El niño maldito
Sumario: El ascenso de un posible reemplazo de Lord Voldemort amenaza con arruinar las tranquilas vidas de las familias Potter y Malfoy al rodear de sombras a la nueva generación, traer recuerdos borrosos del pasado…y una visión terrible de lo que podría ser su futuro.
Género: ¿Aventura? Yo diría que es un desmadre mágico con slash.
Claves: súper mega lento slow burn con trama desmadrosa y larga. Drarry, Scorbus, parejas secundarias.
Disclaimer: Si HP fuese mío, esto sería canon. Ya que no lo es, saben lo que significa.
Burbujas de la poción de la risa
Ese verano, el patio de La Madriguera estaba atestado como nunca antes. Era el verano más frío en años, lo que hacía que Hermione estuviese revisando algunos libros sobre plantas con Neville y que fuese más fácil para George mantener una pista de hielo mágica para los chicos en el patio a finales de julio; según él, los ayudaba a refrescarse.
Nesrine corría por la gran casa comprobando los detalles de último momento, de acuerdo al cronograma y la lista que Lily le pasó a su tablet. Los Scamander la ayudaban y Rose montaba vigilancia con unos binoculares desde una ventana del segundo piso. También tenían a Teddy apostado en un punto estratégico entre la chimenea y la sala.
Era 31 de julio.
En el interior de una pequeña sala dentro de un maletín, Albus colocaba su tablet con una foto junto al pastel recién levitado fuera del horno que tomaron prestado.
James, Albus, Draco y Scorpius ladearon sus cabezas con profundas expresiones mortificadas.
—Seguro sabe mejor de lo que se ve —dijo Scorpius con una sonrisa que pretendía ser alentadora.
James le metió una cuchara y tomó un bocado, ignorando el grito ahogado de Albus. Luego lo escupió en el basurero.
—No, no sabe mejor de lo que se ve.
—Debe ser peor que una poción para que James lo escupa —mencionó Albus. Abrió el relicario de su colgante y le mostró el pastel a Severus—. ¿Se puede arreglar?
El Severus del retrato observó a James Potter "limpiándose" la lengua después de probarlo y luego le dio una mirada escéptica al adolescente.
—¿Te parece que cuando un Potter escupe su comida todavía existe una solución?
—Tú hacías unos pasteles horribles también —recordó Draco, metiéndose en el campo de visión del retrato—, pero los cubrías con aquello…¿cómo era?
—¿Usted horneaba? —Scorpius volvió a sonreír, enternecido.
—Yo no horneaba —masculló Severus—, yo…intentaba probar métodos de pociones en la comida común para-
—Severus horneaba, pero lo único que le salía bien eran las galletas de naranja —aclaró Draco, divertido—, lo que era genial porque fueron mis favoritas por mucho tiempo.
Antes de que el antiguo profesor se pudiese indignar más, alguien los llamó desde arriba.
—¿Cómo van por ahí? Sirius le mandó un mensaje a Lily, debe traerlo en un rato, y la señora Molly sigue preguntando por…
—¡Alti! —lloriqueó Scorpius, levantando la cabeza—. ¡Necesitamos ayuda mágica! ¡Sabe tan mal que James lo escupió! ¡James escupiendo un pastel!
—¿El señor Malfoy no lo puede arreglar?
Al instante, Altair descendía por su cuenta a unos pasos de las escaleras. En las últimas semanas, viendo los juguetes voladores de los Weasley, aprendió un truco que servía para levitar su propio cuerpo, así que bajó despacio y tocó el suelo sin problemas.
Hizo una pausa frente al pastel y miró de reojo a los dos sangrepura y los dos Potter.
—Le pusieron azúcar, ¿verdad?
Por la manera en que se observaron después, la respuesta era bastante obvia. Altair rodó los ojos, se paró frente al pastel y pareció pensar en cómo resolverlo.
De pronto, entrechocó las palmas. El pastel se movió por un instante y luego él se dio la vuelta.
—Ya es-
Scorpius saltó sobre él para abrazarlo.
—¡Gracias, Alti!
