Mi nana me contó que cuando yo nací, un sol resplandeciente y cálido brilló a través de las nubes de lluvia que cubrían el cielo de Demacia, cuyos rayos reflejados en las gotas de lluvia asemejaron una lluvia de luz y que, por eso, al ver ese fenómeno inusual y a la vez hermoso a través de su ventana, mi madre me dio el nombre de Luxanna. Mi hermano mayor, Garen, de 4 años de edad no podía pronunciar más allá de las primeras tres letras de mi nombre: "Lux" … Él, de modo afectuoso, me siguió llamando así incluso en su adultez.
La nana contaba que cuando él me vio por primera vez jamás se separó de mi lado dado a su instinto protector, misma característica innata que la mayoría de los varones miembros de la casa Crownguard compartían, pero que a muy pocos les ha beneficiado. Desde mi primer año de edad mostré habilidades arcanas, un par de veces asusté a mi nodriza al hacer levitar la silla donde se encontraba sentada conmigo en el regazo y, cuando mi madre se enteró, hizo callar a la nodriza con una sustancial suma de oro y se dio a la tarea de enseñarme a ocultar mi don para protegerme a base de reprimendas y sanguijuelas de maná, sin embargo, todos sus intentos fueron en vano porque, al final, terminé haciendo lo que ella más temía.
Crecí escuchando las historias típicas de la vieja nana, esas que hablan sobre las princesas que son raptadas por un hombre malvado y que son salvadas por el príncipe, un joven valiente, honorable, fornido y hermoso que sería el amor de sus vidas y las llevaría a vivir una vida de ensueño en un castillo lleno de lujos y jardines donde la primavera era eterna; era totalmente natural que viera a ese gallardo príncipe de la historia de la nana en el príncipe de Demacia, Jarvan IV y que me fuera imposible no idealizarlo y no enamorarme ciegamente de él… Nunca pasó por mi mente que desde tan temprana edad ya estaba siendo condicionada a aceptar sin discutir un matrimonio arreglado.
Mi compromiso con Jarvan IV ya había sido arreglado desde mi primer mes de vida, mis padres y sus altezas reales así lo decidieron; Nuestra casa procedía de un linaje noble y antiguo, siempre fiel a la corona y mi rango era lo suficientemente elevado como para ser honrada con el título de reina consorte de Demacia ¡Qué feliz fui cuando mi madre, al notar mis mejillas sonrosadas siempre que su alteza real me dirigía sus atenciones en la corte, me confesó que yo sería su reina! Me emocioné tanto que casi me olvido de mantener oculta mi 'luz' pero mi madre me pellizcó discretamente en el brazo y me recordó que estábamos en vista de la corte entera y que debía mantener la compostura. Ahora que rememoro esas ocasiones, no deja de asombrarme mi propia estupidez e ingenuidad.
A los 16 años Garen inició su servicio en el ejército de Demacia y fue enviado directamente al frente de batalla siempre bien protegido, pues nuestro padre deseaba que adquiriera experiencia, no que muriera donde mostró un notable dominio del mandoble, sagacidad y valentía, causando cuantiosas bajas en el ejército noxiano y ganándose el respeto de sus compinches. Después de 2 años y ya habiéndose curtido como militar, Garen volvió a casa y fue entonces cuando escuché por primera vez sobre las atrocidades que cometían los noxianos de boca de un testigo confiable. Garen narraba historias de hombres sin honor que asesinaban por gusto y abusaban del más débil; de un pútrido reino que los albergaba a todos ellos; dirigido por demonios hambrientos de poder y sangre, que corrompían todo cuanto tocaban; la representación misma de todo lo que está mal en nuestro mundo: Noxus.
Poco a poco las historias de mi hermano me fueron convenciendo de que debía hacer algo para evitar que Noxus siguiera expandiéndose y propagando su corrupción como una plaga, pero ¿Qué podía hacer? Era una mujer noble, la prometida del príncipe heredero y jamás permitirían que me uniera al ejército ¿Tal vez a través de la diplomacia, como reina? Siendo reina consorte no me sería permitida hacer otra cosa que no fueran labores de caridad y parir herederos. La respuesta vino cuando las sanguijuelas de maná dejaron de ser efectivas y cada vez me fue más difícil controlar mi 'luz', era claro que debía aprender a controlarla, pero me topé con pared… Este dilema me llevó a hacer cosas que nunca debí hacer y a confiar en quien no debí confiar Sylas.
Después de la rebelión de los magos, me dediqué a ocultar mi don y a utilizarlo en beneficio de Demacia: Comencé a infiltrarme en el frente noxiano para recaudar información y robar mapas, lo cual era una tarea simple para mí porque, gracias a que mi don me permitía manipular la luz a mi antojo, podía crear ilusiones ópticas que cambiaban mi apariencia. Siempre le hacía llegar a Garen mis hallazgos a través de cartas para mantener en secreto mis incursiones, siempre tuve mucho cuidado al escribir mis cartas para que mi letra y mi estilo de escritura no me delataran.
Pero cometí un grave error que casi le cuesta la vida a mi hermano y se cobró la vida de un grupo de soldados demacianos.
Un día, un soldado llegó con Garen herido a cuestas y ambos fueron transferidos inmediatamente al hospital. Al enterarme de la noticia, acudí al hospital de inmediato.
