Uno: "Un inusual profesor de Defensa contra las Artes Oscuras"

A simple vista parecía una pluma. Estaba hecha de plata, pero al tacto se sentía blanda y cómoda. Lucía un brillo extraño y lo más curioso de todos los adornos era aquel de una hilera de dientes perfectamente parejos. También se le había terminado la tinta (o eso pensó Harry en un principio), cuando empezó a escribir con ella no se marcaban las letras y se le ocurrió agitar la pluma por si la tinta tenía que deslizarse por la punta, pero nada.

Entonces se le ocurrió que alguien había querido jugarle una broma, sin embargo al recordar la nota que había estado junto a la pluma no podía pensar en nadie en especial. Pensó que sería de Ron o sus hermanos, pero no parecía tan lógico cuando Ron no podía permitirse comprar algo así; ni de los gemelos teniendo en cuenta que aun no había explotado en sus manos ni nada por el estilo.

Hermione no le mandaría algo así... Después de todo ella buscaría un artefacto que le fuera útil para los deberes... Y esta pluma no parecía tener utilidad alguna. Tampoco podía ser de su padrino... simplemente pensó que no era su estilo... Y Hagrid buscaría algo más "encantador" que eso.

Además un detalle seguía excluyendo candidatos: la nota y la lechuza.

Estimado Harry:

Muchos días han pasado desde la última vez que pude verte... más de los que alguien como yo puede soportar. Es por eso que me atrevo a enviarte este detalle el día de tu cumpleaños... Espero que te sea útil... Y no olvides la palabra "possittium".

¿Possittium?

Harry parpadeó ante la idea repentina que se le ocurrió. Miró la pluma que descansaba sobre la cama y después el pergamino donde había intentado escribir hace un momento.

-¿Possittium? -murmuró con inseguridad.

Gradualmente la marca que debería estar en el pergamino comenzó a aparecer hasta mostrar claramente lo que él había intentado escribir. Tomó la hoja mirando maravillado el experimento y una sonrisa apareció en su rostro.

Rápidamente tomó un pequeño pergamino en el que comenzó a escribir con su nueva pluma hasta escribir al final la palabra possittuim con tinta normal. Se acercó a Hedwing y ató el mensaje con mucho cuidado.

-Para Ron -pidió Harry y vio volar a la magnífica lechuza hasta desaparecer por el cielo.

A su amigo le daría gusto saber de la pluma, sin duda pensaría en las brillantes maneras de usarla.

Pasado un día Hedwing regresó estirando la pata donde tenía atada la respuesta. Harry la retiró con cuidado y sonrió.

Harry:

¡Tu nueva pluma es simplemente fenomenal!... ¿Podría usarla de vez en cuando?... Tal vez sea posible utilizar algo así en un examen... Por cierto... ¿Quién dices que te la envió?

Harry apoyó la barbilla en una de sus manos y miró de nuevo la pluma de plata. Había olvidado preocuparse por su precedencia.

-No puede ser tan malo -decidió con una sonrisa y continuó leyendo la respuesta de Ron.

Mis padres quieren saber si hay problema para que pases un tiempo con nosotros... Creo que desde la última vez temen el comportamiento de tus tíos.

Esperaré la respuesta.

Ron.

Salir de casa de sus tíos era lo que deseaba.

Harry agarró papel para mandar la respuesta, pero en ese momento una enorme lechuza negra se paró en el marco de la ventana ululando  para llamar su atención. El muchacho se acercó y tomó la nota para leerla.

No se te ocurra salir de casa ahora.

Harry miró con cuidado a la lechuza que había llevado el mensaje. Era la misma que le había llevado la pluma. El animal era más grande que Hedwing y le miraba atentamente con sus ojos marrones. Una pluma blanca se dejaba ver en cada punta de sus alas y a comparación de Hedwing permanecía rígida sin esperar alguna caricia de aprobación.

-¿Qué se cree tu amo? -preguntó algo irritado.

La lechuza ladeó la cabeza sin dejar de mirarlo, se dio la vuelta y echó a volar despreocupadamente.

Otra nota de procedencia desconocida y se volvería loco.

*  *  *

Le prohibieron salir de casa.

Tan solo un día después de afirmarle a Ron que podría ir, recibió un aviso firmado por el Ministerio de Magia en donde se explicaba claramente que lo mejor era que permaneciera con sus tíos.

