Capítulo 5 .- El lago de las hadas
La luna llena estaba medio oculta bajo unas finas nubes que estaban esparcidas por todo el cielo oscuro. Un apuesto muchacho de 17 años salía de la casa de los Senescales. Todos lo guardias le saludaban cortésmente. Boromir, el hijo mayor del Senescal de la ciudad se había ganado la admiración de todos, aún con su joven edad. Había ayudado a elaborar numerosas estrategias militares que habían servido para derrotar a los hombres salvajes que vivían en las montañas, los sureños.
Boromir atravesó el patio interior y salió a la calle principal de la ciudadela. Estaba preocupado por su hermano, pues cuando se había levantado esa mañana ya no estaba en la cama.
- ¿Has visto a mi hermano Belegond? - el soldado estaba junto a su hijo Beregond en la puerta, vigilando que nadie entrara en la casa de los Senescales
- Salió esta mañana muy temprano en dirección al bosque, aunque no dijo nada. Parecía ir con mucha prisa - respondió el hombre
- Mmmm... muchas gracias. Voy a ver si le encuentro - el muchacho se dirigió en el bosque donde, cuando eran pequeños jugaban con su amiga Aredhel.
Suspiró al pensar en su amiga. Ya habían pasado 5 años desde ese día en el que apenas avisó que se iba. Y casi no habían vuelto a saber de ella. Creyó recordar que en ese tiempo sólo le habían llegado 10 cartas suyas.
Salió de la ciudadela por el camino del oeste, el que conducía directo al bosque, y pronto lo pudo divisar. Era un bosque grande y frondoso, con muchos árboles que eran perfectos para escalar. Cuando su madre aún vivía le había contado que vivían hadas en el bosque, y que cantaban con una voz que nada tenía que envidiar a la de los ruiseñores. Aunque él no creyó nunca esos cuentos para ir a dormir.
Poco tiempo después ya se estaba internando por el sendero hacia el bosque. Se oía un búho solitario ulular entre la espesura. Boromir recorrió con la vista todo a su alrededor. Hacía mucho tiempo que no se acercaba a este lugar, últimamente había tenido demasiado trabajo. Y pensándolo bien... tampoco se había preocupado demasiado por Faramir.
Creyó notar una presencia a su espalda y desenvainando su espada rápidamente se dio la vuelta, pero para su sorpresa, ahí no había nada. Aguzó el oído para ver si escuchaba algo, pero sólo se seguía oyendo el búho
- ¡Faramir! ¿Estás ahí? ¡Tengo que decirte algo! - no sabía muy bien porqué, la idea de internarse más en el bosque esa noche no le gustaba especialmente
Casi se muere del susto cuando la cabeza de su hermano apareció boca debajo de entre las hojas de un árbol cercano
- No grites - le dijo en un susurro
- ¿Qué ocurre? - preguntó sorprendido su hermano mayor en el mismo tono de voz
- Estoy intentando ver a las hadas que viven en este bosque, pero no debes hacer ruido, que si no, no los vamos a ver nunca
- ¿Hadas? Eso son cuentos de niños - dijo Boromir frunciendo el ceño
- Piensa lo que quieras, pero no hagas ruido - dijo Faramir bajando de un salto del árbol
Boromir observó sin decir nada como su hermano se dirigía hacía unos matorrales cercanos y de ahí sacaba un pequeño bulto. Pronto distinguió que eso era comida.
- ¿Quieres? - le ofreció él
- No gracias, yo ya he comido... en casa - dijo Boromir en tono de reproche
- Entonces puedes hacerme un favor. Sube al árbol, desde ahí verás un lago, que es el lago de las hadas, y si ves a alguna, me avisas
El muchacho subió al árbol protestando, pues creía que su hermano pequeño ya estaba lo suficientemente mayor para seguir creyendo en hadas y en este tipo de cosas. Subió por las ramas hasta que distinguió, no muy lejos de ahí, el lago que Faramir le había indicado. Pero allí no había nadie
- No hay nadie Faramir ¿puedo bajar ahora? - dijo desde lo alto
- Tu vihila ta que yo cabe de cmer. Sólo erá un momento - dijo su hermano con la boca llena
- Está bien - dijo con un suspiro de resignación. Se acomodó en una de las ramas como pudo y dirigió su mirada al cielo, pues estaba seguro que ninguna hada aparecería.
