Capítulo 12 .-
Aredhel revolvía la leche caliente que tenía en el tazón con aire ausente. Estaba sola en el gran comedor de la Casa de los Senescales al tiempo que miraba como la nieve caía copiosamente fuera, a través de la oscuridad de la noche. Estaba harta de estar encerrada. Y todo por un simple resfriado! Llevaba tres días sin salir y creía que se iba a volver loca.
Pronto sería el cumpleaños de Boromir y no podía dejar de pensar cual sería el regalo ideal para él. Quería que fuera algo especial, algo que el chico recordara siempre.
Ni se dio cuenta de que Faramir había entrado en el salón.
- Así que aquí estabas ¿eh? Te he estado buscando ¿Cómo te encuentras? - el chico se sorprendió al comprobar que no parecía que su amiga le hubiera escuchado - ¿Dhel?
- ¿Eh? - ella pareció reaccionar
- ¿Dónde tenías la cabeza ahora? - preguntó Faramir con una sonrisa
- Sólo estaba pensando en que regalo sería mejor para Boromir... No se me ocurre nada... ¿Qué decías?
- Te he preguntado como te encuentras - dijo Faramir
- ¡Perfectamente! ¿Crees que si me abrigo mucho pueda salir hoy a la calle? - Aredhel puso la mayor cara de pena que sabía poner
- No lo creo Dhel... Además está nevando, hoy no es un buen día
La chica se cruzó de brazos con expresión enfadada, y volvió de nuevo su mirada hacía la ventana.
- No me pongas esa cara, es por tu bien - le dijo Faramir
- ¡Hace tres días que estoy aquí Faramir! ¿No te doy ni un poco de pena? - ella volvió a mirar a su amigo
- No depende de que me des pena o no, depende de lo que diga el médico, y dijo bien claramente que tenías que estar 5 días sin salir a la calle.
- Voy a volverme loca - murmuró ella con mal humor
- Bueno, sólo venía a ver como te encontrabas, luego volveré más tarde, ahora me esperan en la sala de armas.... - dijo Faramir, hizo una pausa para ver si su amiga decía algo, pero como parecía que no lo iba a hacer se fue.
Ella vigiló de reojo cuando su amigo se hubo marchado y luego se marchó decidida hacía su habitación, allí abrió el armario y sacó el abrigo más grueso que encontró y salió por una de las puertas laterales vigilando que nadie la viera.
Cuando el frío aire le golpeó la cara se sintió más viva de lo que se había sentido los últimos tres días. Pensó que lo mejor sería ir a un sitio donde no hubiera demasiada gente, pues si alguien la veía se lo podía decir a Faramir.
Había un pequeño jardín en la parte trasera de la casa donde no solía ir nadie. De echo era uno de los pocos espacios verdes de toda Minas Tirith. Debajo de un pequeño cubierto había un banco donde Aredhel acostumbraba a ir cuando quería pensar.
Pero cuando llegó allí se llevó una sorpresa: Boromir. El chico estaba sentado en el banco, con la cara entre las manos, y tenía aspecto abatido. Ella olvidándose que nadie la debía ver se acercó.
- ¿Boromir?
Él levantó la vista, y al ver a su amiga puso una expresión sorprendida : - ¡Dhel! ¿Porqué no estás en casa? Aún no puedes salir
- Eso no importa ahora. ¿Qué te ocurre? - dijo ella sentándose a su lado
- Es Eryn... - dijo Boromir
Aredhel recordó la chica rubia con la que él solía salir : - ¿Qué pasa con ella?
- Se ha enamorado de otro... Pero no creas que es por eso que estoy así, si ella ni me gustaba a mi... Estaba pensando en lo que dirá mi padre cuando se lo diga... Para él, Eryn era la chica perfecta para mi
- Ei, creí que era algo más grave! Diga lo que diga tu padre se le pasará. No puede estar enfadado eternamente contigo por eso - Aredhel intentó animarle con una sonrisa
Boromir la miró unos momentos y luego también sonrió débilmente : - ¿Sabes? Eres la mejor chica que conozco
- Si claro... - Dhel no quiso que Boromir se diera cuenta pero se sonrojó con esas palabras
- Bueno ¿y tu que?
