Catra III:
En el pasado le gustaba jactarse de más sobre sus logros hasta que alguien la bajaba de su nube. Shadow Weaver la mayoría de las veces. Fue esa misma actitud jactanciosa que le hizo quedar enredada en todo ese entramado con Leraos, la cual fue la peor forma de darse cuenta de lo inútil que era hacer esa clase de cosas.
Sin embargo, en ese momento se le estaba haciendo particularmente divertido.
— Los telares con patrón azul, rojo y naranja son los utilizados en esta festividad. Es un poco estrafalaria pero es sagrado —. Afirmaba Lilith mientras repasaba sus apuntes. Recuerdos de cuando Sunset la obligó a redactar aquel informe sobre las Islas Hirvientes vuelven a la mente de Catra.
— Sí, lo es. Pero solo en las regiones al sur. El naranja es relacionado al clima más cálido —. Corrige Catra con una sonrisa burlona.
— Por supuesto —, siseó Lilith entre dientes, — Debe ser muy entusiasmante ver como se prepara una cultura diferente para una celebración tan importante como La Ucarista, ¿verdad?
— ¿Ah? Sí, eso creo —, responde Catra con poco interés, — ¿Sabes por qué este juguete de madera con cordel es tan significativo?
— Es por el color del barniz que representa la inocencia de los niños —. Responde Lilith como toda una erudita segura de sí misma.
— En algunas regiones más allá del Río Torma, no aquí —. Dice Catra moviendo un poco las orejas. Lilith solo se le queda viendo con el ceño fruncido y un puchero.
— ¿Qué hacen? —. Pregunta Sunset entrando a la casa seguida de Amity.
— Vernis dice que nos dejarán entrar a la sitche para estar La Ucrista, ¿puedes creerlo? —. La emoción de Lilith era bastante impropio de ella. Catra siempre la vio como alguien seria y estoica, por lo que verla así le resultaba raro.
— ¿De verdad? Bien hecho, Catra. Supongo —. Felicita Sunset.
Aunque desde afuera pareciera fácil, para ella se le hizo muy difícil realizar lo que se le pedía para ganarse la confianza que solo era una forma de decirle a hacer la lista de qué hacer de los arbisanos.
Muchas veces se la hacía muy difícil comprender como seres de una sociedad tan sencilla y humilde pudieron detener el avance de los learosis por meses. La ayuda de Vernis ayudó, sí, pero no podía estar en todos lados y aquellas fortificaciones, defensas; sus soldados. No podía creer que los mismos arbisanos dentro de la sitche eran los mismos contra las que se enfrentó en Thergun, los mismos que la hicieron caminar por días con un cañón a cuestas.
Una vez más la vida le mostraba los dos lados de la moneda. Le hubiera gustado que no lo hubiera hecho después de lanzarla al aire.
— No es tan sencillo, antes tenemos que hacer algo —. Dice Catra.
— Eso no lo mencionaste —. Se queja Lilith.
— No preguntaste —. Se mofa Catra.
— ¿Qué debemos hacer? —. Pregunta Amity.
— No... todas, necesariamente —. Aclara Catra y mira a Sunset.
— ¿Yo? ¿Qué tengo que hacer? —. Pregunta Sunset un poco sorprendida.
— Dejar que te sumerjan en un trance y que deambules por tu mente un rato —. Vernis entra de repente sobresaltando a las cuatro.
— ¿Por qué hace eso siempre? —. Pregunta Amity.
— ¿Qué significa eso? —, Pregunta Sunset un poco molesta, — ¿Qué van a hacerme?
— Tiene un largo y poco refinado nombre que no voy a mencionar ahora. Tienes que venir conmigo a la tich y te van a someter a un ritual para ver... quien eres en realidad —. Explica Vernis.
— ¿Quién soy? Puedo ir y presentarme sin problema —. Replica Sunset quien no entiende el porqué de aquello... pero Catra sí.
— Quieren saber que no eres... lo que creen que eres —. Habla Catra.
— ¿Y eso qué significa? —. Pregunta Sunset directamente a Catra quien voltea a ver a Lilith, quien a su vez voltea a ver a Vernis, — Claro. Supongo que han ido contándolo de sitche en sitche hasta que todos los arbisanos sepan ¡que hay un monstruo que regurgita magia sin control!
— Shimmer, cálmate —. Pide Catra.
— Solo quieren asegurarse que no seas algo que les pueda causar problemas a futuro —. Explica Vernis.
