Bueno, yo sigo a lo mío. Aquí voy más rápido y los fic están menos mirados que las versiones que luego pongo en mi página, que se actualiza cada más tiempo. De todas maneras mandaré ya alguno de los que parecen más gustar por aquí, esto es, más cortos y más rápidos.

Otra cuestión, ¿alguien sabe para cuando el quinto libro? Decían que para junio pero ahora oí que lo iban a dejar hasta que se estrenara la segunda película. Eso no mola :'-(



Magia

 

Capítulo 5: Sirius

 

- ¡Ha... HARRY!

El día siguiente, domingo, estaba siendo un día normal. Harry había dormido durante parte de la mañana. Estaba tumbado sobre su cama mientras leía El Profeta, cuando oyó el grito de la señora Weasley. Se levantó deprisa; si la señora Weasley gritaba así, es que algo había pasado. Bajó corriendo las escaleras. Cuando llegó abajo, se quedó de piedra, igual que estaban todos los presentes.

- ¡SIRIUS! - Gritó mientras se lanzaba a sus brazos, feliz.

- ¡Hey! Ten cuidado, muchacho. Ya no eres un niño y pesas. Me vas a tirar.

- Perdona. - Dijo Harry mientras lo soltaba un poco. - ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo has llegado?

- He venido a verte, acabo de llegar. ¿Cómo estás, Harry?

- ¡Muy bien! Contento de verte. ¿Has visto a Lupin, a Dumbledore, a Hagrid? ¿Cómo están todos?

- Tranquilo, todo a su tiempo. Primero, quisiera beber un poco de agua, sino es molestia. - Dijo mientras soltaba a Harry y miraba suplicante a la señora Weasley.

- Cla... claro. Ahora mismo, señor Black, ya vamos a comer de todas maneras en poco. - La señora Weasley salió hacia la cocina. Harry se fijó en los que quedaban en la sala en ese momento; Ron y Hermione parecían muy contentos al igual que él, Ginny no parecía tampoco muy sorprendida, cosa que sorprendió a su vez a Harry, Fred y George estaban con la boca abierta, pero sin saber qué decir por primera vez en lo que Harry recordaba. El señor Weasley apareció seguido por Percy por la puerta de la cocina desde el jardín en ese momento.

- Bienvenido, Black.

- Hola, gracias, Arthur.

- Quiero hacer constar el echo de que, aunque haya un permiso de Dumbledore por medio, no estoy en absoluto de acuerdo con esto. - Percy se mantenía serio y con los brazos cruzados mientras decía esto.

- ¡Cállate, Percy! - dijo Ginny mientras avanzaba hacia la cocina, adonde la siguieron los demás.

- Vaya, - dijo Sirius mientras dejaba pasar delante a Harry. - Tiene carácter.

- No sabes tú cuanto. - Añadió su ahijado con una sonrisa.

 

La comida pasó tranquila a pesar de la tensión que producía el echo de tener a Sirius allí. Éste tuvo que explicar porqué lo habían encerrado y toda la historia, aunque se negó a explicar porqué se convertía en perro. Con la charla, pareció que los gemelos e incluso la señora Weasley se fueron relajando; sin embargo, no así Percy, y aun incluso el señor Weasley parecía un poco tenso.

- ¿Cuándo me mandaste la nota estabas en Inglaterra?

- Sí, estaba llegando a Hogwarts. Perdona por no haberte contado mas, pero bueno....

- Sí, vale, deja.

- Fui a hablar con Dumbledore. Snape y yo tuvimos unos problemas en la misión que nos encargó.

- ¿Cómo van las cosas, Black? ¿Se sabe algo mas de ... "eso"?

- Sí, Arthur. Ya están reunidos. Veremos que pasa a partir de ahora.

La comida siguió tranquilamente. Estas conversaciones, extrañamente familiares, le hicieron darse cuenta a Harry del trato extraño que mantenían Sirius y el señor Weasley; mientras el primero llamaba al segundo por su nombre de pila, el segundo llamaba al primero por su apellido, sin el "señor" delante. Quizás se conocieran de antes. Tendría que preguntárselo.

 

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Después de comer, Sirius pidió permiso para echar una pequeña siesta, ya que había hecho casi todo el camino a píe, como perro, y se encontraba cansado. Harry cedió su cama.

Horas después, Ron y Harry aún se encontraban excitadísimos por la visita de Sirius. Mientras jugaban al ajedrez mágico, apenas podían dejar de hablar de él.

- ¡Chicos! Ayudad a los gemelos a degnomizar el jardín, por favor.

- De acuerdo, mamá. Dejemos el tablero así, nadie lo tocará, ya seguiremos más tarde.

- De acuerdo - Se dirigieron entonces hacia la puerta de la cocina para recibir las últimas ordenes de la señora Weasley cuando de repente Ron gritó:

- ¡Cuidado!

- ¿Qué...? - Según Harry se giraba a ver, una cabeza pelirroja se chocaba contra su pecho.

- ¡Ay! - Ginny levantó la cabeza para ver contra qué había chocado. - Er... hola.

- ¿Tenías prisa? - Harry observó algo raro en la chica, aparte de sus ojos asustados.

- Lo siento. Iba mirando atrás. Hermione me está persiguiendo.

- ¿Por?

- ¡GINNY! ¡VUELVE AQUÃ