SI ME BESAS – FIC
Cap. 1 - Fiesta
− Mamá no quiero. ¡Por favor no me exijas cosas que no quiero hacer! − Decía muy altanera una ojiperla que estaba acostada sobre el sofá de la gran sala.
− Es por tu bien Hinata, sabes que nuestra familia es una de las más influyentes y poderosas del país. – Dijo su madre muy afligida por la conducta que tomaba su primogénita. − ¡Y deja de checar tu celular y hazme caso! − Exigió la mujer al ver que su hija no la tomaba en serio.
− ¡¿Sabes por qué estoy así?! − Preguntó enojada la ojiperla. − ¡Sasuke, mamá! ¡Ese desgraciado me dejo por una zorra! − Gritó parándose de donde estaba acostada.
− Hinata… cuando aprenderás hija mía, que no todo lo que quieras en esta vida lo obtendrás. – Decía la madre afligida de tener que lidiar con su hija.
− ¡Soy Hinata Hyuga, heredera unánime de la familia Hyuga! – Dijo demasiado arrogante. − Y yo siempre obtengo todo lo que me propongo. – Sentenció.
La madre de Hinata ya no quiso replicar más ante el comentario de su hija, sabía que en algo ella tenía mucha razón, lograba todo lo que se propusiera así tuviera que pasar por encima de los demás. Soltó un suspiro de derrota, no tenía más que decirle a su hija, pues ésta ya había dado la última palabra.
Hikari Hyuga, era la madre de esa ojiperla tan rebelde y caprichosa. ¿Qué más podía hacer ella para que su hija mayor cambiara de actitud? Eso era lo que la Hyuga se preguntaba todas las noches al tratar de dormir… pobre de aquel que se casara con ella, se lamentaba la señora.
− Entonces… buscaré a tu guardaespaldas personal. − Dijo Hikari cambiando de tema. − Si no lo haces en una semana, no escucharé replicas después. − Finalizó para salir de aquella sala, la cual era la principal de la mansión Hyuga.
− Como quieras. − Contestó Hinata no haciendo mucho caso a las advertencias de su madre. − Total no me importa. − Murmuró después de acostarse nuevamente en el mueble para empezar a ver su celular por décima vez.
Hinata Hyuga era una chica que lo tenía todo, dinero, poder, posición social y cuerpo increíblemente perfecto sin hacer muchos sacrificios. Lograba hacer todo lo que se proponía y sobre todo nadie podía decirle que no… ¡Ah! Pobre de aquel que lo hiciera, decían sus amigos más cercanos. Ella era simplemente perfecta, era el modelo a seguir de entre las chicas de casi todo Japón.
Por un lado Hinata aún seguía estudiando el último curso de su doctorado. Su padre y su tío, se habían convencido de que ella se quedaría al frente de las empresas Hyuga's por ser la más apta de entre la nueva generación Hyuga. Ella compartía el cariño de sus padres con su única hermana quien era 5 años menor que ella, Hanabi Hyuga. Todos sus conocidos decían que ellas eran tan idénticas pero a la vez tan distintas…
Por su parte Hanabi siempre estaba al tanto de los necesitados, mientas que Hinata le valía mucho si existieran o no. Su hermana siempre estaba empeñada en decir que el trato que se le diera a las demás personas valía mucho, pues así se aprendería de los demás y obtendrían de ello muy buenas relaciones entre grupos sociales; mientras que Hinata decía que el trato que se le dieran a las personas, dependía mucho de su clase social.
Hanabi Hyuga era una chica muy inteligente, estudiosa, amable y sobre todo muy tranquila; mientras que su hermana mayor era una chica muy caprichosa, impulsiva, orgullosa y hasta a veces vengativa. Solo le faltaba algo para que su vida fuera perfecta, se decía Hinata… amor.
