Capítulo 21 .-
Boromir dejó que su caballo pastara libremente por ese pequeño prado soleado que había encontrado y se dispuso a descansar un rato y a comer.
Con un suspiro de resignación se sentó cerca del riachuelo que le había decidido a parar un rato en ese lugar. Estaba ya aburrido de viajar solo, y eso que sólo era su segundo día de viaje. Le quedaba un largo camino por delante.
Se echó sobre la verde hierba mientras el sol le acariciaba las mejillas. Pronto notó el hocico de su caballo husmeando a su lado.
- Si chico, yo también me aburro... - le dijo sin abrir los ojos. No quería hacer ni ese esfuerzo - Esto de hablar sólo con un caballo empieza a ser preocupante...
El caballo soltó un relincho. Boromir se apoyó sobre un codo y lo miró : - A veces parece como si entendieses lo que digo.
Entonces a el chico le pareció ver un destello de comprensión en los ojos del animal, y antes que se diera cuenta se encontró hablando con él. Contándole todo lo que le preocupaba.
- Pues estoy triste... Porqué la chica más maravillosa del mundo no vino a despedirme... ¿Qué le hice para que se enfadara y no viniera? Sé que no le gustan las despedidas pero... Podía haber echo una excepción... Digo yo vaya... Por una vez podría haber dejado de ser tan testaruda...
El animal, tal y como si entendiera todo, iba dando relinchos, y le daba amistosos golpes de hocico en un brazo.
Al final, gracias al sol y la suave brisa que hacían que Boromir estuviera muy a gusto allí, se quedó dormido, sin darse cuenta de que alguien le estaba observando...
* * *
En Minas Tirith, Faramir estaba preocupado. Hacía dos días que Dhel se negaba a salir de su habitación. No abría la puerta ni hablaba. Era como si no estuviera...
- Dhel por favor... No puedes encerrarte ahí para siempre. Algún día vas a tener que comer - el chico hizo la última tentativa de ese día
Le pareció oír un débil murmullo triste tras la puerta de madera que no logró entender.
- ¿Cómo? - preguntó
Pero nada le respondió. Faramir dio un suspiro de resignación y se alejó unos pasos.
- No forzaré la puerta porque respeto tus decisiones... Si sales ven a verme. Estaré haciendo mi guardia en la orilla este del río.
El chico se alejó hasta encontrar al soldado que hacía guardia en esa parte de la Casa de los Senescales.
- Ve al ala oeste y vigila la última puerta del pasillo. Si la señorita que está dentro sale avísame de inmediato.
El soldado asintió con la cabeza y sin hacer pregunta alguna se dirigió hacia allí donde Faramir le había indicado.
El chico se quedó justo allí donde estaba, sin ánimo de hacer nada más. Su amiga se negaba a salir, hablar o comer y su hermano se había ido lejos. Se sentía desfallecer. Le hubiese gustado consultar con Gandalf esos asuntos, pero el mago hacía tiempo que no venía por Minas Tirith. La última vez que le había visto se había encerrado por horas en la biblioteca y al salir se fue tan rápidamente que no tuvo tiempo a decirle nada. Parecía que algo le preocupaba... A lo mejor si se marchaba a alguna parte conseguiría olvidar.
Con esa idea fue a ver a Denethor, que se encontraba meditabundo en su trono.
- Papá
- Dime Faramir - el Senescal no levantó la cabeza
- Me preguntaba si tendrías alguna misión para mi... Me gustaría irme fuera de aquí. Ahora mismo me trae demasiados recuerdos de tiempos mejores - dijo el chico tristemente
- Un guerrero de Gondor tiene que aprender a esconder sus sentimientos en segundo termino. Por ahora haces falta aquí. No hay ningún sentido pensar en tiempos mejores, el pasado ya no se puede recuperar. Vive el presente, y si no te gusta has de resignarte. - dijo Denethor seriamente
Faramir iba a replicar duramente, pero pensó que eso solo complicaría las cosas, así que con un suspiro de resignación dijo : - Tienes razón papá, lo siento.
