FIESTA DE CUMPLAÑOS
Regalo de Cumpleaños
¿Cómo? ¿Tan temprano? No lo es. ¡Ay! Siento haber desaparecido así, es que... perdón, Guillermo. De repente mi cabeza... ¿Te sientes bien? -pregunto Guillermo preocupado.
Ana se rió un poco, se sentó e invito a Guillermo a hacerlo junto a ella.
Si, es solo que el ruido, no, mas bien... las sorpresas de hoy... agotan. Cierto, y... no se acaban, Ana.
Guillermo descubrió una mochila que ocultaba bajo su abrigo.
No te vi traerla antes. Mi hermano la ha traído, vino por nosotros. No comprendo, me dejan cuidar al pequeño pero no confían en que pueda llevarlo sano a casa.
Ana se encogió de hombros.
A lo que vamos... Pese a lo que me dijiste, te he traído un regalo. No debiste, no es necesario, era totalmente en serio, no hay nada mejor que el que hayas venido. Pero, también lo disfrute y, sinceramente mereces mil presentes.
Una atmósfera rara se sintió en la habitación y el aire se pinto de un rosa que resultaría cursi.
Gracias.
Guillermo entrego a Ana una caja torpemente forrada con un papel marrón y un moño azul, aunque pequeño, significativo y Ana ni el papel quiso romper.
Dentro, un muy bonito portarretratos aguardaba.
Es bellísimo -dijo Ana-. Aunque no sea una palabra que yo use a menudo. No pensaba venir y nunca me esforcé en escoger un gran regalo pero... ayer, estuve razonándolo y... un día tenia que hacerlo. ¿Ir a una fiesta? No... bueno... no, eso no.
Alguien a la puerta interrumpió tocando enérgicamente. ¡Guillermo! Esta enfurecido, no tardes o me matara.
Era el hermanito menor de Guillermo que avisaba que el mayor de ellos estaba afuera esperándolo.
Ya voy, solo... váyanse, yo iré después. De acuerdo.
Todo parecía estar dicho, era claro que lo que los dos sentían estaba ya declarado y a ninguno le cabían dudas.
Ana... uhm... feliz cumpleaños. Gracias, Guillermo. Bueno, ya debo irme o mis papás se enfurecerán. Gracias por invitarme... la comida estuvo bien, y... me entere que fui el único con quien bailaste. ¿Te enteraste? Ah pues... si. Bueno, fue un honor. Nos vemos luego.
Guillermo se levanto indeciso como queriendo no hacerlo le lanzo una mirada a Ana que decía "Házmelo mas fácil", Ana la capto y detuvo torpemente a Guillermo.
Gracias por venir; fue lo mejor. Uhm... -las palabras de improvisado no se le daban a Ana-. Espero que... uhm... no, ya vete; te esto entreteniendo. No te preocupes.
En una flashazo a Guillermo le vino algo a la mente y se apresuró.
Te dejo para que revises tus regalos. Debes estar segura de lo que contienen.
Ana recibió un leve, pobre y escaso mensaje pero cuando estuvo procesado prefirió averiguar por si sola y dejar que Guillermo realizara su plan a la perfección.
Tienes razón, talvez lo haga mañana, ahora estoy un poco cansada -Ana vio en los ojos del chico el pánico. Como quieras -trató de ocultar su desesperación.
Guillermo se aproximo a la puerta y volteo para dirigirle una sonrisita tímida a Ana que lo observaba absorta y que le devolvió el gesto encantadora.
Cuando Guillermo se hubiera ya alejado, Ana corrió a la puerta de su habitación para verlo y darle un ultimo mensaje, bastante claro. ¡Te quiero mucho! -casi le grito, mas se abstuvo por temor a que su familia abajo escuchara tan ferviente declaración.
Guillermo se volvió un ojo fuertemente cerrado y el otro entre abierto como quien tiene miedo de mirar.
Revisa tus regalos -acto seguido, Guillermo echo a correr.
Siguiendo el consejo de Guillermo y el presentimiento que había tenido desde el primer instante, Ana fue a revisar el portarretratos que había quedado en la cama.
No había señales de una nota o algo por el estilo. Por un instante Ana sintió su corazón parar al pensar que talvez el papel que lo envolvía era en verdad lo importante. Nada ahí parecia contener un mensaje. Decepcionada, Ana solo pensó en usar el objeto.
