Un cambio de aires como esto y mejorar personajes lindos como Yukimura Chizuru teniendo más columna vertebral que en el Anime, Ovas o Películas. Por ahora es lo mejor que puedo hacer y cambio una que otra escena para mejorar ciertos aspectos.

Me base en la canción de Fujita Maiko; Nee. Es preciosa y cuando la escucho pienso en esta pareja y parece ser más dedicada a Okita a Chizuru y como se siente hacía ella. Es preciosa y recomensable escucharla en Youtube o e Spofity Free que yo instale. Escucho las canciones de Ado, Mao, Kurosaki Maon, Kamiki Aya y Takuya, Spyair, Da-iCE, entre otros.

Que disfruten. Después de terminar lo hice más largo de lo que pensé.


Hakuouki: Los Capitanes del Shinsegumi

Ruta de Okita Souji ‒ Hey… ¿Porque tu…?


Okita Souji, Capitán de la Primera División del Shinsegumi, la Espada del Shinsegumi y el más leal a Kondou-san. Abandonado por mi hermana él me cuido, pero nunca hice nada por él. Solo tenía lo que él me dio, el esgrima e Kenjutsu del Tennin Sennin Ryu. Al venir a Kyoto cometí demasiados errores que al recordarlos me duele el pecho.

No todo era malo. Había alguien en aquel momento. Solo sabía ladrar a pesar de tener una Katana. Pero él era como yo. Estábamos vacíos y necesitados por algo. Pero como soy afortunado de tener alguien amable yo por mi parte le deje caerse a ver si muere o no.

Luego de eso apareció ella… Yukimura Chizuru.

Terriblemente inocente e honesta. Ni mentiras dijo cuando vio a esos Ronnin o los Rasetsu. Incluso estuvo agradecida conmigo por salvarla y de paso se cayó al tatami por las manos atadas sujetadas por Inoue-san. Me mate de la risa por que ahora si tenía marcas de tatami. Chizuru-chan permaneció ahí delante nuestro.


Mirando a su alrededor solamente sonrió ingenuamente diciendo lo siguiente. ‒ Perdonme. Pensé que el Shinsegumi era una banda de gente terrible, pero al saber que hay chicos guapos e buenas apariencias me cambia la perspectiva. Como mujer no puedo evitarlo. ‒

‒ Sí, sí. Ahorrate la- Shinpachi y Heisuke se miraron por un momento. ‒ ¿Mujer? ‒

‒ Sí. ¿Pasa algo con eso? ‒

‒ ¡¿Ehhhh?! ‒ Sorprendidos, incluso Kondou-san cayeron más al suelo. ‒ ¿Es que con solo mirarla no es muy obvio? ‒ Sano estaba impresionado de la falta de observación de estos dos. ‒ ¡¿Como si pudiera?! ¡Las mujeres no usan Hakama! ‒

Esa niña miro molesta a Shinpachi. ‒ ¡Grosero! Ah. Mi nombre es Yukimura Chizuru y soy la hija de Yukimura Koudou. Y si no me creen pueden hacer TODO lo que quieran conmigo o hacer lo que les plazca. ‒ Estalle de nuevo de la risa. ‒ ¡Que sincera eres! ¡Ni en mi vida vi a una chica tan ingenua! ‒ Me revolqué en el tatami de tanto reírme. ‒ ¿Cual es la gracia de todo esto? ¿Y sabías que yo era una mujer? ‒ Acercándose a mirarme a los ojos acostado.


En aquel instante todo cambió en el Shinsegumi. Para empezar era bastante inquieta y le gustaba moverse, no eran de esas muchachas que se quedaban quietas.


Como siempre en la cena estos dúo no se cansaban de pelearse por la comida. Y Chizuru-chan. ‒ ¡Oigan! ‒ Se levanto y les golpeo en la cabeza con su Kodachi, pero con funda y todo.

‒ ¡Chizuru! ¡¿Por que me golpeas?! ‒

‒ ¡Chizuru-chan…! ¡¿Porque nos golpeaste?! ‒

‒ Es divertido y animado, pero tener modales en la mesa no es tan difícil que salir a combatir y patrullar. ¿A ustedes no les enseñaron modales? ‒ Educadamente y lo más gentil en su tono de voz hacía entender su propio razonamiento. Ver a está muchacha haciendo lo que se le de la gana a pesar de ser una prisionera no me parece tan mal.

