Tarde un poco no? :P Bueno, un poco bastante. Contestaciones a reviews:
Rosemon: Gracias :). Ya veré lo que hago :P.
Urraka Mayor: Gracias. A mí también me gusta Harry/Ginny, pero también las demás :S.
Danae Weasley: Gracias. No creo haberle cambiado la personalidad a Ginny, solo que ella, bueno, todavía no ha hablado mucho que digamos, pero cuando habla tiene un carácter parecido al de sus hermanos. El problema es que como nosotros vemos la historia desde el punto de vista de Harry, y delante de él ella no habla... pues eso. Oye, MUCHAS GRACIAS por lo de la línea :), jo, que cumplido. :$
Lucil: Gracias, :P me retrasé un poco , no?
Magia
Capítulo 6: Ron
El día siguiente, Harry se levantó contento. Sirius estaba aún en casa y podría hablar más con él. Pero, ¿cuánto se quedaría? Su respuesta no tardó mucho en llegar, cuando estaba ya llegando al final de las escaleras oyó a Sirius hablar con alguien en la cocina.
- Sí, ya lo sé. Pero yo no tengo nada que ver con eso. Yo no pertenezco a eso. Y además, ¿se te olvida que estoy así como fugado?
- No Sirius, no lo olvido, pero eso no importa ahora mismo. Lo que importa es Voldemort, y tú tienes mucho que ver en todo esto, como persona, como amigo de Potter, como mago que eres y como soldado de Merlín. - Harry reconoció a través de la puerta la voz de Dumbledore.
- ¿Soldado de Merlín? Black, ¿qué significa que seas tú un soldado? No tenía ni idea de eso. - El señor Weasley parecía alterado en el momento en el que Harry cruzaba la puerta de entrada a la cocina. - No puedo creer que nadie me dijera nada al respecto... ¡Harry! ¿Qué haces aquí?
- Bueno, yo me desperté y...
- ¿Qué has oído, Harry?
- Nada, Sirius.
- No me mientas, muchacho.
- De verdad, sólo no sé que de un soldado. Oí hablar a Dumbledore, pero no entendí nada de lo que decíais hasta que crucé la puerta. - Sirius se fue acercando lentamente hacia su ahijado, puso su mano en el hombro de Harry mientras sonreía y se acercó a su oído, para que nadie pudiera oírlo.
- Eres igual que tu padre, Harry. No puedes engañarme.
- Sirius, yo...
- Vaya, Harry. ¿No vas a saludar a tu director? - dijo la cabeza de Dumbledore desde la chimenea.
- ¡Ah! Sí, lo siento señor. Buenos días.
- Buenos día Harry. Es agradable ver que te encuentras bien. Bueno, creo que ha llegado el momento de dejar vuestra chimenea libre. No quiero importunar, y como aún no he desayunado...
- Er... Albus, ¿quisieras una tortita de las que prepara mi mujer? Las acaba de preparar para los muchachos, no creo que le moleste que tomemos una.
- Bueno, es que no quiero molestar, ¿sabes?
- No es molestia. - El señor Weasley se volvió y cogió una de las tortitas que aguardaban en un plato con un trapo y se lo dirigió hacia la cabeza en el fuego. Mientras Dumbledore no paraba de agradecer, Harry no puedo dejar de notar la cara de preocupación de Sirius.
- He de irme hoy mismo. - Sirius sorprendió a todos en pleno desayuno con esto. Aunque Harry ya se lo esperaba.
- ¿Por qué, señor Black, algún problema?
- No, tranquila señora Weasley, simplemente ha surgido algo, y no puedo quedarme más tiempo, además, es peligroso para ustedes que yo permanezca más tiempo aquí.
- Eso ha sido peligroso desde el principio. - Varias miradas de odio, incluyendo por supuesto la de Harry, se volvieron hacia Percy. Pero sólo Ginny fue capaz de expresar lo que la mayoría sentía en ese momento.
