Capítulo 17 .-
Hacía realmente mucho tiempo que Boromir no entraba en la biblioteca. Y hubiera continuado sin pisarla si no hubiese sido una causa de fuerza mayor.
En los últimos días muchas cosas extrañas habían pasado: los sueños se habían sucedido uno detrás de otros, cada día sin falta. Y por otra parte, Aredhel había estado esquivándole de manera descarada. Se preguntaba si Faramir le habría dicho algo de lo que hablaron ese día... Quizás no le gustaba que él pensara en ella de forma distinta que en una amiga.
Se sentó en la amplia mesa y sacó un trozo de pergamino, en él había cosas incomprensibles escritas. Arriba del todo, en una columna estaba escrito : EL, DE, D, I, R, U, S, I, L, D. Y debajo toda una serie de combinaciones tachadas. No lograba que le quedara nada coherente.
Faramir había dejado de tener sueños, sólo había tenido ese. Y aunque seguía insistiendo en que su hermano debía dejar el tema, Boromir no quería, pues en ese momento estaba más convencido que nunca de que era un mensaje lo que se le manifestaba a través de sueños.
En ese momento, y sacándole de su concentración, la puerta se abrió de golpe y Dhel entró con un pesado libro entre los brazos.
- Buenos días Dhel - dijo él intentado fingir que saludarla era lo más natural del mundo. Pero hacía días que ni eso llegaba a poder decirle
La chica se paró de golpe. No esperaba encontrar a Boromir allí... Pero luego pensó para si misma que no había ningún motivo por el que no pudiera entrar a dejar un libro. Y así, sin responder entró para dejar el libro.
Boromir la observó con un suspiro y luego se levantó.
Dhel estaba dejando el libro en la estantería cuando notó que Boromir la cogía del brazo.
- ¿Por qué estás enfadada conmigo ahora? - preguntó
- No estoy enfadada - respondió ella liberando el brazo
- ¡Por supuesto que lo estás! Como si no te conociera lo suficiente para distinguir cuando estás furiosa contra mi. No me hablas ni me miras, exactamente como en estos últimos días. - dijo Boromir en un intento para aclararlo todo. - Y no me gusta verte así
La chica giró la vista hacia él, y se sorprendió de que estuviera tan cerca. Durante unos momentos se observaron a través de una distancia desconcertantemente corta. Y entonces tuvo un impulso que no supo reprimir. Le dio un rápido beso en los labios y salió corriendo sin dejarle tiempo a Boromir de reaccionar.
El chico se quedó parado justo donde ella lo había dejado por un rato, tan sorprendido que no sabía que hacer. En su estómago notaba la sensación más rara que jamás había notado, era a la vez la misma sensación de tener un gran vacío, y tener un montón de animales con alas que no paraban de moverse... Su trabajo con las letras del sueño quedó totalmente olvidado por un buen rato, y cuando lo retomó le fue imposible concentrarse...
* * *
Aredhel se sentó bajo un árbol del jardín, tan sorprendida de lo que había echo que ya no sabía si reír o llorar... ¿Qué tenía que hacer ahora? ¿Con que valor volvería a mirarlo a la cara? Aunque en parte había sido su culpa... Por haberse puesto tan cerca y haber sido tan tierno...
Entonces notó una presencia a su lado y se sobresaltó un poco.
- No era mi intención asustarla joven dama - dijo el anciano
Dhel lo reconoció. Era el mago a quien Faramir tenía absoluta devoción.
- Oh, no se preocupe señor Gandalf, estaba muy concentrada pensando en mis cosas - dijo ella con una sonrisa.
- Y te diré una cosa acerca de lo que te preocupa... No te fíes de lo que has oído, pues los oídos son traicioneros. Sólo confía en lo que notes con tus propias sensaciones. Guíate por el instinto.
- ¿Pero como sabe...?
- Un mago sabe lo que tiene que saber - dijo él con una amable sonrisa - Y ahora, ¿serías tan amable de indicarme donde se encuentra tu amigo Faramir? Creo que quería consultarme algo.
- Creo que está en el Patio del Manantial haciendo guardia - le informó ella
- Muchas gracias, y piensa en lo que te he dicho - le dijo Gandalf antes de irse.
La chica lo siguió con la mirada unos segundos, para luego volver a sumirse en sus pensamientos.
* * *
Faramir hacía rato que buscaba a su hermano. Había pedido consejo a Gandalf acerca de los sueños, y sorprendentemente las sospechas de Boromir no iban desencaminadas. El mago también opinaba que querían decir algo, aunque lo tendrían que descubrir.
