Capítulo 11 .-

La comida transcurría silenciosa en el amplio comedor de la Casa de los Senescales. Faramir, Boromir y Denethor comían sin decir nada.

- ¿Dónde está vuestra amiga? Se la echa de menos - dijo el Senescal al fin

Boromir desvió la vista y no contestó.

- No se sentía demasiado bien y ha preferido no levantarse de la cama - mintió Faramir

- Pobre chica... Hay algunos soldados que tampoco acaban de sentirse bien, algunos hasta han tenido que ir a las Casas de Curación para que les dieran algunas hierbas - dijo Denethor. Ese día estaba de bastante buen humor. Aunque no le agradara admitirlo se alegraba de que su hijo menor hubiera vuelto - Bueno, ¿os encargaréis vosotros de esa ronda de reconocimiento por las tierras circundantes de Mordor?

- Por supuesto, Boromir y yo nos encargaremos de ello, cogeremos a unos cuantos soldados e iremos a reconocer esas tierras. Nos ocuparemos también de asegurarnos que nuestro refugio detrás del salto de agua de Henneth Annûn sigue siendo seguro

- Bien - Denethor sonrió - ¿Qué te pasa Boromir? ¿Quizá tu tampoco te encuentras del todo bien? Estás muy callado

- Estoy bien, sólo me tengo que ir a que me toque un poco el aire - dijo el muchacho levantándose de la mesa - Si me disculpáis

Denethor y Faramir siguieron a Boromir con la mirada, al tiempo que él salía del comedor.

- ¿Tu sabes que le pasa? - preguntó el Senescal a su hijo

- Creo que... Las cosas con la joven Eryn no le han salido del todo bien - Faramir sabía que su hermano se había dejado de ver con la chica que todos creían que era la más probable para convertirse en su prometida, o sea que inventó eso

- ¿Han reñido? ¿Sabes porqué a sido? ¡Habla Faramir! - exigió su padre

- Pues... - el chico pensó que no había ningún motivo para esconderle la verdad a su padre - Seguro no lo sé, pero sospecho que a Boromir le gusta otra persona

- ¿Hay otra chica?

- Eso creo, aunque no hay nada seguro aún - se apresuró a decir Faramir

- Claro, comprendo. Seré discreto. - dijo el hombre - Ahora si me disculpas hay asuntos que requieren de mi presencia. Nos vemos en la cena.

Faramir se quedó sólo en el salón. Estaba dispuesto a hacer algo para ayudar a que Boromir y Dhel hicieran las paces... Aún no sabía como lo haría, pero si había estado capaz de defender toda una ciudad de los ataques de los orcos, sería capaz de hacer eso.

* * *

Aredhel estaba tumbada en su cama, con la vista fija en el techo. Aún se preguntaba porqué las palabras de Boromir le habían sentado más mal esa vez que todas las anteriores. Muchas veces le había dicho cosas semejantes, y siempre se había enfadado, pero esa vez había sentido algo diferente. Como una especie de punzada de dolor muy honda en su pecho.

Oyó que tocaban a la puerta pero no contestó, no tenía ganas de ver a nadie.

Los golpes se volvieron más insistentes, y al poco rato empezaron a venir acompañados de una voz : - Dhel se que estás ahí, abre la puerta por favor.

Era Faramir.

La chica se levantó sin muchas ganas, y sin peinarse siquiera su melena negra que se encontraba revuelta abrió a su amigo.

- ¿Qué quieres? - dijo ella

- No has venido a comer, y por eso he pensado que quizás tendrías algo de hambre - dijo él mostrándole un poco de comida que traía consigo

- No tengo hambre - dijo Aredhel dirigiéndose de nuevo hacia la cama, esta vez sólo se sentó, de espaldas a Faramir

- ¿Tan mal te han sentado las palabras de Boromir? - dijo él acercándose a su amiga

- No quiero hablar de él... - la chica sintió como algunas lágrimas le venían a los ojos. Se maldijo a si misma por ser tan estúpida. ¿Por qué lloraba ahora?

