"Junto a tu recuerdo"

Por Akiko

Doce: "La promesa que si debe cumplir"

-Si no despierta me parece conveniente pensar en la intervención de la gente del agua, Albus.

Ese fue el preocupado comentario de Madame Pomfrey que Harry escuchó cuando atravesó la entrada de la enfermería acompañado de sus amigos. Antes de poder expresar preocupación por eso, sintió el tacto de Ron y Hermione que intentó conformarlo y continuó caminando hasta tener a la vista la cama en la que descansaba su tía.

Dumbledore fue el primero en posar sus ojos azules en él, a pesar del tenso ambiente demostraba una confianza admirable a excepción de la enfermera quien se había retirado justo en ese momento con una bandeja pidiendo que le llamaran si se veían cambios.

Ahí estaba su padrino también. Bueno, no propiamente su padrino. Un enorme perro negro descansaba su cabeza en la orilla de la cama, lo suficientemente cerca de una de las manos femeninas, como si esperase a que ese simple gesto sirviera para despertarle.

Frente al perro un tenso y molesto Severus Snape. Haciendo guardia como él, pero con más desagrado...

Y la verdad no era fácil decir quien de los dos estaba más molesto. Las facciones de un perro no eran muy fáciles de entender... a excepción por el gruñido que dejó oír cuando Snape tomó la otra mano femenina en algo que bien podría parecer ser una caricia.

Un cuadro en verdad extraño, pensó Harry.

Pero ambos hombres parecían sostener una lucha de orgullos en donde se demostraba que estaban en el sitio correcto y no pensaban moverse de ahí.

Harry suspiró prefiriendo no hacer comentario al respecto y miró a su tía.

Contrario a lo que había esperado ella continuaba bajo el efecto de la poción rejuvenecedora. Aun no sabía la razón por la que había retornado a su edad de 11 años, pero al parecer Madame Pomfrey encontraba más sencillo tratar con un cuerpo infantil al de una adulta. Además el director había mencionado la insistencia de que a esa edad era más sencillo resistirse a un imperius, especialmente uno lanzado por Allan Glader.

El muchacho sintió un empujón por parte de Ron y avergonzado se acercó más intentando ignorar la molesta mirada de Snape y el gruñido que Hocicos dejó escapar ante ello.

Prefirió acercarse por el lado de su padrino y tomó la manita regordeta entre las suyas.

Estaba fría.

Muy fría.

-¿Es normal que este así? –preguntó Harry.

-Aun lo es –confirmó Dumbledore con paciencia –Tu tía esta usando un camuflaje contra depredadores.

-¿Ah?

-Su cuerpo se esta recuperando, pero prefiere que piensen que esta muerto para que otras criaturas no intenten comer su carne. –explico Snape con un gruñido –Hay pocos depredadores a las orillas de los lagos que les guste la carne fría.

Harry se sintió asqueado con la sola idea y miró a Hermione. La chica hizo un ademán afirmativo con una mueca de disculpa. En verdad copiaría sus tareas mas seguido.

-¿Para qué quieren llevarla con la gente del agua? –preguntó Harry.

-Le hará bien entrar en contacto con su ecosistema –Albus palmeó el hombro del profesor de pociones –Severus, quizá deberías descansar un poco... Harry y Sirius pueden cuidar de Debbie un tiempo.

El hombre pareció estar a punto de decir algo para negar eso, pero todo lo que salió de sus labios fue un bufido y se levantó para salir de la enfermería.

-De todas maneras debo hablar con el señor Malfoy –dijo Snape con frialdad sin percibir la mueca de asco que Ron dejaba notar en su rostro.

Dumbledore hizo un ademán y caminó también para salir.

-No te preocupes, Harry –dijo con amabilidad.

Cuando el muchacho regresó la vista hacia la cama su padrino ya había tomado su figura humana y permanecía sentado en la orilla de la cama. Parecía querer preguntar muchas cosas, pero no encontraba la manera de empezar. Finalmente un largo suspiro escapó de su pecho y miró a Hermione.