Encontró al chico sentado en los escalones que llevaban a la entrada principal de la Casa de los Senescales. Tenía un aspecto meditabundo y no parecía no haberse dado cuenta de que su hermano menor se había sentado a su lado.
- Hace rato que te buscaba - empezó Faramir - ¿sabes? Comenté eso de los sueños que tanto te preocupa a Gandalf, y tengo que reconocer que yo me equivocaba. Si que seguramente tienen un significado. ¿Boromir? ¿Me escuchas?
- ¿Eh? - su hermano pareció que se daba cuenta por primera vez de la presencia de Faramir.
- Te preguntaba que te pasaba, se te ve muy preocupado por algo - se inventó él. Lo del sueño podía esperar, pues Boromir parecía realmente tener la cabeza ocupada por otras cosas.
- Es que... Ha pasado algo que no esperaba... - murmuró Boromir. Su hermano pequeño comprobó sorprendido que sus mejillas adquirían un leve tono colorado.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó Faramir presa ya por la impaciencia
- Pues yo estaba en la biblioteca y... bueno ha llegado Dhel a dejar un libro... y como hace días que me esquivaba y seguía haciéndolo me he levantado para preguntarle que es lo que había echo para hacerla enfadar.. Y... bueno... luego... - Boromir calló
- ¿Qué? - Faramir esperaba que a su amiga no le hubiera dado para propinarle un bofetón o algo por el estilo a su hermano.
- Pues que... Me besó - Boromir desvió la vista
- ¿Te besó?
- Si
- ¿Y eso?
- No se
- ¿Y que le dijiste tu?
- Nada
- ¿Nada?
- Nada
- ¿Por qué?
- Porqué se fue corriendo
- ¿Se fue corriendo? - Faramir no salía de su asombro. Había dejado ir las preguntas una detrás de otra
- Si
- ¿Y a que esperas? - dijo Faramir
- ¿Qué espero a que? - preguntó Boromir confuso
- Ve a buscarla zoquete!!! Ahora me negarás que no te ha gustado el beso y que no quieres decirle que tu también tenías ganas de que algo similar pasara
- Bueno yo...
- ¡Confiesa! - Faramir le apunto con un dedo acusador
- ¡Está bien! Si me ha gustado! ¿Estás satisfecho?
- Ahora si - dijo Faramir con una sonrisa - y una vez echa la confesión ya sabes que te toca.
- Si, está bien... Ya voy - Boromir se levantó
Faramir lo vio alejarse, y pensó que en cuanto le hubiera dicho a Dhel lo que tenía que decirle, él le contaría lo de Gandalf y los sueños.
* * *
Cuando Boromir ya se dirigía decidido a hablar con su amiga, uno de los soldados lo detuvo. Al parecer su padre lo llamaba urgentemente. Dio una última mirada en dirección a la habitación de la chica y con un suspiro de resignación cambió su dirección, prometiéndose a si mismo que lo primero que hiciera saliendo de la reunión con su padre sería hablar con ella.
Abrió la puerta tras la que Denethor esperaba. El chico entró con cautela, pues su padre permanecía sentado con los ojos cerrados y expresión cansada.
- ¿Papá? - preguntó él
- Ah Boromir, te estaba esperando. Pasa
Él se sentó al lado del Senescal.
- ¿Sabes? Antes me ha venido a ver un habitante del Bosque... Uno de esos Elfos. - dijo su padre.
- Ah... ¿si? - el chico no sabía a donde quería llegar su padre con esa conversación
- Una linda Elfa. Me dijo que la conocías... - el rostro de Denethor se tornó hosco y desagradable.
- Ah.. bueno... yo...
- ¡Cuantas veces os dije a Faramir y a ti que os mantuvierais alejados de estas criaturas! ¡Cuantas! - estalló por fin el Senescal
- Mamá siempre nos dijo que eran criaturas maravillosas y buenas. Que valía la pena conocerlas - dijo Boromir en un intento de defenderse.
El recuerdo de Finduilas pareció calmar un poco a Denethor, que bajó la vista y suspiró.
- Lo siento, no quise ofenderte pero...
- Vino a ofrecerme la ayuda de sus arqueros para los futuros ataques orcos - dijo su padre sin dejarlo acabar
- Creo que sería sensato aceptarlos. No sabemos hasta que punto pueden ser peligrosos
Pero antes de que pudieran seguir discutiendo el asunto, las trompetas de plata de la Torre Blanca dieron la señal de un nuevo ataque.
- Ya continuaremos la discusión, creo que me necesitan - dijo Boromir levantándose.
