomo una calabaza llena de ellos.

– Aquí tienes Ai, espero que los disfruten.

Ai los ve encantada y comienza a comerlos, mientras Aya intenta detenerla para que no coma tantos, al tiempo que ella misma también agarra unos dulces para ella.

Sonrío al ver la escena de esas dos gemelas y me vuelvo con Manami.

– ¿Y tú, Manami-san? ¿También querrías unos dulces?

– No será necesario, después de todo, te lo debía por haberles causado tantos problemas por mi comportamiento. Nagisa-san, Rina-san, espero puedan disculparme y nos podamos llevar mejor.

– Manami.

Manami hace reverencia, provocándome que me sonroje.

– Descuida Manami-san, no es necesario que…

– De acuerdo – me interrumpe Rina – aceptaré tu disculpa si me respondes tres simples preguntas.

– Rina – la regaño, pero no me hace caso y continua.

– Primera pregunta ¿Quién dio la mejor fiesta esta noche?

Manami suspira, ocultando a la perfección su enojo y con su perfecta sonrisa de señorita le responde.

– Fuiste tú, Rina-san.

Rina sonríe complacida y continua.

– Segunda pregunta ¿Quiénes tuvieron los mejores disfraces de pareja esta noche?

– Esas tendrían que ser Nagisa-chan y tú, Rina-san – todavía con su sonrisa perfecta.

– Y Tercera pregunta ¿Quién fue la mejor de las parejas esa noche?

Manami pone su mano detrás de su espalda para que no la veamos apretar su puño con fuerza y responde.

– Obviamente esas serían Nagisa-chan y tú, Rina-san.

– Aja, me alegra mucho que lo reconozcas, Manami-san.

Rina acaricia su cabeza, ahora sí haciendo enfadar a Manami, aunque sigue sin dar el más mínimo indicio de ello, manteniendo su compostura.

Decido separarlas, antes de que Rina haga algo que arruine todo esto.

– Muchas gracias por su ayuda y por haber venido, chicas. Por favor, sigan disfrutando de la fiesta.

– ¡Por supuesto!

Nos damos la vuelta y estamos a punto de irnos, hasta que.

– Por cierto, Rina.

– ¿Uh?

Voltea a ver a Manami quien la llama y le dice.

– No puedo esperar a la fiesta del próximo año.

– También yo.

Así nos separamos de ellas, y Hazuki y Manami se quedan a solas con Aya y Ai, quienes se siguen repartiendo los dulces de la calabaza.

Hazuki respira aliviada.

– Fuuu, así que ¿ayudaste a Nagisa con su acto para reconciliarse con Rina? No sabía que las diablillas podrían tener un dulce corazón.

– Hazuki, me ofendes ¿Crees que haría algo así sin una buena motivación? Si las ayudé, fue para ganarme el favor de mi querida angelita.

– Manami – sonrojada – Sea cual sea la razón, te agradezco mucho por haberlas ayudado, estoy muy orgullosa de ti.

Se acerca y le da un dulce beso en la mejilla.

– Hazuki – Manami se sonroja – Aunque, he de confesar que no fue nada fácil soportar a esa cabeza hueca.

– Sí, bueno, Rina-san puede ser algo difícil jaja.

– Así es, y definitivamente no pienso perder contra ella.

– ¿Uh? ¿A qué te refieres con…? ¡Kyaaaa! Manami.

Manami toma a Hazuki del brazo y se la lleva con ella escaleras arriba.

– Manami ¿A dónde vamos?

– A la habitación de Rina, vamos a encerrarnos y hacerlo allí dentro.

– ¿Eeeehh? Pero…

Mientras Manami se lleva a Hazuki, Aya nota lo que esta pasando y las llama.

– ¿Ah? Oigan, esperen ¿A dónde van? ¿No se supone que íbamos a pasar la fiesta las cuatro juntas? ¡¿En verdad van a ponerse a hacerlo ahora?!

Hazuki se disculpa con Aya, pidiéndole que no diga nada, mientras Manami la lleva escaleras arriba y se encierran en el cuarto de Rina.

Aya se queda a solas con Ai, quien la observa con la mirada un tanto decepcionada, frustrada con ella.

– ¿Qué?

– Aya, Baka. No me has felicitado por haber ayudado a Nagisa y a Rina.

– ¿Ah? ¿Y por qué habría de…?

Al ver la mirada de su hermana gemela, decide mejor callare antes de decir algo de lo que seguro se arrepentirá, y seguir el ejemplo de Hazuki.

– Tienes razón, lo lamento Ai, hiciste muy bien en ayudarlas, aunque sean un par de cabezas huecas y tú hayas iniciado parte del conflicto.

– ¡Aya! ¡Eso no es un agradecimiento de verdad!

Aya ríe al ver la reacción de su hermana gemela y para calmarla, la silencia dándole un dulce beso en los labios.

– Hiciste muy bien, Ai. Estoy muy orgullosa de ti.

– Aya – conmovida – Entonces ¿Esta bien si pasamos la noche de Halloween las dos juntas?