Altair le dio una palmadita en la espalda, pero no se movió para que lo soltase, sólo se quedó allí. James dio otro bocado al pastel, dijo que estaba bueno, y Albus tuvo que empujarlo antes de que diese un tercer bocado.
—¡Te lo vas a acabar!
Draco empezó a levitar la cobertura y a cubrirlo según el diseño que Lily les dio. Utilizó la misma cobertura para tapar la parte comida por James. Alguien se llevaría un pedazo que tendría sólo crema, pero eso no era asunto suyo.
Tras unos segundos, el pastel estuvo cubierto y Scorpius aplaudía, emocionado, todavía colgado a medias de Altair.
—¿Qué opinas, Alti?
—Hubo dos sangrepura aquí, podría haber quedado mucho peor.
—Tiene razón —Severus asintió.
—¡Están por llegar! —exclamó la voz de Teddy desde arriba.
Draco levitó el pastel hacia él y Teddy lo trasladó el resto del camino fuera del maletín. Luego se ocupó de sacar a los chicos uno a uno.
En la sala, Lily le daba órdenes a sus primos para que colocasen bien el cartel de "feliz cumpleaños" y Ginny le gritaba a George que si ponía un dedo en el pastel, ella se iba a asegurar de que no hubiese uno en su próximo cumpleaños.
Scorpius recogió a Adhara para que se enrollase en torno a él y tiró de su padre y de Altair para acercarlos al "área de bienvenida". Luego regresó corriendo, sujetó el brazo de Albus y se lo llevó también. A Albus no lo soltó, sino que se quedó pegado a su costado.
Sirius salió primero dando trompicones desde la chimenea. Apuntó hacia atrás y Harry salió al instante.
—¡Feliz cumpleaños!
—¡Feliz cumpleaños, papá! —Lily corrió hacia él de inmediato para abrazarlo.
Sirius se lo había llevado por unos documentos al Ministerio y los novatos, sabiendo que preparaban algo en La Madriguera, lo retuvieron en el Departamento de Aurores haciéndole preguntas sobre ciertos casos. Por la expresión que puso entonces, Harry debía haber olvidado qué día era.
—¿Te sorprendimos? —Lily sonreía, radiante.
Él se echó a reír, la abrazó y le besó la frente, agradeciéndole, en parte porque sabía que su pequeña debió ser la principal organizadora.
Luego vino el desfile de felicitaciones, desde una llorosa Molly que lo estrechó lo bastante fuerte como para sacarle un quejido a un Albus que le dio una palmada en el brazo e intentó huir cuando Harry lo abrazó.
Incluso Scorpius se le acercó arrastrando a Altair y le tendió un regalo.
—De los tres —le explicó, apuntándolos a ambos y luego a un divertido Draco que los veía desde unos pasos de distancia.
El paquete contenía una snitch dorada que revoloteó en torno a Harry y después se asentó en su hombro.
—El señor Malfoy dijo que no le confiaría a ninguna mascota que necesitase comida —mencionó Altair, encogiéndose de hombros—, pero que esto le gustaría.
Harry estrechó los ojos hacia Draco y él lo saludó con un gesto y su mejor sonrisa inocente.
Tenía más regalos de los Weasley, como un gorro especial de Molly que decía que era el mejor profesor del mundo y una loción con unas gotas de Amortentia de George. Este último hizo que Harry le frunciese el ceño.
George se limitó a palmearle el brazo y reírse.
—Mamá dijo que no te preocupes por salir con alguien más, que tú eres más de la familia que yo.
Teddy le dio una camiseta a juego con la suya, pero Sirius le regaló una chaqueta de cuero también a juego con la suya. Después se empezaron a pelear por lo que querían que Harry se pusiese primero. Acabó vistiendo una camiseta de Gryffinpuff y una chaqueta de "orgulloso traidor a la sangre*". Luego Molly lo vio, adoptó aquella expresión que ponía cuando empezaba a sentirse triste, y Harry terminó usando también su gorro.
Lily tenía todo planeado, la familia no cabía en la sala porque el verano era una de las mejores oportunidades para reunirse y Molly exigía su presencia allí ese día. Todavía le quedaban los regalos del mundo mágico, gente que le enviaba algo sólo por ser Harry Potter, el niño-que-vivió, aunque jamás hubiesen hablado con él. Y por alguna razón, tenía dos pasteles.
