Disclaimer: Tengo que ir a mirar a ver si me ha tocado la lotería owo Había un bote de 19M de euros, y creo que con eso me daría para comprar todos los derechos de Naruto. Mientras tanto... Naruto y todos sus personajes siguen siendo propiedad de Masashi Kishimoto TT_TT

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Advertencias: Yaoi (chicoxchico), POV Sasuke


Ciertamente, fue un poco irritante la espera hasta que llegó el taxi, con la otra chica evidentemente borracha, ajena a la tensión que había entre los otros tres. De mientras, Sasuke tuvo la decencia de acordarse de sus amigos, y les envió un mensaje para hacerles saber que se iba ya, para que no se pusieran a buscarle preocupados.

Y cuando se quedaron solos…

Sasuke metió las manos en los bolsillos del pantalón, y se quedó esperando, expectante, a que el otro decidiera hablar o iniciar la marcha a alguna parte.

—¿Quieres… —comenzó a decir, rascándose la nuca— …venir a mi casa? Está cerca.

Y aunque quería decirle que sí sin darle más vueltas a lo que pudiera pasar, tampoco tenía ganas de que se pensara que iban a follar y ya está.

Frunció algo el ceño, pensando en cómo formular su petición sin sonar muy bestia cuando aquel se le acercó para hablarle en voz baja.

—No quiero acostarme contigo, si es eso lo que estás pensando.

No pudo evitar que le subiera el rubor. Uno, por sentirse descubierto y, dos, por siquiera mentar la idea. Hacía que su mente traicionera le trajera al frente de su imaginario cómo podía evolucionar la situación para que ocurriese algo así. Y no es que le desagradara la idea per se… Sin embargo, con la edad había aprendido a mantener las hormonas bajo control, y pensar un poco más con la cabeza.

—Puedo llevarte a casa con el coche, luego cuando se me pase un poco el pedo —sonrió ampliamente.

Sin querer, se le escapó la risa.

—Soy mayorcito para volver yo solo, tranquilo —le dijo al tiempo que le daba un empujón con el hombro.

—También puedes quedarte a dormir si quieres —le devolvió el empujón.

Y sin más, comenzó a caminar, Sasuke siguiéndole los pasos en silencio. No sabía muy bien ni cómo explicárselo a sí mismo, pero se sentía completamente en paz junto a la presencia del chico.

"Naruto", se recordó a sí mismo.

Sin querer volver a pensarlo, se sacó una mano del bolsillo para darle una colleja, guardándola después en su sitio.

—¡Au! ¿¡A qué ha venido eso!? —exclamó.

—Baja la voz —le dijo con la vista al frente.

—¿Eres así con todos? ¿O sólo conmigo? —preguntó con algo de rencor.

Irritado, Sasuke se giró a mirarle directamente a los ojos.

—Sólo con los mentirosos.

Su respuesta dejó sin palabras al otro, que también puso su atención hacia dónde estaban caminando.

—Perdona… La costumbre. Siempre que salgo de fiesta doy el nombre de mi primo —rio nervioso. —Por si acaso, nunca se sabe.

—¿Y eso lo haces con todas? ¿O sólo conmigo? —le devolvió la pregunta, molesto de que quizá en un primer momento hubiera querido aprovecharse de él.

—No seas tonto —le dio un leve empujón. —Te estoy diciendo que es la costumbre… Aunque nunca he salido con un tío.

Aquel apretó los labios y fijó la mirada en el suelo. No sabía decir si es que Naruto estaba empezando a recobrar la lucidez mental y se estaba empezando a avergonzar de toda la situación, de él, o de sí mismo. Pero no quiso divagar en ese mar de posibilidades. De momento.

—Sigue pareciéndome fatal que hayas empezado nuestra relación con semejante mentira —dijo serio.

Aunque cómo pudo decir aquello sin titubear y con cara de gravedad, no tenía ni idea.

—Ya te he pedido perdón, ¿qué más quieres? —le rogó con preocupación.

Y se le escapó la risa sin querer.

—Hmmm… —hizo como si pensara— Un set up nuevo no estaría mal como compensación por daños morales.

—¿Un qué?

Ambos se quedaron mirando al tiempo que detenían sus pasos. ¿Qué era lo que no entendía?

—¿Qué es un seta?

—Set up —le corrigió.

A Sasuke se le fue arqueando una ceja según pasaban los segundos, aquel aún mirándole confuso.

—Set up —repitió.

Pero al ver que aún vocalizando bien aquel parecía no entender… Se le ocurrió que quizá ni siquiera supiera de términos digitales.

—Es el lugar donde tienes tus herramientas de streaming —le explicó. —Los monitores, el teclado, la mesa en sí, la decoración…

Por un momento, Naruto se quedó con la boca abierta.

—¿Eres streamer? —preguntó con los ojos como platos.

—No, streameo a veces. No es lo mismo.

—¿Cómo que no? ¿Qué diferencia hay? —preguntó incrédulo.

