Capítulo 13 .-
Gentes de todo Gondor llegaban a Minas Tirith. Ese día había una gran fiesta para celebrar el cumpleaños del hijo mayor de Senescal.
En la Casa de los Senescales, los sirvientes iban apresados intentando tener todas las cosas listas antes del anochecer.
En una de las habitaciones, una chica de largo pelo oscuro miraba nerviosamente montones de vestidos esparcidos sobre su cama intentando decidir cual ponerse.
Faramir, que entró en ese momento en la habitación se quedó viendo la colección de vestidos con una sonrisa : - ¿Los vendes o algo?
- ¡No te burles! - dijo Aredhel con enfado - Nunca en mi vida he estado tan nerviosa... No creo que sea una buena idea lo que pensamos... No es el regalo perfecto...
- ¡Por supuesto que lo es! ¿No te vas a echar para atrás ahora verdad?
- Es que...
- Comprendo que estés nerviosa, pero eso no significa que sea un mal regalo ¿de acuerdo? Yo creo que le gustará
- Yo creo que no... Pero confío en ti... - dijo ella - Y también confío en ti para que me ayudes con el vestido.
- Ven conmigo, tengo una idea para el vestido
- ¿En que estás pensando?
- Tu déjame a mi. Esta noche estarás espectacular - Faramir le guiñó un ojo y le hizo un gesto para que le siguiera
La chica lo hizo, pero con pasos vacilantes, como preguntándose en que habría pensado su amigo ahora.
* * *
La soledad del bosque le gustaba, especialmente en esos días en que todo el mundo era extremadamente simpático y se comportaba como si le conociera de toda la vida. No comprendía el porqué de tanto alboroto... Todos le trataban como si fuera especial, como si el simple echo de haber nacido fuera una heroicidad tal como haber matado a un dragón o alguna hazaña parecida.
- Mira a quien tenemos por aquí - una voz suave salió de entre las hojas de un árbol que estaba cerca del camino - Creí que ya te habías olvidado de mi
- Sabes de sobra que no me olvido de ti Sinde, pero he estado en cama - dijo Boromir con una sonrisa
- ¿Enfermo? - la cara de la Elfa salió de entre las hojas con una sonrisa burlona
- No, herido - dijo él
- ¿En serio? ¿Orcos?
- Si, pero da igual, no quiero hablar de eso... ¿Tu que tal?
- Como siempre - dijo la Elfa escuetamente
- Ya... ¿Y ese Elfo? Sé que le has vuelto a ver...
- ¿Cómo lo sabes? ¿Quién te lo ha dicho? - Sindezella parecía alterada
Boromir se empezó a reír : - Lo de estar enamorada te ha vuelto menos inteligente
La Elfa le miró con mala cara
- ¡Era una broma! - exclamó él enseguida
- Cambiemos de tema mejor - dijo ella
- Está bien... ¿sabes? Hoy es mi cumpleaños - le dijo él, a quien no se le ocurrió nada mejor
- ¿Hoy? ¿Por qué no me lo habías dicho? ¡No tengo nada que regalarte! - exclamó la Elfa
- Créeme, no hace falta - pero el comentario del chico no pareció cambiar la decisión de su amiga, quien ya había decidido que regalarle.
- ¡Ya sé! Ven conmigo - Sindezella bajó de un salto del árbol y echó a correr entre la espesura, Boromir la siguió tan deprisa como pudo.
Pronto llegaron a un claro donde el sol iluminaba un pequeño tronco de arbol con un agujero en el centro. La Elfa sacó de allí una especie de cuenco con algunas hojas : - Intentaré desvelarte algo de tu futuro. Mi abuela me ha estado enseñando como hacerlo
- ¿Sabes hacer estas cosas? - preguntó Boromir
- Al menos lo intentaré. Tienes que remover estas hojas tres veces hacía la derecha y otra hacia la izquierda - indicó ella
El chico hizo lo que la Elfa le había dicho sin decir nada, más por curiosidad y diversión que por creer realmente que ella iba a acertar en sus predicciones.