- Ve a la orilla este con algunos soldados y haz guardia. Los ataques de los orcos no cesan por demasiados días...
- Claro
Una vez estuvo fuera de su habitación, Faramir descargó toda su frustración contra una de las paredes blancas de la gran entrada.
Entonces unas palabras que Gandalf le dijo esa vez que lloraba porqué Aredhel se había ido le volvieron claras a la mente, como si hubiera llegado el momento de recordarlas:
"Aunque ahora todo de parezca oscuro y triste recuerda esto: Siempre habrán tiempos peores, más oscuros y mucho más tristes. Y cuando pierdas todo lo que te es más querido, cuando sientas que no hay más razón para vivir y creas que todo se desvanece a tu alrededor, no te hundas, no te rindas, haz de tu fortaleza tu mejor arma y sigue adelante, pues una luz de esperanza te llegará del lugar más inesperado, y lo que siempre debes recordar es que las cosas nunca son lo que parecen ser"
Nunca supo porqué, pero Faramir sabía que ese era el comienzo de los tiempos más oscuros y mucho más tristes a los que el mago se había referido....
* * *
Boromir notaba que había alguien cerca, y que no se trataba sólo de su caballo. Pensó que si seguía pareciendo dormido a lo mejor salía y podía atrapar a su espía.
Y así fue, pronto oyó como alguien pisaba suavemente las hojas secas que había en el suelo cerca de donde estaba él. Y así, sin hacer movimientos bruscos fue bajando lentamente su mano hacía la empuñadura de su espada que colgaba de su cintura, y luego con un rápido movimiento la empuñó y acorraló a una figura encapuchada contra el tronco del árbol bajo el cual el hijo del Senescal dormía.
- ¿Qué quieres de mi? - preguntó sosteniendo el filo de la espada junto al cuello de su espía.
- ¿Quieres apartar esto?
El chico se sorprendió al reconocer la voz, y con una mano temblorosa apartó la capucha que le cubría el rostro : tras ella aparecieron unos inconfundibles rizos negros como la noche y le llegó una olor muy familiar a flores silvestres.
- ¿Dhel? - Boromir aún no salía de su asombro
- Claro! ¿Quién te creías?
- Pero tu... tu... ¡estabas en Minas Tirith!
- Ahora está claro que no. No puedo estar en dos sitios a la vez
- Uff.. no entiendo nada - el chico se pasó una mano por el pelo
- ¿Tan complicado es? Odiaba la idea de separarme de ti por tantos meses y te seguí a escondidas. - dijo Dhel con una sonrisa
Boromir le devolvió la sonrisa.
- ¿Y ahora podrías bajar esta espada? Ya ves que no soy peligrosa - la chica apartó un poco la espada que seguía contra su cuello con la punta de un dedo
- Tu no, pero este viaje si Dhel
- Lo sé, pero yendo contigo no tengo ningún miedo. - dijo ella sonriendo
- Pero si no has dicho a nadie que te ibas van a preocuparse - volvió a decir él
- Faramir no es tonto. Si no me ve en mi habitación ya se lo pensará
- De todas formas en el próximo pueblo al que lleguemos le mandaremos un mensaje
- Aún no has dicho una palabra acerca de si te había gustado que te siguiera... - murmuró ella
- Hay que ver como cambias de tema - Boromir la miró con una sonrisa - ¿Pues que quieres que me parezca? Me encanta que hayas venido. Viajar sólo era lo más aburrido del mundo y contigo no puedo desear compañía mejor
Por unos instantes se olvidaron del viaje que debían continuar y de todo lo que tenían a su alrededor.
Cuando se decidieron a continuar el sol ya se había ocultado tras las montañas.
- Pronto llegaremos a Rohan y desde allí podremos informar a Faramir - dijo Boromir.
- ¿Cuántas veces vas a repetirlo? ¿Te gusta hacerme sentir mal por haber echo sufrir inútilmente a Faramir? - preguntó Dhel frunciendo el ceño
- Sabes que no
- Pues lo parece
- Dhel no empecemos que tenemos un largo camino por delante y si nos lo tenemos que pasar discutiendo... - dijo Boromir
- Es cierto, es cierto... Perdóname
No cabía duda que ambos habían cambiado, pues antes utilizaban cualquier excusa para discutirse.
