"Junto a tu recuerdo"
Por Akiko
Once: "El asesino que brinda vida eterna"
De alguna manera Draco Malfoy había ganado la confianza de su tía y logró que le contara muchas cosas que Harry consideraba, no le incumbían realmente.
Lo más extraño es que, a pesar de la condición de Draco, no había sido él quien revelase la localización de Deborah Potter. Para eso se necesito de un inteligente metenarices y educado Glader que no solo supo usar sus maravillosos conocimientos de Artes Oscuras para engañar a todos. También se acercó de manera atinada a Malfoy para quitarle la pluma de oro y la usó para saber el lugar exacto donde estaba lo que tanto mortífago buscaba.
-Mi padre me dijo que no había que subestimar el efecto de unas personas hacia otras... Y desde ese día en el tren me pareció extraño que una niña de 11 años pudiera ejercer tanto magnetismo en alguien de 15... La sola idea llegó a enfermarme.
-¿Te sentiste atraído por una niña de 11 años?
-No fastidies, Potter –gruñó el rubio saltando una grieta que parecía ser bastante profunda. –La primer clase con la niña Kinder me dejó extrañado. No era posible que alguien con solo 11 años pudiera crear una ilusión tan real y guardar su punto débil en su propio cuerpo.
-Así que te pusiste a investigar.
-En parte –el rubio rió –Me dedique a acosarla.
-¿Acosaste a una niña de 11 años? Estas enfermo, Malfoy.
-El caso es que me gane lo que merecía –el chico lo ignoró –La niñita angelical me lanzó una maldición... una lesión mágica que tuve por una semana.
-Una semana siendo inútil –resumió Harry.
-Si me sigues molestando no te platicaré el resto, Potter.
-Esta bien... No todos los días tienes una charla pacífica con un Malfoy.
-Si le dices a alguien te arrancaré la cabeza –amenazó el rubio y tuvo que esquivar a Candy quien había pensado que era un buen momento para que la acariciaran – La noche en la que terminaba mi castigo fui a buscarla a su despacho, pero coincidió con el momento en que la poción rejuvenecedora perdía la mitad de su efecto...
-Y encontraste a mi tía.
-No me interrumpas, Potter... Quien esta contando la historia soy yo...
-Oh.
-Ella me dijo muchas cosas. Me hablo de mi padre y hasta dijo que habían sido amigos (cosa que me pareció una total estupidez cuando me enteré que era un Potter), también me amenazó... Si te decía algo me mataría.
-Que tierno de su parte –ironizó Harry cargando a la gata para pasarla por un puente.
-Tu no has tenido oportunidad de verla enojada e intoxicada por la poción –gruñó Draco –En verdad da miedo.
-La vi matando a la profesora Montaigne, ¿cuenta eso?
-No en realidad... puede estar más molesta que eso.
-Mmmm... Entonces conociste a mi tía antes que yo y la convenciste de que te diera clases para ser un buen mortífago, ¿no?
-No para eso, imbécil. Pero mis razones son algo que no te incumben.
-¿Y como lograste que te dijera todo lo que sabes?
-En ocasiones la poción era tanta que su mentalidad llegaba a ser la de una niña de 11 años...
-Vi algo de eso...
-Cuando eso ocurre la poción provoca pesadillas y confusión temporal. Debbie llegó a pensar que realmente tenía 11 años y que estaba estudiando en Hogwarts... Pero lo más grave es que sus recuerdos se mezclaban con los sueños y veía imágenes de sí misma actuando bajo ordenes del Lord Oscuro.
-¿Matando, quieres decir?
-¡Vamos, Potter! Puedes hacer algo mejor que eso. Ella es una maestra de Ilusiones y ha creado contrahechizos contra horribles maldiciones imperdonables.
-Oh –el chico comenzó a sentir nauseas –Un lindo tesoro para Voldemort.
-Ella no podía decirte nada, así que le quedaba yo.
-¿Fuiste paño de lágrimas de mi tía Deborah?
-Empiezo a pensar que dejarte aquí no es mala idea.
-Es que eso no es tan... Malfoy.
-Y tu no eres tan... Potter. Tu tía si que es de admirarse.
