Capítulo 8 .- El cambio de Boromir
Era media tarde del día siguiente al regreso de Aredhel a Minas Tirith. Los sirvientes de la Casa de los Senescales estaban recogiendo la mesa con los restos de la comida y acabando de limpiar el gran comedor. En el patio volvía a haber movimiento, había dos caballos listos para partir.
- ¿Seguro que ya te tienes que ir? - Aredhel miró a Faramir con tristeza
- Si... Tengo que volver a Osgiliath. Los tiempos son malos y constantemente recibimos ataques de los orcos de Mordor y los sureños. Necesito estar allí para controlar esos ataques - explicó el muchacho
- Pero ten mucho cuidado ¿eh? No vayas a hacer tonterías - dijo ella
- ¿Tonterías yo? No puedo permitirme de hacerlas - dijo Faramir hinchando por unos momentos el pecho en aire de importancia
- Oh, oh... - dijo Aredhel arrugando la frente
- ¿Qué ocurre? - preguntó Faramir mirando a su alrededor para ver si le venían a buscar ya
- Ese gesto que acabas de hacer... Como queriendo parecer importante... ¡Es idéntico al que hace Boromir! Acabarás pareciéndote a él al final! - la joven estalló en risas
- ¡Venga ya! ¿Yo igual que Boromir? ¡Nunca! - contestó Faramir riendo también
Por un momento los dos amigos se olvidaron de todo y estuvieron riéndose, sin pensar en que se tenían que separar nuevamente.
- Bueno... Pues eso... Nada de tonterías y cuidado en las batallas - dijo ella al fin poniéndose seria nuevamente
- Nada de tonterías y seré el más cuidadoso cuando haya batalla - dijo Faramir para tranquilizarla - Por cierto, despídete por mi de Boromir
- ¿Dónde se ha metido? - dijo la chica - No lo he visto desde la hora del desayuno
- Debe de estar en el bosque, con su amiga
- ¿Amiga? - La chica arrugó la frente
- Si, una Elfa... Es una larga historia. Si se lo pides seguro que te la contará. - dijo el muchacho divertido al ver que Dhel se había molestado al oír la palabra "amiga"
- No tengo ningunas ganas de oírla, da igual... ¿Vas a volver verdad? - Aredhel cambió de tema bruscamente
- Por supuesto, en cuanto las cosas se tranquilicen... - dijo Faramir muy sonriente
En ese momento un montaraz vestido con los colores del uniforme de la guardia de Ithilien irrumpió en la sala. Era alto y de tez morena.
- ¡Vamos Faramir! ¿Quieres dejar de coquetear con esta chica y así podremos marcharnos de una vez? - dijo con voz grave
- ¡Eso Faramir! Deja de coquetear conmigo de una vez - dijo Aredhel, a la cual le hizo mucha gracia el comentario
- Ya voy Arthalion - dijo el chico cogiendo la bolsa que estaba junto a sus pies - Bueno Dhel, ya me voy, seguiré coqueteando contigo cuando vuelva - y dicho esto le guiñó un ojo a su amiga y se marchó con el montaraz
- ¿Es que a caso he dicho algo gracioso? - le preguntó Arthalion extrañado cuando ya salían al patio donde les esperaban sus caballos
- No, nada - dijo Faramir aún riendo por lo bajo
* * *
- ¿Entonces que tal fue la cita? - preguntó Boromir. Había ido a ver a Sindezella especialmente para preguntarle esto, pero sólo había podido sacar el tema después de un poco de conversación trivial.
- Bien - fue la respuesta de la Elfa
- ¿Bien? ¿Solo bien? - Boromir quería una respuesta más explícita
- Bueno... Mejor de lo que creí - dijo ella desviando la vista
- ¿Era guapo? - al muchacho le encantaba
- Pues... si, si que era bastante guapo - la Elfa sonrió
- Vaya... Parece que hay un cierto Elfo que ha conseguido horadar en el corazón de piedra de la señorita Sinde - dijo Boromir en tono de broma
- ¿Qué estás insinuando? - dijo ella al momento frunciendo el ceño y poniéndose a la defensiva
- ¿Insinuar? ¿Yo? Nada. Yo digo que te gusta ese Elfo, sea quien sea . Nada de insinuar - dijo Boromir con una sonrisa
La Elfa golpeó con el puño el brazo de su amigo en broma, pero no le corrigió.