- ¿Yo que de que? - dijo ella que no había entendido nada, en parte porqué desde la última frase de Boromir un montón de mariposas se le habían echado a volar en el estómago
- ¿No hay ningún chico que te guste?
- Bueno... En realidad si - Aredhel no se podía creer que estuviese teniendo esa conversación precisamente con Boromir
- ¿En serio? ¿Quién es?
- Tengo por principio no decírselo nunca a nadie... Y contigo tampoco voy a hacer una excepción - la chica dijo lo primero que se le pasó por la cabeza y rezó porqué la voz no le temblara
- Está bien... No me lo digas si no quieres... ¿Pero este chico lo sabe?
- No, no lo sabe - dijo ella con seguridad
- Yo creo que deberías decírselo. Ningún chico que tuviera entendimiento te rechazaría
El rubor que cubría las mejillas de Aredhel se intensificó
- Quizá algún día lo haga... - murmuró
- Claro que si - Boromir sonreía ampliamente - Bueno me tengo que ir, que hoy me toca la guardia nocturna... Y tu vale más que vuelvas para dentro
- Oye Boromir... ¿Te importaría no decirle a Faramir que he salido? Se pone realmente pesado con eso...
- Descuida, yo no te he visto - Boromir guiñó un ojo, y luego desapareció
Aredhel lo miró al tiempo que una sonrisa se le formaba en los labios y dejaba escapar un suspiro. Luego se levantó y volvió lentamente hacía la casa.
* * *
Unas bruscas sacudidas sacaron a la chica de pelo oscuro de su apacible sueño.
Aredhel entreabrió los ojos y vio a Faramir
- Faramir.... ¿Qué estás haciendo? ¡Aún está oscuro! - dijo ella medio adormilada
- Dhel... Boromir ha tenido un accidente... Unos orcos le han atacado mientras hacía la guardia nocturna
- ¿Qué? - la chica se incorporó bruscamente en la cama
- Está en las Casas de Curación
- ¡Vamos! - ella cogió al vuelo su abrigo y sin cuidarse de peinarse ni nada, sólo se calzó unas botas y salió corriendo con Faramir.
Cuando llegaron allí se encontraron con la desagradable sorpresa que no los dejaban entrar.
- ¿Pero porqué? - Aredhel estaba muy nerviosa
- El señor Boromir tiene heridas graves en los costados, y hasta que se estabilice su estado nadie podrá entrar a verle. Tendrán que esperar.
La chica se dejó caer en los escalones de la Casa de Curación y empezó a llorar. Nunca en la vida había estado tan nerviosa... Faramir se sentó a su lado y le pasó un brazo por los hombros.
- Vamos Dhel... Seguro que se pondrá bien... Tranquila
- Es que...
- ¿Qué ocurre? ¿Hay algo que no me hayas contado?
- Si algo le pasara... Yo... - no pudo continuar
Faramir sólo la abrazó en silencio, esperando que parara de llorar
- Le quiero Faramir... Le quiero más que a nadie en este mundo... - dijo ella al fin
- ¿Se lo has dicho?
- No, no se lo pienso decir... No quiero que me rechace y que luego su amistad por mi cambie... Y tampoco se lo digo por ti, porqué sé que luego te sentirías de algún modo excluido
- Dhel no seas tonta, por mi no lo hagas. Yo ya encontraré a alguien cuando llegue el momento. Y estoy seguro que aunque él no correspondiera a tus sentimientos, su actitud hacia ti no cambiaria - Faramir le dedicó una sonrisa a su amiga, lo que provocó que ella también esbozara una
- Es igual... No pensemos en cosas tristes ahora... Dime... ¿cómo sería tu chica ideal?
- Pues sería valiente pero dulce a la vez. Que supiera escuchar, que necesitara alguien en quien apoyarse, pero que a la vez fuera independiente.... - los ojos de Faramir se posaron en las estrellas pensando en esa chica que estaría en algún lugar bajo ese mismo cielo... Se preguntó cuando la conocería....
