La luna estaba adornando el cielo, con su hermoso brillo plateado, iluminando las casa, y el rostro de las personas que en ese momento dormían, o lo intentaban y que no habían cerrado las cortinas.
-"Yoh"- Murmuro la chica, sus largo y sedoso cabello caía desparramado por su espalda, su rostro tenia expresión Afligida, y miraba al chico que sudaba copiasomente y se movía intranquilo en su cama
-"No creo que se salve Anna"- Le dijo una voz en su espalda, ella se giro para verlo, el hombre tenia una cabellera castaña que le llegaba hasta las caderas, y unos ojos del mismo color
-"No digas eso Hao, no ves lo aflija que estoy por mi pobre esposo"- Volvió a decir ella, al borde del llanto
-"No llores querida, se como salvarlo pero..."-
-"Hao, no podemos hacer eso, ni siquiera mis poderes espirituales podrían salvarle"-
-"Anna quiero a mi Hermano tanto como a ti, y por lo tanto como ha mi vida, pero no se me ocurre otra cosa para salvarle la vida"- Le dirigió una mirada tan afligida, con tanto dolor que ella no pudo evitar abrasarle, llorando quedamente sobre su pecho, el también la abrazo y ahogo sus sollozos en su cabello
-"No quiero perderle"- dijo ella entre sollozos
-"Yo tampoco Anna, yo tampoco"- Le dijo tristemente
-"No me van a perder"- Murmuro la voz desde la cama, se notaba en su tono que había hecho un gran esfuerzo para hablar
-"Shh, no hables Cariño debes guardar tus energías"- Le dijo la chica sentándose a su lada tomando su mano derecha entre las suyas, Hao la imito y también se sentó en la cama mientras acariciaba el cabello de su hermano
-"Prométeme que cuidaras de ella"- Esta vez ambos tuvieron que hacer un gran esfuerzo para entender sus palabras
-"Yoh no hables así, te pondrás bien"-
-"No lo creo"- Dijo mientras cerraba los ojos agotado por el esfuerzo que había hecho para lograr decir aquellas frases, Anna lo miro y en su rostro, brillaba la más pura determinación
-"Lo haremos Hao, no voy dejar morir a mi esposo, no dejare que la muerte me lo quite"-
Hao la miro unos momentos la chica tenia tan solo 18 años, era muy pálida, y tenia unos hermosos ojos negros, claro que ahora más pálida y delgada debido a las noches en vela, y las enormes bolsas grises bajo sus ojos, su aspecto había desmejorado mucho, y su cabello caía sobre su espalda y no había sido cepillado.
-"Déjamelo a mi"- Dijo el, pero ella movió su cabeza en señal de negación
-"Quiero acompañarte"- Dijo mientras ponía una mano sobre su vientre
-"No se lo has dicho verdad"-
-"Cuando este recuperado se lo diré, ahora debe poner todas su energías en salvarse"- Contesto ella
-"Preparare todo"- Dijo el y salio dirigiéndole una mirada llena de valor
Anna empezó a hacer memoria sobre lo que estaba pasando, no estaba pasando la mejor época del país, había revuelos entre la gente y muchas personas recurrían a las armas, espadas, los gobiernos no parecían ceder, y él Yoh, su esposo, había sido herido en una de esas batallas, absurdas, según las calificaba Anna , y ahora los doctores le habían dicho "Lo sentimos pero no hay nada que podamos hacer", así, así había a terminar aquella historia, la historia de su esposa, de un gran hombre, un gran guerrero, pero sobre todo, el padre de la pequeña criatura que ella llevaba en el vientre, eso era lo que la había decidido, ese pequeño ser que se formaba en su vientre era lo que la había decidido.
Hao regreso después de 2 horas o más, su puso una túnica negra, toda su familia la usaba en ella la placa de la familia Asakura brillaba más que otras veces, arroparan muy bien a Yoh, lo subieron al caballo donde Hao lo cuidaría, Anna los seguía, mientras observaba como la niebla empezaba a bajar, él los estaba esperando.
El castillo se encontraba en Silencio no había ningún sonido, en su interior y las velas y candelabros no estaban prendidos por lo que el castillo se veía más lúgubre que nada, el sonido del mar llegaba hasta sus oídos, la noche ya estaba terminando y con ella las esperanzas de los jóvenes que galopaban lo más rápido posible para salvar la vida de alguien a quien querían.
El joven de cabellos azules y ojos verdes amarillentos los miraba llegar y descender del caballo, su cabello le llegaba hasta los hombros y su mirada era fría, y malévola.