— ¿Problemas a futuro? Allá afuera está todo Leraos esperando para arrasarlos y su mayor problema es con quien trata de ayudarlos —. Una vez más estaba perdiendo el control.
— ¡Deja de fingir que lo puedes controlar! —, exclama Amity de repente, Sunset se ve increíblemente sorprendida al igual que Catra, — Tienes un problema y lo sabes, no pretendas que puedes manejarlo cuando ni siquiera sabes lo que es.
Catra nota como Sunset dirige su mirada instantáneamente hacia Lilith quien solo la mira sin decir nada o expresión alguna para luego verla directamente a ella quien solo asiente.
— ¿Cuándo es? —. Pregunta Sunset.
— Esta noche —. Responde Vernis.
— ¿Y cuándo ibas a decirme?
— Lo estoy haciendo ahora. Prepárate.
Las horas pasaron sin mayor percance desde ese momento y el humor de Sunset mejoró con el pasar del tiempo, lo cual no era la gran cosa pues Catra estaba segura que en algún momento volvería a enfadarse. Lo arbitrario del comportamiento de Sunset dejó de ser preocupante a ser molesto y parecía que la única que no iba a seguir tolerando eso era Amity.
A Catra le sorprendía incluso que ella misma hubiera tolerado eso por un tiempo, en el pasado ya la hubiera golpeado y le habría dicho una o dos cosas.
Estaba anocheciendo y ya habían iniciado el camino hacia la tich que estaba a tres kilómetros hacia el sur, el trayecto estaba siendo callado y Catra no pensaba en nada en concreto hasta que el recuerdo de hace unas horas de Amity haciendo callar a Shimmer le hizo reír un poco por lo bajo.
— ¿Qué es tan divertido? —. Su risa no pasó inadvertida por Sunset.
— Nada. Solo el hecho que una niña te haya puesto en tu lugar —. Responde Catra.
— No es una niña común. A veces creo que dejó de serlo hace tiempo —. Dice Sunset mientras ve a la menor a la distancia.
— Lo es, solo que ahora está aquí —, Catra se detiene un momento para meditar si debía decir lo que pensaba, — A su modo, creo que te admira.
— ¿Qué? ¿Por qué dices eso?
— Ella lo dijo.
— ¿Lo dijo?
— Sí. Es muy directa a la hora de hablar de las cosas que le molestan.
— ¿Le molesta?
— Te dije que lo hacía a su modo. Se complica mucho la vida para las cosas tan simples.
— No es su culpa —. Murmura Sunset. Ya un par de veces Shimmer había mencionado como era la vida Amity de vuelta en casa, así que tenía una vaga idea de a lo que se refería.
— ¿Y desde cuándo te cuenta estas cosas? —. Pregunta Sunset.
— Desde hace unos días, no lo sé. Solo se pone a hablar y es raro porque muchas veces no sé qué decir —. No es que se sintiera incómoda, pero tenía esa espina que le molestaba no poder decir algo para ayudar a Amity.
Era extraño. Hay momentos en los que parecía que podía valerse muy bien por su cuenta y en otros parecía muy vulnerable y el verla así le recordaba algunos de sus momentos en la Zona del Terror.
Llegando a la tich en la que se quedaron en sus primeros días después de escapar Catra se pone aquella tela que debía usar siempre. La tich era como ver una pequeña fracción de lo que hay dentro de las murallas de la sitche siendo solo rodeada por una malla de piedra blanca que llega hasta la cintura. Una vez en la entrada son recibidos por tres arbisanos, Vernis se adelanta y empieza a hablar con ellos hasta que Sunset le pregunta algo a Catra que tal vez debió preguntar antes.
— Oye, ¿qué se supone que van a hacer conmigo? —. Se veía un poco nerviosa.
— Es un mal momento para preguntarlo, ¿no te parece? —. Vernis llama a Sunset y le da una mirada a Catra para acercarse a Vernis mientras se coloca el traductor.
— ¿Y qué va a pasar? —. Pregunta Amity.
— No lo sé —. Es lo único que puede responder la felina.
— Creí que eras la experta —. Comenta Lilith.
— ¿No vas a superarlo o sí? —, la mayor se cruza de brazos y entrecierra los ojos, — Dilo, sabes que quieres hacerlo.
— El Desenvolvimiento es probablemente el ritual más antiguo practicado por todas las sociedades arbisanas llevado a cabo sobre sujetos de interés con características específicas, sean buenas o malas —, empieza a relatar Lilith mientras Catra se arrepiente de haberle dado cuerda con cada palabra, — Le darán a beber agua mezclada con diferentes sales y la inducirán en un trance por medio de inciensos que crearán una reacción debido a las sales.