- ¿¡Qué le ha sucedido a mi hermano!? ¿¡Qué ha pasado!?– Les pregunté a las primeras sanadoras que vi al llegar al hospital, pero ellas no supieron darme una respuesta (Ni siquiera sabían sobre quién estaba hablando)
- Tranquilícese, Lady Crownguard -Dijo una de las sanadoras de más edad que salió de una habitación al reconocer mi voz- Su hermano está en buenas manos y está siendo atendido y el soldado que lo trajo se encuentra en mejor forma.
- ¿Podría ver al soldado?
-Claro que sí, pase a esta habitación por favor.
La sanadora abrió la puerta de la habitación de la que había salido para dejarme entrar, era una habitación grande, blanca y con 20 camas, todas ocupadas por soldados que habían sido heridos en el frente de batalla; una de las camas estaba rodeada de sanadoras y la sanadora me dijo que se trataba de mi hermano pero que ayudaría más si dejaba trabajar al personal del hospital y me llevó a donde estaba el soldado. Era un chico joven de cabello rojo y delgado y que estaba siendo atendido por dos sanadoras, pues sus heridas no eran tan graves.
-Muchas gracias por traer a mi hermano con vida, soldado -Le dije al muchacho que cuando escuchó mi voz, volteó a mirarme-
-Solo cumplí con mi deber, Lady Crownguard -Dijo el soldado, que estaba sentado en la cama mientras una de las sanadoras limpiaba sus heridas y la otra las suturaba -
- ¿Podrías decirme qué fue lo que sucedió? -Le pregunté y él asintió-
- Recibimos información de que un carromato de suministros se dirigía al frente enemigo por una de nuestras rutas… -El soldado hizo una pausa para ahogar un grito de dolor cuando una de las sanadoras empezó a suturar una de sus heridas- El capitán Crownguard reunió a sus mejores hombres para asaltar el carromato y logramos capturarlo fácilmente. Los hombres insistieron en abrir el carromato y el capitán lo permitió, pero cuando lo abrieron, explotó –Dijo con voz temblorosa- La explosión nos tumbó a mí y al capitán y cuando recobramos los sentidos, vimos los restos de nuestros hombres y que estábamos rodeados de soldados noxianos. El capitán y yo, aun aturdidos, nos levantamos como pudimos y les hicimos frente, pero…–Hizo una pequeña pausa, cerró los ojos y respiró profundo, la sanadora seguía suturando- pero el líder de los noxianos blandió su enorme hacha un par de veces y nos venció con facilidad, luego limpió la sangre de su hacha con un trapo, lo arrojó sobre el capitán y ordenó la retirada a sus hombres.
- Dioses…-Murmuré, me llevé la mano a la boca y sentí las piernas me flaqueaban al darme cuenta de que la información que le había dado a mi hermano lo había conducido a una trampa-
Recordé que esa información la había obtenido de una carta que un capitán noxiano (que portaba una pesada y peculiar hacha) me entregó al confundirme con uno de sus soldados… o al menos así lo hizo parecer.
- ¿Puedes describir el hacha de ese hombre? -Pregunté-
- No muy bien, solo recuerdo que era grande -Respondió y la sanadora me miró-
-Mi lady, el paciente se encuentra muy débil y en estado de shock, creo que podrá conseguir mejores respuestas cuando se haya recuperado ¿No lo cree así? – Comentó la sanadora aun mirándome, esforzándose por mantener una expresión neutra, pero fallando a la vez, era evidente que le había molestado mi falta de empatía-
- Tienes razón, discúlpame -Le contesté a la sanadora, avergonzada- De nuevo te agradezco por traer de vuelta con vida a mi hermano –Le dije al soldado y éste asintió-
Me di media vuelta y caminé rápidamente hacia la cama donde yacía mi hermano inconsciente para ayudar a sanar sus heridas, ignorando completamente lo que me habían dicho. La mayoría de las sanadoras se habían ido a atender a otros pacientes una vez hubieron estabilizado a Garen, así que no se opusieron a que les brindara mi ayuda.
Mi vista se nublaba por las lágrimas mientras ayudaba a limpiar las heridas de Garen. Era mi culpa que él se encontrara así, pero no podía dejar que me carcomiera la culpa así que sacudí mis lágrimas con mi antebrazo y desvié mi atención en recordar al capitán noxiano que me había entregado esa carta, pero lo único que recordé -aparte del hacha- fueron sus ojos color esmeralda. Agradecí a los dioses que Garen estuviera vivo, pero no pude evitar preguntarme: ¿Por qué el noxiano decidió dejar vivo a mi hermano? ¿Estaba tratando de enviar un mensaje?
-Lady Crownguard -Sentí una mano sobre mi hombro y me di cuenta de que me había dejado llevar por mis pensamientos, entorpeciendo el trabajo de las sanadoras- ¿Por qué no se toma un descanso? Su hermano se encuentra en buenas manos -Sugirió la doctora-
-Pero él me necesita -Dije-
-No se preocupe, vaya al jardín y tome un respiro. Su hermano estará bien -Insistió la doctora-
Voltee a ver a Garen que aun yacía inconsciente y estaba tan pálido que los vendajes se podían confundir con su piel. Pensé en insistir, pero concluí que sería más útil si hacía lo que sugería la doctora.
