FIN DE CURSO

Llegue temprano al colegio, no quería perderme la entrada del muchacho en su ultimo día de clases, seguro la sonrisa que tanto me encantaba y fascinaba a la vista estaría dibujada raramente en su rostro, cosa que me hizo apresurar mi ritmo matutino para lograr la hazaña.

Talvez exagere un poco. Faltaban 25 minutos para las siente a.m. y yo era ya compañía de un chico solitario que me miraba curioso, incluso me asusto un poco. El llevaba esperando ya cinco minutos fuera de el colegio, aguardando a que la puerta se abriera y mientras eso sucedía me observaba de punta a punta sonriendo de vez en cuando.

Por fin, para mi alivio, la puerta se abrió solo diez minutos después; el chico raro, solo unos cuantos alumnos mas y yo, pudimos entrar a nuestra aula. De inmediato corrí a acomodar mi mochila para regresar a la puerta y sentarme en un banco justo frente a ella, así no perdería de quien entraba. La espera no fue larga.

Se aproximaba ya al lugar de mejor visión para mi, con su fascinante sonrisa, su fabuloso andar y tímido ser cuando una voz chillona a mis oídos lo llamo por su nombre; el chico atendió serio de inmediato. Era una muchachita, que, de no haber arruinado mis momento seria linda pero entonces no me lo pareció. No alcance a oír su conversación, la cual solo la niña llevaba acabo pues el sonriente muchacho solo afirmaba o negaba con la cabeza a cuanta pregunta se le hacia. Todo esto, sin notar mi presencia.

Enfadada me dirigí donde mi mochila para tomar las clases correspondientes a la mañana de ese viernes seis de julio; solo serían dos pues una ceremonia de fin de curso ocuparía el resto de la mañana.

¿Qué dijo cualquiera de los maestros? No lo se.

La campana que llamaba a ser atendida nos indico que debíamos dejar todo para salir y tomar posiciones de ceremonia.

Nada relevante sucedió durante la primera parte de tan tedioso evento. Después de escuchar mencionar a cincuenta y cinco alumnos destacados, cada uno con su respectivo aplauso, todos estábamos acalorados y fastidiados, pero yo tenia la mente fresca, cansada, si, pero fresca. Era hora actuar.

Mientras la gente se abarrotaba en la cafetería y peleaba desganada por un jugo de fruta o agua fresca, yo corrí para buscar el objeto clave en mi plan: una tarjeta de papelería, cubierta por un sobre sencillo, discreto y que tenia como rotulo el nombre del chico del cumpleaños. La guarde bajo mi suéter, tome aire, creo haber sonreído y me dirigí a buscar a esa alma que cumplía un año mas de vida.

Por fin lo encontré. Como un milagro, estaba solo, sentado en una baquita, hojeando el programa de la ceremonia; el fastidio se observaba en su cara pero un toque de esperanza pintaba en su sonrisita. Volví a revisar mis ropas, tome aire nuevamente, aclare mi garganta y me dispuse a practicar ese elaborado guión, ese que me había llevado mas de un año terminar.

Hola -dije; lo demás... fluiría solo.

El chico alzo su cara para mirarme, cosa que casi hace que echara a correr pero el peso en mis pies fue mas fuerte, solo logre arrástralos unos pasos adelante.

No te voy a fastidiar -continué-, es solo que... quería--- quiero darte esto.

Saque de mi ropa la tarjeta, intacta, limpia y con mi alma dentro del sobre. El me miraba sombrado y un poco divertido, pero los nervios rodearon su cabeza.

Espero no haberme equivocado, y que en verdad sea tu cumpleaños.

¡¿Equivocarme?! De haber sido así me hubiera matado allí mismo, un año de pensar en ese día como su cumpleaños y que no lo fuera lo ameritaba. Él sonrió; yo, casi muero. ¿No es así? -imploré. Esta bien, si lo es. Me extraña que lo recuerdes. No debería hacerlo, sabes que para mi eres especial.

No se como salió todo eso de mi floja boca pero ya había llegado a sus oídos, y como sea que eso funcione, el mensaje estaba en su cerebro y mientras lo procesaba sus ojos se fijaron en los míos.

Acto seguido me levante como hipnotizada y camine hacia el frente pero sin rumbo. Cuando pude voltear solo vi la tarjeta en una de sus manos mientras la otra retenía algo en su boca; un insulto talvez. Era el fin, ¿cómo pude haber dicho eso?

El encargo estaba hecho, a misión había sido cumplida. El sabia lo que yo pensaba sobre el y en sus manos las mas fiel prueba se encontraba. No era gran cosa, un tarjeta prefabricada, seleccionada con cuidado de una tienda grande y solo unas palabras con mi caligrafía la adornaban.

No quiero extender mucho este asunto. Solo quiero que sepas que eres la persona mas especial que ha estado en mi vida y que pase lo que pase, cumplas los años que cumplas y calle quien calle, siempre lo serás; aunque las palabras no me permitan expresártelo y nunca te sea necesario. Feliz cumpleaños, persona especial.