Hermione también le mandó un mensaje para informarle al respecto; cualquiera diría que se sentía muy orgullosa por las precauciones que se estaban tomando dado los sucesos recientes.

Lo cierto era que pasar todo ese tiempo en casa fue difícil; por alguna razón que él no conocía sus tíos parecían menos dispuestos a soportarlo, lo que había hecho que ansiara aun más el momento en que tomaría el tren a Hogwarts.

Inquieto revisó su reloj, faltaba aun media hora. Miró hacia todos lados buscando a sus amigos e hizo una señal al ver a Hermione acompañada por sus padres.

Casi al instante de que ella se acercó escuchó el animado grito de Ron detrás de él.

-¡Muéstrame! -pidió Ron casi al instante.

Harry sacó la pluma de la bolsa de su túnica  y la colocó en la mano de su amigo. Hermione miró con curiosidad al momento que su gesto se ensombreció de manera severa.

-¡Fantástico! -Ron intentó rayar directamente en su mano viendo que no dejaba marca alguna.

-¿Quién te dio eso, Harry? -preguntó Hermione.

-No lo sé.

Hermione estuvo a punto de decir algo, pero en ese momento la señora Weasley se acercó para abrazar a Harry.

-El tren, mama -urgió Ginny completamente roja. Hasta ese momento Harry no  se había percatado de su presencia. Estaba oculta tras su madre jugueteando con un mechón rojo de su cabello.

-Claro -aceptó la señora volteando para besar a su hija en la frente.

Hermione pareció olvidarse del tema de la pluma de dudosa procedencia y se puso a platicar con Ginny mientras avanzaban para entrar en el tren. Harry miró a su amigo con una sonrisa y recibió la pluma para volver a guardarla en su bolsa.

Buscando un compartimento vacío se asomó fugazmente mientras escuchaba la platica de Ron con Hermione en un inútil intento por convencerla de que le pasara uno de los deberes que (según él) no había podido hacer por falta de tiempo. Finalmente encontró un lugar.  El interior estaba desierto, y habría pensado que realmente no había nadie ahí hasta que vio a una niña sentada en una esquina mirando con atención por la ventana. Harry estuvo a punto de cerrar la puerta de nuevo, pero una voz lo detuvo.

-Un poco de compañía no le hace daño a nadie.

Harry se fijó en la niña que había pronunciado esas palabras. Estaba sentada con un libro en el regazo y balanceaba las piernitas en el aire de manera juguetona. Tenía la cara un poco ovalada, adornada por unas enormes gafas. Parecía imposible que una nariz tan pequeña y delicada pudiera sostener esas gafas, pero eso careció de importancia en cuanto Harry pudo ver los bellos ojos de ese peculiar color dorado. El flequillo le cubría gran parte de la frente y podía asegurar que tenía el cabello a la altura de la cintura a juzgar por el mechón negro que lucía sobre su pecho.

-Gracias -murmuró Harry haciendo una señal para que sus amigos entraran. -¿Entrarás a primer curso?

La niña sonrió. En ese momento su rostro se llenó con más ternura aun que  cautivó a Harry de una extraña manera.

-Mas o menos -respondió.

-¿Cómo te llamas? -preguntó Hermione amablemente.

-Debbie.

Harry vio a Ron y notó que miraba a la pequeña completamente ruborizado. Sólo un certero codazo proveniente de su hermana lo puso alerta.

-Mucho gusto -Ron se acercó y le estrechó las manecitas blancas. A Harry le dio la impresión de que si la apretaban con mucha fuerza la lastimarían.

Hermione tuvo que separarle las manos a Ron de las de ella y presentó a todos. Cuando pronunció su nombre Harry esperaba una mirada curiosa, pero para su sorpresa la niña se limitaba a sonreír con mayor ternura logrando turbarlo.

-Deben estar ansiosos por volver a Hogwarts -comentó la pequeña ajustándose las gafas.

-Siempre es mejor que estar con los Dursley -dijo Harry.

-Tu familia -adivinó ella -Yo no tengo una por ahora.

Harry la miró extrañado.

-Sólo son mis tíos... Aunque daría igual no tenerlos.