- ¡Booooooromiiiiiir! - una voz femenina que llamaba al chico les interrumpió. Al mirar por entre las hojas del árbol donde estaban comprobó que era Aredhel
- ¿Quién es? - preguntó Sindezella con una sonrisa burlona - ¿La chica esa con la que salías?
- No, es Dhel, mi amiga... Ya te he hablado de ella
- ¿Pero no estaba en Rohan? - dijo ella confusa
- Si, volvió ayer... Bueno, voy a ver que quiere ¿eh? Así te podrás ir con tu Elfo - dijo Boromir burlándose de ella antes de bajar de un salto del árbol
Aredhel se giró de golpe al oír el ruido y cuando vio que era Boromir se lo quedó mirando con los brazos en jarras y el ceño fruncido
- ¿Qué ocurre? - preguntó Boromir confuso
- Nada, no sé si a ti te parece muy normal que Faramir se vuelva a ir y ni tan siquiera estés allí para despedirte...
- ¿Se ha marchado ya? ¡Creí que se iba por la noche! - exclamó Boromir, y luego bajó la vista tristemente... Por su afán de querer reírse de Sindezella con su cita había dejado marchar a su hermano sin tan siquiera despedirse
La chica lo miró tristemente, ahora le sabía mal habérselo dicho de tan mala manera. Le puso una mano en el brazo y se lo estrechó un momento
- Ha dicho que volvería pronto - dijo en un intento para reconfortarle - Venga vamos, volvamos
* * *
La gente que caminaba por las calles se quedaba mirando a los dos jóvenes que estaban sentados en las escaleras de entrada a la Casa de los Senescales, y se sorprendían más aún de comprobar que uno de ellos era su Capitán Boromir. No estaban acostumbrados a verlo de una manera tan informal, riendo y hablando como si no tuviera nada mejor que hacer.
- Y entonces esos Elfos creyeron que nosotros estábamos espiando a la hija de su jefe! ¿Te lo puedes creer? Y todo por la absurda fijación de Faramir que había hadas en el bosque - el chico le estaba explicando a Aredhel toda la historia de los Elfos, que al fin, vencida por la curiosidad le había preguntado a Boromir como era que conocía a una Elfa
- Claro, ya supongo que vosotros no queríais en absoluto ver a esa Elfa como se bañaba - dijo Dhel con tono burlón
- ¿Por quien me tomas? ¡Claro que no era mi intención eso! - dijo haciéndose el enfadado
- Lo sé, pero me gusta hacerte enfadar - dijo ella sonriendo
En ese momento llegó uno de los soldados corriendo
- ¡Capitán Boromir! Hay un grupo de Orcos en el Bosque. Los deberíamos interceptar antes que llegaran demasiado cerca de la ciudad
Boromir se levantó de inmediato : - Prepara a los chicos, todos los que puedas, marcharemos enseguida hacía el bosque.
El chico entró deprisa hacia la Casa para ir a ponerse la armadura y a coger la espada adecuada, seguido muy de cerca por Aredhel
- ¿Orcos en el bosque? Ya hace falta que vayas con cuidado, esas horribles criaturas son repulsivas, y muy malas. No te vaya a pasar nada ahora
Boromir se paró un momento y le puso las manos en los hombros : - Tranquila, unos orcos no son nada comparados con las batallas en las que he participado. Cuando termine con ellos te vendré a ver a buscar a tu habitación e iremos a dar un paseo ¿de acuerdo? - dijo él con una sonrisa para tranquilizar a su amiga
- Más te vale cumplir tu palabra señor capitán, si no te las verás conmigo - dijo ella sacando la lengua
Se esperó en la puerta, apoyada contra su marco mientras Boromir se alistaba para irse; vio como tomaba una gran espada y la sospesaba unos momentos, y luego se la ceñía a la cintura. Por unos momentos se quedó tan sólo viéndolo, pensando que había cambiado bastante en los últimos años que habían pasado separados.
- Bueno, me marcho a echar fuera a patadas de nuestro bosque a esos orcos feos - dijo él despreocupadamente, pero la verdad es que por el tono de voz de su compañero, no creía que fuera tan fácil echarlos, quizá era una compañía numerosa - Nos vemos luego.
Aredhel lo siguió con la vista hasta que ya no lo vio, después tomando el pasillo que quedaba a su izquierda . Boromir había insistido mucho a Denethor para que dejara quedar a Dhel a vivir en la misma Casa de los Senescales. Ahora la chica tenía una habitación para ella sola ahí y comía junto a su amigo y el Senescal.