- Sabes que estas cosas las dice sin pensar, siempre ha sido igual, lo sabes, tu le conoces - dijo él

- ¡Exactamente por eso! ¿Se cree con derecho a decírmelas siempre que quiera? ¿Se cree que yo no voy a tener que enfadarme? ¿Qué siempre me lo tengo que tomar bien? ¡Pues me he hartado! Que se busque a otra a la que insultar constantemente - dijo la chica ya sin poder controlar las lágrimas - Es un estúpido, y lo siento porqué sé que es tu hermano y le quieres, pero yo no le soporto. Es el más arrogante, orgulloso, estúpido y fanfarrón de todo Gondor.

- Parece como si lo dijeras en voz alta para convencerte de esto... - dijo él

- Yo no tengo que convencerme de nada

- Bueno tu misma, pero tengo que pedirte algo... ¿Me acompañarías hasta Henneth Annûn? Mi padre me manda a inspeccionar que el refugio sigue siendo seguro, y como que es una expedición si demasiado peligro pensé que quizá no te importaría

Aredhel sonrió un poco : - ¿En serio quieres que te acompañe? Me gustaría muchísimo... Quiero salir un poco de Minas Tirith

- Ningún problema así. Después de comer nos vemos en los establos - dijo Faramir - Ahora voy a atender algunos asuntos que debo terminar antes de irme. ¡Hasta luego!



* * *

- Vamos Boromir... ¡Enseñar a los nuevos a manejar la espada puede esperar! Sólo será un día! Es sólo una ronda de reconocimiento... ¿Me harás ir a mi solo?

Boromir estaba practicando con su espada contra un muñeco de paja que había en el patio de armas. No lo dejó ni un momento para hablar con su hermano.

- No me apetece - dijo

- ¿Pero porqué? Papá me ha dicho que fuéramos los dos

- Tengo otras cosas que hacer menos aburridas - dijo Boromir al tiempo que le daba un último toque de espada al muñeco que lo envió directamente al suelo

- Mira, te diré la verdad... Han enviado una misiva desde allí... Es posible que muy pronto reciban un ataque de orcos y temo no poder hacerle frente yo solo, por eso me te he pedido que me acompañaras.... Aunque claro, si prefieres quedarte aquí luchando con un muñeco de paja en vez de con orcos de verdad tu mismo - Faramir se inventó lo primero que le vino a la cabeza, esperando que tuviera efecto.

Boromir dejó la espada a un lado y le miró fijamente

- ¿Porqué no me has dicho que se trataba de orcos antes? Sabes que me encanta cargarme a esos bichejos feos... ¿Cuándo nos vamos?

- Después de comer en los establos - dijo Faramir sonriendo ampliamente, porqué lo había conseguido

* * *

Aredhel vio que Boromir se acercaba hacía donde estaba ella. Puso el poco equipaje que había cogido para el viaje que supuestamente iba a hacer con Faramir, detrás de ella.

El chico la miró un momento, y luego se fue directo a su caballo y empezó a limpiarlo y a alistarlo para el viaje.

La chica lo miraba de reojo sin poder evitarlo, cuando el chico la miraba también a ella disimuladamente ella apartaba la vista.

Antes que la situación se volviera demasiado violenta llegó Faramir con una sonrisa

- Bien, podemos irnos - anunció. Por su tono de voz se notaba que estaba de buen humor

- Ya era hora - Boromir y Aredhel se quedaron mirándose fijamente al escuchar que habían dicho las mismas palabras a la vez

- ¿Ella también viene? - preguntó Boromir extrañado. A eso la chica cruzó los brazos y le miró seriamente sin decir nada. - ¿No ves que va a ser un estorbo si tenemos que luchar contra los orcos?

- Ya pero... verás... Se ve que se han espabilado sin nosotros los montaraces que vigilan el lugar. Pero papá ha insistido igualmente para que vayamos allí. O sea que ella puede venir - respondió su hermano

- Me lo he pensado y mejor me quedo aquí, tengo cosas que hacer - dijo Aredhel cogiendo el pequeño saco que había traído con ella

- Ahora no puedes irte, ya he informado a mi padre que somos tres los que nos marchamos. Sólo serán un par de días Dhel, tranquila

La chica cargó su saco sobre el caballo sin decir una palabra más, pero mirando muy mal a Faramir. Sabía lo que pretendía, pero lo tenía claro si esperaba que perdonara a su hermano...

