Almas encontradas
Fanfic Au. (Content Rating on FanfictionNet is MA(+18)
Sinopsis
Levi Ackerman no creía en las almas viejas y reencarnación, pues pensaba que la gente lo inventaba solo para querer llamar la atención o que era un tema muy fantasioso. Sin embargo, la llegada de una nueva familia al edificio de departamentos donde él vivía, podría cambiar todo y esos ojos verdes podrían tener un gran impacto en su vida.
Capítulo UNO
Algunas personas piensan que tienen un alma vieja, pues aseguran que se sienten fuera de lugar en su tiempo actual o que tienen sueños sobre su vida pasada. Estas personas que afirman haber reencarnado, se les presentan las visiones a temprana edad o hasta que algún suceso ocurra y sea tan impactante que despierte a esa alma vieja que probablemente ha estado dormida por un largo tiempo.
Levi Ackerman, siempre ignoraba ese tema y hacía oídos sordos cuando alguno de sus amigos empezaba con historias del tema de reencarnación o de algún otro tópico paranormal, pues él siempre era un chico que solo creía en cosas que se pueden afirmar viéndolas o viviéndolo.
Por la mañana, Levi se terminaba de arreglar para ir a la universidad. Se puso sus tenis ya un poco desgastados y salió de su habitación para encontrarse con su madre. Probablemente, ya estaba grande para seguir viviendo con su madre, pero él no quería dejarla sola y su aún podía estar con ella por un tiempo más hasta su graduación, pues no desaprovecharía la oportunidad.
—Buenos días—saludó Ackerman a su madre con un beso en su frente. —¿Has podido dormir con tanto ruido en el departamento de arriba?—hizo una pregunta, ya que por la noche se estuvieron escuchando ruidos en el departamento de arriba.
—Un poco. De hecho, hoy en la mañana conocí a la nueva vecina, tiene un hijo menor que tú, probablemente unos cuatro años menor que tú— comentó su madre.
—Espero sean buenos vecinos y no como los anteriores que eran muy ruidosos—respondió Levi.
Ambos Ackermans se dispusieron a desayunar para posteriormente empezar el día en sus labores. Media hora después, Levi bajaba las escaleras del edificio de su departamento para ir a la escuela, iba tranquilo con sus audífonos puestos cuando sintió que alguien chocó contra su espalda, molesto volteó y se encontró con un chico delgado, un poco más alto que él, piel canela, cabello castaño y ojos verdes. Algo en su interior se removió, pues la sensación de ya haber visto esos ojos lo hizo sentir distinto.
—Lo lamento, ya voy tarde a clases y no me di cuenta—comentó el chico un poco nervioso.
—Eres el nuevo vecino, ¿no?—habló Ackerman. —Ahí frente a ti, hay un letrero que dice "no correr", es mejor que te lo vayas aprendiendo—agregó Levi muy serio y siguió su camino sin voltear a ver al chico. Sin embargo, en su interior sentía como si ya conociera a ese chico.
Levi se encontraba en una de sus horas libres con sus amigos, Farlan e Isabel. Por lo general solo ellos dos eran con los que más hablaba y él solo se abstenía de escuchar y responder con monosílabos. No obstante, sentía que debía de preguntar sobre su sentir, no era muy propio de él expresar sus emociones, pero confiaba en estos dos chicos.
—Oigan, necesito hacerles una pregunta—ambos chicos voltearon a verlo. —¿Han sentido que ya conocen a alguien con tan solo ver sus ojos?—preguntó e Isabel y Farlan intercambiaron miradas.
—¿Estas bien, hermano?—respondió con otra pregunta Farlan.
—Creo que nos cambiaron a Levi—comentó Isabel riendo. Levi solo chasqueó la lengua.
—Hablo en serio. No hagan que me moleste—respondió ya poniéndose más serio que de costumbre.
—Bien, bien. Pues a eso que tu nos preguntas, solo existe una respuesta. Deja Vu. Es ese sentimiento que se presenta cuando sientes que ya viste algo o que ya pasó una situación—explicó un poco Farlan.
—Es que no fue una situación, fue una persona—dijo Levi. —Solo olvídenlo—agregó y se levantó de su asiento y se fue dejando a sus dos amigos confundidos.
Por la tarde, Ackerman iba subiendo las escaleras a su departamento cuando vio al chico sentado en el escalón que daba al piso del pelinegro. Otra vez esa sensación se presentó en su pecho y por alguna razón empezó a sentir nervios.
—¿Te puedo ayudar en algo?—habló Levi.
—Oh, hola. No, todo bien, gracias—respondió el castaño. —La verdad es que quiero pedir disculpas por lo de esta mañana. Mi nombre es Eren Jaeger, por cierto—agregó el chico ofreciendo su mano en forma de saludo.
—Sí, claro, un gusto—respondió el pelinegro y aceptó su saludo. Iba a sonar muy cliché, pero con el simple roce de manos, sintió chispas en su interior y una emoción desconocida se apoderó de él. Tenía una sensación de llorar y abrazar al chico. Pues una parte de su alma y corazón estaba feliz de ver a ese crio.
—¿Te encuentras bien?—preguntó Eren al ver los ojos acuosos de su vecino.
—Sí, lo siento, te veo luego—respondió y soltó la mano del chico para después meterse a su casa.