Sindezella miró atentamente las hojas que habían quedado y luego empezó a decir lo que veía : - Veo unos años próximos felices, pero luego tu futuro se nubla... Las cosas están confusas. Guerra, temor, sufrimiento, ansias de poder...
- Y me volveré un tirano que esclavizará a Elfos, Enanos y Hombres... ¿Algo más? - dijo Boromir en tono burlón
- ¡Ya te he dicho que no lo sabía hacer muy bien! Pero tampoco tienes que burlarte - la Elfa guardó el cuenco con expresión enfadada
- No, no, no me burlo... Oye gracias por el regalo pero ahora debo irme, me tengo que arreglar aún y la fiesta no puede empezar sin mi
- No tardes otra eternidad en volver por aquí - le dijo ella con tono acusador
- No temas, volveré dentro de pocos días - y el chico se marchó a paso rápido hacia su casa, mientras la Elfa de un ágil salto volvía a colgarse entre las ramas del árbol.
* * *
- Estoy ridícula
- Seguro que no. Vamos sal para que te pueda ver
- Como se te escape una sola risita te las verás conmigo.
Pero Faramir no se rió, al contrario, se quedó con la boca abierta al ver a Aredhel: estaba casi irreconocible, con el largo cabello negro recogido solo en parte con una cinta dorada, que destacaba como el oro entre la noche, y luego el resto de la melena suelta, a diferencia de su habitual coleta. Llevaba un vaporoso vestido blanco sin mangas, y en toda la falda había bordados dorados. Un sencillo collar completaba la imagen.
- ¿Y bien? - preguntó ella con tono nervioso
- Estás preciosa Dhel, casi ni pareces tu
- Yo lo encuentro exagerado... Tanto como este escote... Parece que voy desesperada en busca de un hombre
- Confía en mi. Estás perfecta. Boromir caerá rendido a tus pies... Y luego de oír lo que le vas a decir aún más
- Te digo que no me parece una buena idea.... No es un buen regalo...
- ¿Cómo no va a ser un buen regalo decirle lo que sientes? Es una cosa muy bonita. Le regalas tu corazón... ¿Qué más puede querer?
- No sé... Quizá yo no.. le guste.. - Aredhel bajó la vista
Faramir alargó un brazo y con los dedos debajo del mentón de su amiga le obligó a levantar la cabeza : - Has de tener confianza en ti misma. ¿No te dijo que eras la mejor chica que conocía? Pues ya está. ¿A quien más puede querer que a la mejor chica que conoce?
Aredhel le miró con cierta desconfianza pero no dijo nada al respecto : - Por cierto... ¿De donde has sacado este vestido?
- Es bonito ¿verdad? Era de mi madre, se lo hizo poco antes de morir y nunca llegó a ponérselo... - la vista de Faramir se entristeció unos momentos
- Entonces quizá no merezca yo llevarlo... - dijo ella con mucha cautela
- No digas tonterías, eres las más apropiada. No se me ocurre nadie mejor que tu - el chico sonrió, la tristeza ya olvidada. Se sentía feliz por su amiga.
Aredhel sonrió también, aunque con una sonrisa temblorosa. Estaba muy nerviosa.
* * *
Boromir estaba a punto de entrar en uno de los salones principales de la Casa de los Senescales, donde se oía un gran bullicio de gente.
Su mano dudó unos segundos encima del pomo de la puerta... Pero luego la abrió de golpe, sin pensar. Sabía que si no entraba su padre se disgustaría.
Todo el mundo calló de golpe, para que instantes después empezaran a aplaudir, todos con sonrisas en sus rostros.
Buscó con la mirada a algunas caras conocidas... En seguida vio a Faramir y luego tuvo que observar con detenimiento a la joven que estaba a su lado para darse cuenta de que era Aredhel... Se sorprendió de verla casi irreconocible con ese vestido... Tuvo que reconocer que le quedaba realmente bien. Les iba a hacer un gesto con la mano, pero se vio asaltado por tres mujeres rubias, más bien regordetas que le pellizcaban las mejillas y le decían lo que había crecido, y lo guapo que se había vuelto.
