Por: Nishi

Dedicado a mis amigas Haima y Kamui que me
animaron a escribir esta historia

Capítulo1...

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Los hospitales... ¿cómo definirlos?... pasillos angostos, blancas paredes, y salitas más o menos solitarias, un lugar de desinterés para algunos, felicidad y angustia para otros... la vida dando inicio y la muerte dando fin, un ciclo interminable...
Los hospitales, Aroma a antisépticos y medicinas... con personas que atraviesan indiferentes los pasillos, indiferentes de aquellas historias que aún se guardan detrás de sus puertas, detrás de cada salita y cada pared....

Chris caminó por el pasillo de la sección oeste del frío hospital, la sección más antigua y deteriorada de todas y según le habían comentado sus compañeros de carrera, la más olvidada también, observó con fastidio la pintura blanca raída y los pasillos oscurecidos, la sensación deprimente inundando el ambiente... Mientras caminaba, el pelirrojo levantó por segunda vez su pequeña libretita de color azul y alzando la vista suspiró con aburrimiento, se detuvo frente a una puerta y arregló con arrogancia su nueva bata blanca, la misma que le hubiese regalado su padre, uno de los mejores cirujanos maxilofaciales del país... comprobó que su lapicera funcionara y que el nombre bordado en la tela blanca fuera leíble, Christopher Granger U.

-... Habitación número 6...- murmuró mientras giraba el picaporte de la puerta e ingresaba a la oscura habitación, esa era su primera semana en aquella unidad y no tenía intenciones de permanecer mucho tiempo en aquel lugar, le hartaban los turnos de noche y ese día andaba de pésimas ganas para hacer rondas nocturnas.

Chris avanzó hasta situarse frente a la cama y tomó la ficha clínica sin ni siquiera observar a su paciente. Examinó la primera hoja -... Ummh... ¡¡¡ahhh puras tonterías!!!...- se saltó a la página de tratamientos y prescripciones médicas, la revisó rápidamente y casi sin interés, leyó las evoluciones médicas -... todo en orden...- escribió algo en las hojas y firmó con su nombre el registro, todo estaba listo y siendo esta su última visita nocturna podía ir y descansar aunque sólo fuese un poco.

~*~~*~~*~~

Chris se incorporó levemente sobre el cómodo sofá reclinable y con la puerta entreabierta, observó adormilado desde la salita de médicos a un grupo de enfermeras correr por los pasillos, no había pasado ni media hora de su ronda nocturna y ya había escándalo, hastiado soltó un leve bostezo y volvió a acomodarse en el sofá para seguir durmiendo, sonrió indiferente, seguramente algún paciente estaba dando problemas, pero eso no le preocupaba, bastaba con que las enfermeras le administrarán un sedante y listo, después de todo ese era el procedimiento a seguir en aquella unidad donde los pacientes eran inestables psíquica y mentalmente.

Pero aún así no podía dormir, con los ojos entrecerrados y fijos en un punto vacío de la habitación, trató de entregarse a los dulces brazos de Morfeo, bufó enojado, sus párpados amenazaban con cerrarse en cualquier momento más una sensación de inquietud no le permitía consumar su añorado deseo. Ya habían pasado varios minutos cuando oyó nuevamente pasos, éstos se acercaban y terminaban justo dentro de la salita donde él se encontraba -... ¡¡¡Granger!!!...- un gritó se dejó escuchar en el pacifico silencio de la habitación y Chris levantó su rostro con pereza para encontrarse con la molesta mirada de Bryan.

El recién llegado, Bryan Wood, era un joven de más menos 25 años, un hombre bastante serio y responsable y al ver a Chris en aquella faceta frunció el ceño, una mueca de reprimenda cruzaba su serio rostro y aún así el pelirrojo lo ignoró volviendo a acomodarse en su confortable asiento.

-... ¡¡¡Christopher Granger te estoy hablando!!!!...- Bryan cruzó los brazos sobre su pecho a lo que el pelirrojo abrió un ojo y le miró con ocio.

-... ¿Qué pasa?...-

-... ¿Qué pasa?... ¿qué pasa?... ¡¡¡lo que pasa es que los turnos son en vigilia pero pareces no comprenderlo, nuevamente te has venido a dormir!!!!!...-

-... ¿Y qué quieres que haga?, sabes bien que las noches en esta unidad son muy latosas, ¿quieres que me quede despierto en este lugar hasta morirme del aburrimiento?...-

-... Es exactamente lo que deberías hacer...- Bryan bajo sus brazos, hablar con Chris y hacerlo entender era verdaderamente agotador, el moreno suspiró y encendiendo la lamparilla de la salita se acercó al pelirrojo hasta que sus rostros estuvieron separados sólo por un par de centímetros. Chris miró al moreno sin ni siquiera pestañear.