‒ Esta vez cocinare. Me encantaría que la gente probara mi comida y que ustedes prueben algo nuevo de vez en cuando. ‒


Y a la mañana siguiente. Cuando Hajime-kun y yo cocinábamos apareció para ser nuestra Chef y tomando mucha iniciativa por Sannan-san.


‒ Te permití comer, ¿pero no recuerdo que tu estuvieses aquí? ‒ Chizuru-chan no parecía hacerle caso a Hijikata-san, en cambio. ‒ Hijikata-san. ¿Que tipo de Onigiri te gustaría tener en el centro? ¿Ciruela, salmón o algo en especial? ‒ Estaba más concentrada en la comida que nuestro Vice-Comadante Endemoniado. Él frunciendo el ceño me hacía el día. ‒ Oye… ‒

‒ A Hijikata-san le gusta con atún, el mió salmón, a Hajime-kun le gusta sin relleno y Heisuke con ciruela. Ah, el de Sannan-san con atun también. ‒

‒ Bien. ‒

El dando un paso al frente accidentalmente tiro las bandejas que tenían la comida de hoy. ‒ ¡Ahhhhhh! ¡¿Que haces Hijikata-san?! ‒ Heisuke brinco para limpiar el suelo. ‒ Todo en el piso… Realmente no quiero ayunar. ‒

‒ Perdón. No era mi intención. ¡Pero te hice una pregunta! ¿Que haces aquí en la cocina preparando Onigiri? Y Souji, ¿no le des esa información tan casualmente? ‒ Puso las bandejas en orden por sentido de la responsabilidad.

‒ Sannan-san va a morir de todas maneras si no come algo. ¿O es que te parece bien que Sannan-san muera? ‒

‒ … ‒ Conocía perfectamente a Sannan-san. No le agradaba su situación como amigo cercano. ‒ Bien. En ese caso yo voy hacer el desayuno de hoy. Y será sorpresa. ‒ Ella guiño el ojo a Heisuke alegrando y esperando por la comida. A la vez que hacía los Onigiri bien rápido e eficaz. Ella nos dio a cada uno la bola de arroz que nos gustaba. El de sobra era para Sannan-san.


Aunque ella estaba forzando mucho su expresión alegre. Va. Tampoco era mi problema. Voy a cortarla en el momento en el que ella escape o por espía que sea. Lo cual lo dudo mucho. Y la comida era mucho mejor de lo que hacíamos nosotros. La comida principal era Kaarage con verduras y Onigiri infantil con forma de conejo. Y el postre era Daifuku para los glotones y para los que no comían mucho unos Dangos.

Momentos como estos… Me sentí curioso por ella. Su cara ocultaba miedo y lo demás. Seguramente sabía lo que le pasaría, pero igual prefirió no darle importancia y dejar de pensar. Me darían ganas de ser malo con ella en cualquier momento.


‒ ¡DEJALO! ‒ Lanzó una taza al Ronin bastardo en Ikedaya. Aproveche ese movimiento para contraatacar, pero sus movimientos, técnica e fuerza eran inhumanas. Comencé a sospechar que no era ni humano. ‒ ¡TE DIJE QUE LO DEJES! ‒ En un intento de protegerme ella lo empujo y alzo los brazos cubriéndome. ‒ Hm. ¿Que idiotez? ¿Él Capitán de la Primera División cayó tan bajo como para que un mocoso te protege? ‒ Estoy de acuerdo. Yo no pedí ser salvado.

‒ ¡¿Y tu no caíste tan bajo como para hacerle esto a la Sagrada Espada del Shinsegumi?! ¡Aprende primero los modales ASQUEROSO ASESINO! ‒ ¿Qué? ¿La Sagrada Espada…?

No tuve tiempo para titubear. Ese tipo iba a cortarla. No tuve remedio que protegerla. Más que sentirme inútil yo… Me sentí confundido. ¿Cuando fue que ella pensaba así de mi?


Ella es tan rara. Es curiosa, muy entrometida, terca, carece de buena suerte y apesta mintiendo. Enserio. No sabe mentir ni ante nuestros defectos que fortalezas.

No es la mejor Espadachín o la mejor combatiente que quedo demostrado con Hajime-kun, sin embargo, según ella es la más entrometida e curiosa del mundo. Aunque en habilidad pudo mejorar un poco y sabe defenderse bien demostrado con ese Ronnin.