Una sonrisa de satisfacción apareció en el rostro de Lilith mientras seguían a los arbisanos hasta una casucha de dos niveles. Al entrar ven que se trata de una sola habitación, el segundo piso no es tal, sirviendo solo como una cúpula con un tragaluz en el centro del techo. Una fogata ardía en el centro del lugar mientras otros dos arbisanos estaban de piernas cruzadas alrededor.
Sunset es llevada hasta al otro lado de la habitación por Vernis quien le dice algo al oído antes de darle su anillo y regresar con ellas para cerrar la puerta de madera y sentarse detrás del círculo de arbisanos.
(Suena "Ripples in the Sand - Hans Zimmer")
Las urnas de incienso son encendidas mientras un cuenco con agua era pasado de mano en mano y cada miembro daba una pizca de las sales que había dicho Lilith al líquido hasta que finalmente se le fue entregada a Sunset quien después de un momento de duda la bebió.
— ¿Qué fue lo que le dijiste antes de empezar? —. Le pregunta Catra a Vernis.
— Que cuando estuviera en el desierto, no bebiera nada —. Responde el quoran.
— ¿Desierto? —. Catra se queda extrañada.
— Al sur del planeta hay un continente completamente de desierto, se cree que su especie tiene sus orígenes ahí y hay muchas leyendas sobre el lugar. A pocas cosas le temen más que a ese lugar —. El aroma de los inciensos se hizo más fuerte llegando a irritar un poco la nariz de Catra.
Una de las arbisanas empezó a entonar un cántico armonioso mientras la controlada respiración de Sunset empieza a verse agitada y nota que su cabeza se ladea un poco de un lado a otro. Ve un espasmo en sus párpados, seña de que intentaba despertar pero algo se lo impidió.
— Entró muy rápido en el trance —. Señala Vernis.
— ¿Eso es bueno o malo? —. Pregunta Lilith.
— Ya veremos —. El cántico había parado hace unos momentos pero es retomado.
La visibilidad en el lugar se había visto opacada por los humos aromáticos, la fogata había sido avivada y el calor se estaba volviendo insoportable y con esa tela puesta era peor para Catra. Pero le inquietaba ver la postura tensa de Sunset con los ojos cerrados y una expresión que no sabría definir con exactitud si era de miedo, angustia, enojo o frustración; una mezcla de todas tal vez.
Pero le inquietaba aún más el hecho que ver aquello la inquietaba. Una mezcla muy extraña y molesta. Nada le era peor que no saber exactamente qué era lo que pretendía saber o sentir.
El sudor corría por la cara de todos los presentes, el aire se le hacía particularmente sofocante y anhelaba más que nunca una brisa fría y un trago de agua, escucha una exhalación a su lado y ve a Amity bañada en sudor y bastante inquieta mientras también veía a Sunset.
— ¿Todo bien? —. Pregunta Catra.
— No, si seguimos aquí por más tiempo —. Agacha la cabeza y vuelve a poner la frente en alto mientras jala aire por la boca también nota algo en Lilith pero gruñidos provenientes de Sunset la hacen voltear.
Ve como las venas en el cuello y brazos de la pelifuego se marcan contra su piel, seña del gran esfuerzo que estaba poniendo contra algo que no sabía que era. No sabía si era para despertarse o seguir en aquel viaje esotérico al que la habían metido.
Pronto todos notan algo que aterra a las brujas y los ex-soldados de Leraos. La mano en la que Sunset usa el anillo empieza a volverse roja, no por la dilatación de vasos sanguíneos, sino porque su piel entera adoptaba un tono rojizo y se extendía por su brazo y parecía estar llegando hasta el cuello. Escuchan unos crujidos y ven como sus dedos se alargan y toman una forma afilada y más grande de lo que deberían.
El anillo parecía haber crecido también.
Su mano convertida en una zarpa rojiza se abre y el humo del lugar empieza a ser sacado a través del tragaluz a gran velocidad. Los arbisanos que llevan el ritual se ponen de pie y tres de ellos crean barreras de fuego azul mientras los otros dos se acercan a Sunset y la envuelven con fuego morado por completo.
Recordó que Serene había mencionado algo sobre la magia de fuego de los arbisanos pero no recordaba los detalles. Después de unos instantes el fuego morado desaparece y Sunset cae de lado sobre el suelo y uno de los arbisanos dice algo.
— Dice que alguien debe ir y hablarle —. Traduce Vernis.