No pasó mucho rato hasta que Faramir le indicó que ya había terminado y que podía bajar
- ¿Has visto algo? - quiso saber
- Por supuesto que no... ¿no te lo...? - Boromir se detuvo a media frase, al ir a bajar del árbol había dado una última mirada al lago, y se había percatado que había alguien allí. Y cuando se fijó más, se dio cuenta de que era una chica, o eso parecía desde esa distancia
El muchacho se quedó mirando fijamente a la chica. Tenía una larga melena ondulada negra como la noche, y la piel pálida. No le podía ver bien la cara, pero imaginó que debía ser muy linda. Tan absorto estaba mirando a la chica que no oía las llamadas de su hermano desde debajo del árbol
Pero en cuanto vio que la chica empezaba a quitarse su vestido blanco, pues estaba claro que tenía intención de bañarse en el lago, se puso nervioso, le fallaron las piernas y cayó junto a su hermano con un gran estrépito
- ¿Se puede saber que viste? ¿Porqué no contestabas? ¿Has visto a las hadas?
Pero antes de que Boromir tuviera tiempo a contestar se vieron rodeados por tres arqueros. Pudieron comprobar rápidamente que eran Elfos de los bosques.
- No conozco demasiadas costumbres de los Edain, pero creo que espiar a damas mientras se bañan no estaba entre ellas. - dijo uno de los arqueros
- No... No era nuestra intención - dijo Boromir un tanto asustado
- Eso lo tendréis que explicar a nuestro jefe, pues era a su hija a la que estabais espiando. Vais a tener que acompañarnos - dijo el Elfo de nuevo
Mientras los dos hermanos seguían cabizbajos a los tres Elfos, Boromir le murmuró a Faramir
- ¿Con que lago de hadas eh? ¡Maldita sea! Tenia que ser precisamente el lago donde se bañaban los malditos Elfos de este bosque!
- No lo sabía....
- Claro, pero creo que ya eres o bastante mayorcito para continuar creyendo estas absurdas historias de hadas
Pronto llegaron a una pequeña ciudad que debía ser donde vivían los Elfos dentro de aquel bosque. Boromir se sorprendió que con las veces que él, Faramir y Dhel habían estado jugando ahí de niños no hubieran visto nunca a ningún Elfo. Faramir, por el contrario estaba maravillado. Le encantaban las cosas relacionadas con los Elfos, y a menudo su padre se enfadaba con él porqué le gustaba más estudiar las costumbre elficas que las de los guerreros de Minas Tirith.
La ciudad del Bosque estaba formada por diversos árboles con sus correspondientes flets donde habitaban los Elfos. En el árbol más alto de todos estaba el flet que pertenecía al jefe de la ciudad, y fue allí donde los dos hermanos fueron conducidos. Se quedaron un tanto abochornados ante la presencia de autoridad que desprendía el Elfo que estaba ahí acomodado. Tenía el pelo negro y los ojos muy oscuros también, muy distinto a los Elfos de aspecto amigable y de cabellos rubios como el oro, que tanto Boromir como Faramir habían visto por la ciudadela.
- Déjame hablar a mi - le susurró Boromir a su hermano
- Según me han dicho estabais espiando a mi hija. Eso entre nosotros se paga muy caro - dijo el Elfo
- Ha habido una confusión señor. Nosotros sólo estábamos recogiendo algunas manzanas de los árboles para comer como postre. No vimos nada. Yo me resbalé y cuando quise darme cuenta, ya tenía a tres de vuestros arqueros alrededor de mi hermano y mío - mintió Boromir
- Lamento decirte jovenzuelo que no te creo. Para nosotros la palabra de un mortal tiene poco valor - dijo el jefe con desprecio
En este momento, una figura apareció en el flet. Era la Elfa del lago. Boromir pudo comprobar, que, efectivamente como había supuesto, era bonita, y además tenía los ojos de un color entre verde y gris que le quedaban en perfecta armonía con su oscura melena.