Para su sorpresa Debbie miró con una mezcla de pena y comprensión. Sus ojos dorados parecieron humedecerse, pero no pudo verlo claramente ya que agachó su cabeza y se quitó las gafas para limpiarlas con la orilla de su túnica.

-Seguro que tienes alguien que pueda encargarse de ti -dijo ella, pero el comentario parecía ser accidental.

Justo cuando Ron pareció querer agregar algo un enorme felino entró al lugar acercándose a hasta la niña para echarse a sus pies. El color de su pelaje era completamente blanco y lucía un ojo azul y otro verde. En su cuello tenía un collar con una insignia de plata que tenía grabado el nombre de Candy.

Ron comenzó a reírse, Ginny lo miró con algo de dureza mientras Hermione aprovechaba para acariciar la cabeza del felino.

-A Crookshanks le gustará tener un amigo -dijo contenta hasta que notó un detalle en el animal -Tiene algo en el hocico.

-Debe ser alguna rata -dijo Debbie sin darle importancia. Ron dejó de reír ante la idea de que el animal había atrapado a la mascota de alguien.

-Mas bien parece metal -corrigió Hermione.

Debbie saltó y se agachó tanteando el objeto. El gato se mostró dócil con ella y le dejó sacar una pluma muy parecida a la que Harry tenía (ahora con los dientes de Candy marcados).

-Pensé que jamas volvería a verla -Debbie sonrió -He aquí la única pluma con la que alguien puede hacer trampa al mejor maestro... Afortunadamente sólo quien la hizo sabe como usarla...

-¿Qué quieres decir? -Ron parecía apesadumbrado.

-Una pluma como estas no te servirá completamente si no sabes usarla... Sólo podrás usar la tinta invisible.

-¿Tu también tienes una? - preguntó Hermione algo decepcionada.

-Claro que no... Pero sé de lo que hablo.

Debbie se acercó hasta la puerta y abrió. Parado estaba Draco con Crabbe y Goyle en cada lado, parecía que estaban por entrar en cualquier momento, pero ahora sólo miraban intentando ocultar su sorpresa. Debbie extendió la mano donde tenía la pluma.

-Disculpa a mi mascota -dijo ella colocando la pluma en una de las manos de Draco y cubriéndola con la propia -Seguro pensó que harías algo indebido con esta pluma...

Draco miró a Harry y sonrió burlonamente retirando las manos del tacto de Debbie.

-¿Ahora estas intentando ser nana, Potter? ¿De que Kinder sacaron a esta niña?

-Desaparece, Malfoy -gruñó Harry.

-Pero si podría pasar por tu hermana menor -Draco se agachó para mirar la cara de la pequeña con descarada burla -Podrías asar hormigas con esos lentes mocosa.

-¡Déjala en paz! -rugió Ron.

-No hace falta -se escuchó la tranquila voz de Debbie y con sus regordetas manos atrapó la nariz de Malfoy.

-¡¡Oye!!  ¡¡Suelta!!

-Recomiendo que salga ahora mismo, señor Malfoy -susurró ella con tranquilidad - No quiero problemas en mi primer día, en especial cuando Severus le tiene tantas consideraciones.

Harry notó que Draco sacaba su varita, pero justo cuando intentaba utilizarla apareció por la puerta la bruja regordeta empujando su carrito.

-Por fin pude encontrarla -susurró con dulzura. Debbie soltó a Draco y miró a la bruja -Debería viajar cerca de las maquinas, señorita Debbie.

-Me perdí -susurró ella en una notable mentira y miró a Harry -; pero encontré un sitió más agradable.

-No creo que al director le agrade saber que ha estado jugando con un alumno -dijo la bruja.

-¿Jugando? -Draco se frotó su adolorida nariz.

-Me perdonará -aseguró Debbie con una hermosa sonrisa y corrió al asiento para abrazar su libro. -Vamos, Candy.

El enorme felino estiró su cuerpo y caminó hasta su lado.

-¿No puede permanecer con nosotros? -preguntó Hermione.

-Podríamos cuidarla. -sugirió Ron.

Ginny lo miró frunciendo el ceño.

-¿Cuidar de la señorita Debbie? -la bruja rió amablemente -Sería más correcto que ella los cuidara a ustedes...

La bruja se adelantó riendo aun. Debbie miraba con sus ojos muy abiertos hasta que comenzó a hacer un ademán negativo con algo de resignación.