- Seguro que conocerás alguien así bien pronto - dijo Aredhel
- Quien sabe....
En ese momento la puerta de las Casa de Curación se abrió y uno de los sanadores salió, llamando a Faramir. Él entro al momento.
Aredhel se levantó y empezó a caminar nerviosamente por delante de la puerta. El resto de la Ciudadela parecía adormecida.
Después de lo que a la chica le parecieron edades, Faramir volvió a salir.
- ¿Y bien? - Dhel no pudo esperar más
- Se recuperará - dijo al momento
La chica dejó escapar un suspiro de alivio : - ¿Puedo entrar a verle?
- Claro, pero está dormido...
Aredhel entró deprisa. Se acercó a la cama donde su amigo yacía. Si no hubiese sido por el vendaje de su torso y los rasguños de la cara hubiera jurado que sólo dormía.
La chica le apartó unos cuantos cabellos que le caían sobre los ojos y sonrió. Se aseguró que no había nadie y se sentó en el borde de la cama.
- Menudo susto me has dado. No quiero que nunca más me hagas una cosa de estas. Nunca ¿me has entendido? - dijo con tono enfadado, pero luego en seguida suavizó la expresión - Pero me alegro que estés bien.
- Dhel... - Boromir entreabrió los ojos y vio a su amiga junto a él
- Estoy aquí, estate tranquilo... Ahora sólo necesitas descansar - ella le acarició suavemente el pelo y le depositó un beso sobre la frente.
Boromir formó una sonrisa en sus labios y volvió a dormirse. Ella se marchó sigilosamente para no despertarle. Ahora que sabía que estaba bien ya estaba mucho más tranquila...
* * *
- ¡Au! ¡Ten cuidado! - Boromir refunfuñó
- No te quejes tanto - Dhel siguió vendándole el brazo
- No ha sido una buena idea dejarte al cargo de mis vendajes...
- Claro... Hubieses preferido quedarte en las Casas de Curación hasta estar recuperado ¿verdad? Por mi puedes volver ahora mismo...
- ¡Ei! ¡No lo pongas tan apretado!
- Lo siento... - Dhel no se había dado cuenta de que con el enfado había estrechado demasiado el vendaje
- Está bien... Lo decía en broma. Te estoy muy agradecido por haberte echo cargo de mi...
- En realidad me gusta hacerlo, si no me gustara no lo haría, aunque me lo hubiera pedido el mismo Denethor. Tienes suerte que me caes bien
Boromir sonrió : - Por cierto... ¿y Faramir?
- Ha tenido que ir por un par de días a Osgiliath, pero ha asegurado que para tu fiesta de cumpleaños estaría aquí.
- Bien, porqué un cumpleaños sin él ya no es lo mismo
- Bah... Si siempre haces lo mismo... Empiezas a hablar con todos los invitados y nos dejas a Faramir y a mi en un rincón sin hacernos el menor caso... - Aredhel frunció un poco el ceño
- Bueno... Este año no lo haré
- Eso aún está por ver... Además, reza por estar recuperado y que te dejen asistir al baile - dijo ella con tono severo
- Estaré recuperado
- Lo dices muy seguro... - Aredhel hizo una pausa - Oye Boromir...
- Dime
- No vuelvas a hacer jamás una cosa así ¿de acuerdo? Nunca jamás vuelvas a hacerlo - dijo ella muy seriamente
- Tranquila, nunca más ni un orco me va a hacer un rasguño. Te lo prometo - él le guiñó el ojo
- Bien. - Aredhel sonrió satisfecha. Confiaba en la palabra de su amigo.
* * *
Bueeeeeeno, esto de estar resfriada parece que me inspira... Aquí tenéis otro cappy de este fic. Y ya veis, me está saliendo el lado romántico por fin... Pero no quiero ir demasiado deprisa con esta relación...
Esperaré vuestros reviews para que me digáis que os parece ¿de acuerdo?
Tenna rato!
