Tres capítulos dentro… aquí es cuando me descarrié de hacer algo "fuerte" pero eso es solo mi culpa, pero espero que aun encuentren agrado.


Acto 3; La mentira

El cantar de los pájaros la hizo pensar que despertaría en su áspera cama en su habitación en la granja, como si toda la terrorífica secuencia de ayer hubiese sido un mal sueño.

Pero su posición incómoda al dormir, horrible agotamiento y dolor corporal, le dio fe de que en efecto estaba durmiendo en el tronco de un árbol, el detonante de su terrible mañana, fue ver una araña descendiendo desde el techo del tronco.

"¡Whoaaaahhh!" Salió del estrecho espacio a toda prisa, arrastrándose por el suelo, hasta salir de aquel lugar.

No había sentido en recordárselo, seguía perdida, pero cuando menos su caperuza la había mantenido abrigada durante su pésima noche.

Deambulo sin rumbo, estirando sus articulaciones y las piernas, volver por donde había venido no sonaba tan tentador como antes, considerando que ahora podría ver a la criatura a la luz del día si llegaba a encontrarla y eso la aterraba.

La casa de la abuela ya estaba fuera de discusión.

De no haber perdido el contenido de su cesta, cuando menos tendría el desayuno, pues empezaba a ser presa del hambre, tal vez podría encontrar setas comestibles, algunas bayas y si tenia suerte algún animal pequeño.

Pero entre más hurgaba en la naturaleza, más perdía las esperanzas de encontrar algo saciante, hasta que noto que había un ruido en la distancia bastante molesto.

Pero escuchándolo con atención… recordó el cómo sonaba una cascada, empezó a trotar en dirección a la fuente, haciendo el ruido más notorio, hasta llegar al lugar que efectivamente era una cascada que caía sobre un amplio cuerpo de agua que daba origen a un riachuelo.

La vista no solo era grandiosa, también era un oasis para la sedienta y hambrienta Michiru "¡AGUA!" esta metió su cara al estanque, empezando a beber como si se tratara de un ciervo.

Viendo el interior, pudo ver algunos peces, determinando así su siguiente paso.

En vista de que el pedazo de civilización más próxima era su granja que no tenía idea de donde estaba, esta decidió evitar mojar su único atuendo, lo puso en la orilla sobre una roca lisa, para entrar al estanque solo en su propia piel acompañada de una vara lo suficientemente puntiaguda para pescar decidida a atrapar al menos dos peces.

Era muy vergonzoso, pero no había nadie en kilómetros y el lugar de su encuentro con la criatura ahora parecía lejano, además, los seres de pesadilla preferían la noche ¿verdad?

El agua estaba fría, pero la sensación de ser limpiada era aún más reconfortante en comparación, considerando la cantidad de suciedad que llevaba acumulando desde que salió a lo agreste y que no había tomado un baño decente en un tiempo.

Se tomo su tiempo para nadar como no lo había podido hacer en años mientras intentaba insistente acertar en una estocada a un pez, pero estos eran mucho más escurridizos de lo que creyó, además de dispersarse conforme más los molestaba, pasados unos minutos, cayó en cuenta de que estaba usando energía en vano.

Al menos podía relajarse en el agua limpia… se tomó su tiempo para flotar perezosamente considerando que este podría ser su ultimo baño con abundante agua.

La cascada y su estruendoso sonido no la dejo detectar que alguien había entrado al agua con ella.

Michiru juraría que, si el agua no había podido enfriarla, esta vista sí.

La criatura de ayer, ahora podía verla con claridad, era un lobo efectivamente, uno de dos metros, que caminaba en dos extremidades, ligeramente encorvado, pelaje blanco con un ápice de gris, se trataba de un ser que ella desconocía, no tenía idea si alguien alguna vez había visto algo así, pero conociendo vagamente la fauna del bosque, ella podía jurar que no pertenecía a este lugar.