Hao toco la puerta, el hombre que los miraba por la ventana les abrió
-"Sabia que vendrían"-
-"Puesdes salvar a mi hermano"- Pregunto Hao mirando con el seño fruncido al hombre
-"Claro que puedo, la pregunto aquí es ¿Quieren que lo salve?"-
-"Si"- La voz que salio de la joven esposa del joven Asakura fue decidida, pero ala vez su rostro decía que estaba renunciando a algo
-"Si lo hago saben que no volverá a ser el mismo"- a Anna le temblaron las piernas ante esta confesión, pero se mantuvo en su lugar sin decir nada, solo movió levemente la cabeza en señal de asentimiento, reprochándose en sus adentros por su decisión
-"Muy bien"- Dijo el Joven cuyo nombre era Len, Len se acerco a Yoh, haciéndole un pequeño corte en el cuello, Yoh soltó un suave gemido, Len sonrió al ver la sangre, roja que salía de la Herida de uno de sus mas grande enemigos, de uno de los tantos que habían querido matarlo, se inclino un poco, y con su lengua empezó a limpiar la sangre del chico, el solo Gemía, e intentaba abrir los ojos, pero para su cuerpo esa era una misión extremadamente difícil, Len hizo una herida similar a la de Yoh en su propio cuello y toma la cabeza del chico con brusquedad, haciendo que su sangre manchara los labios, del joven.
-"Ahora llevenlo a casa"-
Anna y Hao se miraron confundidos, Hao había escuchado tanto de ese relato, el beso de la muerte como era denominada, en Europa, donde se decía que el rey de estos seres denominados no muertos, se erguía con esplendor, y ahora él mismo acababa de entregar a su hermano, acababa de darle su alma aun ser repugnante, pero eso no era lo que lo tenia mal, no era el hecho de que no se sentía mal, no sepia remordimiento, claro que quería que su hermano muriera, ¿Por qué?, por que el chico su hermano menor le había quitado a la única mujer que el había amado a Anna y el sabia que era una mentira que se la hubiera quitado por que ella nunca fue suya, pero el aun mantenía la esperanza que el lo quisiera esperanza que había muerto, cuando él, Yoh. Le había propuesto matrimonio, y ahora que se sentía feliz por que su hermano estaba muriendo, ahora que pensaba que Anna seria solo de él, ella le había confesado que estaba esperando un hijo de EL, de su hermano, Anna no podía imaginar el odio que Hao sentía en su interior, pero por ella, por ella era que había hecho eso por que la amaba de una forma loca y desenfrenada pero la amaba, y por ella era capaz de cruzar el mismo infierno.
Anna no se sentía mejor, por dios, ¡Acababa de entregar el alma de su esposo a un demonio!, pero no había marcha atrás ya no, y ella lo sabia, como le hubiera gustado, ser más fuerte y menos egoísta, pero no quería que el muriera no aun, aun que ahora él, y solo él, era el dueño del alma del hombre al que ella amaba y es que el amor nos hace cometer actos, entupidos y desesperados…
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El ahora adolescente Hijo de uno de los matrimonios más mencionados entre la alta sociedad miraba a su padre quien sin razón aparente había empezado a cambiar, el chico tenia el cabello de su madre y los ojos de su padre, había sido entrenado por esta ultima para ser un gran chaman y participar en el torneo que decían se celebraba cada 500 años, su padre también era un Chaman y era uno de los favoritos a convertirse en el Rey Chaman, pero a Reí, le parecía que su padre estaba actuando muy anormal, no comía, y las fuerzas parecían haberle abandonado, hacia poco su Tío Hao había vuelto de un viaje a Europa, y le había dicho que ahora solo quedaba Len, el chico no entendió nada, a hora tenia 16 años, cuando escullo un fuerte ruido, que provenía de la recamara de su madre, corrió lo más rápido que pudo por la casona, y miro a su padre..
Su propio padre….
Quien acababa de matar a su madre, el hombre lo miro con rabia, y se abalanzo sobre él, cuando estaba a punto de llegar, Hikari, su hermana lo había derribado con la espada que había pertenecido a la Familia y a su lado su hermano Satoru, miraba todo con espanto.
Miraron la sangre en el piso y el cuerpo inerte de su madre, miraron al hombre que salía por la ventana y lo comprendieron...
Su padre, el amante padre que habían tenido, le había vendido su alma a algún demonio a cambio de la vida eterna, lo único que estos tres jóvenes ignoraban era que, el no había vendido su alma, y que no mato a su esposa por lo que ellos quería sino para salvarla, sabia que no lo entendían, ¿Quién lo haría?, no el mismo lo entendía, muy pronto perdería conciencia de si mismo y dejaría que el demonio que su esposa y su hermano le había incrustado en la piel surgiera, talvez con el tiempo, solo con el, sus hijos lo perdonarían.
Reí, había cambiado su apellido ya no era Asakura ahora su apellido era Kyôyama, y había jurado vengarse de el maldito que había terminado con la vida de su madre aun que en eso perdiera la vida, así fue como los hermanos se separan, Reí, vivió con su Tío Hao, hasta que este murió sin contarle nunca la verdad, sobre su padre.
Notas de la autora:
Muy bien un capitulo más, lamento la demora pero es que la escuela me tiene muy ocupada me di un tiempo para escribir ojala les guste y me manden Reviews, ojo pongan mucha atención a este capitulo por que gracias a el, se revelan ciertas cosas ya mencionada y que aun no se mencionan, no olviden el nombre de los hijos OK.
Sin capitulo
Horo Horo