Eren se quedó muy confundido, aparte de que también había sentido una corriente por su cuerpo cuando tocó la mano de ese chico. Un sentimiento de paz, tranquilidad y relajación había aparecido, lo cual era raro, ya que desde que tiene memorias claras, había vivido con ese pendiente de siempre estar estresado y buscando algo o alguien.
Levi y Eren necesitaban saber que es lo que estaba pasando, pues eran años de diferencia de edades como para pensar que fueron amigos de infancia y se reencontraron.
Por la noche, Levi se encontraba acostado en su cama ya listo para dormir, pues tuvo un día muy ajetreado mentalmente. No tardó mucho en quedarse dormido.
Al abrir sus ojos se encontró viéndose en el espejo, tenía ropa de militar de la segunda guerra mundial, al igual que unas cuantas insignias del lado izquierdo, justo donde esta su corazón. De igual manera, tenía puesto su gorra del uniforme. Inconscientemente, no sabía lo que estaba ocurriendo, sin embargo, no podía controlar lo que miraba, además de que era un sueño muy realista, podía sentir el aire que entraba por la ventana del cuarto, los sonidos de voces y carros fuera de ahí, se escuchaban tan claros que no sabía si era un sueño o algo real.
—Comandante, me mandó a llamar—escuchó una voz varonil y por el reflejo del cristal vio al chico que era su vecino, esos hermosos ojos verdes y esa piel canela que le empezaba a gustar. No entendía que pasaba.
—Ven aquí Jaeger—contestó sin saber porque hablaba de esa forma. El chico cerró la puerta y puso llave. Eren se acercó a él y lo abrazó enroscando sus brazos en el cuello del comandante, y Levi pasó sus brazos por la cintura del cadete.
—Ya lo extrañaba comandante, Ackerman—dijo el moreno y se acercó a los labios del pelinegro para besarlos. Ambos hombres empezaron una guerra de lenguas y labios, pues al parecer tenía tiempo de no haberse visto y se necesitaban el uno con el otro.
Levi cargó por los muslos al cadete y lo sentó en la mesa más cercana que tenían a su alcance, se posicionó entre las piernas del menor y lo besó con más pasión. El joven cadete empezó a acariciar la espalda de su amante, bajó sus manos al botón y cierre de los pantalones del mayor y los desabrochó para meter su mano tocar el miembro semi erecto de su pareja. Ackerman soltó un jadeo al sentir la mano tibia de su novio, por su parte hizo el mismo procedimiento y ambos empezaron a masturbarse uno con el otro. Jadeos y gemidos se escuchaba en toda la habitación.
—Más rápido, amor—dijo Eren soltando un gemido. Levi acató la orden de su novio y lo masturbó más rápido. Ambos se corrieron con un largo gemido. Juntaron sus frentes y se sonrieron viéndose a los ojos.
El pelinegro se despertó alterado, jadeando y con una erección, algo que no le había pasado desde la adolescencia. No sabía si lo que acababa de ver era un sueño o un recuerdo, pues todo se había sentido tan real, el toque de las manos del chico en su cuerpo, los besos y hasta el sonido fuera del lugar, era muy real.
DOS
Dos días después, alguien tocaba la puerta del departamento de Levi, así que puso pausa a la película que estaba viendo y fue abrir la puerta, grande fue su sorpresa al ver al moreno frente a él.
—Hola, lamento interrumpir. Traje un pastel para disculparme por lo del incidente de las escaleras—al escuchar las palabras del moreno y ver su expresión, hizo que el corazón de Levi se enterneciera por tal acto.
—No era necesario, mocoso—respondió y sonrió un poco. —Ya que has bajado hasta aquí, pasa podemos compartir el postre—agregó, aunque no sabía si podría comer por lo menos un bocado, pues los alimentos dulces no eran sus favoritos.
—Muchas gracias. Aun no sé tu nombre—dijo Eren después de dejar el aperitivo en la mesa.
—Soy Levi Ackerman—respondió arreglando con su mano, su cabello negro. El chico solo sonrió.
Levi no estaba seguro si había sido buena idea dejar entrar al muchacho, sin embargo, sentía que quería tenerlo cerca y pasar más tiempo con él, esa necesidad lo desconcertaba mucho.
El pelinegro, puso dos platos pequeños junto al pastel y con una espátula especial lo cortó y sirvió dos pedazos, uno más pequeño, el cual era para él, y otro más grande para su compañero. Eren sonrió al ver la porción más chica así que supuso que no le gustaban mucho los postres.
Ambos comían en silencio, no obstante, no era un silencio incómodo, sino todo lo contrario. Por parte de Eren, nunca antes se había sentido así de relajado, el estrés que tenía por la escuela, se había ido y para él eso era muy extraño. No quería verse como un loco, pero tenía que hablar con el mayor. Así que, ya estando sentados en el sillón, decidió que sería bueno conversar.
—Levi, quiero decirte algo—comentó el menor y el pelinegro volteó a verlo. —El día que me presenté, también sentiste ese choque eléctrico, ¿verdad?—agregó y vio como los ojos grises de Levi se agrandaban por la sorpresa.
—Sí, pensé que eran cosas mías y por culpa del cansancio—respondió el chico y se acomodó mejor en el sofá.