Michiru se ocultó temerosa tras una roca de rio, pues no parecía haberse percatado de su presencia.

("Prefieren la noche, brillante, al menos ahora no tendrá que limpiarme antes de comerme") pensó fatalista asumiendo que ya estaba condenada.

La criatura por su parte se tomó su tiempo para beber de la fuente acuosa sumergiendo su hocico en la misma, Michiru llego a observar que incluso parecía asearse, pues conforme derramaba agua sobre él, su pelaje se tornó ligeramente más blanco, su aspecto parecía el de un animal, pero por momentos sus lenguaje corporal se veía hasta humano.

La vulnerable chica se escondió por completo al ver que él tenía otros sitios que lavar.

Era un animal ¿porque eso la había puesto tan inquieta?

Siguió intentando mantenerse oculta mientras lo vigilaba con descansos, en uno de los vistazos que le dedico al extraño ser, en algún momento salió del agua sin que ella se diera cuenta.

Viendo su chance, fue a la orilla a toda prisa esperando encontrar su ropa, para vestirse, alejarse lo antes posible… y no estaba.

En su lugar, había una corteza de árbol con algunas frutas silvestres de varios tipos.

Esa cosa… sabia de su paradero, le había hecho un puto intercambio… y por alguna razón, había decidido que ella estaría bien corriendo en pelotas por el bosque si tenía comida.

El enojo se reflejó en su cara junto con un sonrojo, mientras se pensaba gritar a la criatura para que esta le devolviera sus cosas, pero siendo realistas, no quería tentar a la suerte.

"P-pero… mi ropa" gimoteo viendo la selección de fruta… sin poder lidiar más con el hambre, esta tomo una y la comió en segundos, luego otra, y otra, siguió así hasta terminar con todas, al menos desmayarse por el hambre ya no era un problema.

Rondar descalza sonaba horrible, pero si este era un lugar frecuente para su ladrón, no pasaría mucho tiempo para que este volviera a buscar agua.

Empezó a caminar incomoda por el bosque, evitando pisar guijarros o plantas con espinas… "esto es una porquería, si esa cosa no midiera el doble que yo le daría su merecido… si tan solo tuviera un palo muy grande" Murmuro para sí misma.

A la distancia pudo ver algo que parecía una broma de mierda.

Una de sus medias estaba colgada de una rama.

haciendo seguro de que no habían colocado alguna trampa cerca, la tomo con desconfianza, de nuevo mirando a los alrededores, encontró la otra media en otro árbol a varios metros de ahí.

"Es un rastro, me está llevando a otro lugar y sabe que quiero vestirme lo antes posible, es un desgraciado" murmuro indignada y asustada.

Siguió el rastro de prendas resignada, al menos el señor lobo tuvo la amabilidad de devolverle primero su calzado y medias para facilitar su paseo en paños menores por el jodido bosque.

luego encontró su caperuza tendida sobre un arbusto, luego su falda, su camisa, la cinta de tela que usaba para sostener sus pechos…

Al anochecer… esa fue la última prenda que encontró

Se quedó con su puta ropa interior.

Un rubor furioso se mostró en su cara al imaginarse a ese degenerado peludo haciendo no sé qué con su prenda más íntima.

Siguió encontrando cosas, pero en lugar de la prenda que le faltaba, encontró frutas, bellotas, raíces, hongos, cualquier cosa que gritara estar fuera de lugar.

El viento nocturno y la ausencia de sus inferiores la hacían sentir frio

Este tipo… ¿era inteligente o solo un bicho raro?

Entre más pasos daba, más temía meterse a una trampa donde no podría salir, pero cuando menos, ahora suponía que no la quería muerta, para eso solo tendría que haberla atrapado en el estanque.

Finalmente, encontró lo que parecía ser el final del rastro… era su cesta, encima de una roca blanca en medio de un claro, de nuevo llena de frutas "¿cómo es que yo nunca encuentro nada de esto en el bosque?" Mordió una de las ciruelas con mal humor.

