Aquí el quinto acto de este relato que es de terror pero no es de terror, espero que alguien no se haya hartado de mí, aun les recuerdo comentar y votar, los vere abajo.


Acto 5; Civilización.

Despertó con pesadez en la cama de su padre, siendo más grande que su vieja cama y considerando que él ahora estaba muerto (para ella), decidió ocuparla para su comodidad.

Michiru se incorporó sopesando sus acciones.

"¿Qué pasa si no vuelve?" fue la primera pregunta que se hizo con una voz delgada, no se refería a su padre, si no a su nuevo amigo… el canido de casi dos metros que la había desvirgado en el bosque.

Temía que, si decidía cambiar de opinión, ya no podría encontrarlo nunca.

La idea de quedarse sola en la granja para siempre e intentar sostenerla por sí misma, era tan excruciante como la de intentar encontrar plenitud en el bosque en compañía de él, pero la segunda sonaba más realista que la primera.

"¡Ayayay~! duele…" se dio cuenta de que su ingle dolía como un infierno.

Los animales tendrían que pastar por su cuenta hoy, pero el ruido alguien trasteando afuera la hizo forzarse a salir de la cama aún con el dolor.

Solo con una de sus camisas blancas, salió para encontrar a un intruso, desnudo, piel muy blanca al igual que su cabello, ojos verde lima, una mirada madura y agotada.

Estaba cargando seis sacos llenos de grano, como si estuviese cargando un montón de algodón, cuando ella tenía que transportarlos uno por uno a costa de sus hombros.

Los perros de guardia estaban ocultos debajo de un gallinero como si el fuera el mismo demonio.

"¿¡Q-quién eres!?" Se sonrojo y aterro al ver al hombre caminar con sus partes expuestas como si fuera de lo más normal.

"si la memoria no me falla, estuvimos juntos anoche…" le aclaro en una voz circunspecta ante la expresión estupefacta de Michiru

"…" Si, justo esa cara.

"… hago muchas cosas" respondió antes de que la chica de granja hiciera mas preguntas obvias "Me quedare cerca por un tiempo, solo no asumas que será para siempre, a su tiempo te llevare al bosque por mucho que protestes, así que hazte a la idea" le advirtió autoritario sin darle otra opción.

Eso la hizo enfadar.

"¡O-oye tú!" Intento ponerse firme, solo para tambalearse como si sus piernas fueran de gelatina y caer al terroso suelo.

Este la miro con una creciente preocupación dejando lo que estaba haciendo y corriendo a su lado, mientras ella se sonrojaba como un tomate.

"¿Estas bien?" se acercó a ella con una media sonrisa al ver que no se había lastimado.

"N-no puedo caminar" se quejó en el suelo viendo al responsable de ello.

"Estarás en cama hoy, ya casi acabo con las tareas" la tomo en sus brazos y la llevo adentro, no pudo evitar identificar esa voz como reconfortante.

Si quisiera llevársela, podría hacerlo sin que ella pudiese hacer nada, pero aun así parecía dispuesto a seguirle la corriente.

"Oye… no me has dicho tu nombre" le dijo a su oído mientras la cargaba como a una dama.

"Tú tampoco…" le respondió corto, Michiru se enfadó ante la descortesía.

"Soy Michiru" se presentó con algo de molestia.

"Shirou" Este respondió corto, a la vez que la posaba en la cama "Ah si, ahora somos pareja" también le informo sin tacto para su resquicio.

Esta lo miro en silencio, ser tan creído debería merecer ser rechazado en seguida, si no fuera porque ella había aceptado hace tiempo y porque no podía caminar, ya lo habría echado.

En cambio, extendió sus brazos hacia él con una mirada demandante, este se acercó a la chica con curiosidad, permitiéndole tomarlo del cabello para traerlo a la cama con ella y darle un beso hambriento.


Su vida seguía sin ser de ensueño, pero no podía decir que le iba mal.

En un principio, Shirou se limitó a visitarla en la granja a diario, alternando entre solo venir, ayudarla con labores, hacerle compañía en las tardes, relacionarse con ella MUY a fondo de vez en cuando y luego irse.

En ocasiones lograría que se quedara, durmiendo con ella en la cama, el granero, el gallinero o los establos.

También la llevaba a una familiar cascada a tomar un merecido y apropiado baño cuando lo requería, le presentó de igual manera a un amigo llamado "masaje de cuerpo completo" cosa que podía devolverla a la vida después de un día de trabajo.

Esto no era igual a estar casados ¿verdad?

Incluso, en una ocasión, le ofreció a Shirou probarse la ropa de su padre, solo para no tener que convertirla en trapos o tela sobra.

Este le dijo que se la pondría solo si ella accedía a andar sin ropa, accedió a pagar el precio de pasar una tarde bochornosa, solo para ver lo bien que se veía con ella.

Se veía más como un hombre que su propio padre.

También pasaron algunos tiempos amargos, él era un gruñón, apático y un tanto arrogante, hacia cosas raras de vez en cuando y hablaba mal de la gente de ciudad o de las personas en general.

