Bueno, como estos días he estado muy inspirado y con ganas de escribir, así que el capítulo uno salió más pronto de lo esperado.
Sin nada más que agregar, que disfrute del cap, lector.
Las noches complicadas son la rutina diaria cuando eres Batman, pero ninguna fue tan complicada para él como esa noche. Nunca antes había visto algo así y eso que había luchado contra cosas igual o más extrañas, pero había algo en esos animales que le producía una inquietud como nunca antes había sentido.
Era una combinación de muchos factores, su resistencia a sus armas (Habiendo vaciado tres cargadores únicamente para matar a uno), su aspecto oscuro que era una mezcla entre lo familiar y lo desconocido y su velocidad lograban hacer lo que pocos habían logrado, hacerlo sentir vulnerable.
Afortunadamente, Batman había logrado burlarlos en muchas ocasiones hasta lograr esconderse en una cueva y pasar el resto de la noche sin dormir.
Solo había dos explicaciones para saber qué diablos eran esas cosas, alguna especie proveniente de Atlantis que ahora se había adaptado a la superficie o algún experimento gubernamental que había salido terriblemente mal. Fuesen fue lo que fuesen, no debía enfrentarlos sin estar muy preparado.
Al llegar el amanecer y después de revisar el área, siguió su camino en búsqueda de algún rastro de civilización o algún arroyo cercano que lo guiará a la salida de aquel extraño bosque. Lo segundo fue lo primero que encontró y que ahora seguía a paso lento, estando alerta en todo momento y listo para sacar sus batarangs.
Prefería usar sus pistolas, pero en esas condiciones cada bala contaba y se podía permitir perder sus batarangs. Por varios minutos estuvo caminando, lentamente los árboles dejaban de obstruir su visión al horizonte y notó muy a lo lejos una estructura similar a un viejo castillo. Aceleró el paso sin rechistar hasta que logro tener una mejor vista de aquel lugar.
—Vaya.— Incluso aún estando muy alejado del sitio, se veía como un lugar sacado de un cuento de hadas. Una pregunta empezó a hacerse más persistente con todo lo que pasaba ¿Dónde diablos estaba? Porque definitivamente no se encontraba en Reino Unido y no recordaba ningún lugar parecido a ese en Europa.
La única forma de averiguarlo era llegar ahí.
—Ah. Finalmente llegamos.— Ruby se dejó caer en la comodidad de su cama, exhausta y abatida por todo lo que sucedió este día.
Desde que Blake reveló ser un faunus, el equipo ha estado más unido al tratar de mantener su secreto y también investigando y siguiendo los pasos de Torchwick y sus negocios con el White Fang, descubriendo en el proceso que una de sus amigas resultó ser un androide y que Torchwick vendía armamento militar al WF, lo que terminó con ellas luchando contra un mecha bastante grande en la ciudad de Vale, afortunadamente nadie salio herido (O al menos eso pensaban ellas) pero no lograron detener a Torchwick y su secuaz de pelo rosado y blanco.
Había sido suficiente acción para ella y quería descansar, opinión que sus compañeras de equipo compartían.
—Debí ser más precavida.— Hablo Blake recostandose en su cama, bastante molesta y decepcionada por no haber logrado detener a Román.
—No seas tan dura contigo misma Blake.— Le habló Yang dándole un codazo. —La próxima vez lo atraparemos, te lo aseguró.
—Si si si, ahora a descansar.— Weiss ni siquiera trataba de disimular su cansancio, aquella pelea contra el mecha le quitó mucha de sus energías.
—Oh vamos Weiss.— Dijo Yang en un tono burlón. —Apenas y ayudaste contra Torchwick.
—¿Disculpa? ¿Te tengo que recordar que yo y Ruby fuimos la razón del porque lograste derribarlo en primer lugar?
—Pfff. No te subas mucho el ego, yo hice la mayor parte del trabajo.
—No empiecen porfavor.— Habló Ruby, pero apenas las demás entendieron lo que dijo, siendo que ella estaba con la cabeza en la almohada.
—¿Qué?
—Que no empiecen a discutir.— Expresó Ruby sacando su cara de su almohada. —Ya mañana tendrán mucho tiempo para presumir, ahora a dormir.
Y en cuestión de minutos, el equipo RWBY ya se encontraba durmiendo, con la excepción de la jóven pelinegra. Blake simplemente no podía dormir tranquila ahora sabiendo que ese tal Román Torchwick trabajaba para el White Fang y les otorgaba armamento militar.
Se sentía de cierta manera responsable, huyó de ellos cuando empezaron a dañar a gente inocente y trato por todos los medios desasociarse de ellos, incluso llegando a los extremos de ocultar su verdadera naturaleza.