* * *
La chica miró por la ventana por veintena vez. Había oscurecido completamente ya, y Boromir no había aparecido. Se apartó del cristal, desde donde veía el patio de entrenamiento de las compañías de la guardia de la Ciudadela y volvió a pasearse nerviosamente por la habitación. Se repetía a ella misma que no había para tanto, seguramente solo se habían entretenido un poco... Aparecería en cualquier momento... Al final no pudo esperar más y fue a buscarle él misma. Salió en el Patio del Manantial, donde el agua corría imperturbable en el pequeño arroyo que atravesaba la zona de hierva verde y daba nombre al patio. Paró a uno de los guardias que vigilaba esa zona
- Perdone ¿sabe si la compañía que ha ido a echar a los orcos del bosque ha llegado ya?
- Si señorita, llegó hace rato - le contestó el guardia
Aredhel sintió que se ponía más nerviosa a cada momento que pasaba : - Es que estaba buscando al Capitán Boromir... ¿Sabe donde está?
- Creo que oí algo acerca de que se encontraba en una de las Casas de Curación, pero ya hace rato de eso
- ¿A las Casas de Curación? ¿Es que le ha pasado algo? - preguntó ya nerviosa del todo
- Eso ya no lo sé
- De acuerdo, gracias - la chica echó a correr hacia las Casas, esperando que nada grave le hubiera pasado a Boromir. Abrió la puerta con un golpe seco. La encargada la miró con cara extrañada.
- ¿Dónde está Boromir? - preguntó Dhel, ya olvidando los formalismos que había de utilizar cuando se refería a él hablando con la otra gente
- Ha venido antes porque tenía un pequeño rasguño en la cara. Creo que luego se fue a la taberna con el resto de los guardias - le dijo la mujer regordilla y de cabello rizado
- ¿La taberna? - la muchacha sintió que toda su preocupación se transformaba inmediatamente en enfado - Muchas gracias
Se dirigió con paso decidido hasta la taberna de la ciudad, justo en el centro de esta. Abrió la puerta con las dos manos y buscó entre los presentes. No tardó en ver a Boromir sentado en una de las mesas, con cuatro guardias más, bebiendo cerveza y riendo mucho. Cerró los puños y se dirigió hacia la mesa
* * *
- ¿Queréis más? Venga, invito yo esta vez - dijo Boromir que se lo estaba pasando en grande. Se levantó de la mesa y se dirigió a la barra donde el tabernero lo miró fijamente
- ¿Otra ronda señor Boromir? - preguntó
- Si.
Pero mientras se esperaba a que le sirviera, notó una presencia a su lado, y al mirar para ver quien era, observó con horror que se trataba de Aredhel con cara de estar muy enfadada... ¿Y como más podía estar si se había olvidado que había quedado con ella?
- Oh... Dhel... Yo... - no sabía que decir
- Si tu... Tu eres un idiota que me has hecho sufrir como una boba toda la tarde mientras el señorito estaba aquí pasándoselo en grande con sus amigos.
En ese momento el tabernero depositó las cinco jarras de cerveza en el mostrador : - Son tres monedas de bronce señor
Pero antes de que el chico pudiera pagar, se vio completamente mojado por el contenido de una de las jarras. Cuando se quiso dar cuenta Dhel ya salía por la puerta.
* * *
Cuando Aredhel ya iba a ponerse a dormir, la sorprendieron unos suaves golpes en la puerta. Fue a abrir, y al ver quien la esperaba al otro lado quiso cerrar en seguida, pero él se lo impidió
- No, Dhel, espera. He venido a disculparme. Sé que no hice bien de olvidarme de lo que te prometí... Sé que estuvo mal... Lo siento
La chica lo miró un momento...
- Vamos, ¿qué es lo que quieres? - preguntó al fin ella
- Disculparme - dijo él muy serio
- ¿No quieres pedirme nada? ¿No es por eso que te disculpas? - dijo ella sorprendida
- ¡No! Eso lo hacía cuando era un niño, pero ahora ya no hago estas cosas - dijo Boromir
- No, ahora haces de peores - se burló ella esbozando una tímida sonrisa
- ¿Me perdonas? En serio que no lo hice a mala intención... No como tu con la cerveza... Esos chicos aún se están riendo
- ¿Qué te crees? ¿Qué me ibas a hacer sufrir y no ibas a pagar por ello?