— ¿Ir? ¿Perdiste la cabeza? —. Replica Lilith.
Catra aprieta los puños y se pone de pie. El sudor corre por su frente, ya fuera por los nervios o por el calor. Pasa a través de las barreras de fuego azul que extrañamente no emiten calor. La felina ve a la pelifuego tendida en el suelo de lado, su mano no ha vuelto a la normalidad pero aquella marca roja no siguió avanzando. Estando más cerca ve que no solo el anillo se ha hecho más grande sino que pareciera que se ha fundido con la piel.
Catra se arrodilla y piensa en lo que debería hacer a continuación si hablarle, tocarla o echarle un balde de agua fría para despertarla. Se voltea a ver a Vernis quien le hace señas de que debe moverla. Siente un cosquilleo en la parte baja de la espalda y un nudo en el estómago pero se arma con el valor suficiente para moverle el hombro y llamarla por su nombre.
Un sobresalto y un grito ahogado fue lo siguiente que se escuchó cuando Sunset sujetó a Catra del brazo con su mano roja, sus ojos eran como ya los había visto en dos ocasiones anteriores. Negros y furiosos con aquella iris cyan ardiendo con ira. De su garganta salió un gruñido espantoso e inhumano. El agarre que tenía sobre Catra era tan fuerte que podía sentir como los dedos de sus manos se entumecían por la falta de sangre.
Finalmente la soltó cuando una atadura de baba morada maniató a Sunset y volvió a quedar noqueada en el suelo, lo primero que se le ocurrió a Catra fue quitarle el anillo pero no podía sacarlo y no quería tirar con más fuerza por miedo a lastimar a Shimmer o arrancarle el dedo. Una mano de magia azul toma el anillo y tira de él. Una humareda negra y maloliente emana del cuerpo de Sunset y desaparece súbitamente. Y solo entonces volvió a la normalidad.
Vernis entró en una discusión con los arbisanos después de dar por terminada la sesión y lo hicieron lo más alejada de ellas que pudieron. Dejaron a Sunset recostada en el lugar sobre una sábana mientras ella y las dos brujas comían algo a la luz de una fogata.
— ¿Estará bien? —. Pregunta Amity.
— Ha sobrevivido a exabruptos peores que ese. Yo diría que sí —. Afirma Lilith con una inusual calma.
— Hablas como si no importara —. Reprende Catra.
— No es que no importe, pero ahora que sabemos que hacer ya no me preocupa tanto.
— ¿"Sabemos"? ¿Eso qué significa? —. Pregunta Catra molesta.
— Solo debemos quitarle esa cosa y todo estará bien —. Señala el anillo que Catra guardó.
— Lo dices como si fuera fácil.
— Parece que solo puede hacerse con magia —, señala Amity, — ¿Qué pasa si no hay alguien con magia para hacerlo o si nadie sabe que le puede pasar sea lo que sea lo que le pase?
— Yo no daría las cosas por sentado, bruja. Estaba atada, tal vez a la próxima no lo esté —. Dice Catra.
— Entonces habrá que cuidarla —. Sugiere Lilith.
— De acuerdo, hazlo —. Escupe Catra.
— ¿Disculpa? —. Lilith notó el tono en la voz de la etheriana.
— ¿Qué pasa? ¿No eres la Líder del Aquelarre del Emperador? —, Se mofa Catra, — ¿O cómo fue que te llamó Tempest? Oh, sí. La marioneta de un tirano.
Lilith rodea a Catra con su magia y la arroja fuera de su vista mientras se levanta y se va en la dirección contraria dejando a Amity frotándose el puente de la nariz. Catra cae llamando la atención de algunos arbisanos, se levanta con vergüenza y se sacude el polvo. Logra ver la figura de Sunset saliendo de la tich caminando hacia el campo.
Catra la sigue hasta que ve como se sienta sobre el pasto, ella se detiene y piensa en qué hacer o qué decir.
— ¿Qué tan malo fue? —. Sunset fue la primera en hablar.
— Casi pasa lo de la otra vez —. Responde Catra.
— Maldita sea —. Musita Sunset.
— Tal vez no quieras hablar de eso pero... —, Catra se acerca y le da el anillo —, Igual creo que debo preguntar.
— No, no debes. Y no, no quiero hablar de eso —. La voz de Sunset parece quebrarse. Algo dentro de Catra la hace preguntar.
— ¿Quieres estar sola? —. Claro que quiere estar sola, tonta.