-Está bien, esperaré en el jardín…-Acepté a regañadientes- solo le pido que no deje de informarme sobre el estado de mi hermano, por favor -Le dije a la doctora con voz suplicante y ella asintió, diciendo que así lo haría-
Garen despertó tres días después; se incorporó con brusquedad y en alerta, como si aún estuviera en el campo de batalla. Yo estaba sentada sobre una silla al lado de su cama, inmersa en la lectura de un libro, mismo que dejé caer cuando me sorprendió su violento despertar.
- Tranquilo hermano, ya no hay peligro– Le dije con calma para tranquilizarlo-
Él miró alrededor aun en estado de alerta para verificar que mis palabras eran verdad y, una vez lo hubo hecho, se quedó sentado en la cama, pensativo, como si estuviera repasando en su mente todo lo que había sucedido ese día por un rato y masajeo sus ojos.
- ¿Estás bien? ¿Quieres que llame a la doctora? -Hice ademán de levantarme de la silla para ir a dar aviso a la doctora, pero él me detuvo-
-No, no es necesario. Estoy adolorido, pero no es algo que no pueda manejar -Dijo-
- Siento mucho lo que pasó -Dije con voz baja y cabizbaja y él me miró fijamente-
- No sé por qué te disculpas si la culpa no es tuya, fue mía por haber hecho caso a las cartas de un remitente desconocido –Comentó- Mis hombres están muertos por mi culpa -Agregó apesadumbrado después de una leve pausa-
-Es que…-Me mordí el labio inferior, junté y apreté mis manos hasta que encontré el valor para decírselo- Es que fui yo. Yo te envié esas cartas -Él me fulminó con la mirada, no sé qué pasaba por su mente, pero lo interrumpí cuando abrió la boca para decir (o preguntar) algo- No esperaba que la última fuera una trampa, Garen… -Dije con un nudo en la garganta y mis ojos llenos de lágrimas-
- ¿Tú…? -Desvió su mirada, se pasó la mano por el cabello y dio un largo suspiro- ¡¿Sabes qué tan peligroso es que incursiones tras líneas enemigas?! -Preguntó enfadado, conteniendo su tono de voz bajo y volviendo su mirada hacia mí, con el ceño fruncido-
- Quería ser útil…
- ¿Y a ti te parece que has sido útil? Ni voy a preguntarte cómo lograste conseguir esa información porque ambos sabemos la respuesta ¿No? -Asentí, sollozando- Maldición, Lux, no has aprendido nada -Volvió a suspirar, enfadado- Después de todo lo que ha pasado sigues haciendo estas cosas.
- ¡Garen, yo lo siento mucho! -Exclamé sollozando-
- ¿Qué les diré a las esposas e hijos de los soldados que murieron por tu error, Lux? ¿Qué murieron porque mi hermana decidió jugar al espionaje?
- No lo sé…
- ¡Claro que no lo sabes! Así como tampoco sabías que estabas ayudando a un criminal a escapar y matar al Rey.
-Estas siendo injusto, Garen.
-Creo que es mejor que te vayas a casa, Lux.
Me levanté de la silla y salí de ahí a pasos apresurados para que nadie me viera llorar. Sé que debería sentirme mal y que los dioses me perdonen, pero estaba enfadada. Mientras caminaba a casa, pensé en el empeño que puse durante 2 años para infiltrarme tras líneas enemigas y lo difícil que fue pasar desapercibida, todo para que Garen me tratara de esa forma, después de haberse enaltecido con la información que le proporcioné.
Si tan solo pudieran ver mi potencial ¿Pero cómo podía mostrarles? Solo con resultados notables y esos no los conseguiría en los frentes noxianos, ya era hora de pasar más allá.
Estaba tan perdida en mis pensamientos que el camino a casa se me hizo corto, fue hasta que el lacayo abrió el portón y me preguntó si estaba bien, que salí de mi trance para contestarle que sí.
-Luxanna, tu instructor te espera desde hace 10 minutos -Dijo mi madre, que estaba parada al otro lado del vestíbulo-
-Lo siento, perdí la noción del tiempo -Me acerqué a ella, la abracé y besé su mejilla, pero ella, en vez de corresponderme el abrazo, se quedó estática- ¿Pasa algo, madre?
-No… No pasa nada -Contestó después de unos segundos- ¿Has estado llorando? -Preguntó al verme los ojos rojos y los párpados hinchados- ¿Le pasa algo a tu hermano?
-No madre, él está muy bien, se está recuperando rápido.
-Gracias a los dioses -Dijo aliviada- Entonces ¿Por qué has estado llorando? ¿Es por…?
-No lo he podido olvidar, madre. A veces lo extraño tanto que me duele -Mentí-
-Siento que hayas pasado por eso, hija.
-No te preocupes, no será la ultima decepción amorosa por la que pasaré. Será mejor que me apresure a ir a tomar mis lecciones.
Estaba a punto de irme a toda prisa a los jardines, pero ella me tomó de la mano, la apretó y me miró intensamente; yo la miré extrañada.
-Hija, por favor no hagas nada de lo que te arrepentirás después.
- Hablas como si estuviese pensando en casarme con un bárbaro del Freljord, madre.
La expresión en su rostro no la mostraba muy convencida, pero de igual forma soltó mi mano y yo seguí mi camino hacia los jardines donde mi entrenadora esperaba enfadada. Iba a necesitar entrenar con más esmero si quería tener éxito en mi plan y en las semanas subsecuentes llegar tarde a los entrenamientos de combate no era opción, lastimosamente no pude prescindir de las lecciones de política y diplomacia porque - "son lecciones indispensables para una reina"- según mi madre, debí entonces encontrar otro escondite para practicar hechizos por la noche sin que mi luz llamara la atención de los buscadores de magos. Ya no había tiempo para incursionar a los frentes noxianos… por ahora.