- Yo les creo papá. Está bien. No ha pasado nada malo - dijo con una voz melodiosa
- Pero Sindezella.... ¡Te han faltado al respeto! ¡No puedo permitir que hagan eso! - dijo su padre
- Ya no soy una niña! Yo misma puedo decidir si han hecho algo malo o no, y digo que olvidemos este incidente y que les dejes volver a su casa. No hay más que hablar - dicho eso, la Elfa descendió del flet y los tres arqueros y el jefe quedaron en silencio observando a Boromir y a Faramir
- Bueno, podéis iros. Pero otra vez no vais a tener tanta suerte. Liudë, Tundar y Vorwë os acompañarán a los limites del bosque - dijo el jefe levantándose y desapareciendo por otro lado del flet
Los tres arqueros les indicaron con un movimiento de cabeza que les siguieran. Una vez estuvieron de nuevo en el suelo, mucho más seguros, Boromir se dio cuenta de que la Elfa seguía cerca de allí.
- Gracias - le dijo el muchacho mirándola sonriente
- Uman na (de nada)
La Elfa se alejó sin decir nada más, y Boromir volteó para seguir a los tres Elfos y a su hermano. Pronto llegaron al límite del bosque y antes de medianoche ya estaban entrando en la ciudadela
* * *
Al día siguiente Boromir se despertó temprano. Le tocaba guardia por el bosque ese día. No era una cosa que le hiciera especial gracia, pero debía hacerlo. Ahora que su padre ya le dejaba participar plenamente en las maniobras militares y le había permitido incorporarse a la guardia de la ciudad no podía fallarle.
Se reunió delante de la torre blanca de Ecthelion con los demás miembros de la guardia y se dirigieron al bosque. Una vez ahí, el muchacho no pudo dejar de pensar en los incidentes de la noche anterior.
Se alejó un poco de los demás, pues hacía tiempo que las cosas estaban muy tranquilas y no creía que nada malo fuera a pasar esa soleada mañana de verano
- ¿No entiendes las cosas cuando te las dicen? - Boromir oyó que alguien decía, pero por mucho que buscó a su alrededor no vio a nadie.
- ¿Quién anda ahí? - preguntó cuando no vio a nadie
De repente y sin previo aviso, una Elfa asomó cabeza debajo de entre las ramas del árbol que estaba justo al lado del muchacho. La reconoció. Era la hija del jefe de la ciudad del bosque
- Mi padre te dijo que no volvieras por aquí - dijo ella frunciendo el ceño
- Estoy de guardia, puesto que soy hijo del Senescal de Minas Tirith y hoy me han destinado aquí - dijo Boromir con orgullo, pensando que así intimidaría a la Elfa
- Impresionante... - dijo ella con sarcasmo - Pues vale más señor hijo del Senescal de Minas Tirith que está de guardia en este bosque que mi padre no te vea aquí
- No puede hacerme nada. El bosque no es suyo - replicó Boromir
- Lo sé, pero es muy cabezota - la Elfa sonrió por primera vez
- Todos los padres lo son - añadió el muchacho sonriendo también
La Elfa bajó de un salto del árbol.
- Me llamo Sindezella, pero mis amigos me llaman Sinde, o eso harían si los tuviera. ¿Cómo te llamas tu?
- Boromir
- ¿Te importa que me quede por aquí a hablar un poco contigo? En la ciudad me aburro. No hay Elfos de mi edad
- Es que estoy trabajando....
- Entonces nada, da igual. Adiós - la Elfa se giró para irse en dirección contraria
- Pero no hay demasiado trabajo, si es sólo un rato.... - dijo Boromir cuando ella sólo se había alejado unos pasos
Sindezella se giró sonriente.
- No te voy a entretener mucho rato, tranquilo
* * *
Faramir miraba con nerviosismo como Eryn se paseaba nerviosa por el salón. La chica se había arreglado a conciencia, se había vestido con un lindo vestido en tonos grises y plata y se había recogido su melena rubia como el oro
- No puedo entenderlo... ¿Cómo puede haber olvidado que habíamos quedado? - dijo la chica con enfado
- Es que es muy despistado.... Además, últimamente le están dando mucha autoridad en la guardia y con tanto trabajo no puede acordarse de todo - Faramir intentó disculparse
El chico no estaba acostumbrado a esta clase de situaciones. Normalmente cuando Boromir quedaba con alguna chica era puntual. Faramir envidiaba a su hermano. Tenía tanto éxito con las chicas! Incluso desde antes de que se empezara a interesar por ellas.