-¿Estas bien, Hermione?

-Si –dijo ella un poco confundida.

-¿Ninguna idea loca? ¿Algún recuerdo malo que te convenza de odiar algo?

-¿Ah? –Hermione parpadeó.

Sirius pareció satisfecho con eso y volvió a mirar a la niña.

-Ella no quería salir de Azkaban –dijo finalmente –Ella no quería verte, Harry... No quería venir al castillo.

-¿Mi tía estuvo en Azkaban? –murmuró el chico y bajó la mirada –¿La atraparon por servir a Lord Voldemort?

Ron emitió un bufido recibiendo una mirada amonestadora de Hermione. Probablemente los tres chicos esperaban que Sirius contestara inmediatamente a esas preguntas, pero eso no ocurrió. A cambio Harry le vio extraer un arrugado papel de sus viejas ropas al que miraba con cariño.

-Una vez me pareció realmente culpable... Escuchaba atentamente con la esperanza de que emitiera algún sonido de arrepentimiento, pero la celda permanecía en silencio. En ocasiones cantaba a los Dementores como si se burlara de ellos y de su propia situación hasta que aceptó hablarme: "Ni tu ni yo somos culpables", dijo... "yo estoy aquí por que quiero y tu por que caíste en una trampa bien elaborada... "

Sirius extendió la mano para acercar lo que miraba a Harry. Cuando el chico pudo verle descubrió una foto que pareció ser rota por lo menos dos veces. En ella se veía a dos jóvenes: su padrino y esa chica que él había visto  la primera vez que mezcló su mente con la de la sirena. Ella lucía una expresión exasperada mientras su padrino saludaba efusivamente, finalmente él le beso la mejilla provocando que la chica le mirara aun más sorprendida de lo que el camarógrafo pareció estarlo para mover el aparato de manera brusca y sacar a los dos de cuadro.

-Entonces ella es mi tía –resumió –No fue amiga de Allan Glader como pensé... fue amiga del profesor Snape.

-Difícil de creer, pero si –Sirius hizo una mueca –Ese grasoso tiene más fotos de ella, la mayoría valdrían la pena romperle una costilla y hurtárselas.

-Es muy confuso, padrino –dijo Harry.

-Si la señorita Potter tenía todo eso,  ¿por qué se unió a Lord Voldemort? –fue Hermione quien hizo la pregunta que rondaba por la mente de Harry –En todo caso ¿Por qué traerla aquí, al lado de Harry? Eso fue peligroso.

-Si –Sirius sonrió con algo de tristeza –Ella lo dijo también, pero no le hicimos caso.

-Lo cual muestra su exceso de confianza en la mente de un asesino.

Los chicos junto con Sirius bajaron la mirada identificando al dueño de la voz infantil que había dicho lo anterior y descubrieron los ojitos de la niña abiertos.

La pequeña se tocó el pecho y antes de que alguien pudiera decir algo dejó ver una mueca de horror.

-Ah... –sus labios temblaron -¡¡¿DÓNDE ESTA MI PECHO?!!

Los tres amigos tuvieron que imitar a Sirius y taparse las orejas ante el taladrante sonido que les lastimó los oídos y a continuación vieron a una niña comenzar a llorar desconsoladamente.

Sirius fue el primero en intentar consolar a la niña sin éxito y Hermione se unió a él para explicarle, pero tampoco tenía buenos resultados. Repentinamente Severus Snape atravesó la entrada con un gesto molesto y caminó hasta la cama.

-¡Black, eres un inútil! –declaró empujándolo y tomó a la llorosa niña por los hombros para sacudirla de maneta no tan amable. –Escúchame, Deborah, tienes once años... A los once años no se suele tener pecho.

La niña dejó de llorar e hipando se abrazó a Severus.

-¿Pero por qué tengo once años de nuevo? –gimió -¿No había perdido efecto la poción?