Quería abandonar esa vida y seguir su camino, pero el destino se las ingeniaba para que ellos volvieran a formar parte de su vida.
Blake, tú sabes que podemos cambiar el mundo, solo te pido una cosa, que estés de mi lado en los momentos difíciles
—No...— Casi se muerde el labio inferior al recordar esas palabras, apenas eran iniciados, almas jóvenes y pérdidas, luchando por una causa que realmente no comprendía en su totalidad y mucho menos de las consecuencias de su lucha.
Todo era muy diferente antes.
Blake ya sentía las lágrimas deslizándose por sus mejillas, había veces que odiaba hacer las cosas difíciles, pero había veces que tenía que asumir que era lo correcto. Harta de tanta autocompasión, la faunus se levantó de su cama y se dirigió al baño a refregarse la cara. Hizo el mínimo ruido posible para evitar perturbar el sueño de sus amigas.
Pero justo cuando se encontraba a escasos centímetros de la perilla, sintió la extrema necesidad de girar su cabeza y ver y darle un vistazo a la ventana para ver la luna, encontrándose con algo más...Extraño.
En otras circunstancias hubiera pegado un grito que dejaría sordos a todos a su alrededor, pero solo se quedó en estado de shock. Porque lo que veía en su ventana oficialmente se llevaba el premio a lo más raro que había visto en el día, un hombre adulto con un traje sumamente extraño con cuernos en su cabeza pasando rápidamente por su dormitorio.
Inmediatamente Blake se acercó a la ventana y olvidando todo instinto de auto-preservación, la abrió para ver más de cerca al extraño hombre, únicamente para ver una capa metiéndose en otra ventana. Su mente aún no terminaba de procesar lo que había visto, pero no hacía falta pensar para saber que algo malo estaba a punto de pasar.
—¿Blake? ¿Qué pasa?— Preguntó la rubia despertándose y mirando confundida a su compañera, sus pasos fueron lo suficientemente descuidados como para despertar a la dormilona del grupo.
La pelinegra ni siquiera le prestó atención y salio en un abrir y cerrar de ojos de la habitación ante la atónita mirada de Yang.
—¡¿Blake?! ¡¿A dónde vas?!— Su grito despertó a sus otras compañeras y salto de su cama en búsqueda de su amiga, sin importarle que anduviera en pijama.
—¿Eh? ¿Qué está pasando?— Preguntó casi en un bostezo Ruby.
—Blake siendo Blake.— Respondió fastidiada Weiss. —¡Vuelvan acá!
Weiss partió en búsqueda del dúo dinámico para evitar posibles destrozos innecesarios, seguida de Ruby que seguía sin entender que había ocurrido.
Ozpin cómo de costumbre se encontraba en su oficina, el papeleo aún era inmenso y siendo francos con el, hacía mucho que se adaptó a ese estilo de trabajo, de hecho, encontraba más relajante trabajar de noche que de día. Sobretodo porque tenía una excusa para beber mucho café.
Hasta ahora solo había que rellenar algunas cosas en lo que respecta al futuro torneo de reinos. Tenía altas expectativas de sus alumnos y esperaba un buen desempeño de Pyrrha Nikos.
Sin saberlo ni esperarlo, una sombra particularmente grande apareció de repente delante de él y sin darle tiempo a reaccionar.
—Muy bien señor. Esto será sencillo y rápido. Solo quiero que responda ¿Dónde estoy?— Preguntó con una voz grave y elegante que iba directo al grano.
Lo primero que extraño a Ozpin era su vestimenta, un disfraz sumamente cuidado y ridículo al mismo tiempo según su criterio, además de su contextura física extremadamente muscular que solo podía observar en los cazadores veteranos o soldados.
Ozpin no tenía ni la más mínima idea de quién era ese sujeto o como había burlado su sistema de seguridad, por su apariencia asumía que se trataba de un faunus y miembro de White Fang, aunque eso último tambien era dudoso porque su extravagante traje no portaba el símbolo característico de ese grupo.
—Primero que nada ¿Quién es usted?— Ozpin mantuvo la calma y agarró su taza, no quería generar problemas en su oficina y no veía la necesidad de ir a la violencia.
—Yo hago las preguntas aquí.— Respondió Batman sacando su pistola y apuntando a la frente de Ozpin. —Y será mejor que responda mis preguntas ¿Quién es usted? ¿Dónde estoy? ¿Y qué es este lugar?
Ozpin nuevamente mantuvo la calma y tomo un sorbo de su taza. Esto definitivamente iba a ser una noche intranquila.