—He estado soñando contigo y me siento muy bien cuando te veo, ya sea de lejos o cuando nos saludamos por las mañanas—expresó el ojiverde.
—También soñé contigo—Levi no quería sonrojarse, pero el solo recordar lo sucio que fue el sueño, le era imposible.
Ambos chicos se quedaron en silencio, pues no sabían como afrontar lo que habían experimentado.
—Soñé que hacia el amor contigo—habló de repente Eren. Al parecer el crio no tenía filtros y decía todo lo que pensaba.
—Oye, no digas esas cosas como si no pasara nada—dijo serio Ackerman. —Soñé algo similar—agregó después de un pequeño silencio y tocó el puente de su nariz, ya que era muy raro que los sueños del mocoso y de él se hubiesen sincronizado.
Antes de mencionar algo más, la madre de Levi entró a la casa y se sorprendió el ver al chico del otro departamento, pues la edad de su hijo con la del muchacho era una gran diferencia y los temas de los que podrían hablar, eran casi nulos.
—Buenas tardes, señora Ackerman—se levantó Eren a saludar a la mujer de cabellos negros al igual que su hijo.
—Hola, eres Eren ¿cierto?—preguntó ella.
—Sí, un gusto, yo ya me iba, solo vine a dejar un aperitivo—respondió el castaño.
—Oh, no te preocupes, ¿por qué no te quedas a cenar?—propuso la madre de Levi.
—Sería un placer, pero no podré, tengo que terminar uno de mis proyectos. Ya estoy en el último año de preparatoria y debo de aplicarme más—explicó el chico con una sonrisa.
Levi lo acompañó hasta la puerta y salió con el chico, para poder hablar con él.
—Sea lo que nos esté pasando, debemos de averiguarlo porque hay momentos en los que me incomodan un poco los sueños—mencionó Levi cruzando los brazos.
—Entiendo, trataré de ver que puedo hacer. Aunque, a mi parecer, no me incomoda nada verte desnudo y arriba de mi en mis sueños—dijo el castaño sonriendo de lado de manera seductora.
—Oye, tranquiliza a tus hormonas, mocoso. Y no digas esas cosas en voz alta—respondió Levi para después entrar a su casa y cerrar sin voltear a ver a Eren, pues ya estaba cansado de estar sonrojado ante el chico que su corazón latiera a mil por hora.
Por la noche, el pelinegro ya se había puesto su ropa de dormir, lo que consistía en una playera sin mangas y un pantalón de algodón. Se acostó y empezó a repasar todo lo que había pasado en su día. Tenía que admitir que la forma en la que le habló el crio antes de irse, le había excitado, pues se imaginó en la posición que Eren mencionó. Sin embargo, trató de poner otra situación en su mente y así poder descansar.
Levi y Eren se encontraban en una oficina, que al parecer era la del comandante Ackerman, pues varios reconocimientos con su nombre estaban colgados en las paredes. Eren estaba sentado en las piernas del pelinegro, ambos se estaban besando apasionadamente y demostrándose todo el amor que se tenían. Levi estaba succionando la lengua de su amante y este jadeaba, gemía y frotaba su entrepierna con la del pelinegro.
—Veo que estas ansioso—dijo el comandante jadeando.
—Te he estado extrañando estas noches en mi cama—respondió sin dejar de frotarse. Ackerman tomó las nalgas del cadete y las apretó haciendo que el moreno soltara un gemido de placer.
—Lo haremos rápido, tengo junta con el coronel Erwin—dijo el hombre de ojos grises y su amante respondió con una sonrisa complacida, pues extrañaba al comandante entre sus piernas.
Ambos se bajaron los pantalones, Levi metió dos de sus dedos en la boca de Eren, quien gustoso los chupó hasta más no poder, posteriormente, insertó uno en el orificio rosado de su amante, Eren gimió con mucho placer. Ackerman siguió preparándolo hasta que ya cabían 3 dedos en el ano del castaño. El pelinegro alineó su pene en el orificio del chico y lo penetró de una sola estocada, el castaño soltó un sonoro gemido.
—Baja la voz, Jaeger, te van a escuchar—dijo Ackerman jadeando. El chico asintió y empezó a saltar sobre el miembro de su amante. Levi lo ayudaba a mantener el ritmo tomándolo de la cintura.
—Me encanta montarte—dijo Eren gimiendo y viendo a los ojos grises de Levi mientras sonreía.
—Lo haces tan bien, que pareces perra en celo—Eren gimió gustoso al oír ese comentario, pues no era un secreto para su novio que le gustaba que le dijera cosas sucias mientras hacían el amor.
Siguieron en su acto hasta que Eren cabalgaba más rápido a Levi y el pelinegro también se movía rápido para dar en ese punto dulce que tanto hacía llorar de placer a su pequeño cadete.
—¿Te gusta así, amor?—habló jadeando Ackerman y sin dejar de embestir con fuerza a Jaeger.
—Sí, sí, me encanta que me jodas así de duro—respondió sonriendo el cadete. —Más, más rápido Levi, ya casi llego—agregó Jaeger agarrando más fuerte los hombros de su pareja.
Unas embestidas más y ambos llegaron al éxtasis del orgasmo. A Levi le gustaba quedarse mimando a su pequeño después de una muy buena ronda de sexo, sin embargo, esta no sería la ocasión, pues ambos tenían responsabilidades que atender.