- ¿Sufrías por mi? - preguntó él un poco sorprendido
- No sé... ¿a ti que te parece? Sin aparecer, ni saber nada de ti....
- Pero si sólo eran unos orcos! ¿Qué querías que pasara? - dijo él sonriendo
- ¡Yo que sé! ¿Te crees que he visto algún orco yo alguna vez? - dijo ella frunciendo el ceño
- Pues un día iremos tu y yo a cazar orcos. Te enseñaré a coger una espada como dios manda y vendrás conmigo - dijo él - Ahora me voy a dormir, que mi padre se ha enterado que he estado en la taberna y me ha mandado como castigo levantarme de madrugada a practicar con la espada. Buenas noches
* * *
Con los primeros rayos del día, la chica se despertó. No había dormido demasiado bien esa noche... Era como si algo extraño estuviera a punto de suceder. Se miró un momento en el espejo y comprobó que tenía mala cara... Abrió la ventana para que el sol empezara a entrar.
Miró unos momentos fuera y se sorprendió de ver a Boromir practicando con la espada en el patio, pero luego se acordó que era el castigo de su padre. Apoyó los codos en el alfeizar de la ventana y colocó la barbilla en las manos al tiempo que la brisa matutina le revolvía la negra melena.
Boromir estaba golpeando con una espada un muñeco que era un saco lleno de paja como si de un orco se tratara.
- "Pidió disculpas sin esperar nada a cambio... Definitivamente ha cambiado" - pensó ella mientras una sonrisa se le formaba en los labios
Se lo quedó viendo unos momentos, pero en cuanto él alzó la vista y la miró, ella sin saber porqué apartó la suya y cerró la ventana....
* * *
Bueno!!! Otro cappy terminado! Espero que les haya gustado! Me costó bastante escribirlo pq mi inspiración tb conocida como Legolas se marchó lejos muy lejos, vete a saber donde y no volvia.... Pero weno, al final pude pillarlo y ya veis, sirvió para algo. Pedí un elfo nuevo para reyes pero no hubo suerte, tendré que seguir con el mismo.... :S En fin, dejen reviews por favooooooooorrrrrrr!!!!!!
* * *
Era media tarde del día siguiente al regreso de Aredhel a Minas Tirith. Los sirvientes de la Casa de los Senescales estaban recogiendo la mesa con los restos de la comida y acabando de limpiar el gran comedor. En el patio volvía a haber movimiento, había dos caballos listos para partir.
- ¿Seguro que ya te tienes que ir? - Aredhel miró a Faramir con tristeza
- Si... Tengo que volver a Osgiliath. Los tiempos son malos y constantemente recibimos ataques de los orcos de Mordor y los sureños. Necesito estar allí para controlar esos ataques - explicó el muchacho
- Pero ten mucho cuidado ¿eh? No vayas a hacer tonterías - dijo ella
- ¿Tonterías yo? No puedo permitirme de hacerlas - dijo Faramir hinchando por unos momentos el pecho en aire de importancia
- Oh, oh... - dijo Aredhel arrugando la frente
- ¿Qué ocurre? - preguntó Faramir mirando a su alrededor para ver si le venían a buscar ya
- Ese gesto que acabas de hacer... Como queriendo parecer importante... ¡Es idéntico al que hace Boromir! Acabarás pareciéndote a él al final! - la joven estalló en risas
- ¡Venga ya! ¿Yo igual que Boromir? ¡Nunca! - contestó Faramir riendo también
Por un momento los dos amigos se olvidaron de todo y estuvieron riéndose, sin pensar en que se tenían que separar nuevamente.
- Bueno... Pues eso... Nada de tonterías y cuidado en las batallas - dijo ella al fin poniéndose seria nuevamente
- Nada de tonterías y seré el más cuidadoso cuando haya batalla - dijo Faramir para tranquilizarla - Por cierto, despídete por mi de Boromir
- ¿Dónde se ha metido? - dijo la chica - No lo he visto desde la hora del desayuno
- Debe de estar en el bosque, con su amiga
- ¿Amiga? - La chica arrugó la frente
- Si, una Elfa... Es una larga historia. Si se lo pides seguro que te la contará. - dijo el muchacho divertido al ver que Dhel se había molestado al oír la palabra "amiga"
- No tengo ningunas ganas de oírla, da igual... ¿Vas a volver verdad? - Aredhel cambió de tema bruscamente
- Por supuesto, en cuanto las cosas se tranquilicen... - dijo Faramir muy sonriente
En ese momento un montaraz vestido con los colores del uniforme de la guardia de Ithilien irrumpió en la sala. Era alto y de tez morena.
