Mori miraba sorprendido la aparición inesperada del peli morado. - Reikan ... -

¿Por que vendría él a ayudarlo? Si apenas se conocían, ¿Algún sentido de la responsabilidad por ser el nuevo? El antiguo Rey Mono no podía entenderlo para nada.

Yamamoto sonrió con sorna mientras se acercaba a Reikan, el obeso joven se había quitado su chaqueta de su uniforme escolar. Una acción que el aspirante a monje imitó, lo mejor era no ensuciar sus ropajes de suciedad ... O sangre.

- ¡Hey, Reikan! - Le llamó Mori, pero fue interceptado por los esbirros que acompañaban a Yamamoto.

- Tranquilo, Mori. Esto terminará pronto. - Dijo Reikan con calma, mientras miraba a su oponente con seriedad y puños apretados.

- Por supuesto que si, no espero que vayas a durar demasiado. - Se burlo Yamamoto entrando en posición de combate.

- Podría decir lo mismo de ti. - Le replicó el peli morado, también tomando una posición de combate.

- ¡Vamos, Yamamoto! -

- ¡Enséñale a ese monje! -

- ¡Así comienza la rebelión! ¡Suzaku va a derribar a los demás dioses! -

Era lo que decían los compañeros de Yamamoto con arrogancia, sus palabras hicieron que el peli turquesa frunciera el ceño, sin esperar que la situación pudiera escalar con tanta prontitud.

- 'Y yo ... Como siempre solo me quedó mirando ... ' - Se lamentó el Dios Caído viendo lo inútil que se había vuelto.

No ... Si reflexionaba un poco sobre su vida entera como Sun Wukong y Jin Mori, siempre había sido así, solo fue ahora que estaba aislado de su mundo que fue consciente de su mas grande debilidad.

Siempre fue inconsciente de lo mas importante.

- ¡Ven, pequeño dragón! - Exclamó Yamamoto lanzándose contra Reikan con un poderoso gancho izquierdo.

Sin embargo, el joven monje del templo Ryuudou fue capaz de esquivarlo con relativa facilidad, aunque era consciente de que recibir un solo golpe de su oponente sería peligroso.

En un sentido diferente a su hermano mayor, mientras que los golpes de Seiryu eran precisos, los de Yamamoto eran pesados. Por lo tanto, debería aprovechar su velocidad superior para ganar.

Luego de esquivar aquel gancho, Reikan mandó un golpe directo a su oponente a su rostro, el cuál apenas le hizo parpadear haciendo gala de su firmeza, cosa que el peli morado puso a prueba lanzando varios golpes directos al rostro a Yamamoto, pero este último ni siquiera parecía tambalearse, lo cuál suponía un problema si al final no podía derribarlo.

- ¿Eh? ¿Que pasa? Tus golpes apenas me hacen cosquillas. - Se burlo el obeso joven, apenas un hilo de sangre cayendo de su nariz, aunque parecía mas divertido que preocupado por eso. - Hmph, esperaba que por entrenar con el gran aclamado Seiryu serías mas fuerte, pero no eres nada mas que un chiste. Suzaku golpe mil veces peor, creo que al final los "dos mas fuertes de Fuyuki" no son nada mas que un chiste. -

Reikan miró molesto a Yamamoto. - No te atrevas a insultar a Souichirou-san que ni siquiera lo conoces. -

- Reikan ... No te dejes llevar. - Murmuró Mori con seriedad mirando el intercambio.

- ¡Yamamoto tiene razón! -

- ¡Suzaku será un mejor Seiryu! -

- ¡Le bajará los humos a esa princesita de Byakko, será una gata doméstica! -

- ¿Ves? Al final voy a tener razón. - Dijo Yamamoto con una sonrisa.

- ¡Cállate de una vez! - Exclamó el peli morado lanzándose con rapidez hacía su oponente con un objetivo en mente, su puño directo hacía la quijada de joven obeso.

No importa que tan fuerte o resistente seas, nadie debería resistir un golpe en un punto sensible del cuerpo que llevaría automáticamente a los mas fuertes a la inconsciencia.

Pero lo malo para Reikan es que era algo que Yamamoto esperaba con ansias, antes de que el puñetazo pudiera acertar, el puño del peli morado fue atrapado con la gran mano.

