Capítulo 18 .-
Boromir agudizó el oído. No se oía nada. Se levantó con dificultad a causa de las heridas de su torso y salió poco a poco de la Casa de Curación. La encargada tampoco lo había dejado salir al día siguiente, y ahora, cuando la mujer se había ido a dormir él se deslizaba fuera, pues pensaba que si no le tocaba pronto el aire se volvería loco.
Sonrió al ver las estrellas y al sentir la brisa cálida de esa noche de verano. No pensaba alejarse mucho.
Caminó lentamente por los jardines, hasta llegar a uno de los patios interiores. Instintivamente levantó la vista para ver una de las ventanas. Ahí estaba Dhel, apoyada en el alfeizar mirando las estrellas. El chico pensó que se la veía muy bien, y le gustó que ella no pudiese verlo. Decidió que el próximo día por la mañana sin falta hablaría con ella.
Entonces ella se apartó y cerró la ventana, y casi al instante la luz que procedía de la habitación se apagó. Boromir suspiró: Dhel ya se había ido a dormir. Se alejó y continuó su paseo.
* * *
Aredhel contemplaba las estrellas con la mirada perdida. En todo el día no había visto a Boromir, pero tampoco le extrañaba... El chico debía estar evitándola. Se arrepintió por milésima vez de haber echo eso, pues creía que había echado a perder su amistad.
Aunque por otra parte se alegraba. Si se lo hubiese encontrado no hubiese sabido ni que decir ni que hacer... ¿Comportarse como si nada hubiese pasado? No hubiese sido posible.
La chica sabía que no podría dormir aunque quisiera, pero si cerraba los ojos sólo veía la cara desconcertada de Boromir cuando ella hizo lo que hizo...
Se apartó de la ventana y decidió ir a dar un paseo. Cerró la luz y salió al pasillo.
El guardia de la puerta, que resultó ser el joven Beregond.
- Buenas noches Aredhel. ¿Dónde vas tan tarde? - le preguntó a la chica
- Oh, no sabía que te tocara guardia a ti Beregond. Pues iba a dar un paseo. No puedo dormir. - le respondió ella
- Te acompañaría si pudiese, porqué me estoy aburriendo - declaró el guardia
- Tu coge fuerzas para mañana. Lo más seguro es que haya un ataque orco.
- Pues sí, es extraño que cada día pase lo mismo - dijo él
- Boromir también lo cree - y al darse cuenta de que había vuelto a hablar de él casi sin pensarlo se sonrojó.
Beregond sonrió, pues a la débil luz de las antorchas que iluminaban el pasillo, alargando las sombras, lo había visto.
Ella se fue sin decir nada más. Fue directa a uno de los jardines, donde solía pasear. Allí entre las rosas y las otras flores podía sentirse un poco más tranquila.
* * *
Boromir estaba a punto de volver cuando la vio. Se sorprendió de que no estuviera durmiendo, pero a la vez se quedó parado viéndola a la luz de la luna. ¿Sería ese un buen momento para hablar con ella?
Casi sin pensarlo se adelantó. Ella se giró al oír el rumor de hojas al ser apartadas y puso una expresión mezcla de asombro, miedo y alegría. Por un momento lo miró, y luego se dio cuenta de los vendajes de su torso.
- ¡Por Eru! ¿Qué te ha pasado? - dijo olvidando la vergüenza
- No estaba demasiado por la batalla y ya ves que pasó... - explicó él con una media sonrisa
- ¡Pero tu donde tienes la cabeza! - dijo Dhel sacudiendo su melena rizada - ¿Cómo se te ocurre no estar por la batalla? ¡Esto no es un juego Boromir!
- Sé que no es un juego... Es que tenía la cabeza en otro sitio - dijo él, hizo una pausa y después agregó - Pensando en alguien
- ¿En quien? - preguntó ella sintiendo que volvía a estar nerviosa y insegura
- Pues en...
