FIESTA DE CUMPLEAÑOS
Lista de Invitados

¿Es necesario? No, hija, pero... complace a tu padre. Ya ves, te divertirás. Invitaremos solo a los mas cercanos amigos de la familia y tu podrás invitar a quien quieras. No quiero invitar a... nadie, no hay nadie que... no quiero.

La misma discusión de hacia unos meses. La mamá de Ana se esforzaba por convencerla para tener una fiesta de cumpleaños en la que su padre estaba muy entusiasmado por se la mayor de sus hijas.

¿Sin gente desconocida? Si -contestó un día la señora. ¿No me tengo que poner ropa incomoda? No ¿Ni invitar a gente de relleno? Jamás Bien, hagan esa fiesta. ¡Genial! De inmediato comienzo con los preparativos. ¿Cuánta gente piensas invitar?

Ana uso los dedos de sus manos susurrando nombres al aire.

Creo que... 9 o 10 serán suficientes.

Su madre no quedo conforme; ella esperaba una larga lista de adolescentes desenfrenados para asistir a la fiesta de su hija; sin embargo, la niña pensaba diferente. Había seleccionado cuidadosamente a las personas que serían invitadas, destacando a la gente comunicativa, hipócrita y totalmente aprovechada, quedándole así, una pequeña y forzada lista, pues de muchos amigos verdaderos no gozaba.

Cuando su madre estaba por dejar alegremente la habitación Ana reaccionó a un tardío impulso.

Mamá, cuenta uno mas. Por supuesto.

¿Fiesta? ¿Te convencieron? No tendré que usar ropa incomoda. Perfecto. Espero que me dejen asistir. Gracias por la invitación. No es nada. ¿A cuantas personas invitaras? Creo que no serán mas de una docena de personas locas. Y... ¿todas esas personitas saben que el próximo sábado es tu cumpleaños? Ehmmm... excepto una.

Ana había invitado ya a casi todas las personas de la lista, y estaba por terminar con su nueva mejor amiga.

¿Lo vas a invitar? No lo quiero omitir. ¿Crees que vaya? Al menos espero que aprecie el detalle. ¿En verdad quieres que vaya? Sería la persona mas deseada de todas. ¿Qué harás con el ahí? Supongo que esperar a que se divierta. ¿Y no acepta? ¡Ya! Deja las preguntas, me pones mas nerviosa que si ya hubiera hablado con el. ¿Cuándo piensas hacerlo? ¡Ya!

Ana acababa de ver a la ultima persona en la lista pasar a unos cuantos metros de ellas y había tenido una gran empujón de valor para acercarse y pedirle que fuera a su no tan ansiada fiesta de cumpleaños.

No necesito mucho de su valor pues en cuanto estuvieron cerca, Fabiola, la amiga de Ana, emitió un grito gigantesco que hizo que el chico en la lista volteara al instante con la sorpresa dibujada en la frente.

Hey! Tu. Mi amiga quiere hablar contigo. ¿Sabe quien eres? -susurró como remate a Ana. Si no lo ha olvidado...

El chico le dijo a sus amigos lo dejaran y les pidió que se adelantaran para poder entablar aquella conversación fantasma.

Oye, niño, ella quiere... Fabiola, yo puedo sola.

Por un momento, esperando a que Ana "pudiera sola" todos se quedaron en silencio.

Guillermo yo... ehm... yo se que hace mucho tiempo que no nos hablamos y eso, y también se que cuando lo hacíamos no era muy... agradable para ti. Es nada mas que... el próximo hay una fiesta en mi casa y.... quería saber si te gustaría... si asistirías. ¿Fiesta? -preguntó el muchacho despistadamente. Fiesta, Guillermo -afirmó Fabiola-. Es el cumpleaños de Anita. Gracias, Fabiola.

De nuevo, el silencio. Hasta que alguien tuvo algo que decir.

¿Tu cumpleaños, Ana? No lo sabia, entonces, ¿debo llevar regalo?

Antes de que Fabiola hubiera podido interrumpir, Ana tapó su boca y la primera prefirió retirarse.

Depende -contestó hasta entonces Ana. ¿Depende? ¿de que? De si irás o no. Y... ¿qué si decido ir? Entonces con eso será suficiente, no encontraras regalo mejor.

A pesar de que las mejillas de Guillermo se declararon apenadas con un evidente pero claro tono rojo, este opto por seguir con la conversación.

¿Y si no voy? Por x o y razón. Entonces tendrá que ser un gran regalo, como... uno como para revivir muertos, ¿sabes? Pues... por si las dudas comenzare a ahorrar.

El gesto de intriga y sentimientos encontrados en la cara de Ana fue interrumpido por la campana que anunciaba el regreso a clases. En un abrir y cerrar de ojos, Guillermo había desaparecido y Ana casi insensible volvió a su salón de clases.