-Bien, entonces quédatela... No me parece atractiva la idea de ser asesinado por mi propia tía, en cambio a ti si te divertirá la idea de verla persiguiéndome.
-Oh, cállate.
Harry guardó silencio por unos minutos.
-Tu te preocupabas por ella –recordó.
-Ella se preocupó por mí primero.
-Y te dijo que yo estaría aquí, así que viniste a salvarme para corresponder a su preocupación.
-Lo hago por ella –recalcó Malfoy con una mueca de asco –Cuando al estúpido de Black se le ocurrió presentarlos ella estaba aterrada. Últimamente la poción había perdido efecto en ella y había sido necesario aplicar más de lo recomendado... así que estaba segura que no podría garantizar un buen encuentro, pero lo intentó por ti. Al parecer tenías mucha ilusión de conocerla.
-Tonto de mi –ironizó Harry.
Draco se detuvo. Frente a ellos estaba lo que parecía ser la salida del lugar y la verdad es que Harry no pudo evitar suspirar de alivio, ya se estaba fastidiando de estar atrapado.
Caminaron hasta la salida, cuando Harry se dio cuenta de que Candy permanecía sentada en una roca sin la más mínima intención de moverse.
-Ven, pequeña.
La gata lo miró y se levantó con el pelo erizado.
-¿Qué le pasa? –Harry la miró confundido. Volteó a ver a Draco y palideció cuando notó al hombre que le tenía bien sujeto con una mano cubriéndole la boca.
-¿Se van tan pronto? –preguntó Glader liberando a Draco –Que poco gentil de su parte. Allá adentro se divertirían más.
-¿Cómo nos encontraste? –Malfoy lo miró con odio.
El hombre sonrió ampliamente y sacó una pluma que arrojó a las manos de Draco.
-Soy muy selectivo con las cosas mágicas que caen en mis manos –susurró con educación –Más si estas son creadas por una mujer como Deborah. Ahora, caballeros, hagan el favor de seguirme.
-¡No tengo intención alguna de obedecer! –gruñó Malfoy.
-Lo cual es comprensible –Allan lo miró como si se diera cuenta de un detalle –No es a ti a quien queremos, Draco.
-Prometí a la señorita Debbie que me llevaría a Potter.
-Míralo de esta manera, Malfoy –Allan le dedicó una fría sonrisa –Si le llevas a Harry ahora mismo no solo ella te dará su gratitud.
-No lo haré.
-Entonces no tienes nada que hacer aquí –Glader sacó su varita.
Uno de los extraños resultados de tener una conversación con Malfoy en donde no se incluía algún tipo de insulto realmente hiriente fue la repentina necesidad de lanzarse contra él y empujarlo para que el rayo proveniente de la varita de Glader no diera en el blanco.
Claro que Malfoy no lo vio de esa manera y se lo quitó de encima como si el que hubiese intentado matarlo fuera él.
-¡¡¿Qué crees que estas haciendo?!!
-¡Salvándote la vida, idiota!
-Ingenuos – Allan volvió a levantar la varita y un nuevo rayo nació de ella.
Ambos chicos se hicieron a un lado evitando el poder.
-Este juego empieza a aburrirme –el mortífago hizo una mueca –Draco, tu padre estará en problemas si le hago saber al Lord Oscuro que estas aquí, salvando a Potter. Así que se bueno y déjate desaparecer de una buena vez.
-¿Por qué no intentas desapareciendo tu patética persona, Glader? –preguntó el rubio con burla.
-Tan predecible... –murmuró el hombre –Tu padre y tu se parecen en eso.
Alguno de los dos tendría que haber comprendido que no se era la mano derecha del Lord Oscuro por nada, pero lamentablemente no fue así y Harry solo sintió el ambiente espeso mientras veía que el liquido emanaba de las grietas del suelo rocoso para moverse a voluntad del hechicero y rodear a Draco sin obtener queja alguna. Cuando el rubio intentó reaccionar ya era demasiado tarde y Harry no pudo auxiliarle, en parte por que no tenía idea alguna del hechizo que estaban usando (aunque Draco si parecía conocerle), y en segunda, por que todo ocurrió tan rápido, y a la vez tan lento, que solo alcanzó a ver cómo el líquido regresaba a su lugar de origen absorbiendo a su salvador.