- ¡Vamos Faramir! ¿Quieres dejar de coquetear con esta chica y así podremos marcharnos de una vez? - dijo con voz grave
- ¡Eso Faramir! Deja de coquetear conmigo de una vez - dijo Aredhel, a la cual le hizo mucha gracia el comentario
- Ya voy Arthalion - dijo el chico cogiendo la bolsa que estaba junto a sus pies - Bueno Dhel, ya me voy, seguiré coqueteando contigo cuando vuelva - y dicho esto le guiñó un ojo a su amiga y se marchó con el montaraz
- ¿Es que a caso he dicho algo gracioso? - le preguntó Arthalion extrañado cuando ya salían al patio donde les esperaban sus caballos
- No, nada - dijo Faramir aún riendo por lo bajo
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- ¿Entonces que tal fue la cita? - preguntó Boromir. Había ido a ver a Sindezella especialmente para preguntarle esto, pero sólo había podido sacar el tema después de un poco de conversación trivial.
- Bien - fue la respuesta de la Elfa
- ¿Bien? ¿Solo bien? - Boromir quería una respuesta más explícita
- Bueno... Mejor de lo que creí - dijo ella desviando la vista
- ¿Era guapo? - al muchacho le encantaba
- Pues... si, si que era bastante guapo - la Elfa sonrió
- Vaya... Parece que hay un cierto Elfo que ha conseguido horadar en el corazón de piedra de la señorita Sinde - dijo Boromir en tono de broma
- ¿Qué estás insinuando? - dijo ella al momento frunciendo el ceño y poniéndose a la defensiva
- ¿Insinuar? ¿Yo? Nada. Yo digo que te gusta ese Elfo, sea quien sea . Nada de insinuar - dijo Boromir con una sonrisa
La Elfa golpeó con el puño el brazo de su amigo en broma, pero no le corrigió.
- ¡Booooooromiiiiiir! - una voz femenina que llamaba al chico les interrumpió. Al mirar por entre las hojas del árbol donde estaban comprobó que era Aredhel
- ¿Quién es? - preguntó Sindezella con una sonrisa burlona - ¿La chica esa con la que salías?
- No, es Dhel, mi amiga... Ya te he hablado de ella
- ¿Pero no estaba en Rohan? - dijo ella confusa
- Si, volvió ayer... Bueno, voy a ver que quiere ¿eh? Así te podrás ir con tu Elfo - dijo Boromir burlándose de ella antes de bajar de un salto del árbol
Aredhel se giró de golpe al oír el ruido y cuando vio que era Boromir se lo quedó mirando con los brazos en jarras y el ceño fruncido
- ¿Qué ocurre? - preguntó Boromir confuso
- Nada, no sé si a ti te parece muy normal que Faramir se vuelva a ir y ni tan siquiera estés allí para despedirte...
- ¿Se ha marchado ya? ¡Creí que se iba por la noche! - exclamó Boromir, y luego bajó la vista tristemente... Por su afán de querer reírse de Sindezella con su cita había dejado marchar a su hermano sin tan siquiera despedirse
La chica lo miró tristemente, ahora le sabía mal habérselo dicho de tan mala manera. Le puso una mano en el brazo y se lo estrechó un momento
- Ha dicho que volvería pronto - dijo en un intento para reconfortarle - Venga vamos, volvamos
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La gente que caminaba por las calles se quedaba mirando a los dos jóvenes que estaban sentados en las escaleras de entrada a la Casa de los Senescales, y se sorprendían más aún de comprobar que uno de ellos era su Capitán Boromir. No estaban acostumbrados a verlo de una manera tan informal, riendo y hablando como si no tuviera nada mejor que hacer.