-... ¿Me quieres besar acaso?...-

-... ¡¡¡Buaaaa ni lo sueñes!!!, prefiero comer excremento...- Bryan se separó del pelirrojo de un brinco.

-... Wuaaaauuuu, ¡¡¡estás de suerte!!!, te interesará saber que tengo unas muestras de deposiciones refrigeradas que aún no han sido enviadas a laboratorio parasitológico... ¿Gustas?...- Levantándose del sofá se mofó tomando del interior de la despensa que se disponía a un costado de la habitación, un frasquito de unos 10 centímetros que comenzó a agitar de un lado a otro para luego llevarlo a su nariz y olfatearlo -... Hummm, huele delicioso, son de la loquita de la cama cinco, esa rubia a la que no podías quitarle la vista de encima...-

-... No seas cabrón... ya déjate de bobadas y mírame los ojos...-

-... Te miro a lo ojos y luego qué... ¿Te me vas a declarar o algo?...-

-... Por dios no digas estupideces...- Bryan llevó una mano a su cabeza en signo de resignación, a veces no entendía como su amigo podía estar estudiando medicina, miró al pelirrojo ceñudo, Chris era alto, un metro ochenta y algo, 23 años recién cumplidos, afilados y fríos ojos de un extraño color turquesa, entre verde y azul, piel blanca pero levemente bronceada por el sol y un montón de pecas no muy acentuadas en sus mejillas, de cuerpo deportivo... y que decir del genio y la personalidad, un patán de primera, irresponsable, arrogante y burlesco.

Bryan suspiró, sí, ese era su amigo y se conocían desde niños, sus padres eran también buenos camaradas, doctores de renombre en el ambiente médico y ellos queriendo seguir los pasos de sus progenitores habían incursionado en el mismo ámbito... Bryan inspirado por su espíritu altruista y humanitario, con ganas de socorrer al débil y enfermo. Chris inspirado en... el moreno tosió disimuladamente, ¿Chris inspirado en algo para estudiar medicina?, ni el mismo se lo creía, y por eso temía, porque no percibía ningún signo que denotara en su amigo amor por su carrera, y no era que tuviese malas notas en teoría, al contrario a pesar de ser un boludo caprichoso, se esforzaba para ser el primero en clases, sin embargo en la práctica dejaba mucho que desear. Bryan llevó un par de dedos a su sien, conociendo a su amigo de seguro había elegido esa profesión por el dinero y el prestigio que suele tener un médico.

-... ¿Ves este ojo morado?...- recriminó finalmente Bryan notablemente mosqueado -... me lo he ganado por tu culpa...- acercó su rostro a la escasa luz de lamparilla y usando su dedo índice apuntó su ojo derecho teñido de un intenso lila oscuro.

-... Oh!... Vaya... ¿a quien jodiste para que te dejaran semejante verdugón?...- buscó algo en el bolsillo de su bata blanca y extrayendo un cajetilla de tabaco se llevó un cigarrillo a los labios como si se tratase de un simple caramelo.

Bryan alzó una ceja -... ¿No serás capaz?...-

-... ¿De qué?...- Chris encendió el cigarrillo y lanzó la cerilla al suelo sin remordimiento.

-... ¡¡¡Pues de eso!!!...- le quitó el cigarrillo de un manotón y lo aplastó contra la mesita donde descansaba la lampara.

-... Jo... perdón, si querías un cigarrillo te bastaba con pedirme y ya... no era necesario que me lo quitases tan bruscamente...-

-... Al diablo contigo Chris, estamos en un hospital, recuérdalo de vez en cuando... y en cuanto a mi ojo...-

-... Oh sí, jodiste con alguien y venías a recriminarme algo de...-

-... ¡¡¡CHRISSS!!!...-

-... Bien... bien...- el pelirrojo nuevamente se acomodó con pereza sobre el sillón -... Ya entendí, suelta lo que tengas quue decir y listo...-

Bryan suspiró más calmado, al menos ahora tenía la atención de su amigo, se sentó sobre el escritorio y clavó su castaña mirada incluido ojo morado sobre Chris -... Pues sucede que mientras tu te tomaabas una siestecita el señor Jeff Carter ha entrado nuevamente en crisis...-

Chris alzó ambas cejas y miró confundido a su compañero -... ¿Quién?...-

Bryan casi se cayó del escritorio -... Por todos los dioses... ¿es qué ni siquiera conoces a tus pacientes?...-

-... ¿Debo conocerlos?...- el pelirrojo sopló el flequillo de cabello cobrizo que había caído sobre sus ojos -... ¿para qué?... si al final todos están locos...-

Bryan torció su boca en una mueca de poca aceptación -... Chris ellos son tus pacientes, son personas como tú o yo... no son animales ni objetos, espero que entiendas eso...- Chris asintió sonriente pero según Bryan de seguro y no había escuchado ni la mitad de lo que le había dicho.