- ¿Lo ves? Suerte que este año iba a ser diferente... - dijo la chica con enfado a Faramir que estaba a su lado
- Tiene que saludar primero a la familia Dhel... Ya vendrá luego
- ¡Faramir cielo! - una mujer de largos cabellos rubios se acercó - Hacía mucho tiempo que no nos veíamos! Míralo, si ya está echo todo un hombre!
- Hola tía Finduilyn... - dijo Faramir casi sin aliento al verse atrapado en un fuerte abrazo
Dhel reconoció a la hermana de la madre de Faramir y Boromir, y esperó que eso no trajera demasiados malos recuerdos a sus amigos... Miró a lo lejos para ver que hacía Boromir. Lo vio allí, impresionante vestido de negro y plata, hablando con un hombre ya mayor, probablemente de cosas de estrategias militares y del ejército. En ese momento pensó que tal vez, queriendo que Boromir correspondiera a sus sentimientos aspiraba a demasiado, que ella no era suficientemente buena para él.
Pero entonces, antes de que pudiera reaccionar Boromir se acercó, había dejado de hablar con el hombre.
- Perdón por haber tardado en venir a saludarte... Me ha costado reconocerte - dijo él con una media sonrisa
- Si, claro, ahora te cuesta reconocerme conociéndome de toda la vida
- No pero hoy estás... distinta - dijo él, y después de una pausa añadió - Muy guapa
- ¡Boromir tesoro! - alguien le llamó
- Por favor... Salgamos de aquí - el chico cogió a Dhel de un brazo y la arrastró fuera
Los dos jóvenes salieron fuera, y se sentaron en los escalones más bajos de la escalera que conducía al jardín.
- Creí que si volvían a decirme todo lo que había crecido y lo guapo que me había echo me volvería loco... ¡Por una vez cada mil años que me ven y tienen que hacer la gran actuación, como si en verdad pensaran en mi todo el resto del tiempo!
- No creo que sea para tanto... Al fin y al cabo son tu familia...
- Supongo...
Aredhel suspiró. Sabía que era el momento, pero no se sentía con fuerzas para decírselo. Decidió hacerlo sin pensar, que las palabras salieran solas
- Boromir... Tengo algo importante que decirte...
- Di - dijo él con una sonrisa
- Bueno verás... Es respecto a tu regalo de cumpleaños... Yo... bueno... yo... - aún con sus planes de decírselo todo de golpe se vio incapaz de continuar
- ¿Tu que? - interrogó el chico
- Yo no he encontrado nada digno de regalarte .- ya estaba echó pensó... No tenía derecho a obligarle a una respuesta con su absurda declaración.
- ¿Sólo eso? Si ya sabes que os dije tanto a ti como a Faramir que no quería regalos, son una tontería
- No, pero aún así seguiré buscando para regalarte algo, sólo necesito un poco más de tiempo
- Aunque no te lo parezca ya me has hecho un regalo... Y no sólo con tu amistad de todos estos años, si no al estar tan magnifica esta noche tan solo para mi fiesta. Es halagador
- Ya ves... Si no me ha costado nada, total es ponerme un vestido y peinarme un poco mejor que de costumbre - Dhel agradeció que estuviera oscuro y que Boromir no pudiera ver el intenso rubor que le cubría las mejillas
- ¡Boromir chico! - alguien le llamó
- Uffff - el chico suspiró - Creo que me llaman de nuevo... ¿Vienes conmigo a dentro?
- Claro - ambos se levantaron y volvieron al bullicio que había en el interior de la habitación
* * *
Jes jes. ^-^U ¡¡No me matéis!! Es que la verdad me pareció muy típico... Fiesta, declaración, beso... Esa era mi primera idea, pero luego me puse escribir y casi sin querer me salió este final. Además viendo tele el otro día me vino otra idea luminosa y decidí aprovecharla... Me temo que os toca esperar un poco más!!!
Pero aún así dejad reviews ¿eh? Gracias a Umi, cari-chan, Elanta, Lothluin, Anariel... ¡Y a todos los que alguna vez me habéis dejado un review! ¿Seguid haciéndolo ok? En época de exámenes animan mucho, y en época normal... ¡pues también!