Pero antes de que Eryn tuviera tiempo a protestar de nuevo Boromir entró precipitado en el salón.
- ¡Lo siento muchísimo! Es que encontramos a unos orcos en el bosque durante la guardia y esto nos demoró más de lo previsto - mintió el muchacho a la perfección
- ¡Espero que no pasase nada grave! - dijo la chica que instantáneamente había olvidado su enfado
- Los orcos nunca suponen un problema, pero son duros de pelar - dijo Boromir dándose importancia - ¿Vamos?
- Por supuesto - Eryn le dedicó una deslumbrante sonrisa y ambos se fueron
Faramir lanzó un suspiro y tras echarles un último vistazo volvió a sus obligaciones.
* * *
Faramir y Denethor cenaban en silencio en el gran comedor. La silla que siempre ocupaba Boromir estaba vacía.
- ¿Dónde está tu hermano? - preguntó el Senescal rompiendo el silencio
- Ha salido con Eryn - explicó Faramir
- Una hermosa muchacha, y de buena casa. Tu hermano sabe elegir. A ver si aprendes de él - dijo Denethor
Faramir estaba muy acostumbrado a esa especie de trato. Para su padre todo lo que hacía Boromir era perfecto, y él tenía que tomar ejemplo
- Tengo una noticia que darte hijo - dijo su padre dando a conocer el verdadero motivo de porqué había empezado una conversación con su hijo menor - Voy a nombrarte Capitán de los Montaraces de Ithilien
Faramir miró sorprendido a su padre
- ¿No soy demasiado joven para eso?
- Nunca se es demasiado joven para abarcar más responsabilidad. Pero no vas a trasladarte a Osgiliath hasta que estés bien preparado. Mañana vas a empezar un duro entrenamiento mientras yo escogeré a los hombres que te acompañarán y que junto a los que allí ya habitan te ayudarán en la protección de ese lugar
- Me honra que hayas pensado en mi para ese cargo - dijo Faramir sonriente
Y en ese momento, se sintió orgulloso que su padre le diera ese cargo a él y no a Boromir.
- Te prometo que no voy a defraudarte padre - dijo el chico emocionado
- Eso espero Faramir
* * *
Era ya muy tarde cuando Boromir regresó. Encontró a su hermano sentado en la cama examinando con cuidado un mapa de Osgiliath.
- ¿Qué haces? - preguntó acercándose
- Es que voy a trasladarme a Ithilien dentro de poco, y estoy examinando la zona - explicó emocionado su hermano
- ¿Qué te vas a Ithilien? ¿Por qué? - aunque no le gustara admitirlo, a Boromir no le gustaba la idea de separarse de su hermano
- Voy a ser el capitán de los montaraces allí
- ¿En serio? ¡Es fantástico! Felicidades! - Boromir sabía lo que significaba para Faramir eso. Sabía lo importante que era para él que su padre hubiera confiado en él, y no sintió envidia. Al fin y al cabo, a él lo necesitaban en la ciudadela
- ¿Y que tal con Eryn? - preguntó Faramir cambiando de tema
- Bien - aunque no sonó demasiado entusiasta
- ¿Qué ocurre? - el chico que conocía demasiado bien a su hermano lo miró arqueando una ceja y esperando una explicación - Creí que Eryn te gustaba
- Si, yo también lo creía.... - Boromir se tumbó en la cama - Aunque no tengo ganas de hablar de eso, estoy cansado y quiero descansar un poco si no te importa...
Y muy poco rato después, ya se había dormido.
* * *
Bueeeeeeeeeeeeno! Perdón por las increíbles demoras, pero no estaba muy inspirada que digamos y además tampoco he tenido mucho tiempo... ya saben, estudios y todo eso. Espero que les haya gustado! La verdad no pude resistirme a la tentación de que aparecieran Elfos.... ¡es superior a mi!
Sólo una pequeña aclaración para aquellos que no lo sepan, Osgiliath es la ciudad donde se encuentra minas Ithilien que por entonces aún no había sido tomada por los orcos.
Nada más por ahora, ¡espero que les haya gustado! Y que dejen reviews! Prometo no tardar tanto con el próximo!!!!