—Dejaré sin llave mi puerta para que lo hagamos otra vez. Ya sabes que una ronda no me complace—dijo Eren después de subirse los pantalones y acomodarse el uniforme.
Levi se levantó de su asiento y tomó por la cintura a su novio para luego darle un beso, entrelazaron sus lenguas y cuando ya se les estaba acabando el aire, se separaron, se dieron un pequeño beso de despedida y Jaeger salió de la oficina.
El pelinegro se despertó y fue directo al baño, al verse al espejo su rostro estaba rojo, sudando y agitado, todo se sentía verdadero. Aún podía sentir la sensación de haber penetrado a Eren y sentía sus labios hinchados a pesar de que no estuviesen rojos. Necesitaba saber que era lo que le estaba pasando.
TRES
Un viernes por la tarde, Levi oyó como tocaban el timbre de su hogar, así que de mala gana se levantó de su cómoda cama y fue abrir la puerta, ahí se encontró con Eren y un chico rubio más bajo que él.
—Lamento molestarte, pero creo que mi amigo nos puede ayudar con nuestro pequeño problema—habló el castaño. El chico rubio alzó una mano en forma de saludo.
—Mucho gusto, soy Armin Arlet y sé un poco de lo que les pasa. Sin embargo, conozco a otra persona que tiene la habilidad de ver a través de las personas—explicó el chico y Levi se sorprendió un poco.
—Soy Levi Ackerman. Está bien, pero no hablemos aquí, dejen voy por una sudadera y los veo abajo—habló el mayor y cerró la puerta. Ambos amigos se dispusieron a bajar por las escaleras.
Unos minutos después, los tres chicos iban caminando hacía un parque no muy concurrido, ese sería un buen lugar para hablar de un tema un tanto fantasioso. Al llegar, se acomodaron en una de las bancas y se dispusieron a hablar.
—Bien, Eren me dijo un poco de lo que ambos están pasando. Estoy seguro que tú, Levi no crees mucho en estos temas, lo puedo notar por tus facciones, pero créeme que hay personas que al igual que ustedes, están pasando por esto—empezó a hablar Armin. —La reencarnación es un proceso por el que nuestra alma regresa a este espacio terrenal, eso sucede porque aún tenemos cosas pendientes que resolver en este mundo, no obstante, nuestra mente borra todo eso hasta una cierta edad.
—¿Estas diciendo que aún no resuelvo mi asunto y por eso mi alma ha estado viajando por años? Porque mis sueños son de la segunda guerra mundial—habló Levi aún sin creer un poco en lo que el chico decía.
—Prácticamente, sí. Desde que nacemos, sabemos a que venimos a este mundo, pero a una edad muy temprana se nos borra ese pendiente que tenemos que resolver, por lo que al crecer se nos hace muy difícil hacerlo.
—¿Cómo sabes que es cierto la reencarnación?—preguntó esta vez Eren.
—Por que nuestros dones no solo son por obra de magia. Cada don nos puede decir que es lo que nos gustaba o lo que fuimos en nuestra vida pasada. Un ejemplo de eso, soy yo, a mi me encanta el mar, nadar, conectar con la naturaleza marina, probablemente en mi vida pasada fui algún marinero que amaba estar en su barco y no salir del mar. Ahora, ¿Qué es eso que más les apasiona hacer?
Eren observó a Armin como si creyera que su mejor amigo estaba loco, pero tenía que admitir que el rubio tenía razón.
—Me encantan los aviones, cada que escucho o veo pasar a uno, me surge una emoción inexplicable. Quiero estar ahí arriba—explicó Eren primero y luego posó su verdosa mirada en la de Levi.
—En mi caso, también me gustan los aviones, sin embargo, me ocurre todo lo contrario a Eren, al ver pasar a uno, mi corazón se oprime y me dan ganas de llorar. De igual forma, me dan ganas de ser parte de la milicia, portar armas y formar a los nuevos—explicó Ackerman un poco sonrojado, ya que no le gustaba hablar de su sentir.
—Perfecto, con lo que me ha contado Eren y con lo que escuché por parte de ambos, estoy seguro que fueron pareja en la segunda guerra mundial, pertenecían al mismo escuadrón y ambos fueron pilotos aviadores. No obstante, puede que el alma de Levi recuerde algo malo y por eso la tristeza al ver un avión—explicó Armin.
Tanto Levi como Eren se quedaron pensando en lo que el chico había mencionado, pues en sus sueños estaban claros que ambos tenían una relación amorosa.
—Por cierto, los sueños, no son sueños, son visiones de su vida pasada. Al verse, sus almas recordaron a que vinieron y eso detonó el sentimiento de querer estar uno con el otro. Probablemente, al morir se hicieron una promesa y por eso su alma no ha descansado—volvió a explicar Arlet y ahora los chicos se asombraron más.
Levi sentía dolor de cabeza por todo lo que acababa de escuchar y podía jurar que todo lo que decía el menor, lo creía firmemente.
—¿Y ahora que tenemos que hacer?—preguntó Eren algo preocupado.
—¿Les gustaría ver su vida pasada?—preguntó Arlet.
—¿No es peligroso?—preguntó Levi.