-Finito –susurró Glader con su amable sonrisa y miró a Harry –Lord Voldemort se alegrará tanto de verte, Harry... No puedo esperar por tan conmovedora reunión.
Si había pensado en huir ese era el momento adecuado, sin embargo había ahí algo que no lo dejaba moverse libremente: el ambiente aun se sentía espeso. Demasiado espeso.
Allan comenzó a caminar. Y para su total sorpresa él caminó detrás de él.
El hechizo. Harry comprendió que el hechizo no había terminado.
¿Pero cómo?
Estaba seguro que no era un imperius. Sin embargo no podía lograr que su cuerpo se moviese de manera acorde con su mente. E igual de raro era sentirse totalmente consciente de cada movimiento de su cuerpo.
-Honestamente no los comprendo, Harry –Allan suspiró con algo de cansancio tras caminar por un momento –Tanto mantener su rivalidad para que uno venga a salvar a otro en una cueva abandonada... eso no es tan Malfoy o Potter.
-Esta claro que para ti nada puede salir de lo común. –murmuró el chico con algo de sorpresa debido a que, al parecer, solo su cuerpo se negaba a obedecerle.
-Lanzarse contra una maldición por un Malfoy no es el ideal de mi vida, chico. Jamás lo hice y jamás lo haré.
-Y me imagino que tenerlo de amigo fue un martirio.
-No en realidad... Quien sabe aprovechar su entorno es capaz de sobresalir.
Harry no respondió nada a eso. Una mancha blanca le distrajo un poco y apenas descubrió que Candy caminaba a su lado.
-Hay muchas razones por las que nuestro señor es fuerte, Harry –comentó Allan con buen humor mientras continuaba caminando por el accidentado camino que los internaba de nuevo hacia el interior de la cueva –No solo tuvo el valor para tomar lo que todos los magos se niegan a admitir que quieren; también buscó aliados a seguir sus ideales.
Harry hizo una mueca de incredulidad. La mayoría de esa gente no era muy ideal, mas bien parecían tener demasiado miedo para negarse a semejante asesino.
-¿Qué clase de ideal es asesinar a personas inocentes?
-No hay suficiente inocencia en la raza humana –murmuró el hombre con fría calma -, su propia naturaleza los condena a la autodestrucción. Nosotros solo adelantamos lo inevitable.
El muchacho miró a Allan con genuina curiosidad. Aun en el timbre de voz adulta se podía apreciar la fina educación e ingenuidad mostrada por el niño que todos habían conocido.
-¿La raza humana?
Allan volteó. Sus ojos claros mostraron esa misteriosa serenidad adornada apenas por su reservada sonrisa.
-Al igual que tu querida tía soy un híbrido –dijo con simple calma –Mi influencia hasta los 12 años es exactamente la que conociste en la pequeña Debbie.
-¿Una sirena?
-Lindo, ¿no? –Allan sonrió –Aunque prefiero decir que soy descendiente de una, es mucho menos molesto y evita curiosos.
Eso explicaba muchas cosas. Una de ellas la razón por la que Hermione (y casi todas las demás chicas) habían sentido esa atracción hacia el pequeño Araon. Si Ron lo supiera se tranquilizaría.
-Conocí a tu tía en el colegio –dijo él con tono casual. –Somos de la misma generación.
-Fueron amigos, ¿no?
-No –Allan detuvo sus pasos. Harry levantó la mirada y pudo ver que habían llegado de nuevo al centro de la gruta. Justo donde estaban los demás mortífagos reunidos y ahora dirigían sus caras cubiertas en dirección suya.
Para total sorpresa del joven, Lord Voldemort no estaba ahí.
Aunque eso no eran muy buenas noticias de todas maneras.
Un tenso ambiente se extendió en el lugar a pesar del suave tarareo emitido por la única mujer con la cara descubierta. Deborah.
-Ven aquí, preciosa –llamó ella inclinando su cuerpo. Candy corrió hasta ella y permitió que le acariciaran emitiendo un ruidoso ronroneo -Las criaturas mágicas más fascinantes con aquellas con instintos asesinos, ¿no les parece?