- ¡Señor Boromir! - una voz le interrumpió. Era la encargada de las Casas de Curación - ¡Pero en que está pensando! Le dije que no podía salir
- Sólo he salido a tomar el aire! ¿Qué quería que pasase? - dijo el chico con un suspiro de resignación y con tono enojado
- Eru lo sabe que podía haber pasado. Ahora mismo va a venir conmigo o tendré que informar a su padre - dijo la mujer bajita con tono autoritario
- Está bien - Boromir se dirigió a su amiga una vez más - Mañana hablamos Dhel. Buenas noches
La chica no contestó, se había quedado sorprendida... ¿Qué era lo que Boromir tenía que decirle?
* * *
La mañana siguiente amaneció gris. El cielo estaba cubierto por nubes grises que amenazaban a lluvia.
- ¿Pero porque se lo piensa tanto? ¡No ve que estoy bien! ¿Quiere dejarme salir de una vez y no ser tan sobreprotectora con la gente? - Boromir empezaba a perder la paciencia con esa mujer
Faramir miraba la escena nervioso, puesto que pensaba que si su hermano seguía de esa forma no conseguiría lo que quería.
- ¿No ve que tengo unas obligaciones que cumplir? - volvió a intentarlo él
- Está bien, pero si vuelve por aquí pronto no seré tan benévola - dijo la mujer después de pensárselo
Cuando salieron a la calle Boromir dijo unas palabras no muy agradables contra esa mujer
- Te salvó la vida, no puedes decirle nada - le reprochó Faramir
- Me arruinó la noche! Ayer salí a pasear y me encontré con Dhel y esa mujer me interrumpió!!! - exclamó su hermano mayor sin poderse controlar por más tiempo
- Vaya... ¿Pero estás del todo convencido de esto?
- Claro que estoy convencido. Me he pasado muchos años dudando, pero ahora ya no más - dijo Boromir - Desde el día de la fiesta en que se arregló tanto notaba que algo había cambiado pero me negaba a aceptarlo...
- Sólo quería asegurarme. No quiero que ningún chico le haga daño a Dhel. La aprecio como si fuera mi hermana - dijo Faramir sonriendo
- Lo sé - Boromir también sonrió
En ese momento el cuerno que indicaba un nuevo ataque orco sonó.
- Vaya, si que han madrugado hoy - dijo Faramir con un suspiró resignado - Ahora vuelvo
- Vendría a ayudarte si pudiera - dijo Boromir sintiéndose culpable
- No digas bobadas, puedo encargarme perfectamente. Tu tienes otro trabajo - Faramir desenvainó su espada y se dirigió a la salida norte de la ciudadela
Boromir se dirigió con un suspiro a la Casa de los Senescales, pero antes de llegar vio él mismo con Dhel bajaba ligera las escaleras de salida.
- Eh hola - dijo ella acercándose con una sonrisa - Ahora venía a ver si ya te habían liberado
- Ya ves que si. Bueno ahora podremos hablar sin impedimentos
- Si porqué me dejaste con la duda - la chica no sabía si Boromir se había olvidado del incidente de la biblioteca o prefería hacer como si lo hubiese olvidado.
- Pues a ver... - Boromir buscó las palabras para empezar - mmm... como te lo digo...
Aredhel lo miraba expectante, sin decir nada.
- mmmm... - el chico seguía sin saber como expresarse - ¿Sabes el día de mi cumpleaños?
- ¿Cuál de ellos? - preguntó la chica confusa porqué cada vez entendía menos
- El primero que celebramos cuando tu volviste de Rohan
- Ah si - la chica se sonrojó un poco al recordar que había estado a punto de declararse.
