Capítulo 28 .-

Todo lo que le rodeaba era oscuro... Lo último que recordaba era esa impresionante figura negra acercarse hacia él blandiendo su espada.... Y él con demasiadas pocas fuerzas y sin ánimo para esquivar ese golpe fatal... Después de eso, sólo frío y oscuridad.

Poco a poco los ojos de Faramir se fueron acostumbrando a la oscuridad, y empezó a distinguir, primero muy borrosas, dos siluetas en la lejanía. Entrecerró los ojos para intentar fijarse mejor y pronto se hicieron nítidas.

Algo pesado se alojó en el estómago del chico al reconocerlos...

- Boromir... Dhel... - susurró

- Por fin, Faramir... Creíamos que nunca llegarías - dijo ella con esa sonrisa que tanto conocía

- Te hemos estado esperando... - dijo Boromir

Faramir sonrió. Lo había conseguido... Ahora su padre ya no desearía más su muerte, pues esta ya se había cumplido.

Empezó a caminar hacía ellos, pero de golpe Dhel le detuvo

- Faramir, para. ¿Estás seguro que es esto lo que quieres?

- Claro que si! En Minas Tirith ya no queda nada para mi - dijo él convencido

- ¿Cómo lo sabes? - preguntó ella

Boromir parecía haberse esfumado

- Porque haría falta un milagro... - dijo Faramir bajando la vista

- ¿Cuántas noches has rezado, pidiendo un milagro, sin ninguna prueba de que nadie pudiera oírte? - empezó ella - Entonces no estabas asustado, aunque sabías que había mucho que temer...

- Pero por ese entonces yo os tenía a Boromir y a ti... Y tenía fuerzas para hacer cosas. Ahora estoy cansado y débil...

- Muchas veces mueves montañas antes de darte cuenta que lo haces. ¿Entiendes que te quiero decir?

Faramir negó con la cabeza

- A veces haces cosas útiles sin apenas darte cuenta. No temas, aún tienes cosas que hacer para Gondor, y gente a la que conocer. No lo olvides, puede haber milagros si crees en ellos, aunque la esperanza es muy frágil, y no cuesta demasiado romperla.

- Pero... No hay milagros, Dhel. Nunca. No existen - el chico volvió a negar con la cabeza

- ¿Quién sabe? Aprovecha el tiempo que se te ha dado - dijo Dhel antes de desaparecer

- ¡Dhel! ¡Dhel espera!

Sólo el silencio le respondió. Aunque un olor dulce y una voz que le llamaba insistentemente no tardaron en llegar donde estaba él. ¿Quién era? ¿Quién le llamaba?

- Mi rey... - las palabras salieron solas de su boca, y sin saber muy bien porqué sintió la gran necesidad de responder a esa llamada.

La oscuridad se volvió más pesada, más cuando volvió a abrir los ojos de nuevo, vio sólo a un hombre de pelo y tez morena, que aunque desgastado por el viento y el camino, tenía un aire imponente de realeza. Lo miró largamente antes de hablar.

- Me has llamado, mi Señor. He venido. ¿Qué ordena mi rey? - dijo Faramir al fin

- No sigas caminando en las sombras, ¡despierta! - le dijo Aragorn - Estás fatigado. Descansa un rato, y come, así estarás preparado cuando yo regrese

- Estaré, Señor - dijo Faramir - ¿Quién se quedaría acostado y ocioso cuando ha retornado el rey?

- Adiós entonces por ahora - dijo Aragorn - He de ver a otros que también me necesitan - Y salió de la estancia seguido de Gandalf y del príncipe Imrahil.

* * *

En los días que siguieron, Faramir recuperó sus fuerzas poco a poco. El Mayoral de las Casas de Curación le puso al día de las buenas noticias y de las no tan buenas.. Le contó como habían ganado la batalla de los campos de Pelennor, la llegada triunfal de Aragorn con los barcos corsarios y... la muerte de Denethor. Así, de pronto Faramir se encontró solo en el mundo, sin familia y, también, sin amigos...

A menudo salía a pasear por su jardín, mientras pensaba que tal vez debía haber seguido a Dhel y Boromir, y nunca responder a la voz de Aragorn que le llamaba... Era más... ¿Quién le echaría de menos si dejaba este mundo?

