DIA DE PASEO III

¿Te molesta? -volvió a preguntar el muchacho. En absoluto, enserio -contestó Martha.

Al principio el chico se sentó un tanto alejado de la muchacha que seguía ocultándose tras el menú, tomo otro se estos y se dispuso pedir algo para comer aunque en verdad no tenia hambre.

¿Ya ordenaste algo? Si quieres... yo te invito.

A Martha le dio vueltas el estomago. Por supuesto no necesitaba de su caridad o amabilidad pues ella disponía de una buena cantidad de dinero, aun así el detalle le pareció fantástico. Era como la realización de muchas de sus fantasías donde el muchacho le saludaba y eran amigos.

No es necesario -respondió Martha-, yo puedo pagarlo. Pero no he ordenado nada. No me refería a eso, te invito para mostrarte que... bueno... Ya se, pero no puedo aceptar. Gracias de todos modos.

Durante un largo rato nadie dijo nada. Martha seguía pensando en como actuar, si irse o quedarse y tener esa oportunidad que tanto deseaba, en ese caso ¿qué hacer?. Mientras Carlos planeaba una táctica que le diera una cita con aquella chica, pero también estaba nervioso, si estaba ahí no era precisamente por quererlo así pero ya no había nada que hacer ¿cómo se vería huyendo sin antes decir algo?

Me llamo... Carlos; estoy en segundo 2 -dijo entonces. Lo se. ¿Enserio? Vaya, no creí que alguien de tercero me conociera. No soy "alguien". Además... bueno... yo... no creas que te investigo ni nada... es que--- ¿Tu como te llamas? -interrumpió nervioso el chico. No-sabes... es obvio. Me llamo Martha, soy de tercero... también es obvio---

¿Ma-Martha? ¿Martha de tercero? Eso dije -se sorprendió Martha. Tu... tu... tu ganaste el concurso de diseño y... tu...

Por un momento Carlos estuvo mas nervioso que Martha y su cara tomo un color rojo que iba bien con el decorado del lugar (N/A Fue lo único que se me ocurrió; lo demás esta muy choteado). Martha también cambio de actitud, ahora se vio curiosa, ¿cómo sabia eso? ¿o, por que la reconoció hasta entonces? Sólo hasta entonces retiro el obstáculo de su cara y se dejó ver.

¡Ay! -exclamó Carlos nervioso. Lo sabia. ¿Lo-lo sabes todo? ¿qué sabes? Ni si quiera sabias que era yo. Sólo querías pasar el rato con... "alguien". Si hubieras sabido que era yo nunca te hubieras parado por aquí, ni si quiera asomado, ¿cierto?

Carlos agachó la cabeza pensado que en parte, la muchacha tenia razón, sin embargo no en la forma que ella pensaba.

Cierto -respondió esperando la reacción de la chica. ¡Que bien! Al menos eres sincero. Bueno, si no te importa me voy. Disculpa la perdida de tiempo. No, no, no; no me estas entendiendo.

Entontes Martha paso del enojo y tristeza a los nervios nuevamente. De inmediato se volvió para escuchar a Carlos que conservaba el rojo de sus mejillas.

No...- hubiera venido por que... yo... me daría mucha pena hablarte, pero creo que no fue tan difícil. ¿Pena? ¿A ti? Si has venido de lo mas normal, nunca te vi avergonzado. Es que no sabia que eras tu quien estaba aquí sentada, de haberlo sabido no hubiera sido tan audaz, créeme.

Ahora las cosas se pusieron tensas, nadie tenia que decir o el valor para hacerlo y el silencio se hizo en la mesa.

¿Quieres decir que... te gustaría hablar conmigo? -preguntó Martha a punto de desmayo. Pues si... de nada en especial, sólo hablarte... como... podríamos ser amigos, ¿no crees?

Confirmado, Martha estaba en uno de esos sueños locos. Nada de lo que el muchacho decía tenia sentido para ella. Nunca le había intentado hablar, ni siquiera la notaba, y...

¿Por qué me evitas entonces? ¿Por qué lo haces tu? -preguntó inteligentemente el chico. Yo... ¿no te imaginas?

Justo cuando la respuesta de la chica ocurría en la mente de Carlos, Martha dejo caer unas lagrimas en su mejilla y volteo de inmediato para no dejarlas ver.

No, no, no llores. No te evito a propósito, enserio. Martha, no te pongas así; yo... no es lo que tu piensas.

Martha no respondía, ni siquiera lo había vuelto a ver y se esforzaba por dejar de llorar.

