Ginny se sintió un poco mejor después de hablar con su madre y con Hermione y ante ellas demostraba un poco más de entusiasmo pero pasaba largas horas encerrada en su habitación y sobre todo muchas noches llorando por su amor.

11 meses antes

Hermione se sentía incapaz de hacer nada para que Ginny saliera de la depresión en la que había caído, sabía que sería completamente inútil hablar con Harry porque de buena fuente se había enterado que estaba saliendo con Cho Chang otra jugadora de Quidditch que curiosamente era ex alumna de Hogwarts y ex novia de Harry. Se sentía enojada con su amigo por su forma de proceder y su falta de sensibilidad pero no podía echarle toda la culpa ya que sabía que una relación es de dos. También sentía miedo del momento en el que Ginny se enterara de la nueva relación de Harry así que hizo circo, maroma y teatro para evitar el tema, actos que le funcionaron bastante bien hasta transcurrido un mes ya que la chica aún no sabía nada hasta que un día...

-¿Vas a ir a trabajar?- preguntó la joven castaña

-Si, llevo casi un mes sin ir y me la han pasado en el Ministerio por que saben que soy buena o mas bien por que no hay nada importante que atender jajajajaja, pero igual no me puedo aprovechar-

-Jajajajaja tienes razón, bueno amiga me alegra verte de mejor humor a ver si vamos a almorzar en la tarde ¿te parece?-

-Claro, nos vemos-

-Bye-



Ginny salió con un poco más de ánimos camino al Ministerio de Magia. Cuando llegó todo parecía igual que siempre, entró a su oficina y de inmediato llego Dean Thomas, su compañero y ex novio que aún la pretendía, a darle la bienvenida

-Ginny ¡que maravilla tenerte de vuelta!-

-¿Qué tal Dean?-

-Pues aquí pero tu dime ¿cómo estas?-

-Bien, gracias-

-Si te ves bien, muy bien, sinceramente pensé que estarías bastante mal después de que Harry comenzó a salir con Cho pero por como te veo estas mejor que nunca, me alegra muchísimo que no te haya afectado-

Dean acababa de lograr que todo el trabajo de un mes de Hermione para que Ginny no se enterara de nada acerca de la relación de Harry con Cho se fuera a la basura en menos de dos minutos. El semblante de Ginny cambió por completo y lo poco que había logrado en contra de su depresión también se fue a la basura con aquel comentario. Dean al ver la cara de Ginny entendió de inmediato que su comentario había estado por completo fuera de lugar y se fue antes de que Ginny pudiera contestarle o incluso preguntarle algo.

Después de algunos minutos Ginny salió de su trance y cuando parecía que iba a romper a llorar tomo su cartera y salió del edificio casi corriendo, como huyendo de todo lo que le significaba en ese momento.

Anduvo caminando por las calles sin saber a ciencia cierta a donde ir, estaba sin estar y después de caminar y mirar 

varios aparadores y tiendas a lo lejos vislumbró una dulcería a la que decidió entrar y comprar una gran dotación de ranas de chocolate que se sentó a comer (N/A o mejor dicho devorar ¬¬´) en un parque en un intento desesperado por sentirse un poco mejor. Cuando terminó entró a comprar una escoba nueva y después compro túnicas de todos colores y tipos, desde la más simple hasta una elegantísima que le costo una fortuna y después ya cansada y habiéndose dado cuenta de que ni los chocolates ni la ropa ni mucho menos la escoba habían podido llenar el enorme vacío que sentía en aquel momento decidió que era el momento de tomar medidas más drásticas y se encamino al "Golden Phoenix" un bar ubicado en la zona más lujosa de la ciudad mágica en donde Ginny vivía y que estaba a tan solo una cuadra de su apartamento. Ya había ido ahí antes con sus amigas pero a celebrar o simplemente a divertirse, nunca por la razón que en aquel momento la atormentaba, nunca se imagino que llegaría a ese extremo.

Cuando entró ya eran las 10 de la noche lo que aseguró que hubiera gente suficiente. Se sentó en la barra y dejando de lado las bolsas de sus compras pidió un café irlandés, comenzó a repasar cosas en su cabeza, a recordar momentos pasados en los que fue feliz… estaba tan perdida en sus pensamientos que nunca notó quien era el chico que estaba sentado a lado suyo.