‒ ¡Ay, ay, ay, ay! ¡Chizuru-chan, me duele! ¡Deja de jalarme la oreja! ‒ Jalando mi oreja solo porque estaba en un calentamiento. ¡Y lo peor es que usaba sus largas uñas! ‒ ¡Deja de darte excusas y portate bien! ¡No estaría haciendo esto si me obedecieras! ‒ Ya llegando a mi habitación me dolía más mi oreja que mis heridas echas por ese Ronnin*.

‒ Te encontré Heisuke-kun. ‒

‒ Ay, no. Chizuru…. ‒

‒ ¡¿Como que "Ay, no. Chizuru" jovencito?! Te estaba buscando por todas partes para aplicarte a ti y a Okita-san el ungüento. ‒

‒ Las miás ya sana- ¡Ayyyyyyy! ‒

‒ Sanaron, ¿eh? Deja de escaqueare y ven para acá. ‒

‒ ¡Mi pelo no, mi pelo no, mi pelo! ¡Chizuru! ‒

Tengo mis limites. Principalmente no quiero que me jale el Chonmage* que tengo. Arruinaría su forma y era tan difícil de hacer a lo más cercano al cabello de Kondou-san. Además, a diferencia de cierto idiota, inteligentemente supe que ni podía acompañarles a Choshu con Hijikata y los demás. Entrando los dos a mi habitación comenzó su tratamiento. ‒ Me duele más la oreja que mis heridas. ‒

‒ A ti no te a jalado el cabello por suerte. ‒

‒ Obvio. La mataría si lo hiciera. ‒

‒ Souji… Deja de hacer esas bromas de mal gusto. Se toma enserio su rol de "prisionera" aquí. Es más, tanto que ella declaro que no hay espacio en el Shinsegumi para ella y la asesinaríamos en caso de ya no ser útil. ‒

Levante mis cejas. No sabía de eso. ¿Conque no hay espacio para ella, eh? Entonces SÍ sabe bien en que situación está e igual habla conmigo y me regaña como si nada y hace lo que se la da la gana. ‒ Si sabe eso debería dejar de tratarnos así. Que dolor es tener la hija de un médico. ‒ Ambos suspiramos. ‒ Estoy de acuerdo contigo. ‒

Durante días ella estuvo así. Está bien. La salve de un tipo. Pero un poco de suavidad no le mataría ni por un segundo. Aghhhh… Me molesta.

Al de los Cuarteles de la nada comenzó a llover. Maldición, mi peinado está mojado. Ella sacó una tela de su manga y me secaba el cabello con suavidad. Tampoco es que me haya resistido.

‒ Hey, Chizuru-chan. ‒

‒ ¿Sí? ‒

‒ En aquel incidente en Ikedaya… ¿Porque me llamaste la Sagrada Espada del Shinsegumi? ‒

‒ Tenes afecto, devoción y alma al desenvainar. La primera vez que te vi usando tu Katana me pareció mas bien hermoso al cortar los Rasetsu. Había un propósito que indicaban dedicación y mucha fuerza. Tus ojos esmeraldas brillan no por deber, sino por alguien en especial y cuando usas el Tennin Rishin Ryu eres invencible y nadie podría imitarte. ‒

… Ya veo. Esta muchacha supo esto con tan solo observarme. ‒ ¿A que conclusión llegaste para pensar en eso? ‒ Seguramente se dio una baja idea sobre el respeto que tengo sobre Kondou-san, pero quería que esta niña me lo explicara mejor. ‒ Me da un poco de envidia. El amor para proteger las enseñanzas de Kondou-san me parecen muy tierno cuando eres estricto con tu División. Mi padre fue el causante de un desastre espantoso… No estoy orgullosa de ello. Estoy molesta y comienzo a pensar que fui abandonada por él. ‒

Tierno… ¿Tierno…? ¿Yo? ‒ ¿Yo soy tierno? ‒

‒ Si. ‒


No la puedo entender. No se que en piensa ella, en cuanto a mí… Crece el deseo de verte. Al abrir la puerta o la ventana en las noches al patrullar lo primero que se me viene a la mente sin pensarlo eres tú.


‒ ¿Porque te parezco tierno? Está Heisuke que es más infantil. ‒ ¿Que diablos estoy diciendo? Me lo estoy tomando como si lo disfrutara, pero, pero está niña.