—No, solo que tienen que ver a alguien especial que hace ese tipo de cosas. Mi tía Hange sabe mucho sobre esos temas y los puede ayudar, solo hay que hacer cita—mencionó el rubio de ojos azules.
—Levi, ¿quieres intentarlo? Si tu lo haces, yo también lo haré—dijo Eren y tomó la mano del pelinegro, quien gustoso entrelazó sus dedos con los del castaño, pues se sentía muy bien estar al lado de él.
El chico lo pensó un poco, ¿quería saber quien había sido? Claro que sí. ¿Quería ver que relación tenía con el crio a su lado? Pero por supuesto que sí, y lo más importante, ¿Necesitaba saber que promesa había hecho? Era lo que más le intrigaba. Claro que primero tenía que hablar con su madre, no tanto por el permiso, sino por las consecuencias que podría haber.
—Sí, Eren. Quiero saber más de nosotros.
CUATRO
Armin les había hecho una cita para un sábado por la tarde. Ya era jueves y Levi no le había comentado nada a su madre, pues temía que pensara que su hijo estuviese loco o que estaba consumiendo drogas, pero tenía que decirle, probablemente ella también le podía aconsejar.
El chico salió de su habitación para recibir a su madre, pues acababa de llegar del trabajo y venía cargando unas bolsas del supermercado.
—Hola mamá—saludó el chico y puso todas las bolsas en la mesa.
—Hola, hijo, ¿cómo te fue en la escuela?—preguntó la señora Ackerman..
—Todo muy bien. De hecho, quiero platicarte algunas cosas, no son referente a la escuela, pero son importantes—explicó el chico.
—Claro, solo deja que me de una ducha y platicamos—dijo ella y se acercó a darle un beso en la frente a su hijo.
Media hora más tarde, Levi terminaba de acomodar todos los víveres que su madre había traído del super. La señora Ackerman terminó de secar su largo cabello negro y se sentó en una de las mesas. Levi sirvió té en dos pequeñas tazas y las puso en la mesa. Mentiría si dijera que no estaba nervios.
—¿De qué querías hablar?—habló la pelinegra.
—Antes que todo, ¿crees en la reencarnación?—preguntó el pelinegro y su madre entrecerró los ojos para observarlo.
—¿Te encuentras bien, Levi?—preguntó su madre y soltó una risa. Levi le lanzó una mirada de enojo. —Lo siento, hijo. Pero es difícil creer que tu me estás haciendo ese tipo de preguntas—agregó la señora Ackerman.
—Lo sé, madre. Pero hablo muy en serio—mencionó el chico y al ver que estaba muy serio, la señora decidió creerle.
—Está bien. No es que crea como tal, sin embargo, conozco el tema y he escuchado de algunas personas que aseguran estar viviendo una nueva vida, pero aún mantienen sus recuerdos de sus vidas pasadas—explicó Kuchel.
—Va a sonar muy loco, pero yo me acuerdo de mi vida pasada, mamá. Y no creo que te agrade mucho escuchar de ella—respondió el menor de los Ackerman.
Kuchel se puso más seria. Se levantó de la mesa, sirvió dos tazas de café que ya tenían preparado, puso una taza frente a su hijo y otra frente a ella. Levi por su parte, estaba muy nervioso, no por contar su vida pasada, sino por hacerle saber a su mamá que su preferencia sexual no era como ella pensaba y le aterraba el hecho de que le pudiese hacer algún desplante o peor aún, no volver a dirigirle la palabra por el resto de sus días. El pelinegro, al ver que su madre ya estaba dispuesta a escucharlo, decidió empezar la conversación.
—En mi otra vida era comandante de algún escuadrón de militares durante la segunda guerra mundial. Puede que haya sido piloto aviador antes de subir de rango, no tengo idea de como morí. Y los sueños que me mostraron todo eso, empezaron desde que conocí al hijo de los nuevos vecinos. A Eren, y también él reencarno, en su vida pasada era uno de mis subordinados y… —explicó y tenía nervios de comentar lo siguiente. —Y era mi pareja sentimentalmente, éramos novios. Probablemente, ambos morimos al mismo tiempo y por eso nuestras almas se buscaron por años, hasta hoy.
Kuchel trataba de asimilar todo, escuchó con atención cada detalle del relato de su hijo, pues todo lo que le decía era algo surrealista, no obstante, debía creer en su hijo y no dudar de él. Aunque, eso de que a su hijo le gustaban los chicos, aún le hacía un poco re ruido.
—Entonces eres gay—afirmó la pelinegra.
—¡Mamá! ¿de todo lo que te platiqué solo recuerdas esa parte?—preguntó exageradamente el chico. Su madre empezó a reír.
—Bien, bien, lo siento—la mujer se calmó. —Entonces, eras un gran comandante. Eso es muy interesante, es algo muy raro, pero si estas seguro que es tu vida pasada, pues te creo, ahora bien, ¿Qué vas a hacer?, ¿serás novio de Eren? Es menor que tu—agregó Kuchel ya más seria.
—No quiero ser su novio. Aún. Pero al estar con él me siento tranquilo, todo ese estrés o sentimiento de desesperación, desaparece. Además, tenemos curiosidad sobre nuestra vida pasada, así que el amigo de Eren nos hizo una cita con su tía, que sabe de este tipo de cosas—explicó Levi y sorbió un trago de su café.