Te diré todo. Cuando, el año pasado me preguntaste mi nombre me puse muy alerta, pensé que me harías una de esas bromas que loa mayores acostumbran hacer en especial a mi, pero nunca hiciste nada, pasaron seis meses y tu nunca hiciste nada, solo sabias mi nombre y... no lo usaste. Después, alguien me dijo que me mirabas y después note que cambiaste tu ruta para ir a casa, aunque no se donde vives se que esa ruta no te conviene pues antes no la usabas -Carlos continuó dando de talles-, aun así tarde mucho en darme cuenta. ¿Cuenta de que? -pregunto Martha aun con un nudo en la garganta. Ya veras. Entonces, hace unos meses, en el concurso de diseño (en el que no me fue muy bien), la profesora encargada me dijo que tu habías intercedido por mi e incluso, a pesar de saber que no habría uno hiciste que me dieran el segundo lugar. Yo... no es lo que piensas. Espero que estés mintiendo pues esto no es fácil de decir. Desde entonces también te miro, se que me evitas mucho y a veces, solo a veces, haces mucho por estar cerca aunque sea unos segundos. Yo--- He aquí mi respuesta, creo. Y sólo es por si no has interpretado todo lo que dije...

Martha sabia lo que quería escuchar, lo sabia a la perfección, cada palabra y la intención de estas pero era solo lo que ella quería, lo que en verdad diría Carlos aun no era interpretado como el imagino.

... si te evito no es por que... no es por que no me gustes precisamente.

De una manera diferente, el chico había dicho todo para Martha y esta sintió como su estomago bajaba desde su garganta e intento juntar algunas palabras.

¿Enserio? ¿Por qué habría de mentir? -Martha hizo un gesto que hizo cambiar de opinión a Carlos-. Bueno, si, vine por una apuesta tonta pero, todo cambio cuando supe que eras tu. Tampoco te evito por que no me gustes, Carlos... al contrario. Lo se. ¿Lo sabes? Si; es de lo que me di cuenta hace unos meses. Fue entonces cuando te empecé a evitar, ¿no es cierto? ¿Fue por eso? Por eso y porque también yo sentía algo que... si estaba a menos de un metro de distancia era muy notorio incluso a millas de vista. Pensé que te habrías dado cuenta ese día en el pasillo. Una parte (muy grande he de agregar) de mi quería ayudarte, estabas pálida y temblabas pero una mas torpe me hizo correr. Ni que lo digas. Debiste verme a mi dando vueltas por la escuela.

Las cosas mejoraron, ahora conversaban tranquilamente y sonreían de vez en cuando. Claro, Martha estaba embelesada pero contenta, muy contenta. Y Carlos trataba de agradar sin saber que ese trabajo ya estaba hecho, el solo tenia que ser. Llegue tarde a clases -dijeron al unísono antes de una risita. ¿Qué dice, señorita Martha? ¿Amigos? -Carlos extendió su mano hacia la chica que la miraba contenta. Por supuesto.

Después de un suave y muy emotivo apretón de manos, nadie supo que hacer. La verdad ninguno de los dos deseaba soltarse. Pensando en esto, Carlos se aproximo mas y mas a Martha que no hizo nada; ya estando muy cerca aquel apretón amistoso dio paso a un abrazo que mas que otra cosa, fue disfrutado.

Carlos no se preocupo por que ella lo rechazara, simplemente paso su brazos alrededor de su espalda y ella respondió haciendo lo mismo.

¿Qué sigue, señorita? -preguntó el chico sin dejar de abrazar a la niña. ¿Seguir? Creo que yo debo salir corriendo. Pero primero, una ultima pregunta y una ultima respuesta. Después, puedes correr cuanto quieras.

Martha dejo la posición de abrazo y miro fijamente al chico enfrente.

¿Pregunta? ¿De que se trata? Ya se que pronto te vas de la escuela y que yo soy un... segundo--- Eso es un comentario. Lo haces difícil. La pregunta en si no es mas que... ¿quieres ser mi novia?

Obviamente, Martha no se esperaba oír tan sorpresiva pregunta y Carlos lo notó pues abrió los ojos y una sonrisa inevitable se dibujo en su rostro ya no tan pálido.

No si sigues evitándome. No creo poder seguir yendo hasta tu casa a diario cuando vivo del otro lado de la cuidad. ¿Eso es un...? Evidente si.

Pese a la opinión de mucho que los miraban desde el cristal, no pasó nada mas. Según Diana, afuera, un beso debió ser inmediato pero ellos no lo vieron así, al menos no actuaron así.

¿Qué sigue? -volvió a preguntar Carlos. Supongo que ir a un lugar donde podamos hacerlo sin que nos miren. ¿Hacer... que? Correr -bromeó la chica.

Efectivamente dejaron la mesa para poder salir e ir a un lugar con menos vigilancia. Después de todo había mucho que hacer y eran casi las cinco.