—Pues que no tengo diez millones de seguidores, ni gano lo suficiente como para dejar mi trabajo. No le dedico todo mi tiempo, vaya.

Pensativo, aquel reinició la marcha. Aunque no duró mucho. A duras penas caminaron cien o dos cientos metros más, y Naruto se sacó del bolsillo un juego de llaves, deteniendo sus pasos delante de un portal.

Sasuke se quedó mirando la fachada durante un momento, percatándose de que estaba bien mantenida. A saber cuánto pagaba de comunidad. Pensamiento que se reforzó al entrar al rellano, todo con baldosas de lo que parecía mármol, espejos, y hasta un sofá junto al ascensor.

—Si no es demasiado preguntar… ¿En qué trabajas? —le venció la curiosidad.

—De administrativo. No te dejes impresionar —comentó con una sonrisa burlona, al tiempo que llamaba al ascensor. —Estoy aquí de alquiler. Todo esto lo pagan los propietarios.

"Claro. Cómo no", no pudo evitar pensar.

Ciertamente, a menos que tuvieras el piso en propiedad, a nadie le interesaba pagar esas comodidades.

No es que su casa no estuviera bien cuidada… Pero al ser una casa baja, y no tener que compartir ese tipo de gastos con nadie, no quería ni pensar en cuánto debía de poner cada uno para que todo se mantuviera impoluto, y con esos lujos para las zonas comunes.

Si bien sus rumiaciones llegaron a su fin en cuanto se cerraron las puertas del ascensor, aterrizando su mente ahora en el embolicado en el que se había metido él solo por la pura curiosidad de que esa persona que estaba a su lado le contara más cosas, sin conocerlo de nada.

No se dio cuenta ni cuántos pisos habían subido para cuando las puertas se volvieron a abrir y siguió a Naruto en piloto automático hasta que abrió la puerta de su casa, y se quedó ahí de pie en el recibidor.

—¿Quieres tomar algo? —le preguntó de camino al interior.

—No, gracias —respondió sin pensar.

—¿Ni agua? —insistió desde el habitáculo que creyó la cocina.

Tomando una profunda bocanada de aire, decidió que, sí, tenía sed y necesitaba hidratarse un poco. Así que dirigió sus pasos hacia donde había desaparecido el otro, encontrándole junto a la encimera, bebiendo un vaso de agua él también.

—¿Seguro que no quieres nada? —volvió a insistir. —Tengo pizza que me ha sobrado de la cena.

—No tengo hambre —volvió a rechazar al tiempo que Naruto le servía el agua.

Sin haber sido intencionadamente, al parecer su respuesta provocó que el otro se mantuviera en silencio al tanto que él bebía de su vaso, sin quitarle el ojo de encima no obstante. Hizo que un burbujeo le recorriera el cuerpo entero, observando él también al otro. Sus ojos no paraban de moverse, buscando algo en él que aún no atinaba a averiguar qué era.

Aún así, no fue un silencio incómodo realmente. Le dejó tiempo a Sasuke para indagar en los detalles de su cara: cejas pobladas; mandíbula más bien prominente, aunque tampoco en exceso; bien afeitado —seguramente de hoy, para la ocasión—; apenas podía distinguir un lunar o dos en su cara, pero en el cuello tenía un par más; y sus labios… Otra vez le golpeó con fuerza ese antojo de querer inclinarse y besarle.

Fue entonces que se dio cuenta de que no se habían quitado las chaquetas, pues empezó a sentirse algo acalorado. Aunque si fue por la temperatura de la casa, o la suya propia, no tenía ni idea.

Fingiendo la calma que no tenía, se desabrochó la cremallera y aún no se la había terminado de quitar cuando el otro dio un respingo y, acelerado, caminó detrás de él. Y para su sorpresa… le ayudó a quitársela. No sabía cómo sentirse, ciertamente. No sabía decir si es que el chico era así, o si lo hizo como algún tipo de obligación moral o social de hacerse cargo de quien fuera su pareja hasta en las cosas más estúpidas… Pero no le dijo nada, más que nada porque enseguida que terminó de quitársela, aquel desapareció de la cocina.

Momento que aprovechó Sasuke para suspirar profundamente, echarse el pelo hacia atrás para quitárselo de la cara, y ponerse un poco más de agua en el vaso. Sentía la boca seca y pastosa.

Cuando Naruto volvió a entrar, él también se puso más agua, aunque esta vez no le duró tanto, ya que se la bebió toda en apenas dos o tres tragos.

Y de nuevo el silencio.

De nuevo esos ojos intensamente fijos en él.

De nuevo esas ganas casi irrefrenables de acercarse y besarle.

Y aunque le estaba mandando un montón de señales que en otras circunstancias hubiera entendido como sexuales… Aquel no parecía dispuesto a ser el que iniciara absolutamente nada. Ni siquiera una conversación. Cosa que le irritó y agradó a partes iguales. Al menos parecía haber sido sincero cuando le dijo antes que no quería acostarse con él. Pero no soportaba más el tenso silencio, y quería saber cuáles eran sus intenciones.