Pero ahora que lo notaba, este lugar era vagamente familiar, unos indicios de marcas en unos árboles le trajeron algunos recuerdos, había estado aquí con su padre para cazar codornices.

Este claro… estaba muy cerca de la granja.

Empezó a correr llena de euforia, casi tropezando de vez en cuando, pero poniéndose de pie de inmediato, finalmente vio la cerca soltando lágrimas de alivio, salto por encima y se fue directo a la choza oscurecida por la penumbra.

"¡Papá!" Lo llamo irrumpiendo por la puerta, no teniendo ninguna reserva con despertarlo para reclamarle su mala dirección y abrazarlo como si no lo hubiese visto en años.

….

Pero no encontró a nadie…

"¿Papá…?" Le murmuro a la extensión de una choza vacía.

Dio una vuelta completa por sus habitaciones, sin ver un solo indicio de él.

Reviso todos los sitios, el granero, el establo, el gallinero, el cobertizo… no había rastro de su padre.

Por un momento, pensó que tal vez había ido en su auxilio al bosque, pero…

Viendo sus pertenencias… noto que faltaba mucha de su ropa, comida y que el caballo que usaban para trasladar mercancía ya no estaba.

Un pensamiento de alojo en Michiru y empezó a oprimirle el corazón.

"N-no… no pudo, él no lo haría…" se negó a sí misma, parada en medio del terreno de la granja... intentando encontrar cualquier otra razón, lo que sea le servía, ella se había quedado con él, no la abandonaría así nada más, no podía ser tan cruel, buscaba cualquier excusa apretando los dientes y con lágrimas amargas rodando por sus mejillas.

Y mientras más lo pensaba, más notorios se hacían sus sollozos, finalmente rompiendo en llanto en medio de la oscuridad.

Sus alaridos descorazonados se escucharon en toda la granja, sin que algún alma además de uno de los perros viniese a consolarla.

Pero su lamento fue interrumpido por un arribo que no esperaba, los animales en los corrales se inquietaron, al tiempo que el perro salió huyendo, vio con inmenso terror a la criatura lupina irrumpir en la granja, yendo hacia ella a un paso paciente y cauto.

¿Acaso él fue quién…?

"No… no, p-por favor no… ya no más, t-te lo suplico… no me m-mates" se lamentó susurrando en sus adentros, viendo aterrada a su verdugo acercarse.

Michiru se postro en el suelo, buscando esconder su cara de su depredador, esperando que su postura poco amenazante le dijera que podía dejarla ser.

Esta se encogió de miedo cuando tuvo sus patas a una distancia escasa de su cabeza.

Pero eso fue todo.

Ante la falta de agresividad, esta levanto la mirada, viendo esa expresión animalística, pero altamente expresiva mirándola hacia abajo con una calma imperturbable, en su garra extendida hacia ella, estaba su brújula… rota y sin el puntero.

Michiru miro en completa confusión a la criatura, con los ojos rojos e hinchados, la nariz mocosa y recordando que tenía que resguardar su falda.

La bestia no se movió hasta que ella tomo el ahora inservible artilugio de sus garras.

En su espalda, llevaba otro desafortunado animal, lo bajo para colocarlo justo frente a ella.


A menos de una hora de su llegada, como si estuviese en su propia casa, el lobo empezó a armar lo que parecía ser una improvisada, pero bien hecha hoguera con madera y piedras de los alrededores.

Con un agujero metafórico en el pecho y sin ganas de luchar, Michiru observo esto con la vaga posibilidad en mente, de que esta fuese para cocinarla a ella.

Usando el hacha para leña de su padre, este despellejo y desmembró al jabalí que había traído con él, una vista medianamente fuerte para la chica de granja, pero una vez en el fuego y con especias robadas de su cocina, este empezó a oler muy bien.

Este ser… no era un animal del todo.

"¿Sabes cómo llegar a casa de mi abuela? papá dijo que vivía al éste de aquí" pregunto con ironía y un humor ácido, dudando que el fuese a comprender de que hablaba.