Unos momentos después tres caballos salieron rápidamente de la ciudadela. Iban en dirección al país de Ithilien, las tierras entre el Anduin y las montañas de Mordor. Allí tenían un refugio detrás de un gran salto de agua, al cual llamaban Henneth Annûn, la Ventana del Sol Poniente.

* * *

Llegaron al refugio antes de que oscureciera del todo, aunque las estrellas ya comenzaban a asomarse en el firmamento. Los montaraces de Ithilien que guardaban el lugar les reconocieron, y los que estaban escondidos entre los árboles con sus arcos se mostraron para darles la bienvenida.

- Capitán Faramir, Señor Boromir, señorita. Buenas noches. Nos informaron hace unos días de que iban a llegar - dijo uno de ellos haciendo una reverencia

- ¿Todo bien por aquí, Minalcar? - preguntó Faramir al tiempo que desmontaba

- Muy tranquilo todo capitán Faramir, aunque tendría que venir un momento con nosotros. Hay una estrategia que teníamos pensada que se la queríamos comentar - dijo el soldado

- De acuerdo - Faramir se giró para hablar con Boromir y Aredhel - Y vosotros podéis hablar

La chica que no había abierto boca en todo el camino bajó del caballo con dificultad. Aunque no quisiera admitirlo la cabalgata le había dejado cansada, y ahora ni con fuerzas se veía para levantar su pequeño saco de equipaje.

- Dame, te ayudo - Dhel dio un pequeño salto al escuchar la voz de Boromir tan cerca. El chico había alargado un brazo para coger el saco.

- No - dijo ella dando un fuerte tirón

- Pero no seas tonta, ¡si estás cansada y a mi no me cuesta nada!

- ¡Te he dicho que no! - Aredhel se marchó tambaleándose, mientras Boromir la observaba y se preguntaba que era eso tan grave que había echo para que su amiga se hubiera enfadado tantísimo con él.

Entonces se dio cuenta de que algunos de los montaraces que estaban por ahí cerca se lo habían quedado mirando. Seguramente estaban sorprendidos que una chica le hubiera hablado en tan mal tono al Capitán General de la Guardia de Gondor.

- ¿Qué estáis mirando? - gruñó - ¿No tenéis nada que hacer?

Cogió bruscamente su equipaje del caballo y se internó en la cueva.

* * *

- ¿Ya has solucionado eso de la estrategia? - preguntó Boromir cuando vio que su hermano se acercaba

- Por supuesto - Faramir se sentó junto a su hermano mayor - ¿Bueno ya has podido hablar con Dhel?

- No quiere ni siquiera que me acerque a ella... - Boromir apoyó la cabeza en los brazos que tenía cruzados sobre las rodillas.

- Vuélvelo a intentar más tarde, seguro que si le vas con buenas palabras diciéndole de un principio que quieres hacer las paces con ella te va a escuchar - dijo Faramir

- No lo sé... No creo Faramir, esta vez tiene cara de no querer volver a verme. Y no tengo ganas de que me haga quedar como un estúpido delante de todos de nuevo - dijo él con un hilo de voz

- Si no lo pruebas no lo sabrás

Boromir miró a su hermano un momento : - ¿Por qué tienes tanta paciencia conmigo Faramir?

- Porque soy tu hermano, y tu me has ayudado en muchas otras ocasiones - respondió él con una sonrisa

- ¿Sabes? Ahora no es por ponerme mortalmente sentimental ni nada de esto pero... Muchas veces pienso que eres el mejor hermano que podría tener... Pero eso no se lo digas a nadie, porqué no quiero perder mi fama de soldado duro - dijo Boromir

- Descuida, esto quedará entre nosotros sólo - Faramir se levantó - Y ahora si me disculpas me voy a ir a dormir, el viaje hasta aquí me ha dejado algo cansado... Y recuerda, ve a hablar con ella...