— No —. La respuesta sorprende a Catra quien no dice nada y solo se sienta al lado de la pelifuego quien se abraza a sí misma.
Ninguna dijo nada, estuvieron en silencio escuchando los sonidos de la noche durante un buen rato, de vez en cuando unas risotadas de algunos arbisanos en la tich llegaban hasta donde estaban. A Catra le avergonzaba el hecho de que tal vez estuvieran hablando de ella y su caída cortesía de Clawthorne. Sunset tenía la mirada perdida haciendo girar el anillo en mano, no sabía si con deseo o por ansiedad.
No eran los típicos silencios entre ellas, se notaba que Sunset no estaba bien pero a Catra no se le ocurría nada que pudiera hacer, solo se quedaba ahí. De la nada siente la mano de Sunset sobre su hombro.
Está haciendo eso de los recuerdos otra vez.
(Reproducir Tooth-i : - Hiroyuki Sawano)
Su vista se nubla por un momento, mueve un poco sus orejas y poco a poco su vista se va difuminando y empieza a ver un edificio blanco con ventanas grandes y la estatua de un caballo vistas desde una perspectiva muy baja. Nota que es de noche y está en un agujero, sombras proyectadas por la luna empiezan a subirsele encima y ve que sus manos no son sus manos y esos recuerdos no son suyos.
Se alza sobre el suelo, escucha el aleteo de unas alas de gran proporción y cae en picada sobre la estatua del portal. Lo siguiente que ve es fuego y escombros, escucha gritos y una súplica lejana. Se mueve de forma vertiginosa pisoteando, gritando y golpeando.
Ve cuerpos de learosis tendidos sobre suelo con cuerpos hechos girones, quemados y destrozados. Ve los bosques de las Islas Hirvientes ardiendo hasta la raíz y ve a Amity en el centro de todo eso mirando hacia arriba con miedo.
Vuelve a la calma de la noche y ve a Sunset llevarse la mano a la cabeza mientras un hilo de sangre caía por su nariz. Catra se queda anonadada por lo que acababa de ver y solo se le queda viendo a la pelifuego.
— Tú preguntaste —, dice Sunset mientras se limpia la sangre, — Vernis me dijo que no bebiera nada, pero para mí pasé tanto tiempo en ese desierto que creí que iba a morir, aunque sabía que solo estaba en mi mente.
— ¿Y qué fue todo eso?
— ¿Alguna vez te conté lo qué pasó cuando me puse esa corona? —, Catra niega con la cabeza, — Si, no recordaba haber entrado en detalles. Cuando me la puse sentí... como toda esa magia fluyó a través de mí y se sentía... horrible. Después sentía que me quemaba y cuando me dí cuenta estaba volando a unos metros sobre el suelo. Mis piernas y mis brazos eran largos, tenía alas y sentía que podía hacer lo que quisiera. Creí que me había convertido en aquello que creí merecer durante mucho tiempo pero era lo que realmente había dentro de mí.
Eso es lo que siento cuando me pasa eso. Siento que me quemo y la magia fluir con tanta violencia pero no tengo control. Esa noche tenía el control, sabía lo que estaba haciendo y lo que quería hacer, pero ahora... Me desconecto y cuando vuelvo me doy cuenta que he hecho un desastre. Y odio eso.
— Bueno, al menos podemos sacar dos cosas buenas de todo esto —. Es lo único que pudo atinar a decir Catra.
— ¿Qué?
— Que pudiste sostener eso de devolver los recuerdos por más tiempo —, Sunset hace una expresión al darse cuenta que era cierto, — Y... que a Lilith se le esponja el cabello con el calor.
— ¿Qué? —. Pregunta Sunset con una sonrisa.
— Lo noté cuando salimos de ese lugar. La parte baja de su cabello estaba esponjada. Ya veremos cuanto dura sin sus productos para el cabello.
— No tardará mucho en volver a su estado natural —. Comenta Sunset.
— ¿Estás diciendo que así es como se le ve en realidad? —. Sunset asiente.
— Y ese tampoco es su color natural y en algún momento va a necesitar las gafas también —. Ambas ríen ante la imagen de la sombría Lilith Clawthorne con el cabello esponjado usando lentes.
— ¿Pero cómo sabes eso? —. Pregunta Catra aún riendo. Sunset solo sacude los dedos de su mano donde tiene el anillo. Era la única explicación.
Ninguna dice nada más, siguieron ahí sentadas en silencio. No hubo más preguntas ni bromas. Solo aquel silencio que una vez compartieron en su celda hace tiempo ya.