-... Bueno como te iba diciendo el señor Carter, tu paciente de la sala 2 y por ende tu responsabilidad como practicante médico de turno, tuvo una crisis...-

Chris abrió los ojos como saliendo de un trance -... AHHH... el de la dos, ¡¡¡ya lo recuerdo!!!...-

-... ¿Sí?...- Bryan lo miró con emoción, al parecer aún existía esperanza y su amigo no estaba tan perdido en el mundo, el moreno sonrió satisfecho.

-... El loquito esquizofrénico que alborotaba gritando que conejitos blancos y motuditos querían comérselo...- Chris se hecho e reír a todo pulmón.

Bryan giró los ojos... No, al parecer no había esperanza, suspiró -... ahhh, Chris no tienes remedio... Bueno, sí, ese es el señor Carter, la cosa es que ese es tu paciente y estaba bajo tu responsabilidad... cuando ha entrado en crisis yo y las enfermeras hemos tenido que vérnosla con él, mientras, tú brillabas por tu ausencia y como resultado hemos obtenido, un ojo morado, para ser precisos el mío, dos enfermeras zamarreadas, una con el tobillo torcido y varios golpes.

-... Joooo... ¿Y que más?... ¿qué más?... ¿se puso a gritar por los conejos?...-

-... ¡¡¡CHRISSSS!!!... esto no es gracioso, no somos tus payasos, ni estás viendo una película humorística, imagina que pasaría si nuestro docente guía, el doctor Phillips, se enterase o aún peor el director del hospital o tal vez el decano de la facultad de medicina, de seguro que te expulsan y tu padre te mata...-

Chris dejó de reír -... No les iras a contar ¿verdad?...- por primera vez en toda la charla mantenida con el moreno parecía estar serio de verdad.

-... No, no lo haré, pero debes cambiar tu actitud o seré el primero en dar aviso de estas irregularidades, eres mi amigo y no quiero que te metas en problemas... ¿entendido?...-

Chris asintió agitando su cabeza como un niño pequeño -...Entonces recuerda, es una promesa y...- Pero el inconfundible "Bip" de un localizador comenzó a pitar cortando el discurso de Bryan y el moreno tomó rápidamente el pequeño aparatito de su bolsillo y lo examinó con cuidado.

-... Necesito un teléfono... - se dirigió a Chris con seriedad y el pelirrojo le facilitó su celular sin pensarlo dos veces. Bryan pestañeó, ¿un celular?, ¿Chris no sabía que estaban prohibidos en aquella sección?.

El pelirrojo suspiró -... Lo sé, lo sé, todo el asunto de las ondas que dañan los equipos y el ruido que perturba a los pacientes psiquíatricos, pero tu necesitas un teléfono y es lo único que puedo pasarte en estos momentos...-

-... Yo sólo iba a darte las gracias...- murmuró Bryan sonriendo y marcó un número, habló unas cuantas palabras y luego cortó.

-... ¿Qué sucede?...- preguntó Chris curioso acercándose a su amigo.

-... Me llaman de mi servicio, debo marcharme...-

~*~~*~~*~~

-.... Y cuando entré a la habitación y le encontré tirado ahí en el baño, frío y con los ojos en blanco, me asusté muchisimo...- Explicó llorando a raudales una mujer rechoncha, de mejillas rosadas y vestida con un pañuelo en la cabeza y un delantal con grandes y chillonas flores de colores.

-... ¿Y qué parentesco tiene usted con él muchacho?...- preguntó el agente de policía, un hombre maduro, de contextura robusta y abundante bigote bajo la nariz.

La mujer que observaba al resto de los agentes remover muebles y buscar quizás que cosas en el cuartucho, dio un salto al escuchar la gruesa voz del hombre que la interrogaba.

-... ¿Yo algún parentesco?... no, nada, si apenas le conocía... Pues verá, ese muchacho me tenía muy preocupada, nunca le veía, pasaba encerrado en su habitación y cuando salía casi no hablaba, de seguro y ni comía, la última vez que le vi fue cuando vine a cobrar el arriendo del cuarto, le encontré muy flacucho y con las ojeras muy marcadas...- la mujer sacó un llamativo pañuelo de su bolsillo y sollozo aún con más ganas -... no podía dormir por las noches pensando en ese muchacho y en su seguridad... y hoy cuando he subido a su habitación a traerle algo de alimento me he llevado esta sorpresa espantosa...-

El agente asintió y anotó lo más importante del interrogatorio en una libretilla -... Bueno señora, eso es todo, puede retirarse, más recuerde, no debe salir de la cuidad, tal vez necesitemos de su testimonio en un determinado momento.