Por supuesto, en lo mas recóndito de un cajón, y custodiada por miles de cajas, bolsas y sobres estaba una foto poco usual. En ella vislumbraban muchos muchachos y muchachas, pero ninguno en especifico, lo que hacia pensar que había sido tomada al azar. En realidad, observándola bien se encontraba la verdadera razón de la tan apresurada toma: al fondo, descuidado, Guillermo sonreía con sus amigos. Detalle nada fácil de encontrar, así que era perfecta.
Cuando intento que la foto entrara en el marco se encontró con que esta parecía no caber, a empujones, casi logra doblar la fotografía, cosa que no le gustaba nada. Fue entonces cuando descubrió algo que la hizo sonreír.
Feliz Cumpleaños, Anita.
Ya sabes, pensé que no iría a tu fiesta así que pensé también que no
necesitaría un regalo, el resultado: este horrendo portarretratos.
La verdad, es que TE QUIERO mucho y, de una manera tan especial que esto
no es suficiente. Espero que lo comprendas.
Con cariño, Guillermo.
Llámame
Inmediatamente se encontraban ocho números que dirigían a la casa de Guillermo.
¿Hola? -preguntó Ana con voz temblorosa que escondía la emoción. ¿Por qué tardaste tanto? -con una notoria sonrisa, del otro lado de la línea estaba Guillermo. -Escondiste muy bien la nota. Una parte de mi no quería que la encontraras. ¿Enserio? No
Después de breve silencio solo uno tenia algo concreto que decir.
Te... quiero.
Ana dejo de respirar, no había escuchado esa frase de la boca de Guillermo y, francamente la tomo por sorpresa.
Ehm... ¿me escuchaste en el pasillo? Si, muy bien. Entonces,... sabes que yo también. Que yo también te quiero.
Ay! No, no, no, que cosas tan tontas escribo. La verdad es que así es mi existir. Les confieso que mi problema es que solo imagino una escena y lo demás lo tengo que improvisar. Resultado: estos fiasgos de "Fan fictions".
No me juzguen muy duro, soy de corazón débil.
Regalo de Cumpleaños
¿Cómo? ¿Tan temprano? No lo es. ¡Ay! Siento haber desaparecido así, es que... perdón, Guillermo. De repente mi cabeza... ¿Te sientes bien? -pregunto Guillermo preocupado.
Ana se rió un poco, se sentó e invito a Guillermo a hacerlo junto a ella.
Si, es solo que el ruido, no, mas bien... las sorpresas de hoy... agotan. Cierto, y... no se acaban, Ana.
Guillermo descubrió una mochila que ocultaba bajo su abrigo.
No te vi traerla antes. Mi hermano la ha traído, vino por nosotros. No comprendo, me dejan cuidar al pequeño pero no confían en que pueda llevarlo sano a casa.
Ana se encogió de hombros.
A lo que vamos... Pese a lo que me dijiste, te he traído un regalo. No debiste, no es necesario, era totalmente en serio, no hay nada mejor que el que hayas venido. Pero, también lo disfrute y, sinceramente mereces mil presentes.
Una atmósfera rara se sintió en la habitación y el aire se pinto de un rosa que resultaría cursi.
Gracias.
Guillermo entrego a Ana una caja torpemente forrada con un papel marrón y un moño azul, aunque pequeño, significativo y Ana ni el papel quiso romper.
Dentro, un muy bonito portarretratos aguardaba.
Es bellísimo -dijo Ana-. Aunque no sea una palabra que yo use a menudo. No pensaba venir y nunca me esforcé en escoger un gran regalo pero... ayer, estuve razonándolo y... un día tenia que hacerlo. ¿Ir a una fiesta? No... bueno... no, eso no.
Alguien a la puerta interrumpió tocando enérgicamente. ¡Guillermo! Esta enfurecido, no tardes o me matara.
Era el hermanito menor de Guillermo que avisaba que el mayor de ellos estaba afuera esperándolo.
Ya voy, solo... váyanse, yo iré después. De acuerdo.
Todo parecía estar dicho, era claro que lo que los dos sentían estaba ya declarado y a ninguno le cabían dudas.