Kahina se movía con mayor agilidad que antes, supuse que mi esmero en el entrenamiento también le había servido a ella, pero yo, aunque no era más fuerte, era más ágil y flexible. Aprendí sus movimientos durante nuestros combates y pude anticiparme a la mayoría de sus ataques; lanzaba golpes y patadas, pero ella también los esquivaba o bloqueaba.
-Ha mejorado, Lady Luxanna, pero no me va a vencer
-Eso está por verse
Continuamos con nuestra danza: Ambas nos atacábamos, pero era muy complicado asestar los golpes. Ahora se trataba de ver quién tenía una mayor resistencia y yo tenía el terreno alto porque era más joven. Lancé una patada a su costado izquierdo, seguida de un golpe dirigido a su cara con mi derecha, pero ella arrojó arena a mi rostro y aprovechó para enroscar sus piernas en mi cuello, tumbarme al suelo y aplicar una llave de brazo. Me había vencido.
- ¡No es justo, hiciste trampa! -Me quejé cuando me soltó y me puse de pie, mientras quitaba la arena de mi rostro con mi antebrazo-
-Eso no fue honorable, Kahina, pero sí válido -Dijo Jarvan IV entre risas-
-Su alteza real -Dijimos Kahina y yo al unísono, haciendo una reverencia inmediata-
-Puedes retirarte, Kahina -Dijo Jarvan y mi entrenadora hizo otra reverencia y se apresuró a salir de nuestro lugar de entrenamiento-
-Su alteza real, me ha tomado desprevenida, no esperaba su visita -Dije avergonzada porque no estaba vestida para recibirlo-
-Aun así, te ves hermosa -Dijo él y se acercó a mí para acariciar mi rostro-
-Su alteza real es muy halagador -Respondí-
-Nos conocemos desde niños, no necesitas ser tan formal, además, pronto serás mi esposa.
-Para mí la espera de un año y medio es una eternidad -Me quejé-
-Entonces te alegrará saber que solo tendremos que esperar un mes
Lo miré sorprendida y me sentí abrumada por los sentimientos encontrados; esa noticia cambiaba todos mis planes, sin mencionar lo extraño que era que nuestra boda se haya adelantado tan repentinamente. Forcé una sonrisa porque no supe qué decir.
-Decidí decírtelo yo mismo porque pensé que te emocionaría -Dijo decepcionado-
- ¡No, no es eso! -Exclamé y lo abracé; él correspondió mi abrazo- Estoy emocionada, pero también tengo miedo.
- ¿Miedo? ¿Miedo por qué?
-No me siento preparada para ser reina aun y la noche de bodas…
Él tomó mi rostro entre sus manos, me miró fijamente -Vas a ser una excelente reina, no tienes por qué preocuparte -Me dijo- y me besó tiernamente; yo le correspondí pero no como lo hubiera hecho antes. Él quitó las manos de mi rostro y me tomó por la cintura, convirtiendo nuestro beso tierno en uno pasional conforme pasaron los segundos y yo no lo detuve.
Él rompió nuestro beso y posó su frente sobre la mía. Ambos tomamos aire y nos sonreímos.
-No sabes cuánto ansío nuestra noche de bodas -Susurró en mi oído-
-Yo también -Murmuré- pero no puedo evitar sentir miedo y nervios ¿Puedo preguntar por qué se ha adelantado tan repentinamente nuestra boda?
- Ciertamente. Los consejeros consideran que el ascenso de un príncipe desposado al trono es sinónimo de estabilidad a los ojos de sus súbditos y otros reinos. Siendo honesto no me opuse a la idea de adelantar nuestra boda, me pareció que no había necesidad de esperar más.
-Yo tampoco me opongo, pero se requieren al menos 2 meses para la confección de mi vestido
- ¿Quieres esperar un mes más por un vestido? Lucirás igual de hermosa sin importar qué vestido uses.
- Es que no lo entiendes, no puedo usar un vestido genérico el día de nuestra boda, tiene que ser el vestido perfecto porque quiero lucir perfecta para ti.
-Está bien, está bien, esperaremos un mes más, pero no más -Dijo después de un suspiro- La ceremonia de coronación no puede esperar más que eso.
- Gracias por entender -Le dije y lo besé en la mejilla-
No era miedo y mucho menos inseguridad, había decidido hacer una contribución mayor al reino y un mes no era suficiente. Estaba determinada a infiltrarme en Noxus, no importaba el costo. Ningún espía demaciano podía hacer lo que yo; nadie podía infiltrarse tras líneas enemigas sin ser detectado, solamente yo porque los dioses me dotaron con una habilidad arcana inigualable. Estaba segura de que cuando volviera con mi botín, no solo Garen y mi familia lo apreciarían, sino todo Demacia y, tal vez, así cambiaría su opinión sobre la magia y los magos.
Kahina volvió una vez se hubo retirado Jarvan, pero nuestro entrenamiento volvió a ser interrumpido esta vez por un lacayo que traía un mensaje de Garen: Pedía que fuera de inmediato al estudio. Ya era bastante extraño que Jarvan hubiera adelantado nuestra boda y tuve la sospecha de que Garen había tenido algo que ver. Me disculpé con Kahina y crucé los jardines apresuradamente y, mientras caminaba, observé a un mozo de cuadra llevando el caballo de la tía Tianna, entonces estuve segura de que Garen le había contado todo a nuestra tía.