—Este lo hizo la abuela Molly —le contó James, apuntando al de tres pisos con cubierta colorida e impecable—. Y este fue nuestro —Y luego señaló al que estaba torcido hacia un lado y tenía una cubierta de chocolate.
—¿Nuestro? —Harry sonrió, encantado—. ¿Los tres lo hicieron?
—Al y yo, Lil estaba muy ocupada planeando todo —James se encogió de hombros— y los Malfoy ayudaron mucho.
Harry echó un vistazo alrededor. Draco estaba hablando con Altair y Scorpius, pero pareció notar que lo veía, porque se rio, le guiñó y siguió conversando con los chicos.
Hermione le tenía una nueva agenda para organizar sus clases, Ron le llevó boletos para que los dos escapasen en agosto a un partido de Quidditch, incluso Ginny lo abrazó y le regaló más de esos sobres de batidos que sabían a tarta de melaza. Harry había comenzado a amarlos.
—¿Estás bien? —Ginny le habló en voz muy, muy baja—. ¿Te estás divirtiendo?
Harry asintió, sonriendo.
—¿Estarás todo el verano aquí? ¿En La Madriguera?
—Pensé que podíamos quedarnos todos aquí, ¿qué dices?
Tenía la impresión de que Molly ya lo había planeado, porque tenía un cuarto apartado para Harry entre los que se añadieron con la ampliación.
No fue hasta alrededor de una hora después de su llegada y tras asegurarle a Lily por tercera vez que el pastel que le hicieron sus hermanos estaba delicioso que Harry por fin pudo escabullirse entre un mar de pelirrojos y los miembros honorarios de la familia. Hasta moverse por ahí era un caos; alcanzó el garaje con un collar de cuencas de Luna y uno de símbolos tribales de Rolf, alguien le echó pintura de colores en la cara y lo perseguía un conjunto de fuegos artificiales mágicos con su nombre.
La moto de Sirius estaba aparcada en el garaje, todavía a medio armar. Ya que quería las piezas originales, la restauración, incluso con magia, tardaba demasiado.
Draco estaba moviendo el único espejo retrovisor con que la moto contaba de momento y se apartó tan pronto como notó que alguien llegaba.
Harry arqueó las cejas y empezó a sonreír. Draco le frunció el ceño en una clara advertencia de que no se le ocurriese decir lo que por supuesto que diría.
—¿Al mago sangrepura Draco Malfoy le interesan los vehículos muggles?
—Pienso en lo inseguro que es —replicó Draco, recargándose en un costado de la moto apoyada, de manera que casi estaba sobre el asiento.
—No más que las escobas —alegó Harry, caminando hacia él. Se colocó a su lado.
El ruido de la sala era apenas bloqueado por la puerta, lo que los dejaba en un ambiente en que al menos podían pensar sin una voz gritando que interrumpiese.
—Normalmente no son tan…así en mi cumpleaños.
Draco elevó una ceja y Harry se rio.
—Está bien, sí, sí- son así, siempre han sido y serán así en esta fecha, pero este año es especialmente ruidoso con tantos Weasley honorarios. Incluyéndote —Entrechocó sus hombros—. Me dijeron por ahí que hiciste uno de mis pasteles…
—Sólo lo hice porque los chicos tenían una actitud muy extraña y sabía que se podrían meter en algún problema cocinando solos —Draco se cruzó de brazos.
—¿Y todo lo hicieron los chicos? Porque estoy seguro de que era el mismo chocolate que como en los pasteles de Hogsmeade.
Draco se mordió el labio para disimular una sonrisita de suficiencia que Harry podía reconocer sólo por la manera en que se achicaban sus ojos.
En las últimas semanas de junio, durante los días en que los estudiantes podían salir, comieron juntos en Hogsmeade un par de veces, ya que no había mucho que hacer en Hogwarts. Harry le dijo que le encantó un chocolate que probó en la cubierta de un pastel de Talía y Draco comenzó a contarle sobre el chocolate hecho a partir del cacao de Francia cultivado con magia.