-Evidentemente alguien suministró una dosis de la poción antes de que llegaras aquí –dijo él de mal humor –Esperaba que me dijeras de quién se trata ya que estuvo a punto de intoxicarte de nuevo y no habría soportado que te portaras de nuevo como una mocosa estúpida.

-¿Uh? –la niña se separó de Snape y frunció el ceño como si le resultase difícil recordar lo ocurrido. Un suspiro quebrado emanó de su garganta y miró en dirección de la entrada. Cuando Harry la imitó descubrió al director, seguro habría entrado junto con el profesor de pociones –Allan murió –dijo ella apretando las mantas.

-Eligió por ti, Deborah –consoló Albus.

-Oh –la niña desvió la vista, parecía más molesta –Bueno... ¿cuánto tiempo debo estar con 11 años y sin pecho de nuevo?

-El necesario –espetó Severus y comenzó a revisarla.

-¿Quieres dejar de tocarla? –bramó Sirius.

-No molestes, Black.

-Despertó con bastante energía, ¿no? –Ron se aclaró la garganta girando para dar la espalda al momento que Snape levantaba un poco la túnica descubriendo la piel pálida.

-La criatura esta agotada –explicó Hermione –Me atrevería a decir que la sirena esta tan débil que la señorita Debbie perderá influencia sobre los demás.

-¿Influencia? –Harry también había volteado.

-Tu tía ejerce influencia aun a su edad adulta, Harry –explicó Dumbledore ignorando la disputa que ambos hombres iniciaban –Decidió conservar ese don.

-¡¡¿Quieren dejarme los dos?!! –explotó la niña –¡¡¡Si no pueden comportarse de manera decente frente a mí vayan a cortarse la cabeza donde no lo vea!!!

Albus se acercó para servir de escudo a la niña y le acarició el cabello negro.

-Debbie, ¿cómo te sientes?

-Agotada –murmuró ella -, me duele todo y siento el aire bastante espeso.

-Eso temía –el director dedicó una mirada a los demás hasta detenerla en Severus y en Sirius –Temo que ella necesitará recuperarse en su habitat. Madame Pomfrey tiene todo preparado.

-¿Qué? –Deborah no pareció nada de acuerdo con eso -¡No puede hacerme eso!

-Es necesario.

-¿Necesario? –bufó la niña –Puedo seguir ocultándome perfectamente en otro sitio, no estoy indefensa, Albus.

-La criatura lo esta –replicó Severus con mal humor -, tienes que descansar en un habitat donde no tenga que usar mucha energía.

-¡Que estupidez! Hablan de la sirena como si se tratara de otra persona, ¡no me he separado de ella!

-¡¡Deja de hablar como si no entendieras la situación Deborah!! –exclamó Snape de manera brusca.

Era admirable ver la manera en que Snape podía controlar a su tía. Harry había visto todo con silencio y se preguntó si habría sido siempre así.

-Lo mejor será que te presentes con Lady Meer, Debbie –susurró Albus de manera conciliadora.

La niña suspiró acongojada.

-Me temo que eso no será posible –susurró nerviosa y jugueteó con sus manecitas –Lady Meer fue uno de los objetivos que se me escapó.

-Lady Meer comprende tu proceder y desea ayudarte.

-Últimamente todos desean alejarme de Lord Voldemort –ironizó ella y miró a Harry -¿No te ha pasado, querido?

El muchacho miró con  un poco de confusión notando que Sirius dejaba ver un gesto de desagrado.

Severus enarcó una ceja y una sonrisa cínica se delineó en sus labios. Se acercó a la niña y la abrazó con cuidado.

-¿Qué se supone que estás haciendo? –preguntó Sirius.

-Deborah está muy débil como para caminar, Black –dijo con burla –No espero que Potter le lleve y me queda claro que no podrá sujetarse del cuello de un inestable perro.

-Podría intentarlo –rió la niña logrando que la sonrisa de Severus se convirtiera en un gruñido.