* * *

El agua caía copiosamente por la cascada. Aredhel estaba sentada viendo como el agua no paraba de caer. Dejaba divagar la mente sin pensar en nada. O al menos eso intentaba.

Casi todos los soldados del refugio estaban durmiendo, sólo unos pocos hacían guardia en la parte exterior del refugio.

Sintió una presencia a su lado, y al levantar los ojos se sorprendió de que fuera Boromir, aunque en lo más hondo de su corazón esperaba que él viniera a hablar con ella.

- Vengo en son de paz - dijo el chico - ¿Puedo sentarme?

- Haz lo que quieras - respondió ella

Boromir se sentó junto a Aredhel.

- Bueno, he venido a pedirte disculpas por lo de ayer... La verdad es que dije las cosas sin pensar, pero me hizo mucha rabia que me dijeras esas cosas - el chico dijo esto todo seguido, hacía mucho rato que en su soledad iba practicando esas palabras

- Dicen que las verdades ofenden - dijo ella. Aún no le había mirado ni una sola vez directamente a los ojos.

Boromir calló unos momentos, hizo un gran esfuerzo para no contestarle con alguna mala frase a ese comentario : - Quizá tengas razón... Aunque tu tampoco te quedaste corta al decirme cosas... Aunque nunca te habías enfadado tanto por mis comentarios...

Aredhel estaba muy sorprendida que ante sus palabras Boromir no hubiera reaccionado mal a su comentario. Lo miró por el rabillo del ojo.

- ¡Pues por eso mismo! ¿Te creías con derecho a decirme todas las absurdidades que se te pasaran por la cabeza?

- Bueno... Sabes que siempre he sido muy impulsivo

- Pues te sugiero que de ahora en adelante te busques a otra chica para decirle todas esas cosas que les dices cuando sientes ese impulso - Dhel volvía a estar enfadada

- Bueno... ¡Tu también me dijiste cosas por el estilo y yo no me enfadé! Se ve que te encanta hacerte la víctima! - Boromir se puso rápidamente a la defensiva

- ¿Hacerme la víctima? ¿O sea que según tu que debo hacer? ¿Sonreír a todos los comentarios estúpidos y groseros que hagas sobre mi?

- Vale... He venido a pedirte disculpas, no a volver a discutir contigo... ¿Hay algo más que tengas que decirme? - preguntó él con un suspiro

- ¡Que me he hartado de que no me tuvieras ningún tipo de consideración!

- Dhel yo te tengo una gran consideración. Eres la mejor chica que conozco, mejor que Eryn, Jorunn y mejor que Sindezella. Eres mi mejor amiga y si alguna vez te he dicho algo que te haya incomodado, molestado o dolido créeme que me he arrepentido al momento

Aredhel lo miró entonces por primera vez directamente a los ojos. Sentía un nudo en la garganta que no la dejaba hablar. Sin mediar palabra se lanzó sobre Boromir y le abrazó fuerte y empezó a sollozar.

- ¿Eso quiere decir que me perdonas?

- Como me vuelvas a decir algo como eso te juro que ya no te voy a perdonar... Esta vez tienes suerte que me has cogido en un momento de despiste y me he creído tus palabras - dijo ella al tiempo que se agarraba a su camisa

- Es que eran verdad... - susurró Boromir

Los dos amigos se quedaron mucho rato así, y a la mañana siguiente cuando Faramir despertó estaban durmiendo los dos muy juntos, Aredhel con la cabeza apoyada en el hombro de Boromir. El chico sonrió al verlos... Al parecer las cosas habían ido bien.

* * *

Bueno otro capítulo de este fic terminado! La verdad es que creo que estoy en racha... Aunque ahora no os preocupéis, tengo ayuda nueva para mis fics... Un par de elfos gemelos de Rivendel (¿os suenan?) que muy amablemente han decidido venir a ayudarme (tendrá algo que ver que les haya comentado que tengo una reserva de chocolate inmensa?) pq mi otra inspiración se iba de vacaciones cada dos por tres. Weno, y esos dos elfos, me provocan un estado un tanto romanticón... Espero que les haya gustado! Dejen reviews por favor!!!!

* * *