Draco giró el rostro, de manera que quedaron cara a cara a unos centímetros de distancia. Sus hombros se rozaban.
—Creo que es tu imaginación, Potter.
—¿Hm? ¿Sí? —Harry sacudió la cabeza—. No, no creo.
—Oh, pero yo estoy seguro de que es tu imaginación —Draco levantó el brazo e intentó limpiar los rastros de pintura en su mejilla, frotando los dedos contra la piel de Harry, que se quedó quieto para que pudiese quitarlo—. Este atuendo tuyo, Potter…es curioso.
—Por la noche me pondré también unos guantes sin dedos que tengo —mencionó Harry, sonriendo—, son mis favoritos, aunque quizás…no estén bien hechos.
Draco le dio una palmadita en la mejilla en señal de protesta y frunció el ceño.
—Son los mejores guantes que usarás en tu vida.
—Bueno, por algo son mis favoritos, ¿no? Pero eso no quiere decir que los tejieran bien-
Esa vez, Draco le atinó un golpe sin fuerza, apenas un roce, en el pecho. Harry le dio un codazo y se quejó cuando él jaló de un mechón de su cabello.
—¿Me jalas el pelo? ¿En serio? ¿Tienes cinco años, Malfoy?
—Mira quién habla…
No sabría decir cómo o cuándo empezaron a actuar así en torno al otro, sólo que pasó. La última semana de junio, Draco se sentó en su escritorio mientras dramatizaba sobre su "colapso" porque un estudiante de séptimo año aún creía que el bezoar era una planta, y en el compartimiento de profesores cuando regresaban a casa, estiraba el brazo lejos de él y Harry lo tenía casi por completo aprisionado entre la ventana y su cuerpo, intentando alcanzar una golosina que le "robó", ya que era la última que había y la compró sabiendo que él la quería.
Al comienzo de las vacaciones hubo un par de miradas extrañadas, sobre todo cuando Harry llegó a la "pequeña madriguera" con él y sus amigos lo vieron reírse con Draco mientras comían unas galletas hechas por Ron, pero nadie hizo más que susurrar algo a la persona que tenía más cerca y Harry se sentía feliz.
Era bastante absurdo. Suponía que Draco Malfoy, el cretino de Malfoy, fue lo único "normal" en su vida adolescente. Pelearse con alguien de su edad por tonterías y la inmadurez de ambos cuando año tras año querían matarlo magos realmente oscuros fue una especie de soporte, algo a lo que aferrarse.
Sólo tenerlo ahí lo ayudaba a desestresarse. Draco confesó lo del pastel y comenzó a contarle cómo fue el desastre de James y Scorpius eligiendo los que según ellos eran los "ingredientes correctos" y Albus hablando con el Severus de su retrato, con idénticas expresiones reprobatorias. Harry se reía, le hacía una pregunta y sus hombros a veces se rozaban sin que ninguno se diese cuenta.
Ponía la mano en el asiento, justo detrás de Draco, o él le daba otro golpecito en el pecho a Harry cuando le reclamaba por un comentario burlón. Harry volvía a entrechocar sus hombros y luego era Draco el que le daba un codazo por decir algo sobre cómo quedó la cubierta del pastel a nivel estético.
—No te volveré a preparar nada, Potter.
—¡Pero dije que me gustó!
—¡Y yo dije que no te haré nada más!
Acababan riéndose de sí mismos después de "pelearse" y se distraían hablando de otro tema.
Pasó tanto tiempo allí que Lily se asomó al garaje e hizo una pausa, con las manos en la cadera.
—¡Papá, te pierdes tu fiesta de cumpleaños!
—Lo siento, linda, me duele un poco la cabeza…
Harry había tenido varias pesadillas esos días y los lugares tan ruidosos alteraban más sus nervios. Su siguiente sesión con el psicomago sería al día siguiente y esperaba poder hablarlo con alguien y conseguir otro de los hechizos para despejar la mente, porque el que usaba ya dejó de funcionar. Otra vez.