-No esta vez, Deborah –advirtió el profesor de pociones y caminó hacia la salida del lugar.

Harry miró a su padrino en busca de una respuesta a una pregunta no elaborada, sin embargo le pareció que era palpable.

-Tu tía nunca tuvo una brillante actuación a la hora de elegir amistades –dijo Sirius preparándose para salir también -, y temo que no será algo que se pueda remediar.

Por lo que Harry pudo ver antes del encuentro con el Señor Oscuro su tía había hecho una buena elección. Algo difícil de aceptar y soportar, pero a ella parecía ayudarle bastante.

Los amigos caminaron siguiendo a los magos adultos con Hocicos a un lado. Llegaron hasta la orilla del lago y Harry vio que el profesor Snape bajaba a la niña e ignoraba al perro negro que intentaba acercarse a ella.

Harry sintió un nuevo empujón por parte de Ron y le dedicó una ácida mirada antes de acercarse a su tía permitiéndole que  atrapara una de sus manos entre las de ella.

-No tienes nada de qué preocuparte.

-¿Aun estás en peligro? –preguntó Harry deseando no escucharse tan angustiado como se sentía.

Ella apretó sus labios y suspiró largamente acariciando la cabeza de Hocicos, quien había logrado colarse tras morder una mano de Snape.

-Ambos estaremos bien –decidió finalmente -, todo se arreglará, no te preocupes, Harry.

-Oh –Dumbledore llamó la atención de todos – Lady Meer acaba de llegar.

Lady Meer era una sirena de cabellos blanquísimos y piel escamosa de un extraño tono verdoso. Sus facciones arrugadas y toscas se mostraron tranquilas y en sus labios apareció una sonrisa en cuanto se acercó a la orilla ayudada por una ola –aparentemente creada con sus dotes mágicos –y enmarcó la carita de Debbie con sus húmedas manos.

-Un precioso espécimen griego –declaró la anciana sorprendiendo a Harry. Había esperado la conocida sucesión de gritos, pero al parecer esa criatura era especial –Nosotros cuidaremos de ella, Albus.

-Muchas gracias Lady Meer –el director acarició la cabeza de la niña –Me parece que la poción rejuvenecedora perderá su efecto en dos horas más.

Debbie posó su mirada en Dumbledore de nuevo, Harry notó algo de angustia y podría jurar que ese rubor era vergüenza.

-No te preocupes, querida mía –Lady Meer usó su magia para regresar el nivel del agua a su estado original –Albus me ha hablado de tu caso... Correremos el riesgo.

Al parecer la decisión había sido tomada ya y no había manera de cambiarla. No importaba que su tía no estuviera de acuerdo o que pensara que era demasiado peligroso (aunque Harry aun no podía definir lo que era peligroso), lo que importaba era que ella estuviera en un lugar seguro y, según lo que había entendido, lejos de las posibilidades de Lord Voldemort.

Su tía suspiró con resignación y echó una última ojeada a quienes esperaban en la orilla del lago. Detuvo sus ojos dorados en el perro negro que permanecía sentado y sonrió con esa ternura que su apariencia infantil exageraba de una extraña manera.

-Mono filéo, Sirius –susurró la niña. El perro se acercó a ella y lamió su carita sin dejar de mover la cola. Snape bufó malhumorado y antes de poder retirar al animal Debbie lo miró –Si te llama debes asistir, nadie duda de ti aun.

-Entiendo.

Conocer a un familiar y no conversar sobre todo lo que habría deseado podía dejar  un extraño vacío. Harry prefirió no exteriorizar ese sentimiento al momento en que vio que la sirena abrazaba a la niña y se sumergía en el lago con un rastro tenue de burbujas. Además todos los adultos se mostraban tranquilos, incluso su padrino, aun en su forma de animago.