– Seguro, no hay nadie más con quien quisiera pasarla más que contigo, solo prométeme que intentarás ser menos aprendida y dependiente de mí.

– ¡De acuerdo!

Probablemente le costará mucho más de lo que piensa, pero eso sería suficiente para tenerlas felices al menos por esta noche.

– ¿Entonces qué dices, Ai? ¿Quieres ir a pescar manzanas de aquella olla?

– Suena muy bien, pero ¿no preferirías hacerme el amor en el baño?

– ¡¿Eh?! ¡Ai!

Ai le da una sonrisa pervertida y poco a poco va desenredando las tiras de su disfraz de zombie.

– ¿Acaso no quieres traer de vuelta a la vida a esta zombie?

– Hmmm…

Aya intenta controlar sus instintos, pero finalmente le dice.

– Esta bien, ven – la toma de la mano – vayamos a buscar si hay algún baño con bañera donde podamos hacerlo.

– ¡Hurra!

Las gemelas se van también escaleras arriba, mientras Rina y yo platicamos ignorantes a todo esto, en la mesa de postres.

– ¡Mmmhhh! ¡Estos pasteles de zanahoria están deliciosos!

– Me alegra mucho que te gusten, Rina.

– Nagisa – me mira completamente enamorada – ¿Cómo lo lograste?

– Ah, bueno, Manami arregló las cosas aquí abajo, mientras Ai y yo subimos y una vez allí, me ayudó a…

– Tú sabes que no hablo de eso – me interrumpe alegre – me refiero a ¿Cómo supiste que esto me haría feliz?

– Ah, bueno… una maga jamás revela sus secretos.

– ¡Ahhh! Nagisa, no seas así ¡Dímelo!

Me agita suplicando que le diga, a lo cual solamente río.

– Si de verdad quieres saber… hemos estado juntas toda la vida, Rina. De alguna manera que ni yo misma puedo explicar, simplemente lo supe, y espero seguir conociéndote mucho más por el resto de nuestras vidas, para que estás maneras de hacerte sonreír, me sigan saliendo de manera natural.

– Nagisa – sonrojada – Gracias por haberme cumplido mi capricho.

– Gracias a ti por haberme esperado, Rina.

Nos besamos, entrelazando nuestras lenguas dentro de nuestros labios y al separarnos, una línea de saliva aún nos está uniendo.

– Nagisa.

– Rina.

Nos miramos a los ojos, sonrojadas.

– Y ¿Sabes algo? Al verte vestida de esa manera, me dio antojo de probar algo más de ti – dice Rina al tiempo que toma mi entrepierna con su mano. Acaricia con su dedo la entrada de mi flor sobre mi traje.

– ¡Aaaahh! Rina…

Sonríe mirándome con lujuria a los ojos y me susurra al oído.

– ¿Crees que tu varita mágica cabrá dentro de mí?

Al escucharla decir esas palabras, también entro en calor y mi deseo de hacerlo con ella.

– De acuerdo, aunque me parece haber visto a Hazuki-san y Manami-san subir y encerrarse en tu cuarto.

– ¡¿AH?! ¡¿Qué Ellas Qué?! ¡De ninguna manera las dejaré hacerlo en mi…!

Justo cuando se esta por ir, la detengo tomándola de mano.

– Nagisa ¿Qué es lo que estás…?

– Rina, por casualidad ¿el cuarto de tus papás está disponible?

– ¿Ah? Sí claro, estarán fuera todo el fin de semana, así que… ¡Oh!

Se detiene cuando entiende lo que le estoy tratando de decir, y sonrojada me dice.

– Bueno, supongo que las puedo dejar usar mi cuarto esta noche – modo tsundere – ¡Pero más les vale que no hagan un desorden allí adentro! ¡¿Me oyen?!

Les grita, aunque es imposible que la oigan desde allá arriba (mucho menos si ya han comenzado a hacerlo).

Con una sonrisa, la tomo de la mano antes de que se arrepienta de su decisión y la llevo conmigo.

– Ven, vayamos arriba, Rina.

– De acuerdo. Ah, pero antes.

Rina toma toda la bandeja de los cupcakes de zanahoria y se los lleva.

– Para alimentar a esta conejita, jeje.

– Cielos – avergonzada.

Ambas subimos y una vez en el cuarto de sus padres, no volvemos a salir en toda la noche.

Nuestra primera fiesta de Halloween, ha sido todo un éxito.


Bonus Short Story – A la mañana siguiente

Unas horas después, llega la mañana y los primeros rayos del sol entran a la habitación donde nos encontramos Rina y yo.

Al despertar, volteo hacia mi lado donde encuentro a Rina durmiendo desnuda y con pequeños restos de los pancakes de zanahoria todavía sobre su cuerpo.

Me avergüenzo al recordar todas las cosas que hicimos anoche, tendríamos mucho que limpiar cuando despierte.

Claro que sus maids podrían hacer el trabajo por nosotras, pero además de que no me gusta cuando otras hacen el trabajo por mí, me daría mucha pena que se enteraran de lo que hicimos en la habitación de sus padres.