‒ Kondou-san es como tu hermano mayor o tu padre. No necesito saber el porque ya que está escrito en tus ojos e actos que decían "lo hice por ti.". Es cuestionable que te pongas celoso de Hijikata-san. ‒

Sí. Es justamente lo que ella dice. De echo analizo de como me siento al mirarlos. ‒ Aunque es simplemente mi opinión. No tiene tampoco ser así. Ya que no tengo la habilidad de la telepatía, pero algo de comprensión al verlos quizás si me dio esa idea. ‒ Cerré los ojos por un momento. La verdad es que describió como me siento cada vez que Kondou-san y Hijikata-san hablaban. Me sentía envidioso e alejado. Soy la Espada del Shinsegumi y todo lo que cortó es por Kondou-san. ‒ Hey, Chizuru-chan. ‒

‒ Mi pelo ya está seco. Está vez cambiemos de roles. ‒

‒ ¿Qué? ¿En otras, tipo, quieres secar mi cabello? ‒

‒ ¿No me vas a decir que no puedo? ‒

‒ No, no dije eso. Solo que no me lo esperaba. ‒ Se dio la vuelta desatando su cabello con un movimiento y me dio otra tela seca. Ella siempre tiene esa frase como tic verbal. "No, no dije eso." Al tocarle el cabello siento lo suave e fino que es. Hay tanta diferencia entre él mió y el de ella.


¿Porqué…? ¿Porqué entre todos eres tú la que se da cuenta de las cosas que yo quiero guardar? ¿Porque me miras directamente a los ojos cuando hablamos? ¿Porque siempre eres tan horriblemente honesta incluso en situaciones tan delicadas? ¿Porque te tomas siempre enserio y me haces reír con tus actos?


‒ ¡Ah! ‒ Mi cuerpo se movió solo. Le tape los ojos con mi mano izquierda y le acerque lo suficiente como para susurrarle al oído. ‒ Hey, Chizuru. ¿Que opinas de Hijikata-san? ‒ No se que pregunte o que hacía, pero quería una respuesta a ello. Con lo confundida e inquieta que está me dan ganas de reírme. ‒ ¿Ah? ¿Eh? Pues… ¡Me da miedo! Grita, se enfada y siento que me odia. ‒

‒ ¿Eh? ¿Te odia? ¿Por? ‒

‒ ¡¿Como que porque?! Me siento lo suficientemente terrible encerrada en mi prisión, no tengo a nadie que me acompañe a excepción de Heisuke-kun, pero igual me asesinaran si soy una verdadera molestia. ¡Tampoco puedo ser libre! Estoy condenada a estar encerrada en un lugar donde nadie me vea y si tengo que ir tengo que tener a alguien si o si que me acompañe… Me siento sola, asustada… ¡Y enojada! ‒ La solté sintiendo sus lagrimas. Ella se alejo como si el diablo la hubiese sostenido del cuello hasta cierta distancia. Mirándome con unos ojos húmedos, la cara hinchada y los mocos que balanceaban en su nariz. Quería… Quería simplemente burlarme de ella, no que llorara. ‒ ¡En especial tú! ‒ Su voz no perdió oportunidad en elevarla. ‒ ¡Siempre me dices que me asesinaras, me mataras, que me cortaras! ¡Ya de sobra se que no tengo lugar aquí! ¡No tengo a nada más…! ¡No se que diablos tengo que hacer aquí! ‒ Gritando, lloriqueando y enojándose sacaba todo lo que había dentro sin reservas.

‒ Yo… Ya no se que hacer… ‒ Toda su cara estaba roja de tanto llorar. No me dio risa ninguna. Antes de que dijera algo ella se fue del lugar como si huyera. ‒ ¡Oye, no, espera! ‒ La seguí porque pensé que estaba huyendo, eso y que se olvidaba de su lazo rojo.

Sus piernas por alguna razón eran más veloces cuando se trataba de huir. ‒ ¡Chizuru-chan! ¡Espera! ¡Oi! ‒ La agarre de la mano. Por suerte mis extremidades e altura eran lo suficientemente largas e altas como para alcanzar a un niño. ‒ ¡No! ¡Soltame! ‒ Terror y miedo. Impaciente se quería liberar. ‒ Todo lo que yo he dije o mencione era broma. ‒

‒ ¡¿AH?! ‒

‒ De matar, asesinar, mutilar o lo que sea eran solamente unas bromas que hago a cualquier persona que hago de vez en cuando. No tienes que ponerte sería o tenerme miedo. ‒

Con sus ojos conectados nublada de la ira. ‒ ¡¿Me estas diciéndome que innecesariamente llore todo esto para después enterarme de que eran unas bromas de muy y muy mal justo?! ‒

‒ No es mentira de que si eres una molestia te asesinaremos. Pero esto es un habito incorregible que me divierte‒

De la nada me dio una bofetada en la cara. Hasta me araño... Hasta la tormenta empeoro como su humor.