—Creo que Sirius le dio algo raro para beber cuando estuvieron afuera —Draco le puso una mano en la cabeza a Harry y lo atrajo hacia él, de manera que se apoyase en su hombro y sólo tuviese que fingir ser lamentable—, hace rato incluso estaba mareado.
Lily boqueó, incrédula. Después se puso roja y se metió a la sala dando zancadas. Cerró la puerta detrás de ella.
—Por Merlín, no me digas que huelo a whisky- Sirius sólo me dio un poco-
—No se nota —Draco negó, pero estaban tan cerca que Harry sintió el movimiento más de lo que lo vio—, sólo que me di cuenta cuando estábamos aquí.
Tiró con suavidad de otro de los mechones de Harry.
—Pero no creo que sea por eso que te escapas de tu propia fiesta.
Harry fue el que sacudió la cabeza en esa ocasión. Ya que estaba ahí y Draco no parecía dispuesto a empujarlo para que se quitase, cerró los ojos.
—Es una tontería…
—Potter, hoy James me preguntó si conocía una poción para que los micropuffs dejaran de ser carnívoros.
Harry dejó escapar una risita.
—Pero los micropuffs no son carnívoros…
—Exacto —Draco bufó—. Creo que Lily se lo dijo para que no se consiguiese uno y él le creyó.
—Ay, James…
—¿Y bien? ¿Puedes superar eso?
—Lo dudo —Harry movió un poco la cabeza, pero no se apartó.
Percibía el aroma de su colonia desde ahí. Era una buena colonia.
—Es sólo…no sé, es tonto, en serio.
Draco emitió un sonidito de "ujum".
—Sigo esperando.
Harry vaciló y se preguntó qué tan mala idea podía ser decirlo.
Y le contó sobre las pesadillas de esos días.
Entonces luego sólo lo sabrían su psicomago y Draco Malfoy.
Él no dijo gran cosa. No mencionó que estaba mal, ni que era grave, ni armó un escándalo o le restó importancia. Draco sólo estuvo ahí, oyendo en silencio, con la cabeza de Harry apoyada en su hombro.
—Es lógico que estés más cansado si no duermes bien —murmuró cuando él terminó de hablar—. Deberías probar usar atrapasueños o una runa para alejar las pesadillas. Siempre que no sean nada más, deberían funcionar.
Y Harry estuvo tan agradecido por ese momento, por la tranquilidad, porque lo escuchó sin verlo con preocupación como sus amigos, que temían que comenzara a esperar el regreso de Voldemort y enloqueciese, y a la vez, sí notaba que le importaba en su voz.
—Vamos a estar todo el mes de agosto aquí —susurró Harry, casi sin darse cuenta—, no creo que a Molly le importe que se queden. Más bien, estará preocupada si no se quedan.
—Lo pensaré después de hablar con ella y con Scorp.
—Bien.
—Bien.
—0—
Scorpius le sonrió a la abuela de Albus cuando esta le tendió otro trozo de pastel y pellizcó su mejilla.
—¿Lo estás disfrutando, cielo? —le preguntó Molly.
Scorpius asintió sin dudar y ella le dio una palmadita en el hombro.
—¿Y tú, bonita? —Luego se dirigió a Nesrine, que le sonrió y le agradeció por el trozo de pastel.
Molly parecía encantada con ella. Decía que ninguno de sus hijos o nietos (a excepción de las niñas de Percy) fue tan educado a esa edad y le recordaba al pequeño Harry que le agradecía por todo cuando se conocieron.
Rose, al otro lado de la mesa, rodó los ojos cuando oyó a su abuela comenzar a divagar sobre el comportamiento de sus hijos de jóvenes. Siempre mencionaba el robo del auto volador y se notaba que allí iba de nuevo con esa historia.
Además de los miembros del Aquelarre que no tenían sangre Weasley, otros nietos de Molly tenían a sus amigos por allí debido a la época. Los adolescentes entraban y salían, y la mayoría se llevaba algo de comida, porque ya qué, Molly se aseguró de que hubiese suficiente para un ejército. Todos los días eran así y Scorpius sospechaba que la bruja manejaba mejor que nadie los hechizos para cocinar y multiplicar la comida.