- ¡Cállate, Percy! - Sirius sonrió y siguió comiendo, los demás hicieron lo mismo, sólo Harry parecía tener una sensación extraña en el interior.
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- Cuídate, Harry. Te mandaré una lechuza en cuanto pueda.
- Sí, gracias Sirius. Ten cuidado. - Sirius sonrió a su ahijado y echó una última mirada a los Weasley, después se convertía en perro ante la atenta mirada de todos.
Harry se quedó observando el punto donde Sirius había desaparecido de la vista un tiempo después incluso de que el último de los Weasley se fuera de nuevo hacia dentro de la casa. Habían sido tantas cosas en tan poco tiempo...; su padrino le había contado tantas cosas..., y todas aquellas conversaciones se reproducían ahora en su mente con toda claridad; todo desde que había llegado su padrino. En ese momento, Harry recordó algo, algo importante que había olvidado por las conversaciones con su padrino y todo el ajetreo en la casa de los Weasley. Se separó del marco de la puerta en el que estaba apoyado y entró aceleradamente en casa de los Weasley. En el salón, encontró lo que buscaba.
- ¡GINNY!
- ¿Qué querías, Harry? Iba a subir a mi habitación.
- Tenemos que hablar.
- Ahora no tengo mucho tiempo. ¿Sobre?
- Sirius. - Ginny apartó la mirada de Harry.
- ¿Qué pasa con él?
- ¿Por qué lo sabías? - Ginny lo miró de nuevo por un momento. Harry notó como la chica comenzaba a enrojecerse. Pero enseguida volvió a girar la cabeza, y comenzó a andar lentamente hacia su habitación. - ¿Te lo dijeron tus padres o quién?
- Yo no sé nada. No sé de que me estás hablando, Harry. - Comenzó a acelerar el paso, justo en el momento en el que Harry la cogió por el brazo y la atrajo hacia sí para detenerla. Los dos quedaron mirándose a los ojos.
- ¡GYNNY, no me mientas!
- ¡Que tierno! - Fred y George bajaban en ese momento las escaleras en dirección a la cocina.
- ¡Una pelea de enamorados! - Harry soltó instintivamente el brazo de Ginny y ambos apartaron la mirada.
- No se metan en lo que no les importa.
- Pero Ginny, eres nuestra hermana. Tenemos que cuidarte. Compréndelo.
- De todas formas deberían de tener cuidado con las peleas en público. Ron podría enterarse de esto....
- ... y sería terrible. - Los gemelos entraron entre risas en la cocina. Ginny aprovechó ese momento para salir corriendo hacia su habitación, escaleras arriba.
- ¡GINNY! - El grito de Harry la dejó parada en plena subida. No avanzaba, pero tampoco se daba la vuelta para ver a Harry. - Yo... sólo quiero saber... bueno, ¡aun espero una respuesta!
- Harry - comenzó la chica aparentemente tranquila - te he estado observando durante años, ¿no pretenderías que me dedicara sólo a mirar, no? - A pesar de estar de espaldas, Harry pudo notar que el color de Ginny subía a uno más rojo.
- ... yo....
- Da igual, Harry. Tengo prisa. - Ginny comenzó de nuevo la marcha hacia su habitación aún con más prisa que antes.
Pasó un rato antes de que Harry decidiera subir él también a la habitación de Ron. De algún modo, no quería encontrarse con Ginny de nuevo. Había sido una situación un tanto extraña, Ginny nunca le había hablado de "eso", y "eso" era algo que él trataba de evitar ver. Harry sabía que le gustaba a Ginny, bueno, hasta un tonto se daría cuenta. El problema es que nunca le había hecho mucho caso a que él la gustara porque tan siquiera hablaba con ella. Era divertido tener a alguien mirándote y poniéndose roja, aunque a veces también molesto. Pero ahora era diferente. Antes era una niña, hermana de Ron, que lo miraba y se sonrojaba. Ahora era algo así como una amiga la que acababa de declarar que durante años lo ha estado mirando y observando, y, según había dicho, algo más también. ¿Qué es lo que sabría Ginny? ¿Hasta dónde habría llegado su curiosidad por Harry? ¿Por qué no le había dicho lo que sabía antes? Bueno, eso estaba claro. Desde luego, aun sentía vergüenza al hablar con Harry, sino no se habría puesto como se puso.
