Caminando Sobre el Agua
Escrito por Natalia
Capítulo 1
Estambul... la primero que te llama la atención es su aroma. Especias, cuerpos, perfumes, polvo, frutas, todo te pega como una pared sólida. Luego son las personas. Te digo, no hay ningún momento de paz aquí. Todos se están moviendo, caminando, hablando y la mayor parte del tiempo, gritando. Supongo que este era un lugar extraño para pasar las vacaciones, pero no importa...
Barriendo el sudor de mi frente, mientras el ardiente sol quemaba mi oscuro cabello, visualicé un brillo de luz desde la esquina de mi ojo. Me dirigí hacia allí, haciéndome camino entre la gente y los aromas. Era una botella... como una botella de cerveza, excepto que la parte de abajo era más redonda, y el cuello más largo y finito. Era del color violeta más profundo, que jamás haya visto. Me hipnotizó. Supongo que es una botella de perfume, pero no la abrí. Le pagué al hombre, que al contrario de los demás, no me acosó para que comprara algo.
Abracé la botella y me dirigí de regreso a mi hotel. No lo llamaría lujoso, pero tenía aire acondicionado, una linda ducha, toallas blancas y acolchonadas con las que podía vivir. Me senté con las piernas cruzadas en la punta de mi cama, rozando mi dedo sobre el vidrio. No se por qué contuve el aire antes de abrir la botella, pero lo hice. Por un segundo no pasó nada, pero hubo un repentino humo de niebla que salía de la misma. Luego miraba el pecho descubierto de alguien, y cuando miré hacia arriba, me encontré viendo los más asombrosos ojos negros que jamás haya visto. Justo ahí me desmayé.
***
Abrí mis ojos, mirando el techo blanco de la
habitación del hotel. Aún estaba sosteniendo la botella abierta, y casi me
rió. La niebla talvez tenía algún olor que me mareó, entonces me dormí.
Ningún hombre increíble. La televisión estaba prendida... raro... no recuerdo
haberla prendido. Y estaba en lo cierto. Justo cuando me senté, dejé escapar un
agudo grito, y salté hacia el otro extremo de la cama. ¡Santo Dios! ¡Ahí
estaba él! Sentado tranquilamente en el sillón, como si fuera dueño del
mismo. Mi respiración se calmo, pero mi corazón se agitó más cuando lo miré
fijamente. Era maravilloso. Estaba vistiendo algún tipo de pantalones blancos
de seda, y una blusa abierta de color negro que combinaba con sus ojos.
Su pelo, era castaño oscuro, brillante como el diamante que uno de los
comerciantes me mostró. La luz del sol proveniente de la ventana iluminaba su
cabello (que estaba atado en una colita salvo por su flequillo), y se dio vuelta
lentamente, mirándome extrañamente. Su rostro incrementaba su belleza, y tenía una complexión pálida.
"¿Cómo demonios entraste en mi cuarto?" Logré decir, esperando que no
vaya a decir de la botella, porque eso ciertamente probaría que estoy loca. Eso
sí, él me miraba como si ya lo estuviera, así que aclaré mi garganta. "No
se cómo entraste ni me interesa, ¿pero pondrías retirarte?" Oh Jesús, este
es mi cuarto y ¿yo le estoy pidiendo educadamente que se retire?
Se levantó de la silla y caminó hacia mi. Me apoyé contra el marco de la
cama, pero él se detuvo al pie de la misma y me miró fijamente. "No puedo
irme hasta que pidas tres deseos."
Mi boca se abrió. ¿Qué es esto, Aladdín? "Entonces, ¿qué eres, un genio o
algo parecido?" Él asintió con la cabeza. Oh. Mi. Dios. "Pero....¡no
existen los genios!"
"Tienes tres deseos antes de que puede ser libre de regresar a mi botella,"
dijo, claramente ignorando mis palabras. Demonios, pensé que supuestamente
debía frotar una lámpara o algo... no una botella.
"¿Tengo tiempo?"
Regresó a la silla, sentándose. "Tienes todo el tiempo que necesites."
***
Todo el tiempo del mundo. Guaw. Es como un
sueño hecho realidad. Pero sorpresivamente, no me importaban los deseos en ese
momento, sólo quería conocer un poco más al atractivo castaño oscuro. Me
levanté de la cama, dejando la botella y sentándome en otra silla, apoyé mi
rostro sobre mis manos mientras lo veía. Él me miraba con ojos atentos, y le
sonreí.
"Bueno, ¿cuál es tu nombre?"
Volvió a mirar la televisión, pero no antes de que pudiera ver sus ojos
abrirse de repente. "Hao."
"Mi nombre es Anna. Encantada en conocerte." Pero fue sordo ante mis
palabras, sus ojos pegados a la televisión.