* * *
Aredhel revolvía la leche caliente que tenía en el tazón con aire ausente. Estaba sola en el gran comedor de la Casa de los Senescales al tiempo que miraba como la nieve caía copiosamente fuera, a través de la oscuridad de la noche. Estaba harta de estar encerrada. Y todo por un simple resfriado! Llevaba tres días sin salir y creía que se iba a volver loca.
Pronto sería el cumpleaños de Boromir y no podía dejar de pensar cual sería el regalo ideal para él. Quería que fuera algo especial, algo que el chico recordara siempre.
Ni se dio cuenta de que Faramir había entrado en el salón.
- Así que aquí estabas ¿eh? Te he estado buscando ¿Cómo te encuentras? - el chico se sorprendió al comprobar que no parecía que su amiga le hubiera escuchado - ¿Dhel?
- ¿Eh? - ella pareció reaccionar
- ¿Dónde tenías la cabeza ahora? - preguntó Faramir con una sonrisa
- Sólo estaba pensando en que regalo sería mejor para Boromir... No se me ocurre nada... ¿Qué decías?
- Te he preguntado como te encuentras - dijo Faramir
- ¡Perfectamente! ¿Crees que si me abrigo mucho pueda salir hoy a la calle? - Aredhel puso la mayor cara de pena que sabía poner
- No lo creo Dhel... Además está nevando, hoy no es un buen día
La chica se cruzó de brazos con expresión enfadada, y volvió de nuevo su mirada hacía la ventana.
- No me pongas esa cara, es por tu bien - le dijo Faramir
- ¡Hace tres días que estoy aquí Faramir! ¿No te doy ni un poco de pena? - ella volvió a mirar a su amigo
- No depende de que me des pena o no, depende de lo que diga el médico, y dijo bien claramente que tenías que estar 5 días sin salir a la calle.
- Voy a volverme loca - murmuró ella con mal humor
- Bueno, sólo venía a ver como te encontrabas, luego volveré más tarde, ahora me esperan en la sala de armas.... - dijo Faramir, hizo una pausa para ver si su amiga decía algo, pero como parecía que no lo iba a hacer se fue.
Ella vigiló de reojo cuando su amigo se hubo marchado y luego se marchó decidida hacía su habitación, allí abrió el armario y sacó el abrigo más grueso que encontró y salió por una de las puertas laterales vigilando que nadie la viera.
Cuando el frío aire le golpeó la cara se sintió más viva de lo que se había sentido los últimos tres días. Pensó que lo mejor sería ir a un sitio donde no hubiera demasiada gente, pues si alguien la veía se lo podía decir a Faramir.
Había un pequeño jardín en la parte trasera de la casa donde no solía ir nadie. De echo era uno de los pocos espacios verdes de toda Minas Tirith. Debajo de un pequeño cubierto había un banco donde Aredhel acostumbraba a ir cuando quería pensar.
Pero cuando llegó allí se llevó una sorpresa: Boromir. El chico estaba sentado en el banco, con la cara entre las manos, y tenía aspecto abatido. Ella olvidándose que nadie la debía ver se acercó.
- ¿Boromir?
Él levantó la vista, y al ver a su amiga puso una expresión sorprendida : - ¡Dhel! ¿Porqué no estás en casa? Aún no puedes salir
- Eso no importa ahora. ¿Qué te ocurre? - dijo ella sentándose a su lado
- Es Eryn... - dijo Boromir
Aredhel recordó la chica rubia con la que él solía salir : - ¿Qué pasa con ella?
- Se ha enamorado de otro... Pero no creas que es por eso que estoy así, si ella ni me gustaba a mi... Estaba pensando en lo que dirá mi padre cuando se lo diga... Para él, Eryn era la chica perfecta para mi
- Ei, creí que era algo más grave! Diga lo que diga tu padre se le pasará. No puede estar enfadado eternamente contigo por eso - Aredhel intentó animarle con una sonrisa
Boromir la miró unos momentos y luego también sonrió débilmente : - ¿Sabes? Eres la mejor chica que conozco
- Si claro... - Dhel no quiso que Boromir se diera cuenta pero se sonrojó con esas palabras
- Bueno ¿y tu que?