El tacto de la mano de Hermione le hizo voltear y notó que ambos le miraba con preocupación. Entonces comprendió que sus dos amigos sabían un poco de ese sentimiento. Después de todo había tenido que vivir con la idea de que sus únicos familiares eran muggles, pero ahora que se enteraba de lo contrario perdía la oportunidad de preguntar muchas cosas.

Harry suspiró. No podía evitar sentirse triste a pesar de que esa persona estaba a salvo y solo abrazar a su padrino con fuerza antes de que se fuera también, logró consolarlo un poco.

*  *  *

Ahí estaba Draco Malfoy.

Harry tuvo que convencerse de manera muy estricta que necesitaba conversar con él, así que se preparó para un encuentro amigable. Claro que no había esperado posponer ese encuentro justo hasta ese día, en que terminaba el curso, sin embargo prefirió hacerlo así, ya que el rubio hubo salido de su compartimiento sin su acostumbrada escolta.

El muchacho de cabellos oscuros apresuró el paso hasta alcanzar al rubio y buscó las palabras más adecuadas para iniciar.

-Más vale que lo que tengas que decir sea bueno, Potter –siseó el rubio de repente.

-¿Sabías?

-Llevas todo el resto del curso mirándome de manera extraña –dijo con disgusto –Si queremos seguir con nuestra saludable enemistad más vale que lo sueltes de una buena vez.

Eso sonaba muy Malfoy. Harry evitó el comentario y decidió ser directo.

-¿Por qué fuiste por mí?

El rubio bufó y detuvo sus pasos para mirarlo con fastidio.

-No tienes que darle tanta importancia ya que no volverá a repetirse, Potter.

Las cosas parecían ser guiadas a lo acostumbrado, Harry procuró no mostrarse muy decepcionado, cualquiera habría pensado que los Malfoy tenían algo de esperanza para dejar de ser tan desagradables. Y por la mirada del rubio supo que sabía lo que estaba pensando.

Draco podía ser muy observador cuando quería. Lo extraño es que en lo que llevaba conociéndolo no mostraba esa cualidad muy a menudo, mucho menos la generosidad hacia su tía que lo había empujado a salvarle la vida... o intentarlo.

-Esta bien –dijo Malfoy con una burlona sonrisa -, te lo diré. Pero no quiero que repitas esto o me encargaré de que tu estancia en Hogwarts sea aun más insoportable de lo que tengo planeado hacer.

-Hecho –dijo Harry, aunque pensaba decírselo a Ron y a Hermione de todas maneras.

-Es mi madrina.

-¿Qué?

Una carcajada por parte de Draco confirmó al chico que su expresión debería ser totalmente tonta.

-M-A-D-R-I-N-A –deletreó el rubio con un sonsonete desagradable –"madrina" ¿Entiendes, Potter? Ella es mi madrina. Una de esas cosas que uno suele tener...

-Sé lo que es una madrina –bufó el muchacho -Y si te sigues burlando de mí, tu sabrás lo que es una nariz rota durante todo el camino.

-Típico –siseó Malfoy con superioridad.

-¿Cómo puede ser tu madrina? –preguntó totalmente horrorizado.

-Te dije que había sido amiga de mi padre, si no mal recuerdo...  Ella y mi padrino aceptaron encargarse de mí y mis estudios... Muy buenas enseñanzas, a mi parecer.

-Entiendo que mi tía pueda ser amiga de tu padre –ironizó Harry -¿Pero tu madrina? ¡Eso es como asegurar que tu y yo somos amigos!

-Pudimos serlo –la sonrisa había desaparecido en la cara del rubio. –Yo te lo pedí, ¿lo olvidas?

Harry bufó.

-Mi padre me lo aconsejó –se apresuró a decir –Estaba claro que no sabía que la fama del gran Harry Potter lo haría tan insoportable.

-No hablemos de insoportables. –Harry le dedicó una enfadada mirada.

-¿Es todo, Potter? –preguntó Malfoy arrastrando las palabras –Tengo cosas más importantes que hacer a perder el tiempo precisamente contigo.