—¡Perfecto! Iré contigo, por cualquier cosa—dijo su madre con una gran sonrisa. Levi asintió con una sonrisa. Ahora ya se sentía más tranquilo.
El día de la cita con la especialista había llegado, Levi, Eren y Kuchel iban acompañados de Armin. Eren se encontraba un poco nervioso, pues tenía curiosidad por saber que era lo que les ocurría, sin embargo, tenía miedo por saber que pasaría después. Ya que no quería separarse del pelinegro, el estar con el apaciguaba su estrés, y su corazón sentía una gran paz.
Veinte minutos después, ya se encontraban en una cabaña un poco alejada de la ciudad, sin embargo, el ambiente no se sentía pesado, sino muy relajado. Una mujer morena, de cabello castaño y anteojos, los recibió.
—¡Bienvenidos!—saludó efusivamente la castaña. —Soy Hange Zoe, tía de este pequeñín—agregó abrazando al rubio. Levi se sintió un poco abrumado por tanta expresividad de Zoe.
—Mucho gusto, somos Eren y Levi—habló el chico de ojos verdes.
—Ah sí, las almas reencarnadas. Armin me comentó de ustedes. Hoy cancelé todas mis citas, porque nos llevaremos un largo tiempo—explicó Hange.
—No es nada peligroso, ¿verdad?—habló por primera vez Kuchel.
—No, no se preocupe, todo estará bien. Así que, por favor, acompáñenme.
Las cuatro personas caminaron hasta estar dentro de la casa. Al entrar, un aroma a incienso se sentía por todos lados; la chica los invitó a sentarse en un tapete de color naranja que tenía en el piso y frente a ellos había una pequeña mesa. La pareja se sentó, Armin y Kuchel tomaron asiento en unos sillones un poco alejados de ellos. Observaron como Hange preparaba dos bebidas y prendía otro tipo de incienso. Se sentó frente a los chicos y les pidió que brevemente le contaran todo, así lo hicieron. Al terminar su relato, ella les dio las bebidas previamente hechas.
—Tienen que tomarse todo líquido—dijo ella y al ver que ambos se lo tomaron, habló de nuevo. —Necesito que se concentren, olvídense de todo a su alrededor, respiren lentamente y concéntrense en querer recordar su vida pasada. Al ser almas gemelas y reencarnadas, pueden tomarse de la mano, eso ayudará mejor.
Eren y Levi se tomaron de las manos y entrelazaron sus dedos. Se relajaron hasta entrar a un estado de trance. Se sentían libres y en calma. Podían escuchar la voz de Hange muy alejada, no obstante, no perdieron la concentración de lo que querían. Saber su pasado.
Ambos militares se encontraban arreglándose sus uniformes, pues el día de pelear en guerra había llegado y aunque se encontraban nerviosos, debían de defender a su nación. Eren observaba a Levi desde el espejo, admiraba mucho a su pareja, era el hombre más valiente que había conocido en su vida. Se acercó al hombre de ojos grises y lo abrazó por la espalda apoyando su quijada en el hombro del más bajo.
—Te amo, Levi. No quiero que nada malo te pase hoy—habló Jaeger. El pelinegro se volteó a verlo a los ojos y tomó su rostro entre sus manos.
—También te amo. Trataré de protegerte y no morir—dijo para luego darle un beso largo y apasionado.
—Oye, no necesito que me protejas, pero también voy a protegerte—respondió el chico y lo abrazó.
Ambos salieron de la habitación del comandante y caminaron hasta donde el coronel Erwin los esperaba. Una hora después, ya tenían las ordenes y se encontraban arriba de un avión de guerra, no era un secreto que a pesar de que Ackerman era comandante, siempre estaba arriba de un avión, aunque a los mandos más altos no les gustara, tenían que aceptar que era buen piloto.
Eren abordó otro avión, pues esta vez tendrían que separarse, aunque estarían comunicándose por la radio. Ya casi todo estaba listo, ambos pilotos revisaron que todo estuviese en orden. Eren vio por su ventanilla el avión de su pareja y observó que Levi lo estaba observando. Eren se sonrojó y le sonrió, puso su puño izquierdo en su corazón y susurró un "te amo", el pelinegro se sorprendió un poco e hizo lo mismo. Posteriormente, ambos pilotos despegaron.
Media hora más tarde, la guerra empezó y el sonido de bombas y metralletas ya se podía escuchar desde todos lados, el avión de Levi no se quedaba atrás y también derrotaba a los aviadores enemigos.
—Amor, ¿cómo va todo?—Eren escuchó la voz de Levi por su radio.
—Ahora ya eres más romántico—dijo con una sonrisa el chico de ojos verdes.
—Eren—mencionó Levi en tono amenazante.
—Perdón, perdón. Voy bien, ya he eliminado a varios enemigos—respondió Eren.
—Perfecto, ten mucho cuidado—dijo el comandante.
—¡Claro que sí! Necesito que regresemos sanos a nuestro cuartel, mi noche de sexo salvaje está pendiente, cariño—mencionó esta vez Eren.
—¡Eren! No hables de esa forma. Pero sí, lo haremos—dijo Levi y ambos rieron.
Dos horas después, Levi escuchó la voz de Eren muy alarmado.
—¡Comandante! ¡Necesito aterrizar de emergencia! Me dieron y mi nave no va a resistir—explicó el cadete.