- Si esto hubiera pasado hace tres años ya estaríamos discutiendo - dijo Boromir recordando eso mismo
- Es verdad. Pensaba que eras el chico más odioso de todo Gondor
- ¿Eso pensabas? - preguntó Boromir cruzándose de brazos
- ¡Claro! Si no dejabas de hacerme rabiar
- Lo hacía porqué me encantaba verte enfadada. Esa forma que tienes de arrugar la frente... Es encantadora - el chico se echó a reír
- No sé donde le encuentras la gracia
Pero pronto rieron los dos.
- Dhel... Que me hayas seguido es la mejor tontería que hayas echo jamás - Boromir acercó el caballo al de ella y le tomó la mano, y así cabalgaron hasta que la noche estaba ya muy entrada.
En un claro del bosque a través del cual pasaban en ese momento se detuvieron para comer algo y para pasar la noche.
- Me temo que sólo tengo algo de fruta para comer - dijo Boromir buscando entre sus cosas
- Lo suponía - dijo ella con un suspiro. - Los hombres no servís para estas cosas.
Boromir vio atónito como Aredhel sacaba de entre sus cosas una pequeña olla y algunas verduras.
- Tu sólo encárgate de hacer un buen fuego.
- No sé que haría sin ti - dijo Boromir levantándose para cumplir la petición de la chica.
- Un caballero de Gondor que depende de una señorita... Que vergüenza - dijo Dhel con una sonrisa sarcástica.
Al fin y al cabo ese día de viaje había ido maravillosamente bien, pensó Boromir mientras comía en silencio al lado de la chica.
* * *
¿Qué os creíais? Que iba a dejar que Boromir muriese sin despedirse de Aredhel? No! Si yo soy la primera en odiar los finales tristes! Ya tenía pensado que Dhel le acompañara al menos hasta Rivendel. Ya que tardé en hacer la pareja la voy a mantener hasta el último momento!
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* * *
Boromir dejó que su caballo pastara libremente por ese pequeño prado soleado que había encontrado y se dispuso a descansar un rato y a comer.
Con un suspiro de resignación se sentó cerca del riachuelo que le había decidido a parar un rato en ese lugar. Estaba ya aburrido de viajar solo, y eso que sólo era su segundo día de viaje. Le quedaba un largo camino por delante.
Se echó sobre la verde hierba mientras el sol le acariciaba las mejillas. Pronto notó el hocico de su caballo husmeando a su lado.
- Si chico, yo también me aburro... - le dijo sin abrir los ojos. No quería hacer ni ese esfuerzo - Esto de hablar sólo con un caballo empieza a ser preocupante...
El caballo soltó un relincho. Boromir se apoyó sobre un codo y lo miró : - A veces parece como si entendieses lo que digo.
Entonces a el chico le pareció ver un destello de comprensión en los ojos del animal, y antes que se diera cuenta se encontró hablando con él. Contándole todo lo que le preocupaba.
- Pues estoy triste... Porqué la chica más maravillosa del mundo no vino a despedirme... ¿Qué le hice para que se enfadara y no viniera? Sé que no le gustan las despedidas pero... Podía haber echo una excepción... Digo yo vaya... Por una vez podría haber dejado de ser tan testaruda...
El animal, tal y como si entendiera todo, iba dando relinchos, y le daba amistosos golpes de hocico en un brazo.
Al final, gracias al sol y la suave brisa que hacían que Boromir estuviera muy a gusto allí, se quedó dormido, sin darse cuenta de que alguien le estaba observando...
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En Minas Tirith, Faramir estaba preocupado. Hacía dos días que Dhel se negaba a salir de su habitación. No abría la puerta ni hablaba. Era como si no estuviera...
- Dhel por favor... No puedes encerrarte ahí para siempre. Algún día vas a tener que comer - el chico hizo la última tentativa de ese día
Le pareció oír un débil murmullo triste tras la puerta de madera que no logró entender.