- Vale, pues... Ese día... ¿cómo te lo diría? Yo... pues yo... - Boromir se empezó a desesperar pues no sabía como hacerlo
La chica lo seguía mirando sin comprender
- ¡Bueno ya estoy harto! - en un impulso incontrolable Boromir cogió a Dhel de los hombros y la besó sin más palabras
Cuando se separaron y después de un corto silencio ella dibujó una sonrisa en sus labios
- Pues para no saber como decirlo te las has apañado muy bien
- Alguien especial me enseñó este modo - dijo él con una sonrisa de picardía
- Eh... bueno yo... Fue tu culpa por ponerte demasiado cerca! No pude controlarme - Dhel se puso a la defensiva
- De haberlo sabido me hubiera puesto cerca antes - Boromir no borró la sonrisa
- Vale espera - Dhel cerró los ojos y dio dos vueltas alrededor de si misma, luego medio mareada los volvió a abrir mirando al chico
- ¿Se puede saber que hacer? - preguntó Boromir divertido
- Oh cielos... ¡Es de verdad! No estoy alucinando
Boromir estalló a reír
- Que cosas tienes
- ¡Pero si tu dijiste que yo no te gustaba cuando Faramir te preguntó! Que sabías que a mi me gustabas y que eso no te dejaba dormir por las noches - dijo ella recordando esa conversación
- ¿Yo dije eso? La vez que Faramir me preguntó acerca de ti dije que esos ataques extraños desde Mordor no me gustaban nada y no me dejaban dormir por las noches... ¡Eh! Espera! ¿Por eso no me hablabas?
Dhel bajó la vista : - Pues si... Soy una idiota...
- Yo no diría tanto - Boromir le alzó la cabeza poniendo una mano delicadamente bajo su mentón.
Los dos se miraron sonrientes y por un largo rato no pensaron ni en las batallas, ni en sueños ni en nada más. Por muy egoísta que pudiera ser esa actitud, en todo ese día no recordaron que había otra gente en el mundo a parte de ellos dos.
* * *
Lo sé, lo sé... Corto y pastelorro... ¿Pero no pedíais que Boromir se lanzara? Pues ala, ahí lo tenéis. Y aprovechad pq los tiempos que vienen no son buenos.... La guerra del anillo está al caer y Boromir tendrá que acudir a Rivendel a consultar con Elrond esos sueños extraños... Eso cuando los pueda descifrar. En resumen, tiempos feos.
Dejen reviews por favoooorrr!!!!!!
* * *
Boromir agudizó el oído. No se oía nada. Se levantó con dificultad a causa de las heridas de su torso y salió poco a poco de la Casa de Curación. La encargada tampoco lo había dejado salir al día siguiente, y ahora, cuando la mujer se había ido a dormir él se deslizaba fuera, pues pensaba que si no le tocaba pronto el aire se volvería loco.
Sonrió al ver las estrellas y al sentir la brisa cálida de esa noche de verano. No pensaba alejarse mucho.
Caminó lentamente por los jardines, hasta llegar a uno de los patios interiores. Instintivamente levantó la vista para ver una de las ventanas. Ahí estaba Dhel, apoyada en el alfeizar mirando las estrellas. El chico pensó que se la veía muy bien, y le gustó que ella no pudiese verlo. Decidió que el próximo día por la mañana sin falta hablaría con ella.
Entonces ella se apartó y cerró la ventana, y casi al instante la luz que procedía de la habitación se apagó. Boromir suspiró: Dhel ya se había ido a dormir. Se alejó y continuó su paseo.
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Aredhel contemplaba las estrellas con la mirada perdida. En todo el día no había visto a Boromir, pero tampoco le extrañaba... El chico debía estar evitándola. Se arrepintió por milésima vez de haber echo eso, pues creía que había echado a perder su amistad.
Aunque por otra parte se alegraba. Si se lo hubiese encontrado no hubiese sabido ni que decir ni que hacer... ¿Comportarse como si nada hubiese pasado? No hubiese sido posible.
La chica sabía que no podría dormir aunque quisiera, pero si cerraba los ojos sólo veía la cara desconcertada de Boromir cuando ella hizo lo que hizo...
Se apartó de la ventana y decidió ir a dar un paseo. Cerró la luz y salió al pasillo.
El guardia de la puerta, que resultó ser el joven Beregond.