Sasuke Uchiha, había sido el primer novio que había tenido la ojiperla, o mejor dicho; el primer novio oficial y el único con el que había durado más tiempo. A la Hyuga, en un principio Sasuke no le gustaba, y si en ese entonces anduvo con él, fue porque le había atraído su posición social, pues Sasuke provenía de una de las mejores familias de todo Japón. Ellos duraron 3 meses de novios hasta que Sasuke por ciertas razones, la había dejado para salir con otra chica. Hinata no podía soportar tal humillación, aparte de que se había encaprichado con él, a tal grado de creer que Sasuke era el hombre perfecto para ella, su único y verdadero amor…
Desde el día en que el azabache se había dado el lujo de dejarla, Hinata no hacía otra cosa más que dormir y comer en su habitación; ya no salía, ya no hablaba con sus amigas, y lo peor de todo se veía demacrada, en realidad ella ya no tenía ganas de nada.
Aún seguía sobre su cama cuando su celular empezó a sonar por segunda ocasión.
− Espero que sea importante. − Contestó el celular sin ánimos.
− ¡Hina, hasta que contestas el bendito celular! − Dijo muy exaltada una rubia al otro lado de la línea. − ¡Ya deja de estar en la depre amiga! Sabes muy bien que esta noche es de… ¡RUMBA! − Gritó exageradamente haciendo que la ojiperla de alejara por un momento de su celular.
− No Ino. No tengo ganas de nada. − Respondió tristemente la ojiperla.
− ¡Ash, Hina! ¡No me puedes hacer esto y menos a Temari! Ya sabes que los fines de semana ella toma el bar del Hotel de su padre. ¡Además esta vez es de antifaces! ¡Está muy KAWAI! – Volvió a gritar la rubia para que su amiga se animara a ir.
− Ino, ya te dije que…
− ¡¿Ya te había mencionado que el sabroso de Gaara regresó de su viaje?! − Dijo Ino sabiendo que eso era una noticia bomba para su amiga.
− ¡¿QUE?! ¡¿GAARA?! ¡POR QUE NO LO DIJISTE ANTES TONTA! – Gritó fuertemente la ojiperla muy emocionada parándose rápidamente de su cama.
− ¡Yo siempre guardo lo mejor para el final! − Declaró su rubia amiga. − Entonces te espero en media hora en la puerta del Hotel, sino llegas entro sola. ¿Ok? – Advirtió.
− ¡Esta bien, ya salgo para allá! − Respondió la ojiperla colgando rápidamente su celular para empezar a arreglarse.
Gaara era el segundo en la lista de la Hyuga, era un chico con mucho poder y dinero, tenía 30 años y desde que se conocieron siempre hubo mucha química entre ambos, la ojiperla se decía que él tenía que ser el futuro padre de sus hijos, pues compartían ideales similares y eran muy idénticos, cosa que le agradaba mucho.
Ella se llevó una minifalda de cuero color negro, una blusa strapless color blanca, unas sandalias doradas de tacón alto y el toque final, el pelo en una coleta alta, haciendo resaltar su hermoso cuello níveo y otros atributos. Se dispuso a ir a la fiesta de una de sus amigas, no sin antes llevar en mano su antifaz rojo con toques dorados y un ligero abrigo.
Bajó silenciosamente las escaleras para que sus padres no se dieran cuenta, pues siempre que ella salía sola le ponían "peros".
− ¿A dónde vas? − Preguntaron al otro lado de la sala.
− ¡RAYOS! − Pensó la ojiperla. − ¡Ah! Pues…. ¡A salir, obvio! − Dijo dando una sonrisa inocente.
− ¡Ah no señorita! Usted no sale y menos si no tienes guardaespaldas. − Dijo Hikari la madre de la ojiperla.
− ¡Pero mamá! − Replicó Hinata. − ¡Ya estoy lista! ¡Y quedé con Ino de que iría! ¡Ella me está esperando! − Suplicó ante la mirada que le dedicaba su madre.
− ¡Hinata, sabes que es muy peligroso andar sola! − Dijo Hikari en modo de regaño.