Todo esto pasaba por la mente de Harry mientras subía la escalera. Sin embargo, algo lo hizo despertar de sus pensamientos y volver a la realidad de sus actos. Al pasar por la puerta de Ginny, la oyó llorar, y él tenía la culpa de eso. La verdad es que había sido un tanto rudo con ella, no tenía porque haberla gritado así. Era importante saber porque ella parecía saber lo de Sirius, y aún ahora había que saber cuánto sabía, pero no tenía que haberla tratado así. Harry sintió un nudo en el estómago. Tenía la extraña sensación de que todo lo que había conseguido avanzar en su amistad con Ginny en esos primeros días en La Madriguera los acababa de echar por tierra.
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Cuatro días después de que se marchara Sirius, Harry aun no había conseguido disculparse con Ginny por su rudeza, y ya no estaba tan convencido de que tuviera que hacerlo. Al fin y al cabo él sólo quería saber, no era culpa suya si le gustaba o no a Ginny. Poco a poco este pensamiento se iba apoderando de los pensamientos de Harry y de las primeras intenciones de disculparse e intentar volver a hablar con ella como los días anteriores, había pasado a esa segunda idea. De echo, ni Harry había vuelto a hablar con Ginny ni viceversa. La situación entre ambos, al igual que las miradas, se iban tensando cada vez más.
En esos pensamientos se encontraba de nuevo Harry mientras se preparaban para ir al Callejón Diagon. Aunque aún quedaban veintiún días para ir a Hogwarts, la señora Weasley había insistido mucho en que debían de salir a comprar las cosas ya, ya que no se sabía como podrían estar las cosas mañana, como ella misma decía.
Poco después, Hermione, Harry, Ginny, Ron, los gemelos y la señora Weasley llegaban a la chimenea de una de las tiendas del callejón. Dedicaron casi toda la mañana a hacer las compras. La señora Weasley insistió mucho en que fueran todo juntos aunque los gemelos desaparecieron un par de veces. Y poco después de comprar el último libro, cuando ya creían que iban a casa, descubrieron porqué.
- ¡Bill!¡Charlie! - Ginny gritaba muy emocionada mientras se dirigía a sus hermanos y los abrazaba. El resto de los Weasleys la siguió mientras Hermione y Harry se quedaban a más distancia.
- ¡Hey chicos! Como me alegro de veros. ¿Qué habéis inventado últimamente, chicos? Tú, Ron, ¿cómo vas? Estás mucho más alto. Vaya, Ginny, como has crecido, ¿ya tienes novio o algo?.
- ¡Bill!
- ¿¡Qué!? ¿Qué he dicho? ¿Por qué me miras así, Ron?
- ¿Cómo se te ocurre preguntarle si tiene novio?, aun es muy pequeña.
- No te preocupes, Bill, es una reacción que Ron tiene mucho últimamente. - Añadieron los gemelos sonriendo.
- Si dejaseis de decir tonterías...
- ¡Vaya! ¿así que soy una tontería?
- No Ginny, yo no dije eso, lo que dije es que es una tontería pensar en que tú pudieras salir con chicos.
La cara de dolor de Ginny en ese momento Harry no se la había visto nunca, ni tan siquiera fue capaz de contestar a su hermano, simplemente se le quedó ahí mirando mientras el resto de sus hermanos y su madre no sabían que decir y tan sólo los miraban a ambos. Hermione trató de poner paz.