* * *
La luna llena estaba medio oculta bajo unas finas nubes que estaban esparcidas por todo el cielo oscuro. Un apuesto muchacho de 17 años salía de la casa de los Senescales. Todos lo guardias le saludaban cortésmente. Boromir, el hijo mayor del Senescal de la ciudad se había ganado la admiración de todos, aún con su joven edad. Había ayudado a elaborar numerosas estrategias militares que habían servido para derrotar a los hombres salvajes que vivían en las montañas, los sureños.
Boromir atravesó el patio interior y salió a la calle principal de la ciudadela. Estaba preocupado por su hermano, pues cuando se había levantado esa mañana ya no estaba en la cama.
- ¿Has visto a mi hermano Belegond? - el soldado estaba junto a su hijo Beregond en la puerta, vigilando que nadie entrara en la casa de los Senescales
- Salió esta mañana muy temprano en dirección al bosque, aunque no dijo nada. Parecía ir con mucha prisa - respondió el hombre
- Mmmm... muchas gracias. Voy a ver si le encuentro - el muchacho se dirigió en el bosque donde, cuando eran pequeños jugaban con su amiga Aredhel.
Suspiró al pensar en su amiga. Ya habían pasado 5 años desde ese día en el que apenas avisó que se iba. Y casi no habían vuelto a saber de ella. Creyó recordar que en ese tiempo sólo le habían llegado 10 cartas suyas.
Salió de la ciudadela por el camino del oeste, el que conducía directo al bosque, y pronto lo pudo divisar. Era un bosque grande y frondoso, con muchos árboles que eran perfectos para escalar. Cuando su madre aún vivía le había contado que vivían hadas en el bosque, y que cantaban con una voz que nada tenía que envidiar a la de los ruiseñores. Aunque él no creyó nunca esos cuentos para ir a dormir.
Poco tiempo después ya se estaba internando por el sendero hacia el bosque. Se oía un búho solitario ulular entre la espesura. Boromir recorrió con la vista todo a su alrededor. Hacía mucho tiempo que no se acercaba a este lugar, últimamente había tenido demasiado trabajo. Y pensándolo bien... tampoco se había preocupado demasiado por Faramir.
Creyó notar una presencia a su espalda y desenvainando su espada rápidamente se dio la vuelta, pero para su sorpresa, ahí no había nada. Aguzó el oído para ver si escuchaba algo, pero sólo se seguía oyendo el búho
- ¡Faramir! ¿Estás ahí? ¡Tengo que decirte algo! - no sabía muy bien porqué, la idea de internarse más en el bosque esa noche no le gustaba especialmente
Casi se muere del susto cuando la cabeza de su hermano apareció boca debajo de entre las hojas de un árbol cercano
- No grites - le dijo en un susurro
- ¿Qué ocurre? - preguntó sorprendido su hermano mayor en el mismo tono de voz
- Estoy intentando ver a las hadas que viven en este bosque, pero no debes hacer ruido, que si no, no los vamos a ver nunca
- ¿Hadas? Eso son cuentos de niños - dijo Boromir frunciendo el ceño
- Piensa lo que quieras, pero no hagas ruido - dijo Faramir bajando de un salto del árbol
Boromir observó sin decir nada como su hermano se dirigía hacía unos matorrales cercanos y de ahí sacaba un pequeño bulto. Pronto distinguió que eso era comida.
- ¿Quieres? - le ofreció él
- No gracias, yo ya he comido... en casa - dijo Boromir en tono de reproche
- Entonces puedes hacerme un favor. Sube al árbol, desde ahí verás un lago, que es el lago de las hadas, y si ves a alguna, me avisas
El muchacho subió al árbol protestando, pues creía que su hermano pequeño ya estaba lo suficientemente mayor para seguir creyendo en hadas y en este tipo de cosas. Subió por las ramas hasta que distinguió, no muy lejos de ahí, el lago que Faramir le había indicado. Pero allí no había nadie
- No hay nadie Faramir ¿puedo bajar ahora? - dijo desde lo alto
- Tu vihila ta que yo cabe de cmer. Sólo erá un momento - dijo su hermano con la boca llena
- Está bien - dijo con un suspiro de resignación. Se acomodó en una de las ramas como pudo y dirigió su mirada al cielo, pues estaba seguro que ninguna hada aparecería.