Después de un momento de silencio, estaba deseando hacerle unas preguntas. "¿Puedes
cancelar los deseos?"
"No," me dijo fríamente, sin mirarme.
"¿Puedes pedir más deseos?" aunque ya sabía la respuesta a esa pregunta.
"No," y su voz sonó aún más fría que la vez anterior.
Otro momento de silencio. "Hao... No deseo nada."
Esta vez si se dio vuelta, dándome una mirada sospechosa, esperando que yo
continúe hablando. Enredé mi dedo en mis cabellos, mientras me mordía el
labio. "Bueno, Se que tener tres deseos el sueño de toda persona," reí,
"pero no los quiero. Quiero decir, ¿qué pasa si hago algo malo en el mundo o
algo parecido? ¿Qué pasa si me arrepiento de lo que pedí?" Sacudí mi
cabeza. "¿Hay alguna manera de que los canceles?"
Me miró intensamente a los ojos, casi haciéndome sonrojar. "No."
Suspiré. "Bueno... ¿puedes darme algún consejo o algo por el estilo? Digo,
si tuvieras tres deseos, ¿qué pedirías?"
Apagó la TV, y giró todo su cuerpo hacia mi, y su pelo marrón se movió
durante el proceso. "No tengo permitido realizar mis propios deseos." Había
algo de tristeza en su voz.
Levanté mis cejas. "¿Y si lo hicieras igual?"
Miró a otro lado. "Desearía ser mortal."
Moví mi cabeza a un costado. "¿Por qué?"
Él me miró cortantemente. "Haces demasiadas preguntas, humana."
"Bueno, tu tampoco eres el señor carisma," Le reproché. "Desearía que me
contarás más de ti."
Él rió y yo me di cuenta de lo que había hecho en un segundo. Gruñí en voz
alta, golpeando mi cabeza con mi mano ante mi estupidez, cayéndome en el
proceso de la silla. "¡Auch!" Usando ambas manos, me masajeé el lugar que
golpeé. Ahora fue su momento de mirarme con la boca abierta. Cuando el dolor se
fue, me sentí sudada y sucia por primera vez desde mi regreso de mi caminata.
Me puse de pie, agarré una toalla, aún enojada conmigo misma. "Voy a
bañarme," le dije, que supongo no era necesario.
Cerré con llave la puerta, dejando correr el agua, sacándome mi ropa y
hundiéndome en el cielo. Ahhh. ¡También había burbujas para el agua! Mientras las
burbujas comenzaban a formarse, miré a mi costado, y casi gritó, automáticamente
tapando mi pecho con mis manos, pero como las burbujas eran demasiado densas no
importaba.
"¡¡¡¿¿Qué DEMONIOS estás haciendo acá??!!!"
¡Aquí estaba nuevamente! Estaba sentado en el borde de la bañera, sus piernas
colgando y mirándome a la cara. Está bien, talvez no estaba mirándome de arriba
a abajo, pero igual era vergonzoso, y sentí una ola de calor subir a mis
mejillas. Con mi brazo aún cubriéndome, me giré a ver hacia la puerta. Todavía
estaba cerrada, lo que significa que el flotó a través de ella. Volví a mirar al
castaño, pero sus ojos ahora estaban mirando hacia más abajo. Por suerte, las
burbujas llegaban hasta mi cuello, así que pude remover mi brazo, y lo cerré
formando un puño, mirándolo amenazantemente. "¡¿Qué estás haciendo ACÁ?!" Me
calmé y esperé impacientemente su respuesta.
"No has terminado tu primer deseo." Ahora se cruzó de brazos, mirándome
tranquilamente, sin siquiera sonrojarse o avergonzarse. "¿Qué es lo que quieres
saber sobre mi?"
Fruncí el ceño profundamente. "Dime, ¿todos los genios son así de rudos?"
Levantó una ceja, otorgándole un gesto picaron. "Tienes suerte de que yo no esté
*adentro* de la tina contigo."
Quería empujarlo hacia afuera, pero no me animé, así que simplemente lo miré con
enojo, esperando que las burbujas no se disolvieran rápidamente.
"No has terminado tu primer deseo," repitió.
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Notas de la Autora:
Espero que el primer capítulo les haya gustado y los personajes van a estar OOC, pero... ¿cuándo fue eso una novedad conmigo? Sin duda los que siguen mis fics ya lo saben *jeje*
Por cierto, este va a ser el primer fic que hago "serio" de Hao y Anna. Es para todos los fanáticos/as que me lo pidieron en los reviews de Estando en las Sombras y Sólo Di No. Ya se que es un poco tarde, pero... más vale tarde que nunca ^^
Como siempre si les gustó quiero recibir sus comentarios... y si no les gustó ¡los quiero recibir igual! Soy una persona muy caprichosa...