-Supongo...

*  *  *

Tía Petunia podría volverse en realidad insoportable cuando adquiría su instinto perfeccionista con respecto a la limpieza.

Harry estiró sus brazos con la esperanza de que el dolor que le provocaba el cansancio tras estar más de tres horas arreglando el jardín se desvaneciera un poco. Por supuesto que eso no ocurrió y volvió a ponerse manos a la obra. Quizá si terminaba pronto todos sus deberes  podría tumbarse en la cama y dormir hasta la mañana siguiente.

Aunque la idea de seguir con sus quehaceres se desvaneció al ver que alguien le miraba desde la acera. Alguien bastante familiar.

-¿Tía Deborah?

La mujer apretó un poco los labios y dirigió sus ojos dorados hacia la puerta principal. Estaba vestida con un traje sastre de color gris y entre sus finas manos aferraba un bolso pequeño que hacía juego con su conjunto. Su cabello negro estaba atado a un moño y le caían unos rizos finos en torno a su cara.

Harry pensó que su tía se veía muy muggle vestida de esa manera y cuando estuvo a punto de levantarse para acercarse y saludarla escuchó que la puerta principal se abría.

-¿Quién es usted? –se escuchó la voz de tío Vernon, una voz no muy amigable, por cierto.

Su tía levantó su mirada y enarcó una ceja como si estuviese viendo un fenómeno digno de estudio y levantó una mano para acomodarse el pelo en un gesto que provocó escalofríos en el estómago de Harry.

-¿El señor Dursley? –preguntó ella con educación y extrajo de su bolso una tarjeta arrugada - ¿Vernon Dursley?

-Soy yo –bramó el hombre –Y pregunté quién es usted, ¿esta sorda?

Deborah volvió a enarcar una ceja, estaba claro que no esperaba esa reacción.

-No, tengo perfecto oído –siseó por lo bajo y se aclaró la garganta –Potter –dijo logrando que tío Vernon palideciera –Mi nombre es Deborah Potter.

-¡Te dije que no dieras esta dirección a tus amigos anormales! –bramó el hombre en dirección de Harry.

Deborah volvió a enarcar una ceja. Su tía tenía un control increíble. Miró a Harry por un momento y se permitió dedicarle una suave sonrisa.

-Usted se equivoca, señor, Dursley –intervino ella con un tono horrorizado –Yo no soy... como ellos.

-Pero es su familiar –el hombre la miró con desconfianza. –Es un Potter.

-Los accidentes suceden –insistió ella –De la misma manera que su señora esposa tuvo que soportar una anomalía por parte de su familia, tuve que soportarla yo... Le ruego no me ofenda comparándome con la gente de esa clase.

El efecto de las palabras de la mujer fueron de admirarse en verdad. Tía Petunia, quien sin duda había estado espiando por la ventana de la cocina, salió también e invitó a Deborah a tomar una taza con té, y de paso recordó a Harry que aun le faltaba terminar de arreglar el jardín. Deborah felicitó a tía Petunia por ser tan estricta y fue conducida al interior de la casa sin que él pudiera seguirles.

El chico parpadeó algo confundido y regresó a sus actividades. Lo único que le había quedado claro era que la criatura se había recuperado lo suficiente como para que su tía expandiera el encanto que podía doblegar voluntades, aun la de su tío.

Casi media hora después entró a la casa, sus brazos le dolían, pero eso podría pasarlo por alto, en especial al escuchar las risas chillonas de tía Petunia.

El cuadro que ofrecía la sala de la casa le resultaría bastante cómico a Ron, decidió Harry acercándose. Su tía estaba sentada a un lado de tía Petunia y escuchaban atentas respecto al trabajo de tío Vernon.

Oh, aquí estas, muchacho –dijo el tío Vernon como su acabara de ver un insecto en la suela de su zapato – Te agradará saber que tu tía esta haciendo averiguaciones para corregir tu custodia.