- ¿Crees que eres el primero en intentar eso? Tantos lo han intentado que ya es hasta aburrido, Suzaku es el único que lo ha conseguido y ni siquiera lo necesita. - Dijo Yamamoto con aburrimiento. - Bueno, fue divertido. -

Fue lo único que dijo antes de asestar un golpe directo al estomago de Reikan, el cuál le sacó por completo todo el aire de sus pulmones, haciendo que Mori hiciera una mueca ante la terrible vista.

- ¡Bien hecho, Yamamoto! -

- ¡Tu demuestra quien manda! -

- ¡El grupo de Suzaku dominará toda Fuyuki! -

Aclamaban los compañeros de Yamamoto, mientras este se mofaba mirando a Reikan de rodillas delante suya tratando de recuperar el aire de sus pulmones mientras jadeaba.

- Quiero escucharlo Reikan, quiero escuchar como estas de acuerdo con nosotros, Suzaku será el mejor Seiryu de Fuyuki. - Dijo el joven obeso expectante.

- ¡Dilo! -

- ¡Quiero escucharlo! -

- ¡Hay que hacer que lo diga enfrente a toda la escuela! -

- ... N ... Nunca ... - Murmuró Reikan con seriedad. - S ... Souichirou-san ... Es la persona ... ¡Mas fuerte que conozco! ¡Y nadie podrá hacerme cambiar de parecer! -

Como consecuencia recibió un gancho directo al rostro por cortesía de Yamamoto, el semejante golpe fue tan fuerte que de hecho se pudo escuchar como la nariz de Reikan se rompía con un ruido que resonó por todo el callejón.

- No, no, respuesta incorrecta, Reikan-kun. - Dijo Yamamoto en un tono burlesco antes de percatarse que de hecho el peli morado estaba inconsciente a sus pies. - Oh, bueno, no me escuchas. -

- ¡Así se hace, Yamamoto! - Celebraban los compañeros del joven obeso su victoria.

- Bueno, creo que podemos dejarle un mensaje a Seiryu con esto. - Decía Yamamoto mientras le daba una mirada siniestra al joven monje inconsciente, para luego mirar a sus compañeros. - ¿Que creen, chi ... ? ¿Eh, que haces aquí? -

Su pregunta alertó a sus compañeros, quienes se dieron cuenta que frente a Yamamoto tomando su brazo con firmeza, se encontraba a Mori. Aquel suceso sorprendió mucho a todos, especialmente a aquellos que estudiantes que se interponían en su camino, ya que no lo habían visto ni sentido el como se había movido.

- Ya dejaste en claro tu punto, es suficiente. - Le dijo Mori con sus ojos ensombrecidos por su cabello azul.

- Yo decido cuando será suficiente. - Le replicó Yamamoto con molestia, él solo seguía a Suzaku, no un enano que apenas le llegaba al pecho.

- Te pagaré lo que sea necesario, pero ya déjalo. - Dijo el peli turquesa para sorpresa de todos los presentes.

Sin embargo, Yamamoto dejó salir una carcajada ante sus palabras. - Creo que ese barco ha zarpado, puede que la tarifa este mas elevada ahora. -

- La pagaré. - Dijo Mori con seriedad.

- Bien ... ¡Será una paliza! - Declaró el joven obeso antes de darle un tremendo gancho al joven delante suya directo a su cara.

El golpe impacto estrepitosamente, y por un momento sus compañeros creyeron que podría haberle arrancado la cabeza pero para su sorpresa aún permaneció unida entre sus hombros, pero lo mas desconcertante era que ...

- ... Creo que mi nariz sangra, ¿Es suficiente? - Le preguntó Mori aún consciente y aún tomando uno de los brazos de Yamamoto como si nada.

Un golpe que hubiese dejado inconsciente a casi cualquier hombre ... ¡Y este flacucho lo había resistido como si nada!

- ¡No te hagas el fuerte! - Exclamó Yamamoto con molestia saltándose del fierro agarre del peli turquesa y empezando a lanzar golpes a la cara de Mori como si fuese un saco de boxeo.

