Capítulo 23 .-

El crepúsculo iluminaba con luz dorada las esbeltas construcciones elficas ese atardecer en el que Boromir y Aredhel llegaron a Rivendel.

Unos elfos les fueron a atender de inmediato, ayudándoles a desmontar y a descargar el equipaje.

- El señor Elrond hace días que os espera - dijo uno de ellos

- ¿Cómo? - preguntó Boromir confuso

- Boromir hijo del senescal de Minas Tirith de Gondor y su acompañante. Tenemos vigilantes en muchas millas a la redonda. Los tiempos no son seguros. Estábamos informados - respondió el otro.

- ¿Podemos ir a hablar con Elrond? - preguntó de nuevo el chico

- En cuanto os hagáis instalado.

Los dos elfos condujeron a los recién llegados por pasillos hasta una amplia habitación donde había una cama con dosel, un hogar y un pequeño balcón. Suelo, paredes y techo, todo estaba echo de madera, lo que le daba un aspecto agradable y acogedor.

Dhel se dejó caer en la cama. Hacía muchos días que no probaba una.

- ¿Te importa ir tu? - dijo acurrucándose - Yo estoy muerta

Boromir la miró con una sonrisa : - Por supuesto que no. No tardaré

Cuando la soledad de la habitación la rodeó, ella no pudo evitar pensar en esa proposición de matrimonio que él le había echo... Aún no le había dado una respuesta, pero se negaba a hacerlo si Boromir no se esforzaba más... Aunque de echo tenía tantísimas ganas que hubiera aceptado de inmediato si sólo él hubiera insistido un poco más... Pero el tema parecía olvidado.... Estas preocupaciones no impidieron, por eso, que la chica cayera rápidamente dormida.

* * *

Elrond tenía un aspecto mezcla de sabiduría y elegancia que impresionaba. Eso pensó Boromir al verle vestido de azul y plata sentado en el salón principal de la casa.

- El hijo del Senescal de Minas Tirith supongo... - dijo Elrond al verle entrar

- Exacto

- Bueno, pues tu dirás que requieres de mi

- Pues verá, últimamente mi hermano y yo hemos tenido unos sueños comunes acerca de algo llamado el daño de Isildur. Y en la biblioteca de Minas Tirith solo he encontrado simples leyendas acerca de un anillo de poder ilimitado...

- ¿Y no te has parado a pensar que quizá no sean leyendas?

Boromir miró al medioelfo sorprendido... ¿Estaba insinuando que ese anillo del que se hablaba en todas las leyendas existía en realidad?

- Pero no son más que leyendas creadas por los antepasados....

- Dentro de dos días se va a celebrar un Concilio con gente que ha llegado a Imladris en busca de consejo - Elrond hizo una pausa - o incluso de refugio, y curiosamente, parte de una leyenda los une a todos...

- No le comprendo...

- Lo comprenderás

Boromir salió de la habitación confuso. ¿Y si realmente ese anillo no fuera solo una leyenda? Si existiera realmente y tuviera todo el poder que dicen quizá podría servir para liberar a Minas Tirith de los constantes ataques... Para devolver la paz y poder vivir tranquilamente... Sólo con ese anillo, Gondor volvería a ser tranquila...

El chico sacudió bruscamente la cabeza. No hacía más que pensar tonterías! Había leído que todo lo que tenia ese anillo de poderoso, lo tenía de traicionero... Además, lo más probable era que no existiera. Los Elfos solían tomarse muy en serio todas las leyendas, simplemente porqué ellos estaban a punto de empezar a formar parte de una....

Y esa explicación le tranquilizó por el momento....

* * *

Cuando Dhel se levantó ya había oscurecido, pero no había ni rastro de Boromir. Al menos sus cosas estaban justo ahí donde las había dejado.

Salió de la habitación con paso indeciso, sin saber muy bien hacía donde se dirigía. Así que se apoyó en una de las barandillas de madera clara y dejó reposar su vista por el paisaje: las interminables cascadas por las que descendían aguas cristalinas que se tornaban blancas cuanto más se acercaban a la base, y cuando alcanzaba el llano suelo se embalsaba de mil modos diferentes, inventando en cada accidente geográfico una nueva manera de emboscarse. Los árboles que tales como pequeños puntos verdes bordaban las colinas que rodeaban el valle donde la construcción élfica de Rivendel estaba edificada...

Estiró los brazos para desperezarse.

- ¿Verdad que es precioso?

Dhel se giró sobresaltada al oír una voz melodiosa justo a su espalda. Al hacerlo se topó directamente con unos risueños ojos azules que pertenecían a un elfo de cabellos dorados... A decir verdad nunca había visto a alguien tan rubio...

- S.. Si... Realmente bonito... - dijo sintiéndose de pronto avergonzada sin razón aparente

- Hace milenios que vivo aquí y contemplo el mismo paisaje y nunca me canso - el Elfo se apoyó a su lado en la barandilla.

