Vienna pov.
—He estado esperando este momento pero… No tengo la menor idea de que podría decir, hacer, o cómo puedo actuar frente a la mujer que me estuvo cuidando desde que era pequeña. Ella es mi madre.. una mujer a quien admiraba siempre fuerte y valiente. La consideraba como una heroína pero a veces hasta los héroes pueden caer… —Me dije a mí misma mientras caminaba de la mano de esta persona. Hice un poco más fuerte mi agarre. El chico con el que estoy caminando tomados de la mano me mira ya que siento sus ojos encima mío pero por la vergüenza decido no mirarlo y seguir adelante con nuestro camino—. —¿Qué fue lo que sucedió contigo mamá..? —Susurré.
—¿Te encuentras bien? —Preguntó mi acompañante.
—Asentí…
—Sabes que puedes decir lo que quieras. Estoy aquí en este momento para ti, Vienna. No tienes que guardarte nada —volvió a decir este chico haciendo un poco más fuerte su agarre.
—Dejé escapar un suspiro mirando de reojo a mi cita..
—El chico de pelo azul y mirada verde se detuvo haciendo que también me detuviera en medio de la pequeña pero concurrida calle. Tomó mi mentón con su mano. Elevando un poco mi rostro para que le mire—. —Te conozco al igual que a tu madre y las dos son muy malas para mentir
—¿Podrías no compararme con esa mujer? —Dije.
—Lo siento, no quise incomodarte. Lo intento decir es que puedes confiar en mí. No voy a juzgarte ni nada parecido, solamente quiero darte mi apoyo —escuche sus palabras y un pequeño rubor aparece cubriendo mis mejillas.
—Gracias..en serio te agradezco que hagas esto por mí —sin darme cuenta o siquiera haberlo pensado me tire encima de esta persona abrazando a este chico que correspondió el gesto.
—No tienes nada que agradecer. Ya que desde este momento me comprometo a cuidar de ti, no como un amigo, sino como tu pareja —mencionó el muchacho de pelo azul.
—Pasaron unos cuantos minutos en los que ninguno de nosotros dijo palabra alguna. Disfrutamos del pequeño abrazo que nos dimos para luego separarnos. Él y yo nos tomamos de la mano para continuar nuestro camino. Aún así habían muchas preguntas que todavía rondan mi cabeza…
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—¿En qué estás pensando, Darling? —Preguntó Aios a su enamorada.
—En nada en especial, cariño. Por cierto, cuando estemos solas hay algo que quiero decirte —dijo la castaña de ojos azules mirando a su acompañante.
—De acuerdo —susurró la súcubo de pelo rubio sonriendo feliz. Aios luego posó sus ojos en las pequeñas que iban caminando frente a ellas— —por cierto quiero darte las gracias
—Y eso por qué sería —preguntó Asuka mirando a su enamorada.
—La chica de pelo rubio y mirada verde desvío por un momento su mirada. Sintió además sus mejillas rojas por la vergüenza. Aún así tomó algo de valor para responder…
—Lo que quise decir es que..estoy feliz por saber que correspondiste mis sentimientos. Puede que la sociedad lo vea como algo malo pero me importa muy poco lo que ellos digan después de todo.. Te amo solamente a ti, Suikyo-chan. Tal vez no tuvimos mucho tiempo para convivir como hermanas pero aquí en este mundo podemos ser felices.. Tienes a tus hijas y esposas que te aman. Por mi parte estoy feliz con Ramón pero a la persona que de verdad amo es a mi hermana —una pequeña risita escapó de Aya quien luego continuó hablando. Quitándose un gran peso de encima— —¿es tonto no? Haberme enamorado de mi hermana.. Haberte hecho pasar por tantas cosas.., y ahora tenemos una pequeña niña que es tu vivo retrato de cuando eras así, si fuera por mí mandaría todo a la mierda tan solo para quedarme contigo. Perdón si soy egoísta pero..esto es lo que siento.. Esto es lo que siento por mi hermana. Te amo.. Suikyo-chan y quiero estar contigo el resto de mi vida si es que me lo permites —dijo Aya-chan. Ocultando sus ojos entre los mechones de su cabello. Ella continuó caminando junto a su hermana misma que no dijo nada solamente se había limitado a escuchar todo con atención hasta que la voz de una de las pequeñas naranjitas se hizo presente rompiendo el incómodo silencio…
—¡Abuela, tía Aios! ¡Dense prisa! —Exclamó Kana-chan quien estaba parada cerca de una gran fuente junto a su hermana y la pequeña Mine-chan. Las cuatro pequeñas estaban dando saltitos en su lugar mirando con el ceño fruncido a las adultas.
—¡Mami date prisa que queremos comer algo! —La pequeña demonio fue quien tomó la palabra.
—Ya vamos niñas no se desesperen —responde Aya-chan. Ella estaba mostrando una falsa sonrisa mirando donde las niñas. Esta mujer se adelantó a su hermana solo para estar unos momentos sola con sus pensamientos debido a que no había recibido ninguna respuesta por parte de la mujer que ama.
—¡Mami apurate! —Dijo la pequeña niña de pelo rubio. Mine-chan tenía el ceño fruncido y un lindo puchero..