La mujer asintió y se retiró llorando y moqueando hasta que sus gemidos se alejaron y no se oyeron más en la habitación. Los tres agentes que trabajaban en el sucio departamento suspiraron aliviados por el silencio y es que la casera del edificio casi les había reventado los tímpanos con sus fuertes y agudos chillidos.

Pero la tranquilidad del ambiente no podía durar mucho, no con el sonido de unas pisadas velozmente marcadas haciendo crujir la madera vieja de las escaleras, ni con el sonido de la puerta azotándose súbitamente en un golpe seco, los agentes suspiraron advirtiendo la llegada del único miembro faltante, frente a la entrada de la habitación un jadeante joven se apoyaba en el marco de la puerta.

El hombre robusto y de abundante bigote se aproximó al recién llegado -... Llegas otra vez tarde James...- los tres agentes que trabajaban desde temprano en el departamento soltaron una disimulada risita.

-... Lo siento jefe, el tráfico estaba espantoso...-

-... Y la vez pasada tenías un familiar enfermo...- crítico el hombre tocando su ancho mentón.

-... Pero jefe, es verdad...- James infló sus mejillas ofendido por el comentario, de su superior, el señor Hayes.

-... Muchacho tienes potencial, pero metete en esa nebulosa y atolondrada cabeza tuya que no vasta con tener habilidades, debes demostrarlas... en mi equipo formo y trabajo con agentes astutos... Sagaz, listo e intrépido, eso es lo que necesito de ti, no un bebé de mamá que se queja por el tráfico y otros asuntos que a mi no me interesan en lo más mínimo... ¡¡¡¿Entendido?!!!...-

James se cuadró serio -... ¡¡¡Si señor!!!...-

-... Bueno vasta de conversa y a trabajar, hay mucho que investigar...- el veterano Hayes le extendió un montón de papeles archivados en una carpeta forrada en cuerina café.

-... ¿Y esto?...- murmuró James recibiendo la carpeta con un dejo de incertidumbre en su pecoso rostro.

-... Nuestro próximo caso, quiero que lo investigues...-

-... Aha...- fue la respuesta James que quitándose las gafas oscuras, que siempre le acompañaban a todas partes no importando el clima ni la estación del año que fuese, hacía un rápida inspección al sucio cuartucho.

-... Ufff que desagradable...- bufó con asco mientras se movía de un lado a otro examinando el lugar -... ni en mis sueños viviría así...- replicó casi tropezando por culpa de unas tablas sueltas en el piso.

-... ¿Se puede saber que diablos sucedió aquí?...-

-... ¡¡¡ CUIDADO !!!...- le gritó uno de los agentes que trabajaban en la habitación.

-... ¿Qué?.... ¿qué sucede?...- preguntó James algo sobresaltado por el grito del rubio. Y en efecto, al tratar de sentarse sobre la cama para revisar la carpeta de su nueva investigación casi había aplastado con su trasero el frasquito azul que descansaba sobre el colchón destartalado.

-... El muchacho Seiler, le hemos encontrado...- habló el agente acercándose a James y guardando con sumo cuidado la evidencia en una bolsa transparente.

-...¡¡¡¿¿¿¿Al hermano de Rei Seiler???!!!!...- James de la impresión casi se atoró, no pudiendo evitar dejar caer sus gafas oscuras al suelo.

-... El mismo...- el rubio se inclinó para recoger las gafas -... Pero no te asombres tan fácilmente, aún falta lo mejor...- y le entregó las anteojos con una mueca sospechosa.

-... ¿A que no adivinas porqué Hayes anda un poco molesto?...-

James se incorporó y acomodó su arma, una pequeña y bella automática con silenciador, en el interior de su sencillo gabardina negra, luego se montó las gafas oscuras sobre la nariz y no terminó de arreglarse hasta haber situado correctamente su corbata oscura sobre el cuello de su camisa blanca y verificar que su placa de agente estuviese donde debía estar -... ¿Nuestro asesino?...-.

-... ¿ Tu que crees?...- y ambos sonrieron con curiosa complicidad.