-Hasta luego -se despidió y lanzó una severa mirada a Draco -Después nos arreglaremos, señor Malfoy.

El gato salió tras su dueña moviendo la cola lentamente.

-Así que al gran Harry Potter tiene guardaespaldas -comentó burlonamente Draco.

-Es mejor que una nariz roja -ironizó Ron.

-¡Cállate Weasley! - exclamó enfadado -¡Vámonos!

Era una extraña manera de ver a Draco marcharse. Harry pensó que era por que la nariz le dolía en verdad.

Prefirió no comentar nada mientras escuchaba que sus amigos conversaban animadamente, le sorprendió notar la insistencia que tenia Ron por platicar de la pequeña. En lo personal le molestaba verlo interesado en ella, no tanto por que no fuera bonita, era más bien por esa aura ingenua ternura que había captado incluso su atención.

Fue un alivio atravesar la puerta del gran comedor. Los chicos vieron con curiosidad a todos los alumnos que esperaban la ceremonia de selección. Ron parecía estar buscando a alguien. Y no hacía falta pensar mucho para adivinar que se trataría de la pequeña Debbie.

-Olvidé su apellido - murmuró Ron sin dejar de ver entre los alumnos mientras la profesora McGonagall llamaba uno a uno para probar el sombrero seleccionador.

-Debe ser por que no te lo dijo -murmuró Ginny con una burlona sonrisa.

Ron miró a Harry y éste negó con un movimiento de cabeza a la pregunta no formulada.

-Los niños pequeños suelen no darle importancia a eso -Hermione aplaudió cuando un niño llamado Araon Glader fue seleccionado para Gryffindor.

-Cuando hablas de ella de esa manera me da la impresión de que crees que también escapó de un Kinder -ironizó Ron.

-Es que tiene una expresión demasiado tierna -admitió Hermione.

-Cuando la vi desee ser su hermana mayor -Ginny se cubrió las mejillas sonrojadas.

-Es tan linda -concluyeron ambas con un toque de burla sin dejar de mirar el rostro molesto de Ron.

-Probablemente sea huérfana -murmuró Harry -Dijo que no tenía familia.

-"Por ahora" -le recordó Hermione.

Cuando la ceremonia de selección terminó Dumbledore se levantó dedicando una amable sonrisa.

-Muchas felicidades a los nuevos seleccionados; espero que se esfuercen para ganar la copa de la casa... -aplausos -Sólo les recuerdo que queda prohibido el acceso al bosque -su mirada se posó en Harry -Y por supuesto, presentarles a su nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras...

-¿Qué habrá pasado con ella? -refunfuñó Ron.

-Silencio -Hermione lo miró con dureza.

La gran puerta de roble se abrió. Tras ella una niña de enormes gafas y expresión tierna se dejó ver acompañada de Hagrid. Ron apoyó las manos en la mesa para verla mejor y sonrió.

-Adelante -invitó Dumbledore.

Debbie se acomodó las gafas y extendió su manecita hasta abarcar uno de los dedos de Hagrid y comenzar a caminar con veloces pasitos. Ambos pasaron por un lado del sombrero seleccionador donde ella aprovechó para sonreír de manera encantadora.

-¿No tendrá ceremonia de selección? -Harry miró confundido.

-La señorita Debbie -completó Dumbledore extendiendo la mano para que ella la agarrara y se ayudara a trepar en la única silla que quedaba en la mesa de maestros.

Harry escuchó la infantil risa de Debbie retumbar en toda la sala. Cuando volteó para ver a los demás alumnos comprendió la razón: todos miraban perplejos y con la boca abierta. Molestó cerró la boca y de obligó a despegar la vista de los risueños ojos de Debbie.

Seamus estalló en carcajadas, Harry volteó rogando por que se tranquilizara, sin embargo las risas de Debbie le acompañaban hasta que ambos se calmaron y ella lo miró amablemente.

-No es broma, señor Finnigan... Soy su nueva profesora  de Defensa contra las Artes Oscuras.

De nuevo silencio, esta vez algo incómodo. Harry notó que Malfoy murmuraba algo a sus acompañantes y estallaban en carcajadas.

-Sean amables con la profesora -aconsejó Dumbledore -No quiero que tengan problemas con ella.

Notas de la autora:

Bueno, esto es solo una prueba, así que ya me daré cuenta de los resultados.