− ¡Ya mujer, deja salir a la niña! − Dijo muy amorosamente el padre de Hinata. − Además eh notado que estos últimos días a estado muy triste. − Dijo haciendo que su hija afirmara con la cabeza haciendo un puchero. − Anda hijita, ve y diviértete con tus amigas. − Dijo cariñosamente el Hyuga.
− ¡Kyaaaaaa! − Gritó Hinata no creyendo lo que oía. − ¡Muchas gracias papi! ¡Te juro que regresaré pronto! − Decía la ojiperla mientras se tiraba a los brazos de su padre para abrazarlo y darle un gran beso en la mejilla. – Bueno, ya. Solo uno por que luego se me quita el lipstick. − Su padre rio ante aquel comentario.
– Bien, puedes ir pero te llevarás al guardaespaldas de tu hermana. – Agregó Hikari.
– ¡Pero mamá!
– Hazle caso a tu madre Hinata. – Pidió el Hyuga.
– Esta bien… – Dijo sin muchas ganas. – Ya salgo. – Anunció dándole un beso en la mejilla a su mamá para después salir de ahí.
Cada integrante de la familia tenía su propio guardaespaldas, Hanabi tenía por guardaespaldas a un castaño llamado Kiba; Hikari Hyuga tenía a otro llamado Asuma; mientras Hiashi Hyuga lo custodiaba Yamato. Hinata por su parte no tenía, pues el último que tuvo renunció a los 2 días de custodiarla.
Hinata se dirigió al único lugar donde podrían estar los sirvientes.
– La cocina – Pensó. – ¿Dónde más podrían estar esos gorilas? – Se decía a sí misma.
Al adentrarse vio al chef quien estaba limpiando su área y a la sirvienta, quien le estaba ayudando.
– La chonguitos y el osito pachonsito... juntos limpiando. ¡Que tierno! – Se dijo al verlos, después volteó hacia la mesa y ahí estaban ellos, degustando se su cena nocturna. – ¡Bien! Ahí está el palo, el perro y el mono. – Pensó. – ¡Ey gorilas! – Exclamó llamando la atención de los presentes. – ¿Quién diablos es el que custodia a mi odiosa hermana? – Exigió saber poniendo ambas manos sobre su diminuta cintura.
– Y-Yo señorita Hyuga. – Dijo el más joven de los tres guardaespaldas.
– Bien perrito. ¡Vámonos! – Exclamó la Hyuga saliendo de la cocina.
– Bien perrito, ve. – Susurró la empleada.
– ¡Ten-ten! No me digas así. – Dijo muy molesto el castaño.
– Ay si. – Se burló la de ojos caramelo. – A ver, ¿Por qué no se lo exiges a ella también? – Recriminó. - ¡Ah, cierto! Por que al niño le gusta la fresita. ¿No? – Decía desafiante.
– ¡ESTOY ESPERANDO! – Gritó la Hyuga al otro lado de la puerta.
...
Llegando a Shukaku-in, Hinata dio un vistazo hacia las puertas del gran Hotel, dándose cuenta que su amiga Ino ya no se encontraba dónde le había dicho que esperaría.
– Maldita Ino. – Pensó.
– Señorita, ¿Quiere que me meta al estacionamiento? – Preguntó Kiba, llamando su atención.
– No, deja el coche estacionado en la acera. Y mientras espera aquí. – Respondió Hinata.
– Pero Señorita, tengo órdenes de escoltarla hacia dentro. – Replicó el guardaespaldas.
¿No entendiste? ¿Hablo marciano o qué onda? Te dije que esperarás aquí. – Contestó fríamente la ojiperla al tiempo que salía del coche, no esperando a que el guardaespaldas le abriera la puerta.
Por su parte Kiba resopló, no tuvo más opción que hacerle caso, pues aparte que ella era hija de su empleador, también era dueña de su corazón. Él estaba perdidamente enamorado de ella desde el momento que la conoció, pero su amor no era correspondido, eso era algo con lo que tendría que lidiar por el resto de su vida.