~*~~*~~*~~

Bryan caminó algo adormilado por el estrecho pasillo del apartamento, aún vestido con su piyama, un pantalón de buzo viejo y una sudadera negra que combinaba a la perfección con unas tiernas pantuflas de peluche de gatito endrino y peludo, con todo y largos bigotitos, sonrió, recordaba lo vergonzoso que había sido recibir aquel regalo de su madre el día de su cumpleaños número veinticuatro y es que Chris que le conocía, sobre todo por su carácter serio y a veces perfeccionista, se había burlado como nunca cuando le vio calzando aquellas pantuflas. Bryan suspiró, sí, lo recordaba, había sido la semana más larga con su pelirrojo amigo burlándose de él a cada rato.

Pero ese era cuento aparte y casi había olvidado el asunto de las pantuflas cuando estuvo frente a una alta puerta de oscuro barniz, Bryan restregó los ojos con su mano para terminar de despertarse, ahora venía algo mucho más cansador, algo de todos los días, a las 6:30 de la mañana se convertía en un reloj despertador humano. Cuando rentó aquel apartamento junto a Chris jamás se imaginó que tendría que hacer esa dura tarea, despertar al pelirrojo era verdaderamente cansador teniendo en cuenta el pesado sueño que tenía, dormía como un tronco pesado, casi nada lo despertaba a excepción del hambre, porque también era un comilón que se embutía todo de un solo mordisco y lo peor es que el muy maldito no engordaba ni un mísero gramo.

Dio un par de golpes y nadie respondió, suspiró, al parecer Chris aún dormía así que giró la perilla e ingresó a la habitación, era un cuartito bastante acogedor, tonos suaves en las paredes, una pequeña mesita de noche junto a la cama de media plaza, un guardarropa de gruesa madera de roble y en un extremo un recatado escritorio con repisas, lugar donde descansaban un montón de libros, y un moderno laptop de color negro, y finalmente bien ubicado se encontraba un gran ventanal con cortinas de tono cremoso.

¿Y dónde estaba Chris?... porque apenas entrando a la habitación se llevó una gran sorpresa al no ver la cabellera color fuego sobresalir entre las sabanas. Se situó juntó a la cama y movió las mantas, definitivamente su amigo no estaba allí, ¿ y si no había llegado anoche?, ¿no durmió en casa?... esa era una buena opción.

-... ¿Qué haces?...- La voz tras de si le hizo voltearse con brinco incluido, Bryan soltó las mantas y su mentón casi cayó al suelo por la impresión que se había llevado, frente a él, un bañado, vestido peinado y pulcro Chris lo miraba con curiosidad. Los ojos del moreno se dilataron, ¿ese era Chris?, no... imposible, imposible, el pelirrojo no se despertaría a tiempo ni aunque anunciaran terremoto o tsunami.

-... ¿Por qué estás despierto?...-

-... No es obvio, hoy tengo turno en el hospital...- murmuró como si fuese lo más natural del mundo

-... Sí, lo del turno lo entiendo, pero, ¿por qué estas despierto?...-

-... Porque tengo que trabajar...-

-... ¿Qué diablos?...- Bryan se acercó a Chris y le dio un pellisquito en el brazo.

-... Auchhhh, ¡¡¡OYE!!!... ¡¡¡¿por qué hiciste eso?!!!...-

-... Para comprobar si eras tu y si estaba teniendo un sueño...-

-... Y por qué no lo compruebas en tu propio cuerpo...- reclamó el pelirrojo sobándose el brazo.

-... ¿Estás enfermo verdad?...- Bryan posó su mano en la frente de Chris -...de seguro es eso, espera, no te muevas que yo voy por un termómetro y...-

-... Bryan no exageres, no estoy enfermo...- Chris salió de la habitación como si nada extraño hubiese pasado y Bryan que estaba a punto de colapsar del asombro, le siguió observando con atención cada movimiento del pelirrojo.

-... ¿A dónde vas?...-

-... A desayunar...-

-... ¿Seguro que estás bien?...-

-... Sí...- Una vez en la cocina Chris se sirvió jugo de naranja y se dispuso a desayunar, pero a los 10 segundos de haberse sentado miró su reloj de pulsera -... mumm, ya es tarde...- agarró una tostada y se puso de pie -... me voy...-

-... ¡¡¡¡¿QUEEEEEE?!!!!....- Bryan confundido clavó su mirada en el reloj de pared, las manecillas marcaban las 7 en punto.

-... ¿Qué te pasa Bryan?... - Chris alzó una ceja y le miró de arriba a abajo -... Si no te alistas rápido vas a llegar tarde al trabajo...- salió de la cocina despidiéndose alegremente con su mano y Bryan estuvo más aturdido cuando oyó la puerta del departamento cerrarse.