- Eh... chicos, ¿por qué no vamos a tomarnos un helado y nos contáis que hacéis en Inglaterra de nuevo?
- Sí, creo que va a ser lo mejor - añadió la señora Weasley abriendo el camino, los demás la siguieron lentamente. Sin embargo, ni Ron ni Ginny parecían dispuestos a moverse. Harry trató de arreglar las cosas.
- Ginny, yo no creo que Ron intentase... - Ginny se giró hacia él y lo miró desafiante.
- ¡TÚ CÁLLATE! - Se giró de nuevo y alcanzó a la carrera a su madre, adelantando a todos sus hermanos y a Hermione que se habían quedado paralizados al oír el grito de Ginny, y sobre todo a quien se lo daba.
Pasaron unos segundos antes de que Charlie añadiera un simple - vaya -. Y continuara la marcha detrás de su madre, los demás lo siguieron.
Pasaron cerca de una hora hablando con Charlie y Bill en la heladería. Les preguntaron en varias ocasiones porqué estaban allí, pero sólo contestaron que era una visita corta, que no les daría ni tiempo a ir a casa y que ahora se iban a pasar por el ministerio para saludar a Percy y a su padre. Poco después, la señora Weasley les dijo a los gemelos que acompañaran a los demás a la chimenea para volver a casa, que ella se quedaría con Charlie y Bill un poco más. Harry tenía la extraña intuición mientras se alejaban hacia la chimenea de que esa no era una simple visita de cortesía.
Se detuvo un momento para mirar atrás. La señora Weasley se había juntado más a sus hijos, como tratando de que nadie oyera lo que decía.
- Harry, ¿qué te ha pasado con mi hermana? - Ron y Hermione se habían quedado retrasados al ver a Harry pararse.
- Nada, ¿por?
- Por lo que ha pasado antes y porque te mira con cara de odio.
- Más que de odio es de amargura.
- Bueno, Hermione, pero lo mira con cara rara, ¿no?
- No me ha pasado nada con ella.
- Bueno, pues no lo parece. Me sorprende que tú te hayas dado cuenta, Ron.
- ¿Por qué?
- Bueno, normalmente no te fijas en esas cosas.
- ¿Qué cosas?
- Bueno, esas cosas.
- No te entiendo Hermione.
- ¡¿Es qué no os podéis vosotros ocupar de vuestras propias peleas?!
- O sea, que te has peleado con ella
- Yo no he dicho eso, Ron.
- Yo lo he oído.
- Estoy de acuerdo con Hermione, sin que sirva de precedente.
- Ya dejad el tema. - Harry siguió a los gemelos y a Ginny que acababan de entrar por la chimenea.
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Cuando Harry estaba en La Madriguera le daba la impresión de que el tiempo pasaba más rápidamente que en ningún otro lugar. Habían pasado ya quince días desde que fueran al Callejón Diagon. Con todos los nuevos libros a su disposición, Hermione había comenzado a estudiarlos, con las consiguientes peleas con Ron y Harry por no hacer lo mismo. Pero para alivio de Harry, Hermione había decidido pasar la última semana de vacaciones con sus padres, así que el día anterior se había marchado. En menos de una semana, estarían ya todos camino de Hogwarts. Los gemelos por última vez. Y ellos por quinta. Un quinto curso en Hogwarts con Voldemort acechando no podía ser nada bueno, pero no es que los demás cursos de Harry hubieran resultado buenos de todas maneras, siempre había algo raro en sus cursos en Howgarts.
Harry estaba terminando de atar a la pata de la lechuza la carta para Hagrig, cuando la puerta se abrió de golpe.
- Mamá dice que bajes a comer.
- ¡Ah, Ginny! Que susto me habías dado. Espera un momento porque tengo que mandarle una carta a Hagrig, hace mucho que no me escribe ni contesta y estoy preocupa...
- No me importa. Sólo baja.- La chica salió con un portazo similar al anterior.