Todo bajo la vista de sus compañeros, quienes veían con temor el intercambio, no, lo que debería ser una paliza unilateral parecía más alguien quien golpeaba el roble mas grande y robusto de un bosque, porque no importaba cuanto golpeara su compañero, el joven de cabellos azulados aún permanecía completamente de pie, sin tambalearse o algún signo de dolor.

Un proceso que llegó a extenderse a un punto donde Yamamoto se encontraba exhausto de tanto golpear sin ningún resultado, de hecho, ahora que la adrenalina abandonaba su sistema se percató de un dolor agudo que se presentaba en sus nudillos, cuando los inspeccionó no pudo evitar estremecerse al ver lo destrozados que estaban, incluso puede que se haya roto algo por la sangre y el dolor que le atravesaba la extremidad, ¡Era como si hubiera golpeado una pared de concreto durante horas!

Por otro lado ...

- Creo que esta vez mi nariz esta sangrando, ¿Ya es suficiente para ti? - Le preguntó Mori con seriedad, el cuál se encontraba impasible luego de la gran cantidad de golpes que había recibido.

Los presentes no podían creer lo ileso que se encontraba el peli turquesa a pesar de las balas de cañón que representaban los puños de Yamamoto, mientras que Reikan había sido derrotado luego de dos golpes, luego de un sinnúmero de ataques, Mori se encontraba imperturbable.

- Oye ... ¿Como es posible? -

- ¿Como es que resiste los golpes de Yamamoto? -

- ¿Es ... Siquiera humano? -

Eran los comentarios de los compañeros de Yamamoto, quienes solo podían presenciar la escena con asombro y temor, porque lo que estaba haciendo Mori ... No estaba dentro de sus suposiciones ni siquiera un poco.

Quizás el rostro del joven este un poco rojo, y de hecho, su nariz estaba sangrando como había comentado con anterioridad, aunque apenas era un hilo de sangre sin importancia, pero lo que de verdad alertó a Yamamoto, era la vista en primera fila que tenia el privilegio (O quizás desgracia según se miré) de presenciar.

Aquellos ojos ensombrecidos por el cabello azulado del joven se hicieron presentes, y en vez de ver unos curiosos ojos con pupilas doradas, solo habían unas frías cruces de oro que perforaban el alma de Yamamoto como si no fuese mas que una hormiga que vino a irritar el picnic de un gigante.

El estudiante obeso solo pudo ver reflejado lo insignificante que era a los ojos de Mori.

Solo una perdida absoluta de su tiempo.

Yamamoto empezó a temblar, su cuerpo llenándose de una frustración pura que lo hizo temblar visiblemente delante de todos.

- Tu ... Tu ... ¡No te burles de mi! - Exclamó el joven obeso, quien sería la mano derecha de Suzaku, preparándose para lanzar un golpe más sin importarle nada, poniendo lo que sería toda su furia, frustración e incluso miedo, aunque no iba a admitirlo, como combustible para este golpe que debería derribar, no, matar a su oponente sin darle importancia a las consecuencias de un asesinato o incluso que pudiera romperse la mano.

Porque no importaba que, ¡El iba a demostrar que no era insignificante ante los ojos de dios!

- Oigan ... ¿Ya terminaron su concurso de testosterona? - Llego una voz femenina con frialdad que detuvo todo el conflicto.

Todos se paralizaron antes de voltear sus vistas al origen de aquella voz, y solo podían sudar ante la persona que había aparecido justamente.

La mujer mas fuerte y temida de toda Fuyuki, la segunda diosa del árbol invernal.

Fujimura Byakko, con su shinai personalizado casualmente sobre su hombro con un débil agarre de su mano derecha.

Ella casualmente comenzó a acercarse hacía el dúo de Yamamoto y Mori sin ningún cuidado en el mundo, ni siquiera pareció darle una mirada a su amigo Reikan que yacía inconsciente en el suelo al cuál casi le pisa mano por muy pocas pulgadas. Pero ella solamente se centró en su objetivo ...

No era Yamamoto, si no Mori.