No pasó mucho rato hasta que Faramir le indicó que ya había terminado y que podía bajar
- ¿Has visto algo? - quiso saber
- Por supuesto que no... ¿no te lo...? - Boromir se detuvo a media frase, al ir a bajar del árbol había dado una última mirada al lago, y se había percatado que había alguien allí. Y cuando se fijó más, se dio cuenta de que era una chica, o eso parecía desde esa distancia
El muchacho se quedó mirando fijamente a la chica. Tenía una larga melena ondulada negra como la noche, y la piel pálida. No le podía ver bien la cara, pero imaginó que debía ser muy linda. Tan absorto estaba mirando a la chica que no oía las llamadas de su hermano desde debajo del árbol
Pero en cuanto vio que la chica empezaba a quitarse su vestido blanco, pues estaba claro que tenía intención de bañarse en el lago, se puso nervioso, le fallaron las piernas y cayó junto a su hermano con un gran estrépito
- ¿Se puede saber que viste? ¿Porqué no contestabas? ¿Has visto a las hadas?
Pero antes de que Boromir tuviera tiempo a contestar se vieron rodeados por tres arqueros. Pudieron comprobar rápidamente que eran Elfos de los bosques.
- No conozco demasiadas costumbres de los Edain, pero creo que espiar a damas mientras se bañan no estaba entre ellas. - dijo uno de los arqueros
- No... No era nuestra intención - dijo Boromir un tanto asustado
- Eso lo tendréis que explicar a nuestro jefe, pues era a su hija a la que estabais espiando. Vais a tener que acompañarnos - dijo el Elfo de nuevo
Mientras los dos hermanos seguían cabizbajos a los tres Elfos, Boromir le murmuró a Faramir
- ¿Con que lago de hadas eh? ¡Maldita sea! Tenia que ser precisamente el lago donde se bañaban los malditos Elfos de este bosque!
- No lo sabía....
- Claro, pero creo que ya eres o bastante mayorcito para continuar creyendo estas absurdas historias de hadas
Pronto llegaron a una pequeña ciudad que debía ser donde vivían los Elfos dentro de aquel bosque. Boromir se sorprendió que con las veces que él, Faramir y Dhel habían estado jugando ahí de niños no hubieran visto nunca a ningún Elfo. Faramir, por el contrario estaba maravillado. Le encantaban las cosas relacionadas con los Elfos, y a menudo su padre se enfadaba con él porqué le gustaba más estudiar las costumbre elficas que las de los guerreros de Minas Tirith.
La ciudad del Bosque estaba formada por diversos árboles con sus correspondientes flets donde habitaban los Elfos. En el árbol más alto de todos estaba el flet que pertenecía al jefe de la ciudad, y fue allí donde los dos hermanos fueron conducidos. Se quedaron un tanto abochornados ante la presencia de autoridad que desprendía el Elfo que estaba ahí acomodado. Tenía el pelo negro y los ojos muy oscuros también, muy distinto a los Elfos de aspecto amigable y de cabellos rubios como el oro, que tanto Boromir como Faramir habían visto por la ciudadela.
- Déjame hablar a mi - le susurró Boromir a su hermano
- Según me han dicho estabais espiando a mi hija. Eso entre nosotros se paga muy caro - dijo el Elfo
- Ha habido una confusión señor. Nosotros sólo estábamos recogiendo algunas manzanas de los árboles para comer como postre. No vimos nada. Yo me resbalé y cuando quise darme cuenta, ya tenía a tres de vuestros arqueros alrededor de mi hermano y mío - mintió Boromir
- Lamento decirte jovenzuelo que no te creo. Para nosotros la palabra de un mortal tiene poco valor - dijo el jefe con desprecio
En este momento, una figura apareció en el flet. Era la Elfa del lago. Boromir pudo comprobar, que, efectivamente como había supuesto, era bonita, y además tenía los ojos de un color entre verde y gris que le quedaban en perfecta armonía con su oscura melena.