Ana... uhm... feliz cumpleaños. Gracias, Guillermo. Bueno, ya debo irme o mis papás se enfurecerán. Gracias por invitarme... la comida estuvo bien, y... me entere que fui el único con quien bailaste. ¿Te enteraste? Ah pues... si. Bueno, fue un honor. Nos vemos luego.
Guillermo se levanto indeciso como queriendo no hacerlo le lanzo una mirada a Ana que decía "Házmelo mas fácil", Ana la capto y detuvo torpemente a Guillermo.
Gracias por venir; fue lo mejor. Uhm... -las palabras de improvisado no se le daban a Ana-. Espero que... uhm... no, ya vete; te esto entreteniendo. No te preocupes.
En una flashazo a Guillermo le vino algo a la mente y se apresuró.
Te dejo para que revises tus regalos. Debes estar segura de lo que contienen.
Ana recibió un leve, pobre y escaso mensaje pero cuando estuvo procesado prefirió averiguar por si sola y dejar que Guillermo realizara su plan a la perfección.
Tienes razón, talvez lo haga mañana, ahora estoy un poco cansada -Ana vio en los ojos del chico el pánico. Como quieras -trató de ocultar su desesperación.
Guillermo se aproximo a la puerta y volteo para dirigirle una sonrisita tímida a Ana que lo observaba absorta y que le devolvió el gesto encantadora.
Cuando Guillermo se hubiera ya alejado, Ana corrió a la puerta de su habitación para verlo y darle un ultimo mensaje, bastante claro. ¡Te quiero mucho! -casi le grito, mas se abstuvo por temor a que su familia abajo escuchara tan ferviente declaración.
Guillermo se volvió un ojo fuertemente cerrado y el otro entre abierto como quien tiene miedo de mirar.
Revisa tus regalos -acto seguido, Guillermo echo a correr.
Siguiendo el consejo de Guillermo y el presentimiento que había tenido desde el primer instante, Ana fue a revisar el portarretratos que había quedado en la cama.
No había señales de una nota o algo por el estilo. Por un instante Ana sintió su corazón parar al pensar que talvez el papel que lo envolvía era en verdad lo importante. Nada ahí parecia contener un mensaje. Decepcionada, Ana solo pensó en usar el objeto.
Por supuesto, en lo mas recóndito de un cajón, y custodiada por miles de cajas, bolsas y sobres estaba una foto poco usual. En ella vislumbraban muchos muchachos y muchachas, pero ninguno en especifico, lo que hacia pensar que había sido tomada al azar. En realidad, observándola bien se encontraba la verdadera razón de la tan apresurada toma: al fondo, descuidado, Guillermo sonreía con sus amigos. Detalle nada fácil de encontrar, así que era perfecta.
Cuando intento que la foto entrara en el marco se encontró con que esta parecía no caber, a empujones, casi logra doblar la fotografía, cosa que no le gustaba nada. Fue entonces cuando descubrió algo que la hizo sonreír.
Feliz Cumpleaños, Anita.
Ya sabes, pensé que no iría a tu fiesta así que pensé también que no
necesitaría un regalo, el resultado: este horrendo portarretratos.
La verdad, es que TE QUIERO mucho y, de una manera tan especial que esto
no es suficiente. Espero que lo comprendas.
Con cariño, Guillermo.
Llámame
Inmediatamente se encontraban ocho números que dirigían a la casa de Guillermo.
¿Hola? -preguntó Ana con voz temblorosa que escondía la emoción. ¿Por qué tardaste tanto? -con una notoria sonrisa, del otro lado de la línea estaba Guillermo. -Escondiste muy bien la nota. Una parte de mi no quería que la encontraras. ¿Enserio? No
Después de breve silencio solo uno tenia algo concreto que decir.
Te... quiero.
Ana dejo de respirar, no había escuchado esa frase de la boca de Guillermo y, francamente la tomo por sorpresa.
Ehm... ¿me escuchaste en el pasillo? Si, muy bien. Entonces,... sabes que yo también. Que yo también te quiero.
Ay! No, no, no, que cosas tan tontas escribo. La verdad es que así es mi existir. Les confieso que mi problema es que solo imagino una escena y lo demás lo tengo que improvisar. Resultado: estos fiasgos de "Fan fictions".
No me juzguen muy duro, soy de corazón débil.