Pero eso ya sería para preocuparse más tarde, por el momento, decido acostarme un rato más con ella y disfrutar de su calor a mi lado.

Pero poco me dura esta sensación de paz, ya que a los pocos segundos me entran unas ganas intensas de ir al baño.

Para no despertarla, decido salir de la habitación a buscar un baño, así que tras tomar mis bragas y camisa tiradas en el suelo, me visto rápido y salgo de la habitación de puntitas sin hacer ruido.

– Bien, ahora ¿Dónde estaba el baño?

Me dirijo al baño al final del pasillo, pero cuando entro y enciendo la luz, encuentro a…

– ¡Kyaaaaaaaa! ¿Pero qué…?

Las gemelas Aya y Ai, abrazadas y desnudas, durmiendo dentro de la bañera. Con las frentes pegadas, el cabello suelto y las piernas entrelazadas desnudas como están, parecen una copia exacta de la otra.

– Uuuhh… Aya… – murmura Ai pegándose todavía más a su hermana gemela mientras duermen.

– Lo lamento, de verdad lo siento mucho, con permiso – susurro bastante avergonzada mientras salgo.

Cierro la puerta del baño con cuidado y suspiro ya más tranquila y aliviada.

– Fuuu, cielos. Estuvo bastante cerca – pensando en el escándalo que se habría armado si me hubieran visto – cielos, creo que será mejor si paso a la habitación de Rina.

Pero en ese momento, no me acuerdo que dicha habitación ya esta ocupada, y cuando entro, encuentro a…

– ¡Kyaaaaaaaaa! ¡¿Otra vez?!

Hazuki y Manami, completamente desnudas en la cama con Hazuki amarrada de ambas muñecas a la cama y Manami abrazándola, sonriendo, rodeándola con sus piernas.

– Ah, mi Hazuki, de esta manera no podrás escapar de mí – murmura Manami mientras duerme.

– En serio a estás dos… ¿les gusta esto? – me pregunto en susurro mientras las veo en esa posición.

Pero de inmediato recuerdo lo malo que sería si alguna de ellas se diera cuenta que las estoy viendo, así que nuevamente salgo con cuidado y cierro la puerta de la habitación en silencio.

– Aunque probablemente tendré que volver después para despertarlas, antes de que Rina se de cuenta de lo que hicieron en su habitación.

Le daría un ataque de ira si las viera ahora, aunque a mí me alegra que se la hayan pasado bien.

Pero al salir, vuelvo a mi pequeña emergencia, ya que todavía no he encontrado un baño.

– Cielos, tendré que volver a la habitación de los padres de Rina, aunque eso signifique despertarla.

Regreso a la habitación donde se encuentra Rina, pero al entrar, noto que ya se encuentra despierta.

Todavía acostada sobre la cama, voltea a verme con una sonrisa en su hermoso rostro.

– Nagisa, con que aquí estabas. Temía que te hubieras ido a tu casa sin avisarme.

– No digas tonterías ¿Por qué me separaría de la mujer más bella del mundo en la mañana?

Me dirijo a su lado, dándole un beso de buenos días en la frente. Rina ríe de felicidad.

– Me alegra que estés aquí ¿Dónde estabas?

– Lamento preocuparte, estaba buscando un baño allá afuera, pero…

Me detengo antes de decirle lo que había visto.

– ¿Un baño? ¿Y por qué no usaste el que está aquí en la habitación de mis padres?

– Supongo que lo había olvidado, jaja.

– Cielos, de verdad puedes ser muy torpe en las mañanas.

– Supongo que un poco. Ahorita vuelvo, no me tardo.

Me levanto y voy en dirección al baño, pero Rina me detiene.

– ¿Qué pasa Rina?

– En verdad eres una tonta, ¿Para qué querrías entrar al baño tu sola, cuando puedes ir acompañada por una belleza como yo?

– ¡¿Eh?! Tú… ¿quieres acompañarme?

– ¡Por supuesto! Si no lo has notado, todavía tengo restos del pastel de zanahoria en mi cuerpo por lo que hicimos anoche. Un baño contigo me caería excelente.

– Ah claro, estoy de acuerdo en bañarme contigo, pero antes…

– Descuida, puedes orinar frente a mí en lo que preparo la bañera. Vayamos ¡No tenemos tiempo que perder!

– ¡Ah, Rina!

Sin dejarme hablar más, Rina se levanta y me toma llevándome con ella a la habitación de baño. Pero antes de entrar y comenzar con nuestro baño, detengo a Rina en la entrada.

– ¿Uh? ¿Qué pasa, Nagisa? – viendo su cuerpo desnudo.

– Nada, solamente estaba pensando, ya es noviembre – la beso en los labios y digo – Feliz inicio de noviembre, Rina.

– Vaya, Feliz inicio de noviembre a ti también, Nagisa.

Nos tomamos de las manos y entramos ambas al baño, listas para iniciar el mes de la mejor manera posible.

Juntas.