—Y dime…

Sasuke alargó la mano con la palma hacia arriba y esperó a ver si la tomaba. No se extrañó cuando aquel titubeo un poco, pero aún así accedió a su petición silenciosa.

Su mano era más bien rugosa, y grande. Y aunque no estaba acostumbrado a un tacto así, se sintió bien de que el otro, aunque fuera levemente, le imitara cuando empezó a pasearle el pulgar por el dorso, dejando reposar las manos sobre la encimera, reclinándose sobre ella.

—¿Qué quieres hacer? —preguntó en un murmullo sin apartar la vista de sus manos.

—No lo sé… —contestó tan bajo que apenas pudo escucharle. —Siéndote sincero, me siento bastante confuso con todo esto.

Por un instante, Sasuke sintió como si un burbujeo de rabia comenzara a formarse dentro de él. En cambio, esa sensación murió al instante, recordándose a sí mismo cuando apenas tenía diecisiete años, con esa misma sensación de aturdimiento el día que se dio cuenta de que, físicamente, le atraía un compañero de clase.

No pudo sino suspirar profundamente, apiadándose de Naruto.

—Podemos hacer dos cosas —se le ocurrió. —Podemos quedarnos un rato hablando de lo quieras y luego me voy a casa, o… —se tomó unos segundos mientras buscaba las palabras que no desconcertaran al otro, que esperaba expectante—, …podemos hacer terapia de choque.

Naruto se quedó con los labios entreabiertos, con los ojos abiertos como platos, la confusión a cada segundo que pasaba más evidente en su gesto.

—¿Terapia de choque?

—Unn… —asintió levemente, intentando decidir exactamente dónde dibujar la línea roja donde ninguno de ellos se sintiera incómodo.

Por un lado, si bien era cierto que se sentía atraído por él —físicamente hablando—, también tenía la sensación de que no quería perderlo de vista una vez se marchara de esa casa. Y, por consiguiente, si quería volver a quedar con él y no sentirse inseguro, iba a tener que trabajar en esa repulsión que tenía de que nadie le tocara, si no era para tener sexo y si te he visto no me acuerdo.

Y por otro lado… Cada vez más, la expresión de Naruto se iba transformando en una de absoluta preocupación. ¿De verdad se estaría pensando que le estaba sugiriendo que se acostaran? En parte, le hacía algo de gracia lo que podría estar visualizando Naruto en ese momento. ¿Yo… o él?

Tragándose una risa burlona, e intentando sonar serio, le apretó algo más la mano y se agachó un tanto para buscarle la mirada.

—Quizá se te aclare algo si nos besamos, pero yo tampoco quiero hacer nada más… Hoy —quiso dejar claro.

Esperaba, por todos los dioses, que entendiera todo lo que implicaba su puntualización: pasara lo que pasara, no quería que todo quedara en esa noche.

Le tomó unos segundos, pero finalmente Naruto asintió, retornándole el color a la cara al tiempo que se llevababa la mano libre al cuello para masajearse, y apretó fuertemente los labios antes de volver a hablar.

—Entonces… —comenzó a decir dubitativo— … ¿vamos al salón o…? —dejó la pregunta por terminar.

—¿Qué quieres hacer? —le devolvió la pregunta.

Y por el tono carmín intenso que estaban adquiriendo sus mejillas, supuso que no era precisamente en hablar en lo que estaba pensando el otro.

Le tomó varios segundos decidir qué contestarle. Si se enrollaban ahora… ¿Qué haría después? ¿Irse… o quería quedarse con él? Y si se quedaba… ¿De verdad quería meterse en la cama con Naruto? No estaba del todo seguro de poder mantener las manos quietas si se metían bajo las sábanas, sabiendo que en ese caso tendría acceso a tocarle la piel desnuda…

Sin embargo, tomó la decisión consciente de detenerse antes de llegar a nada de lo que se pudiera arrepentir, y respiró profundamente.

—¿Quieres que vayamos a dormir? —sugirió como alternativa.

Y, aunque pareció pillarle por sorpresa al otro, no tardó en contestar.

—Vale.

.

.

.

Continuará


31/10/22

¡Uolas!

Dejo otro capi por aquí ¬‿¬

No creo que vaya a ser la norma que actualice tan rápido (hoy subo capítulo más que nada porque creo que hasta la semana que viene no voy a poder subir más).

No sé si lo comenté en alguno de los últimos capítulos de "El chico de la camiseta de manga larga" pero estoy estudiando filología inglesa ^w^ Y aunque realmente no es una carrera que me suponga un esfuerzo terrible, en ocasiones necesita mi absoluta atención porque nos mandan un montón de trabajos en grupo -_- Pero bueno, es lo que hay.

¡Espero que os guste!

¡Nos seguimos leyendo!