El estudiante obeso, la mano derecha de Suzaku fue apartado brutalmente por una fuerza invisible que exhibía la peli castaña alrededor de ella que se reflejaba en su mirada gélida, Yamamoto sintió un miedo semejante pero diferente al que sintió con el peli turquesa provenir de la princesa Yakuza, lo cuál le hizo apartarse de manera instintiva.

Ninguno de sus compañeros tuvo el valor de comentar algo al respecto con el tigre al acecho.

Taiga se paró enfrente al hijo adoptivo de Kiritsugu, sin poder creer que alguien que admiraba tanto tuviese semejante hijo, al cuál miró con decepción.

- Entiendo perfectamente que rechaces un combate sin ningún objetivo, pero ... -

Y por un momento, el Dios Caído pudo verlo, esa misma lastima que Xuanzang le había mirado hace miles de años al comienzo de su viaje hacía la India, cuando aún era un rey insensible que había perdido el rumbo en la lujuria del combate.

- ¿Como puedes quedarte plantado sin hacer nada cuando alguien lucha tan fieramente por ti? - Le preguntó la joven con tristeza.

Mori bajo la mirada, sin estar dispuesto a responder a las preguntas de Taiga.

- T-Tu ... Ustedes ... ¡No me ignoren! - Gritó Yamamoto exasperado por como había sido dejado en segundo plano como una mosca molesta.

El estudiante obeso se abalanzó sobre la princesa Yakuza, lo cuál daba la descripción gráfica de un toro cayendo sobre un pequeño gatito ... Pero lamentablemente para la mano derecha de Suzaku, aquel gatito no era nada mas que un tigre cuyas garras y colmillos siempre estaban afilados y listos para atacar.

Antes de que siquiera Yamamoto pudiera atacar a la gran Byakko, la renombrada Tigre de Fuyuki se giró levemente para propinarle un solo golpe con su infame Torashinai directamente a su cara, y resonante fue el sonido de la nariz del obeso joven siendo rota que incluso pudo haberse escuchado por toda Shinto.

Entonces, Yamamoto había caído de golpe al suelo inconsciente con un sonido igual de resonante como el de su nariz rota, y así alguien que había sido imposible de derrotar para Reikan, no había sido ni siquiera un calentamiento para el Tigre Blanco.

Taiga miró a los compañeros de su oponente derribado. - Llévenselo lejos de mi, no quiero verlo el resto de sus días en Homurahara. -

Al instante, los demás seguidores de Suzaku corrieron enseguida a tomar como pudieran a su compañero obeso y arrastrarlo con todas sus fuerzas fuera de aquel callejón ignorando cualquier mirada de los transeúntes que pasaban. Una acción que los demás peatones imitaban, aunque les picaba la curiosidad de ver que era lo que pasaba en ese callejón, al apenas ver a un joven inconsciente y a la mismísima Fujimura Taiga en persona decidieron alejarse lo mas posible y no involucrarse con ella o cualquier desgraciado que pudiera tener problemas con ella.

Cabe destacar que el desgraciado no era nadie mas que Mori.

- ¿Y bien? ¿No vas a responder nada? - Le cuestionó la peli castaña nuevamente.

Sin embargo, el peli turquesa no parecía para nada dispuesto a dar respuesta, ante la negativa no verbal que la princesa Yakuza recibió, Taiga bajo la mirada.

- Ya veo ... Con que esa es tu respuesta. - Entonces, ella le dio una mirada seria y fiera, sin embargo, para sorpresa del antiguo Rey Mono, aun conservaba aquel dejo de lastima que simplemente se hacía más profundo a cada momento. - En tal caso, yo te daré mi respuesta. -

...

Era lo que parecía un día cualquiera en la residencia del grupo Yakuza Fujimura, específicamente en un dojo ubicada en un lugar un poco mas apartado de toda la residencia.

En aquel lugar solo había dos personas, las únicas con la autorización para entrar sin el permiso del líder Fujimura, nadie más que el propio Raiga y su querida nieta Taiga.

Ambos se encontraban luchando con espadas de madera, unos bokken en vez de los tradicionales shinai, aunque con una notable diferencia de condiciones.

Mientras que Raiga luchaba como se esperaba en un combate tradicional de kendo, su nieta padecía de una gran desventaja con sus ojos oscurecidos por una venda atada detrás de su cabeza y su brazo derecho, su mano dominante, atada a su espalda.