- Buenas noches Aredhel. ¿Dónde vas tan tarde? - le preguntó a la chica
- Oh, no sabía que te tocara guardia a ti Beregond. Pues iba a dar un paseo. No puedo dormir. - le respondió ella
- Te acompañaría si pudiese, porqué me estoy aburriendo - declaró el guardia
- Tu coge fuerzas para mañana. Lo más seguro es que haya un ataque orco.
- Pues sí, es extraño que cada día pase lo mismo - dijo él
- Boromir también lo cree - y al darse cuenta de que había vuelto a hablar de él casi sin pensarlo se sonrojó.
Beregond sonrió, pues a la débil luz de las antorchas que iluminaban el pasillo, alargando las sombras, lo había visto.
Ella se fue sin decir nada más. Fue directa a uno de los jardines, donde solía pasear. Allí entre las rosas y las otras flores podía sentirse un poco más tranquila.
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Boromir estaba a punto de volver cuando la vio. Se sorprendió de que no estuviera durmiendo, pero a la vez se quedó parado viéndola a la luz de la luna. ¿Sería ese un buen momento para hablar con ella?
Casi sin pensarlo se adelantó. Ella se giró al oír el rumor de hojas al ser apartadas y puso una expresión mezcla de asombro, miedo y alegría. Por un momento lo miró, y luego se dio cuenta de los vendajes de su torso.
- ¡Por Eru! ¿Qué te ha pasado? - dijo olvidando la vergüenza
- No estaba demasiado por la batalla y ya ves que pasó... - explicó él con una media sonrisa
- ¡Pero tu donde tienes la cabeza! - dijo Dhel sacudiendo su melena rizada - ¿Cómo se te ocurre no estar por la batalla? ¡Esto no es un juego Boromir!
- Sé que no es un juego... Es que tenía la cabeza en otro sitio - dijo él, hizo una pausa y después agregó - Pensando en alguien
- ¿En quien? - preguntó ella sintiendo que volvía a estar nerviosa y insegura
- Pues en...
- ¡Señor Boromir! - una voz le interrumpió. Era la encargada de las Casas de Curación - ¡Pero en que está pensando! Le dije que no podía salir
- Sólo he salido a tomar el aire! ¿Qué quería que pasase? - dijo el chico con un suspiro de resignación y con tono enojado
- Eru lo sabe que podía haber pasado. Ahora mismo va a venir conmigo o tendré que informar a su padre - dijo la mujer bajita con tono autoritario
- Está bien - Boromir se dirigió a su amiga una vez más - Mañana hablamos Dhel. Buenas noches
La chica no contestó, se había quedado sorprendida... ¿Qué era lo que Boromir tenía que decirle?
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La mañana siguiente amaneció gris. El cielo estaba cubierto por nubes grises que amenazaban a lluvia.
- ¿Pero porque se lo piensa tanto? ¡No ve que estoy bien! ¿Quiere dejarme salir de una vez y no ser tan sobreprotectora con la gente? - Boromir empezaba a perder la paciencia con esa mujer
Faramir miraba la escena nervioso, puesto que pensaba que si su hermano seguía de esa forma no conseguiría lo que quería.
- ¿No ve que tengo unas obligaciones que cumplir? - volvió a intentarlo él
- Está bien, pero si vuelve por aquí pronto no seré tan benévola - dijo la mujer después de pensárselo
Cuando salieron a la calle Boromir dijo unas palabras no muy agradables contra esa mujer
- Te salvó la vida, no puedes decirle nada - le reprochó Faramir
- Me arruinó la noche! Ayer salí a pasear y me encontré con Dhel y esa mujer me interrumpió!!! - exclamó su hermano mayor sin poderse controlar por más tiempo
- Vaya... ¿Pero estás del todo convencido de esto?
- Claro que estoy convencido. Me he pasado muchos años dudando, pero ahora ya no más - dijo Boromir - Desde el día de la fiesta en que se arregló tanto notaba que algo había cambiado pero me negaba a aceptarlo...