En ese momento, las hijas de Bill se acercaron a la mesa para recoger unos trozos de pastel para unas amigas de Dominique con las que saldría más tarde. Hablaban deprisa en francés y Nesrine comenzó a reírse de algo que dijeron, tapándose la boca después para fingir que no entendía su plática.
—Domi —se quejó una de las chicas, porque Dominique estaba distraída dándole con una cuchara en la cabeza a una burlona Rose que le hizo un comentario sobre la melaza en su cara y después la untó de caramelo apenas se giró.
—¡Ya voy, cariño! Es que mi prima no sabe de modales-
Scorpius ralentizó sus movimientos y la debió observar fijamente de forma tan obvia que Dominique le regresó la mirada, arqueando una ceja. Era tan bonita como se esperaría de una bruja con sangre de Veela y estaba acostumbrada a ser vista, por lo que Scorpius empezó a sonrojarse pensando que de seguro lo estaba malinterpretando.
—Ahm- ah- eh- —Él apuntó hacia la otra chica con su cuchara—. Es- uhm-
Dominique se rio y codeó a Rose.
—¿Tu amigo no habla, Rosie?
—A veces parece que se le olvida cómo —Rose le dio una patada sin fuerza por debajo de la mesa y empujó a Dominique cuando esta agitó la varita para dejarle una mancha de caramelo en la cara como venganza, un segundo antes de correr lejos. Mientras se quejaba, volvió a concentrarse en Scorpius—. No pensé que las Veelas fuesen tu tipo, es decir- casi pareces una Veela tú mismo. ¿Eso cuenta como un rasgo egocéntrico, cinnamon?
Scorpius hundió el rostro entre las manos, avergonzado. No la estaba viendo a ella en realidad, sólo pensaba en algo.
Entreabrió los dedos para ver a Rose reírse a través de los espacios y resopló.
—¿Dominique sale con esa chica? —musitó.
Rose giró el rostro para buscar a su prima entre la multitud que invadía la casa y arrugó el entrecejo.
—Oh, no, estoy segura de que tiene novio. Son buenas amigas.
Scorpius emitió un débil "hm" y jugueteó con su trozo de tarta, hasta que ella bufó y se inclinó hacia adelante.
—¿Hay algo que quieras decirme, cinnamon?
Él se encogió de hombros.
—Le dijo "cariño" a su amiga. Me llamó la atención eso.
—Bueno —Rose apoyó un codo en el borde de la mesa y su rostro en su mano—, es bastante común que una chica le diga algo así a sus amigas, ¿sabes? Supongo que entre los chicos no es tan frecuente- Victorie siempre les está diciendo cosas en francés como "coeur" o "vie", que creo que es "vida", a sus mejores amigas. Hace poco oí a Roxane decirle a una de sus amigas "sí, amor, tranquila".
—Nunca te he oído decirle algo así a una chica.
—Yo no tengo muchas amigas —Rose se encogió de hombros esa vez—, y aunque las tuviese, no es lo mío. Me gustan los apodos, eso sí. Tú eres cinnamon, Victorie* es Vivi, a veces a Al le digo grumpy sólo para que me gruña un poco…
Ya que Scorpius continuó jugando con su postre, Rose se inclinó hacia adelante.
—¿Pasa algo más?
Él negó. Luego asintió. Terminó llevando a cabo un gesto extraño en algún punto entre esos dos.
—¿Los chicos no pueden hacerlo con sus amigos? ¿Crees que sea eso?
—Creo que sería muy lindo que un chico lo haga con sus amigos también —contestó Rose, sacudiendo la cabeza—. Los chicos- usualmente no tienen permitido ser igual de afectuosos con sus amigos, ¿no? Me refiero a que las chicas pueden dormir juntas, bañarse juntas, ir de la mano o del brazo por la calle, saltar sobre la otra y abrazarla en público- incluso cosas como las pijamadas…cuando alguien piensa en eso, suele pensar en chicas.
Rose se estiró para robarle un trozo de tarta del plato, sonriendo.
—Pero —continuó, más firme— no es justo. Los chicos deberían poder ser igual de afectuosos sin que les digan o hagan algo hasta que se sienten mal. Ser un chico cariñoso no es ser gay, e incluso si lo fueses, ¿por qué eso sería un problema?