Cuando entré al estudio, me percaté de que no solo estaban presentes la tía Tianna y Garen, sino que también estaban mis padres -No solo le había contado a nuestra tía ¡También les contó a nuestros padres! - Mi padre estaba sentado a la cabeza de la mesa, mi tía estaba de pie a su derecha; Garen, sentado su izquierda; y mi madre a su derecha. Miré a Garen y él desvió la mirada hacia la tía Tianna.
-Siéntate, niña -Empezó mi tía-
-Estoy bien de pie, tía -Respondí y ella frunció el ceño-
-Luxanna ¿Sabes por qué estamos aquí? -Preguntó mi padre-
- ¿Para darme la noticia de que mi boda con su alteza real se ha adelantado?
-En una parte, sí -Respondió mi padre-
-En realidad es porque hemos recibido reportes muy preocupantes sobre ciertas actividades nocturnas tuyas -Intervino mi tía-
- ¿Actividades nocturnas? No sé de qué estás hablando tía.
-No te hagas la tonta, niña. Sabes muy bien de qué estoy hablando.
-En realidad no lo sé, tía. Por las noches estoy en mi habitación descansando.
-Luxanna, sabemos que es lo que has estado haciendo: tus salidas por la noche a cierta cueva y tus incursiones a los campamentos noxianos -Dijo mi padre-
- ¿Y qué es lo que van a hacer conmigo, padre? -Pregunté desafiante-
- ¡Debería encerrarte en una torre de petricita! -Exclamó furiosa la tía Tianna-
- Ya basta, Tianna. Esa decisión no es tuya -Dijo con calma mi padre y mi tía bufó en señal de frustración- Luxanna, te hemos designado un guardia, estarás acompañada en todo momento y no te será permitido salir de esta residencia.
- ¡Eso no es justo, padre! ¡No hice nada malo!
- Ser miembro de esta familia conlleva responsabilidades, Luxanna, y una de ellas es mantener nuestro buen nombre, por el bien de todos nosotros, necesito que enfoques tus esfuerzos en el aprendizaje de habilidades que te sirvan como reina, no en las que te convierten en experta en actividades ilícitas.
Guardé silencio, al igual que Garen (Que se mantenía cabizbajo) y mi madre.
-Como ya sabes, hemos conseguido adelantar tu boda con el príncipe Jarvan IV, así que trata de no arruinarlo esta vez -Dijo mi tía antes de salir del estudio-
Mi padre se levantó de su asiento, caminó hacia mí, paró a un lado mío y colocó su mano sobre mi hombro.
-Y ser reina significa que cargarás con la responsabilidad de un reino y con la de esta familia, ya no se tratará de algo tan simple como solo cumplir tus propios caprichos. Espero que entiendas bien todo lo que eso conlleva -Yo asentí y mi padre quitó su mano de mi hombro y también salió del estudio-
- ¡Eres un chismoso, Garen! -Dije furiosa una vez se hubiera alejado el sonido de los pasos de mi padre-
- Luxanna, no le hables así a tu hermano -Dijo mi madre, defendiendo a mi hermano; Garen se mantuvo en silencio-
- Como sea, madre.
Me di la media vuelta y salí del estudio, aun furiosa con Garen ¡¿Cómo se atreve a contarselo a todos?! No podía creerlo. Ahora estaría acompañada a todas horas ¿Cómo me iba a escapar a Noxus? Si tuviera mayor pericia en hechicería escaparme no supondría mayor problema, pero no era el caso... No estaba preparada pero tenía que poner en marcha mi plan hoy mismo.
Me había preparado durante 6 meses, sabía que aún me faltaba pero al menos aprendí hechizos de ilusión, teletransportación y sanación (por si algo salía mal) y memoricé los pocos mapas que pude encontrar del Bastión inmortal. Partí hacia Noxus esa misma tarde (antes de que apostaran al guardia) utilizando un hechizo de teletransportación que me dejó a un kilómetro de la ciudad de Noxus Prime (lo cual estaba más que bien porque necesitaba recargar mi maná para utilizar los hechizos de ilusión).
Cuando estuve a unos 250 metros cerca de la entrada custodiada por guardias, cambié el color de mi cabello rubio a negro y mis ojos azules a grises, tales eran los rasgos típicos de una doncella noxiana común y que no llamaban mucho la atención. Las puertas de Noxus Prime estaban bien custodiadas, pero los guardias noxianos no mostraron mucho interés en indagar sobre mi procedencia ni las razones de mi visita, supongo que mi disfraz fue bastante efectivo.