- Yo les creo papá. Está bien. No ha pasado nada malo - dijo con una voz melodiosa
- Pero Sindezella.... ¡Te han faltado al respeto! ¡No puedo permitir que hagan eso! - dijo su padre
- Ya no soy una niña! Yo misma puedo decidir si han hecho algo malo o no, y digo que olvidemos este incidente y que les dejes volver a su casa. No hay más que hablar - dicho eso, la Elfa descendió del flet y los tres arqueros y el jefe quedaron en silencio observando a Boromir y a Faramir
- Bueno, podéis iros. Pero otra vez no vais a tener tanta suerte. Liudë, Tundar y Vorwë os acompañarán a los limites del bosque - dijo el jefe levantándose y desapareciendo por otro lado del flet
Los tres arqueros les indicaron con un movimiento de cabeza que les siguieran. Una vez estuvieron de nuevo en el suelo, mucho más seguros, Boromir se dio cuenta de que la Elfa seguía cerca de allí.
- Gracias - le dijo el muchacho mirándola sonriente
- Uman na (de nada)
La Elfa se alejó sin decir nada más, y Boromir volteó para seguir a los tres Elfos y a su hermano. Pronto llegaron al límite del bosque y antes de medianoche ya estaban entrando en la ciudadela
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Al día siguiente Boromir se despertó temprano. Le tocaba guardia por el bosque ese día. No era una cosa que le hiciera especial gracia, pero debía hacerlo. Ahora que su padre ya le dejaba participar plenamente en las maniobras militares y le había permitido incorporarse a la guardia de la ciudad no podía fallarle.
Se reunió delante de la torre blanca de Ecthelion con los demás miembros de la guardia y se dirigieron al bosque. Una vez ahí, el muchacho no pudo dejar de pensar en los incidentes de la noche anterior.
Se alejó un poco de los demás, pues hacía tiempo que las cosas estaban muy tranquilas y no creía que nada malo fuera a pasar esa soleada mañana de verano
- ¿No entiendes las cosas cuando te las dicen? - Boromir oyó que alguien decía, pero por mucho que buscó a su alrededor no vio a nadie.
- ¿Quién anda ahí? - preguntó cuando no vio a nadie
De repente y sin previo aviso, una Elfa asomó cabeza debajo de entre las ramas del árbol que estaba justo al lado del muchacho. La reconoció. Era la hija del jefe de la ciudad del bosque
- Mi padre te dijo que no volvieras por aquí - dijo ella frunciendo el ceño
- Estoy de guardia, puesto que soy hijo del Senescal de Minas Tirith y hoy me han destinado aquí - dijo Boromir con orgullo, pensando que así intimidaría a la Elfa
- Impresionante... - dijo ella con sarcasmo - Pues vale más señor hijo del Senescal de Minas Tirith que está de guardia en este bosque que mi padre no te vea aquí
- No puede hacerme nada. El bosque no es suyo - replicó Boromir
- Lo sé, pero es muy cabezota - la Elfa sonrió por primera vez
- Todos los padres lo son - añadió el muchacho sonriendo también
La Elfa bajó de un salto del árbol.
- Me llamo Sindezella, pero mis amigos me llaman Sinde, o eso harían si los tuviera. ¿Cómo te llamas tu?
- Boromir
- ¿Te importa que me quede por aquí a hablar un poco contigo? En la ciudad me aburro. No hay Elfos de mi edad
- Es que estoy trabajando....
- Entonces nada, da igual. Adiós - la Elfa se giró para irse en dirección contraria
- Pero no hay demasiado trabajo, si es sólo un rato.... - dijo Boromir cuando ella sólo se había alejado unos pasos
Sindezella se giró sonriente.
- No te voy a entretener mucho rato, tranquilo
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Faramir miraba con nerviosismo como Eryn se paseaba nerviosa por el salón. La chica se había arreglado a conciencia, se había vestido con un lindo vestido en tonos grises y plata y se había recogido su melena rubia como el oro
- No puedo entenderlo... ¿Cómo puede haber olvidado que habíamos quedado? - dijo la chica con enfado
- Es que es muy despistado.... Además, últimamente le están dando mucha autoridad en la guardia y con tanto trabajo no puede acordarse de todo - Faramir intentó disculparse
El chico no estaba acostumbrado a esta clase de situaciones. Normalmente cuando Boromir quedaba con alguna chica era puntual. Faramir envidiaba a su hermano. Tenía tanto éxito con las chicas! Incluso desde antes de que se empezara a interesar por ellas.