Tenna!
* * *
Gentes de todo Gondor llegaban a Minas Tirith. Ese día había una gran fiesta para celebrar el cumpleaños del hijo mayor de Senescal.
En la Casa de los Senescales, los sirvientes iban apresados intentando tener todas las cosas listas antes del anochecer.
En una de las habitaciones, una chica de largo pelo oscuro miraba nerviosamente montones de vestidos esparcidos sobre su cama intentando decidir cual ponerse.
Faramir, que entró en ese momento en la habitación se quedó viendo la colección de vestidos con una sonrisa : - ¿Los vendes o algo?
- ¡No te burles! - dijo Aredhel con enfado - Nunca en mi vida he estado tan nerviosa... No creo que sea una buena idea lo que pensamos... No es el regalo perfecto...
- ¡Por supuesto que lo es! ¿No te vas a echar para atrás ahora verdad?
- Es que...
- Comprendo que estés nerviosa, pero eso no significa que sea un mal regalo ¿de acuerdo? Yo creo que le gustará
- Yo creo que no... Pero confío en ti... - dijo ella - Y también confío en ti para que me ayudes con el vestido.
- Ven conmigo, tengo una idea para el vestido
- ¿En que estás pensando?
- Tu déjame a mi. Esta noche estarás espectacular - Faramir le guiñó un ojo y le hizo un gesto para que le siguiera
La chica lo hizo, pero con pasos vacilantes, como preguntándose en que habría pensado su amigo ahora.
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La soledad del bosque le gustaba, especialmente en esos días en que todo el mundo era extremadamente simpático y se comportaba como si le conociera de toda la vida. No comprendía el porqué de tanto alboroto... Todos le trataban como si fuera especial, como si el simple echo de haber nacido fuera una heroicidad tal como haber matado a un dragón o alguna hazaña parecida.
- Mira a quien tenemos por aquí - una voz suave salió de entre las hojas de un árbol que estaba cerca del camino - Creí que ya te habías olvidado de mi
- Sabes de sobra que no me olvido de ti Sinde, pero he estado en cama - dijo Boromir con una sonrisa
- ¿Enfermo? - la cara de la Elfa salió de entre las hojas con una sonrisa burlona
- No, herido - dijo él
- ¿En serio? ¿Orcos?
- Si, pero da igual, no quiero hablar de eso... ¿Tu que tal?
- Como siempre - dijo la Elfa escuetamente
- Ya... ¿Y ese Elfo? Sé que le has vuelto a ver...
- ¿Cómo lo sabes? ¿Quién te lo ha dicho? - Sindezella parecía alterada
Boromir se empezó a reír : - Lo de estar enamorada te ha vuelto menos inteligente
La Elfa le miró con mala cara
- ¡Era una broma! - exclamó él enseguida
- Cambiemos de tema mejor - dijo ella
- Está bien... ¿sabes? Hoy es mi cumpleaños - le dijo él, a quien no se le ocurrió nada mejor
- ¿Hoy? ¿Por qué no me lo habías dicho? ¡No tengo nada que regalarte! - exclamó la Elfa
- Créeme, no hace falta - pero el comentario del chico no pareció cambiar la decisión de su amiga, quien ya había decidido que regalarle.
- ¡Ya sé! Ven conmigo - Sindezella bajó de un salto del árbol y echó a correr entre la espesura, Boromir la siguió tan deprisa como pudo.
Pronto llegaron a un claro donde el sol iluminaba un pequeño tronco de arbol con un agujero en el centro. La Elfa sacó de allí una especie de cuenco con algunas hojas : - Intentaré desvelarte algo de tu futuro. Mi abuela me ha estado enseñando como hacerlo
- ¿Sabes hacer estas cosas? - preguntó Boromir
- Al menos lo intentaré. Tienes que remover estas hojas tres veces hacía la derecha y otra hacia la izquierda - indicó ella
El chico hizo lo que la Elfa le había dicho sin decir nada, más por curiosidad y diversión que por creer realmente que ella iba a acertar en sus predicciones.