- Eso de vivir tanto tiempo se me hace extraño... - comentó ella

- Y a mi eso de vivir tan poco - el elfo no quitaba la sonrisa para nada

La chica miró con curiosidad las orejas de su recién llegada compañía. Jamás había tenido la oportunidad de contemplar unas y las encontraba de lo más curiosas en esa extraña forma picuda....

- ¡Ay por Eru! ¿Pero donde están mis modales? - dijo el elfo de golpe - Yo soy Glorfindel, señor de la flor dorada

- Yo soy Aredhel, de Gondor - dijo ella correspondiéndole a la sonrisa que él le ofrecía involuntariamente.

Glorfindel le besó delicadamente la mano, haciendo gala de unos modales que la chica hacía años que no experimentaba.

En ese momento un Elfo de cabellos oscuros llegó precipitadamente

- ¡Glorfindel! Papá dice que quiere verte - dijo entre jadeos

- ¿Ahora? Que inoportuno.... Había quedado con Miluinel y no quiero que piense que me escondo de ella...

- ¿Cómo? - preguntó el elfo confuso ante los susurros del otro

- Escucha Elrohir... Tendrías que hacerme un favor

- Claro, lo que sea

- Ve junto al puente. Allí estará esa elfa de pelo castaño que se llama Miluinel. Me está esperando. Dile que no puedo ir, que la iré a buscar en cuanto Elrond me deje

Aredhel lo escuchaba todo confusa. Demasiados nombres extraños y a la vez maravillosos para un solo momento.

- Encantado de conocerte Aredhel de Gondor. Nos veremos en otra ocasión pero ahora me voy volando - sólo había desaparecido su sonrisa del rostro momentos antes cuando pensaba que hacer con la cita que tenía con esa elfa, pero ya había vuelto a aparecer. La chica no pudo evitar sonreír al comprobarlo.

- Por supuesto - dijo ella

Cuando Glorfindel se hubo ido, Elrohir se quedó mirando con su profunda mirada gris a la chica. Ella se preguntó cuantos elfos podría llegar a ver en un solo día.

- ¿De tan lejos has venido? - preguntó el elfo

- Emmm... Si - dijo ella un tanto incómoda

- ¿Y eso? Asuntos tan importantes tenías que tratar aquí?

- Yo no, sólo he venido a acompañar a mi... - Aredhel se detuvo al no saber como definir a Boromir - ... amigo

- Ah... Bueno en fin, tengo que ir a avisar a una elfa de que le han dado plantón. Hasta pronto!

Mientras Dhel miraba como Elrohir se alejaba pensó que tal vez los elfos eran un tanto peculiares...

* * *

Un concilio donde había que tratar temas importantes... Esa era toda la solución que Elrond me había dado tras una larga conversación.... ¿Había sido sensato dejar Minas Tirith solo por un absurdo sueño? Además... Todas esas absurdas leyendas del anillo único de poder le parecían tonterías.

Boromir miró a lo largo de los pasillos que tenía delante, intentando recordar por cual había venido, pero por más que se esforzaba todos le parecían iguales.

- ¡Perdona! - llamó a un Elfo rubio que pasaba justo por su lado - ¿Podrías orientarme? Tengo la habitación en el ala este y no se como ir

- Ah... Es que verás, yo también soy de fuera... - dijo él con un tanto de timidez - Y tampoco sé muy bien como regresar a mis aposentos...

- Vaya, parece que ha venido gente de todos sitios aquí en estos días de incertidumbre... - comentó

- ¿De que reino de los humanos eres tu?

- Soy de Minas Tirith, la capital de Gondor - dijo él con orgullo - Boromir hijo de Denethor, senescal de la ciudadela y capital general de la guardia.

- Yo soy Legolas, hijo de Thranduil, príncipe del Bosque Negro

Ambos se dieron la mano con una sonrisa.

- ¿Por allí también corren malos tiempos?

- Desde hace mucho... Una sombra ocupó la parte sur y las arañas llegaron de todas partes... Mi padre apenas puede controlarlas... - explicó él con una sombra de dolor en su rostro

- ¿Y por eso estás aquí? ¿Para pedir refuerzos?

- No... - fue como si Legolas hubiera escondido sus ganas de hablar y apenas dijo nada más

Boromir comprendió que no quería contarlo y no insistió

- Bueno, pues voy a ver si consigo encontrar mi habitación... - dijo con media sonrisa

- Tenna rato - dijo Legolas en el idioma de los elfos (hasta luego)

* * *

Bueno! Ahora si k no me he tardado! Es k para aliviar el estrés de los examenes por las noches después de cenar me pongo a escribir un rato... ¡y funciona! En fin.... Ya se acerca el final! Ya han llegado a Rivendel, por lo que ahora ya poco falta... Me va a dar muchísima pena tener que matarle ;__; Poshito mi Boromir! Le he cogido cariño ahora después de 23 capis manejándolo, k kereis xD

En fin, dejad reviews ¿ok? ¡Me hacen feliz!
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