Sin embargo, a pesar de eso, la chica de quince años hacía gala de su gran habilidad y demostraba el porque era digna de portar el título de Byakko, el Tigre Blanco Celestial de Fuyuki al poder luchar en igualdad de condiciones e incluso dominar a su abuelo con solo el sentido de la audición y la fuerza de su brazo izquierdo, si mano torpe, acomodando su postura y acostumbrándose a estas nuevas condiciones sin problemas.

Por otro lado, Raiga si estaba dispuesto a admitir que debía hacer un esfuerzo visible para mantener al día con su nieta, aunque aceptaba que la edad le estaba pasando factura, sabía perfectamente que incluso en su edad dorada le sería igual de difícil enfrentar a Taiga sin ningún impedimento.

Y aún tenía quince años, aún le quedaba una larga ruta por recorrer, y con Mori en la mezcla ...

Cierto, él era la razón de este combate.

- Hija mía, no puedes seguir con esa actitud con respecto a ese chico. - Le dijo Raiga luego de un largo intercambio de golpes que parecía no tener fin en silencio. - Y parece que la conversación que tuviste con Kiritsugu no ayudó en nada, incluso te ves mas ansiosa que antes. -

De repente, Taiga detuvo cada movimiento, dando por terminado el partido de práctica, la frustración que tenía le impedía poder disfrutar del combate.

La peli castaña, haciendo gala de su fuerza, rompió la atadura que restringía el uso de su extremidad fuerte con suma facilidad, para luego con la misma mano quitarse la venda de los ojos y ver a su honorable pero criminal abuelo con una mirada fiera digna de un tigre. De hecho, esa había sido una de las razones por la que le habían llamado Taiga, por sus ojos fieros.

- ¡¿Como quieres que me calme?! ¡Ya han pasado días y aún no se me ocurre una manera de encender su espíritu! - Exclamó la chica dejando salir sus sentimientos sin cuidado. - ¡A este ritmo me volveré Seiryu antes de poder enfrentarlo ... Y es virtualmente imposible vencer al Seiryu actual! -

- No lo lograrás con esa actitud por supuesto. - Le dijo su abuelo sin cuidado, recibiendo una mirada molesta de su nieta, pero para él no fue nada mas que un lindo puchero de su pequeña. - Pero la respuesta es mas simple de lo que puedes creer, Taiga. -

La susodicha frunció el ceño. - ¿Y cuál puede ser la respuesta? -

- Hmph, ¿Acaso no te he enseñado nada? Aunque te pareces tanto a tu madre, se nota que sacaste tu ineptitud de tu padre. -

- ¡Ve al punto! - Exclamó Byakko iracunda, dispuesta a reanudar la escaramuza pero sin ninguna restricción.

Raiga suspiro antes de negar con la cabeza ante la actitud de su nieta. - Taiga, yo te enseñe a respirar, a caminar, a usar de verdad una espada más allá como un simple arma y para que sea una simple extensión de tu cuerpo. -

La joven de cabellos castaños seguía mirando a su abuelo expectante, esperando a que le dijera algo importante en esta pequeña conferencia mas allá de lo que le había dicho de manera cíclica los últimos años.

- Y lo más importante ... Debes apartarte un momento para ver el resto de las cosas, así podrás verlo todo. - Finalizó de decir el hombre mayor con seriedad.

Aunque para muchos las palabras del viejo tigre no tendrían ningún sentido, lo último que había dicho su abuelo pareció hacer pensar a Taiga, si el ceño fruncido de manera pensativa de la joven le era una indicación.

- Verlo todo ... - Decía la peli castaña pensativa mirando lo que parecía la nada por un largo período de tiempo sin moverse y sin mostrar signos de hacerlo. - Verlo todo ... -

Raiga miraba a su nieta con seriedad y a la vez con preocupación, no era común que ella cayera en largas reflexiones, y por lo visto esta sería una bastante larga si la forma en que murmuraba "verlo todo" una y otra vez fue una señal.