-¿Ah?

-Tu respetable tía es trabajadora social. –dijo tía Petunia.

Deborah apuró la taza con té para evitar dejar escapar una risita.

-Ya era hora que este muchacho tuviera una educación dura –tío Vernon parecía en verdad muy feliz.

-Estoy segura que tendrá un brillante desempeño en un porfanato –dijo ella.

-Orfanato –corrigió Harry de manera instintiva.

Su tía hizo una mueca de disgusto.

-¡Pero que falta de respeto, muchacho! –estalló el enorme hombre para alivio de Harry.

-Anotaré eso en el informe –susurró Deborah y se levantó –Mi agenda indica que debo ver al muchacho fuera de casa –puso una expresión de horror -, espero que no de muestras de su extraña cultura.

-Desde luego –tía Petunia pareció compadecerla.

-¿No oíste, muchacho? Ve por y ponte algo decente para que salgas con la señorita.

Harry habría querido recordarles que no tenía una ropa que pudiera considerarse decente, sin embargo prefirió no hacerlo y corrió a su habitación para cambiarse la camisa por una limpia. Al volver a bajar su tía ya le estaba esperando en la puerta. Fue sorprendente ver el trabajo que le costó despedirse de sus tíos aceptando toda clase de consejos.

-¿Incendiario?  -susurró estando unas tres casas de distancia -¿De qué mas se te acusa?

-Fenómeno –respondió Harry sin darle importancia.

-Eso no es algo de lo que alguien deba avergonzarse –declaró la mujer acomodándose el cabello –Yo soy uno.

-¿No eras una criatura mágica?

-¿No es eso un fenómeno interesante?

Lo era en su tía. Harry continuó caminando.

-¿Trabajadora social? –preguntó entonces.

-Una actividad muggle que te permite entrar a muchas casas –explicó su tía con orgullo.

-Pero una que no usa mucho de la palabra "orfanato".

-Jamás necesité de esa expresión –justificó ella –y espero no volver a usarla.

A comparación de otros magos que había conocido, su tía ser manejaba de manera adecuada en el mundo muggle, Harry solo la vio titubear unos segundos antes de subir a un elevador en un centro comercial, el resto de los objetos y personas no parecían llamarle demasiado la atención.

-Tuve nombramiento en Estudios Muggles –explicó ella cuando estuvieron sentados en una banca frente a un jardín, habían comprado palomitas acarameladas y su tía disfrutaba de un litro de nieve de limón que no le había convencido dejar en la tienda. –Alguien que se preocupa por los detalles puede manejarse de manera aceptable en un mundo tan diferente que esta inevitablemente junto al nuestro.

-Oh –el muchacho guardó silencio por unos momentos hasta volver a mirarla –Me alegra que estés mejor.

-Aun no me recupero del todo –confesó ella –Solo he podido usar mi influencia, pero espero tener más avance.

Harry notó otra presencia en el lugar y vio con sorpresa a un enorme perro negro frente a ellos.

-¿Hocicos?

El perro movió la cola y se acercó para posar su cabeza en las piernas de Harry.

-Hay muchas dificultades ahora –susurró ella acariciando la cabeza del perro también –Cada día es más silencioso...

-¿Están a salvo?

-No te preocupes...

En realidad Harry pensó que esa frase había sido dicha con preocupación oculta, pero prefirió no hacérselo saber a su tía. Al mirar de nuevo al perro notó algo de inquietud y supo que él lo había notado también.

-Bueno –Deborah se levantó -, volvamos a casa.

¿A casa?

Harry se levantó también y caminó a su lado. No se atrevía a preguntar el lugar exacto al que se dirigían por que parecía bastante claro que volvían con los Dursley. Y la verdad no deseaba preguntar la razón.

Quería estar con ellos dos. Con su padrino y con ella. Quería estar con su verdadera familia.