Este la miro fijamente para su sorpresa.

"… No hay nadie más en este bosque, si sigues al éste solo encontraras un precipicio… debajo el cual hay más bosque" le informo en una voz bastante densa y masculina.

Michiru cayo en cuenta de que su padre solo quería abandonarla para huir con una carga menos.

Si el ser frente a ella fuese responsable, habría señales de una lucha ensangrentada.

Espera un puto segundo…

"¿¡P-p-p-puedes hablar!?" Se descoloco de inmediato subiendo la voz para molestia de la criatura.

"Si…" le respondió pensando que había cometido un error al hacerlo.

"¿¡Porque no me hablaste ayer!? ¡me diste un susto de muerte!" Se enfado al recordar a este mismo tipo persiguiéndola cuesta arriba como si fuera un maníaco.

"Es por esa reacción que no hablo, eres tan exigente que obligas a los animales a hablar tu idioma" Le reprochó sin apartar su vista del fuego.

"¡Y robaste mis bragas, devuélvemelas!" le exigió con un rubor furioso y sujetando su falda.

"No sé de qué hablas, era todo lo que encontré junto al estanque, creí que eras de esas sectas que detestan la ropa interior" una vez el jabalí estuvo listo, le extendió un trozo en un palo a la chica que lo tomo con brusquedad.

"Mentiroso…" Mordió el trozo del animal con enojo y hambre, pues las frutas en su sistema se digerían rápido y no la saciaban.

Aunque estaba caliente, sabía muy bien.

"Piensa lo que quieras, pero yo fui quien te trajo a tu estúpida granja y recuerda que comes mi comida" la regaño con una escasa severidad, haciendo que la chica de la caperuza se encogiera con un poco de miedo, pero fuera de eso, este individuo no parecía tan violento.

Comió en silencio, viéndolo a él hacer lo mismo.

"G-gracias…" aunque la había hecho pasar un mal rato, era cierto que la había traído de vuelta "pero… te veías aterrador, llegue a pensar que me perseguías para comerme" le comunico con humor, como si eso ahora fuera una mala broma.

"Bueno... te ves bastante bien, pero en realidad, mi primera intención era aparearme" esa confesión tan seria y formal hizo que Michiru se paralizara perdiendo su paleta de colores.

Michiru se puso de pie y tomo distancia "E-entonces… ¿¡vas a… !?" se abrazó a sí misma, buscando con su vista un lugar a donde huir.

Pero el lobo ni se inmuto.

"No realmente, parecías oponerte bastante en ese momento, así que te deje en paz, si quisiera podría haberte alcanzado en un segundo... lo que quería era alejarte del barranco, siendo tan torpe hubieses caído en el de seguro" le explico dándole un escalofrío y algo de irritación, pero al menos bajando un poco su alerta al ver que su honor o su vida no peligraban.

Con algo de duda, volvió a sentarse junto al fuego.

...

"¿Porque mi ropa…?" Le reprocho su última inquietud con una leve molestia.

El animal frente a ella se lo pensó un momento mientras masticaba y tragaba su alimento.

"… fue gracioso" respondió como si no tuviese importancia.

El rostro de Michiru se frunció impresionantemente formando una expresión de enojo que él nunca había visto en una mujer.

Ambos terminaron de comer, con el lupino consumiendo el triple que la chica.

"Me voy" se puso de pie, pues no tenía más pertenencias que llevarse.

"Yo… bueno… adiós" No tenía razones para retenerlo, pero se sintió enormemente reacia a quedarse en soledad.

"Avísame cuando estés lista para aparearte" le dijo de espaldas mientras se iba.

"¿Es broma verdad?" le pregunto a la nada sin recibir respuestas.

¿Verdad?


Ya sabemos a donde va esto, pero Michiru es una persona civilizada, de seguro no se prestara a tal cosa.

Espero verlos en el siguiente capitulo.