El viejo hombre suspiró y decidió darle algo de privacidad a la joven para que ella tomara sus propias decisiones, ya era hora que ella tuviera responsabilidades, especialmente aceptar las responsabilidades de sus decisiones, y aunque se sentía mal por el pobre chico, Mori era la mejor opción.

Para cuando Raiga dejo el dojo de entrenamiento, dejando a la Tigre de Fuyuki sin vigilancia y vagando por sus pensamientos llenos de kendo y comida, pero si el anciano se hubiera demorado por lo menos unos segundos mas en dejar el edificio podría haber visto la forma en que sus ojos brillaron como estrellas fugaces en el cielo, que dependiendo de la situación sería un buen ... O un peor augurio.

- ¡Verlo todo! -

...

- Necesito ver el resto para poder verlo todo. - Dijo Taiga de repente luego de unos segundos de silencio sorprendiendo al peli turquesa que se encontraba a pocos pies de distancia suya. - ¡Así que te diré lo que veo ahora! -

Dan Mori la vio con ojos expectantes pero serios, aún con su cuerpo y mente renuentes para combatir después de tantas penurias como Sun Wukong y Jin Mori, a pesar de que la llama de su alma aún anhelaba luchar por un segundo más.

- Lo que yo veo es a ... ¡Un hombre mas grande que la vida misma! - Exclamó la joven sin importarle que pudieran escucharla incluso al otro lado de Fuyuki. - No importa que tanto lo ocultes, solo veo al único digno de ser iluminado por el sol, el único de ser alabado por la tierra, el único que hace temblar los mares ... ¡Aquel que es mas grande que la eternidad y solo quiero verte brillar! -

En este punto, Byakko había gritado todo lo que tenía guardado en su interior desde el día fatídico que había conocido a su mayor y mas hermoso obstáculo, un Dios Marcial encarnado de nuevo en la tierra ... ¡¿Como alguien como ella no podría alabar y al mismo tiempo maldecir su existencia tan contradictoria?!

Pero la pregunta era, ¿Como Mori podía permanecer indiferente ante sus palabras? No, le fue imposible hacerlo, en este punto el antiguo Rey Mono estaba mordiendo su labio inferior hasta el punto en que sintió el sabor metálico de su sangre en su boca. Sus puños estaban tan apretados que sus uñas habían extraído algo de sangre de sus palmas.

Todo mientras que las palabras de su abuelo y Xuanzang no paraban de asaltar su mente atormentada con escenas de distorsionadas con Park Mubong y Tathagata matando respectivamente a las personas que mas había amado.

Pero surgió una esperanza para este hombre.

- Sin embargo ... - Volvió la peli castaña a hablar, sacando al Dios Caído de sus pensamientos negativos. - Esa imagen es difusa ... Cubierta por una capa de miedo, frustración, dolor, tristeza y desesperanza ... - Entonces la Tigre de Fuyuki levantó su confiable Torashinai apuntando a Mori con ella. - Desconzoco que le paso a ese exuberante y brillante Mori, ¡Pero te aseguro que haré que vuelva sin importar nada! -

El susodicho parpadeó ante las palabras del Tigre Blanco antes de parpadear nuevamente y de nuevo como si tratara de procesar sus palabras habladas en otro idioma, algo imposible ya que Mori era capaz de entender, hablar e incluso escribir en todos los idiomas existentes en el planeta en el momento que recuperó su poder como el Gran Rey de los Cielos ... Pero en ese mismo instante las palabras de Taiga le fueron tan distantes y difusas que genuinamente se pregunto que estaba diciendo.

- Hehe ... Hehehe ... ¡Hahahahaha! - Hasta que de repente rompió en una risa amarga ante las palabras de la joven delante de él, aunque su acción no hizo nada para afectar la confianza de la Tigre Celestial de Fuyuki. Entonces, Mori la miro con unos ojos con cruces doradas llenos de pesar. - Lamentó decírtelo pero ese hombre ... Ha muerto. -

Un silencio sepulcral se extendió por todo el callejón hasta el punto que un alfiler cayendo al suelo podría escucharse con claridad, el único sonido constante era la suave respiración del inconsciente Reikan que aún yacía en el suelo olvidado como si nada.

Entonces una sonrisa feroz se hizo presente en el hermoso rostro de la joven de cabellos castaños.