No parecía ser un comentario para alguien en particular, sin embargo los encapuchados se revolvieron nerviosos como si buscaran algunas palabras adecuadas para decir. Pero no fue necesario, Deborah se puso de pie y caminó. Se detuvo frente a Harry y le sonrió con una extraña combinación de ternura y crueldad.
-¿Eres tu quien atemoriza a estos inútiles? –preguntó con suavidad. A sus espaldas se escucharon claros sonidos de disgusto.
-Deben recordar ese día –justificó Allan.
Deborah miró a su compañero con tranquilidad hasta que una sonrisa se delineó en sus labios.
-Solo fue un accidente –susurró con seguridad –Yo lo vi todo... estuve ahí, Allan.
El hombre no respondió a eso. Y de todas maneras a Harry no le hubiese importado la respuesta.
-¿Usted estuvo presente cuando mataron a mis padres? –preguntó con algo parecido a la furia. Eso era algo que pensó que no podría perdonar. -¿Y no los ayudó?
Deborah posó sus ojos dorados en Harry y le acarició el cabello. Sin hacer caso a lo que acababa de preguntar se dio la vuelta para dirigirse a los demás mortífagos.
-Lord Voldemort no los necesita por ahora... Regresen a sus puestos... Les informaremos del plan a su debido tiempo.
-Hemos esperado demasiado –se aventuró a decir uno de los encapuchados.
-La única manera en que tu espera terminará será matándote Macnair –susurró ella sin perder la calma y miró al encapuchado en cuestión. –No me parece que ninguno de ustedes este listo para morir, así que fuera.
El susurró de las túnicas fue lo único que se dejó escuchar. Ninguno de los encapuchados parecía estar de acuerdo con la orden, pero tampoco se aventuraron a replicar.
-Deborah... –susurró una voz vacilante. La mujer miró en dirección de una figura pequeña y enarcó una ceja.
-Después, Peter –murmuró ella –Ya hablaremos después.
Allan apretó los labios dejando ver un gesto de impaciencia que se permitió abandonar hasta que el último de los hombres estuvo fuera. Tras ello se acomodó en una de las rocas con toda la tranquilidad y se dedicó a juguetear con sus manos.
-Has crecido, Harry –murmuró Deborah concentrando su atención de nuevo en él –La última vez que te vi eras tan pequeño.
-Esta claro que los años no pasan en vano –comentó Allan y la miró -¿Por qué has despedido a los mortífagos, Deborah? No atacaremos el castillo nosotros solos.
-No atacaremos el castillo esta noche, Allan –confirmó ella.
-No hay ocasión mas perfecta –murmuró él –En estos momentos Dumbledore te busca junto con Black. Podríamos contactar a Snape para penetrar y derribar las defensas... El alumnado es el mejor de los rehenes.
-Si –dijo ella simplemente.
-Tenemos conocimiento de hechizos admirables –insistió Allan –Estoy a punto de terminar el trabajo con Granger, no podemos desaprovechar esta oportunidad.
-¿¡¡Hermione!!? –Harry miró al hombre -¿Qué le has hecho a Hermione?
-Nada... todavía –él desvió la mirada.
-Y a mi parecer ella no es necesaria –Deborah frunció el ceño.
-¿Necesaria? –insistió Harry horrorizado ante la sola idea de que la fueran a usar en algún hechizo. –Pero ella fue al castillo junto con Ron.
-Oh, si –Allan le restó importancia a eso -¿En verdad pensaron que bastaba con cegarme para evitar que fuera tras ustedes?
Ahora Harry comprendía que no.
-De cualquier manera no necesitaba a ambos –Allan se levantó y de nuevo ese pastoso ambiente se dejó sentir. El agua se filtró por las grietas de la tierra trayendo consigo una esfera cristalina, en el interior se veía a una persona. –Solo la quería a ella.
-No es necesaria –insistió Deborah con calma.
-Oh, Deborah –Allan le dedicó una sonrisa que Harry odió en verdad –Si hubiese pensado que una alumna no era necesaria después de vencer a su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, tu tampoco estarías aquí. He tenido razón en unirte al bando oscuro, jamás se ha oído rumor más temeroso que el que habla de aquel más cercano a Lord Voldemort, el perfecto asesino.