En la ventana de la casa estaban los Dursley mirando atentamente. Harry notó su ansiedad a pesar de que aun podría considerar que estaba muy lejos y sintió un apretón en el pecho al coincidir con ellos.

Él también quería irse.

También quería dejar a esa familia e irse con su tía. Quizá en el futuro les sería más sencillo probar que su padrino era inocente y podrían estar los tres juntos.

-¿Tía Deborah? –el chico miró a la mujer adulta notando que ella tenía los ojos puestos e el perro que movía la cola con lentitud. -¿No podría irme contigo?

Ella cerró los ojos e hizo un ademán negativo.

-¿Qué clase de futuro crees que tendrías con una persona a la que Lord Voldemort busca?

-A mí también me esta buscando. –señaló el chico.

Ella volvió a negar.

-Ahora estamos en una situación bastante tensa –ella le acomodó el cabello –No me he recuperado del todo del último encuentro y temo que soy presa fácil. No me perdonaría si te arriesgara más de lo necesario, Harry.

-No quiero seguir aquí –insistió Harry.

-Este es un lugar bastante seguro –murmuró ella.

Cuando discutir no servía de nada lo mejor era dejar las cosas así. Harry tuvo que observar la sencilla despedida que su tía utilizaba con la familia  muggle y la manera tan sencilla con la que logró convencerlos de que investigaría el caso para hacer su estancia provisional.

Después tuvo que verla a través de la ventana caminar por la acera, un perro caminó detrás de ella y ambos se perdieron de vista.

Harry suspiró. Iba a ser duro esperar a que el verano terminara, en especial con esa visita. Caminó hasta su cuarto y descubrió la enorme lechuza negra a espera de que le recibiera, tenía un bulto bastante grande que se movía y al que no le hacía el menor caso. Animado se acercó y desató la nota.

Candy cuidará de ti mientras tu padrino y yo atrapamos a Peter, no dejes que la hagan enojar y de preferencia sácala todas las noches, le gusta cazar ratones.

Te veo un día de estos, corazón. Cuida de mi niña.

Tu tía Deborah.

-¿Candy?

Un maullido lastimoso se escuchó del interior del bulto. La lechuza giró los ojos en una extraña muestra de exasperación.

Harry extrajo al felino y lo vio caminar por la habitación como si la estuviera explorando. Finalmente la gata se acomodó en la cama emitiendo un sonoro ronroneo. El chico se acercó a la rígida lechuza negra y por primera vez pudo acariciarle la cabeza (para completo horror de Hedwing). Dunkel Weich esponjó las plumas orgulloso y avanzó a la ventana por medio se saltitos hasta extender las alas y volar por el cielo.

-Es una promesa –susurró Harry con más tranquilidad –Volveremos a vernos.

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Notas de la autora:

Pues si, este es el final de "Junto a tu recuerdo". Quizá parezca demasiado sencillo, pero creo que es adecuado. Como ya lo he dicho anteriormente esta historia requerirá una recapitulación, y ya la estoy haciendo (para aquellos que están interesados). No tendrá el estilo narrativo de este fanfic, la verdad es que me cuesta un poco respetar la perspectiva de Harry con respecto a la narrativa. Dentro de la otra narración se incluye la visión de otros personajes que a mi parecer son importantes... Por ejemplo me habría gustado dar a conocer un poco más de Allan Glader y de Stelle Montaigne en este fic, pero el estilo no me lo permitió mucho.

Bueno, el fic que replantea la idea es "Lumen ex acua" (por ahí coloque el prólogo), va por orden, así que no esperen leer mucho sobre Harry... en especial por que en este fic se trató todo lo que Harry vio y  lo que entendió. Ahora vamos por lo que estuvo detrás de Harry y que no pudimos ver debido a que él no lo vio.

Muchas gracias a quienes leyeron este fic, en especial a Lolo, quien me animó a seguir actualizando a tiempo con sus mensajes.

Nos vemos en la secuela.

Besos.

Akiko Koori

22 de Junio del 2003