De camino al muro exterior se encontró con Faramir que también se dirigía allí. Sólo se intercambiaron unas miradas preocupadas. Estos ataques tan seguidos empezaban a ser sospechosos. Si bien no les suponían ningún problema, agotaban bastante a las tropas.
Antes de internarse entre la multitud de soldados que ya se defendían contra las tropas orcas, Boromir pensó en donde podría llevarlos todo esto... Si él era el futuro Senescal de la ciudad tendría que buscar una solución. No permitiría que la ciudad cayera.
* * *
- Estabas demasiado distraído... - le reprendió Faramir - Y un combate no es una broma
- Sólo me faltan tus sermones - dijo Boromir poniendo una mueca de dolor, mientras la encargada de las casas de curación le vendaba el torso desnudo.
Un momento en que su mente había vuelto a volar en otros asuntos le había dado una oportunidad de oro al orco al cual se enfrentaba para dar una estocada certera con su espada curva, que había echo un profundo corte. Con las prisas del ataque, se había olvidado de ponerse la armadura y por eso la camisa se había visto pronto teñida de rojo.
Boromir iba a levantarse cuando la enfermera se lo impidió.
- Esta noche va a tener que quedarse aquí capitán Boromir. - dijo con voz autoritaria la mujer
- Es que tengo que ir ha tratar un asunto importante con alguien - dijo el chico poniendo ojos de súplica
- Ese asunto tendrá que esperar a mañana. - la mujer dio a entender que no había más que discutir.
- Bueno Boromir, me voy a hablar con papá ya que tu no puedes
- ¡Faramir! No digas nada a Dhel de... - Boromir miró a la mujer que seguía en la estancia - bueno.. de lo que tu ya sabes.
- Descuida, dejaré que tengas tu el privilegio mañana.
Y cuando su hermano y la mujer hubieron abandonado la habitación el chico se tendió en la cama con una mueca de dolor, pues tenía las costillas doloridas, a parte del corte. No tardó demasiado en quedarse dormido, había sido un día agotador...
* * *
Bueno! Aquí está otro! Ya veis que sigo inspirada! Aun con un brazo casi inmóvil a causa de un taladro al que llaman vacuna de meningitis... :S Me ha tocado una enfermera tipo gorilon, más bestia y no nace... ¬¬
En fin, dejad reviews!!! Pleaseeeeeeeee ^^ Se agradece que a la gente le guste lo que escribes y te anime a continuarlo.
* * *
Hacía realmente mucho tiempo que Boromir no entraba en la biblioteca. Y hubiera continuado sin pisarla si no hubiese sido una causa de fuerza mayor.
En los últimos días muchas cosas extrañas habían pasado: los sueños se habían sucedido uno detrás de otros, cada día sin falta. Y por otra parte, Aredhel había estado esquivándole de manera descarada. Se preguntaba si Faramir le habría dicho algo de lo que hablaron ese día... Quizás no le gustaba que él pensara en ella de forma distinta que en una amiga.
Se sentó en la amplia mesa y sacó un trozo de pergamino, en él había cosas incomprensibles escritas. Arriba del todo, en una columna estaba escrito : EL, DE, D, I, R, U, S, I, L, D. Y debajo toda una serie de combinaciones tachadas. No lograba que le quedara nada coherente.
Faramir había dejado de tener sueños, sólo había tenido ese. Y aunque seguía insistiendo en que su hermano debía dejar el tema, Boromir no quería, pues en ese momento estaba más convencido que nunca de que era un mensaje lo que se le manifestaba a través de sueños.
En ese momento, y sacándole de su concentración, la puerta se abrió de golpe y Dhel entró con un pesado libro entre los brazos.
- Buenos días Dhel - dijo él intentado fingir que saludarla era lo más natural del mundo. Pero hacía días que ni eso llegaba a poder decirle
La chica se paró de golpe. No esperaba encontrar a Boromir allí... Pero luego pensó para si misma que no había ningún motivo por el que no pudiera entrar a dejar un libro. Y así, sin responder entró para dejar el libro.
Boromir la observó con un suspiro y luego se levantó.
Dhel estaba dejando el libro en la estantería cuando notó que Boromir la cogía del brazo.
- ¿Por qué estás enfadada conmigo ahora? - preguntó
- No estoy enfadada - respondió ella liberando el brazo
- ¡Por supuesto que lo estás! Como si no te conociera lo suficiente para distinguir cuando estás furiosa contra mi. No me hablas ni me miras, exactamente como en estos últimos días. - dijo Boromir en un intento para aclararlo todo. - Y no me gusta verte así
La chica giró la vista hacia él, y se sorprendió de que estuviera tan cerca. Durante unos momentos se observaron a través de una distancia desconcertantemente corta. Y entonces tuvo un impulso que no supo reprimir. Le dio un rápido beso en los labios y salió corriendo sin dejarle tiempo a Boromir de reaccionar.