Harry parpadeó al entenderlo. Glader había dicho que él y su tía no fueron amigos cuando se conocieron. Quizá hizo con ella lo mismo que ahora intentaba con Hermione y lo que hacía que su cuerpo aun se negara a obedecer sus ordenes.
Un imperius. Estaba seguro. Pero debería ser algo especial para que no se sintiera como el que conocía.
"Por eso han estado dando demasiada poción a Debbie, mantenerla de 11 años era más importante de lo que te imaginas ya que a esa edad tenía más posibilidad de evitar que el spirita imperius llegase a convencerla de hacer algo para dañarte."
-Malfoy lo sabía –susurró Harry al recordar esas palabras y miró de nuevo a su tía. No había expresión alguna en las irises doradas cuando no parecía ser necesaria. En cambio la niña a la que conoció podía ser un mar de emociones.
Entonces el hechizo tenía que provenir de un experto. Tal como Debbie se los explicó en esa clase donde Hermione rompió la esfera que ella misma había creado para protegerse de un hechizo.
Un experto con el hechizo imperius. Tal como su tía había dicho serlo del Avada Kedavra.
-Granger no tiene antecedentes como yo –murmuró Deborah –Ella no es como yo.
-Me será más difícil, si –aceptó Allan -, pero nada es imposible para mí.
Cuando ella pareció estar a punto de replicar con claro enfado, Harry sintió la presencia de una nueva persona. Alguien que arrollaba al resto con su aparición. Lord Voldemort.
-Harry Potter –siseó el horrible ser caminando con quietud hasta detenerse junto a la mujer -¿Has saludado a tu tía?
¿Qué responder a eso?
La verdad es que Harry tenía demasiadas ideas en la cabeza como para asimilar una más. Y de todas maneras el silencio fue roto por Glader.
-Deborah me ha informado que ha suspendido el ataque al castillo, señor.
-Tomaremos el castillo, Glader, pero no antes de completar un hechizo. –Voldemort tocó la mejilla de la mujer que tenía cerca y sonrió con crueldad –Justo el que me trajo de nuevo a la vida.
Allan frunció un poco el ceño, parecía estar buscando en su mente algún fallo en el hechizo del que su amo hablaba sin dar con él.
-¿Completar el hechizo, señor? –preguntó entonces.
-Perfeccionarlo –corrigió Deborah con tranquilidad –Garantizar vida eterna a nuestro amo...
La confusión en la cara de Glader habría sido digna de ser mostrada a todo el alumnado, sin embargo el propio Harry estaba luchando con el significado de esas palabras hasta que vio la fría mirada posada de nuevo en él.
-No te necesito para nada Potter –siseó Voldemort -, pero quería que te despidieras de tu tía, después de todo voy a terminar con lo que queda de tu familia.
-¿Terminar? –murmuró Allan con algo más de comprensión –Pero, señor, Deborah Potter es nuestro mejor mortífago.
-Y esta noche dará lo mejor de sí –el horrendo ser miró a Glader con algo que bien podría ser identificado con impaciencia -¿Dudas de mis razones, Glader?
El hombre desvió la vista.
-No te preocupes... Si esa sangre sucia es tan buena como has dicho, Deborah será perfectamente reemplazable.
Harry sintió que su cuerpo le desobedecía de nuevo y caminó hasta estar aun lado de Allan, confundido miró la neutra expresión del hombre para después deslizar su vista hacia Hermione. La muchacha permanecía inconsciente sobre el suelo, pero no presentaba marcas o heridas en las partes visibles de su cuerpo. Cuando Allan retiró la esfera lo miró con frialdad.
-Si –dijo finalmente sin quitar la vista de Harry -,todos somos perfectamente reemplazables.
Pero eso no era algo que importase a Lord Voldemort, quien comenzó a evocar el hechizo en un idioma que Harry no conocía, pero que su tía si parecía conocer a la perfección, ya que le imitó con su dulce voz.
-Griego antiguo –susurró Allan posando sus ojos en la pareja -, en verdad va a hacerlo.
-¿Hacer qué? –preguntó Harry incapaz de resistir la curiosidad.