Ah, Diana estas aquí -Martha fingió no haberlos visto por la ventana. ¿Yo? Ah si... bueno... no me he ido en realidad. ¿Oye? -Carlos se dirigió a la pareja de Diana-, creo que perdí la apuesta. ¿Qué dices? -contestó este. Perdí, no tengo una cita, ni siquiera un teléfono. Perdí.

Dicho esto Martha y Carlos se alejaron. Caminaron un poco, de nuevo en las calles llenas de tiendas y establecimientos.

¡Oh por Dios! Eras tu -exclamó de pronto el chico. ¿Qué? ¿quién? Cuando iba a ese lugar del que acabamos de salir... una chica se tropezó conmigo... y la otra... veo que sueles esconderte tras las cosas, ¿eras tu? Por eso no te reconocí, esa ropa y la ropa... bueno. Tienes razón, no va conmigo. Te ves fantástica. Pero el viejo estilo es bueno también.

Durante un rato sólo caminaron por el centro. Al contrario de al llegar, a Carlos ahora le pareció un bello lugar; también Martha veía las cosas diferentes de la mano de aquel chico. El sol comenzaba a ocultarse y pronto serían las cinco así que se dispusieron a regresar.

No fue fácil pues estaban pasando un gran día. Reían todo el tiempo y a menudo había comentarios de tanto cariño que los dos terminaban sonrojados. Cerca del lugar de reunión, en un parquecito un tanto solo y abandonado, Carlos se detuvo y tomo a Martha de las manos aparentemente con intención de decir algo.

Creo que la oportunidad de correr se nos fue, pero hay otra cosa que quiero hacer. Y dime, ¿qué es eso?

Carlos se quedo callado y bajo la cabeza mirando sus rodillas temblar. Durante largo rato se mantuvo así solo titubeando de vez en cuando.

¿Seria apresurado si te digo que... te amo? -Martha uso ese tiempo para pensar. ¿Tu-tu-tu me amas... a mi? A veces. Si. Mucho. Mas que a nada en el mundo.

Ahora los dos miraron al suelo.

¿Qué dices a eso? Sólo se me ocurre seguir con mi plan -contestó el muchacho. ¿Cuál era el plan? ... pues... besarte. ¿Qué dices a eso? Diría que si pero, solo se me ocurre seguir con tu plan.

Dicho... y hecho. Carlos tomo a Martha por la cintura que para entonces temblaba, y ella respondió rodeándolo con los brazos por la espalda aun sin dejar de mirar al suelo. Lo que siguió es digno de narración. Basto acercarse un poco y los dos sabían que hacer, no sabían como pero los instintos los guiaron. No fue un beso cualquiera ni muy apasionado, talvez ni siquiera se clasifica como un beso al pequeño y ocasional roce que tuvieron, pero para ellos estaba siendo el momento mas especial de sus vidas. Y con razón.

¿Qué dices? -comentó Carlos sin separarse mucho. Que no hables, tienes cosas mejores que hacer.

Pronto el beso era un beso y los dos estaban contentos de que lo fuera.

A Martha le vinieron unas palabras a la mente, no muy sabias al pronunciarse pero entonces tomaban razón. "... un viaje sin amor, no es un viaje...".

Para cuando eran las 5:05 ya estaban corriendo para registrase en el hotel e informar que estaban bien y a que hora volverían. Ahí, además se encontraron con la agradable noticia de que sus habitaciones no eran muy lejanas.

¿Qué dices si te visito en un rato? ¡Carlos! Era broma, solo una broma. Podemos charlar. ... Si, seguro.

Después de registrase volvieron a salir para estar solos. Cenaron en un lugar silencioso donde Carlos contó a su novia lo poco que ella no sabia de el. Al contrario, Martha tuvo que dar bastantes detalles de su vida al chico que nunca se había preocupado por averiguar mas sobre ella.

¡Es increíble que sepas todo eso sobre mi! Y decías no investigarme.

Después de mucha platica, Carlos cumplió su promesa y la visitó en su habitación un poco después de el toque de queda para seguir charlando. Para suerte de ellos, Diana era la compañera de habitación de Martha, y siendo Diana como era no llegó a dormir hasta cerca del amanecer cuando ya la pareja estaba dormida, y esto incluía que no había una cama disponible para la recién llegada.

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¡Ese es mi Fan Fiction! Por favor tomen en cuenta que... estoy totalmente loca, y además obsesionada con alguien (lo llamarían estar enamorada) así que... escribo puras tonterías. Pero no me digan que no se les ocurren cosas como estas cuando piensan en esa persona tan linda y especial.

Bueno; eso es todo por hoy. Dejen reviews y por favor sean muy sinceros con su opinión. Y, lean mis otras historias, y también compréndalas, por favor.

Un saludo a todos.