—¿Y qué van a querer comer? —Preguntó Aya-chan estando junto a las más bajitas. Todas ellas se miraron por unos segundos antes de mirar con una sonrisa gatuna a la más alta que movía su cola a los lados.
—Queremos comer muchos dulces —cantaron en coro las cuatro pequeñas masitas de amor levantando sus brazos por encima de sus cabecitas mientras sonreían tiernamente.
—Saben que a su madre no le gustará saber que comieron dulces —dijo la rubia mirando a las naranjitas quienes bajaron la cabeza haciendo un puchero que hizo al corazón de la más alta estallar por la lindura de las hermanas— —lo mismo va para ti, Mine. Sabes que no puedes comer tantos dulces te dolerá la pancita
—Pero mami.. Papá me deja comer dulces y a ellas también ¿por qué tú no nos dejas? —La pequeña niña de mirada azul movía sus pequeñas alitas en señal de molestia teniendo sus ojos sobre su madre.
—Dejando escapar un pesado suspiro. Aios contestó…
—De acuerdo. Podrán comer una pequeña porción de pastel de fresas. Es todo lo que podrán pedir cuando lleguemos al café ¿entendieron niñas? —Preguntó la más alta a sus pequeñas que asintieron.
—Está bien —contestaron las cuatro niñas en voz baja mirando el piso.
—Luego en casa les daré un poco de helado ¿quieren? —Dijo la súcubo de ojos verdes.
—Ante la buena noticia las pequeñas asintieron nuevamente con grandes sonrisas en sus rostros…
—Bien. Ahora sean buenas niñas y esperen aquí. Iré por la cabeza hueca de mi hermana —mencionó Aya con una pequeña sonrisa enmarcada en su rostro pero su felicidad no le duró mucho ya que…
—¿Estás enamorada de nuestra abuela, tía? —Preguntó Claudia.
—He.. Yo.. No, no estoy enamorada de ella. Además de donde sacan algo como eso —entre tartamudeos y palabras entrecortadas respondía la mujer de ojos verdes misma que termina con el rostro rojo por haberse visto descubierta.
—Lo pregunto por qué te ves muy feliz estando al lado de mi abuela —ahora fue Kana-chan quien habló haciendo que el rostro de la mujer que llamaba tía de cariño se encendiera como un gran semáforo.
—No digan tonterías pequeñas.. ¿Cómo puedo estar enamorada de mi hermana? —Sonrió de forma nerviosa dejando en evidencia que lo dicho por la pequeña naranjita era una realidad que Aios no quería enfrentar.
—¿Es cierto eso mami? La quieres más a ella que a papá —preguntó Mine mirando a su madre. Cabe decir que la niña miraba a un lado todo para no mirar a su progenitora…
—Antes de que Aya dijera algo. O tratará de defenderse Suikyo como era llamada por su hermana la ahora ascendida a deidad llegó al lugar donde se encontraban reunidas sus pequeñas nietas, su hermana e hijas…
—Ella solamente ama a tu padre, mi hermana está confundida, lo que siente es solamente amor fraternal por mí y nada más que eso. Ahora vamos niñas seguramente sus pancitas están pidiendo algo de comer al igual que la mía —dijo la mujer de pelo castaño. Ella tenía sus ojos ocultos entre los mechones de su cabello. Sus pequeñas naranjitas se fueron caminando con ella mientras que Mine y su madre se quedaron en el sitio..
—¿Qué sucede, mami? —Preguntó la niña a su progenitora. Tirando suavemente de las ropas ajenas. Aya tardó unos minutos en contestar pero respondió lo primero que se le vino a la mente..
—Sí, estoy bien.. No te preocupes —dijo la demonio de ojos verdes sonriendo de forma falsa y algo forzada tomando la mano de su hija con quien empezó su andar nuevamente.
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Unos minutos después. La autora y las pequeñas niñas que le llaman de cariño abuela como las hijas de Asuka llegaron al café donde se encontraban esperando Vienna y su pareja. Después de esperar unos minutos más llegaron Aios junto a Mine quien iba feliz de la vida tomada de la mano de su madre y la pequeña Levi-chan mordiendo su puño mirando todo a su alrededor…, Estando todos reunidos en la puerta de aquel local la primera en entrar fue la mujer de pelo castaño que empujó la puerta para entrar al café, empujando con una mano el cochecito donde iban sus pequeñas mientras que acomodaba a cada segundo el pequeño cuerpo de Natsu-chan. El resto del pequeño grupo entró en el establecimiento luego de haber pedido una mesa o mejor dicho un par de mesas que estuvieran algo alejadas cada una de estas personas se sentaron en su lugar correspondiente siendo que las bebés Nico e Izumi quedaron al lado de su madre en su coche. Natsu-chan como le llamaba su madre era la única que estaba en el regazo de su progenitora. Las pequeñas mini kanon como fueron bautizadas antes de ser llamadas naranjitas se sentaron en la segunda mesa que pidieron.
Aios y su pequeña de ojos claros estaban en la cabeza de la primera mesa siendo que la pareja de amantes se encuentran frente a Asuka que en ningún momento dijo algo. O cuando hablaba era solamente para decirles a las niñas que se quedaran quietas.. El argentino fue quien rompió el silencio mientras sujetaba la mano de su ahora pareja…
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—¿Y bien, Asuka…?