-Es una propiedad que las sirenas tienen y por lo que se requiere ejercer esa influencia que provoque protección entre los cachorros. Desde épocas inmemorables nuestra raza fue perseguida debido al mito que muggles y magos crearon de nosotros... lo que nos hizo ver como asesinos. Pero además es por la influencia de nuestra carne en uno de ellos.
-¿Su carne? –Harry miró a Lord Voldemort notando la energía que ambos cuerpos emanaban. Una oscura y tenebrosa y otra dorada y brillante. Entonces recordó que Hermione había comentado algo también. –Inmortalidad...
-Así es –confirmó Allan –Lord Voldemort será inmortal y nada podrá detenerlo... Una vez que él adquiera esa propiedad morirá la esperanza entre toda la Comunidad Mágica... Debido a tu hazaña, Voldemort ha comprendido que es vulnerable y decidió eliminar toda posibilidad... es por eso que no es tan relevante atacar el Castillo, una vez que adquiera la inmortalidad no importará quién proteja el lugar.
-Pero ella... –el chico apretó los dientes al escuchar las primeras señales de dolor que emitía la mujer. Quizá el dolor era aun más intenso que el que provocaba un cruciatus ya que ella tensaba su cuerpo de manera horrible y fue necesario apresarla con las huesudas manos de Voldemort para que no intentara escapar.
-Deborah no sobrevivirá.
El cuerpo de Harry se tensó tras una sacudida. Entonces comprendió que Allan lo había liberado de la maldición y le miró interrogante.
-Más vale que te quede claro que no hago esto por ti, Potter –gruñó Allan –En cuanto llegues al castillo debes llevarla a la enfermería y mencionar todo lo que te he dicho, quizá así le puedan salvar la vida.
-¿Por qué?
-No te incumbe –insistió el hombre –Quiero que abraces a Deborah y a Hermione muy fuerte o podrías perder a alguna durante el desarrollo del Hechizo.
El hombre resopló antes de inclinar su cuerpo y lanzarse contra la pareja, en un movimiento que sorprendió a ambos tomó a la mujer metiéndole algo a la boca y la arrojó contra Harry, inmediatamente atrapó a Voldemort murmurando algo que los encerró en una esfera con apariencia realmente imponente.
Harry abrazó a Hermione y se dejó caer justo al estar cerca de su inconsciente tía. Las apretó a las dos contra su cuerpo y sintió una pesada humedad que le congeló el cuerpo al mismo tiempo que un horrible grito acompañado de un estruendo se dejaba oír.
Por instinto cerró los ojos sintiendo que todo se movía a su alrededor. Apretó a ambas mujeres con temor a perderlas, como Glader había dicho y esperó.
Silencio. Tan pesado e irreal... tan agotador.
Y finalmente tranquilidad.
Harry abrió los ojos y descubrió que de nuevo estaban en la orilla del lago. A lo lejos podía verse en imponente castillo con sus luces preciosas.
¿Tenía que haber sido tan fácil realmente?
El muchacho bajó la mirada cuando sintió una mano sobre su mejilla y descubrió que Hermione había despertado.
Se sintió muy contento por ello y no pudo evitar estrecharla con ternura.
-Lo siento... –susurró Harry –Pareciera que estoy destinado a atraer los problemas.
La muchacha hizo un ademán negativo.
Harry entonces sintió otra presencia y vio que Hermione abrazaba a alguien más. Alguien mucho más pequeño, demasiado pequeño.
-Es la señorita Debbie –Hermione parecía estar en verdad impresionada y acomodó el cuerpecito descubriendo su debilidad –Harry, ella esta mal.
-Pero hace unos momentos era adulta –dijo sin comprender.
-Después podrás investigar lo que pasó –urgió Hermione – Hay que llevarla a la enfermería.
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Lolo: Muchas gracias por seguir leyendo este fic. Me parece que tu duda estará resuelta a medias con este capitulo, así que prometo que el siguiente ya estará más claro respecto a lo que no entiendes... Bueno, puede ser eso... o puedes tener más dudas... Y yo tampoco sé por que tiene tan pocos reviews... a menos que no llame la atención, lo cual podría ser comprensible, en fin.
No te pierdas el siguiente capitulo ya que es el final.