Me pasee por las calles siguiendo la ruta hacia el bastión inmortal y, aunque Noxus representaba todo lo contrario a Demacia, encontraba fascinante el hecho de que fuera un reino tan organizado y tranquilo dada la filosofía en la que basaban su vida sus habitantes. El mercado, que había sido reconstruido después del tumulto entre los partidarios de Darkwill y Swain, era demasiado lindo para ser parte de un reino con una fachada tan sombría: constaba de una red de calles adoquinadas, una enorme fuente de granito en el centro donde emanaba agua potable, establecimientos con fachada de cottage, todos de color blanco y adornados con macetas de flores de varios colores y un aroma a especias y fruta fresca lo inundaba. Los chiquillos correteaban por todo el lugar jugando con espadas y hachas de madera y las mujeres andaban con canastos en el brazo haciendo las compras, no distaba mucho de lo que se veía en el mercado de Demacia y pronto me di cuenta de que en ninguno de los libros que leí sobre Noxus estaban detallados estos aspectos sobre la cultura noxiana y su ciudad. Seguí caminando hasta llegar a la entrada del distrito que en los mapas se llamaba "Mortoraa", la entrada no estaba custodiada por guardias y constaba de dos columnas y un arco hechos de granito y metal, traté de pasar pero había una especie de velo que no permitía mi paso -¿Los noxianos usan magia?- Me pregunté- Los libros tampoco decían que los noxianos usaban magia. Debía haber una brecha donde pudiera colarme, sería cuestión de encontrarla. Rodee los muros del distrito pero no pude encontrar brechas, solo otras entradas del mismo diseño.
La noche estaba cayendo en Noxus y las calles empezaban a vaciarse, ya empezaba a desesperarme al no encontrar la manera de entrar al bastión inmortal cuando vi a dos chicas jóvenes, ambas vestidas con ropa muy provocativa, que caminaban juntas enzarzadas en una conversación que llamó mi atención:
- ¿Viste lo que hizo Draven hoy en la arena? –Le preguntó una chica a otra-
- No, es demasiado sangriento para mí, además, es mejor cuando Draven está dándome su atención –Contestó la otra chica, haciendo alarde de ser la dueña de las atenciones de "Draven"-
- ¿Darte su atención? ¡Ja! No, querida, ahora se interesa más en mí que en cualquier otra–Le contestó la primera chica, lo que causó la indignación de la segunda -Ese "Draven" es todo un casanova -pensé-
- Seguro hiciste un encantamiento porque de otra forma ni hubiese volteado a verte –Dijo la segunda-
- No, solo soy más atractiva que tú y seré yo quien lo despose –Dijo la primera-
- Si, claro ¿Tú crees que alguien tan rico y famoso querría casarse con alguien como tu? -Dijo la segunda-
-¿Por qué mejor no dejamos que Draven decida? -Retó la primera y ambas echaron a andar hacia donde se encontraba ese tal Draven-
¿Rico y famoso? Había una alta probabilidad de que mi boleto de entrada al Bastion inmortal estuviera con ese "Draven". Siendo él tan mujeriego, con darle una mirada coqueta sería suficiente para seducirlo y conseguir entrar al bastión inmortal. Discretamente seguí a ambas chicas por las oscuras y estrechas calles de ese distrito mientras escuchaba su debate de -"yo te lo ganaré", "No, yo te lo ganaré porque soy más bonita"- Comenzamos a bajar por unas escaleras tan estrechas que solo cabían 2 personas y que nos condujeron un nivel bajo tierra hasta llegar al final de una fila. Me paré en puntillas para ver qué había adelante y observé un portón grande de metal, resguardado por 2 guardias y un letrero suspendido que contenía el nombre del lugar: "El Draco Travieso". Los guardias, al vernos al final de la fila, apartaron a los varones y nos dejaron pasar diciendo: - ¡Abran paso para las chicas guapas de allá atrás! ¡Hey, ustedes, Draven las espera adentro, entren rápido!-
Pasamos rápidamente entre los hombres que nos abrieron paso y entramos al lugar, éste estaba oscuro y apenas iluminado por luces de diferentes formas y colores que eran emitidas por una especie de rocas luminosas suspendidas en el aire. Había una especie de pistas donde desfilaban chicas semidesnudas y que bailaban sensualmente al ritmo de la música, misma que era tan estruendosa que era imposible escuchar las conversaciones de las personas a mi alrededor. Nunca había estado en un lugar así, por lo que al observar parejas del mismo sexo besándose y bailando escandalosamente me dejó tan perpleja que casi pierdo de vista a las chicas que venía siguiendo. Cruzamos la muchedumbre con dificultad hasta llegar a la entrada de una sección aparentemente menos concurrida y resguardada por otro guardia de apariencia más robusta que los otros dos de afuera.
- ¿Vienen ustedes tres juntas? -Preguntó a las dos chicas enfrente de mí y éstas voltearon a verme de reojo-
-Ni siquiera sabemos quién es -Contestaron-
- ¿Te espera Draven? -Me preguntó el guardia-
- Si -Contesté-
El hombre dejó pasar a las dos chicas e impidió mi paso -Tu aún no- Dijo- Luego llamó a alguien y, después de un par de minutos, llegó un enano peludo de bigotes engomados que se paró al otro lado de la entrada, me observó con detenimiento y se rascó el mentón.
- ¿La conoces, Karl?- Le preguntó el guardia-
-No, pero no está nada mal.
-Dijo que Draven la esperaba.
-Y le creo porque ese reparte citas a diestra y siniesta. Escucha chica, eres muuuuy guapa pero ya estamos completos, el próximo año me encargaré de guardarte un lugar al lado de Draven.
-Bueno, Draven fue muy insistente con su invitación y dudo que a él le agrade saber que estuve aquí esta noche para estar con él y que ustedes no me dejaron pasar.