Aunque sus paseos, cuando el sol le calentaba y le hacia sentir que la vida corría de nuevo por sus venas le hacía replantear ese impulso... Aunque el peso que tenía en el corazón nunca se iba, seguía allí. Y a menudo miraba al este, por encima de los muros.

En esas reflexiones estaba un día, cuando la voz del Mayoral le sacó de sus pensamientos.

Se volvió a mirarlo y entonces vio que el hombre iba acompañado por una dama... La dama más hermosa que jamás hubiese visto. Era de piel blanca y sus cabellos rubios, que brillaban como oro puro bajo el sol, eran ondulados. Tenía su mirada azul fija en Faramir. Aunque su expresión era de tristeza profunda. Faramir no pudo apartar los ojos de esa dama, aunque el Mayoral le estuviera hablando

- Señor. Este es la Dama Eowyn de Rohan. Cabalgó junto con el rey y fue malherida, y ahora se encuentra bajo mi custodia. Pero no está contenta, y desea hablar con el Senescal de la Ciudad

Eowyn... El nombre se repitió en los oídos de Faramir como música, como un eco. ¿Quería hablar con él?

- No interpretéis mal estas palabras, señor - dijo Eowyn - No me quejo porque no me atiendan. Ninguna casa podría brindar mejores cuidados a quienes buscan la curación. Pero no puedo continuar así, ociosa y enjaulada. Quise morir en la batalla. Pero no he muerto, y la batalla continua.

La voz de Eowyn le pareció a Faramir el sonido más dulce que jamás hubiese escuchado, y sus palabras le resultaron conocidas... ¿Pero porque una dama tan encantadora quería morir en combate? ¿Qué penas le había traído la vida? De pronto sintió una necesidad enorme de hacer que nunca jamás volviese a odiar su existencia.

Le hizo una señal al Mayoral para que se retirara, y este lo hizo después de una reverencia.

- ¿Qué queréis que haga, señora? - preguntó Faramir - Yo también soy un prisionero en esta Casa

A cada minuto que la miraba, notaba que la belleza y la tristeza de Eowyn le traspasarían el corazón.

- Aunque si está en mis manos lo que deseáis lo haré - dijo Faramir

- Quisiera que le ordenaseis a este Mayoral que me deje partir - respondió ella, pero Faramir notó como esta vez sus palabras ya no sonaban tan decididas como antes

- Yo mismo dependo del Mayoral - dijo Faramir - Y todavía no he tomado mi cargo en la Ciudad. No obstante, aun cuando lo hubiese hecho, escucharía los consejos del Mayoral, y en cuestiones que atañen a su arte no me opondría a él, salvo en un caso de necesidad extrema

- Pero yo no deseo curar - dijo Eowyn - Deseo partir a la guerra, como mi hermano Éomer, o mejor aún, como Theoden el rey, porque él ha muerto y ha conquistado a la vez honores y paz

Faramir la miró otra vez, preguntándose que la empujaría a ese deseo irrefrenable de querer morir... Y a cada minuto que la miraba, le parecía más hermosa, aunque con una gran tristeza, que la hacía, si cabe, todavía más hermosa a sus ojos.

- Es demasiado tarde, señora, para seguir a los Capitanes, aunque tuvierais las fuerzas necesarias - dijo Faramir - Pero la muerte en la batalla aún puede alcanzarnos a todos, la deseemos o no. Y estaríais más preparada para afrontarla como mejor os parezca si mientras aún queda tiempo hicierais lo que ordena el Mayoral. Vos y yo hemos de soportar con paciencia las horas de espera.

Eowyn no respondió, pero él notó como si algo en ella se ablandara, como si una escarcha dura comenzara a ceder al primer anuncio de la primavera. Una lagrima le resbaló por la mejilla como una gota de lluvia centelleante. La orgullosa cabeza se inclinó ligeramente. Luego dijo en voz muy queda, más como si hablara consigo misma que con él : - Pero los Curadores pretenden que permanezca acostada siete días más. Y mi ventana no mira al este...