El chico se quedó parado justo donde ella lo había dejado por un rato, tan sorprendido que no sabía que hacer. En su estómago notaba la sensación más rara que jamás había notado, era a la vez la misma sensación de tener un gran vacío, y tener un montón de animales con alas que no paraban de moverse... Su trabajo con las letras del sueño quedó totalmente olvidado por un buen rato, y cuando lo retomó le fue imposible concentrarse...
* * *
Aredhel se sentó bajo un árbol del jardín, tan sorprendida de lo que había echo que ya no sabía si reír o llorar... ¿Qué tenía que hacer ahora? ¿Con que valor volvería a mirarlo a la cara? Aunque en parte había sido su culpa... Por haberse puesto tan cerca y haber sido tan tierno...
Entonces notó una presencia a su lado y se sobresaltó un poco.
- No era mi intención asustarla joven dama - dijo el anciano
Dhel lo reconoció. Era el mago a quien Faramir tenía absoluta devoción.
- Oh, no se preocupe señor Gandalf, estaba muy concentrada pensando en mis cosas - dijo ella con una sonrisa.
- Y te diré una cosa acerca de lo que te preocupa... No te fíes de lo que has oído, pues los oídos son traicioneros. Sólo confía en lo que notes con tus propias sensaciones. Guíate por el instinto.
- ¿Pero como sabe...?
- Un mago sabe lo que tiene que saber - dijo él con una amable sonrisa - Y ahora, ¿serías tan amable de indicarme donde se encuentra tu amigo Faramir? Creo que quería consultarme algo.
- Creo que está en el Patio del Manantial haciendo guardia - le informó ella
- Muchas gracias, y piensa en lo que te he dicho - le dijo Gandalf antes de irse.
La chica lo siguió con la mirada unos segundos, para luego volver a sumirse en sus pensamientos.
* * *
Faramir hacía rato que buscaba a su hermano. Había pedido consejo a Gandalf acerca de los sueños, y sorprendentemente las sospechas de Boromir no iban desencaminadas. El mago también opinaba que querían decir algo, aunque lo tendrían que descubrir.
Encontró al chico sentado en los escalones que llevaban a la entrada principal de la Casa de los Senescales. Tenía un aspecto meditabundo y no parecía no haberse dado cuenta de que su hermano menor se había sentado a su lado.
- Hace rato que te buscaba - empezó Faramir - ¿sabes? Comenté eso de los sueños que tanto te preocupa a Gandalf, y tengo que reconocer que yo me equivocaba. Si que seguramente tienen un significado. ¿Boromir? ¿Me escuchas?
- ¿Eh? - su hermano pareció que se daba cuenta por primera vez de la presencia de Faramir.
- Te preguntaba que te pasaba, se te ve muy preocupado por algo - se inventó él. Lo del sueño podía esperar, pues Boromir parecía realmente tener la cabeza ocupada por otras cosas.
- Es que... Ha pasado algo que no esperaba... - murmuró Boromir. Su hermano pequeño comprobó sorprendido que sus mejillas adquirían un leve tono colorado.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó Faramir presa ya por la impaciencia
- Pues yo estaba en la biblioteca y... bueno ha llegado Dhel a dejar un libro... y como hace días que me esquivaba y seguía haciéndolo me he levantado para preguntarle que es lo que había echo para hacerla enfadar.. Y... bueno... luego... - Boromir calló
- ¿Qué? - Faramir esperaba que a su amiga no le hubiera dado para propinarle un bofetón o algo por el estilo a su hermano.
- Pues que... Me besó - Boromir desvió la vista
- ¿Te besó?
- Si
- ¿Y eso?
- No se
- ¿Y que le dijiste tu?
- Nada
- ¿Nada?
- Nada
- ¿Por qué?
- Porqué se fue corriendo
- ¿Se fue corriendo? - Faramir no salía de su asombro. Había dejado ir las preguntas una detrás de otra
- Si
- ¿Y a que esperas? - dijo Faramir
- ¿Qué espero a que? - preguntó Boromir confuso
- Ve a buscarla zoquete!!! Ahora me negarás que no te ha gustado el beso y que no quieres decirle que tu también tenías ganas de que algo similar pasara
- Bueno yo...
- ¡Confiesa! - Faramir le apunto con un dedo acusador
- ¡Está bien! Si me ha gustado! ¿Estás satisfecho?
- Ahora si - dijo Faramir con una sonrisa - y una vez echa la confesión ya sabes que te toca.