- Estamos de buen humor hoy, ¿eh? - Las cosas no habían mejorado mucho desde el Callejón Diagon entre Harry y Ginny. De hecho, últimamente, a Harry le recordaba más al tipo de relación amistosa que tenían Ron y Hermione. Sacó a la lechuza y bajó para comer. No le gustaba esta situación con Ginny, pero ella estaba exagerando las cosas y no iba a ser él el que la pidiera perdón.
- ¡Harry! Mira lo que me han mandado hoy. - Ron se encontraba sentado a la mesa, con una tela doblada en las manos. Harry la tomó y la desdobló, se encontró con una túnica de gala de color rojo oscuro casi negro, nueva, con remates novísimos en negro y un tacto suave. Harry esbozó una sonrisa, él ya sabía el porqué de esa túnica.
- Vaya, es muy bonita, ¿quién te la ha regalado?
- Pues no lo sé. Venía con una pequeña nota, pero solo pone "de unos amigos". ¿No tendrás nada que ver, no?
- ¿Yo? No, no tengo buen gusto para la ropa.
- Vaya, pues no sé quién será.
- No lo sé - dijo Harry mientras miraba a los gemelos, los cuales le guiñaban un ojo - pero es muy bonita.
- ¿Verdad que sí? Yo se lo digo a mi hermano, que al principio desconfiaba, que si no la quiere puedo hacer unos apaños para que parezca de chica y me la quedo yo, como desconfiaba al principio y todo eso, con la túnica para aquí y para allí, y hace apenas un rato que ha llegado, pero si ya mi madre lo probó y no tiene ningún encantamiento extraño, pues puede usarla, porque de verdad que es muy bonita, aunque quizás el color un poco oscuro, pero seguro que a Ron con su pelo le queda bien... - de pronto Ginny se detuvo y se dio cuenta de que todos la observaban. Se sonrojó un poco, pero luego miró a Harry que la miraba aún más sorprendido y bajó la cabeza roja del todo.
- Vaya, o sea, que la ropa es la única forma de hacerte hablar. - Harry la miraba curioso, había hablado con él, bueno, más o menos, y luego se había sonrojado como en tiempos. Afortunadamente Ron rompió la tensión.
- ¿Creéis que tenga oportunidad de usarla este año? Me encantaría poder estrenarla, espero que haya un baile o algo, aunque la verdad es que lo de bailar y todo eso.... Pero me gustaría poder llevarla.
- Quien sabe hermanito, con lo loco que está Dumblendore lo mismo si hay baile.
- Fred tiene razón, quizás haya uno. - añadió Harry mientras se sentaba a la mesa. - Pero si lo hay... ¿ya sabes lo que te toca, no?
- No, ¿qué?
- Invitar a Hermione. - Harry no pudo contener la risa en ese momento.
- ¿¡QUÉ!? ¡Oye, Harry, eso sólo fue...!
- ¡Vaya, hermanito! Así que los rumores se confirman. Quien lo iba a decir.
- Sí, que una chica como Hermione vaya a fijarse en un chico como tú. - Los gemelos no podían parar de reír.
- ¡Harry! Te voy a matar por esto. ¡Y tú, Ginny, deja de reír también!
- Oh, vamos, Ron, cariño, no te pongas así, tus hermanos sólo bromean.
- Pero mamá...
- ¡A RON LE GUSTA HERMIONE!¡A RON LE GUSTA HERMIONE! - Los gemelos no paraban de bailar y cantar por toda la cocina mientras Ron se hundía más y más en su asiento mientras se ponía aún más rojo.
- ¡Harry, te vas a acordar de esta!
- Bueno, Ron, yo sólo decía lo que dijo ella, sí había otro baile se lo tendrías que pedir a ella primero y no como última solución.
- Ya lo sé, lo recuerdo, no tienes que repetírmelo.
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- Harry
- ¿Qué quieres, Ron?
- ¿Estás dormido?