- Y entonces esos Elfos creyeron que nosotros estábamos espiando a la hija de su jefe! ¿Te lo puedes creer? Y todo por la absurda fijación de Faramir que había hadas en el bosque - el chico le estaba explicando a Aredhel toda la historia de los Elfos, que al fin, vencida por la curiosidad le había preguntado a Boromir como era que conocía a una Elfa
- Claro, ya supongo que vosotros no queríais en absoluto ver a esa Elfa como se bañaba - dijo Dhel con tono burlón
- ¿Por quien me tomas? ¡Claro que no era mi intención eso! - dijo haciéndose el enfadado
- Lo sé, pero me gusta hacerte enfadar - dijo ella sonriendo
En ese momento llegó uno de los soldados corriendo
- ¡Capitán Boromir! Hay un grupo de Orcos en el Bosque. Los deberíamos interceptar antes que llegaran demasiado cerca de la ciudad
Boromir se levantó de inmediato : - Prepara a los chicos, todos los que puedas, marcharemos enseguida hacía el bosque.
El chico entró deprisa hacia la Casa para ir a ponerse la armadura y a coger la espada adecuada, seguido muy de cerca por Aredhel
- ¿Orcos en el bosque? Ya hace falta que vayas con cuidado, esas horribles criaturas son repulsivas, y muy malas. No te vaya a pasar nada ahora
Boromir se paró un momento y le puso las manos en los hombros : - Tranquila, unos orcos no son nada comparados con las batallas en las que he participado. Cuando termine con ellos te vendré a ver a buscar a tu habitación e iremos a dar un paseo ¿de acuerdo? - dijo él con una sonrisa para tranquilizar a su amiga
- Más te vale cumplir tu palabra señor capitán, si no te las verás conmigo - dijo ella sacando la lengua
Se esperó en la puerta, apoyada contra su marco mientras Boromir se alistaba para irse; vio como tomaba una gran espada y la sospesaba unos momentos, y luego se la ceñía a la cintura. Por unos momentos se quedó tan sólo viéndolo, pensando que había cambiado bastante en los últimos años que habían pasado separados.
- Bueno, me marcho a echar fuera a patadas de nuestro bosque a esos orcos feos - dijo él despreocupadamente, pero la verdad es que por el tono de voz de su compañero, no creía que fuera tan fácil echarlos, quizá era una compañía numerosa - Nos vemos luego.
Aredhel lo siguió con la vista hasta que ya no lo vio, después tomando el pasillo que quedaba a su izquierda . Boromir había insistido mucho a Denethor para que dejara quedar a Dhel a vivir en la misma Casa de los Senescales. Ahora la chica tenía una habitación para ella sola ahí y comía junto a su amigo y el Senescal.
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La chica miró por la ventana por veintena vez. Había oscurecido completamente ya, y Boromir no había aparecido. Se apartó del cristal, desde donde veía el patio de entrenamiento de las compañías de la guardia de la Ciudadela y volvió a pasearse nerviosamente por la habitación. Se repetía a ella misma que no había para tanto, seguramente solo se habían entretenido un poco... Aparecería en cualquier momento... Al final no pudo esperar más y fue a buscarle él misma. Salió en el Patio del Manantial, donde el agua corría imperturbable en el pequeño arroyo que atravesaba la zona de hierva verde y daba nombre al patio. Paró a uno de los guardias que vigilaba esa zona
- Perdone ¿sabe si la compañía que ha ido a echar a los orcos del bosque ha llegado ya?
- Si señorita, llegó hace rato - le contestó el guardia
Aredhel sintió que se ponía más nerviosa a cada momento que pasaba : - Es que estaba buscando al Capitán Boromir... ¿Sabe donde está?
- Creo que oí algo acerca de que se encontraba en una de las Casas de Curación, pero ya hace rato de eso
- ¿A las Casas de Curación? ¿Es que le ha pasado algo? - preguntó ya nerviosa del todo
- Eso ya no lo sé
- De acuerdo, gracias - la chica echó a correr hacia las Casas, esperando que nada grave le hubiera pasado a Boromir. Abrió la puerta con un golpe seco. La encargada la miró con cara extrañada.
- ¿Dónde está Boromir? - preguntó Dhel, ya olvidando los formalismos que había de utilizar cuando se refería a él hablando con la otra gente
- Ha venido antes porque tenía un pequeño rasguño en la cara. Creo que luego se fue a la taberna con el resto de los guardias - le dijo la mujer regordilla y de cabello rizado
- ¿La taberna? - la muchacha sintió que toda su preocupación se transformaba inmediatamente en enfado - Muchas gracias
Se dirigió con paso decidido hasta la taberna de la ciudad, justo en el centro de esta. Abrió la puerta con las dos manos y buscó entre los presentes. No tardó en ver a Boromir sentado en una de las mesas, con cuatro guardias más, bebiendo cerveza y riendo mucho. Cerró los puños y se dirigió hacia la mesa
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- ¿Queréis más? Venga, invito yo esta vez - dijo Boromir que se lo estaba pasando en grande. Se levantó de la mesa y se dirigió a la barra donde el tabernero lo miró fijamente
- ¿Otra ronda señor Boromir? - preguntó
- Si.