Por otro lado, la ojiperla ya había entrado al hotel e iba directo a adentrarse a la fiesta privada de su amiga.
En las puertas del bar estaban dos hombres altos y fornidos custodiando el lugar, la ojiperla vio que también llevaban antifaces y radios comunicadores.
– Muy exagerado para una simple fiesta. – Pensaba la Hyuga. – Bueno… siendo la fiesta Temari, no me sorprendería nada. – Se dijo a sí misma mientras se disponía a entrar.
Hinata podía distinguir que los dos eran muy altos y uno de ellos era moreno mientras que el otro era rubio y llevaba consigo una tableta. Ambos sujetos no le quitaban la mirada de encima.
A Hinata no le importó que la miraran, pues no era raro que alguien la mirara tanto y más si era bonita se decía, y con mucha confianza pasó al lado de esos sujetos.
–¡Un momento! – Exclamó el rubio al tomarla por el brazo y parando en seco su trayectoria. – Esta es una fiesta privada. – Dijo jalándola hacia la puerta.
– ¡Pero que te pasa naco! – Gritó muy ofendida la ojiperla. – Yo soy una invitada de la fiesta! – Dijo indignada por la actitud de aquel sujeto.
– ¿Cuál es su nombre? – Preguntó tranquilamente el rubio mientras veía la lista de invitados en la tablet, acción que hizo que la ojiperla se enojara.
– ¡¿Acaso no sabe con quién está hablando?! – Dijo remarcando el "quien"
– No. – Se limitó a decir el rubio, cosa que hizo enfurecer más a la ojiperla.
– ¡¿No sabe quien soy yo?! – Exclamó mas furiosa de lo normal.
Eso hizo que el rubio la mirara directamente a los ojos y se pusiera muy serio.
– Mire señorita, por que supongo que lo es. – Dijo el rubio. – No me importa ni me interesa quien sea usted. Yo solo tengo ordenes de no dejar pasar a nadie que no esté en la lista. Así que por favor deje de jugar y déjeme hacer mi trabajo. – Advirtió severamente molesto.
– Naruto, tranquilízate. – Pidió su compañero.
–¡¿JUGAR?! – Explotó la ojiluna. – ¡SOY HINATA HYUGA, IMBÉCIL! ¡Y VOY A ENTRAR! – Gritó mientras se adentraba furiosamente a la fiesta.
– ¡E-Espere! – Pidió el rubio siguiéndola con la tablet. – ¡No puede pasar, por favor sálgase! ¡Ya revisé la lista y usted no aparece! – Decía siguiéndola pero la ojiperla no le hacía caso. –¡Ey, le estoy hablando! – Exigió. – ¡Si no se sale, la sacaré yo! – Dijo alcanzándola y tomándola del brazo.
Hinata se puso furiosa al sentir que nuevamente era agarrada del brazo por aquel sujeto, no tardó ni dudó en darse la vuelta para… (¡PAFST!)
Con la mano libre había conseguido darle una gran cachetada al rubio que lo dejó perplejo.
Era la primera vez que una extraña abofeteaba así al rubio, después de unos microsegundos Naruto reaccionó y la miró muy furioso con ganas de fulminarla con la mirada, se veía muy exaltado… demasiado exaltado…
Continuará.
Bueno, ya saben que mis historias fueron escritas hace años, pero ahora los estoy reeditando y dándoles un final a las historias que no logré terminar en su momento, y esta es una de ellas.
Esta historia es 70% sacada de mi imaginación y el otro 30% es sacada de la situación de una telenovela que veía mi difunta abuelita junto con mi mamá xD y que me encantó la trama y a pesar de que en esa novela los personajes no quedaron juntos porque la tipa quedó con otro haciendo toda esa linda trama una chorrada y tirada a la basura, aquí trataré de no defraudarlos con la trama.
Los personajes de Naruto son de mi amado Masashi Kishimoto, la historia es 70% mía y las faltas de ortografía, son gratis wee~ ¡Gracias por leer y por haber llegado hasta aquí!
~Sigo reeditando…