- En tal caso ... ¡Te usaré como sacrificio para traerlo de vuelta! - Fue lo único que dijo para luego lanzarse contra el peli turquesa con un ataque horizontal con su Torashinai directo al cuello de su oponente, dispuesta a romper su cuello de un solo ataque.

... O al menos ese era el plan, hasta que sintió una especie de picadura en un lado de su cuello, específicamente dónde se encontraba su arteria carótida, para luego sentir todo su cuerpo paralizado haciendo que su ataque fue detenido en la mitad, aunque en realidad no había nadie a quien golpear.

Debido a su shock inicial de encontrar todo su cuerpo paralizado, apenas se pudo percatar que Mori ya no se encontraba delante de ella.

¿Que había pasado ... ?

- Dime que estas bien por favor ... No destrocé tu sistema circulatorio por accidente, ¿Verdad ... ? Cielos, tengo los dedos tan rígidos que pude haber dañado tu sistema nervioso si no era preciso. -

Taiga escuchaba la voz de Mori desvariando justamente detrás de ella, dejando de lado el tema de la parálisis como si no fuera nada y mas preocupado de haberla dañado en el proceso.

Mientras tanto, el peli turquesa miraba su mano con sus dedos entumecidos por el uso de la acupuntura, una de las razones por la cuál su cuerpo se encontraba en mal estado, jamás creyó volvería utilizar esas técnicas al corto plazo pero fue necesario para ahorrar los conflictos ... Pero sabía que no volvería usar nunca el Removedor de Límite.

Después de todo, ya no tenía ningún potencial de que disponer con su cuerpo en tan mal estado y sin poder divino.

El joven de cabellos azules volteó su mirada hacía Byakko quién temblaba en el sitio, algo que le impresionó sinceramente, ya que esperaba que el bloqueo de arterias permanecería por mas tiempo ... A menos que ...

El corazón del Tigre de Fuyuki empezó a latir con fuerzas, su sangre bombeando como una manguera a presión a través de sus venas y estimulando sus músculos con una fuerza que nadie mas que ella poseía ...

Al final, todo es nada, por lo tanto, es invencible.

Recuperando toda su movilidad a un tiempo récord y con una velocidad impresionante, Taiga se había dado la vuelta para atacar a Mori nuevamente con un ataque descendente con su shinai.

- ¡Solamente la muerte va a ser la cura de tu estupidez! - Rugió la pelo castaña antes de que su ataque impactará.

La muerte es lo único que cura la estupidez.

Entonces, una sonrisa triste se manifestó en el rostro del peli turquesa.

- Si, tienes toda la razón ... Mira. -

[Espada de la Luz Lunar]

[Estilo sin Espada]

Un solo movimiento horizontal de mano efectuado por Mori hizo que la peli castaña se detuviera completamente en su ataque, quién miraba con los ojos abiertos a su oponente, procesando lo que había ocurrido hace unos segundos ante sus ojos.

Taiga sintió algo caliente en su mejilla, cuando llevo su mano a comprobar, se dio cuenta que era sangre, su sangre escurría por un corte realizado sin una espada, entonces la joven volteó su mirada y presenció el mayor acto realizado como espadachín que ella haya podido ver a lo largo de sus años practicando el kendo.

Las paredes del callejón, tenían una marca de corte un poco profunda hecha de manera uniforme por lo que parecía una espada, la cuál seguía el movimiento de mano que Mori había utilizado anteriormente.

¿Como era posible ... ?

- ¿Lo viste, no? - Fue la voz del hijo adoptivo de Kiritsugu lo que la sacó de sus pensamientos.

Ella parpadeó como un búho confundido ante su pregunta, antes de asentir de manera mecánica como respuesta, había sido difuso pero Taiga lo vio ...

Una joven con una espada, un guerrero consagrado en incontables campos de batallas ... La luz de la luna bañando sus cuerpos ...

- Entonces, lo has visto todo. - Dijo Mori con una leve sonrisa llena de melancolía antes de darse la vuelta y acercarse al pobre y olvidado Reikan.

Con relativa facilidad tomó al chico que era mucho mas grande que él con un brazo sobre sus hombros y el otro sosteniendo su cuerpo contra suya, listo para llevarlo a su casa para que pudiera descansar.