La voz de Eowyn, a oídos de Faramir se acababa de transformar en la de una muchacha joven y triste, y eso le hizo sonreír. El deseo de estar cada día acompañado con la presencia y la belleza de la dama le envolvieron por completo.

- ¿Vuestra ventana no mira al este? Eso tiene arreglo. Daré ordenes al Mayoral. Si os quedáis a nuestro cuidado en esta casa, señora, y descansáis el tiempo necesario, podréis caminar al sol en este jardín como y cuando queráis; y mirareis al este, donde ahora residen todas nuestras esperanzas. Y aquí me encontraréis a mí, que camino y espero, también mirando al este. Aliviaríais mis penas si me hablarais o si caminarais conmigo alguna vez

Eowyn levantó la mirada de nuevo y Faramir vio con sorpresa y no sin cierta alegría que un ligero rubor le cubría las mejillas

- ¿Cómo podría aliviar vuestras penas, señor? No deseo la compañía de los vivos

- ¿Queréis una respuesta sincera?

- La quiero

- Entonces, Eowyn de Rohan, os digo que sois hermosa. En los valles de nuestras colinas crecen flores bellas y brillantes, y muchachas aún más encantadoras; pero hasta ahora no había visto en Gondor ni una flor ni una dama tan hermosa, ni tan triste. Tal vez nos queden pocos días antes que la oscuridad se desplome sobre el mundo, y cuando llegue espero enfrentarla con entereza; pero si pudiera veros mientras el sol brilla aún, me aliviarías el corazón. Porque los dos hemos pasado bajo las alas de la Sombra, y la misma mano nos ha salvado

- Sobre mi pesa todavía la Sombra. ¡No soy yo quien podría ayudaros a curar! Soy una doncella guerrera y mi mano no es suave. Pero os agradezco que me permitáis al menos no permanecer encerrada en mi estancia. - y dichas estas palabras, después de una reverencia, Eowyn se retiró

Faramir continuó caminando a solas un rato por el jardín, aunque ahora volvía los ojos más a menudo a la casa que a los muros del este...

Una vez dentro, fue a encontrar al Mayoral, y le preguntó qué sabía de la dama Eowyn de Rohan. El hombre le contó todo lo que sabía

- Sin embargo, señor - dijo el Mayoral - mucho más podría deciros sin duda el Mediano que está con nosotros; porqué él era parte de la comitiva del Rey, y según dicen estuvo con la Dama al final de la batalla

Y Merry fue entonces enviado a Faramir. En un atardecer luminoso pasearon los dos, conversando. Y Faramir se enteró de muchas cosas, más de las que Merry dijo con palabras; y le pareció comprender en parte la tristeza y la inquietud de Eowyn de Rohan.

Pero entonces, cuando regresó a la soledad de su habitación se sorprendió a si mismo. ¿De donde había salido ese interés repentino por una dama a la que casi no conocía? ¿De donde había sacado el valor para decirle esa tarde, lo hermosa que era?

Le sorprendió descubrir que ya no tenía deseos de morir, y que al contrario, esperaba con ansias la llegada del día siguiente... Y no por otra cosa, sino por ver a Eowyn... El milagro... Había llegado. Le había devuelto las ganas de vivir, de mirar hacía el futuro con esperanza.

Fijó la vista en el cielo, lleno de estrellas ya, que se veía a través de su ventana

- Dhel... - susurró con una media sonrisa - Ahora necesitaría de tus consejos. ¡No se como conquistar a una chica!

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Weeeeeeeeeeeeee!! Otroooo! He decidido que primero terminaré este antes de seguir con el otro de "El ultimo viaje" pq en ese me cuesta más avanzar y los capis de este parece que salgan solos! ¿Qué os ha parecido el encuentro Faramir/Eowyn? He usado algunas de las frases del libro, pq Faramir dice cosas taaan bonitas que no las podía haber escrito mejor *o*, como esa de "Entonces, Eowyn de Rohan, os digo que sois hermosa...." ¡¡A mi me dice eso Faramir y me tiro encima de él!! En fin.... ^^U Dejad reviewwwwss! Por cierto, que solo le queda un capi a esto, ¡ya se acaba!

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