- ¿Cómo? - preguntó
Pero nada le respondió. Faramir dio un suspiro de resignación y se alejó unos pasos.
- No forzaré la puerta porque respeto tus decisiones... Si sales ven a verme. Estaré haciendo mi guardia en la orilla este del río.
El chico se alejó hasta encontrar al soldado que hacía guardia en esa parte de la Casa de los Senescales.
- Ve al ala oeste y vigila la última puerta del pasillo. Si la señorita que está dentro sale avísame de inmediato.
El soldado asintió con la cabeza y sin hacer pregunta alguna se dirigió hacia allí donde Faramir le había indicado.
El chico se quedó justo allí donde estaba, sin ánimo de hacer nada más. Su amiga se negaba a salir, hablar o comer y su hermano se había ido lejos. Se sentía desfallecer. Le hubiese gustado consultar con Gandalf esos asuntos, pero el mago hacía tiempo que no venía por Minas Tirith. La última vez que le había visto se había encerrado por horas en la biblioteca y al salir se fue tan rápidamente que no tuvo tiempo a decirle nada. Parecía que algo le preocupaba... A lo mejor si se marchaba a alguna parte conseguiría olvidar.
Con esa idea fue a ver a Denethor, que se encontraba meditabundo en su trono.
- Papá
- Dime Faramir - el Senescal no levantó la cabeza
- Me preguntaba si tendrías alguna misión para mi... Me gustaría irme fuera de aquí. Ahora mismo me trae demasiados recuerdos de tiempos mejores - dijo el chico tristemente
- Un guerrero de Gondor tiene que aprender a esconder sus sentimientos en segundo termino. Por ahora haces falta aquí. No hay ningún sentido pensar en tiempos mejores, el pasado ya no se puede recuperar. Vive el presente, y si no te gusta has de resignarte. - dijo Denethor seriamente
Faramir iba a replicar duramente, pero pensó que eso solo complicaría las cosas, así que con un suspiro de resignación dijo : - Tienes razón papá, lo siento.
- Ve a la orilla este con algunos soldados y haz guardia. Los ataques de los orcos no cesan por demasiados días...
- Claro
Una vez estuvo fuera de su habitación, Faramir descargó toda su frustración contra una de las paredes blancas de la gran entrada.
Entonces unas palabras que Gandalf le dijo esa vez que lloraba porqué Aredhel se había ido le volvieron claras a la mente, como si hubiera llegado el momento de recordarlas:
"Aunque ahora todo de parezca oscuro y triste recuerda esto: Siempre habrán tiempos peores, más oscuros y mucho más tristes. Y cuando pierdas todo lo que te es más querido, cuando sientas que no hay más razón para vivir y creas que todo se desvanece a tu alrededor, no te hundas, no te rindas, haz de tu fortaleza tu mejor arma y sigue adelante, pues una luz de esperanza te llegará del lugar más inesperado, y lo que siempre debes recordar es que las cosas nunca son lo que parecen ser"
Nunca supo porqué, pero Faramir sabía que ese era el comienzo de los tiempos más oscuros y mucho más tristes a los que el mago se había referido....
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Boromir notaba que había alguien cerca, y que no se trataba sólo de su caballo. Pensó que si seguía pareciendo dormido a lo mejor salía y podía atrapar a su espía.
Y así fue, pronto oyó como alguien pisaba suavemente las hojas secas que había en el suelo cerca de donde estaba él. Y así, sin hacer movimientos bruscos fue bajando lentamente su mano hacía la empuñadura de su espada que colgaba de su cintura, y luego con un rápido movimiento la empuñó y acorraló a una figura encapuchada contra el tronco del árbol bajo el cual el hijo del Senescal dormía.
- ¿Qué quieres de mi? - preguntó sosteniendo el filo de la espada junto al cuello de su espía.
- ¿Quieres apartar esto?
El chico se sorprendió al reconocer la voz, y con una mano temblorosa apartó la capucha que le cubría el rostro : tras ella aparecieron unos inconfundibles rizos negros como la noche y le llegó una olor muy familiar a flores silvestres.