- ¿Yo que de que? - dijo ella que no había entendido nada, en parte porqué desde la última frase de Boromir un montón de mariposas se le habían echado a volar en el estómago
- ¿No hay ningún chico que te guste?
- Bueno... En realidad si - Aredhel no se podía creer que estuviese teniendo esa conversación precisamente con Boromir
- ¿En serio? ¿Quién es?
- Tengo por principio no decírselo nunca a nadie... Y contigo tampoco voy a hacer una excepción - la chica dijo lo primero que se le pasó por la cabeza y rezó porqué la voz no le temblara
- Está bien... No me lo digas si no quieres... ¿Pero este chico lo sabe?
- No, no lo sabe - dijo ella con seguridad
- Yo creo que deberías decírselo. Ningún chico que tuviera entendimiento te rechazaría
El rubor que cubría las mejillas de Aredhel se intensificó
- Quizá algún día lo haga... - murmuró
- Claro que si - Boromir sonreía ampliamente - Bueno me tengo que ir, que hoy me toca la guardia nocturna... Y tu vale más que vuelvas para dentro
- Oye Boromir... ¿Te importaría no decirle a Faramir que he salido? Se pone realmente pesado con eso...
- Descuida, yo no te he visto - Boromir guiñó un ojo, y luego desapareció
Aredhel lo miró al tiempo que una sonrisa se le formaba en los labios y dejaba escapar un suspiro. Luego se levantó y volvió lentamente hacía la casa.
* * *
Unas bruscas sacudidas sacaron a la chica de pelo oscuro de su apacible sueño.
Aredhel entreabrió los ojos y vio a Faramir
- Faramir.... ¿Qué estás haciendo? ¡Aún está oscuro! - dijo ella medio adormilada
- Dhel... Boromir ha tenido un accidente... Unos orcos le han atacado mientras hacía la guardia nocturna
- ¿Qué? - la chica se incorporó bruscamente en la cama
- Está en las Casas de Curación
- ¡Vamos! - ella cogió al vuelo su abrigo y sin cuidarse de peinarse ni nada, sólo se calzó unas botas y salió corriendo con Faramir.
Cuando llegaron allí se encontraron con la desagradable sorpresa que no los dejaban entrar.
- ¿Pero porqué? - Aredhel estaba muy nerviosa
- El señor Boromir tiene heridas graves en los costados, y hasta que se estabilice su estado nadie podrá entrar a verle. Tendrán que esperar.
La chica se dejó caer en los escalones de la Casa de Curación y empezó a llorar. Nunca en la vida había estado tan nerviosa... Faramir se sentó a su lado y le pasó un brazo por los hombros.
- Vamos Dhel... Seguro que se pondrá bien... Tranquila
- Es que...
- ¿Qué ocurre? ¿Hay algo que no me hayas contado?
- Si algo le pasara... Yo... - no pudo continuar
Faramir sólo la abrazó en silencio, esperando que parara de llorar
- Le quiero Faramir... Le quiero más que a nadie en este mundo... - dijo ella al fin
- ¿Se lo has dicho?
- No, no se lo pienso decir... No quiero que me rechace y que luego su amistad por mi cambie... Y tampoco se lo digo por ti, porqué sé que luego te sentirías de algún modo excluido
- Dhel no seas tonta, por mi no lo hagas. Yo ya encontraré a alguien cuando llegue el momento. Y estoy seguro que aunque él no correspondiera a tus sentimientos, su actitud hacia ti no cambiaria - Faramir le dedicó una sonrisa a su amiga, lo que provocó que ella también esbozara una
- Es igual... No pensemos en cosas tristes ahora... Dime... ¿cómo sería tu chica ideal?
- Pues sería valiente pero dulce a la vez. Que supiera escuchar, que necesitara alguien en quien apoyarse, pero que a la vez fuera independiente.... - los ojos de Faramir se posaron en las estrellas pensando en esa chica que estaría en algún lugar bajo ese mismo cielo... Se preguntó cuando la conocería....