Ella por su parte, desde que su padre huyó… se había vuelto algo bocazas, por lo cual, cuando actuaba como un fenómeno o un grosero, solía bombardearlo con reclamos y regaños… incluso a ella le impresionaba.

Pero ser un Lica…licartop… lo que fuese que haya dicho, no lo excluía de tener que comportarse.

Extrañamente, después de hacerla enfadar… se veía muy satisfecho por alguna razón, un día, solo se lo confeso, aparentemente le gustaba la asertividad.

No estaba segura de que significaba.

Solo bastaban un par de horas para que volvieran a actuar como si nada hubiese pasado.

Por la amenaza de Shirou de llevársela, dos años no fueron suficientes para hacerlo cumplirla.

En ese tiempo empezaron a vivir juntos en la granja de manera definitiva, solo teniéndose el uno al otro, para ambos eso podría haber sido perfecto.

Pero algo más cambió.

Un día, ambos recibieron una visita inesperada, de humanos de todo lo posible, con nuevas noticias, en un lugar cercano, una nueva comunidad se estaba instalando en un valle al sur de la granja, más grande y más numerosa que la antigua.

Todo un poblado ni más ni menos.

Su granja empezó a recibir clientes… gente de verdad, con dinero real, sorpresivamente dejo las negociaciones en manos de Shirou, pues a pesar de venir de lo agreste, el lobo (Que usaba una máscara humana y la ropa de su padre frente a los compradores) tenía mejores matemáticas que ella, también era increíblemente organizado y sospechosamente educado.

Eso sí, ella seguía siendo la jefa indiscutible de la granja.

Por fin, ya no tendría que alimentar a los animales con sus propios productos…

Gracias a la alta demanda de leche y huevos, la granja empezó a prosperar y a adquirir cosas que eran apremiantes…

Al fin tendrían una letrina.

Parecía que la necedad de su padre iba a ser recompensada en algún momento, pero el no estuvo ahí para disfrutarlo.

Shirou tuvo una reacción algo aversiva al saber que habría aún más humanos por aquí, pero… viendo a Michiru genuinamente feliz por la llegada de más gente, decidió reservarse sus comentarios.

No mentía, se la llevaría al bosque algún día incluso si tenía que ser por la fuerza…

Cuando la chica en caperuza roja dejara de ser feliz con su estilo de vida actual.


En un bar en un poblado en crecimiento.

Incluso Michiru pudo hacer amigas, dos actrices de un teatro del nuevo poblado, Nina y Nazuna.

"¿Enserio la usas siempre?" la chica de cabellos pelirrojos le preguntó curiosa, pues lejos de desestimar su labor como granjera, la caperuza roja le provocaba un interés obsesivo sobre su particular amiga.

"Sep, es un recuerdo de mi mamá, es más practica de lo que parece, también me acompaño en unos días difíciles… también otros muy buenos" Michiru rememoro con cariño.

"¡Se te ve adorable!" Una chica con un estilizado y peculiar cabello azul le dio un cumplido.

Nina estaba encantada con Michiru desde que se apareció en el pueblo.

La caperuza roja solo sonrió cálida ante el inocente cumplido, Nazuna esbozo una sonrisa picarona.

"Oye, algunos chicos del teatro quieren invitarnos a cenar y conocerte, tal vez encuentres a uno bueno entre ellos" Michiru se incomodó por la propuesta mirando a otro lado.

"Gracias, pero tengo pareja" le aclaro sin reservas, visualizando a la criatura que vivía con ella en su renovada choza (ahora una espaciosa y cómoda casa de campo), que trabajaba junto a ella, también la misma que le hacia el amor como un animal como si siempre añorara su cuerpo.

Se sonrojo ante ese pensamiento.

Ante la repentina información, ambas quedaron atónitas, no porque la creyeran incapaz pescar a un hombre, sino porque según los rumores, ella estaba sola en el valle antes de que el pueblo se instalara, pues siempre venia por su cuenta al pueblo.

"Wow… ¿conociste a alguien ya? creí que el pueblo era nuevo para ti" exclamo sin tener cuidado con lo grosera que había sonado.

Pero a Michiru no le molesto.

"Él ya estaba conmigo, lo conocí hace tres años, solo se apareció un día y… fue casi amor a primera vista, trabajamos juntos en la granja desde entonces… yo soy la jefa" le explico evitando extenderse en su historia.

Para Nazuna era un poco extraño.

Los pocos comerciantes en el pueblo mencionaron a otra persona, pero parecía impensable que no se haya mostrado o que cuando menos no acompañara a la chica en sus paseos al pueblo, ademas... aquellos que iban por otro motivo a la granja que no fuesen negocios, solo eran recibidos por la chica de la caperuza.

"¿¡Como se llama!? ¿¡y como es!?" Nina le pregunto con emoción, queriendo detalles de la única de las tres en tener pareja.

"Es muy peculiar, un poco amargado, serio, pero muy inteligente y trabajador, se llama Shirou" No iba a dar ciertos detalles sobre la identidad del albino.

"¿Nos lo vas a presentar?" pregunto Nazuna con bastante curiosidad, no dudaba de la sinceridad de la caperuza, pero obviamente quería verlo en persona, Michiru se contrario levemente.