—No debería ser un problema —susurró Scorpius, de acuerdo con ella.
—No lo es realmente, es que hay gente tonta por ahí —Rose habló con la boca llena y se rio de la expresión que hizo Scorpius. Le dio otra patada sin fuerza por debajo de la mesa—. ¿Entonces? ¿Qué? ¿Vas a empezar a decirle "amor" a Al o…?
—¿Crees que le moleste que sea más —Scorpius titubeó— cariñoso?
A Rose casi se le resbaló la cuchara. Tuvo la boca abierta por un instante.
—¡Dijiste que estaba bien! —Scorpius se alarmó y volvió a hundir su rostro en sus manos.
—Sí, sí, claro que lo está, claro que sí- ay, espera- —Rose se levantó y se apresuró a cambiar de asiento para ponerse a su lado y envolverlo con un brazo—. Lo está, lo está- es muy lindo que quieras demostrarle a un amigo que lo quieres, cinnamon.
Scorpius la observó entre las rendijas que dejaban sus dedos con un puchero y ella se rio.
—No sé, pregúntale a él si le gustaría- es que tratándose de Al…
—¿Piensas que se lo tomará mal? —Scorpius bajó sus manos.
Ella lo sopesó.
—No si eres tú, no es eso —Meneó la cabeza.
—¿Entonces…?
—¿Lo harías porque son amigos? —Rose pareció pensativa—. Creo que está bien que un chico le diga apodos lindos a su amigo…sólo porque son amigos y ya, pero también- bueno, ¿quizás no sea por eso que quieres hacerlo?
Scorpius frunció el ceño y miró en torno a ellos. Lily y Nesrine hablaban sin parar mientras comían a unas sillas de distancia. Albus se encontraba a unos metros, jugando con Adhara, que estaba enrollada en sus brazos, y oyendo algo que Altair le explicaba.
—¿A qué te refieres? —le preguntó a Rose.
Ella suspiró y lo estrechó un poco más.
—Me refiero a que a veces…pienso que lo tuyo con Al es más que una simple amistad.
Scorpius ni siquiera lució sorprendido.
—Pues claro. Es mi mejor amigo.
Se observaron durante unos segundos. Scorpius tenía una expresión tan seria y sincera que hacía que fuese difícil para Rose no pellizcarle las mejillas.
—Bien, si tú lo dices —Ella agitó una mano en el aire y le robó otro bocado de tarta.
—¿Es que podría ser algo diferente a mi mejor amigo? —Scorpius seguía bastante confundido por el rumbo de esta conversación.
—No, no, olvídalo, yo no he dicho nada, mejor ni me meto. Mamá dice que todos vamos a nuestro ritmo…
—Rose —se quejó él, sin comprender.
—¡Sólo ve y pregúntale si quiere que le digas así! —Rose cambió de tema, zarandeándolo—. Y cuando te oiga decirle "amor" o algo parecido, fingiré vomitar. Pero es bueno ser un amigo cariñoso —se aseguró de recordarle, revolviéndole el cabello.
Scorpius asintió, aunque todavía estaba un poco aturdido por la parte que no entendió. Ella se limitó a sonreír y seguir robándole comida.
La fiesta no tenía una hora definida para terminar. Los adultos se reunieron en el garaje, escucharon a Sirius cantar y James apostó con Fred II a que estaban bebiendo whisky de fuego.
Los chicos se dividieron por la sala para charlar y jugar, hubo un par de bromas planeadas por James y Lorcan, los más jóvenes se fueron hacia la ampliación para acostarse. Albus y Scorpius fueron en este grupo.
—¿Has visto a Alti? —le preguntó Scorpius, en cuanto se tiró en la cama del cuarto en que se quedaría esa noche (y el resto del verano, aunque todavía no lo supiese), ya con su pijama puesto.
Albus terminaba de cepillarse, también en pijama, y se tardó unos segundos en responder.