Pero antes de que Eryn tuviera tiempo a protestar de nuevo Boromir entró precipitado en el salón.
- ¡Lo siento muchísimo! Es que encontramos a unos orcos en el bosque durante la guardia y esto nos demoró más de lo previsto - mintió el muchacho a la perfección
- ¡Espero que no pasase nada grave! - dijo la chica que instantáneamente había olvidado su enfado
- Los orcos nunca suponen un problema, pero son duros de pelar - dijo Boromir dándose importancia - ¿Vamos?
- Por supuesto - Eryn le dedicó una deslumbrante sonrisa y ambos se fueron
Faramir lanzó un suspiro y tras echarles un último vistazo volvió a sus obligaciones.
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Faramir y Denethor cenaban en silencio en el gran comedor. La silla que siempre ocupaba Boromir estaba vacía.
- ¿Dónde está tu hermano? - preguntó el Senescal rompiendo el silencio
- Ha salido con Eryn - explicó Faramir
- Una hermosa muchacha, y de buena casa. Tu hermano sabe elegir. A ver si aprendes de él - dijo Denethor
Faramir estaba muy acostumbrado a esa especie de trato. Para su padre todo lo que hacía Boromir era perfecto, y él tenía que tomar ejemplo
- Tengo una noticia que darte hijo - dijo su padre dando a conocer el verdadero motivo de porqué había empezado una conversación con su hijo menor - Voy a nombrarte Capitán de los Montaraces de Ithilien
Faramir miró sorprendido a su padre
- ¿No soy demasiado joven para eso?
- Nunca se es demasiado joven para abarcar más responsabilidad. Pero no vas a trasladarte a Osgiliath hasta que estés bien preparado. Mañana vas a empezar un duro entrenamiento mientras yo escogeré a los hombres que te acompañarán y que junto a los que allí ya habitan te ayudarán en la protección de ese lugar
- Me honra que hayas pensado en mi para ese cargo - dijo Faramir sonriente
Y en ese momento, se sintió orgulloso que su padre le diera ese cargo a él y no a Boromir.
- Te prometo que no voy a defraudarte padre - dijo el chico emocionado
- Eso espero Faramir
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Era ya muy tarde cuando Boromir regresó. Encontró a su hermano sentado en la cama examinando con cuidado un mapa de Osgiliath.
- ¿Qué haces? - preguntó acercándose
- Es que voy a trasladarme a Ithilien dentro de poco, y estoy examinando la zona - explicó emocionado su hermano
- ¿Qué te vas a Ithilien? ¿Por qué? - aunque no le gustara admitirlo, a Boromir no le gustaba la idea de separarse de su hermano
- Voy a ser el capitán de los montaraces allí
- ¿En serio? ¡Es fantástico! Felicidades! - Boromir sabía lo que significaba para Faramir eso. Sabía lo importante que era para él que su padre hubiera confiado en él, y no sintió envidia. Al fin y al cabo, a él lo necesitaban en la ciudadela
- ¿Y que tal con Eryn? - preguntó Faramir cambiando de tema
- Bien - aunque no sonó demasiado entusiasta
- ¿Qué ocurre? - el chico que conocía demasiado bien a su hermano lo miró arqueando una ceja y esperando una explicación - Creí que Eryn te gustaba
- Si, yo también lo creía.... - Boromir se tumbó en la cama - Aunque no tengo ganas de hablar de eso, estoy cansado y quiero descansar un poco si no te importa...
Y muy poco rato después, ya se había dormido.
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Bueeeeeeeeeeeeno! Perdón por las increíbles demoras, pero no estaba muy inspirada que digamos y además tampoco he tenido mucho tiempo... ya saben, estudios y todo eso. Espero que les haya gustado! La verdad no pude resistirme a la tentación de que aparecieran Elfos.... ¡es superior a mi!
Sólo una pequeña aclaración para aquellos que no lo sepan, Osgiliath es la ciudad donde se encuentra minas Ithilien que por entonces aún no había sido tomada por los orcos.
Nada más por ahora, ¡espero que les haya gustado! Y que dejen reviews! Prometo no tardar tanto con el próximo!!!!
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