- Hey ... - Le llamó nuevamente la peli castaña, de nuevo captando su atención.

El antiguo Rey Mono la miró con animosidad, sin mas ánimos de discutir cosas sin sentido. Pero se sorprendió al darse cuenta que los ojos del Tigre de Fuyuki dejó de tener aquella ferocidad frecuente y solo había la curiosidad y suavidad de un minino.

- ¿Sabes donde vive Reikan? -

Aquella pregunta dejó a Mori de piedra ... Metafóricamente hablando, aunque odiará aquella palabra no había forma mejor de describir su expresión pétrea que hizo que Taiga soltará algunas risas.

¿Como podía existir una chica que intenta apuñalarte y luego a reír contigo como si nada hubiera pasado? Ya había pasado una vez con Mira, pero ya esta segunda vez le empezó a preocupar ...

- La verdad es que no ... - Tuvo que admitir el joven de cabellos azules ocultando su vergüenza.

- Bueno ... Como compensación de todo lo ocurrido y por mostrarme algo tan increíble, creo que es justo que te ayude a llevarlo a casa. - Decía Byakko sonriendo levemente. - Además, es mi amigo ... Y no le caerá bien saber que lo deje tirado por tanto tiempo inconsciente por la calle ... Aunque por ahora estamos seguros, ese gordo si parece haberle dado una buena al pobre. - Taiga mostró una expresión pensativa por un momento. - Me preguntó si Seiryu le de importancia a este suceso ... Aunque lo dudo. -

Fue lo último que dijo antes de acercarse al Dios Caído y a su viejo amigo inconsciente, para luego posicionarse al lado opuesto de Mori, es decir, al costado desocupado de Reikan e imitar al joven de cabellos azulados llevando un brazo por encima de sus hombros y el otro brazo a su costado para matener al peli morado mas erguido y estable cuando lo movieran.

Por un segundo, a Mori le dio un escalofrío cuando los dedos de Taiga habían rosado su brazo en el proceso de cargar a Reikan. Sin embargo, el joven de cabello azul lo atribuyó a las secuelas de usar la acupuntura luego tanto tiempo aún con un cuerpo maltrecho en su estado actual.

- Bueno, ¡Andando! - Exclamó Taiga apuntando hacia al frente con su Torashinai en su mano libre.

El Dios Caído se le quedo mirando unos segundos sin comprender. - ¿Por que? -

- ¿Eh ... ? Pues aunque Seiryu sea muy distante, estaremos en problemas si se entera que Reikan no llega a tiempo para la hora de la cena, es muy estricto con las reglas. - Se explayó la peli castaña, pero Mori negó con la cabeza.

- No, me refiero a que antes me odiabas ... Y ahora actúas tan amigable, no lo entiendo ... -

Taiga miró al frente con una expresión seria antes de sonreír de manera despreocupada. - Porque ya vi el resto que me faltaba, ya puedo verlo todo, ¡Nada bajo los cielos esta ocultó para mi ahora! -

No podía ser por una razón tan infantil ... ¿Verdad?

- Además ... Tuve razón y tu estas equivocado. - Le dijo de manera repentina para confusión del peli turquesa.

- ¿En que estoy equivocado? - Cuestionó el antiguo Rey Mono.

- El Mori del cuál hable ... Sigue con vida. - Afirmó con tanta confianza la Tigre Celestial de Fuyuki, que pudo haber dicho que el cielo era rojo y nadie podría hacerla flaquear con su resolución que incluso Mori titubeó. - Solo necesita una razón para volver, ¡Así que espera! -

Entonces, ella empezó a caminar, provocando que el joven de cabellos azulados tuviera que seguir el paso o Reikan podría caerse, lo cuál nadie quería. Y juntos llevaron al monje en entrenamiento a su hogar en el templo Ryuudou.

- Oh, por cierto, necesito ayuda con mi tarea de Inglés. -

- ¡¿Eh?! -

Sin darse cuenta de unos particulares ojos rojos que observaban al Dios Caído transitar las calles de Shinto.

- Así que ... Aún hay dioses entre nosotros ... Interesante. -

...