—Dijo que iba a ver algo con Adhara- no debe tardar mucho, sabes que todavía no se puede alejar demasiado de ti. Y tu padre le puso un hechizo de riesgo por si se metía en algún problema o se iba muy lejos, así que…
Scorpius asintió y siguió observando el techo por unos segundos. El pequeño cuarto tenía varias camas pegadas las unas a las otras para hacerle espacio a toda la familia y cualquier invitado que pasase por allí en ese momento. Altair ocuparía la que estaba junto a la ventana, ya que había comenzado a dibujar constelaciones al principio del verano y ahí podría poner el telescopio que Lily le prestaba.
Se suponía que ellos ocupaban la litera, pero cuando Albus se acercó, se despidió del retrato de Severus, colocó el relicario en la mesa de noche y se metió bajo la misma manta que tenía Scorpius. Por la manera en que la alzó, los dos quedaron bajo la tela, cara a cara.
Scorpius soltó una risita y frotó sus dedos en la cara de Albus, que no se secó bien. Él se quedó muy quieto.
Decidió preguntar.
—Al, ¿te molesta cuando soy cariñoso?
—¿Hm? —Albus pareció pensarlo—. ¿Como cuando te estás durmiendo en clases y te apoyas encima de mí?
—Creo que más como cuando te abrazo…abrazos largos, quiero decir —Intentó explicar Scorpius, gesticulando de forma torpe con las manos. Sujetó una de las de Albus—, o cuando sostengo tu mano o- esas cosas.
—No realmente —contestó Albus—; si me molestara, te lo habría dicho para que te detuvieses.
Claro, eso tenía sentido. Scorpius asintió y continuó rozando los dedos de Albus con los suyos.
—¿Te molestaría que fuese más cariñoso?
—¿Como darme más abrazos? —Albus soltó un bufido de risa—. No, supongo que está bien.
Scorpius volvió a asentir y se mordió el labio inferior. Albus giró su mano para que tuviesen las palmas una contra la otra y atrapó sus dedos en un agarre flojo que casi le sacó una sonrisa.
—¿Te puedo decir algo que podría sonar raro? —murmuró Scorpius.
Albus asintió.
—Claro.
—Se siente completamente diferente abrazarte a ti que a cualquier otra persona —susurró Scorpius con los ojos puestos en sus manos unidas—, incluso a Rose- es agradable, claro, pero contigo…yo…no sé. Me siento bien, me- me siento feliz. Me- me gusta la forma en que me siento cuando estamos así.
—Es como…si hubieses tomado un poco de la poción de la risa, ¿no?
—¡Sí! —Scorpius sonrió cuando se fijó en su rostro y vio que Albus tenía una pequeña sonrisa—. Es justo así. Quiero sonreír mucho, mucho, y reírme- y tengo este- esa cosa que te deja la poción de la risa en el estómago-
—Como burbujas.
—¡Exacto! —Scorpius titubeó por un segundo y apretó su mano—. ¿A ti también te pasa?
Albus asintió. Lucía un poco avergonzado.
—Es algo que me gusta mucho.
—¿Por qué? —murmuró Albus.
Él se encogió de hombros.
—No sé, me pasa contigo y eres mi mejor amigo. Te quiero mucho. Entonces que algo que hago contigo me ponga tan feliz es…me gusta eso.
—Viéndolo así…—Albus lo consideró.
Scorpius sonrió más y siguió jugando con sus dedos.
—¿Puedo decirte algo lindo? Como un apodo. No "Al", ni "Ally", pero algo que sirva todos los días- algo bonito. Es normal entre amigos —Se apresuró a aclarar, porque quizás Albus no lo sabría.
—¿Qué apodo sería?
—Uhm —Scorpius lo pensó—. ¿Algo como…dearie?
Albus frunció la nariz y se rio.
—"Cariño". Qué cursi.
—¿Es malo que sea cursi?
—No —Albus negó, intentando contener su sonrisita—. Tú eres cursi, así que es muy Scorpius.
—¿Tú también me vas a decir así? —Scorpius se acercó un poco más para hacerle pucheros.
—Oh, no sé…
—¡Dearie!
Albus se echó a reír y él acabó haciéndole cosquillas como "reclamo" por volverlo el único cursi entre los dos.
Las "burbujas" en el estómago que les daban ganas de reír siguieron aumentando.