- No - Harry se incorporó un poco en la cama - ¿qué te pasa?
- ¿Cómo será la vuelta a Hogwarts?
- No lo sé, Ron, mañana lo sabremos.
- La verdad es que asusta un poco, ¿no?
- Sí, un poco. - Harry notó en la oscuridad que Ron también se incorporaba en la cama.
- Ya somos de quinto. A mi no me parece que hayan pasado ya cinco años.
- Ni a mí.
- ¿Has pensado alguna vez en qué vas a hacer al salir de Hogwarts?
- Prefiero no hacerlo ahora.
- Yo tampoco, parece que nos queda menos.
- Sí, sólo son tres cursos. Hay que aprovecharlos.
- ¿Cómo será este curso?
- Mañana lo sabremos.
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- ¡RON, HARRY! ¡AQUÍ! - Ron y Harry se giraron hacia el lugar de donde provenían los gritos. Vieron a una Hermione feliz y dando saltitos para que pudieran verla por encima de la gente. Aun estaban en la parte muggle del andem, por lo que los padres de Hermione se encontraban con ella. Los tres se acercaban rápidamente hacia el grupo de Weasleys y Harry. - ¡Chicos!¿Qué tal están?¿Cómo pasaron el resto del verano?Mirad, papá, mamá, esta es la señora Weasley, ¿os acordais de ella?
- Sí, claro, cuando fuimos a comprar aquellas cosas al Callejón Diagon en... segundo, creo.
- Sí, buenos días, encantada de volverlos a ver. - Fred, George, Ginny, ir pasando ya. - Los tres Weasley hicieron caso, mientras que los demás permanecían cerca de los padres de Hermione y la señora Weasley. -Y, ¿cómo les va?
- Bien, bien, gracias. Aunque, realmente estamos un poco preocupados, la pequeña Hermione nos ha contado lo sucedido el curso pasado, y, bueno, estamos bastante preocupados, para que negarlo, además este es un tema que no entendemos, con lo cual nuestra preocupación es mayor.
- Sí, puedo entenderlo. Pero no sé preocupe, a pesar de lo que parece últimamente, Hogwarts es uno de los sitios más seguros del mundo mágico. Están bien protegidos.
- Eso espero, realmente esto nos tiene preocupados. De todas formas, queríamos preguntarla si era posible que mantuviéramos algún tipo de contacto.
- Claro, el modo habitual siempre es bienvenido. - Tanto el señor como la señora Granger miraron a su hija.
- Las lechuzas.
- Gracias. - volvieron su atención a la señora Weasley. - No sé si controlamos mucho ese método, pero de acuerdo, todo sea por la pequeña Hermione.
- Jejeje, ¿pequeña Hermione?
- ¡Callate, Ron! - Hermione puso cara seria durante un rato por ese comentario, mientras Ron seguía riéndose por lo bajo.
La madre de Ron y los padres de Hermione continuaron conversando por un rato sobre las cosas que pasaron el año pasado y sus hijos. Harry sintió en ese momento una nueva pena que lo invadía. Si sus padres no hubieran muerto, ahora mismo quizás estarían ahí, hablando con la señora Weasley de las malas notas que sacó Harry el año pasado, con la señora Granger de lo alto que se estaban poniendo los chicos últimamente y lo buenos que eran, o con el señor Granger, haciendo preguntas sobre el mundo mágico. Y todo eso no iba a pasar.
- ¡HARRY! - gritó Ron desde la barrera - ¡QUIERES VENIR YA! EL TREN NO VA A ESPERAR MUCHO RATO MÁS! - Harry se fijó en ese momento en que Ron y Hermione se encontraban cerca de la barrera, mientras la señora Weasley se despedía de los padres de Hermione. Harry también se despidió de ellos y fue hacia donde se encontraban sus amigos.
Cruzaron juntos la barrera, por quinta vez.
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Sexto capítulo terminado, vaya, pues parece que al final aguanta.
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