- Si, está bien... Ya voy - Boromir se levantó
Faramir lo vio alejarse, y pensó que en cuanto le hubiera dicho a Dhel lo que tenía que decirle, él le contaría lo de Gandalf y los sueños.
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Cuando Boromir ya se dirigía decidido a hablar con su amiga, uno de los soldados lo detuvo. Al parecer su padre lo llamaba urgentemente. Dio una última mirada en dirección a la habitación de la chica y con un suspiro de resignación cambió su dirección, prometiéndose a si mismo que lo primero que hiciera saliendo de la reunión con su padre sería hablar con ella.
Abrió la puerta tras la que Denethor esperaba. El chico entró con cautela, pues su padre permanecía sentado con los ojos cerrados y expresión cansada.
- ¿Papá? - preguntó él
- Ah Boromir, te estaba esperando. Pasa
Él se sentó al lado del Senescal.
- ¿Sabes? Antes me ha venido a ver un habitante del Bosque... Uno de esos Elfos. - dijo su padre.
- Ah... ¿si? - el chico no sabía a donde quería llegar su padre con esa conversación
- Una linda Elfa. Me dijo que la conocías... - el rostro de Denethor se tornó hosco y desagradable.
- Ah.. bueno... yo...
- ¡Cuantas veces os dije a Faramir y a ti que os mantuvierais alejados de estas criaturas! ¡Cuantas! - estalló por fin el Senescal
- Mamá siempre nos dijo que eran criaturas maravillosas y buenas. Que valía la pena conocerlas - dijo Boromir en un intento de defenderse.
El recuerdo de Finduilas pareció calmar un poco a Denethor, que bajó la vista y suspiró.
- Lo siento, no quise ofenderte pero...
- Vino a ofrecerme la ayuda de sus arqueros para los futuros ataques orcos - dijo su padre sin dejarlo acabar
- Creo que sería sensato aceptarlos. No sabemos hasta que punto pueden ser peligrosos
Pero antes de que pudieran seguir discutiendo el asunto, las trompetas de plata de la Torre Blanca dieron la señal de un nuevo ataque.
- Ya continuaremos la discusión, creo que me necesitan - dijo Boromir levantándose.
De camino al muro exterior se encontró con Faramir que también se dirigía allí. Sólo se intercambiaron unas miradas preocupadas. Estos ataques tan seguidos empezaban a ser sospechosos. Si bien no les suponían ningún problema, agotaban bastante a las tropas.
Antes de internarse entre la multitud de soldados que ya se defendían contra las tropas orcas, Boromir pensó en donde podría llevarlos todo esto... Si él era el futuro Senescal de la ciudad tendría que buscar una solución. No permitiría que la ciudad cayera.
* * *
- Estabas demasiado distraído... - le reprendió Faramir - Y un combate no es una broma
- Sólo me faltan tus sermones - dijo Boromir poniendo una mueca de dolor, mientras la encargada de las casas de curación le vendaba el torso desnudo.
Un momento en que su mente había vuelto a volar en otros asuntos le había dado una oportunidad de oro al orco al cual se enfrentaba para dar una estocada certera con su espada curva, que había echo un profundo corte. Con las prisas del ataque, se había olvidado de ponerse la armadura y por eso la camisa se había visto pronto teñida de rojo.
Boromir iba a levantarse cuando la enfermera se lo impidió.
- Esta noche va a tener que quedarse aquí capitán Boromir. - dijo con voz autoritaria la mujer
- Es que tengo que ir ha tratar un asunto importante con alguien - dijo el chico poniendo ojos de súplica
- Ese asunto tendrá que esperar a mañana. - la mujer dio a entender que no había más que discutir.
- Bueno Boromir, me voy a hablar con papá ya que tu no puedes
- ¡Faramir! No digas nada a Dhel de... - Boromir miró a la mujer que seguía en la estancia - bueno.. de lo que tu ya sabes.
- Descuida, dejaré que tengas tu el privilegio mañana.
Y cuando su hermano y la mujer hubieron abandonado la habitación el chico se tendió en la cama con una mueca de dolor, pues tenía las costillas doloridas, a parte del corte. No tardó demasiado en quedarse dormido, había sido un día agotador...
* * *
Bueno! Aquí está otro! Ya veis que sigo inspirada! Aun con un brazo casi inmóvil a causa de un taladro al que llaman vacuna de meningitis... :S Me ha tocado una enfermera tipo gorilon, más bestia y no nace... ¬¬
En fin, dejad reviews!!! Pleaseeeeeeeee ^^ Se agradece que a la gente le guste lo que escribes y te anime a continuarlo.
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