Sindezella miró atentamente las hojas que habían quedado y luego empezó a decir lo que veía : - Veo unos años próximos felices, pero luego tu futuro se nubla... Las cosas están confusas. Guerra, temor, sufrimiento, ansias de poder...
- Y me volveré un tirano que esclavizará a Elfos, Enanos y Hombres... ¿Algo más? - dijo Boromir en tono burlón
- ¡Ya te he dicho que no lo sabía hacer muy bien! Pero tampoco tienes que burlarte - la Elfa guardó el cuenco con expresión enfadada
- No, no, no me burlo... Oye gracias por el regalo pero ahora debo irme, me tengo que arreglar aún y la fiesta no puede empezar sin mi
- No tardes otra eternidad en volver por aquí - le dijo ella con tono acusador
- No temas, volveré dentro de pocos días - y el chico se marchó a paso rápido hacia su casa, mientras la Elfa de un ágil salto volvía a colgarse entre las ramas del árbol.
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- Estoy ridícula
- Seguro que no. Vamos sal para que te pueda ver
- Como se te escape una sola risita te las verás conmigo.
Pero Faramir no se rió, al contrario, se quedó con la boca abierta al ver a Aredhel: estaba casi irreconocible, con el largo cabello negro recogido solo en parte con una cinta dorada, que destacaba como el oro entre la noche, y luego el resto de la melena suelta, a diferencia de su habitual coleta. Llevaba un vaporoso vestido blanco sin mangas, y en toda la falda había bordados dorados. Un sencillo collar completaba la imagen.
- ¿Y bien? - preguntó ella con tono nervioso
- Estás preciosa Dhel, casi ni pareces tu
- Yo lo encuentro exagerado... Tanto como este escote... Parece que voy desesperada en busca de un hombre
- Confía en mi. Estás perfecta. Boromir caerá rendido a tus pies... Y luego de oír lo que le vas a decir aún más
- Te digo que no me parece una buena idea.... No es un buen regalo...
- ¿Cómo no va a ser un buen regalo decirle lo que sientes? Es una cosa muy bonita. Le regalas tu corazón... ¿Qué más puede querer?
- No sé... Quizá yo no.. le guste.. - Aredhel bajó la vista
Faramir alargó un brazo y con los dedos debajo del mentón de su amiga le obligó a levantar la cabeza : - Has de tener confianza en ti misma. ¿No te dijo que eras la mejor chica que conocía? Pues ya está. ¿A quien más puede querer que a la mejor chica que conoce?
Aredhel le miró con cierta desconfianza pero no dijo nada al respecto : - Por cierto... ¿De donde has sacado este vestido?
- Es bonito ¿verdad? Era de mi madre, se lo hizo poco antes de morir y nunca llegó a ponérselo... - la vista de Faramir se entristeció unos momentos
- Entonces quizá no merezca yo llevarlo... - dijo ella con mucha cautela
- No digas tonterías, eres las más apropiada. No se me ocurre nadie mejor que tu - el chico sonrió, la tristeza ya olvidada. Se sentía feliz por su amiga.
Aredhel sonrió también, aunque con una sonrisa temblorosa. Estaba muy nerviosa.
* * *
Boromir estaba a punto de entrar en uno de los salones principales de la Casa de los Senescales, donde se oía un gran bullicio de gente.
Su mano dudó unos segundos encima del pomo de la puerta... Pero luego la abrió de golpe, sin pensar. Sabía que si no entraba su padre se disgustaría.
Todo el mundo calló de golpe, para que instantes después empezaran a aplaudir, todos con sonrisas en sus rostros.
Buscó con la mirada a algunas caras conocidas... En seguida vio a Faramir y luego tuvo que observar con detenimiento a la joven que estaba a su lado para darse cuenta de que era Aredhel... Se sorprendió de verla casi irreconocible con ese vestido... Tuvo que reconocer que le quedaba realmente bien. Les iba a hacer un gesto con la mano, pero se vio asaltado por tres mujeres rubias, más bien regordetas que le pellizcaban las mejillas y le decían lo que había crecido, y lo guapo que se había vuelto.