"Tendré que preguntarle… es bastante reservado" Enserio esperaba poder disuadirlo, especialmente de ser humano solo un rato y de usar ropa.


En un balcón del mismo bar, unos hombres observaban con atención a la chica de peculiar vestimenta.

"Debe estar tan sola en esa granja, estando tan lejos y sin compañía ¿crees que apreciaría una visita?" uno de ellos murmuró a sus otros dos asociados en un tono muy ganoso.

Lo que se sabía, es que la chica iba y venía por su cuenta a pasear y a hacer compras, si ella tenía que hacerlo sola, era probable que no tuviese familia.

"Estoy seguro de que la apreciara" uno de ellos concordó con él en un tono burlón, era una lástima que la pelirroja siempre estuviese tan vigilada, pero la caperuza roja no se veía mal.

"Si, le daremos un buen rato, después de todo, las chicas de granja suelen ser fáciles" el tercero declaro, casi haciendo un plan.

"Si yo fuera ustedes lo pensaría mejor" un hombre en una mesa cercana les advirtió interrumpiendo su charla.

Los tres lo ubicaron, un hombre en una camisa blanca, chaleco y pantalones negros, con botas de campo.

"… Oye Pingua ¿porque no te ocupas de tus asuntos? si la dama llega a enterarse, tendrás que pagar con tu cuello" le advirtió el más grande de ellos con veneno en su voz.

Pero el mencionado no se vio mínimamente intimidado.

"Alguien ya tuvo esa idea… y no salió nada bien" les informo con algo de burla.

"¿De qué hablas?" le pregunto el más pequeño de esos hombres.

"Unos pobres diablos quisieron ir a la granja en la penumbra con esas intenciones, los escuche planearlo, igual que ustedes" Los miro con desdén mientras les contaba y vaciaba el contenido de un vaso de cristal en su garganta "quería detenerlos yo mismo para salvar a la chica y obtener algunos puntos con ella… pero esa noche, estos tipos salieron más temprano de lo que yo anticipe, los seguí con prisa para evitar una tragedia… pero justo después de entrar a la cercanía de la propiedad, empecé a escuchar gritos desgarradores, lejanos, que parecían venir de almas en pena, solo fueron unos minutos antes de que fueran silenciados, algo me dijo que tenía que darme la vuelta y largarme, así que obedecí" les narró con seriedad, recordando esa sensación de muerte al asecho que lo inundo en aquel momento.

Los hombres en la mesa ahogaron unas risas.

"Ah si, ¿y que paso con estos desconocidos, Pingua?" Se burló de la historia que para ellos tres, parecía inventada.

"Son los cuatro tipos que encontraron sin piel en aquella cantera…" el hombre les escupió con una expresión mortalmente seria.

Los tres se pusieron pálidos como fantasmas.

"¡E-eso es una puta mentira! ellos fueron atacados por un psicópata y la granja esta ridículamente lejos de ahí" el primer medio año del pueblo y ya había una leyenda local relacionada con un homicidio horrible del que no se encontraron responsables.

"Tal vez fue la misma chica… o hay un demonio merodeando la granja" ignorando sus alegatos, termino de contarles, para luego ponerse de pie e irse de ahí sin decir más.

Los tres permanecieron en su mesa con un creciente mal humor, relacionado a la semilla de duda que habían sembrado sobre su orgullo.

"Me importa una mierda, yo iré de todas formas…" Gruño sobreponiéndose al miedo.

"Si vas tu… yo también" Otro de ellos se dio valor bebiendo todo el contenido de su tarro.

El tercero permaneció en silencio altamente dudoso.

"… Lo siento… lo pensé mejor, aun si no es real, no quiero tener eso en mi consciencia" Tomo su decisión dando una mentira, siendo respondido por un cigarro encendido arrojado a su frente para su molestia.

"Eres una puta gallina Rufus, ya puedes largarte" los otros dos le dieron una mirada desdeñosa, haciéndolo marcharse de su mesa.

Su visita en la granja sería esa misma noche, se motivaron visualizando la recompensa que tendrían con tan dulce chica.

Llevarían un arma solo para estar seguros.

A la mañana siguiente, Donovan y Henry, dos trabajadores del aserradero, fueron reportados como desaparecidos a la comisaria.

Dos semanas después, sus cuerpos en descomposición fueron encontrados enterrados en gravilla hasta el cuello en una familiar cantera.

Aparentemente alguien los dejo ahí para que murieran de sed, hambre o devorados por animales u hormigas rojas.

Por las expresiones que éstos tenían, estaban horrorizados por su destino, pues parecían haber gritado sin ser escuchados hasta que atrajeron a un depredador.

Aunque Michiru se enteró de esto, no pudo relacionarlo en nada con ella o la granja, solo le pidió a Shirou que la ayudara a levantar aún más la cerca en caso de que hubiese una amenaza cerca.

Además de pedirle que no saliera de la granja y fueran a dormir más temprano de lo usual.

¿Caperucita roja tuvo su final feliz?


Aun faltan dos actos… espero que estén ahí.