—Es muy peligroso hacerlo en tierra enemiga, Eren—dijo el comandante.
—No tengo otra opción—dijo Eren y cortó la comunicación.
Ackerman no tuvo otra opción y siguió a Eren después de localizarlo. Durante todo el trayecto hasta llegar a tierra lo estuvo cubriendo de que nadie lo derribara. Unos minutos después, ya ambos estaban en tierra, un poco más aliviados. Levi se iba a acercar a Eren cuando escuchó que les apuntaban con unas armas pues se encontraban en territorio enemigo. Levi no supo en qué momento, pero vio a Eren sacar su arma y dispararle a un soldado, así que le hizo lo mismo y mientras disparaban salieron corriendo buscando donde refugiarse. Ninguno dejó de disparar.
A lo lejos vieron una casa donde se podrían esconder. Estaban por llegar cuando a Eren le dispararon en una de sus piernas, haciéndolo caer, el pelinegro se alarmó y ayudó a su soldado a caminar, más disparos se escucharon, y sintió como le dieron otro disparo a su amado.
—¡Resiste Eren! ¡Ya casi llegamos!—gritó Levi desesperado.
Abrió la puerta del hogar de una sola patada y entró junto con el castaño. Buscó un escondite y colocó al ojiverde en el suelo. Se levantó y cerró la puerta para luego atrancarla con algún objeto pesado que encontró. Una vez hecho eso, regresó con Eren. Vio que el castaño estaba haciendo presión en su abdomen.
—¡No Eren! Dios, Dios, Dios—Levi estaba desesperado. Se iba a levantar de su lugar, pero la mano de su amado lo detuvo.
—Amor, ya no te preocupes, sé que aquí voy a quedar. El disparo en la pierna provocó hemorragia—explicó Eren con dolor. —El del abdomen creo que es peor—agregó jadeando.
—No te voy a dejar aquí. Esos malditos van a pagar—dijo el comandante e hizo presión con su mano en la pierna de Eren.
—Levi, no voy a aguantar—dijo el castaño con lágrimas en los ojos. —No olvides que te amo, cariño. Y te prometo que voy a buscarte en mis siguientes vidas, y cuando te encuentre no te dejaré ir.
—No, amor, no te despidas por favor. Te necesito—dijo Levi ya llorando. Pues el amor de su vida estaba muriendo en sus brazos.
Levi abrazó con fuerza el cuerpo de Eren y vio sus ojos verdes cristalinos, se acercó a su pareja y le dio un beso, el menor le respondió con la misma pasión que el comandante depositó en el beso, pues sabía que sería la última vez en probar sus labios.
—Te amo, Levi Ackerman, te voy a encontrar—dijo Eren y dio su último suspiro.
—¡No! ¡Eren!—el pelinegro trató de despertarlo. —No amor, no te vayas. También te amo, Eren Jaeger y prometo esperarte en mi otra vida—agregó y soltó todo su llanto acumulado.
Los enemigos por fin derribaron la puerta, al entrar le apuntaron a Levi, este volteó a verlos y en un parpadeó, le dispararon en el corazón, haciendo su muerte instantánea. Ahí, en esa casa abandonada y fría, quedaron los cuerpos de los dos soldados que tanto se amaron estando en vida. El cuerpo de Ackerman quedó en el pecho de Jaeger. Ambos soldados fueron encontrados por sus aliados unos días después.
Levi abrió repentinamente sus ojos y tocó su pecho, en su rostro había lágrimas y seguía llorando con profunda tristeza. Volteó su rostro y se encontró con Eren en el mismo estado que él. Se tomaron del rostro, se abrazaron y se dieron un beso.
—Te encontré, Levi. Te encontré.
CINCO
Después del acontecimiento del fin de semana, todos quedaron como en un estado de asombro que aún no asimilaban lo que pasaba, pues frente a ellos tenían una pareja que había reencarnado y que sus almas se habían buscado por mucho tiempo.
A pesar de ya haber pasado unos días, Eren y Levi se frecuentaban mucho más que antes, ya sea que el pelinegro acompañara al menor a la escuela o que lo ayudara en sus tareas, al igual que el castaño, esperaba a Levi fuera de la universidad, pues daba la casualidad que sus instituciones estaban cerca una de la otra.
Era viernes por la tarde, y ambos chicos estaban en casa del mayor, pues su madre no se encontraba, así que decidieron comer juntos y realizar sus actividades escolares en la habitación de Levi. Eren, ya un poco cansado de realizar su proyecto final antes de salir a vacaciones de invierno, se levantó del escritorio de su ahora pareja y fue a sentarse en la cama de Levi, quien se encontraba leyendo uno de sus libros favoritos.
Eren se sentó en el regazo de Levi y metió su mano debajo de la camisa del pelinegro para acariciar el vientre plano del mayor. La meno del moreno poco a poco iba subiendo hasta los pectorales de Levi, mientras que el pelinegro trataba de no hacerle caso, sin embargo, Jaeger no se detenía, hasta que alcanzó uno de los pezones de su novio, Levi puso una mano para detener la acción del menor.
—Cálmate, Jaeger. Necesitas terminar ese proyecto—habló Levi poniendo su vista en Eren.