- ¿Dhel? - Boromir aún no salía de su asombro
- Claro! ¿Quién te creías?
- Pero tu... tu... ¡estabas en Minas Tirith!
- Ahora está claro que no. No puedo estar en dos sitios a la vez
- Uff.. no entiendo nada - el chico se pasó una mano por el pelo
- ¿Tan complicado es? Odiaba la idea de separarme de ti por tantos meses y te seguí a escondidas. - dijo Dhel con una sonrisa
Boromir le devolvió la sonrisa.
- ¿Y ahora podrías bajar esta espada? Ya ves que no soy peligrosa - la chica apartó un poco la espada que seguía contra su cuello con la punta de un dedo
- Tu no, pero este viaje si Dhel
- Lo sé, pero yendo contigo no tengo ningún miedo. - dijo ella sonriendo
- Pero si no has dicho a nadie que te ibas van a preocuparse - volvió a decir él
- Faramir no es tonto. Si no me ve en mi habitación ya se lo pensará
- De todas formas en el próximo pueblo al que lleguemos le mandaremos un mensaje
- Aún no has dicho una palabra acerca de si te había gustado que te siguiera... - murmuró ella
- Hay que ver como cambias de tema - Boromir la miró con una sonrisa - ¿Pues que quieres que me parezca? Me encanta que hayas venido. Viajar sólo era lo más aburrido del mundo y contigo no puedo desear compañía mejor
Por unos instantes se olvidaron del viaje que debían continuar y de todo lo que tenían a su alrededor.
Cuando se decidieron a continuar el sol ya se había ocultado tras las montañas.
- Pronto llegaremos a Rohan y desde allí podremos informar a Faramir - dijo Boromir.
- ¿Cuántas veces vas a repetirlo? ¿Te gusta hacerme sentir mal por haber echo sufrir inútilmente a Faramir? - preguntó Dhel frunciendo el ceño
- Sabes que no
- Pues lo parece
- Dhel no empecemos que tenemos un largo camino por delante y si nos lo tenemos que pasar discutiendo... - dijo Boromir
- Es cierto, es cierto... Perdóname
No cabía duda que ambos habían cambiado, pues antes utilizaban cualquier excusa para discutirse.
- Si esto hubiera pasado hace tres años ya estaríamos discutiendo - dijo Boromir recordando eso mismo
- Es verdad. Pensaba que eras el chico más odioso de todo Gondor
- ¿Eso pensabas? - preguntó Boromir cruzándose de brazos
- ¡Claro! Si no dejabas de hacerme rabiar
- Lo hacía porqué me encantaba verte enfadada. Esa forma que tienes de arrugar la frente... Es encantadora - el chico se echó a reír
- No sé donde le encuentras la gracia
Pero pronto rieron los dos.
- Dhel... Que me hayas seguido es la mejor tontería que hayas echo jamás - Boromir acercó el caballo al de ella y le tomó la mano, y así cabalgaron hasta que la noche estaba ya muy entrada.
En un claro del bosque a través del cual pasaban en ese momento se detuvieron para comer algo y para pasar la noche.
- Me temo que sólo tengo algo de fruta para comer - dijo Boromir buscando entre sus cosas
- Lo suponía - dijo ella con un suspiro. - Los hombres no servís para estas cosas.
Boromir vio atónito como Aredhel sacaba de entre sus cosas una pequeña olla y algunas verduras.
- Tu sólo encárgate de hacer un buen fuego.
- No sé que haría sin ti - dijo Boromir levantándose para cumplir la petición de la chica.
- Un caballero de Gondor que depende de una señorita... Que vergüenza - dijo Dhel con una sonrisa sarcástica.
Al fin y al cabo ese día de viaje había ido maravillosamente bien, pensó Boromir mientras comía en silencio al lado de la chica.
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¿Qué os creíais? Que iba a dejar que Boromir muriese sin despedirse de Aredhel? No! Si yo soy la primera en odiar los finales tristes! Ya tenía pensado que Dhel le acompañara al menos hasta Rivendel. Ya que tardé en hacer la pareja la voy a mantener hasta el último momento!
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