Se había levantado, bañado, vestido, incluso se había marchado, antes que él.... ¿Qué le estaba sucediendo a Chris?.... Bryan caminó de un lado a otro revisando en su mente las posibles alternativas.

Opción 1: Se estaba volviendo loco...
Opción 2: Había tomado conciencia después de la charla del otro día...
Opción 3: Había encontrado su espíritu médico...
Opción 4: Alguien había delatado su falta de responsabilidad y ahora trataba enmendar su error, tal vez le estaban sobornando...
Opción 5: Definitivamente se había vuelto loco...

Lo cierto es que Chris había comenzado a comportarse raro hace un par de días y recordaba con exactitud cuando, sí fue aquel día en que...

**** Inicio del Recuerdo****

-... Necesito que me firmes estos papeles para hacer válido el traslado a tu unidad...-

Chris asintió y recibió los documentos que su amigo le ofrecía, los miró de reojo -... ¿Un intento de suicidio?...-

-... Sí... Dean Seiler, adolescente, al parecer entre 15 y 16 años, fue encontrado por la casera de su apartamento, ingresó a Urgencias muy grave, dopado hasta las orejas, altas dosis de alcohol en las venas y con dos sugerentes cortadas en las muñecas, según el informe de la policía, después de intoxicarse con licor y un frasco entero de antidepresivos, trató de cortarse las venas en el baño, ya se le informó a la familia, al parecer huyo de casa y su madre le estaba buscando, aún no conozco los pormenores que le motivaron a realizar el acto suicida, hay que esperar el informe completo de la policía más lo que nosotros podamos averiguar de él mientras esté hospitalizado...-

-... Ahhh, bien... ¿y su condición actual?...- preguntó el pelirrojo mientras ojeaba los documentos de traslado del tal muchacho Seiler a su unidad.

-... Actualmente, en mejores condiciones generales, hemodinamicamente estable, las heridas limpias y sin signos de infección... ah!!! se me había olvidado, también se le transfundieron 2 unidades de glóbulos rojos, traía un hematocrito muy bajo, ya sabes anemia, pedí un control de transaminasas hepáticas y gracias a dios no hay mayor daño en el hígado, teníamos miedo a que hiciera una hepatitis fulminante... Tiene un suero fisiológico a mantención y aún no ha despertado, no sabemos como pueda reaccionar, hay que tenerle vigilado... Ayer solicite una nueva toma de exámenes para evaluar, deben estar en la ficha... ¿me acompañas a buscarlos a la habitación?...-

Chris siguió a su amigo por la sombría sección de Psiquiatría y salud mental donde trabajaba y se detuvo cuando estuvo frente a la habitación número 304.

-... Aquí están...- exclamó Bryan que había ingresado a la habitación y examinaba la ficha clínica
-... El nuevo control sanguíneo arrojo que...- se volteó y fue en ese momento que notó la extraña expresión que se había formado en el rostro de Chris, los ojos del pelirrojo fijos en un punto que no eran ni él ni los exámenes que le estaba mostrando, no, Chris parecía haber caído en un trance, su atención cien porciento dedicada al muchachito que dormía tranquilo en la cama.

-... ¿Chris?...- Bryan le tocó levemente el hombro y nada, volvió a llamarle varías veces y ninguna respuesta, definitivamente su amigo estaba en otro mundo, fue entonces cuando una pícara idea se le vino a la mente.
-... Es lindo ¿verdad?, ¿te gusta?...- preguntó el moreno torciendo en su labios una sonrisa traviesa. Chris sin pensar lo que hacía, asintió con la cabeza.

Bryan enmudeció sorpresivamente, no se esperaba esa respuesta -...¡¡¡¿Te gusta el muchacho?!!!...- preguntó finalmente con un dejo de confusión en su voz.

El pelirrojo dio un saltito y miró a Bryan, en su cara se leía una notable expresión de turbación
-... ¡¡¡¿Qué?.... ¿Qué cosa?!!!!...-

-... Que te gusta...- apuntó al joven de cabello ceniciento -... lo has afirmado...-

-... ¡¡¡No digas tonterías!!!... yo no he dicho nada...- aclaró Chris con las mejillas tan coloradas como su cabello.

-... Entonces, ¿por qué te has puesto nervioso?...-

**** Fin del Recuerdo****

Y Chris había salido del paso diciendo que tenía mucho trabajo, como para estar perdiéndolo con bromitas.