‒ ¡Dame eso! ‒ A uñas con fuerza recupero su lazo rojo y se fue dándome la espalda. Viendo como se iba puse mi mano en el lado izquierdo en donde me abofeteo. No me lo esperaba para nada…

‒ Metiste la pata. ‒

‒ Y una bien a un pozo profundo e oscuro. ‒

‒ La ira de una mujer es como está tormenta. Aunque sea gentil sinceramente no me gustaría hacerla enojar. ‒

Shinpachi, Sano y Heisuke. Esos tres estaban espiando como espectadores. ‒ ¿Que están mirando? ‒ No estoy de humor, pero tampoco enojado como para ser testigo de estos tres idiotas. ‒ Deberías disculparte. ‒ Dijo Sano. ‒ Heisuke ya me lo dijo a mi y a Shinpachi, pero está peor de lo que pensábamos. ‒

Mire hacia el otro lado negando lo sucedido. ‒ Yo no hice nada. Ni pienso disculparme. ‒

‒ Souji… ‒ A mi las miradas amenazantes de alguien más débil que yo no funcionan conmigo. ‒ ¿Qué? ¿Quien eres tu para mirarme así? Yo no dije nada fuera de lugar. ‒

Nuestras miradas había chispas en cualquier momento yo‒

‒ La cena ya está servida. Voy a buscar a Yukimura. ‒ Hajime-kun interrumpió y yo directamente me fui a la sala a comer tranquilo. Joder. ¿Porque me siento culpable? No es mi culpa. Solo le hice una pregunta.


Yo no hice nada malo. No lo hice. No es mi culpa. Es todo lo que quería pensar.


En la comida esperando vino ella, pero con un humor que parecía que los rayos y el clima estaban a su favor. Así como abrió la puerta la cerro con fuerza. No, enserio, hasta sus pisadas eran pesadas que parecía que un gigante estuviese caminando y su mirada en llamas frías eran peores que las de Hijikata-san. Y se sentó tranquilamente comiendo en silencio con el ceño fruncido y una cara de Ogro.


No me había sentido así desde que Kondou-san me regaño fuertemente cuando corte y luche con esos Luchadores de Sumo por asuntos personales. No sabía que quería decir. Y por alguna razón tenía un ligero escalofrió de no mirarla a los ojos.


Para empeorar como siempre Shinpachi y Heisuke estaban ruidosos cuando se trataba de la comida. Tan infantiles‒‒

‒ ¡AHHHHHH! ¡No puedo ni comer tranquila! ‒ Su voz resonó como grito de guerra. Rompió los palillos y dejo la comida sin casi tocarla. Se levanto y se fue rápidamente. ‒ ¿Adonde vas? ‒ Hijikata-san se sorprendió por su extraña conducta. Era de esperarse. ‒ ¡A mi prisión! ¡¿Adonde más?! ‒

‒ ¿Y la comi‒?

‒ ¡NO LA QUIERO! ‒ El clima más y más empeoraba con ella enojada y frustrada. Nos quedamos en silencio por un momento. ‒ ¿Q-Qué rayos fue eso? ‒ Hijikata-san estaba asustado e tembloroso que parpadeaba. Era raro que estuviese así de afectado. ‒ No sabía que se enojaba así. Fue como ver a una esposa enfurecida. ¿Ustedes no saben algo? ‒

‒ Culpa de Souji. ‒ Los tres tontos, pero Hajime-kun… No tenían porque decírmelo. ‒ Si. Por la marca de bofetada y el arañazo serían entonces cosas de Yukimura-kun. ‒ Era de esperarse de Sannan-san. Lo dedujo todo.

No quería que me preguntaran así que les explique…

‒ Hmm. Ya veo. Yukimura no es un soldado del Shinsegumi y es una joven civil que se involucro accidentalmente. No sabía que se sentía tan mal. Pobre. Debe estar pasándola muy mal desde que le diéramos la bienvenida. ‒ Kondou-san era empático e bueno por naturaleza. Sabía que lo comprendería. ‒ ¡Y eso que te dije que la trataras mejor! ¡Y mira como la dejaste! ‒ Quisiera respondele a Heisuke, pero no quería reconocerlo a primeras.