Pero mientras se esperaba a que le sirviera, notó una presencia a su lado, y al mirar para ver quien era, observó con horror que se trataba de Aredhel con cara de estar muy enfadada... ¿Y como más podía estar si se había olvidado que había quedado con ella?
- Oh... Dhel... Yo... - no sabía que decir
- Si tu... Tu eres un idiota que me has hecho sufrir como una boba toda la tarde mientras el señorito estaba aquí pasándoselo en grande con sus amigos.
En ese momento el tabernero depositó las cinco jarras de cerveza en el mostrador : - Son tres monedas de bronce señor
Pero antes de que el chico pudiera pagar, se vio completamente mojado por el contenido de una de las jarras. Cuando se quiso dar cuenta Dhel ya salía por la puerta.
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Cuando Aredhel ya iba a ponerse a dormir, la sorprendieron unos suaves golpes en la puerta. Fue a abrir, y al ver quien la esperaba al otro lado quiso cerrar en seguida, pero él se lo impidió
- No, Dhel, espera. He venido a disculparme. Sé que no hice bien de olvidarme de lo que te prometí... Sé que estuvo mal... Lo siento
La chica lo miró un momento...
- Vamos, ¿qué es lo que quieres? - preguntó al fin ella
- Disculparme - dijo él muy serio
- ¿No quieres pedirme nada? ¿No es por eso que te disculpas? - dijo ella sorprendida
- ¡No! Eso lo hacía cuando era un niño, pero ahora ya no hago estas cosas - dijo Boromir
- No, ahora haces de peores - se burló ella esbozando una tímida sonrisa
- ¿Me perdonas? En serio que no lo hice a mala intención... No como tu con la cerveza... Esos chicos aún se están riendo
- ¿Qué te crees? ¿Qué me ibas a hacer sufrir y no ibas a pagar por ello?
- ¿Sufrías por mi? - preguntó él un poco sorprendido
- No sé... ¿a ti que te parece? Sin aparecer, ni saber nada de ti....
- Pero si sólo eran unos orcos! ¿Qué querías que pasara? - dijo él sonriendo
- ¡Yo que sé! ¿Te crees que he visto algún orco yo alguna vez? - dijo ella frunciendo el ceño
- Pues un día iremos tu y yo a cazar orcos. Te enseñaré a coger una espada como dios manda y vendrás conmigo - dijo él - Ahora me voy a dormir, que mi padre se ha enterado que he estado en la taberna y me ha mandado como castigo levantarme de madrugada a practicar con la espada. Buenas noches
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Con los primeros rayos del día, la chica se despertó. No había dormido demasiado bien esa noche... Era como si algo extraño estuviera a punto de suceder. Se miró un momento en el espejo y comprobó que tenía mala cara... Abrió la ventana para que el sol empezara a entrar.
Miró unos momentos fuera y se sorprendió de ver a Boromir practicando con la espada en el patio, pero luego se acordó que era el castigo de su padre. Apoyó los codos en el alfeizar de la ventana y colocó la barbilla en las manos al tiempo que la brisa matutina le revolvía la negra melena.
Boromir estaba golpeando con una espada un muñeco que era un saco lleno de paja como si de un orco se tratara.
- "Pidió disculpas sin esperar nada a cambio... Definitivamente ha cambiado" - pensó ella mientras una sonrisa se le formaba en los labios
Se lo quedó viendo unos momentos, pero en cuanto él alzó la vista y la miró, ella sin saber porqué apartó la suya y cerró la ventana....
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Bueno!!! Otro cappy terminado! Espero que les haya gustado! Me costó bastante escribirlo pq mi inspiración tb conocida como Legolas se marchó lejos muy lejos, vete a saber donde y no volvia.... Pero weno, al final pude pillarlo y ya veis, sirvió para algo. Pedí un elfo nuevo para reyes pero no hubo suerte, tendré que seguir con el mismo.... :S En fin, dejen reviews por favooooooooorrrrrrr!!!!!!
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