Bryan sonrió porque él sabía que algo extraño le había pasado al pelirrojo, recordó a su amigo arrugar nerviosamente su bata blanca, signo inequívoco que estaba alterado por alguna razón y es que desde niños le había visto repetir la misma maña cada vez que se ponía nervioso por algo, como aquella vez cuando teniendo 8 años, Chris hacía un nudo sus manitos temblorosas sobre su sucia camiseta roja, le había cortado los bigotes a Tora, el gatito de rayas amarillas y cafés, mascota favorita de su madre, sus padres le habían pillado y se había ganado una semana de castigo, o cuando a sus quince años el señor Granger les había descubierto a ambos bebiéndose el Whisky de exportación que era su preferido, o esa vez que llegó la cuenta telefónica acompañada de una cifra donde sobraban los ceros, sí, eran tantas las veces que Bryan le había visto nervioso que podía asegurar completamente sin equivocarse que Chris había sufrido un complicado episodio de nerviositis aguditis.

Quizás el problema era una sexta opción: Se había enamorado... Bryan tanteó en su mente la nueva alternativa... ¿Chris el irresistible señor yo soy el sexy y tengo a todas a mis pies?, ¿enamorado?... ¿Y de un muchachito?... ¡¡¡Imposible!!!... La quinta opción parecía más sensata y el moreno sonrió, su amigo definitivamente se había vuelto loco.


~*~~*~~*~~

Todo era frío, tan helado que un vaho blanquecino escapo de sus labios, como el hielo.... y vio más adelante entre las negruras de los espacios muchisimas sombras, sombras que se movían cabizbajas a su alrededor dando vueltas y vueltas, rodeándole y cerrándole el paso, y trató de moverse, de salir de ese encierro más cuando lo intentó, una de las sombras le empujó y cayó al suelo sin poder moverse, ahora sus piernas estaban entumecidas y temblaban sin tener control sobre ellas.

Fue en ese momento cuando finalmente lo vio entre las lúgubres figuras que se movían sin parar y todo su ser dio un vuelco de 360 grados, allí estaba Rei, con ojos apagados y tan pálido que parecía una muñeca de porcelana marchita y deslucida, sus cabellos rubios casi cenizas enlodados y pegoteados, la ropa sucia, rasgada y ensangrentada., su bello rostro cruzado por un feo corte que no dejaba de sangrar... Y murmuraba algo, más él no le escuchaba.

El rostro aterrado de Rei le miró, dolor en sus ojos, angustia y miedo en su semblante y su boca volvió a moverse, y en ese instante logró leer de sus labios un "ayúdenme por favor".

Y quiso acercarse a su hermano, sintiendo una asfixiaste sensación de locura apoderándose de todo su ser, pero sus piernas no se lo permitieron y trató de arrastrarse pero sus brazos tampoco tenían fuerzas y Rei fue halado y devorado por las sombras hasta que no quedo nada de él, hasta que todo se volvió negro.

Dean alzó sus manos y su rostro se desfiguró en una mueca de demencia, sangre, en sus manos había sangre, la sangre de Rei. "Asesino" le grito una vocecita acusadora en su mente, "asesino, eres culpable"....

Finalmente los rayos de luz ingresaron a la habitación y la figura menudita que inquietamente se revolvía con desesperación entre las sabanas se tensó y abrió los ojos sorpresivamente, un grito mudo y atorado en su garganta le impidió respirar un par de segundos.

Dean llevó su mano al pecho tratando de calmar al punzante y molesto golpeteo de su acelerado corazón, fue entonces que un agudo dolorcito en sus muñecas hizo efecto sobre sus sentidos, algo picaba y molestaba en aquella zona de su piel, respiró aceleradamente tratando de fijar su mirada nublada, sólo claridad borrosa y figuras imprecisas frente a sus orbes color miel... ¿Era aquel el infierno?... ¿ya estaba muerto?... Luego todo blanco, parpadeó varias veces y fijo la vista en un delicado haz de luz amarilla, rojiza, tenue, que iluminó débilmente la habitación, ¿habitación?, su respiración se detuvo por segunda vez, ¿dónde estaba?... algo dolió en su interior, algo que le hizo darse cuenta de su triste realidad. Se sentó de un tirón y todo en su cabeza se revolvió, llevó una mano a su boca para impedir que el estomago le devolviese su contenido... ¿Estaba muerto?, ¿estaba muerto? ¿verdad?.

Se puso de pie y caminó dos pasos luego algo le impidió moverse con soltura, ¿un cable?, ¿en su brazo?, vio todo borroso nuevamente pero eso no le impidió retirar la manguerita clavada a su piel, sintió algo liquido emanar de ese lugar.


~*~~*~~*~~

Chris caminó pausadamente y con un vasito de café muy caliente entre sus manos, hizo varios movimientos cambiando el jarrito de una mano a otra, el envase de plástico delgado quemaba y no pudo evitar soltar un quejido cuando unas gotitas del negro brebaje cayeron sobre su dedo pulgar.