Ambos se miraron y discutieron alrededor de un minuto, Karl reclamándole al guardia por haber dejado pasar a las 2 chicas de hace un momento y el guardia alegando que ellas siempre están invitadas a las reuniones de Draven. Era cómico ver a un enanito peludo discutiendo con un hombre tan grande como ese guardia y cubrí mi boca para que no pudieran ver mi sonrisa de burla, entonces sentí una mano posarse en mi hombro izquierdo y apretarlo levemente.
-Ella viene conmigo -Dijo una voz grave y profunda y yo voltee lentamente de reojo para ver al emisor pero no alcancé a distinguir bien sus facciones por la mala iluminación pero sí pude calcular que su altura era de casi 2 metros. El guardia y el enano dejaron de discutir tan pronto como escucharon esa voz-
- ¡General, qué sorpresa! -Dijo el enano- ¿Qué estás esperando, inútil? ¡Déjalo pasar! -Ordenó al guardia y éste, boquiabierto, nos dejó pasar a mí y al "General"-
-Bienvenido, señor -Dijo el guardia-
El General apretó mi hombro para indicarme que debía caminar a su lado y yo lo hice. Estaba segura de que el General emitía un aura tan intimidante que provocó que mi corazón se acelerara y tuve la sensación de que él lo sabía. Caminamos hasta el fondo del lugar donde se encontraba la mesa donde estaba Draven, con las dos chicas sentadas en su regazo y otro cuarteto sentadas a su alrededor. Draven aparentaba ser un hombre alto y, lo poco que la casi nula iluminación me dejó distinguir, fue que era de complexión media y que tenía tatuajes en la cara, bigote y barba, calculé que podría tener alrededor de 27 años y que en realidad no era tan atractivo como para pelear por sus atenciones. La mesa estaba repleta de vasos llenos de licor, un bowl de cristal al centro lleno de un extraño polvo dorado que aspiraban por la nariz de vez en cuando y cigarros que no olían a tabaco, sino a otra cosa pero no recordaba qué era.
- ¡Draven, te extrañábamos! – Escuché que exclamaron las chicas recién llegadas conforme nos acercábamos a la mesa-
- Lo sé, hermosas, es muy difícil vivir sin Draven -Dijo con arrogancia y se disponía a "bañarlas" de atenciones cuando de repente se levantó de su asiento, tirando a ambas chicas hacia los lados al ver llegar al General- ¡Vaya, vaya, justo pensé que no vendrías! ¡Y no vienes solo, qué rubia tan más guapa te conseguiste!
- Ya conoces mis gustos -Dijo el General y Draven echó a reirse-
- Eres demasiado quisquilloso, viejo. Déjate querer más, como yo.
Sentí que mi corazón se saldría saltando de mi pecho cuando escuché la conversación de ambos hombres ¿Rubia? ¿Cómo es posible que se haya deshecho mi hechizo sin que yo lo supiera? ¿Se habrán dado cuenta de quién soy?
- Karl, llévate a las chicas -Ordenó Draven para hacer espacio y que pudiéramos tomar asiento a su lado- Espera viejo, no te lleves a estas dos, acaban de llegar.
-No es necesario, todo el lugar es para nosotros -Dijo el General-
Un grupo de 10 chicas semidesnudas entraron al lugar, la ultima chica cargaba un pastel de cumpleaños y todas se apostaron alrededor de Draven. Todas empezaron a cantar la canción de feliz cumpleaños mientras Draven las miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Yo suspiré aliviada porque nadie parecía conocer mi identidad porque de haber sido así, ya me habrían aprehendido.
-Joder, Darius... Chicas de la casa del placer -Dijo Draven y las chicas a las que había seguido estaban fastidiadas pero no iban a arruinar la fiesta, así que siguieron la corriente-
Seducir a Draven ahora iba a ser imposible ¿Por qué prestar atención a una sola chica teniendo a tantas a su disposición? Sin mencionar que todas eran muy atractivas y yo no era competencia, pero no todo estaba perdido, aun quedaba el General Darius que ya había manifestado que yo era de su gusto. La música empezó a sonar y Draven se dispuso a bailar con sus "regalos", sin embargo, un par de ellas se escaparon, se aproximaron al General y me hicieron a un lado.
-¿Usted no baila, señor? -Preguntaron con un dejo de coquetería y se frotaron contra él, como si fuesen un par de gatos rogando por comida-
-No si puedo evitarlo -Contestó-
-Vamos señor, venga a bailar con nosotras
-¿Para qué las contraté? -Preguntó fastidiado-
Las chicas se miraron un par de segundos y después contestaron.
-Para entretener a su hermano, señor
-Exacto y eso es lo que quiero que hagan -las apartó y me tomó de la mano- Ven -Me dijo y me condujo hacia otra mesa más privada y nos sentamos uno al lado de otro. Mi corazón aun estaba acelerado y yo luchaba por controlarlo-
Otros invitados empezaron a llegar al lugar y ninguno faltó de pasar a pagar sus respetos al general. De un momento a otro, el lugar estaba repleto de personas y las mesas llenas de bebidas alcohólicas y drogas que los meseros surtían constantemente. Darius solo ordenó una botella de whisky de Aguasturbias, me sirvió un vaso y después se sirvió él; no permitió drogas en nuestra mesa.
-Para ser una admiradora de Draven, no pareces muy interesada en él -Comentó y bebió un sorbo de su bebida. La iluminación del lugar cambió a color azul y, aunque aun predominaba la oscuridad, podía distinguir mejor las facciones del General, quien poseía un rostro de rasgos varoniles y agraciado y aparentaba una edad de alrededor de 30 años.