- Sólo quería asegurarme. No quiero que ningún chico le haga daño a Dhel. La aprecio como si fuera mi hermana - dijo Faramir sonriendo
- Lo sé - Boromir también sonrió
En ese momento el cuerno que indicaba un nuevo ataque orco sonó.
- Vaya, si que han madrugado hoy - dijo Faramir con un suspiró resignado - Ahora vuelvo
- Vendría a ayudarte si pudiera - dijo Boromir sintiéndose culpable
- No digas bobadas, puedo encargarme perfectamente. Tu tienes otro trabajo - Faramir desenvainó su espada y se dirigió a la salida norte de la ciudadela
Boromir se dirigió con un suspiro a la Casa de los Senescales, pero antes de llegar vio él mismo con Dhel bajaba ligera las escaleras de salida.
- Eh hola - dijo ella acercándose con una sonrisa - Ahora venía a ver si ya te habían liberado
- Ya ves que si. Bueno ahora podremos hablar sin impedimentos
- Si porqué me dejaste con la duda - la chica no sabía si Boromir se había olvidado del incidente de la biblioteca o prefería hacer como si lo hubiese olvidado.
- Pues a ver... - Boromir buscó las palabras para empezar - mmm... como te lo digo...
Aredhel lo miraba expectante, sin decir nada.
- mmmm... - el chico seguía sin saber como expresarse - ¿Sabes el día de mi cumpleaños?
- ¿Cuál de ellos? - preguntó la chica confusa porqué cada vez entendía menos
- El primero que celebramos cuando tu volviste de Rohan
- Ah si - la chica se sonrojó un poco al recordar que había estado a punto de declararse.
- Vale, pues... Ese día... ¿cómo te lo diría? Yo... pues yo... - Boromir se empezó a desesperar pues no sabía como hacerlo
La chica lo seguía mirando sin comprender
- ¡Bueno ya estoy harto! - en un impulso incontrolable Boromir cogió a Dhel de los hombros y la besó sin más palabras
Cuando se separaron y después de un corto silencio ella dibujó una sonrisa en sus labios
- Pues para no saber como decirlo te las has apañado muy bien
- Alguien especial me enseñó este modo - dijo él con una sonrisa de picardía
- Eh... bueno yo... Fue tu culpa por ponerte demasiado cerca! No pude controlarme - Dhel se puso a la defensiva
- De haberlo sabido me hubiera puesto cerca antes - Boromir no borró la sonrisa
- Vale espera - Dhel cerró los ojos y dio dos vueltas alrededor de si misma, luego medio mareada los volvió a abrir mirando al chico
- ¿Se puede saber que hacer? - preguntó Boromir divertido
- Oh cielos... ¡Es de verdad! No estoy alucinando
Boromir estalló a reír
- Que cosas tienes
- ¡Pero si tu dijiste que yo no te gustaba cuando Faramir te preguntó! Que sabías que a mi me gustabas y que eso no te dejaba dormir por las noches - dijo ella recordando esa conversación
- ¿Yo dije eso? La vez que Faramir me preguntó acerca de ti dije que esos ataques extraños desde Mordor no me gustaban nada y no me dejaban dormir por las noches... ¡Eh! Espera! ¿Por eso no me hablabas?
Dhel bajó la vista : - Pues si... Soy una idiota...
- Yo no diría tanto - Boromir le alzó la cabeza poniendo una mano delicadamente bajo su mentón.
Los dos se miraron sonrientes y por un largo rato no pensaron ni en las batallas, ni en sueños ni en nada más. Por muy egoísta que pudiera ser esa actitud, en todo ese día no recordaron que había otra gente en el mundo a parte de ellos dos.
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Lo sé, lo sé... Corto y pastelorro... ¿Pero no pedíais que Boromir se lanzara? Pues ala, ahí lo tenéis. Y aprovechad pq los tiempos que vienen no son buenos.... La guerra del anillo está al caer y Boromir tendrá que acudir a Rivendel a consultar con Elrond esos sueños extraños... Eso cuando los pueda descifrar. En resumen, tiempos feos.
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