Soltó un suspiro de resignación, esa mañana había sido, ¿cómo decirlo?... muy incomoda, todo comenzó con Bryan, siguiendo luego con el portero, algunas enfermeras, la señora del casino, hasta el auxiliar de servicio, todos ellos le habían visto con turbación, y no habían dejado de hacerle preguntas tontas a cada rato... Sí, había llegado temprano ¿y qué?, ¿qué malo había en eso?... Bueno aunque aquello de ser responsable nunca se le había pintado mucho a él, pero era tiempo de girar la página y empezar una nueva, recordó las palabras de Bryan... "debes cambiar tu actitud o seré el primero en dar aviso de estas irregularidades, eres mi amigo y no quiero que te metas en problemas... ¿entendido?".

Suspiró, ser responsable, sería algo difícil, él amaba vegetar, disfrutaba del ocio, pero había dado su palabra. Ser responsable, de ahora en adelante se levantaría temprano, realizaría sus visitas médicas a la hora y dejaría de dormir en las noches de turno, algo se revolvió en su estomago, ¡¡Huy!! dejar de dormir, eso si que le dolía en lo más profundo del alma. Cerró sus ojos y bajó los hombros como un muchachito castigado, había dado su palabra y un hombre siempre cumple lo prometido.

Levantó su muñeca y revisó la hora en su reloj de pulsera, ya era tarde, sus pacientes esperaban por la visita diaria. De repente una carita angelical invadió sus pensamientos... ¿Habría despertado?, se sorprendió a si mismo, el café ya tibio caía por los bordes del vasito, estaba temblando, ¿por qué?...

"¿Te gusta?".... la pregunta de Bryan se le vino a la mente y trató de estudiarla... ¿le gustaba?, ¿y que pasaría si le gustaba?, era lindo, pero... Chris movió su cabeza y desordenó su roja cabellera con una mano, sólo pensaba tonterías, ¿cómo podía gustarle un muchachito?, además, ¡¡¡era su paciente!!!. Bufó molesto, toda la culpa la tenía Bryan y sus tontas preguntas, lo había confundido, y a él no le gustaba tener su cabecita hecha un lío.

El sonido de una sirena afuera le hizo volver al mundo, miró a su alrededor y se dio cuenta que había perdido como 15 minutos pensando tonterías parado en el pasillo que colindaba con su servicio, el café se le había helado y al tratar de sorber un poquito, casi lo escupe, sabia muy mal, amargo y frío.

Unos pasos resonaron en el pasillo y Chris levantó la vista, una figura masculina salía con tranquilidad por la puerta que conectaba a su unidad. El pelirrojo alzó una ceja, y le miró curioso, ¿qué hacía ese hombre saliendo de la sección de Psiquiatría a esas horas?, aún no era tiempo de visitas.

El pelirrojo le vio acercarse con paso lento y despreocupado, el hombre era joven y bastante más alto que él, cabello azabache, cortó y desordenado y en la parte baja de la nuca algunos mechoncitos rizándose levemente, piel color canela suave, singulares ojos marinos tras unas gafas de marco delgado y plateado. Vestía pantalones de sastre negros, un chaleco de tejido casero gris muy oscuro y sobre éste una chaqueta bastante ancha y del mismo tono que los pantalones.

-... Lo siento pero... no puede acceder a la sección fuera del horario de visita...- se ubicó frente al hombre y le encaró con seriedad.

El hombre le sonrió apaciblemente y el pelirrojo le devolvió el gesto al notar el amigable semblante que tenía, algo en él le llamaba su atención, tal vez su aire hogareño.

-... Oh!!... discúlpeme, estaba preocupado por un paciente que se hospitaliza aquí, no podía irme hasta verle bien, no volverá a pasar...- Chris asintió con una semi-sonrisa, como enojarse con aquel sujeto tan amable. Fijó su mirada en los azules ojos del hombre, tuvo la sensación de estar siendo atraído por un profundo y pacífico mar.

-... ¿Está usted bien doctor?...- una corriente fría recorrió la espina del pelirrojo, el trigueño le sujetaba el hombro con una mano, nuevamente se había volado en sus pensamientos.

-... AH...yo...- Chris dio un saltito, el sonido de cristales y gritos provenientes desde pasillo contiguo le hicieron voltearse preocupado... el pelirrojo se inclinó levemente y se despidió del hombre que también miraba la puertecita curioso, entonces se adentró presuroso en su servicio, ¿Qué estaba sucediendo?.


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Continuará....