- ¿Lo ves? Suerte que este año iba a ser diferente... - dijo la chica con enfado a Faramir que estaba a su lado
- Tiene que saludar primero a la familia Dhel... Ya vendrá luego
- ¡Faramir cielo! - una mujer de largos cabellos rubios se acercó - Hacía mucho tiempo que no nos veíamos! Míralo, si ya está echo todo un hombre!
- Hola tía Finduilyn... - dijo Faramir casi sin aliento al verse atrapado en un fuerte abrazo
Dhel reconoció a la hermana de la madre de Faramir y Boromir, y esperó que eso no trajera demasiados malos recuerdos a sus amigos... Miró a lo lejos para ver que hacía Boromir. Lo vio allí, impresionante vestido de negro y plata, hablando con un hombre ya mayor, probablemente de cosas de estrategias militares y del ejército. En ese momento pensó que tal vez, queriendo que Boromir correspondiera a sus sentimientos aspiraba a demasiado, que ella no era suficientemente buena para él.
Pero entonces, antes de que pudiera reaccionar Boromir se acercó, había dejado de hablar con el hombre.
- Perdón por haber tardado en venir a saludarte... Me ha costado reconocerte - dijo él con una media sonrisa
- Si, claro, ahora te cuesta reconocerme conociéndome de toda la vida
- No pero hoy estás... distinta - dijo él, y después de una pausa añadió - Muy guapa
- ¡Boromir tesoro! - alguien le llamó
- Por favor... Salgamos de aquí - el chico cogió a Dhel de un brazo y la arrastró fuera
Los dos jóvenes salieron fuera, y se sentaron en los escalones más bajos de la escalera que conducía al jardín.
- Creí que si volvían a decirme todo lo que había crecido y lo guapo que me había echo me volvería loco... ¡Por una vez cada mil años que me ven y tienen que hacer la gran actuación, como si en verdad pensaran en mi todo el resto del tiempo!
- No creo que sea para tanto... Al fin y al cabo son tu familia...
- Supongo...
Aredhel suspiró. Sabía que era el momento, pero no se sentía con fuerzas para decírselo. Decidió hacerlo sin pensar, que las palabras salieran solas
- Boromir... Tengo algo importante que decirte...
- Di - dijo él con una sonrisa
- Bueno verás... Es respecto a tu regalo de cumpleaños... Yo... bueno... yo... - aún con sus planes de decírselo todo de golpe se vio incapaz de continuar
- ¿Tu que? - interrogó el chico
- Yo no he encontrado nada digno de regalarte .- ya estaba echó pensó... No tenía derecho a obligarle a una respuesta con su absurda declaración.
- ¿Sólo eso? Si ya sabes que os dije tanto a ti como a Faramir que no quería regalos, son una tontería
- No, pero aún así seguiré buscando para regalarte algo, sólo necesito un poco más de tiempo
- Aunque no te lo parezca ya me has hecho un regalo... Y no sólo con tu amistad de todos estos años, si no al estar tan magnifica esta noche tan solo para mi fiesta. Es halagador
- Ya ves... Si no me ha costado nada, total es ponerme un vestido y peinarme un poco mejor que de costumbre - Dhel agradeció que estuviera oscuro y que Boromir no pudiera ver el intenso rubor que le cubría las mejillas
- ¡Boromir chico! - alguien le llamó
- Uffff - el chico suspiró - Creo que me llaman de nuevo... ¿Vienes conmigo a dentro?
- Claro - ambos se levantaron y volvieron al bullicio que había en el interior de la habitación
* * *
Jes jes. ^-^U ¡¡No me matéis!! Es que la verdad me pareció muy típico... Fiesta, declaración, beso... Esa era mi primera idea, pero luego me puse escribir y casi sin querer me salió este final. Además viendo tele el otro día me vino otra idea luminosa y decidí aprovecharla... Me temo que os toca esperar un poco más!!!
Pero aún así dejad reviews ¿eh? Gracias a Umi, cari-chan, Elanta, Lothluin, Anariel... ¡Y a todos los que alguna vez me habéis dejado un review! ¿Seguid haciéndolo ok? En época de exámenes animan mucho, y en época normal... ¡pues también!
Tenna!
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