- Seguro que conocerás alguien así bien pronto - dijo Aredhel
- Quien sabe....
En ese momento la puerta de las Casa de Curación se abrió y uno de los sanadores salió, llamando a Faramir. Él entro al momento.
Aredhel se levantó y empezó a caminar nerviosamente por delante de la puerta. El resto de la Ciudadela parecía adormecida.
Después de lo que a la chica le parecieron edades, Faramir volvió a salir.
- ¿Y bien? - Dhel no pudo esperar más
- Se recuperará - dijo al momento
La chica dejó escapar un suspiro de alivio : - ¿Puedo entrar a verle?
- Claro, pero está dormido...
Aredhel entró deprisa. Se acercó a la cama donde su amigo yacía. Si no hubiese sido por el vendaje de su torso y los rasguños de la cara hubiera jurado que sólo dormía.
La chica le apartó unos cuantos cabellos que le caían sobre los ojos y sonrió. Se aseguró que no había nadie y se sentó en el borde de la cama.
- Menudo susto me has dado. No quiero que nunca más me hagas una cosa de estas. Nunca ¿me has entendido? - dijo con tono enfadado, pero luego en seguida suavizó la expresión - Pero me alegro que estés bien.
- Dhel... - Boromir entreabrió los ojos y vio a su amiga junto a él
- Estoy aquí, estate tranquilo... Ahora sólo necesitas descansar - ella le acarició suavemente el pelo y le depositó un beso sobre la frente.
Boromir formó una sonrisa en sus labios y volvió a dormirse. Ella se marchó sigilosamente para no despertarle. Ahora que sabía que estaba bien ya estaba mucho más tranquila...
* * *
- ¡Au! ¡Ten cuidado! - Boromir refunfuñó
- No te quejes tanto - Dhel siguió vendándole el brazo
- No ha sido una buena idea dejarte al cargo de mis vendajes...
- Claro... Hubieses preferido quedarte en las Casas de Curación hasta estar recuperado ¿verdad? Por mi puedes volver ahora mismo...
- ¡Ei! ¡No lo pongas tan apretado!
- Lo siento... - Dhel no se había dado cuenta de que con el enfado había estrechado demasiado el vendaje
- Está bien... Lo decía en broma. Te estoy muy agradecido por haberte echo cargo de mi...
- En realidad me gusta hacerlo, si no me gustara no lo haría, aunque me lo hubiera pedido el mismo Denethor. Tienes suerte que me caes bien
Boromir sonrió : - Por cierto... ¿y Faramir?
- Ha tenido que ir por un par de días a Osgiliath, pero ha asegurado que para tu fiesta de cumpleaños estaría aquí.
- Bien, porqué un cumpleaños sin él ya no es lo mismo
- Bah... Si siempre haces lo mismo... Empiezas a hablar con todos los invitados y nos dejas a Faramir y a mi en un rincón sin hacernos el menor caso... - Aredhel frunció un poco el ceño
- Bueno... Este año no lo haré
- Eso aún está por ver... Además, reza por estar recuperado y que te dejen asistir al baile - dijo ella con tono severo
- Estaré recuperado
- Lo dices muy seguro... - Aredhel hizo una pausa - Oye Boromir...
- Dime
- No vuelvas a hacer jamás una cosa así ¿de acuerdo? Nunca jamás vuelvas a hacerlo - dijo ella muy seriamente
- Tranquila, nunca más ni un orco me va a hacer un rasguño. Te lo prometo - él le guiñó el ojo
- Bien. - Aredhel sonrió satisfecha. Confiaba en la palabra de su amigo.
* * *
Bueeeeeeno, esto de estar resfriada parece que me inspira... Aquí tenéis otro cappy de este fic. Y ya veis, me está saliendo el lado romántico por fin... Pero no quiero ir demasiado deprisa con esta relación...
Esperaré vuestros reviews para que me digáis que os parece ¿de acuerdo?
Tenna rato!
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