—Vamos Levi, dame un incentivo—mencionó el chico moviendo sus caderas sensualmente y rozando su entrepierna con la Levi. El mayor soltó un jadeo cerrando sus ojos y haciendo su cabeza para atrás.
Eren, al ver que ese movimiento le gustó a Levi, no dejó de hacerlo. Tomó el libro de la mano del pelinegro y lo puso a un lado, acción que hizo que Levi abriera sus ojos y posara sus manos en la cintura del castaño, Ackerman hizo más duro su agarre e invirtió los papeles, ahora Eren era el que estaba debajo.
Ambos se quitaron sus respectivas playeras y se dieron un beso apasionado, sus lenguas se mezclaban una con la otra. En cuestión de minutos, ya se escuchaban pequeños gemidos y jadeos por parte de la pareja. Levi bajó sus besos hasta llegar a los pezones de su novio, alzó su vista y sus miradas se encontraron. El mayor le sonrió de manera seductora a Eren y prosiguió a lamer uno de los botones rosas y empezar a succionar. Mientras tanto, Eren soltó un gemido y llegó una mano a los negros cabellos de Levi.
Con una mano juguetona, Levi bajó los boxers de Jaeger, para después envolver la erección del chico y comenzar a masturbarlo, primero suave y luego más rápido y duro.
—Le-Levi—jadeó el castaño mientras movía sus caderas al ritmo de la masturbación que su pareja le proporcionaba.
—¿Te gusta así?—preguntó con voz profunda, Levi. Solo vio asentir al castaño.
Así qué sin más preámbulo, dirigió uno de sus dígitos a la entrada de Eren sin penetrarlo. Eren arqueó la espalda de placer y soltó un gemido. Mientras Levi observaba todas esas deliciosas expresiones que su novio hacía. Dejó su trabajo manual y de uno de sus cajones sacó un lubricante y unos condones.
Puso un poco de lubricante en su mano y llevó ese mismo dedo de antes a la entrada del castaño para poco a poco introducirlo con mucho cuidado. Cuando pensó que Eren ya aceptaba otro dígito, lo insertó. El pelinegro no podía estar más excitado de ver a su novio gimiendo con los ojos entrecerrados.
—Ya Levi, por favor entra en mí. Te deseo tanto—habló Eren entre jadeos. El pelinegro obedeció y sacó sus dedos del interior del castaño. Se puso un condón y agregó más lubricante.
—¿Listo, cariño?—susurró seductoramente en el oído del chico debajo suyo.
—Jódeme muy fuerte—dijo Eren con una sonrisa seductora y movió sus caderas para que ambos miembros se frotaran, haciendo que Levi soltara un gemido.
Ackerman no esperó a más y empezó a meter su miembro en la entrada de Eren. Para que su novio no le hiciera mucho caso al dolor, comenzó a esparcir besos por el torso y rostro del castaño, así como susurrarle cosas tiernas al chico.
—Ya muévete—habló Jaeger y Levi no perdió el tiempo. Hizo más rápidas las embestidas. A Eren ya no le importaba si los podían escuchar, él gemía muy alto y eso le encantaba a Ackerman.
Unos minutos después, Eren se puso arriba de Levi y se auto penetró. Daba pequeños saltos en el pene de Levi.
—Más rápido—gimió las palabras en pelinegro. Así que tomó al castaño de la cintura y empezó a envestirlo mientras que Eren no dejaba de moverse.
—¡Oh Dios, Levi! ¡Qué rico!—gemía sin parar Jaeger. Se sostuvo de los hombros de su novio y dejó que él hiciera lo que deseara.
—¿Te gusta, amor?—preguntó Levi sin dejar de moverse.
—Oh, sí, sí. Me encanta que me cojas así de duro—habló sucio el chico. Cosa que, en vez de disgustar a Levi, le encantó.
Dio otras embestidas y ambos se vinieron juntos. Eren manchó el estómago de su pareja, sin embargo, con una de sus manos esparció el semen por todo el abdomen del pelinegro, eso hizo gemir a Levi y jaló a Eren para darle un beso duro y demandante.
Semanas después, ambos chicos estaban sentados en una banca frente a una fuente, pues desde que ambos salieron a vacaciones, salían juntos, ya sea a caminar, a tomar un café o simplemente quedarse en casa a ver películas. No obstante, ese día en especial quisieron salir a caminar y sentarse en un parque, no había mucha gente así que era muy bueno para hablar o darse uno que otro beso. Ese día, sus almas recordaban aquel fatídico día donde los dos soldados habían muerto juntos y en batalla.
—Estoy muy agradecido de haberte encontrado, comandante—dijo Eren con una sonrisa en sus bonitos lados.
—Contigo me siento en calma, cadete—dijo Levi de la misma forma.
—Gracias por esperarme todo este tiempo—mencionó el menor y entrelazó sus dedos con los de Ackerman.
—Te lo prometí, Eren. Te amo demasiado, mi alma y corazón se sienten felices cada vez que escuchan tu voz o cuando te veo—explicó Levi y le dio un beso en la frente al castaño.
—También te amo—respondió el chico y recargó su cabeza en el hombro de su novio.
Ambas almas se encontraban en calma, pues después de tanto tiempo por fin se habían reencontrado otra vez y el amor que estuvo esperando por tanto tiempo, ya se estaba profesando sin problema alguno. FIN