-Mi señor no puede culparme por perder el interés en su hermano -Respondí a su comentario, lo miré, sonreí y él también me miró-
-Mi señor... -Murmuró e hizo un sonido nasal desdeñoso- ¿Qué hace una noble en este lugar?
-¡Qué más quisiera! -Me reí pero no estaba segura de si pude ocultar mis nervios- Solo soy una simple doncella de servicio
-Serás el primer sirviente con unas manos tan suaves
-Soy ayuda de cámara, mi señor. A diferencia de los demás sirvientes, yo ayudo a mi señora a elegir sus vestimentas del día y a vestirse -Mentí-
La mirada intensa del general y su aura intimidante me ponían los nervios de punta, era muy difícil mantener mis nervios bajo control. Me habría gustado que la iluminación no hubiese cambiado para seguir ignorando que me estaba mirando directamente. Él bebió un sorbo de su bebida, pasó su mano por mi espalda lentamente y la posó sobre mi hombro; yo me sobresalté y se me erizó la piel al sentir su toque porque no lo esperaba.
-Estas nerviosa ¿Por qué?
-Por usted... -Respondí con un susurro (Y era cierto) y él arqueó una ceja como si no le encontrara lógica a mi respuesta- Me mira como un lobo mira a una oveja
-De eso se trata todo esto -Respondió, terminó su whisky de un trago y se sirvió más; Yo aun no terminaba el mío-
-Usted parece disfrutar el saber que causa ese efecto en mí
-No lo niego
-¿Le resulta halagador ver a una mujer cohibirse ante su presencia?
-No precisamente, diría que es un conjunto de... situaciones
-¿Como cuáles?
El general apartó su mirada y la dirigió hacia enfrente, hacia los invitados y yo también miré a la misma dirección y me percaté de que la fiesta había subido de tono rápidamente.
-Dioses... -Murmuré-
-Termina tu whisky -Dijo-
Yo obedecí al general y justo cuando terminé de beber el whisky, el general me tomó de la mano y me condujo fuera del lugar. Alcancé a escuchar sonidos "raros" provenientes tanto de hombres como de mujeres, imaginé qué estaba sucediendo pero no quise voltear. Las calles de Noxus estaban iluminadas por la luz de la luna y faroles, se podía escuchar el bullicio de los locales nocturnos y de la gente intoxicada que merodeaba por las mismas.
-¿A dónde me lleva, General? -Pregunté aunque ya sabía la respuesta, pero solo escuche un "¡Mmh!" como respuesta-
Pasamos el portón que no pude pasar más temprano con facilidad y observé que el distrito contaba con calles mucho más amplias que las de los otros distritos por los que había pasado, y también mejor iluminadas. Caminamos un par de metros; solo quedaba esperar a que estuviéramos lo suficientemente alejados para no llamar la atención de los guardias de la entrada al aturdir al general y escapar, entonces el general se detuvo.
-Aprehendanla -Ordenó-
Él siempre supo cuál era mi verdadera identidad, todo esto era una trampa y caí facilmente. Me preparé para emitir un haz de luz que los aturdiría a todos el tiempo justo para teletransportarme de vuelta a Demacia pero cuando pronuncié el hechizo, éste no funcionó. El par de hombres se abalanzaron sobre mi pero saqué una daga de mi bota, esquivé sus intentos para atraparme con agilidad y heri a uno en el brazo. El par me rodeó, buscando una apertura en mi defensa y cada uno hacia su intento de atraparme pero yo volvía a esquivar y atacar con mi daga.
-Es inutil Luxanna Crownguard. Mis hombres terminarán por agotar tu estamina y todo terminará en tu captura
Era cierto, era un caso perdido. Aun escapando del general y sus hombres, jamás podría salir de Noxus Prime con vida si no podía utilizar mis habilidades arcanas, solo quedaba una opción.
-¡No me vas a capturar viva!-Coloqué la daga en mi cuello y el general rió-
-Adelante, hazlo, así le haces un mayor servicio al imperio
Mire al general a los ojos y, gracias a la iluminación de la luna, noté su color esmeralda; había sido él mismo quien me entregó aquel mensaje. Había caído en su trampa en dos ocasiones.
-Fuiste tu... ¡Tu me entregaste aquel mensaje! ¡Tú atacaste a Garen!
En ese momento de distracción uno de los hombres se abalanzó sobre mi, me quitó la daga y me sometió en el suelo; El otro ható mis muñecas y ayudó a su compañero a levantarse del suelo. El general se acercó, me tomó del brazo y me levantó con facilidad, entonces apareció una chica pelirroja de entre las sombras.
-General Darius, parece que ha atrapado una nueva presa -Dijo la chica-
-¿Hay algún problema con eso, soldado?
-No, señor
-Entonces ¿Qué haces aquí?
-Parecía que sus hombres necesitaban apoyo y pensé en ofrecer mi ayuda -Repondió y solo escuché un "¡Tsk!" del general-
-Enciérrenla -Ordenó el general y sus hombres me tomaron de los brazos y me llevaron ¿A donde? Solo ellos lo sabían-
-¿Qué hará con ella, señor? -Escuché que preguntó la chica conforme me alejaban a rastras-
-Ese no es asunto tuyo, soldado Du Coteau-Respondió el general-