‒ La comida se echo a perder… Si fuera Gen-san estaría bien, pero que Chizuru-chan se enoje así me deja sin hambre. ‒

‒ Tendré cuidado para que no me pasé a mi. Yukimura no tiene la culpa, Souji la llevo emocionalmente a los extremos que no debió tocar. ‒

‒ Por eso te dije que te disculparas. Ahora si es CULPA tuya. Y Kondou-san estaba presente. ‒

Esos cuatro… Juro que los mato después, no sin antes chasquear la lengua… ‒ Cuando me abofeteo me hizo recordar lo sucedido en Osaka. Aquella vez que Kondou-san me regaño y estuve realmente arrepentido que pensando que hacer Seppuku. Solo quería preguntarle que opinaba de Hijikata-san, no sabía que se iba decaerse de esa manera… ‒ En aquel momento no sabía lo que hacía. Podía haber sido la influencia de Serizawa, pero la verdad es que me pase de verdad de la raya.

‒ No pasa nada. Todos cometemos errores. ‒ Kondou-san no parecía enfadado. ‒ Yukimura es un ser inocente y le cree a todo el mundo. Solamente si eres honesto y te disculpas de corazón te perdonara. ‒

‒ Suena sencillo, pero… ‒ No tengo la confianza necesaria de verle a los ojos. No me asusta, más bien no sabía que hacer o decirle. Reconozco ahora la culpa. Pero verla ahora es una cosa.

‒ Aquí también cometemos errores del más responsable al más impaciente. Por ejemplo, Saitou dejo escapar a un Ronnin porque le dio un vistazo largo a la tienda de Katanas. Luego está Hijikata que dejo la puerta abierta y dejo que el viento se llevara casi los reportes y Sannan dejo caer una bomba de humo sin querer. ‒

Me reí. De echo no sabía eso. ‒ ¡Kondou-san…! No tenías porque… ‒ Hijikata-san estaba tan avergonzado. ‒ Si pudiste perdonarte y saber lo que hiciste mal entonces sabrás como arreglarlo. ‒

Cierto… Solamente fue una discusión. No es nada grave comparado con ello. ‒ Esta bien. Iré a verla. Ya vuelvo. ‒ Al dejar la habitación oí las quejas de Hijikata-san y no pude evitar sonreír. Ya después haré una buena broma con esa información. Y risas garantizadas se oían en el cuartel.

Ya estando al cuarto de Chizuru-chan abrí la puerta. ‒ Chi-zu-ru-chan ~ ¿Eh-? ‒

Sin querer la vi cambiándose de ropa. Congelado y centrando en mirarle la cara que el cuerpo yo mucho no podía decir. ‒ ¿Si tu vicio no es mirarme desnuda te importaría cerrar la puerta? ‒ Recuperándome de la realidad cerré la puerta suavemente.

¡Y obviamente no vi nada! ¡No! ¡No mire su pecho, cadera, piernas…! ¡De seguro no vi nada! Y mi cara está calurosa. Si hace frió con la lluvia que hace. Ella abrió la puerta para hablar conmigo. Seguramente vestida porque no quería, por ahora, verle la cara. ‒ ¿Exactamente de que querías hablar conmigo? ‒ Educadamente pregunto como si se hubiese tranquilizado.

‒ Lamento aquello. ‒

‒ ¿Aquello de? ‒

‒ ¿Como de-? ‒ Antes de hablar suspire y me calme. ‒ Lo que quería preguntar es que era lo que opinabas de Hijikata-san. Nada más. Y… nadie te odia. Hijikata ya es un rompe-bolas de por sí, pero solamente hace el opuesto de Kondou-san para hacer el trabajo más fácil. Por eso… ‒

Ella camino para verme la cara. Con sus dos manos me sujeto la cara y me vio a los ojos. Analizaba si mentía o no. ‒ Esta bien. ¿Aun te duele la cara? ‒ Su humor ya estaba mejor. Volvió a su habitual comportamiento. ‒ Esto no es nada comparado con otras heridas que recibo. ‒

‒ Y me excedí cuando te arañe. No necesitas estar en combate para sentir otros tipos de dolores como tropezarte o quemarte. ‒

… El cielo se aclaro. Kondou-san tenía razón. Esto fue mucho más fácil que aquella vez. ‒ Ven conmigo. Te tratare la cara. ‒

‒ Pe- Aghhh… Que mujer más molesta. ‒ Se enoja, se ríe, llora y es increíblemente molesta cuando se trata de heridas o enfermedades. Así como suspire sentí la noche siendo tratada gentilmente por ella.

Es molesta, pero no en un mal sentido.